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LOS INDICADORES ESTADISTICOS MAS DETERMINANTES EN EL RESULTADO FINAL EN LOS PARTIDOS DE BASQUETBOL
António Jaime Sampaio

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Discusión de los resultados
Un estudio en profundidad de los indicadores de la performance nos permitió, en forma clara y objetiva, discriminar los equipos vencedores de los equipos perdedores en los partidos de Basquetbol. El cuadro sinóptico expresado en la Figura 1 pretende ilustrar, de una manera global e integrada, la idea emergente de nuestros resultados.


Figura 1. Representación gráfica del valor discriminatorio de los indicadores del juego
para la victoria/derrota en Basquetbol (resultados del presente estudio)


Durante el juego, el predominio de la relación entre los porcentajes de eficacia en los lanzamientos de 2 puntos (%L2) y los rebotes defensivos (RD) asume una relevancia decisiva para los equipos que pretenden alcanzar el éxito en las competencias. Como lo marca el propio objetivo del juego, se pretende que un equipo obtenga puntos y disponga más posesiones de pelota que el equipo adversario.

El predominio en los indicadores anteriormente nombrados, unido a los mejores porcentajes de eficacia en los lanzamientos de 3 puntos (%L3) permite equilibrar el juego interior y el juego exterior de un equipo. Para una precisión del 95,12% este factor tendrá como consecuencia una victoria desequilibrada. Por otro lado, el equilibrio de los valores de los %L3 desviará, inevitablemente, la decisión del juego hacia los valores de los %L2, bajo la forma de lanzamientos de campo más próximos al cesto y/o penetraciones. O sea, la decisión del juego continúa en focalizarse en los lanzamientos de campo, pero la importancia de éstos parece colocarse desde las áreas más externas del perímetro hacia las áreas más cercanas al cesto. Ante esta situación, las faltas cometidas (FC) parecen asumir la primacía en la decisión del juego. En este caso, los equipos que cometen menos o provocan más faltas consiguen superar a los equipos adversarios (victoria que consideramos normal, con una precisión del 76,71%).

Si el equilibrio se mantuvo, i.e., si ninguno de los equipos aumenta drásticamente el número de FC relativamente frente al otro equipo, la eficacia en la conversión de puntos a través de los tiros libres (producto de la FC) parece determinar el efecto de la victoria en un enfrentamiento equilibrado (con una precisión del 66,67%).

Los %L2 y los RD se mostraron, en todos los análisis realizados, como los indicadores del juego que más contribuyeron para el resultado final en los partidos. De hecho, los equipos que ganaron más juegos lograron y convirtieron más posesiones de pelota. Esta idea es marcada por el mayor número de RD recuperados y por los mayores %L2, respectivamente.

Resultados similares a nuestros estudios fueron identificados en la literatura disponible (Price, 1970; Pim, 1981; Coelho, 1996; Mendes, 1996a). Estos autores, al desarrollar el análisis multivariado identificaron la contribución creciente de estos mismos indicadores para la victoria en los partidos de Basquetbol. Una reflexión atenta sobre estos resultados nos conduce forzosamente hacia dos tipos de análisis: el primero, centrado en la contribución asociada de los dos indicadores descriptos con el resultado en los partidos; y el segundo, centrado en la contribución individual de los %L2 y de los RD en el resultado final de los partidos.


Porcentajes de eficacia en los lanzamientos de dos puntos y rebotes ofensivos
La relación que se establece entre los lanzamientos y los rebotes parece constituirse como un momento crítico en la definición de superioridad o inferioridad durante el juego. En este sentido y frente a la decisión entre oponentes, la dinámica del juego puede continuar, para cada uno de los equipos, según Barreto (1995), en diferentes direcciones:

Para el equipo con posesión de pelota:

Para el equipo sin posesión de pelota:

En este mismo contexto y como ilustra la Figura 2, los lanzamientos y los rebotes expresan una relación de dependencia muy fuerte que domina, casi con exclusividad, la dinámica del partido y, consecuentemente, su resultado final. O sea, ésta parece ser una fuerte evidencia de los resultados obtenidos en nuestro estudio a través de los CCE de FD.


Figura 2. Relación que se establece entre el lanzamiento y el rebote



Porcentajes de eficacia en los lanzamientos de dos puntos
Tal como fue referido, los equipos que ganaron más partidos fueron más eficaces en los lanzamientos de dos puntos. Este vínculo fue identificado y sobre todo sustentado por la gran cantidad de estudios consultados (Price, 1970; Mouw, 1971; Van Gundy, 1978; Pim, 1981; Marques, 1990; Sousa, 1993; Coelho, 1996; Ittenbach, 1995; Mendes, 1996a; Mendes, 1996b).

Bird & Bischoff (1990) fundamentaron esta idea considerando que los equipos que vencen en los partidos precisan, imprescindiblemente, de lanzadores eficaces, i.e., jugadores que además de predominio y competencia en los fundamentos básicos, seleccionan los lanzamientos a llevar a cabo, fundamentalmente, en función de: (i) las áreas de la cancha en las que se encuentran, (ii) los ángulos de lanzamiento y (iii) de la posición de la defensa.

De esta manera, los lanzadores eficaces conocen, en profundidad, sus limitaciones y sus potenciales, así como las limitaciones y los potenciales de los restantes jugadores de su equipo. El "mejor lanzador" de un equipo es el jugador que en determinada jugada de ataque está libre de presión defensiva para lanzar al cesto en una posición favorable (Bird & Bischoff, 1990).

Resumiendo, la relación que fue identificada, en el presente estudio, entre los porcentajes de eficacia en los lanzamientos de dos puntos y el resultado final en los partidos, evidencia una idea bastante concreta que se expresa de esta manera: los equipos que ganan mas partidos parecen tener jugadores que saben como y cuando lanzar.

Rebotes defensivos
Los equipos que vencen en más partidos obtienen más posesiones de pelota, hecho evidenciado por el mayor número de RD recuperados. Esta relación fue relativamente bien identificada y sostenida por la gran mayoría de los estudios consultados (Price, 1970; Mouw, 1971; Dohrer, 1974; Asmussen, 1976; Van Gundy, 1978; Pim, 1981; Barnett, 1984; Gimelstob, 1984; Marques, 1990; Sousa, 1993; Coelho, 1996; Ittenbach, 1995; Mendes, 1996a; Mendes, 1996b).

Barreto (1995) sostuvo esta idea al realizar un análisis que nos parece bastante objetivo y esclarecedor. El autor verificó que los porcentajes de eficacia en los lanzamientos de campo ha tenido en los últimos tiempos una involución significativa, como consecuencia de la capacidad defensiva de los equipos. En este sentido, los rebotes representan mayores frecuencias de éxito por partido que los lanzamientos convertidos, lo que expresa claramente su contribución para el resultado final en los partidos.

De manera general, la relación anteriormente formulada nos remite también a un cuadro interpretativo más amplio y subdividido en 4 características centradas en el juego y en el jugador. De hecho, los equipos que recuperan más rebotes obtienen también mayor cantidad de posesiones de pelota y, simultáneamente, controlan el ritmo de juego. Indirectamente, este hecha podrá evidenciar primacía de los jugadores de los mejores equipos tanto desde el punto de vista de la capacidad física, como desde el punto de vista técnico-táctico.

Obtener la posesión de la pelota
El rebote es el indicador del juego que más claramente expresa la capacidad de un equipo para recuperar posesiones de pelota (Barreto, 1995). Durante el juego de Basquetbol, las oportunidades que un equipo dispone para recuperar la posesión de la pelota pueden corresponder a una de las siguientes situaciones:

Hobson (1955), en un estudio que toma como base 460 partidos de los Colleges, llegó a la conclusión que más de los dos tercios de las oportunidades de recuperación de posesiones de pelota en un partido provienen de lanzamientos fallidos. Esta idea ha sido confirmada por diversos autores (Rupp, 1967; Auerbach, 1976; Wooden, 1980). En este sentido, el rebote como la acción de juego subsiguiente al lanzamiento fallido, está directamente vinculado al número de posesiones de pelota, y consecuentemente, de lanzamientos de campo ejecutados, lo que determina significativamente la probabilidad de convertir más puntos y ganar un partido (Raveling, 1982).

En tanto, tal como fue referido, apenas los RD representarían el indicador que separa las victorias de las derrotas. Este indicador, asume una importancia muy particular en el juego, toda vez que su expresión está exclusivamente asociada a la eficacia ofensiva de los equipos, i.e., el RD sólo existe como producto de un lanzamiento fallido. En este sentido, los equipos que ganan más partidos recuperan más RD como consecuencia de la ineficacia ofensiva de los equipos oponentes. La misma deducción también es válida para el rebote ofensivo (RO), i.e., el RO sólo existe como consecuencia de un lanzamiento fallido, por lo tanto, los equipos que obtienen más triunfos no recuperan más RO. Este hecho, parece indiscutible de sostener una vez que los jugadores del equipo de no convierten el lanzamiento se encuentran sistemáticamente en una situación de doble desventaja, a partir de la disputa del RO desde posiciones más alejadas del cesto y en inferioridad numérica (dado que las preocupaciones por la recuperación defensiva son prioritarias). De este modo, el RO no discrimina los equipos vencedores de los equipos derrotados.

Por otra parte, reforzando todavía más la importancia del RD, luego de la recuperación de la posesión de la pelota, todos los jugadores reaccionan para el desarrollo del contaataque (Araújo, 1992), la fase que sostiene el éxito del modelo de juego concordante con las características de los basquetbolistas portugueses (Coelho, 1990).

Si la pelota no fue recuperada, aumenta la cantidad de RO del equipo adversario, lo que provoca desventajas decisivas: (i) aumenta la cantidad de segundos (o más) lanzamientos cuyos porcentajes de eficacia son mucho más elevados y/o (ii) recarga al equipo que defiende con faltas personales (Mikes, 1987).


Ritmo de juego
El basquetbol moderno se caracteriza por sucesivos cambios en el ritmo de juego. Este es un referencial de intensidad, expresado a través de las diferentes velocidades de transición (ofensiva o defensiva) que los equipos son capaces de utilizar para imponer su juego, o para condicionar al del adversario. En este caso específico, la aceleración del juego se consigue a través de la realización de contraataques, en tanto que la desaceleración del juego se consigue impidiendo las salidas en contraataque. Ya sea uno u otro de estos efectos, o sea, cambiar el ritmo de juego acelerándolo o desacelerándolo, dependen de la intervención y participación en el RD para el primer caso y en el RO para el segundo caso (Barreto, 1995). Entonces, parece evidente que los equipos que recuperan más rebotes son capaces de controlar mejor el ritmo de juego, imponiéndose en las diversas circunstancias y forzando al oponente sobre lo los aspectos específicos que más les concierne.

Caracterización corporal
Las medidas corporales absolutas parecen expresar, en circunstancias precisas, un grado elevado de determinismo para el éxito en diferentes modalidades deportivas (Janeira, 1994). En la mayoría de los estudios antropométricos disponibles en la literatura internacional, la altura y el peso de los jugadores son los indicadores que mejor se relacionan con la eficacia en el juego, más precisamente, con la capacidad de obtener puntos y de recuperar rebotes (Alexander, 1976; Janeira, 1988; Janeira & Vicente, 1991). Este hecho deviene de que, en circunstancias muy particulares, lo atletas recurren al contacto físico (e.g. ganar y mantener posiciones próximas al cesto, bloqueos ofensivos y defensivos) y, simultáneamente, de la ubicación elevada del aro (cesto) a 3,05 m del suelo (Janeira, 1994). En este sentido, la relación de la altura y del peso con la performance diferenciada en el juego contribuyen a identificar a los mejores jugadores de un equipo. Los ejemplos que sustentan estas ideas están expresados en numerosos estudios y publicaciones (para refs. ver Alexander, 1976; Häkkinen, 1988; Bolonchuk et al., 1991; Janeira, 1988, 1990, 1994).

Todavía en este terreno, nos parece importante señalar, por su profundidad y exhaustividad, el estudio de Janeira (1994), cuyo objetivo apuntó a identificar los perfiles somáticos diferenciados por la posición específica en el juego. Los resultados obtenidos identificaron contribuciones diferenciadas expresadas, fundamentalmente, en los efectos de la envergadura (altura, alcance del miembro superior, diámetro palmar longitudinal, extensión del miembro inferior) y de la masa (perímetro braquial extendido, perímetro del antebrazo, peso de la masa grasa).

En este contexto, parece evidente que en los enfrentamientos directos entre equipos, las diferencias corporales señaladas pueden determinar diferencias en la eficacia en el juego, con especial énfasis en la recuperación de rebotes.

De esta manera, la capacidad de recuperar rebotes puede ser adjudicada a las capacidades corporales de los jugadores. Muy probablemente, los equipos que ganan los partidos están conformados por jugadores que presentan un perfil somático más conveniente a las demandas del juego (más altos y más fuertes), y de esta manera, más eficaces en la recuperación de los rebotes (Sampaio & Janeira, 1996).

Con todo, aprovechamos para puntualizar una vez más que este estudio se vincula en torno a la noción de equipo, ya que desde el punto de vista individual las cuestiones ecuacionales podrían no ser tan lineales. De hecho, los ejemplos de Dennis Rodman y Charles Barkley, jugadores de la NBA, podrían ser la excepción en este universo de gigantes.

A pesar de ésto, la idea anteriormente expuesta no pretende ser un punto de sustentación de los procesos de selección negativa. Los jugadores con menos tamaño (más bajos y menos fuertes) continúan teniendo oportunidades de participación en el juego siempre que sean extremadamente rápidos, excelentes defensores, buenos pasadores, buenos dribleadores, lanzadores eficaces de media y larga distancia y posean una gran capacidad de penetración en la defensa (Lima, 1986).


Caracterización técnica
La importancia del rebote en el juego de Basquetbol ha sido inequívocamente reconocida no sólo a través de diversos estudios realizados y disponibles en la literatura sino también según la opinión de entrenadores (para refs. ver Price, 1970; Pim, 1981; Barreto, 1995; Ittenbach, 1995; Turcoliver, 1996). A pesar de esta unanimidad en torno a su importancia, el rebote parece que se trata de una de las fases del juego que muchos entrenadores identifican como de los más descuidados (para refs. ver Barreto, 1995).

De una manera muy particular, el éxito en la recuperación de rebotes defensivos depende del cumplimiento de determinados presupuestos técnicos que según Bird & Bischoff (1990) se pueden expresar a través de:

Frente a este conjunto de presupuestos, que parece obvio para los jugadores de Basquetbol, no alcanza con que sean altos y fuertes para obtener los rebotes. La idea de perfeccionamiento técnico debe estar siempre presente en el sentido de que los jugadores puedan jugar al más alto nivel en zonas próximas al cesto y más densamente "pobladas".

En este sentido, y sumando a las conclusiones los puntos anteriores parece evidente que los mejores equipos recuperan más RD lo que les proporciona directamente un mayor número de posesiones de pelota y un control efectivo del ritmo de juego. Probablemente, las causas que sostienen esta idea están asociadas no sólo a las características corporales sino también a los mayores niveles técnicos de los jugadores.



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http://www.efdeportes.com/
Año 3. Nº 11. Buenos Aires, Octubre 1998.