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Las expresiones motrices, una representación.
Hacia la configuración del campo académico

   
Doctora en Estudios Científicos Sociales, ITESO Guadalajara, México.
Docente del Instituto Universitario de Educación Física y la Facultad
de Ciencias Sociales y Humanas, Universidad de Antioquia.
Grupo de Investigación Cultura Somática.
 
 
Rubiela Arboleda Gómez
ursula59@hotmail.com
(Colombia)
 

 

 

 

 
Resumen
     Con este ensayo pretendo sustentar la noción de expresiones motrices y promoverla como una representación que permite pensar el campo académico como un proceso en permanente construcción y con múltiples aristas para su comprensión.
     En un primer momento haré referencia al término expresiones motrices, su emergencia, consolidación y aplicación; en un segundo momento sustentaré el concepto como representación en función del campo académico; como desenlace, planteo algunos retos y riesgos que en la actualidad experimenta tanto la reflexión epistemológica como la práctica misma.
     Para la defensa de la propuesta y, en particular, para su introducción como representación, me he apoyado en la noción de representaciones sociales de S. Moscovici (1961) y en los trabajos locales más recientes del historiador Eduardo Domínguez (2006), quien revisita la acepción "representaciones colectivas" de E. Durkheim
     Me ha significado un soporte definitivo la teoría del campo académico de Pierre Bourdieu (2000) y la adaptación que de ésta han realizado Raúl Fuentes Navarro (2002) y Antonio Aguilera (2006). De cara a los desafíos que habita el sistema mundo y que rodean la producción contemporánea de conocimiento, he establecido una articulación con los planteamientos de Immanuel Wallerstein (1999) en razón de las ciencias sociales en el siglo XXI y las vicisitudes connaturales al campo.
     Para el ejercicio de observación del campo he recurrido a la imagen y efecto del prisma donde las diferentes percepciones (enfoques, corrientes, escuelas, etc.) ubicados en los ángulos refringentes, fungirán como las lentes para rastrear las particularidades en el campo (miradores, en el sentido de Bauman (1999), o metamiradores, en el sentido de Morin, 1980). La combinación de las lentes, los ángulos y las imágenes proyectadas, otorgan una doble vía al acto analítico, operada por las cualidades de reflexión y refracción propias al prisma, que dan cuenta, en este caso, de mi también doble posición de agente y examinadora del campo. Para la opción del juego de miradas entre objeto y analista, que se deslizan hacia la transducción del campo académico, cualidad que convoca, admite e interpreta las múltiples disparaciones que ofrece lo observado, Jesús Ibañez (1994) me ofrece un puntal fundamental.
     Y, en consecuencia con la acepción de ilustración que plantea Kant (1964), para quien ser ilustrado o mayor de edad es obrar por el propio entendimiento, estructuro mi proposición desde los insumos que he recabado por años; experiencias, acercamientos, avances, elaboraciones, investigaciones e intuiciones.
    Palabras clave: Expresiones motrices. Campo académico. Representación.
 

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 13 - N° 119 - Abril de 2008

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Introducción

1. Expresiones motrices: emergencia, consolidación y aplicación

    Del movimiento a la motricidad

    Un paso definitorio en la emergencia de las expresiones motrices como concepto ha sido resignificar el término movimiento. De cara a la práctica profesional, el vocablo movimiento no ha correspondido con aquello que efectivamente ha implicado en la experiencia personal y en el otro receptor. En el uso corriente, e incluso en los escenarios académicos, este término ha debido complementarse con el de humano, para diferenciarlo del movimiento en la física y esto ha tendido, en mi discernimiento, un velo de sospecha. Y es que la certeza de que la práctica que proviene de este saber contiene una diferencia per se con los dominios de la física me ha generado reservas, no sólo en seguir acudiendo a estas referencias para la sustentación epistémica, sino por "la minoría de edad" que ello sugiere y que nos frena para proponer nuestros propios asertos.

    De cualquier manera y luego de una búsqueda tanto académica como sensible, he llegado a la comprensión de la motricidad como un movimiento, sí, pero asistido por la conciencia, la propositividad, la voluntad, un animus que lo desprende del sustrato mecánico, objetival, de la física y de la virtud compartida con los seres vivos. Por lo demás, en esta relación ineludible con el cuerpo, la acepción motricidad ha posibilitado desarraigar a éste de la acepción máquina. Me ha parecido significativo, por lo demás, llegar a la comprensión de que este saber que aquí nos ocupa, y sus actores, poseemos una singularidad manifiesta en la motricidad.


    Motricidad y motricidad cotidiana

    En el Grupo de Cultura Somática hemos promovido una clasificación para la motricidad: motricidad cotidiana, (doméstica, laboral, íntima…), que si bien es motricidad por aquello del animus, no tiene al cuerpo y a la motricidad como su fin último y su intencionalidad está por fuera del acto, en lo que difiere de las expresiones motrices, cuyo centro está en el "acto mismo"; corporeidad y motricidad son la validez de su existencia, su único medio de manifestación y su finalidad última.


    Expresiones motrices, el significante y el significado

    La locución Expresiones Motrices ha surgido en razón de la necesidad de posicionar prácticas, población y escenarios que convencionalmente se habían excluido del universo de interés de la Educación Física, el Deporte y la Recreación, triada con la que se ha instalado en nuestro medio la reflexión disciplinar y la formación profesional. El significado y el significante de Expresiones Motrices aparece en diferentes producciones del grupo Cultura Somática (Arboleda, 2000, 2002a, 2002b, 2002c, 2004; Arboleda y Vallejo, 2004)

    La preparación de las gestantes, por la vía de un dispositivo motriz, amerita una referencia particular. Esta práctica me ha enseñado un abanico de objetivos, motivaciones y beneficios que no habían tenido un correlato ni en los constructos teóricos, ni en los diseños operativos, ni en la estructura disciplinar, ni en las maneras de denominar los, hasta ese momento, asuntos de pertenencia al campo1.

    La concurrencia de una convicción de que "la cosa nostra" tocaba con algo más allá de lo evidente, de lo tangible, de lo observable y que denotaba un fuero interno puesto en juego en ese acto mismo; la certeza íntima de tener entre manos dos aspectos sustantivos de la existencia: cuerpo y motricidad; la inquietudes generadas justamente por no ser una deportista con el rigor que ello encierra y, paradójicamente, por ser habitada por la necesitad de moverme en la lógica de esta triada, han conformado una plataforma en la que ha emergido el significante.

    Otro gradiente fue la pregunta por las delimitaciones de estos componentes de no sé qué cosa, me refiero a la Educación Física, el Deporte y la Recreación, que ha sido una fragmentación estratégica marcada más por los propósitos, los métodos y los escenarios, que por la práctica en sí (en esta lógica, el deporte es el elemento que sale más bien librado de cara a los criterios de clasificación). Una fragmentación sí, pero ¿de qué? La necesidad pues de avanzar hacia un término englobante que diera cuenta de nuestro hacer, que ofreciera opciones más allá de técnica, la codificación y el rendimiento; que abrazara otras prácticas, otros actores y otros escenarios y que, por lo demás, no diluyera la especificidad del campo, lo que otros llaman "identidad", dio como resultado la noción de Expresiones Motrices.

    La denominación expresiones motrices hace referencia a aquellas manifestaciones de la motricidad que se realizan con distintos fines: lúdico, agonístico, estético, político, preventivo, afectivo, de mantenimiento, de rehabilitación, comunicativo y de salud, entre otros, organizadas siguiendo una lógica interna que establece un código legitimado en un contexto social y por el cual se admiten y/o prohíben unos gestos, se ofrecen pautas de comportamiento, se crean actitudes y se promueven creencias. Éstas privilegian ya no sólo el código gestual observable, repetitivo e instrumental, sino las intenciones subjetivas puestas en juego en el acto mismo y matizado por el contexto socio cultural. Todo ello les otorga un significado importante en la compresión de su potencial formativo, vindicativo, estetizante, regulador, profiláctico, semiótico y cultural-patrimonial. El concepto de expresiones motrices es bastante amplio, dado que admite técnicas corporales: danza, teatro, hidrogimnasia, juegos, aventura, terapias, la diversidad de disciplinas deportivas, entre otras.


    La noción de Expresión, anclajes disciplinares

    El término expresión, desde la psicología, se puede asimilar a un "un dejar salir" la interioridad puesta en escena, la presión del interior hacia el exterior. Comportamiento que traduce emociones o sentimientos, revelación del sujeto a través de los gestos. Y, desde la estética filosófica, la Expresión, aplicada a las Expresiones motrices, permite ver el acto mismo, la forma jugada, el drama lúdico, la disciplina deportiva, la obra teatral, la danza folclórica, la gimnástica pedagógica, las condiciones entrenadas, como una creación plástica que deviene en grafo. Cuerpo y motricidad son la sustancia del acto y, de alguna manera, "dejan de ser" para representar. Las Expresiones Motrices así consideradas no sólo favorecen la gratuidad y el ocio, sino que satisfacen la necesidad espiritual de la creación, de la imaginación y la contemplación. Por lo demás pueden disputar al arte uno de sus más grandes privilegios, "alimentar el sueño de perdurar"2 y con ello la mitigación de la conciencia de muerte, motor de la cultura.

    Las expresiones tienen amarres también en la lingüística, contiene construcción de discursos específicos; significa una disposición, en la que el gesto sucede al signo (símbolos, señales, índices, íconos…) que adquieren sentido en el territorio de la forma jugada, una semiótica sólo inteligible en la lógica interna del evento motriz. De la misma manera las Expresiones Motrices se fundan en territorio biopolítico, en éstas afloran afanes de regulación y control, verbigracia en el sistema educativo, o permiten explorar el potencial de resistencia que les otorga carácter de "conjuro", lo que se ejemplifica con el contenido de las danzas en las negritudes, eje temático de mi tesis doctoral (2006b).

    Las Expresiones Motrices son un escenario también de exhibición de manifestaciones de orden cultural, en tanto entrañan contenidos étnicos (sistemas de valores, creencias, usos del cuerpo, normatividades, tradiciones, idealidades, etc.) que se conservan, promueven y perpetúan por la vía de las prácticas. Y, por supuesto, las Expresiones Motrices no pierden sus raíces en la física, la biología, la química y demás disciplinas que, históricamente, las han orientado.

    La diferencia pues entre Expresiones Motrices y motricidad cotidiana puede estar en el acto en sí, pero más allá de ello está en los sentidos, significados, contenidos y discursos que movilizan.


2. Las expresiones motrices, una representación

    Apuntes epistémicos

    Desde hace rato y en diferentes espacios, he sustentado mis posturas teórico metodológicas frente a los estudios del cuerpo y la motricidad, en el marco de la modernidad reflexiva, temática que he desarrollado en diferentes publicaciones (1999, 2004, 2005, 2006a, 2006b); por ello no me voy a detener en este concepto; baste decir que connota una ruptura estructural con la primera modernidad y que ello sobreviene en maneras más complejas, amplias y diversas de concebir el conocimiento, los métodos, la ciencia y la vida misma.

    En su acepción convencional, episteme ha sido el conocimiento "positivo" elaborado con rigor y, consecuentemente, epistemología ha sido "ciencia o teoría del conocimiento científico" (San Baldomero, 2000). Si se acepta esta definición de episteme y de epistemología, se aceptará que no existe algo como la epistemología de la Educación Física, toda vez que no se ha logrado llegar a un "nodo" que devenga en construcción científica y que dé cuenta del rigor de un proceso constitutivo. Estas nociones que aquí he traído estarían arraigadas en la racionalidad operativa y comprobatoria de la primera modernidad. Así las cosas, los avances hacia el lugar del episteme se acercarían más al deporte, también en su concepto originario, en tanto racionalidad del movimiento y su raigambre en la cultura industrial: rendimiento, producción, competencia, técnica.

    El episteme así visto se propone separado y antagónico a la doxa o conocimiento vulgar (San Baldomero, 2000) que se sitúa lejos de la opción cientificista convencional. Ahora bien, el pensamiento que orienta el mundo, las interpretaciones de las circunstancias que nos rodean y las maneras de elaborar y concebir el conocimiento, han perdido su amarre en el positivismo y se ha abierto hacia otras alternativas de conocer que trascienden la noción de rigor asida prístinamente a las mal llamadas ciencias exactas o duras. Se ha estado experimentando una suerte de desestructuración paradigmática que ha puesto en jaque los cimientos más sólidos que han explicado la vida y con ello las elaboraciones cognitivas. Esta nueva modernidad, emparentada con la transdisciplinariedad y con la complejidad, ha ofrecido otro piso para concebir la relación episteme y doxa, ha permitido establecer puentes que aproximen la una a la otra, ha irrumpido en la estructura cerrada de las ciencias y posibilita una vía hacia la "epistemología del Educación Física".

    Una apreciación pospositivista de la epistemología, esto es, en el marco de la modernidad reflexiva, acerca el conocimiento común al conocimiento científico y la define como "Conjunto de conocimientos que condicionan las formas de entender e interpretar el mundo en determinadas épocas" (Domínguez, p. 73); entiende que el epísteme no es una emergencia aislada de un entorno, "… no constituye un reino aparte de la sociedad y del vivir cotidianos" (ibid, p. 73); por el contrario, florece en un entorno abonado por las mentalidades, la ideologías y las representaciones colectivas/sociales. Categorías teóricas significativas al momento de delimitar fronteras, establecer pertinencias y evaluar alcances.

    Adhiero el significado de las mentalidades como "atmósferas de ideas (noosferas)" (ibid) que tienen preeminencia, sin imponerse rígidamente en todos aquellos a quienes implican, no buscan univocidad, ni totalitarismo; por el contrario alientan a las diferencias en las interpretaciones, valoraciones y en las prácticas, a partir de las cuales propician su crecimiento. Las ideologías, por su parte, constituyen el abanico de ideas que pautan nuestro experiencia cotidiana y las "enriquecemos o cambiamos con la acción conversacional, política o social en el día a día de nuestras coyunturas" (ibid, p. 77); las representaciones, conforman arquitecturas en las que se recaban los aprendizajes y concomimientos socialmente construidos y "se despliegan como formaciones discursivas más o menos autonomizadas (ciencia/ tecnología, moral/derecho, arte/literatura) en el proceso de autoalteración de significaciones sociales (…) el valor de las representaciones no está en su estatus de verdad sino en el papel cognitivo y social, en el manejo del pensamiento…" (ibid, p. 76). Las representaciones son integrantes e integradas por las mentalidades o ideologías y se manifiestan en opiniones, argumentos demostraciones y, a su vez, configuran el episteme en tanto que "no hay episteme sin representaciones, estás lo constituyen, le dan cuerpo y existencia real" (ibid, p. 78). Para Moscovici (1961) se pueden originar a través mecanismos de observación y de reflexión individuales, los cuales, por supuesto, siempre están mediados por el contexto.

    Me interesa aquí la denominación de mentalidades (noosferas) y proponer a las Expresiones Motrices como una representación que ha surgido en una noosfera en la que los avances en torno a las teorías del cuerpo3 y la resignificación de la motricidad operan como una suerte de contexto que favorece la configuración epistémica, la cual, por lo pronto, prefiero denominar representación; esta noosfera no se limita a rodear el nodo sino que lo atraviesa e interviene en su totalidad

    Las reflexiones teóricas en torno al cuerpo devienen en mentalidades o ideologías (diferenciadas por su alcance cuantitativo: el número de sujetos implicados en la pauta de un pensamiento X) y ha favorecido la estructuración de las expresiones motrices como matriz perceptiva en representación, en camino, al episteme. El cuerpo y la motricidad como noosfera que compromete la razón, la imaginación, las proyecciones, las emociones y las motivaciones, ha favorecido maneras de representar la Educación Física y, dialécticamente, la Educación Física es una(s) representación(es) del cuerpo.


    La configuración del campo

    El concepto Expresiones Motrices, como una representación, interviene de una manera más determinante y constitutiva en lo que denominaré, en concordancia con Bourdieu (2000) el campo académico de la Educación Física. He acudido a la figura del campo académico por considerarla más vinculante, de mayor sinergia y complejidad.

    Pierre Bourdieu (1995) lo define como:

Sistema de relaciones objetivas entre posiciones adquiridas, (en las luchas anteriores) es el lugar (el espacio de juego) de una lucha competitiva que tiene por desafío específico el monopolio de la autoridad científica, inseparablemente definida como capacidad técnica o como poder social, o si se prefiere, el monopolio de la competencia que es socialmente reconocida a un agente determinado, entendida en el sentido de capacidad de hablar e intervenir legítimamente (es decir de manea autorizada y con autoridad) en materia de ciencia (Bourdieu 2000, p. 12).

    Podría entenderse en la lógica que hasta aquí he propuesto, como un escenario de relaciones, relativamente autónomo, provisto de sus propias leyes, en las que se incluyen agentes e instituciones que producen, reproducen y/o difunden el conocimiento.

    El nominativo de campo incluye la representación colectiva que se ha configurado en función de la cosa, pero no se limita a ella; compromete otros aspectos distintos a ésta, pero que sí la intervienen. ¿Podría el campo devenir noosfera? La respuesta a este interrogante, cualquiera que sea, no podrá negar que el campo se consolida en razón de las representaciones colectivas de la cosa misma, toda vez que "la presencia de las representaciones colectivas no es compacta. Un sistema de representaciones entra en contacto con otros en el proceso de las comunicaciones o de la rivalidad" (Domínguez, p. 78) lo que va a conformar, en términos del campo, los componentes del mismo.

    Las representaciones son evaluadas por el número de subjetividades que convocan, por la producción que generan y por el papel que tienen en la orientación de las conductas del grupo que las encarna y moviliza. En este sentido, es posible decir que las intersubjetividades se hacen evidentes en los estudiosos que tienen a las Expresiones Motrices como eje temático, y las producciones de éstos. Así mismo se han generado orientaciones con relación al saber y se evalúan en los aportes a las arquitecturas curriculares. Estos elementos que dan cuenta de las representaciones pueden articularse a lo que Wallerstein (1999) ha planteado como división y enlace del saber: culturalmente, como comunidades de estudiosos que comparten ciertas premisas (intersubjetividades); intelectualmente, como disciplinas (producciones) y organizacionalmente como estructura corporativas (currículos). Y a los componentes del campo que propone Fuentes (2002) en correspondencia con la teoría de Bourdieu: la producción (disciplina) la reproducción (formación) y la aplicación (profesión).

    De cara al campo académico y en articulación con las estructuras propuestas para la representación, los saberes y el campo, puedo decir que está constituido por agentes, actores, (intersubjetividades, cultura) nociones, métodos, producción (disciplina) y reproducción, prácticas y currículo (orientaciones, estructura corporativa y profesión). Todo ello vinculado en zona de disputas y de alianzas.

    De una manera un tanto esquemática voy a plantear cómo se cumplen en las expresiones motrices las condiciones de representación:

  • Como construcción intelectual: (nociones, métodos, producción, disciplina)
    Conceptos: los acercamientos investigativos en torno a las expresiones motrices han favorecido la resignificación conceptual de los marcos en los que se ha gestado la Educación Física. Consecuentemente, la generación de un lenguaje propio que ha posibilitado un posicionamiento disciplinar. Así mismo ha remozado en corpus de pensadores que alientan el saber y las discusiones connaturales entre ellos.

  • Como agentes y actores (intersubjetividades, cultura): el posicionamiento de la noción expresiones motrices ha significado una reorganización de los agentes y actores en torno a los paradigmas (estructuras perceptivas que organizan y modelan la información y asisten las prácticas). Si bien este significante ha surgido en mi subjetividad es posible afirmar que ha sido el Grupo de Investigación Cultura somática el que lo ha acuñado en sus marcos teóricos y el que ha avanzado en su indagación empírica.

  • Como aplicación (reproducción, orientaciones, estructura corporativa y profesión)
    Prácticas: la introducción de una mirada integradora ha conducido a una reconfiguración de las prácticas y a la identificación de los dualismos que las arraigan en el pensamiento cartesiano - positivista - industrial: filogenia/ontogenia, técnica/ expresión, racionalismo/percepción, viejo/joven, masculino/ femenino, fuerte/débil, activismo/pausa, y el dualismo de su propio nombre4.
    Currículo: la resignificación de los dualismos, la reconfiguración de las prácticas, la generación de teorías, han tenido un espacio de manifestación y concreción que es el currículo, de tal manera que las expresiones motrices han intervenido la estructura organizativa de la disciplina y, con las mismas rutas, ha demostrado que hay asuntos del saber que escapan tanto a lo temático como a lo metódico y, a su vez, ha generado tensión en la búsqueda de perfiles profesionales que correspondan las distintas representaciones.


3. Las Expresiones Motrices: disrupción con la lógica positivista

    Retos

    La disrupción con la lógica positivista, propia de la modernidad reflexiva, se caracteriza entre otras cosas por el desdibujamiento de fronteras (transdisciplinariedad), la desestructuración de las nociones básicas de la ciencia (complejidad), el reconocimiento de la participación del sujeto y de lo subjetivo en la dinámica de la ciencia, la mutación de identidades, la interpretación femenina del mundo, los límites de la racionalidad y la admisión del inconsciente

    El concepto Expresiones Motrices ofrece un correlato con estas características:

  • El desdibujamiento de fronteras (transdisciplinariedad): en este sentido las Expresiones Motrices son un concepto integrador, más que diferenciador y articulador, más que separador. Como intenté plantear anteriormente, las Expresiones Motrices tienen un arraigo en diferentes saberes que las configuran como plataforma de cruce disciplinar. Generan la articulación conceptual, una suerte de hipertextos que enlazan y resignifican.

  • La desestructuración de las nociones básicas de la ciencia (complejidad): Las expresiones motrices convocan, admiten y demandan renovaciones metodológicas, replanteamientos problémicos y acercamientos disciplinares. (Wallerstein (1999) hace referencia al cuestionamiento a la física newtoniana iniciado por el premio Nobel de Química, Ilya Prigogine, un desafío de las disciplinas en el siglo XXI). Propongo pensar la noción de expresiones motrices como un avance complejo en el desarrollo del campo académico en tanto demandan no sólo apreciaciones transdisciplinares, sino también los procedimientos "multimetódicos" para su abordaje investigativo. Implican el desarraigo unilateral de los métodos experimentales y se abre hacia la mixtura, la anidación y la complementariedad.

  • El reconocimiento de la participación del sujeto y de lo subjetivo en la dinámica de la ciencia: la definición de Expresiones Motrices se origina en la consideración de la experiencia y la expresión del sujeto; movilizan intenciones, pasiones e idealidades que remozan las convencionalmente asociadas a éstas.

  • La mutación de identidades: las Expresiones Motrices permiten, de un lado, preservar la identidad del campo porque su dispositivo se sitúa en las prácticas que connotan cuerpo y motricidad y, paradójicamente, han posibilitado la eclosión de "identidades" en el interior de las mismas (deportivas, lúdicas, artísticas, terapéuticas…).

  • La interpretación femenina del mundo: las Expresiones Motrices horadan la estructura masculina del universo motriz y se abren hacia otras opciones (Wallerstein (1999) refiere el feminismo como uno de los grandes desafíos de las disciplinas en el siglo XXI). Son inclusivas (escenarios, actores, prácticas…) y permiten un posicionamiento de género impensable en los significantes y significados que fundan el saber.

  • Los límites de la racionalidad y la admisión del inconsciente: las Expresiones Motrices se descolocan de la explicación racional de la motricidad y se deslizan hacia formas de aprehender el conocimiento y hacia respuestas inteligentes que reconocen las espontaneidad, la lúdica y la innovación. Al situar al sujeto en el centro del concepto consideran la "sin razón". (Wallerstein (1999) incluye a la teoría freudiana del inconsciente como otro de los grandes desafíos de las disciplinas en el siglo XXI).

    Estos tópicos del sistema mundo y las nuevas perspectivas de cara al conocimiento y a la ciencia dibujan el panorama en el que se construye la propuesta de las Expresiones Motrices.


    Riesgos

    El campo académico ha de ser una zona de tensiones y forcejeo y, a su vez, de acuerdos y alianzas. En éste las diferentes representaciones, los distintos modelos, las estrategias metodológicas, las propuestas corporativas y los agentes, deben estar en condiciones de equidad (Bourdieu, 2002; Aguilera, 2006), si algún componente del campo goza de privilegios excepcionales o si algún agente manipula el campo para su provecho, va en detrimento del campo. Un grupo que esté al frente de todos los dominios del campo no estimula ni jalona la diversidad, la diferencia y la pluralidad; es decir, el caos garante de la existencia. La quietud y el orden anuncian muerte. Una publicación, por ejemplo, que se límite a un solo perfil o bien de la representación, o bien de los agentes, o bien de una práctica, es una publicación monográfica que menoscaba el campo como un todo articulado por la diferencia, los matices y las oposiciones.

    El campo ha de ser terreno de avatares políticos, no puede ser monolítico, porque el crecimiento, el fortalecimiento y el posicionamiento, son el resultado del movimiento que genera la acción colectiva. Debe ser pluriforme, polisémico5, polivalente (como el cuerpo), donde las representaciones configuren una cartografía de posibilidades y no de imposiciones.

    Quiero llamar la atención sobre dos riesgos que, aprecio, planean sobre el campo: el Pan-corporalismo y el Pan-motricismo.

    Con Pan-corporalismo quiero acentuar la tendencia a diluir nuestra representación de la Educación Física en una Educación Corporal. Este me parece un intento sensible y coherente con una resignificación del cuerpo y de la motricidad, no obstante es una propuesta arriesgada, toda vez que hace desaparecer la parte en el todo o, más alarmante aún, sitúa el todo en la parte, lo que de alguna manera lo reduce a la parte misma.

    Por supuesto que es necesaria la educación corporal y que la escuela, por ejemplo, reconozca el lugar del cuerpo en la formación del sujeto y así en la construcción del proyecto social. Igualmente es menester que la motricidad se entienda en su implicación con el cuerpo en su integridad.

    Hay propuestas con las que hemos diseñado pautas para la inclusión del cuerpo en la escuela. La investigación "Las expresiones motrices y su relación con la cultura somática y el perfil social en adolescentes escolarizados de Medellín" (2000b) concluye con una propuesta curricular para la escuela en la que el cuerpo es el eje temático. Con estos insumos y mi propia reflexión en torno a cuerpo-escuela he planteado unos principios didácticos hacia una pedagogía del cuerpo

    En lo que hay qué hilar fino es en lo referido a una sustitución de la Educación Física por una Educación Corporal, porque esto no sólo vuelve a descorporeizar a la escuela y reduce al cuerpo al escenario de la Educación Física, sino que la motricidad se disuelve en lo corporal. ¿Otra forma de dualismo? o es ¿volver a la noción Física del movimiento y con ello sustraerlo de su implicación con el sujeto-cuerpo en su integridad?

    En este "retorno" al dualismo, valoro necesario traer un elemento que puede mostrar otros linderos vulnerables del Pan - corporalismo, en su versión Educación Corporal. Parto de la referencia a la acepción Educación Física, que en términos fácticos, se ha convertido en el concepto que engloba los componentes, para el caso, la clásica separación Educación Física, Deporte, Recreación, lo cual, como lo veo, es una imprecisión que va más allá de lo semántico. Y parto también de dos preguntas: ¿La Educación Corporal promueve una sustitución de la Educación Física, como concepto englobante? Si es así, desconoce elementos integradores del saber que quedarían por fuera de la Educación Corporal, toda vez que la educación refiere unos propósitos, unos actores, un escenario y como tiene una especificidad tan bien delimitada, excluye otros aspectos que tocan con la disciplina. O, ¿La Educación Corporal sustituye sólo aquello que implica a la escuela y/o al interés formativo? En cuyo caso estaríamos ya no frente a una indefinición, sino ante una insuficiencia semántica, de cara al campo académico y a lo corporal como única representación del mismo. Sería de nuevo la separación taxativa y habría que revisitar a Benilde Vásquez (1989), cuando acusa a lo perceptivo de abandonar la técnica y dejarla en manos de técnicos.

    El significante Educación Corporal entraña la pegajosa escisión naturaleza-cultura6. La educación, cuyo afán fundativo es el de cambiar instintito por aprendizaje, operaría frente al cuerpo, instancia que más que poseer un potencial sería meramente instintiva y, en consecuencia, habrá de domeñarse. El adjetivo corporal califica es a la Educación, condición que más que problema semántico, implica una ubicación del cuerpo en la escuela. Este detalle, en apariencia caprichoso, puede pasarse por alto; no obstante me ronda la pregunta alrededor de los otros saberes que complementan el sistema educativo, me pregunto por la Educación en Geografía o en Historia o en Ciencias Naturales, al lado de la Educación Corporal o Educación Física, esto es, no se educa en torno a lo que ofrece el cuerpo, a sus competencias, sino que esté ha de ser educado, esto es: sometido

    Un riesgo adicional del Pan-corporalismo, es que desdibuja la particularidad del área, que está edificada en el dispositivo motriz y con ello la especificidad profesional. Hablar de Educadores Corporales es una decisión de gran impacto, porque nos acerca a la medicina, a la nutrición, a la psicología y muchos otros saberes que tocan con el cuerpo, acercamiento que una vez más nos despoja de una investidura que hemos intentado cultivar y dignificar desde nuestra propia reflexión y práctica. Intento que, por lo demás, significa la búsqueda de la "ilustración".

    Tal vez me acomodo más en el Pan-motricismo, pero no avanzo mucho en ello una vez he llegado a la certeza que enuncié párrafos mediante. Ahora bien, se me dispensará del pan-motricismo, porque no creo que la motricidad como un todo sea nuestra pertinencia, como tampoco he llegado a la conclusión, juicio de valor, según la cual la motricidad en esencia sea sólo dirigida hacia lo bueno, hacia el bien. En este punto cedo la palabra a quienes han profundizado en el tema desde distintos ángulos (Trigo, Sergio, Benjumea, Gallo, Agudelo, García Manso, Salazar, Jaramillo, Uribe, Castro). En lo que sí soy enfática es que adhiero la acepción motricidad y declino la opción terminológica del movimiento.


Notas

  1. Cuando la práctica profesional en Educación Física se diversificó y admitió este tipo de aplicaciones, hubo oposición por parte de los agentes del campo e incluso el Instituto de Educación Física de la Universidad de Antioquia se movilizó en contra de esta apertura, sancionándola por su falta de pertinencia y señalando a quienes oficiábamos en este espacio.

  2. Sobre la mitigación de la conciencia de muerte, vía expresiones motrices, remito al lector a los textos de mi autoría incluidos en la bibliografía (1995a, 1995b, 1997).

  3. La referencia a aportes de las reflexiones en torno al cuerpo a la configuración epistemológica de la Educación Física aparece desarrollada y publicada con igual nombre (2008).

  4. Para profundizar en torno a la derivación del dualismo cartesiano y su incidencia en las prácticas de la Educación Física, remito al lector al artículo de mi autoría (1999) complementado con el video "En movimiento hacia la nueva cultura".

  5. Convengo en que todos los términos gozan, o padecen, de cierta polisemia, pero debemos convenir que en algunos es mucho más evidente y comprometedora esta condición, verbigracia el cuerpo.

  6. Opinar que la escisión naturaleza /cultura es pegajosa (farragosa), es querer decir que es compleja. Ello no implica optar por una unidad naturaleza /cultura y menos aún que este aserto incluya al reino animal o vegetal (como me interpretaban en alguna conferencia colocando como contra ejemplo el lenguaje en un perro). Para evitar tales confusiones, creo necesario precisar que cuando me refiero a cultura estoy hablando de seres humanos (la cultura como definitoria de lo humano) y cuando hablo de la complejidad en su relación con la naturaleza, me refiero también a lo natural que pueda quedar en lo humano. En mi perspectiva tanto la alimentación, como la salud, la sexualidad como la motricidad, en apariencia asunto biológicos, están cruzados por la cultura.


Bibliografía

  • Aguilera, Antonio (2006). El campo académico del desarrollo humano. México: ITESO.

  • Arboleda Gómez, Rubiela (1995a). Between violence and hope. Sport in Medellín. International Congress. Images of Sport in the World. 75 Anniversary of the German Sport. Germany: University of Cologne.

  • _________. (1995b). Las expresiones motrices como alternativa de reconstrucción de cultura en la ciudad de Medellín. En: Educación Física y Deporte. 17: 79-89*.

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revista digital · Año 13 · N° 119 | Buenos Aires, Abril 2008  
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