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El juego del fútbol

 

El autor nació en Chile en 1940, de padres descendientes de españoles. Fue un jugador profesional de Fútbol y practicó también el Baloncesto y el Atletismo. Como jugador amateur ha conocido todos los niveles, practicando regularmente hasta el año 2000. Efectuó estudios en Santiago de Chile y en París, donde se formó como profesor-investigador en pedagogía, sociología, gestión y desarrollo del deporte. Asumió responsabilidades importantes a nivel sindical, estudiantil y gubernamental. Fue profesor en las Universidades de Chile y de París Sur. Ejerció como Director Técnico en diversos equipos de clubes y universitarios. Desarrolló diversos programas de educación por el deporte en Chile y en Francia. Ha escrito memorias, libros y artículos sobre las prácticas deportivas y el Fútbol, publicados en la Universidad, en revistas especializadas, en “1 es latino” y en “EFDeportes.com”. También en Internet, la Editorial Lulu está publicando una serie de novelas deportivas: “Yuvsel, el sendero de los sueños”. Actualmente reside en Francia junto a su familia.

  Raúl de la Fuente González  

raul.delafuente.g@gmail.com

 

 

 

Resumen
          Este texto corresponde al fascículo I del libro “El universo fabuloso del fútbol. El juego - Los enjuegos - El porvenir”

          “Desde que el hombre existe, es probable que una de sus distracciones favoritas haya sido siempre la de golpear una pelota y conducirla hacia un objetivo”. Philippe Soupault, 1950.

          Palabras clave: Juego. Fútbol

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 13 - Nº 123 - Agosto de 2008

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Presentación

    En el universo del Fútbol se encuentran dos mundos: uno grande, gigantesco y uno pequeño, todopoderoso. El pequeño emergió del gigante en un pasado cercano. Sin embargo, atraído por sus luces y fuegos dorados, es el grande quien gira alrededor del pequeño. Diversos reducidos satélites lo acompañan en sus órbitas. El mundo fabuloso, poblado de mitos y leyendas del pequeño, es difundido a profusión. El grande ha sido muy poco explorado.

    Es posible que estimar este universo como un importante factor de educación será considerado como poco serio, pues según algunas personas se trata solamente de una actividad de pasatiempo, sin consecuencias. Los mismos que argumentan en las tribunas parlamentarias u otras sobre problemas estimados principales, diciendo a sus adversarios: - La pelota está en su campo, o – Están fuera de juego, o – Atención al cartón rojo, empleando términos muy popularizados que vienen de éste deporte, a menudo desprecian o son incapaces de reconocer los verdaderos valores, las causas de las dificultades inherentes a esta práctica y las secuelas comportamentales del juego deportivo que más interesa a los habitantes del planeta.

    Sin embargo, muchísimas otras personas comprenden que el Deporte es un destacado fenómeno socio – cultural de la época contemporánea que ha atravesado todas las fronteras. En efecto, el deporte actual es históricamente una herencia de los romanos y griegos; ya entonces Sócrates decía: “La actividad deportiva se realiza como una música y en perfecta armonía, más perfecta aún que el acorde que se puede realizar entre las cuerdas de una cítara”. Después, en 1882, Pierre de Coubertin proclamó: “Así es la vida, no hay más que dos cosas que hacer: o bien penetrar sobre el terreno y mezclarse decididamente a los jugadores – o bien permanecer al costado...”. Jean Giraudoux expresó a principios de 1900: “La igualdad en el deporte es realmente la única igualdad”. Aldoux Huxley vio en el deporte: “Uno de los descubrimientos mayores de los tiempos modernos”. Paul Valery declaró: “Siento pertenecer a una generación que ha subestimado el deporte”. En 2000, Nelson Mandela exclama: “El deporte tiene el poder de cambiar el mundo” y Juan Carlos, Rey de España, declara en 2006: “El deporte es una excelente preparación a la vida y estimula los valores humanos más nobles”.

    Entre las actividades deportivas actuales, sin duda la más popular es el Fútbol; el mismo Jean Giraudoux escribió en 1933: “Más aún que el rey de los deportes, el fútbol es el rey de los juegos”. En efecto, esa connotación la adquirió y la ha desarrollado por su presencia universal, por su carácter masivo, por las pasiones multitudinarias que desencadena, por esas sumas desmesuradas que hace circular, por la manipulación política que lo asedia, por ser parte del lenguaje cotidiano, por su capacidad de suscitar tantos sueños, y fundamentalmente y sobre todo, por no ser más que un simple JUEGO colectivo.

    A propósito del JUEGO, la Doctora María T. Allison, de la Universidad de Arizona, escribe: “Desde Aristóteles hasta Rousseau, Freud, Piaget, Einstein y Bertrand Russell, la lista de mentes brillantes que reconocen y estudian el juego como la fuente de los logros humanos crece”. Y Jan Tolan, de la Universidad de California, agrega: “Los niños sin juego están en riesgo. Con tantos estudiantes encerrados en casa, no damos a los niños oportunidades desde una perspectiva física para ser espontáneos y juguetones”. Por su parte, desde Uruguay, Eduardo Galeano clama: “Dejen jugar a los niños”.

    En efecto, entre los deportes el juego del Fútbol ha impactado profundamente los seres humanos: las capas populares lo han hecho suyo y lo adoran hasta el extremo. Ciertos intelectuales consagrados se refieren a él en términos inequívocos. André Maurois dijo en 1949: “Un bello partido de Fútbol es la inteligencia en movimiento. Aún más, es la inteligencia encarnada”. Marguerite Duras escribió en 1987: “El Fútbol es a pesar de todo una de las más grandes alegrías del género humano. Una de las más evidentes y mejor logradas”. Por su parte, Friedrich Nietzsche, entusiasta jugador, filosofó: “Mi ideal del paraíso es una línea recta que lleve al gol”.

    Desde mi punto de vista, el deporte en general y en particular el Fútbol, cuando se le desarrolla correctamente, además de ser un espectáculo atractivo, permite establecer, por medio de una práctica masiva bien estructurada, bases positivas de acción preventiva al educar e instruir por medio de la socialización. Aporta de esa manera a la salud, promoviendo hábitos de higiene de vida, disminuyendo los costos de atención médica y colabora a la economía limitando el ausentismo y mejorando la capacidad de producción, generando energías positivas e impulsando el espíritu de trabajo en equipo.

    Esta reflexión global sobre el Fútbol ha sido elaborada tomando en cuenta el conjunto de esos principios, siendo a la vez producto de una intensa práctica deportiva y de una vasta experiencia técnica - pedagógica. El contenido de este trabajo está dividido en tres partes: la primera, introductiva, en la que realizo un breve resumen histórico de la evolución de éste deporte, desde sus orígenes hasta el período en que vivimos actualmente. En esta parte comento críticamente y constructivamente la deriva hacia la estrategia “defensista” que ha primado últimamente, situación que en mi opinión ha limitado el desarrollo del juego y analizo a continuación los relativamente poco evolucionados procedimientos de enseñanza que se emplean habitualmente para instruir y entrenar desde sus inicios a los jugadores.

    Viene en seguida una segunda parte conteniendo diversos análisis sobre la realidad actual de este fabuloso deporte, sobre el respeto de sus reglas, sobre las influencias económicas, sobre la violencia, el empleo de drogas, la progresión descontrolada del fanatismo y sobre la notoria falta de trabajos de investigación científica en este campo, intentando diagnosticar las dificultades que hoy encuentra para superar sus contradicciones y poder así visualizar las respuestas más adecuadas para su mejor desarrollo ético – deportivo.

    Completa esta obra la descripción de mi concepción didáctica de una enseñanza moderna de la práctica del Fútbol: A partir de una integración progresiva de los diversos factores y dimensiones que inciden en la comprensión y en la ejecución de las bases del desarrollo de este juego, los practicantes de los diferentes niveles podrían evolucionar en mejores condiciones.

    Estos textos son el producto de muchos años de práctica y de reflexión sobre el Deporte en general y sobre el Fútbol en particular. En este recorrido he recogido múltiples experiencias, medido sus contradicciones y aprendido a valorar los esfuerzos de tantos amantes de este juego deportivo por intentar limitar sus puntos débiles y ayudar a transformarlo con un sentido más educativo y social, benéfico para todos. Conjugados, esos intentos pueden abrir de nuevo la senda que sus inventores y los pioneros imaginaron, es decir una actividad recreativa, factor de progreso humano. Aún siendo visionarios, ellos no podían medir en ese entonces la gigantesca proyección que experimentaría el Fútbol como deporte universal.

    Porque nos mostró el camino, deseo en esta ocasión rendir un homenaje a ese gran aporte al progreso del Fútbol, intento exitoso durante un corto período de los años 70 - 80, pero muy olvidado y desperdiciado en gran parte después, como fue el “Fútbol Pressing”, llamado también “Fútbol Total” de Rinus Michels, con Ajax y Holanda.

    Substancialmente, mi esperanza es aportar un grano de progreso durable a la práctica y a la comprensión de este “juego maravilloso”, como tan bien lo definió Pelé.

Evolución histórica del fútbol

    “Si reflexionamos a todas las ventajas que posee el juego de balón y agregamos que se puede practicar sin ningún peligro, hay que reconocerlo como el deporte útil por excelencia”: Galien, Médico romano, escrito entre los años 130 y 199.

    Esta aseveración fue premonitoria, anticipando en nueve siglos el surgimiento del juego de balón que conocemos hoy, desde hace dos siglos, como Fútbol moderno.

    Este Fútbol actual, en tanto que juego deportivo colectivo popular, fue desde sus orígenes un vehículo de transformación de las costumbres y de los hábitos socio-educativos de la sociedad. Desde comienzos del siglo XIX, los alumnos y los docentes de las Escuelas y Universidades inglesas de vanguardia se lanzaron a jugar al balompié, poniendo en práctica una serie de ideas que condensaban sus inquietudes físicas, sus preocupaciones sociales y sus intereses recreativos, didácticos y profesionales. El vector de convergencia general era resentir el placer del juego, como los niños, sin inhibiciones, entre todos. Ellos dieron nacimiento entonces a este deporte moderno, se organizaron para dotarlo de reglas bastante simples y encontraron de inmediato una gran aceptación popular.

    Así, esos jóvenes ingleses de las High School van a incorporar el nuevo juego entre sus contemporáneos y progresivamente entre las capas obreras de la capital y de otras ciudades de una Inglaterra en plena Revolución Industrial. El éxito inmediato y permanente que obtuvieron se explica por el carácter de actividad física bastante segura para la época, es decir con pocos riesgos para la salud de los participantes, al contrario de otras prácticas físicas existentes. También fue prontamente aceptado por sus escasas reglas, comprensibles fácilmente y con objetivos claros para marcar los tantos.

    No necesitando de un equipamiento caro ni complicado, contando con un balón redondo, que se podía fabricar más simplemente que uno oval e impulsar constantemente con los pies, su práctica no dependía aparentemente de una gran técnica y era posible efectuarla en cualquier lugar, contando con la disponibilidad de espacios de juego aún existentes en las ciudades, además de los sectores rurales.

    Una de las características no previstas por sus creadores y sus primeros adeptos, la que se proyectó desde entonces como un motor de su rápido desarrollo, fue el enorme entusiasmo de los espectadores. No solamente los jugadores se apasionaban con este juego, sino también los observadores, quienes se sentían participantes directos. Ellos dieron el impulso para formar equipos cada vez más poderosos, para interesar a las empresas en las competencias, para promover una difusión periodística balbuceante, para construir estadios y lugares de reunión de los deportistas y sus seguidores. Con la progresiva disponibilidad de medios económicos y la afluencia cada vez más importante del público, se dieron prontamente las condiciones para el surgimiento y la evolución del profesionalismo deportivo.

    Este juego deportivo nació y creció como una expresión de rechazo a la violencia imperante en las actividades físicas de la época de comienzos del siglo XIX, siendo entonces un novedoso intento socio–educativo de canalización de las necesidades recreativas de la juventud inglesa. En ese tiempo, en diferentes partes del mundo se practicaban desde hace miles de años diversas formas de juegos populares con una especie de balón redondo u oval, que se transportaba e impulsaba con la mano y el pié. Desde China, pasando por Egipto, Grecia hasta América existieron juegos de pelota. Por ejemplo, en Francia e Inglaterra, la Soule y en Italia, el Calcio, fueron los más conocidos. En América Central se jugaba el Tlatxi y según Galeano, en América del Sur existen antecedentes que ciertos habitantes de la selva de Amazonia jugaban golpeando con el pié una pelota de caucho. (En la cordillera de los Andes, las mujeres quechuas practican hoy el Fútbol jugando a casi 4000 metros de altura, lo que podría provenir de una antigua tradición)1.

    La Soule o Choule, según las regiones de Europa, consistía en el enfrentamiento de dos grupos, habitantes generalmente de dos pueblos, a veces casados y solteros, con el objeto de lanzar con pies y manos para hacer avanzar y depositar un balón semirredondo u oval tras un límite determinado, por ejemplo la iglesia de cada lugar. Las reglas eran casi inexistentes, más bien tradiciones. Sin límites de número ni de tiempo, sin verdadera organización, sólo contaba la fuerza para abrirse camino y la velocidad para escapar a los asaltos. Las luchas dejaban muchos heridos y muertos, por lo que las autoridades lo combatían. Por ejemplo, el rey inglés Eduardo II lo prohibió en 1314, declarando: “Esas escaramuzas alrededor de grandes balones crean males que Dios no puede permitir”.

    El Calcio italiano, por su lado, prefigura desde el Renacimiento las prácticas adoptadas más tarde por los estudiantes ingleses: Limitación del número de jugadores, balón redondo impulsado por los pies, espacios más reducidos con dos postes señalando a cada extremo los arcos, (con un hombre tras ellos armado de un hacha para marcar los tantos en la madera) y una distribución de funciones sobre el terreno indicando una organización colectiva, fueron algunos de sus importantes aportes al Fútbol actual. (Leonardo da Vinci seguramente lo apreciaba, pues se practicaba en su ciudad, en la Plaza Santa Croce de Florencia, donde jugaban miembros de la familia Médicis, sus mecenas, en la misma época en que el genial artista creaba sus obras maestras y visionarias (siglo XVI).

    Tres siglos más tarde, la iniciativa de los estudiantes y profesores ingleses fue enseguida asumida por los obreros, trabajadores y las empresas de la revolución industrial desencadenada por los británicos. Surge entonces un juego menos brutal, exigiendo un mayor control de si mismo, con la habilidad primando sobre la fuerza y la violencia.

    La fuerte pasión desencadenada por este nuevo deporte interesó inmediatamente a ciertos responsables económicos, religiosos y políticos, que estimularon la creación de equipos en las industrias, en las parroquias y en las ciudades, facilitando la utilización de terrenos y construyendo graderías para acoger los seguidores. La prensa pronto acogió en sus columnas esta expresión de unidad social y le otorgó una difusión importante.

    Los historiadores del Fútbol, en particular Alfred Wahl, cuentan como un grupo de clubes se reunieron en 1863, en la Freemason’s Tavern de Londres, para adoptar las reglas de base del Fútbol Asociado y crearon en 1871 la Copa de Inglaterra. Hasta los años 80 los estudiantes y ex-alumnos eran predominantes en los equipos finalistas. Posteriormente, los obreros fueron imponiéndose. En 1882, fue fundada la Football League con un campeonato nacional.

    Al cabo de un corto plazo surgió inevitablemente la cuestión del profesionalismo de los jugadores, los que siendo contratados por las empresas, en los hechos lo eran para practicar el Fútbol, dándoles desde entonces un carácter de trabajadores del espectáculo deportivo, autorizándolos a dedicar todo o una gran parte de su tiempo laboral al deporte. Pronto varios clubes ingleses introdujeron las acciones para financiarse y comienza así el desarrollo de los enjuegos extra – deportivos. Por su lado, en Francia, bastante más tarde, en el siglo siguiente, en 1932, fue aprobado el profesionalismo.

    En forma simultánea, el Fútbol atraía irresistiblemente nuevos practicantes y numerosos espectadores tanto en toda la Gran Bretaña como en el resto del mundo. El Imperio Británico de la época no tardó en exportar, al mismo tiempo que sus productos comerciales, junto a sus tradiciones culturales, este moderno descubrimiento que despertaba tan singulares pasiones. Se daba a conocer en países donde el nuevo juego deportivo ingresaba en las valijas de los viajeros, marinos, comerciantes, diplomáticos, escolares, universitarios, trabajadores, aventureros, militares, llegando así a las colonias europeas y a tantos otros lugares donde la influencia inglesa se hacía sentir.

    Hacia fines del siglo XIX esta marea deportiva estaba instalada en gran parte de Europa y en América del Sur; desde ya golpeaba a la puerta de países africanos y se insinuaba en el Caribe, Asia y Australia. En cada caso el fenómeno se repetía; desde que los practicantes constituían equipos, se organizaba alrededor de ellos una masa de entusiastas acompañantes; pronto se creaban otros conjuntos y se organizaba un torneo.

    En poco tiempo, una parte masculina de esta masa participaba también como jugadores en los niveles inferiores que iban surgiendo; según su edad formaban parte de los conjuntos de niños y jóvenes o se incorporaban en los equipos B, C o D. Las mujeres, por su parte, tuvieron que derribar múltiples barreras para practicar este deporte y solo lograron ser reconocidas universalmente como jugadoras después de la Segunda Guerra Mundial.

    El alba del siglo XX vio con sorpresa como este agradable invasor, unido a las nuevas expresiones físicas-deportivas colectivas como el Baloncesto, el Béisbol y el Voleibol, llegadas desde la joven América, se insertaban más o menos profundamente en la población, según las zonas. Poco después los países europeos organizaron potentes asociaciones internacionales y estimularon la integración de todos los países, promoviendo la participación en competencias regionales y mundiales.

    Gracias al aporte de grandes dirigentes, como Robert Guerin, se crea la FIFA en 1904, en Paris. En 1917, como un acto contra la primera guerra mundial, se organiza la Copa de Francia. Jules Rimet, de regreso del frente de batalla, es elegido en 1919 presidente de la Federación Francesa y presidente de la FIFA en 1921. Su sueño era el de lanzar la primera Copa del Mundo. Con enormes esfuerzos y sacrificios ella pudo nacer en 1930, en Montevideo, Uruguay. En su trayectoria, solamente interrumpida por la segunda guerra mundial, esta competencia internacional ha iluminado bien más allá de los horizontes del universo del Fútbol.

    Lamentablemente, en la existencia de este deporte no solo el lado bueno de la vida ha estado presente; la gran familia del Fútbol ha sufrido también terribles pérdidas de equipos y espectadores. Los clubes de Torino, de Italia y Manchester United, de Inglaterra, vieron desaparecer sus conjuntos casi completos en catástrofes de aviación. En Perú, en Heysel (Bélgica) y en Córcega, entre otros, fueron los hinchas quienes fallecieron por decenas en graves accidentes ocurridos en los estadios.

    Todos esos acontecimientos han puesto a prueba los valores y la solidez del Fútbol. Su historia, a pesar de la existencia en su seno de fuertes resistencias al cambio, lo muestra en constante evolución. Sobre todo, porque desde siempre los contenidos humanos de éste deporte colectivo atrajeron fuertemente a los adolescentes y jóvenes; Albert Camus, premio Nóbel, escribió en “La caída”: “No he conocido más que en el deporte de equipo durante mi juventud esa potente sensación de esperanza y de solidaridad que acompaña las largas jornadas de entrenamiento hasta el día del partido victorioso o perdido”. “Los partidos del Domingo, en un estadio repleto y el teatro, que yo he amado con una pasión inigualable, son los únicos lugares del mundo donde me siento inocente”.

Las formas de juego

“El Fútbol es un juego maravilloso”. Pelé, 1978

    En efecto, como lo dice el “Rey” de éste deporte, se trata ante todo y sobretodo de un juego sumamente atractivo y simple. Sin embargo, el empleo de términos que conducen a confusión para explicar la organización en el terreno de esta práctica deportiva, situación comprensible en sus comienzos, ha perdurado hasta el presente. Los llamados especialistas utilizan a menudo una oratoria extraída de otros dominios que no siempre coincide con lo que se describe o se intenta describir en el Fútbol. Por ejemplo, por “técnica” ellos nos dan a entender generalmente una mezcla de estrategia, táctica, habilidad, gestos físicos y acciones diversas de juego. Según esas denominaciones, un jugador “técnico” o dotado de “tecnicidad” está bastante armado para jugar bien. Así éste podría ser desde un buen organizador hasta un goleador especializado, pasando por ser un buen dribleador, un fino defensor, un creador de acciones de gol, un tirador de distancia o un ejecutante de pases decisivos.

    Por “táctica” se designa a menudo y casi exclusivamente la preparación de acciones pre-concebidas, particularmente con pelota detenida, cómo en un tiro libre y en la ejecución de un tiro de esquina, la cual, según Jean Carnu en “El Fútbol”, de Editorial Larousse, en 1978, sería: “espontánea y casi siempre intuitiva” en el terreno. Por “estrategia” se tiende a identificar la preparación de ciertas jugadas a emplear en un momento dado de un match. Hablan de “plan” de juego para actuar frente a un adversario determinado. Mencionan el “estilo” de juego, como de tipo defensivo u ofensivo. Se dice “organización” o “sistema” o aún “el método de juego”, tratándose de la disposición de los jugadores en el terreno. Según ciertos comentaristas, el “ritmo” de juego al parecer está ligado a los tipos de pases, cortos o largos, que emplea un equipo. En resumen, nos encontramos frente a una utilización bastante confusa e irracional de conceptos provenientes de diversos campos de actividad como el militar, el empresarial, el artístico musical o el de la moda.

    En los hechos, la “estrategia”, tema en el que Clausewitz y Napoleón sobresalían y que en la actualidad es empleada por ejemplo por las empresas multinacionales para desarrollar la mundialización, no tiene gran cosa que ver con la extraña utilización que le es dada en el Fútbol. Así como el término “estilo”, que se emplea corrientemente en la música y en la moda (los grandes estilistas), debería más bien mostrarnos una forma de juego particular (como la de Ajax y Holanda en los 70–80 o la de Brasil de Pelé). Por su lado, el “sistema”, que define una estructura con procedimientos de acción pre-establecidos y que identifica esquemas, sean estos eléctricos, informáticos, sociales o económicos, puede difícilmente ilustrar una organización determinada de jugadores sobre el campo de juego. En fin, el “ritmo”, término extraído del ambiente musical y de la gimnasia rítmica, podría quizás figurar los pasajes de un momento de juego lento u otro rápido, cómo el juego argentino o inglés, o referirse diciendo “ritmo cansino” a una serie de repeticiones de acciones sin sorpresa, como sucede a menudo en los tristes 0 a 0, pero a la evidencia no es empleado en esos sentidos.

    En realidad, según los conocimientos adquiridos en el campo científico, un respeto de la semántica debería indicarnos que la organización táctica de un equipo es la que permite comprender las posiciones y los desplazamientos de sus jugadores en el terreno, así que el tipo básico de juego a desarrollar, el que se debe adaptar siguiendo las circunstancias y el momento correspondiente de cada match. La táctica, que debería depender normalmente de una estrategia general proveniente de la política de acción del club y de las concepciones globales del entrenador, es la cuestión medular para definir un estilo de juego. La táctica, como lo hice notar, ha sido constantemente confundida con las capacidades técnicas de los jugadores, que son las herramientas empleadas por los actores en el terreno para ejecutar los gestos que permiten poner en práctica los esquemas de asociación y de orientación definidos por el entrenador. Sobre este aspecto, Erick Mombaerts, Profesor–Entrenador francés actual, comenta en “Entrenamiento y performance colectiva en Fútbol”: “Debemos constatar que la dimensión táctica no parece tener un lugar preponderante en el entrenamiento. La concepción de un juego a una sola dimensión predomina”

    Es conveniente saber que la progresión táctico-técnica de un jugador del presente exige un decisivo reforzamiento de sus condiciones físicas, las que le permiten resistir las series de matchs y utilizar sus habilidades a pesar de la severa marcación adversa. En el juego de alto nivel actual, la rapidez de ejecución de un gesto o de una acción de carácter técnico es actualmente mucho más elevada que en un cercano pasado. Si un jugador en posesión de la pelota tarda en realizar un movimiento, la organización táctica opuesta, la densidad, la velocidad y las capacidades técnicas defensivas de sus adversarios lo harán perder el balón o permitirá que los defensores refuercen al instante sus líneas. Por ello, para acelerar la velocidad de juego, el aprendizaje táctico-técnico debería, desde la más joven edad, realizarse en lo posible sin tantos controles del balón para sí mismo, fomentando en cambio los controles colectivos, el control-pase, el control-drible, así como las desviaciones. Además, la mayor parte de los entrenamientos deberían desarrollarse en oposición y en realidad de juego, lo que no sucede habitualmente.

    Al mismo tiempo ambas capacidades, técnicas y físicas, están progresivamente ligándose a la mentalidad y comprensión táctica. Hoy se habla cada vez más de la necesidad de disponer de un “bagaje técnico-táctico”. Además, en la evolución del Fútbol se está poco a poco comprendiendo que en todos los niveles los progresos están directamente relacionados a la higiene de vida y la ética del practicante, las que le deben permitir mejor jugar, soportar los esfuerzos en continuidad, con menos riesgos de lesiones para poder prolongar una tan corta carrera. Estos factores, uniendo un correcto espíritu deportivo a una buena actitud comportamental, le deben ayudan a bien vivir en el contexto competitivo y hacerlo respetar concientemente los reglamentos. El jugador debería encontrarse así en mejores condiciones para comprender los valiosos contenidos que le aporta el juego en equipo y la actividad colectiva, base de la práctica de este deporte, tanto para su desarrollo humano como deportivo, preparando la posibilidad de acceder al término de su carrera a una buena reconversión social.

    En esas condiciones, en la práctica del juego la ejecución de gestos individuales complejos propios del Fútbol moderno como un control orientado, un control–drible, un control–pase, un tackle ofensivo, una desviación en movimiento, un drible corto y fulminante de penetración, las fintas con o sin balón, un centro atrás o retrasado, un pase en profundidad, en los intervalos, con efecto o un tiro en equilibrio aéreo, con curva exterior o interior, con cambio de dirección, son argumentos de los jugadores con los que debe contar un equipo bien estructurado tácticamente para sorprender al adversario, capacidades que se suman a las conocidas acciones tradicionales. Esto implica que cada jugador debe aportar en su valija personal conteniendo herramientas y útiles de evolución sobre el terreno, una serie de soluciones básicas, además de otras innovadoras de carácter técnico y también táctico-técnico-mentales, para ponerlas en el momento oportuno al servicio del conjunto.

    La progresión de la técnica del jugador se ha desarrollado en respuesta a las condicionantes tácticas, físicas y sociodeportivas de cada época y lugar. Por ejemplo, en Inglaterra de 1850, el drible largo y directo era fundamental para perforar defensas limitadas a tres jugadores, en un accionar mas bien individualista. Desde 1876 los escoceses incorporan el juego de pases, desarrollando un espíritu colectivo correspondiente a las formas de vida y a la participación mayoritaria de los obreros en los equipos, haciendo así cambiar las concepciones del juego, obligando desde entonces a los jugadores a perfeccionar las combinaciones y los centros.

    La incorporación del profesionalismo no implicó conjuntamente ni necesariamente una mejoría en la calidad del juego. Maurice Pefferkorn, escribiendo en los años 1950, recordaba: “Los equipos amateurs continuaron jugando un Fútbol en el que el drible, la finta, el pase corto preciso, redoblado hasta el infinito, lograba el más alto grado de perfección... Para nosotros, que hemos tenido ocasión de apreciar entre los años 1907 y 1910 la calidad del Fútbol amateur inglés, tal como era concebido entonces, después de 25 años de profesionalismo, hemos conservado el recuerdo de un espectáculo eminentemente artístico”.

    Originalmente, el profesionalismo fue entronizado para permitir a los jugadores destacados llegar al momento de los matches en mejores condiciones físicas, eximiéndolos de las agotadoras tareas del trabajo diario (12 - 14 horas) en las actividades de producción. Posteriormente, las exigencias de resultados deportivos han llevado muchas veces a confundir los contenidos básicos de éste deporte al considerar como una actividad laboral semejante a tantas otras el accionar sobre el terreno, dejando por lo tanto de lado la predominancia de sus valores lúdicos esenciales en el juego y en la preparación de los protagonistas.

    En su evolución, al incorporarse la noción de “seguridad ante todo” vino enseguida el aumento del número de defensores y los progresos en la preparación física y técnica de los jugadores de las líneas posteriores. Ello forzó a los atacantes a adaptarse a nuevas concepciones tácticas, como la distribución en M para enfrentar la W defensiva inventada en los años anteriores, así como para poder continuar marcando goles, lo que impulsó a su vez un reforzamiento de la preparación física, el mejoramiento del comportamiento ético y la creación de nuevas habilidades técnicas.

    Progresivamente, en éste proceso evolutivo del Fútbol ha surgido la necesidad de concebir un buen “Entrenamiento invisible”, el cual consiste en la buena ocupación del tiempo disponible de los jugadores fuera de las prácticas de preparación o matchs. Este concepto ético abarca tanto a los profesionales que a los amateurs, pues aporta mejores posibilidades de recuperación, preconizando una buena higiene de vida, un respeto de los horarios de sueño, una alimentación equilibrada, una vida social adaptada, un comportamiento sexual consecuente con las exigencias del deporte, un desarrollo cultural complementario y una mentalidad sana, “fair play”.

La proyección y la difusión de la acción deportiva del fútbol

    En la página anterior presento el esquema de la proyección de los jugadores de Fútbol a partir de su acción formando parte de un equipo. Según la dimensión, el nivel del club y las características del medio social en que existe, el club o equipo de Fútbol ejerce a través de su actividad una influencia más o menos importante en su entorno y a su vez es condicionado por éste. Los aportes que cada jugador recibe para su progresión deportiva y humana están determinados en gran parte por la calidad de ese contexto. Así, las relaciones familiares y las de sus mentores, es decir las personas cercanas (líderes, educadores, íntimos) cuya influencia es importante en el comportamiento y en la creación del proyecto de vida de los jóvenes jugadores se encuentran en el círculo color naranja y el verde. En el círculo verde están además las relaciones que se establecen habitualmente con el entorno próximo. En el azul, las que corresponden a las estructuras comunitarias de su entorno y en el gran círculo de color amarillo se encuentran los medios de información y difusión que pueden intervenir en el desarrollo de la actividad deportiva del núcleo central (rojo) de jugadores.

La gran familia del fútbol

Los jugadores

    La personalidad preferida de los habitantes de Francia en 2005 fue Zinedine Zidane, un futbolista, elegido ante todos los personajes famosos, políticos, religiosos, artistas, empresarios y científicos.

    La presencia mediática de los jugadores de Fútbol no es sólo una cuestión de publicidad, si bien los medios de comunicación les ofrecen espacios extravagantes, su impacto popular está ligado ante todo a la capacidad de ciertos jugadores y equipos de hacer trascender masivamente su amor del juego.

    Es importante saber que el proceso de formación de los jugadores difiere notablemente entre los países desarrollados y los países en retardo, a causa fundamentalmente de las diferencias en el tiempo de práctica del Fútbol de unos y otros.

    Los jóvenes que logran formarse contando con las competencias adaptadas y tienen la fortuna de realizar experiencias positivas, accediendo al fin al reducido sector de la elite, deben ser capaces de aportar su savoir faire al reforzamiento de un colectivo, el que a su vez le permitirá expresar todas sus cualidades personales. En este difícil recorrido, sembrado de obstáculos, tanto de carácter físico, pues la buena salud y la higiene de vida son determinantes, o de problemas intelectuales, pues los estudios son sacrificados y la ética deportiva cuesta desarrollarla, o socio – económicos, pues el apoyo de la familia y de su entorno es decisivo, hay que agregar el poder contar con el acceso a los lugares adecuados que podrán ser un trampolín, en el que el rol del staff técnico es primordial. El conjunto de esas condicionantes permitirá finalmente que el joven jugador que logra permanecer y avanzar en ese medio pueda forjarse un futuro en esa carrera de muy corta duración.

    Los nuevos talentos que comienzan a despuntar dependen en forma importante de la calidad de su entorno para asegurar una buena continuidad. Por ejemplo, Hatem Ben Arfa, hábil y creativo jugador de Lyon, que durante tres temporadas intentó ser titularizado hasta lograrlo, declaró a la revista francesa Sport, N° 165, en Febrero 2008: “El entorno es fundamental, él permite mantener los pies sobre la tierra y avanzar. Las gentes que nos alaban piensan darnos satisfacción, pero eso es lo peor…”

    El juego del Fútbol ha permitido el surgimiento de jugadores que han deslumbrado a los espectadores por su gran creatividad. Aunque el medio del Fútbol espectáculo no acostumbra hacer notar que prácticamente todos los casos se han dado en el seno de equipos cuya solidez sentaba las bases para la expresión y el desarrollo de estas demostraciones de calidad deportiva, la proyección de sus hazañas ha aportado mucho a la inmensa popularidad del Fútbol.

    Así, en todas las épocas y en todos los lugares donde este juego se practica, los nombres o sobrenombres de estas personalidades que tienen en común su disposición al juego ofensivo se han identificado a las masas, sobrepasando largamente el medio futbolístico. Entre ellos el recuerdo de Domingos, Leonidas, Pelé, Coutinho, Zizinho, Garrincha, brasileños, de Nasazzi, Andrade, Gómez, Ghiggia, Rocha y Francescoli, uruguayos, de Moreno, Pedernera, Labruna, Loustau, Sanfilippo, Di Stéfano, Sívori, Corbatta, Maradona, argentinos, de Sindelar, austriaco, de Law, Matthews, Moore, Best, Keegan, ingleses, de Puskas y Koksis, húngaros, de Valderrama y Rincón, colombianos, de Eusebio, portugués, de Beckenbauer y Rummenigge, alemanes, de Dewaquez, Fontaine, Kopa, Cantona y Platini, franceses, de Meazza, Rossi y Rivera, italianos, de Gento y Rial, españoles, de Reyes y Sánchez, mexicanos, de Milla, camerunés, de Ococha, nigeriano, de Abedi Pelé, ghanés, de Weah, liberiano, de Arellano, Toro, Moreno y Zamorano, chilenos, de Cubillas, peruano, solo por dar algunos ejemplos, han todos en sus respectivas épocas impresionado profundamente las multitudes, pues han marcado éste deporte con sus capacidades de verdaderos artistas.

    Por ello, para salvaguardar una imagen positiva del Fútbol, los educadores encontraron serias dificultades en su trabajo formativo para explicar a sus jóvenes jugadores la actitud de Zidane, quien había marcado dos decisivos goles de cabeza contra Brasil para triunfar en 1998 en la final de la Copa del Mundo. En la de 2006, fue expulsado faltando diez minutos de juego por dar un cabezazo en el pecho de un provocador jugador italiano. Una canción de E. y S. Lipszyc, se hizo popular diciendo: “Zidane cabeceó, pero la Copa se perdió...”

El “staff” técnico

    Este cuerpo de responsables es constituido habitualmente en los clubes de cierta importancia, sean estos profesionales o amateurs, para hacerse cargo de la dirección de los equipos. En el sector del Fútbol de base, está constituido a menudo del Presidente del club y de los benévolos, personas de buena voluntad que entregan gratuitamente parte de su tiempo para efectuar los entrenamientos y seguir los partidos. Allí los técnicos diplomados están casi siempre ausentes, pues en muy raras ocasiones participan en esos niveles. Por su parte, en el campo profesional, el staff está formado generalmente por un grupo de especialistas: Entrenadores, Preparadores Físicos, Médicos, Kinesiólogos, Psicólogos y otros.

    Entre los Entrenadores es nombrado a veces un Manager, que dirige el grupo de trabajo. Su tarea cubre el conjunto de las divisiones del club. Controla el quehacer de cada entrenador o adjunto y rinde cuentas al Presidente. En muchos casos el Director Técnico se encarga solamente del grupo superior adulto. Sus ayudantes o adjuntos siguen sus consignas.

    Los Entrenadores de las divisiones inferiores de los niveles de elite son en mayoría personas que han recibido una formación de “Educadores” y /o de “Monitores” en la Federación de Fútbol, o también son jugadores o ex jugadores adultos que aportan su concurso al club, así que jóvenes que desean formarse o, algunas veces, ciertas gentes entusiastas con suficiente tiempo disponible.

El cuerpo de auxiliares

    A medida que los clubes acceden al estatuto de instituciones de elite, se hace necesario disponer de un conjunto de personas para responder a las exigencias del medio. Esos clubes deben dotarse de personal de administración para atender a los socios, a los periodistas, a los sponsors. También para efectuar la mantención de locales, campos de entrenamiento, estadios y para controlar la seguridad, especialmente los días de partido. Un personal de servicio es habitualmente puesto a disposición de los jugadores para la utilería y el transporte.

Los árbitros

    Los clubes, por lo general, deben aportar a las Federaciones el concurso de personas dispuestas a efectuar las tareas de arbitraje y de jueces de línea en los partidos. Ellos son incorporados en un cuerpo arbitral que será encargado de su formación y de enviarlos a cumplir un aprendizaje progresivo desde las divisiones infantiles. Estas personas, de todas edades a partir de 16 años, provienen en su mayor parte de los equipos inferiores y no poseen generalmente una gran experiencia como jugadores. Sin embargo, ellos deben comprender que su concurso es esencial para el correcto desarrollo del juego y la mayor parte asumen sus funciones, a menudo bastante ingratas, con elevado espíritu deportivo.

    El conocimiento y la aplicación de las reglas dejan en este deporte un lugar determinante al criterio del juez. Por ejemplo, debe considerar rápidamente si corresponde o no dar la ventaja a un jugador víctima de una falta cuando éste tiene posibilidades de marcar un tanto o de decidir si hubo intención o no de cometer una falta de mano en la superficie de reparación. Esta facultad es tanto más difícil de utilizar cuando los jugadores, los dirigentes y los seguidores desconocen el contenido de ciertos reglamentos y están fuertemente condicionados por la obtención de los puntos o / y de la victoria.

    Las federaciones hacen constantemente llamados a la juventud para integrar las filas del arbitraje. La respuesta es muy limitada, pues la función es dura y la remuneración salarial no existe (Salvo en países como Italia, que ha adoptado el profesionalismo arbitral para el alto nivel). Habitualmente sólo reciben un viático de transporte que cubre a veces sus gastos, pero mucho menos sus riesgos. Sin embargo, el Fútbol necesita cada vez más de los árbitros, pues su rol educativo, de neutralidad y de protección de los jugadores es una garantía para todos.

    Lamentablemente bajo el verde césped circulan aguas turbias, pues en varios países europeos, como Bélgica, Alemania e Italia, han sido descubiertos ciertos escándalos de partidos arreglados para favorecer la mafia de apostadores, incriminando árbitros experimentados. Las federaciones respectivas han tomado medidas que se pretenden ejemplares para erradicar este mal, pero su reincidencia debería llevar a la FIFA y a la UEFA a intervenir de manera drástica para salvaguardar esta importante función.

    Desde ya, árbitros reconocidos y respetados como Javier Castrilli en Argentina, Joel Quiniou en Francia o Pier Luigi Collina en Italia han sido solicitados para dirigir o asesorar los organismos nacionales respectivos.

Los dirigentes

    En cada club, el grupo dirigente es el motor de su desarrollo. Lo esencial de su participación se debe al entusiasmo y a la entrega que cada cual aporta. Sin ellos los clubs no podrían existir. En las grandes instituciones los presidentes son llevados a ser personajes públicos. En las pequeñas cuesta encontrar quienes asuman las arduas tareas de responsable. Las Federaciones tratan de entregar formación a estos cuadros, más el camino a recorrer para responder a las necesidades es aún bastante largo.

    La formación de un dirigente es un tema complicado por la diversidad de funciones que les son atribuidas. Ellos no deben, en principio, ser remunerados, pero deben ser capaces de organizar la vida democrática del club y para ello conocer las legislaciones y las reglamentaciones existentes. Deben además representar la institución ante las instancias oficiales, deportivas, sociales y políticas. A menudo, las estructuras federales los solicitan para cumplir tareas colectivas. Deben asumir el control financiero, con manejo de solicitudes de subvenciones, de formularios, de balances. Deben proceder a la contratación de personal para los servicios administrativos y deportivos, respetando todas las reglas en uso. Deben también y sobre todo, ser capaces de continuar su vida profesional y familiar en forma paralela a esta suma de obligaciones.

    Entre ellos se encuentran dirigentes que deben asumir diversos grados de responsabilidad. Aquellos que deben tomar las decisiones son los más solicitados. Su entusiasmo desbordante, las dificultades para constituir equipos de trabajo en el seno del club y a veces los apremios económicos conducen a muchos responsables a asumir tareas correspondientes normalmente al cuerpo técnico. Algunos de ellos se encuentran de esta manera a cargo del entrenamiento y de la dirección de equipos. Otros omiten de delegar tareas, no entregan la confianza suficiente a los entrenadores, intervienen constantemente en la constitución de los cuadros y en las formas de organización del juego. A menudo se imponen sobre los especialistas en las discusiones sobre la llegada y partida de jugadores.

    Además de los dirigentes “decididores” deben existir los indispensables dirigentes colaboradores, a cargo habitualmente de acompañar los equipos, del transporte, de manejar una parte de los equipamientos, de llevar las contabilidades, de establecer contactos con posibles sponsors, de asistir a reuniones en representación de su presidente y del club, de aportar bebidas para la venta en los partidos y también de efectuar funciones de juez de línea, árbitro o entrenador ocasionalmente.

    Cuando los grandes clubes logran crear un verdadero Proyecto Deportivo, lo que sucede raramente (en Francia, Lyon, en Inglaterra, Arsenal y Manchester, en España, Barcelona, han sido entre la elite un buen ejemplo de éste último período), fijando con claridad objetivos realizables y progresivos, estableciendo los medios para desarrollarlo, ofreciendo posibilidades de formación, incorporando las personas competentes para hacerlo avanzar, creando y manteniendo un grupo humano de base bastante estable de jugadores, dando los elementos de evaluación permanente para ejercer su control, las tareas de los dirigentes se encuentran en esos casos simplificadas, las posibilidades de éxito aumentadas y las perspectivas crecen para que otros clubes de toda talla y nivel puedan inspirarse.

Los agentes de jugadores

    La evolución del Fútbol hacia el profesionalismo y el desarrollo del semiprofesionalismo ha creado un lucrativo mercado de compra–venta de jugadores que a su vez ha hecho aparecer un personaje muy discutido que se ocupa de proponer a los clubes de diferentes niveles sus servicios de intermediario para traer o trasladar jugadores. Este “agente” funciona a partir de comisiones pagadas por el jugador o / y el club. Las Federaciones deben en principio dar una autorización para ejercer, pero no siempre sucede así.

    La Federación francesa reconocía en 2006 cerca de 180 agentes de jugadores. El Presidente de la Liga Profesional de Fútbol, Frédéric Thiriez, solicitó ese año al Ministro de Deportes una ley para moralizar esta profesión controvertida.

Los seguidores

    Las decenas, centenas o miles de aficionados actuales de cada club, siguiendo la dimensión de cada institución, son los herederos de aquellos cuya pasión permitió el desarrollo del Fútbol en Gran Bretaña y enseguida en todos los lugares del mundo donde llegó el juego del balompié. Ellos no escatiman esfuerzos para sostener sus jugadores en toda circunstancia. Creen con fuerza en las posibilidades del equipo para llevar a su club a ser los mejores. Acompañan sus “muchachos” o sus “niñas” en sus desplazamientos donde sea. En ciertos clubes de la elite, ellos constituyen grupos organizados que establecen relaciones positivas con los dirigentes para canalizar su potente apoyo.

    En efecto, los “hinchas” de corazón saben que una parte importante de la capacidad de buena actuación del equipo durante los partidos se encuentra muy ligada al aporte de fervor que viene de los espectadores. Cuando la comunión se establece entre los jugadores y ellos, las perspectivas de triunfo se multiplican. Los actores sobre el terreno reciben la mayor parte de las veces esta ofrenda de amor con emoción y se sienten transportados, invadidos de ondas positivas que les permiten intentar acciones de calidad constantes y a veces sorprendentes. La pasión popular los insta a unirse, a reforzarse colectivamente. Los jugadores pueden entonces doblegar dificultades que normalmente los derrotaban. Pueden superar scorers increíbles. Ellos se deben a su público. Todos juntos, en las graderías y en el terreno, sus cuerpos vibran, sus voces claman, sus esperanzas se proyectan en el juego. Cuando la corriente no pasa es la desolación. Una ruptura se instala entre las graderías y “sus” jugadores. En el terreno, huérfanos del sostén popular, el juego desarrollado es triste; las contraperformances se multiplican. Los dirigentes culpan a los técnicos. La crisis se instala.

    Las organizaciones de seguidores esperan de sus clubes, en respuesta a su devoción, un reconocimiento de la importancia de su presencia. Ellos comprenden que al club le corresponde aportar los medios para guiar sanamente esa gran entrega pasional y establecer los límites comportamentales. Por eso, ellos necesitan recibir informaciones y conocimientos comprensibles sobre el quehacer de la institución, especialmente sobre el funcionamiento de la parte táctica–técnica–física–ética en la que sus amados jugadores están inmersos. Ellos se interesan profundamente a la vida del club, desean bien probablemente sentirse parte más integrante de la institución y tomar responsabilidades en su seno.

Los apoyos económicos

    El entorno de un equipo y de un club está compuesto de círculos de participación diferentes, tales como los dirigentes, el personal, los familiares, los hinchas, los simpatizantes, los notables, los comerciantes e industriales y los comunicadores. Los primeros le permiten disponer de una base de inscripciones y de participantes a sus actividades que son indispensables para su financiamiento básico y su reconocimiento como club para recibir ayuda federal. En seguida, los notables, elegidos locales y regionales, responsables de organismos oficiales y de la vida asociativa, pueden proporcionarle un respaldo material, a través de locales, equipamientos y subvenciones. Por su parte, los comerciantes e industriales pueden aportar un sostén económico elemental o sustancial para proyectar el club a niveles superiores si los medios de comunicación crean un ambiente positivo.

Los cronistas deportivos

    La difusión multitudinaria del Fútbol ha sido una gran obra efectuada por múltiples pioneros entre los cuales los periodistas han jugado un rol trascendental. Fueron sus antecesores ingleses los primeros que comprendieron el alcance que podría tener este juego colectivo. Sus artículos, sus dibujos y sus fotos, le dieron al Fútbol un cimiento considerable.

    Evidentemente, en esos años iniciales la especialización deportiva de los periodistas era prácticamente inexistente. Muchos de los que entonces redactaron las crónicas del Fútbol balbuceante eran los habituales informadores de otras rúbricas de los diarios y revistas o eran escritores conocidos, los que ante el entusiasmo levantado por el nuevo juego firmaron artículos elogiosos o críticos, que despertaban aún más la curiosidad de los profanos.

    A propósito, Gabriel García Márquez, uno de los escasos premios Nobel de literatura latinoamericanos, quien fue un fugaz redactor deportivo de Fútbol en su juventud, cuenta que uno de sus amigos, Humberto Jaimes: “quien no había visto un balón en su vida ni leído un solo resumen de un match deportivo, cuando obtuvo su diploma de ingeniero entró a El Tiempo como aprendiz de redactor de las páginas deportivas y llegó a ser jefe de redacción de la rúbrica y uno de los buenos cronistas de Fútbol del país”.

    Posteriormente, la llegada de otros medios de comunicación cómo la radio, el cine, la televisión y la informática han diversificado la difusión al mismo tiempo que ha circunscrito los límites al interior del campo del deporte. Los diarios y muchas revistas se especializan en un solo tipo de actividad física o un solo deporte, como es el caso del Fútbol. Los reporteros, comentaristas, consultantes, crean poco a poco su propio lenguaje y se produce en consecuencia un negativo aislamiento de las otras actividades.

Las Federaciones

    A nivel internacional el Fútbol está regido por la FIFA. Dependientes de ella se encuentran las instancias continentales para Europa, América, Africa, Asia y Australia. A su vez, éstas controlan las federaciones de cada nación.

    Un gran organismo nacional reúne, federa, a los clubes de cada país. Esta estructura se divide generalmente en dos partes: el sector profesional y el amateur. Los representantes de las instituciones eligen en asambleas a los cuadros responsables. Sus tareas principales son vastas: Organización y control de las competencias y torneos de todos los niveles. Creación y desarrollo de la formación de jugadores, árbitros y dirigentes. Fichaje y toma de seguros para los millones de licenciados. Velar al buen funcionamiento de todas las selecciones nacionales, disponiendo de lugares de entrenamiento y de un cuerpo técnico competente. Asegurar la existencia y el buen accionar de instancias regionales y locales. Disponer de los medios de comunicación indispensables. Representar a la Federación ante todos los otros organismos nacionales y ante las instancias de la FIFA, entre otras funciones.

    La Federación debe acoger todos los tipos y formas de práctica del Fútbol. Así encontramos, además de los campeonatos y torneos federales oficiales de Fútbol a once, el Femenino, el Militar, el Corporativo (de las Empresas) en esa forma del juego. Además existe el Fútbol a 7, el de Salón o abierto para 5 ó 6, las actividades adaptadas para personas minusválidas y las nuevas prácticas para 3 ó 2 jugadores, en terrenos abiertos, cubiertos o en playas. En Francia, el Fútbol escolar primario, secundario y el universitario son controlados por federaciones paralelas, como la ASSU y la FNSU, además existen otras como la FSGT, la FNLL o la Liga de la Enseñanza, que organizan actividades populares de toda edad.

    Sin embargo, surgen cada vez más agrupaciones y ligas independientes, especialmente en los países sudamericanos, las que reúnen una gran cantidad de jugadores, dirigentes y árbitros al organizarse en forma separada. Partiendo de la constitución de varios equipos, ellos se unen para disponer de terrenos y montan competencias de todos tipos de Fútbol. En ciertos casos no emplean los servicios de árbitros, utilizando el auto-arbitraje.

Los lugares de práctica

    Para los pequeños clubes disponer de un espacio de juego es vital. En general, en muchos países menos desarrollados los terrenos se encuentran alrededor de las ciudades, en sitios en espera de urbanización o abandonados. En las zonas rurales el campo deportivo es muchas veces al mismo tiempo la plaza del pueblo. Por su parte, los grandes clubes disponen de terrenos de entrenamiento propios o cedidos por los municipios. El estadio, adaptado al Fútbol espectáculo, es en muy pocos casos propiedad de esos clubes. Habitualmente son del Estado, municipales o de empresas importantes.

    A medida de la evolución de las prácticas de Fútbol se crean lugares más pequeños, especialmente en las ciudades, para desarrollar nuevas formas de juego2. Si bien el Fútbol a siete se juega generalmente en la mitad de un terreno a once, los otros tipos de juego como la práctica a cinco jugadores, a cuatro, a tres y a dos por lado se organizan en las playas, en pequeños espacios abiertos, en viejos hangares desafectados, en terrenos de Baloncesto, de Voleibol, de Tenis o en gimnasios.

    La utilización de esos sitios presenta diversas dificultades a los practicantes. Cuando se trata de terrenos no oficiales, ellos pueden en cualquier momento ser prohibidos al Fútbol. Los lugares públicos, de menor costo, como canchas, estadios, locales y gimnasios en su mayor parte no se han aún adaptado a esas demandas, dado que los horarios habituales no responden a las necesidades y además los equipamientos y servicios, como los vestuarios y la iluminación de las instalaciones, así como los dispositivos especiales para las personas con dificultades motrices, son muy poco disponibles.

    Los lugares privados, de costos superiores, están intentando ofrecer soluciones a esa masa humana deseosa de practicar el Fútbol. Sus ofertas se están diversificando a medida del aumento de las demandas, aunque siguen respondiendo a éstas de manera insuficiente, pues a menudo el afán de provecho económico encarece las tarifas y les impide o les limita la entrega de los diversos servicios técnico-educativos necesarios.

Notas

  1. Film realizado por Carmen Butta: “Las futbolistas de los Andes” (Las mujeres de Churubamba), para Geo Magazine, en 2006.

  2. He realizado estudios sobre este tema que permiten proponer infraestructuras populares innovadoras y económicas, en las que los diferentes grupos de edades y los diversos niveles de participantes pueden incorporarse organizadamente en procesos adaptados de aprendizaje y de práctica, contando con lugares adecuados y técnicos especializados: Artículos: “Structures intermediaires pour le sport” (Estructuras intermedias para el deporte) en el libro “Reflexions sur les pratiques physiques” (Reflexiones sobre las prácticas físicas), Ed. Orsay Plus, publicación de la Universidad de Paris Sur, Francia 1991 y “El Fútbol al alba del Siglo XXI”, Revista El Entrenador de Fútbol, Santiago de Chile, Abril 1993.

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