La rotación de funciones como medio
para conseguir el gol en el fútbol |
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*Licenciada en Educación Física por la Universidad de Granada. Doctoranda por la Universidad de Huelva. **Profesora FCCAFD de la Universidad de Granada. Doctora por la Universidad de Granada. (España) |
Clara Isabel Pazo Haro* clarapazo@hotmail.com María Isabel Piñar López** maribelpinar@ugr.es |
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http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 11 - N° 102 - Noviembre de 2006 |
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Introducción
El fútbol es un deporte colectivo de cooperación y oposición de cancha común y participación simultánea (Hernández, 2000), en donde la incertidumbre, estaría en la actuación de los compañeros y adversarios, permaneciendo el medio de forma estable, ya que la instalación deportiva está condicionada por normativas preestablecidas.
En esta disciplina como deporte de equipo se da un proceso organizado de cooperación, realizado por la coordinación de las acciones de los jugadores de un equipo desarrolladas en condiciones de enfrentamiento con los adversarios, quienes a su vez coordinan acciones con el fin de romper la comunicación-coordinación del otro equipo, intentando conseguir el objetivo del juego, el gol (Wein, 1995; Mombaerts, 2000; Moreno y Fradua, 2001).
Para ello, los jugadores deben desarrollar la capacidad perceptiva, para decidir cuál es la respuesta correcta y ejecutarla ante las diversas circunstancias que se dan en un partido de fútbol.
La formación de un jugador de fútbol resulta un proceso complejo que se ve afectado por numerosos factores metodológicos, psicológicos, fisiológicos, genéticos, etc., que condicionan las posibilidades de evolución de los practicantes. Los entrenadores son los que dictan las pautas generales de actuación del equipo dentro y fuera del terreno de juego. Aunque será durante el proceso de iniciación donde proporcionarán un gran bagaje técnico- táctico individual y colectivo básico que será esencial para etapas posteriores, debiendo analizar todas las circunstancias y factores que puedan afectar a su aprendizaje y establecer las líneas metodológicas que les ayuden a progresar (Ortega, Piñar y Cárdenas, 1999).
En este proceso de formación del jugador de fútbol el ataque adquiere una importancia fundamental. La resolución de una fase de ataque depende en muchas ocasiones de la acción eminentemente individual aunque, debido al grado de oposición que existe en el juego, así como, la estructura organizativa mostrada por el equipo que defiende, la acción individual resulta, en la mayoría de las ocasiones, insuficiente para conseguir gol. Con el objetivo de buscar esa autonomía del jugador de saber percibir y elegir las respuestas adecuadas, se produce una interacción permanente de ataque defensa que forma parte de los múltiples parámetros de la elaboración de las situaciones de entrenamiento (Mombaerts, 2000). Por lo que el entrenador debe variar estos parámetros durante el entrenamiento para que ante una situación nueva el quipo sepa reaccionar rápidamente.
Teniendo en cuenta lo anterior, para garantizar una adecuada formación de nuestros jugadores, proponemos introducir rotaciones en las líneas más adelantadas y desarrollar la capacidad del jugador para decidir la respuesta correcta, atendiendo a las pautas de actuación del equipo y que han sido diseñadas previamente.
Centramos nuestro trabajo en la fase de ataque posicional. Éste se divide a su vez en: salida de balón, desarrollo y finalización, (Alcaraz, 1998). En esta última planteamos la utilización de rotaciones de forma que los jugadores pasen por diferentes posiciones de juego.
De los once jugadores de un equipo de fútbol utilizaríamos a cinco, seis ó siete como máximo. Se toma como referencia al baloncesto (Pintor, 1987; Graça y Oliveira, 1997), al balonmano (Antón, 1998) y al fútbol sala, en los que se establece una rotación de funciones de forma constantes y planteamos trasladar este sistema al fútbol. Los demás jugadores harían el balance defensivo y colaborarían en esta fase, teniendo un papel principal en otras fases como salida de balón o desarrollo.
Muchas de las acciones técnico-tácticas son realizadas con el balón (conducción, regate, pared, chut, etc), pero hay otras que las realiza el jugador que no posee el balón. Sin ellas no se podría conseguir el gol. García (1997), en relación con el baloncesto, indica la necesidad de desarrollar la actividad del jugador sin balón como medio para darle más dinamismo al juego.
El juego atacante que se orienta a facilitar las ayudas al jugador con balón debe encaminarse fundamentalmente sobre dos vías: la primera, acciones que permiten recibir el balón en condiciones óptimas; y la segunda, una vez el compañero ya se encuentra con balón, acciones que favorezcan el avance del poseedor, esté éste parado o en movimiento. Además, el primer y más básico medio técnico - táctico en el aprendizaje para favorecer esa progresión a través del binomio pase - recepción es el desmarque en el lugar y movimiento adecuado. El encadenamiento desmarque-recepción constituye, el medio básico de aplicación en este proceso, cuya manifestación práctica obliga a cumplir unos principios específicos: dispersarse en torno al balón, ofrecer la posibilidad de pasar con sentido de profundidad y /o de anchura, o conseguir que haya varias posibilidades de pases tanto simultáneas como consecutivas (Cárdenas y Alarcón, 2002).
En el fútbol se observa que los jugadores de sus líneas avanzadas no se mueven muchas veces convenientemente (no caen en banda, se desmarcan, apoyan, etc), provocando una defensa muy fácil, buscando situaciones individuales sin eficacia. La mentalidad no es otra que la de empezar a moverse cuando se le da el balón, y no anticiparse a ninguna acción.
Las rotaciones en el fútbol sala (originarias del hockey sobre patines) consisten en el intercambio de posiciones de los jugadores con balón o sin él. Con las rotaciones se pretende abrir la defensa contraria buscando el gol, con un ataque dinámico, permanentemente ofensivo y orientado en dirección a la portería contraria (Centurión, 2000). Según Rodrigo (1997), hay que tener en cuenta para conseguirlo los siguientes factores:
No ser autómatas
Mantener una atención continua a todas las posiciones de la rotación.
Coordinar los movimientos.
Tener paciencia.
Tener claros los conceptos de desdoblamientos y permutas.
Para llegar a estas rotaciones y ejecutarles con dinamismo es necesario que los jugadores en iniciación obtengan un gran bagaje de medios técnicos tácticos individuales y colectivos básicos. Como medios técnicos tácticos individuales necesarios para poner en práctica un sistema basado en la libre rotación, están los desplazamientos sin balón (en diagonal, en paralelo, en trasversal, hacia delante, hacia atrás, etc) y el desmarque. Como medios técnicos tácticos colectivos básicos estarían el apoyo, el desmarque de apoyo y la creación, ocupación y aprovechamiento de espacios libres. Con ello, en la fase de finalización se puede establecer unas rotaciones entre sus líneas más adelantadas basadas en unas pautas de actuación dadas por el entrenador.
Este sistema de rotaciones no es un sistema sistematizado, siguiendo la propuesta hecha por Pintor (1987), y modificando algún aspecto, el sistema propuesto se basa en la libre elección de respuestas por parte de los jugadores para superar a la defensa rival. Esto no significa que cada jugador haga lo que quiera, sino que su comportamiento estará sujeto a unas pautas de actuación propuestas por el entrenador. Los jugadores eligen, en cada momento, los movimientos a realizar, de manera que aporten soluciones al poseedor del balón al intercambiar. Se evitará el encasillamiento de los jugadores ya que en cualquier momento el trabajo que realiza el punta lo puede desarrollar el media punta ó interior, etc, debido a las rotaciones mencionadas. Mombaerts (2000) tiene un planteamiento parecido ya que para él hay que centrar y cuadrar el juego del equipo con preparaciones de encadenamientos que diversificaremos y después dejaremos en libertad.
Este tipo de planteamiento requiere una gran capacidad para percibir la situación de juego con relación a las acciones de compañeros y oponentes. Y un gran conocimiento del mismo que le ayude a actuar de forma inteligente en función de los principios generales y específicos del juego.
1. Objetivos y contenidosLa propuesta expuesta anteriormente se llevó a la práctica en las categorías de Segunda Provincial y Primera División Cadete del Club de los Veteranos del Granada C.F., en las temporadas 2000- 2001 y 2001-2002, respectivamente. La clasificación general de medios que se tomó como guía fue la siguiente:
Los objetivos y contenidos que se trabajaron en esta etapa cadete se presentan en las tablas 3 y 4.
De estos contenidos y objetivos de ataque, marcados desde la coordinación del Club, en el primer año, se trabajaron fundamentalmente, los aspectos técnicos tácticos individuales y colectivos básicos de ataque presentes en el sistema de rotación y una rotación sencilla en función de la ubicación del balón, para facilitar las rotaciones entre el punta y media punta del centro.
En el segundo año, se perfeccionaron esas rotaciones, se intensificó el trabajo defensivo y se trabajaron los cambios de roles de las líneas más avanzadas entre todos sus jugadores, con el fin de crear una mayor incertidumbre en la defensa. Estos cambios se realizaban según la situación del partido y teniendo en cuenta las condiciones comentadas anteriormente.
2. Criterios a aplicar en la rotación de funciones2.1. Las pautas de actuación marcadas a los jugadores son las que se exponen a continuación:
Movilidad. Todos los jugadores que intervienen en la finalización deben estar en continuo movimiento puesto que si no es imposible establecer las diferentes rotaciones para desequilibrar a la defensa contraria para crear situaciones de superioridad numérica atacante.
Manejo de balón. Se refiere a la habilidad que deben tener los diferentes jugadores con el balón consecuencia del rol polivalente de sus actuaciones, pueden: centrar, rematar, regatear, pasar, etc.
Equilibrio. Consiste en no tener dos jugadores en la misma posición dentro del campo obstaculizándose sus funciones y rompiendo el desdoblamiento. Sin esto se ocasionaría un mal balance defensivo, con la oportunidad del equipo contrario de montarnos un contraataque.
2.2. El sistema utilizado fue el 1-4-2-3-1, donde se establecieron tres referencias ofensivas basándose en los principios anteriores.
Son:
La zona donde está el balón.
El jugador más adelantado (punta), que es el que inicia la rotación
Los desplazamientos sin balón de los demás jugadores.
2.3. Pautas de actuación general.
La finalización que buscamos sobre todo proviene de la segunda línea, la primera (el punta) va al apoyo sobre todo en función del balón.
El de la línea más adelantada generalmente viene al apoyo y el media punta va al desmarque en función del balón.
El media punta del lado más alejado del balón entra en diagonal buscando la espalda a la defensa.
Cuando el media punta tiene el balón y está orientado hacia portería contraria, el lateral hace un desmarque de ruptura por la espalda.
El jugador que tiene el balón siempre tiene que tener dos apoyos cubiertos como mínimo: el pase atrás y el horizontal.
Ante la presión del contrario, pase atrás y cambio de orientación.
Siempre debe haber dos jugadores como mínimo en un centro que entren a rematar: uno al primer palo y otro al segundo palo.
Cuando el balón está en el centro hay continuos apoyos y desmarques entre la línea más adelantada y la siguiente.
Para que clarificar un poco más nuestra idea se expone a continuación un ejemplo de una situación de juego:
Cuando el balón está en la banda el punta cae a banda y va al apoyo, el media punta ocupa el espacio creado por el punta haciendo un desmarque de ruptura, y el media punta del lado contrario entra en diagonal para finalizar. El pivote más cercano apoya al jugador con el pase atrás u horizontal. Ver gráfico 1.
Si el balón no puede ser pasado a ninguno de los dos que se desmarcan ni al punta, se lo pasa a uno de los pivotes. El media punta ahora que está más adelantado juega de punta y va al apoyo. El punta ocupa el espacio creado por el media punta y el media punta más cercano al balón se queda al apoyo y el otro va al desmarque
Si el balón se pasa a banda seguimos con el mismo planteamiento del principio ó incluso le damos libertad al jugador para que pueda ocupar el rol de cualquier jugador siempre que haya un desdoblamiento y un balance defensivo correcto. Así por ejemplo: cuando el balón está en el centro el punta va al apoyo y el media punta hace un cruce con el media punta de la misma banda, éste ocupando el espacio creado por el punta y el otro abriéndose a banda apoyando al jugador que tiene el balón. Ver gráfico 3.
3. ConclusionesSegún Mombaerts (2000) resulta inconcebible limitar el potencial de un jugador dentro del equipo. Cada futbolista debe desarrollarse, afirmarse y actuar ante las situaciones de juego y las responsabilidades de su puesto.
El dinamismo en el fútbol es algo que se tiene que dar para conseguir una buena opción de tiro, por lo que la acción de los jugadores que no tienen balón es fundamental para mover la defensa contraria.
Ese movimiento coordinado de todos los jugadores hace que se dé un sistema de juego continuo que se caracteriza por la creación y ocupación de espacios libres e intercambio de funciones de dichos jugadores.
Los jugadores en este sistema de juego tienen que tener una gran capacidad técnica y táctica. Deben ser jugadores polivalentes y además estar muy bien físicamente para que puedan continuamente, crear situaciones favorables de ataque.
La función del entrenador en las etapas de formación es generar a través de un aprendizaje significativo esa capacidad de adaptarse a las situaciones de juego, además de proporcionar todos los medios técnicos tácticos correspondientes a sus etapas de formación. Creemos necesario que en las etapas de formación establecer un sistema de juego continuo proporcionando unas pautas de actuación a los jugadores para que elijan, en todo momento, la opción más adecuada.
Bibliografía
Alcaraz, L. (1998). Apuntes inéditos de la asignatura de Táctica del nivel II de Fútbol. Granada.
Antón, J.L. (1998) Balonmano. Táctica Grupal Ofensiva. Gymnos. Madrid.
Cárdenas, C. y Alarcón, F. (2002). Apoyos al jugador con balón que progresa botando. Clinic, 59, 3-10.
Centurión, C. (2000). Táctica general de fútbol sala. Entrenadores de fútbol en internet.
García, A (1997). Importancia del ataque libre. Apuntes AEEB. Victoria.
Graça, A. y Oliveira, J. (1997). La enseñanza de los juegos deportivos. Paidotribo: Barcelona.
Hernández, J. (2000). La iniciación al deporte desde su estructura y dinámica. Inde: Barcelona.
Mombaerts, E. (2000). Fútbol. Del análisis del juego a la formación del jugador. Inde: Barcelona.
Moreno, R. y Fradua, L. (2001). La iniciación del fútbol en el medio escolar. En Ruiz García y Casimiro (2001). La iniciación deportiva basada en los deportes colectivos. Madrid: Gymnos.
Ortega, E. Piñar, M.I. y Cárdenas, D. (1999). El estilo de juego de los equipos de baloncesto en las etapas de iniciación. Granada.
Pazo, C. (2002). Propuesta de organización de aspectos técnicos - tácticos de una escuela de fútbol base. Congreso Internacional de Educación Física e Interculturalidad. Cartagena (Murcia).
Pintor, D. (1987). Apuntes de la asignatura de Baloncesto II. FCCAFD. Universidad de Granada. Inéditos.
Rodrigo, M. (1997). El entrenamiento adecuado a la edad: Propuesta de adaptación para fútbol sala. Melillla
Wein, H. (1995). Fútbol a la medida del niño. R.F.E.F. Madrid.
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