Hace muy poco tiempo por estas tierras pampeanas y sudamericanas, nadie se atrevía a discutir que Brasil era EL candidato, que podía hacer tres equipos, que había que pensar de segundo hacia abajo, etc. Y nadie daba a Francia, con ocho legendarios y ad-mirados sobrevivientes que obtuvieran el título del mundo ante el mismo Brasil en forma categórica, allá por 1998, como candidato a nada. Uno era banca-banca, como en el Mundial 1950 y el otro punto-punto.
Entre esos ocho artistas y gladiadores que por primera vez le dieran a su país un título Mundial, que se le negara al Gran Michel Platini, se destacaba un muchacho ya casi calvo, que se destacara otrora en la Juventud y en el Real Madrid, admirador de Enzo Francescoli, de origen argelino, que fue clave con dos goles en la final citada y que anunciara su Retiro del fútbol activo, luego del Mundial de Alemania.
Cuando Francia, luego de dos empates pobretones y un primer tiempo consecuente con lo antedicho frente a Togo, empezaba a despedirse del Mundial, reaccionó y convirtió en el segundo tiempo, los dos goles necesarios para una clasificación agónica. Digna de un punto. Y con Zidane en la platea por dos amarillas en dos partidos, igual que en el Mundial de Francia donde su equipo casi queda afuera con Paraguay y él miraba desde la tribuna por haber pisado a un sorprendido futbolista árabe. OTRA VEZ, EL EQUIPO LO SALVÓ, primero a él (en un video de ANTENA PLUS que se grabó en los vestuarios de la Francia Campeón 98, a Zizou se lo ve solo y apesadumbrado luego de la citada expulsión, pero evidentemente no escarmentó...).
Luego vino España que prometía jubilarlo desde los títulos sensacionalistas de sus diarios deportivos y Zizou dijo "presente"con su juego y un golazo sellando a España como incapaz de pasar de octavos, aunque juegue mejor y aunque lleve un psicólogo de la NBA.
Luego vino Brasil, el cuco, el mejor, que estaba guardando energías para las instancias finales según los especialistas y Zizou dijo presente con el centro del gol de Tierry y un juego deslumbrante. Como no se había visto en actuaciones individuales hasta ahí, con semejante adversario enfrente.
Luego vino Portugal y su gol de penal con dos pasos muy sencillos, fue otra vez decisivo.
Y LA FINAL llegó. La final y el final. Era el último acto. Su última sinfonía.
Italia y BUFFON ad-miraron su clase para picar el penal, ante los ojos del mundo. Iban 7 minutos. Nada más. Y él llevaba a Francia hacia la ansiada copa.
Su cabezazo a la pelota, ya empatados, con destino de red y de copa lo paró Buffón magistralmente, en el suplementario, esa era la gloria.
Y como Van Gogh, como los genios que pintan obras de arte, esta vez en lugar de cortarse la oreja en su última exposición en vida activa, metió un cabezazo mortífero y fatal al provocador Materazzi. Impulso que lo expulsa.
Que no le quita méritos para ser el mejor de una Copa pobre en figuras y talentos, y llena de carencias, pero que nos deja la pregunta sobre el retiro del futbolista, la jubilación temprana, el final de una carrera riquísima a los 34 años, con catorce expulsiones, doce directas, y dejando a Francia, al mundo y sobre todo a él mismo con la certeza de un auto-boicot inconsciente en la puerta de la Gloria y con el cierre de una carrera de manera opacada e injusta. Los que fracasan al triunfar, diría Freud, igual que Ortega en el Mundial 1998. Expulsión y derrota. Pero más grave porque es una final. Pero más leve porque nadie merece despedirse de lo que ama en su mejor momento y tan joven.
Por eso no es fracaso. Es un acto de descarga ante una frustración. Frustración ante un resultado incierto con su equipo que había sido más, y frustración por un retiro deseado pero no tanto…mejor retirarte a que te retiren… Es una de las teorías de la agresión.
La roja más difícil del argentino Elizondo (actuó profesionalmente, porque si piensa a quien tenía enfrente y el momento hubiese dudado…), lo confinó y retiró al vestuario de donde no salió a recibir su medalla de segundo. Tal vez por vergüenza. Tal vez porque no tenía nada para decir que justificara su acción. Su Francia lo recibió con los brazos abiertos, como a los ídolos-humanos… que también pueden equivocarse. Y porque un futbolista nunca está preparado para retirarse…
El fútbol es así, INJUSTO, como los penales que condenaron a Argentina y a Francia, como la vida misma, como el retiro del genio Zizou…decidido por él …decidido por su locura…La oreja de Van Gogh hizo historia y hoy es un buen conjunto de rock español, el cabezazo de Zizou hizo historia por la violencia, el protagonista, y el momento y ya es canción. Pero así como seguimos ad-mirando a Van Gogh por sus genialidades que nos dejó, sigamos ad-mirando a Zizou por las suyas. Sé finí.
En el libro "Futbol de presion" publicado en el año 2000 por Lugar Editorial y de mi autoría, se pueden profundizar estos temas y casualmente son capítulos:"Penales: el miedo del shoteador al tiro penal", "El árbitro y la dificultad de arbitrar", "Las expulsiones evitables e innecesarias" y "El retiro del futbolista: el drama del día despues" donde Michel Platini aparece citado diciendo "He muerto a los 33 años...".o Maradona diciendo"Uno cree que el fútbol no se termina nunca.Pero se termina, y cuando no se les puede dar más goles a los hijos, uno no sabe que hacer..."