Estudio de un modelo para los procesos cognitivos en jugadores de fútbol de edades comprendidas entre 8 y 12 años | |||
*Universitat de València, Facultat de Cièncias de l'Activitat Física i l'Esport. **Universidad de León, Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte. (España) |
Juan Mercé Cervera* | Javier Mundina Gómez* Ramón García Herreros* | José María Yagüe Cabezón** Luis-Millán González Moreno* jmyagc@unileon.es |
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http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 11 - N° 105 - Febrero de 2007 |
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Introducción
El fútbol es uno de los deportes más populares en el mundo y lo practican hombres y mujeres de diferentes edades y con distintos niveles de habilidad (Stolen et al, 2005).
El fútbol es un "deporte de situación" entendiendo este como aquel que se caracteriza por que la dinámica de juego viene determinada por situaciones cambiantes y por la gran incertidumbre que ocasionan la actuación de compañeros y adversarios, trayectorias que describe el balón, inestabilidad del medio, etc. Esta realidad elimina la posibilidad de emitir por parte del jugador respuestas estereotipadas y hace necesaria una constante toma de decisiones individuales y colectivas para adaptar la actuación del jugador/equipo a las necesidades puntuales de cada momento. Este hecho hace necesario que el joven futbolista, desde sus primeros contactos con este deporte, conozca en primer lugar las intenciones tácticas para luego desarrollar los diferentes procedimientos de ejecución para llevarlos a cabo (Dufour, 1970; Vankersschaver, 1982; Garganta, 2001; Gréhaigne, 2001).
En lo que concierne al marco teórico de fundamentación y de explicación de los factores que concurren en el rendimiento deportivo en el fútbol, la literatura consagra cuatro factores: los aspectos psicológicos, los condicionales (condición física) y como es evidente, los coordinativos (técnica), así como los cognitivos (táctica), por lo que se deben desarrollar todos ellos en la preparación de los/as jóvenes futbolistas para así, obtener un mayor nivel de rendimiento deportivo (Mercé, 2003).
Centrándonos en los aspectos tácticos, la actualización de estos conocimientos se hace a partir del análisis de la situación, que es, por un lado, la observación del juego y, por otro, el análisis de los propios conocimientos (Malho, 1969). La estructura cognitiva del sujeto es una condición esencial de la capacidad perceptiva, pues como indica Sonnenschein (1989), la percepción de situaciones implica dos subprocesos que se influyen recíprocamente: la selección (proceso de selección) y la codificación (atribución de un significado). La toma de decisiones es, a la vez, una actividad cognitiva y emocional (Temprado, 1991). Así, los procesos decisionales se ven influidos, por un lado, por la implicación cognitiva del jugador en cuanto a la selección de información relevante del entorno de juego y valoración de opciones de acción (Konzag, 1992). Y, por otro lado, el jugador también considerará aspectos relacionados con la autopercepción, nivel de competencia percibido sobre el adversario, momento del partido, etc. (Iglesias y otros 2002).
Actualmente los métodos de investigación utilizados para estudiar la toma de decisiones en el deporte han sido diversos; los que han centrado sus estudios en el análisis de los tipos de conocimiento que soportan las acciones de los jugadores en la resolución de los problemas de juego, principalmente en lo que concierne a las estrategias cognitivas que guían las tomas de decisiones (Allard, et al. 1993; Tavares, 1993; Mcpherson, 1994); y otros, los que han centrados sus vías metodológicas de investigación en la observación, tanto en situaciones reales de competición (French y Thomas, 1987; Riera, 1995; Méndez, 1998, Reilly et al., 2000), como en situaciones reducidas (Cárdenas y Moreno, 1996; Refoyo, 2000).
Aun habiéndose trabajado con los aspectos tácticos del deporte, existen pocos datos disponibles en la bibliografía sobre el estudio de la toma de decisiones en el fútbol en situación de juego, aunque si hay estudios de otro tipo cuya intención es profundizar en el conocimiento de los elementos relacionados con la táctica (Williams et al, 1994; McMorris, 1997, McMorris y Graydon, 1997; Elferink-Gemser, et al, 2004; Rulence-Pâques, et al, 2005). A pesar de ello, entendemos que es de suma importancia realizar el trabajo técnico-táctico dentro de la acción de juego y lo más parecido posible a la competición, y por ello creemos que las pruebas o tests para evaluar dicho trabajo, también deben desarrollarse dentro de la acción de juego.
De esta forma, la propuesta de este estudio es conocer y analizar de forma descriptiva el pensamiento de los jugadores durante el proceso de toma decisiones, tratando de buscar posibles diferencias en lo concierne a las acciones técnico-tácticas de desmarque, pase y tiro a portería desarrolladas en situación de juego real entre jóvenes futbolistas en edades comprendidas entre 8 a 12 años. Debemos entender las acciones técnico-tácticas como aquellas acciones que debido a sus características intrínsecas no pueden ser entendidas por separado dentro del contexto de juego (Aranda y Mercé, 2004). Esta definición se puede observar mejor en la figura 1.
Material y métodosSujetos
En el estudio participan 4 equipos de 12 jugadores (n = 48). Dos de ellos pertenecen a la categoría benjamín que va de los 8 a los 10 años (benjamín A (BA) y benjamín B (BB)). Los otros dos equipos juegan en la categoría alevín que va de los 10 a los 12 años (alevín A (AA) y alevín B (AB)). Todos ellos pertenecían a las categorías inferiores de un club de primera división. En la tabla 1 se pueden observar las principales características físicas de todos los jugadores participantes. El estudio fue llevado a cabo dentro de las sesiones programadas de entrenamiento en la escuela, no obstante y debido a que se trataba de jugadores menores de edad se pidió el consentimiento por escrito de la dirección de la escuela y de los padres.
ProcedimientosLos grupos BA y BB (8-10 años) realizaron las tres pruebas tácticas en una sesión de tarde, el primer grupo en empezar fue el BA seguido del BB. Los grupos AA y AB (10-12 años) realizaron las tres pruebas tácticas en la misma sesión, pero después de los dos equipos anteriores. El equipo de esta categoría que trabajo primero fue el AA.
Todos los equipos realizaron un calentamiento específico y estandarizado para cada una de las pruebas.
Cada uno de los grupos se dividió en tres equipos de 4 jugadores (los 12 jugadores de cada grupo) más 2 porteros (los porteros no formaban parte de los sujetos a estudiar). Estos equipos se configuraron de manera aleatoria y no se modificaron en ninguna de las pruebas tácticas realizadas.
Todos los equipos realizaron las pruebas en un terreno de juego de césped artificial con las mismas características. En cada una se jugaron tres tiempos de 5 minutos, con un descanso de 3 minutos utilizados para cambiar los equipos en acción, recuperar y realizar estiramientos.
Después de una serie de 5 minutos, el equipo que estaba fuera pasaba a jugar dentro y uno de los que estaba jugando pasaba a ser comodín. De esta forma, de las tres series de que constaba cada prueba, cada equipo jugaba dos dentro del espacio y una de comodines. Para evitar confusiones y facilitar la distribución de los equipos, estos se enumeraron, dentro de cada categoría, del 1 al 3. La distribución de las series fue la siguiente:
Todo el proceso se grabó mediante dos cámaras de vídeo (Panasonic AG-DVX 100AE) que permitían analizar posteriormente las variables estudiadas.
En todos los casos, fueron tres las personas encargadas de intentar que el juego se desarrollase de forma correcta, así, por ejemplo, facilitaban los balones a los jugadores cuando salían de los límites del espacio de juego. Con ello se evitaba una excesiva pérdida de tiempo. Dos de estos controladores también se encargaron del manejo de las cámaras de video anteriormente mencionadas. Además, otros dos observadores se encargaron de registrar en una planilla las variables que se analizaban en cada una de las pruebas. Cada controlador se encargó de uno de los equipos que participaban en cada serie del test. Estos fueron los que, posteriormente, analizaron las grabaciones del juego. En todas las pruebas se hicieron dos ensayos previos antes de la definitiva para que se familiarizaran con el protocolo de dichas pruebas.
En los tres tests se utilizó el mismo material, por lo que la relación del mismo se presenta a continuación: Cinta métrica de 25 metros; conos de diferentes colores para delimitar el espacio de juego; dos porterías de medidas exactamente iguales a las reglamentarias en las competiciones de fútbol-7 (6x2 metros); 2 cámaras de video (Panasonic AG-DVX 100AE); tres cronómetros para controlar los tiempos de trabajo y de recuperación; hojas de registro y bolígrafos; balones adecuados a la categoría de los sujetos (para todos los juegos se emplearán los mismos balones (balón nº4, Niké Corporation, con un peso de 350 g).
Medición de la acción técnico - táctica de desmarqueSe juega en un espacio de 60 x 30 m. Se sitúan dos porterías reglamentarias defendidas cada una por un portero. Delante de cada portería se delimita una franja de 12 metros donde los jugadores de campo sólo pueden entrar en ella si rompen el fuera de juego de forma adecuada y realizan el desmarque de forma correcta.
Juegan dos equipos de cuatro jugadores más cuatro comodines (dos por dentro y dos por fuera del espacio de juego) con petos distintos que juegan siempre con el equipo que está en posesión del balón (ver figura 2). Todos los jugadores participan con toques libres menos los comodines que juegan a 3 toques como máximo.
En el espacio que queda de 36 x 30 m, se debe intentar realizar un pase al desmarque que hace el jugador a la franja de fuera de juego (romper el fuera de juego), para posteriormente jugar un 1x1 con el portero. Una vez se haya superado el fuera de juego, no podrá entrar nadie a disputarle el balón al jugador que ha entrado y será el portero el único obstáculo que tendrá que superar para hacer gol. Para poder hacerlo, debe regatearle y sólo se tiene una oportunidad para conseguirlo.
No se puede entrar conduciendo el balón en la zona de 1x1. Sólo se puede entrar tras un desmarque que supere el fuera de juego tras el pase del compañero.
Para iniciar el ataque, el equipo con el balón, puede empezar desde la franja de fuera de juego pero el equipo contrario no puede entrar a robar el balón.
En el caso de que el balón salga fuera, los comodines se encargan de realizar tanto el saque de banda como el de esquina a los jugadores del equipo que no ha tirado el balón fuera. Ambos saques se realizarán con la mano.
Los comodines de dentro se cambian con los de fuera a los dos minutos y medio de cada serie. Así, todos los jugadores de los 3 equipos juegan por dentro y por fuera del espacio limitado. Estos últimos pueden moverse por toda la línea de banda incluida la línea de fuera de juego.
En cuanto a los datos que se tuvieron en cuenta, se registró cuando un jugador realizaba un desmarque de forma correcta, es decir, cuando era capaz de superar la línea del fuera de juego. También se valoró, si se conseguía marcar gol en situación de 1 contra 1 con el portero. De esta forma, se tuvo el número total de desmarques de cada jugador y el de goles que consiguió en esos demarques correctos.
Medición de la acción técnico - táctica de paseEn un espacio de 25 x 25 metros juegan dos equipos formados por cuatro jugadores cada uno de ellos y un portero neutral más cuatro jugadores comodines con peto distinto que van con el equipo que está en posesión del balón. Estos cuatro jugadores apoyan desde fuera del espacio (su ubicación se ve en la figura 3). Se colocan 4 porterías de 4 metros cada una, a lo ancho del campo, defendidas por el portero neutral (estas están separadas 1,5 m. entre si y a 2,25 m. de la línea lateral del espacio de juego). Los comodines juegan a 3 toques como máximo y los jugadores de dentro con toques libres. Ningún comodín puede sobrepasar la línea de porterías ni invadir el espacio de otro comodín, pero si pueden jugar entre ellos y moverse por toda su línea lateral.
El equipo en posesión del balón consigue un punto cada vez que un jugador realiza un pase a través de alguna de las porterías y un compañero recibe el balón, controlándolo, al otro lado. Después de cada punto conseguido se sigue en posesión del balón. Si el portero bloca un pase, realiza el saque al equipo contrario al que lo envió y se empieza jugando en el campo contrario de donde se recibió el balón.
Si el balón sale por los laterales donde hay comodines, éstos sacarán con el pie al equipo que no la ha tirado. Si sale por los otros laterales del espacio se hará un saque de banda de acuerdo con el reglamento (realizándolo un jugador del equipo que no lanzó el balón fuera).
En este caso, se registró el número de pases que realizó cada jugador y si este llegó al compañero o no (pases correctos e incorrectos).
Medición de la acción técnico - táctica de tiro a porteríaEn un espacio de 25 x 20 m., juegan dos equipos formados por cuatro jugadores más un portero. Cuatro jugadores comodines con petos distintos se sitúan en los laterales de la portería (ver figura 4); dos a lo largo de una línea de meta y los otros dos a lo largo de la otra. Los comodines sólo pueden realizar 3 toques y juegan con el equipo que tiene la posesión del balón. El juego, con toques libres, consiste en conseguir los máximos goles posibles, pudiendo jugar siempre que se quiera con alguno de los 4 comodines. También se puede tirar a portería desde cualquier posición y no es necesario jugar con ningún comodín antes de realizar dicho gesto.
No se pone en práctica la regla del fuera de juego y tanto los saques de esquina como los de banda se realizan con la mano. Los porteros no cambian de portería en ningún momento y el equipo que entra ataca en la misma portería en la que lo hacía el equipo que sale a jugar de comodín.
Sólo se registran aquellos tiros que acaben en gol, neutralice el portero o salgan fuera. Además se tienen en cuenta los tiros con el pie y con la cabeza pero no se distingue entre unos y otros. Por ello, se tuvieron en cuenta el número de tiros que realizó cada jugador y el resultado que obtuvo con los mismos.
Análisis estadísticoEl análisis se realizó con la ayuda del paquete estadístico SPSS 12.0 (SPSS Inc., Chicago, IL, USA).
Para hallar los descriptivos de tendencia central y de dispersión (media, error típico de la media, mínimo y máximo), así como los coeficientes de correlación entre las distintas variables (r de Pearson) se emplearon métodos estadísticos estándar.
Para hallar las diferencias entre categorías (8-10 años vs 10-12 años) y entre los sujetos con diferente pierna dominante se empleó un t-test para muestras independientes. Para ver las diferencias entre demarcaciones se utilizó un análisis de la varianza (ANOVA), utilizando en aquellos casos en que se establecieron diferencias significativas los desempates a través de un test Post Hoc de Bonferroni. Se eligió un nivel de significación estadística para todos los análisis de p<0,05.
ResultadosDescriptivos de la muestra de futbolistas
En la tabla 2 se pueden observar los estadísticos de tendencia central conjuntamente con otros de dispersión, correspondientes a las tres pruebas realizadas y a las variables estudiadas dentro de cada una de las mismas.
Diferencias en función de la categoría, demarcación y pierna dominanteNo se obtuvieron diferencias significativas en ninguna de las variables analizadas en función de la categoría, demarcación y/o dominancia de los sujetos. A continuación se muestra la figura 5, en la que se pueden observar las medias de las mencionadas variables divididas en la categoría de 8-10 años y la de 10-12 años.
Relación entre las diferentes variablesLos desmarques correctos y los demarques que acabaron en gol mostraron una relación positiva (r = 0,765. p<0,001. n = 48).
Si analizamos las relaciones entre variables en las dos categorías que podemos dividir a los sujetos, encontramos algunos resultados relevantes.
En la categoría de 8-10 años, aparece una relación positiva entre el número de goles conseguidos en la prueba de tiro y los demarques correctos (r = 0,83. p<0,001. n = 24), así como entre los desmarques correctos con los que se consigue gol (r = 0,59. p<0,001. n = 24). También se dio una relación positiva entre las paradas del portero en la prueba de tiro y los desmarques correctos que finalizaron en gol en la prueba de desmarque (r = 0,52. p<0,001. n = 24). Como es evidente, también se muestra una relación positiva entre los desmarques correctos y los demarques que acabaron en gol (r = 0,78. p<0,001. n = 24).
En la categoría de 10-12 años, a parte de la relación positiva entre los desmarques correctos y los que acabaron en gol (r = 0,74. p<0,001. n = 24), se dio también una relación positiva entre los pases correctos y los incorrectos en la prueba de último pase (r = 0,47. p<0,005. n = 24).
DiscusiónAl no encontrar estudios anteriores en los que se trabaje con las variables que nosotros hemos utilizado, se nos hace imposible comparar los datos que hemos obtenido en nuestro estudio con la literatura científica.
Como ya se ha comentado, con el estudio se ha observado que no existen diferencias significativas entre las dos categorías de edad (8-10 y 10-12 años) en ninguna de las variables estudiadas.
En un estudio realizado por Castejón y López (2000), se obtuvieron resultados similares. No se dieron diferencias significativas entre chicos y chicas de primaria (4º, 5º y 6º curso; 10-12 años) en una situación de juego en la que se trataba de evaluar el pase realizado con la mano.
Una posible explicación a que no aparezcan tales diferencias puede ser que el tiempo de juego al que fueron sometidos los sujetos no fue suficiente para que se pudieran establecer estas diferencias. Este dato ya fue planteado por Vizcaya y colaboradores (2001), pues mencionaban en su estudio la posibilidad de aumentar el tiempo de observación, puesto que en su caso, se producía un menor contacto con el balón. Por ello, cabe la posibilidad de que no se hayan establecido diferencias significativas entre las dos categorías que hemos estudiado porque no hubo tiempo suficiente para que los jugadores mostraran su verdadero potencial.
Por otra parte, ya mencionamos que se dio una relación positiva entre los desmarques correctos y el número de estos que acabaron en gol. Una posible explicación sería que en la situación de uno contra uno con el portero, el delantero está en clara ventaja, ya que la no intervención de otro jugador en defensa permite al delantero centrarse exclusivamente en superar al portero.
Sin embargo, estamos seguros de que si se permitiera entrar en la zona delimitada para el 1x1 a otro jugador del equipo contrario, no se producirían tantos goles pues el sujeto que se ha desmarcado también debería estar atento a este nuevo defensor.
Además, esta relación pone de manifiesto que los sujetos evaluados tienen una buena capacidad para desbordar (realizar un regate) a un adversario (en este caso, al portero), ya que, como se ha visto, la correlación entre las dos variables que hemos mencionado es elevada (r = 0,765. p<0,001. n = 48)
ConclusionesLas categorías de edades analizadas no muestran diferencias significativas en cuanto a los aspectos técnico-tácticos durante la realización del test específico planteado en el presente estudio.
En cuanto a la relación entre las diferentes variables estudiadas se muestra una correlación positiva entre los desmarques correctos y los que finalizan en gol. Esta relación puede estar mostrando el hecho de que las acciones sorpresivas de desmarque tienen al mismo tiempo una mayor eficacia en el éxito de la finalización de las acciones que terminan en gol. En consecuencia sería interesante enfatizar estos conceptos en el trabajo con jóvenes jugadores.
Una posible propuesta para estudios futuros, sería realizar unas pruebas similares aumentando el tiempo de participación de los sujetos, o bien establecer un periodo previo de familiarización con las pruebas a desarrollar.
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revista
digital · Año 11 · N° 105 | Buenos Aires,
Febrero 2007 |