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Juegos Olímpicos Sydney 2000
Pedro Giorno (Argentina)
   Soy Lic. en Kinesiología, egresado de la Universidad de Buenos Aires, Docente y Jefe de Departamento a cargo del Area de Materias Biológicas en el Instituto de Educación Física “Federico W. Dickens”, Secretaría de Educación, Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
   Como integrante del Staff Médico del Comité Olímpico Argentino, participé en los siguientes eventos: Sudamericano de Lima ‘90; Juegos Panamericanos La Habana ‘91; Juegos Olímpicos de Barcelona (1992); Juegos Panamericanos Mar del Plata ‘95; Juegos Olímpicos Atlanta ’96; Sudamericano Cuenca ’98; Juegos Panamericanos Winnipeg ’99; y Juegos Olímpicos Sydney 2000.

   La Ceremonia Inaugural me pareció muy vistosa, quizás un poco larga. Para algunos estuvo a la altura de las mejores, incluso la de Barcelona ’92. El momento más emotivo fue el encendido de la llama olímpica por parte de la atleta local Katty Freeman. Es la primera vez que puedo ver completa una Ceremonia Inaugural ya que la puede seguir desde las tribunas. El que desfila con las delegaciones no puede llegar a ver gran cosa.

   El alojamiento fue muy confortable. La Villa Olímpica es un barrio nuevo, confortable y cómodo. Los edificios de nuestra delegación estaban muy bien ubicados: cerca del comedor y cerca de la salida de los micros. Era mejor que el de Atlanta: habitaciones para dos personas, con baño privado y yacuzzi.
   La licitación del Comedor de la Villa Olímpica la obtuvo la misma empresa que realizó el servicio en Atlanta cuatro años antes. Para nosotros fue un inconveniente, porque la comida norteamericana es muy distinta a la nuestra: muy condimentada, mucha grasa y mucha fritura. Mucho fiambre ahumado y “comida chatarra”. Muy bien el pescado.

   En cuanto a los resultados deportivos, las expectativas reales fueron las obtenidas. Se esperaba algo más en boxeo, pero los jueces fueron muy parciales. Tanto a Pérez como a Narváez, en fallos muy cuestionables, "les robaron" la pelea. Es lo único que no se cumplió.
   Es importante destacar la seriedad con la cual la gente del Hockey sobre Césped encaró el trabajo que llevó a las Leonas a obtener la medalla de plata; así como también el Voleibol que obtuvo el cuarto puesto. También el Ciclismo, ya que la cuarteta de persecución salió 5ta. en la final con récord panamericano (con ese tiempo hubiera sido Oro en Winnipeg un año antes) en una prueba que se batió el récord mundial.
   A nivel olímpico somos participantes y no competidores. Somos competidores a nivel panamericano. Es de destacar que la convivencia en el seno de la delegación de Argentina fue armónica.

   Las competencias en general fueron de un nivel muy elevado. Me impresionó el nivel del Atletismo: velocistas, fondistas, lanzadores y saltadores, tanto hombres como mujeres. Se notaba una gran preparación. Resaltan los nombres de Maurice Green y Michael Johnson. Me sorprendió el nivel de la Lucha Libre. Fue superlativo con una notable autoridad de luchadores rusos, árabes y turcos. También pude asistir a alguna competencia de Tenis, Gimnasia Artística, Judo y Taekwondo.
   El Staff Médico del Comité Olímpico Argentino está integrado por el Dr. Hugo Rodríguez Papini (Jefe); el Dr. Alfredo Iglesias; el Dr. Osvaldo Solís; el Klgo. Pedro Giorno; el Klgo. Mauricio Abruchece; la Klgo. María José Domínguez y el Klgo. Germán Alvarez.
   La función del Staff Médico es la atención a atletas y no-atletas que la requieran. Algunos deportes concurren con sus propios planteles médicos.
   Arribamos a Sydney con 15 días de anticipación a los efectos de lograr una correcta aclimatación y adaptación, ya que existe una diferencia horaria con Buenos Aires de 14 horas. El tiempo previsto fue suficiente.
   En el servicio médico se atendieron 400 consultas. La mayoría era continuación de tratamientos que se venían haciendo desde Buenos Aires. Hubo casos de bronquitis, problemas respiratorios y gastrointestinales. No hubo lesiones graves sino leves y moderadas. Había mucho trabajo pero tranquilo. Nos organizábamos en una guardia de un médico y un kinesiólogo permanentes. El resto cubría las competencias. En la Villa había un hospital de apoyo que nos proveía de medicamentos, especialmente antibióticos, que debido a la gran cantidad de casos de bronquitis, se nos fueron agotando.
   Había un control antidoping precompetitivo y sorpresivo por parte del Comité Olímpico Internacional. El atleta que se negaba, automáticamente quedaba excluido de la prueba.

   La ciudad es muy moderna. El clima de Sydney es similar al de Buenos Aires (estamos en el mismo paralelo) aunque más ventoso.
   Me extrañó ver parejas homosexuales de hombre o mujer en las calles, en público, en haciéndose arrumacos. O ver una pareja heterosexual acariciándose abiertamente en público. Son muy liberales. La población comprende distintas etnias: blancos, indígenas y asiáticos. No vi parejas multirraciales.

   La organización del evento fue muy buena. Los australianos son muy organizados, por momentos en exceso. El transporte fue muy bien organizado pero muy rígido, ya que no permitían tomar o dejar el transporte en puntos intermedios. Había permanente control de seguridad, por momentos paranoico, a través de detectores de metales. El control era menor que en Atlanta, donde teníamos detectadas las huellas dactilares de la mano.

   El personaje de Sydney, sin duda, es David Campese. Lo encontramos de casualidad atendiendo su negocio de venta de artículos deportivos. Es el ídolo máximo del deporte australiano y del rugby mundial. El mismo le servía el café a los clientes, atendía el negocio, autografiaba y vendía camisetas, y se sacaba fotos con todos.

   Una anécdota insólita fue que en los estadios venden cerveza en abundancia, a rolete. Nos detuvo un agente de seguridad saliendo del estadio con el vaso en mano, ya que no se permite tomar afuera. Todo lo que se te ocurra dentro del estadio, prohibición de consumir alcohol en la calle.

   El Zoológico es uno de los paseos típicos. Queda en las afueras de Sydney, en un barrio residencial. Los animales no están enjaulados y el recorrido nos demandó unas seis horas. Un recorrido visitando elefantes, gorilas, chimpancés, osos, los tradicionales canguros y otros.
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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© Año 5 Nº 28 - diciembre de 2000