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Consecuencias sociopsicológicas del
ejercicio con fines de salud: una actualización

   
Licenciado en Psicología
Departamento de Psicología.
Instituto de Medicina del Deporte
 
 
Lic. René Barrios Duarte
laura@inder.co.cu
(Cuba)
 

 

 

 

 
Resumen
    El trabajo persigue el objetivo de ofrecer una visión actualizada de las investigaciones sobre consecuencias psicológicas y sociales derivadas del ejercicio practicado con fines de salud. Se profundiza en: modificación del estado de ánimo, incluyendo las repercusiones sobre la ansiedad y la depresión; el mejoramiento de la autoestima y la imagen corporal; la influencia sobre el stress; la mejoría del dormir; la influencia sobre el dolor; la incidencia en la red de apoyo social del individuo; el incremento de la distracción y el desarrollo de expectativas positivas. Se ha trabajado con una amplia y actualizada fuente bibliográfica que ofrece una perspectiva de lo logrado hasta el momento y las problemáticas donde aún existen imprecisiones que requieren nuevas investigaciones.
    Palabras clave: Ejercicio. Ansiedad. Depresión. Autoestima. Stress. Trastornos del dormir. Dolor. Dependencia del ejercicio.
 

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 10 - N° 93 - Febrero de 2006

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Introducción

    Los beneficios de salud de la actividad física han ocupado un amplio espacio en la literatura científica y en los medios masivos de comunicación, y ello ha contribuido sin lugar a dudas a la toma de conciencia y a la incorporación de un número creciente de personas a la práctica del ejercicio. Pero queda mucho por hacer, millones de personas en especial del tercer mundo, siquiera tienen acceso a esas potencialidades y otros no han decidido cambiar sus patrones de conducta. La ciencia sin embargo, sigue aportando información valiosa.

    La relación entre ejercicio y salud mental ha resultado de enorme interés, ya que los problemas de esta índole tienen una prevalencia elevada en la mayoría de las naciones.1

    El ejercicio constituye un recurso terapéutico efectivo, atractivo y de bajo costo, que puede contribuir no sólo al tratamiento de problemas de salud mental fundamentales como la ansiedad y la depresión, sino también mejorar estados psicológicos de la población normal como la fatiga mental, el stress, la pérdida de autoestima y los trastornos del dormir, que ayudarían en la elevación del bienestar emocional con la consiguiente influencia sobre la salud y la calidad de vida.

    Hoy continúa expandiéndose la aplicación del ejercicio en sectores específicos de la población o como parte integrante del tratamiento de patologías crónicas: supervivientes de cáncer2,3,4, trastornos coronarios, problemas renales,5 personas sometidas a stress crónico con incidencia sobre la aparición de cardiopatías,6 lesionados de médula espinal7, etc. La investigación básica se encamina a la búsqueda de los correlatos fisiológicos, aprovechando los recientes descubrimientos y técnicas de las neurociencias, la endocrinología, la inmunología y la biología molecular.1

    El presente trabajo persigue como objetivos ofrecer una visión actualizada de las consecuencias sociopsicológicas del ejercicio y brindar un conjunto de conocimientos que han tenido poca difusión en nuestro medio.

    Los principales hallazgos pueden resumirse en: modificaciones positivas en el estado de ánimo; mejoramiento de la autoestima y la imagen corporal; influencia sobre las reacciones al stress; mejoría del dormir y alivio del dolor. También la incidencia en las relaciones interpersonales, el desarrollo de expectativas positivas y el incremento de las posibilidades de distracción. Algunas consecuencias provienen del ejercicio en sí mismo, mientras otras resultan probablemente de ciertas condiciones que se propician durante la realización de ejercicios.


La modificación del estado de ánimo

    El estado de ánimo es un tipo de vivencia o estado emocional general, personal e indeterminado, es decir, no es una respuesta vinculada a un acontecimiento particular. En su formación intervienen vivencias orgánicas, las relaciones con el medio y la forma en que se valoran. El estado de ánimo influencia los procesos cognitivos, alterando la manera en que se procesa la información.8 Si es positivo, es un indicador de satisfacción y bienestar y tiene un efecto favorable sobre la salud percibida.

    Las investigaciones han demostrado consistentes mejoramientos en el estado de ánimo después de un encuentro agudo de ejercicio vigoroso.8,9,10,11. Para evaluar dichos cambios, vía autorreporte, generalmente se emplea el test "Perfil de Estados de Ánimo (POMS: Profile of Mood State) de Mc Nair y colaboradores (1971), que es un cuestionario compuesto de seis factores denominados: tensión-ansiedad (A); depresión-melancolía (D); cólera-hostilidad (H); vigor-actividad (V); fatiga-inercia (F) y confusión-perplejidad (C).

    Se han comparado los perfiles de atletas y practicantes de ejercicio con sujetos no practicantes y se han encontrado diferencias entre unos y otros. Los perfiles de practicantes se caracterizan por ser bajos en A, D, H, F y C mientras que el vigor resulta elevado, caracterizando el estado de ánimo como sensación de bienestar. A esa configuración William Morgan (1980) le denominó "Perfil del Iceberg". 9


Influencia en la ansiedad

    Las investigaciones confirman que el ejercicio tiene un efecto ansiolítico, tranquilizante o antiansioso. 9,11,12,13,14,15,16. La literatura diferencia dos clases de condiciones de ejercicio: un efecto agudo, producido por la participación en una sola sesión, y un efecto crónico, producto de la participación en un programa de 8-12 semanas como mínimo. El mayor efecto ansiolítico del ejercicio agudo se alcanza a los 20-30 minutos después de concluida la sesión, cuando los niveles de ansiedad se sitúan por debajo de la línea pre ejercicio (línea base) 12. El efecto puede durar entre 2-5 horas y se reportan investigaciones donde se han prolongado hasta 24 horas.

    Aunque aún no existe una explicación adecuada de la etiología de la ansiedad, se involucran factores genéticos, cognitivos y neurobiológicos, además de factores conductuales y ambientales donde el estilo de vida sedentario también posee influencia. Para comprender mejor a la ansiedad y el ejercicio, resulta útil también la distinción que se efectúa entre ansiedad rasgo (AR) y ansiedad estado (AE). El ejercicio agudo se asocia con reducciones pequeñas a moderadas en AE, mientras que el ejercicio crónico se asocia con reducciones pequeñas a moderadas en AR,9,11,16

    La relación ejercicio-ansiedad plantea varias interrogantes respecto al tipo e intensidad del ejercicio. Las investigaciones apoyan al tipo aerobio (caminata, trote, ciclismo, etc.) como superior al no aerobio (levantamiento de pesas, fisiculturismo, trabajo en circuitos). En los primeros los efectos se aprecian en una sesión ( efecto agudo) mientras en el no aerobio se alcanza después de un período de tiempo (efecto crónico). Respecto a la intensidad se considera que la elevada puede resultar negativa en su efecto y en la adhesión al programa; los mejores resultados se alcanzan con intensidades bajas y moderadas.

    El ejercicio, como parte integrante del tratamiento en los trastornos de ansiedad, resulta tan efectivo como las terapias tradicionales de meditación y cognitivas. Sin embargo se ha observado que actúa preferentemente sobre la ansiedad somática, mientras las otras terapias resultan más efectivas sobre la ansiedad cognitiva.


Influencia en la depresión

    El ejercicio físico se asocia con un efecto antidepresivo de magnitud moderada. Reportes anecdóticos, observaciones clínicas, investigaciones epidemiológicas, longitudinales, transversales, clínicas y experimentales sugieren que la participación en el ejercicio puede reducir el riesgo de una persona para desarrollar depresión, puede ser efectivo en aliviar síntomas en sujetos con depresión ligera a moderada y constituir un tratamiento provechoso adjunto a la farmacoterapia y la psicoterapia en individuos deprimidos severamente. 5,9,11,15,17.18

    Todas las evidencias apuntan a una asociación entre ejercicio y mejoramiento de la depresión, sin embargo aún faltan criterios que avalen una relación causal, debido a problemas de índole metodológica. La identificación de mecanismos biológicos que expliquen esa relación proporcionará importantes evidencias de causalidad. Se manejan varias hipótesis primarias: La elevación de los niveles de endorfina como causa de sentimientos de euforia y mejoramiento del estado de ánimo; el incremento del flujo de sangre en regiones del cerebro involucradas en la regulación de las emociones; la acción sobre el eje hipotalámico-pituitario adrenal, sistema cuyas funciones dirigen la respuesta de stress del organismo; influencia sobre el sistema monoaminérgico que incluye los neurotransmisores dopamina, norepinefrina y serotonina, ya que los más efectivos fármacos modulan uno u otro sistema; presencia de mecanismos psicosociales como el mejoramiento del apoyo social, distracción de preocupaciones y mejoramiento de la autoestima.

    La prescripción de ejercicio en sujetos deprimidos plantea diversas problemáticas vinculadas a la incorporación y permanencia, debido a que en estos se presenta una pérdida de satisfacción y fatiga. Se han empleado con efectividad los tipos de ejercicio aerobio y no aerobio, en intensidades bajas o moderadas con duración entre 20 y 60 minutos. Los efectos son producto de ejercitación crónica. El medio donde se realizan los ejercicios puede influenciar positivamente: en condiciones de luz natural, al aire libre. El trabajo en grupo puede resultar provechoso.

    El empleo del ejercicio con fines terapéuticos en la depresión requiere familiarización con las características de estos pacientes, conocimiento del tratamiento básico que se emplea, disponibilidad de atención especializada y tomar en cuenta los lineamientos que favorecen la incorporación y la permanencia en el ejercicio.


Efecto en la autoestima y la imagen corporal

    La autoestima es entendida como el grado en el cual los individuos sienten de manera positiva sobre sí mismos 31. Para algunos teóricos, la búsqueda de la autoestima es la más poderosa de las fuerzas motivacionales. El ejercicio tiene fuerza para influir en la autoestima y se considera la variable con mayor potencia para reflejar los beneficios psicológicos del ejercicio 31.

    La autoestima se considera fundamental para el bienestar mental, pues varias características la hacen relevante: indicador clave de estabilidad emocional y ajuste a las demandas vitales; ligada al bienestar subjetivo y la felicidad; asociada con aspectos como la independencia, adaptabilidad, resistencia al stress, liderazgo; asociada con selección, persistencia y éxito en un amplio rango de logros y conductas relacionadas con la salud. Una baja autoestima se acompaña frecuentemente de enfermedad mental y trastornos como depresión, ansiedad y fobias.9,11,19,20,21

    La autoestima o sí mismo, se concibe modernamente como un complejo sistema de constructos. Posee una estructura multidimensional y está formada por características, competencias y roles poseídos o jugados por el individuo. Abarca varios subsistemas como el sí mismo familia, el sí mismo laboral, el sí mismo emocional, el sí mismo social y uno que tiene particular interés para el ejercicio: el sí mismo físico. Todos estos componentes poseen su propio contenido y estructura. Varios modelos hipotetizan que estas dimensiones del sí mismo están jerárquicamente organizados dentro de una estructura parecida a una raíz con los constructos más amplios representando las raíces principales.

    El sí mismo físico ocupa una posición en el sistema del sí mismo, porque el cuerpo, a través de su apariencia, atributos y habilidades, proporciona la interfase entre el individuo y el mundo; proporciona el vínculo para la comunicación social y es utilizado para expresar status y sexualidad. Por lo tanto, toma significación crítica en toda autoevaluación. No es sorprendente que el sí mismo físico tenga correlaciones moderadamente fuertes con la estimación global. El sí mismo físico, según Fox y Corbin (1989) implica autovaloraciones de competencia deportiva, fuerza física, condición física, atractivo corporal (imagen, satisfacción, aceptación) y autovaloración física general20. La autoestima física produce asociaciones con el estado de ánimo, salud física y salud mental. El ejercicio puede influenciar elementos del sí mismo físico (competencia, imagen corporal, aceptación) y subsecuentemente influir en la autoestima global. Se tiene la visión general de que elementos específicos de la autoestima son más susceptibles de cambiar, por lo que el ejercicio puede mejorar algún elemento y luego generalizarse a la autoestima global. Los mayores mejoramientos es probable que ocurran en personas que deben ganar físicamente por su pobre condición física (mediana edad, ancianos, obesos) o quienes presentan dificultades en autoestima, autovalor físico o imagen corporal (mujeres, discapacitados, niños).

    Varios tipos de ejercicios resultan efectivos para producir cambios en autovaloraciones, pero las mayores evidencias apoyan al ejercicio aerobio y al entrenamiento con pesas. El mejoramiento de la autoestima es el producto de un efecto crónico.

    Respecto a los mecanismos que explican este efecto del ejercicio, la literatura revela que la solución se vincula probablemente a una mejor comprensión de los mecanismos psicosociales: percepción mejorada de competencias, percepción mejorada de apariencia, sentido mejorado de autonomía y control corporal, sentido mejorado de pertenencia y significado a través del contacto humano; sentido mejorado de autoaceptación. Es probable que cada uno de estos mecanismos sean altamente sensitivos a factores vinculados al programa de ejercicios.

    Algunos estudios han mostrado relaciones negativas entre deporte e imagen corporal. Han sido realizados en deportes donde los requerimientos de peso y forma corporal conducen a preocupaciones exageradas por el control del peso y restricciones alimentarias.


Influencia sobre el stress

    El stress, y existen fuertes evidencias para ello, contribuye a la etiología de la enfermedad cardiovascular, a los trastornos de pánico, a la depresión mayor y a la supresión de la inmunidad innata. Situaciones sociales y disposiciones de personalidad son propensas para producir cambios adversos de salud. Se reconoce que el grado en que la persona percibe amenaza y el grado de control que posea, son variables que resultan esenciales. 6,9,15,22,23,24,25. La aptitud física (aptitud cardiorrespiratoria en este caso) y el ejercicio físico regular se relacionan inversamente con la enfermedad cardiovascular, la ansiedad, la depresión, la supresión de las células asesinas naturales (NK) y toda clase de mortalidad. El ejercicio aerobio y el stress activan el sistema nervioso simpático (SNS). El ejercicio provoca adaptaciones que conducen a una mayor eficiencia de este sistema. El individuo apto aceleraría el retorno del sistema corporal a la normalidad después de una experiencia estresante y tendría también un efecto amortiguador de la magnitud en que el cuerpo responde a las situaciones de esta naturaleza. Ello conferiría efectos de protección de salud por respuesta de stress reducida en frecuencia cardiaca, presión sanguínea, circulación de catecolaminas y cortisol.9 De ser cierta la relación planteada, indicaría que una persona físicamente apta reaccionaría fisiológicamente menos a los estresores. Esta idea aún permanece como posible. Las evidencias científicas no son concluyentes, aunque los científicos especializados en el tema piensan que aún resulta prematuro abandonar tal posibilidad. Se necesitan nuevas investigaciones.23

    Hoy se discute también el rol putativo del ejercicio en la modulación de la respuesta psiconeuroinmunológica al stress y el efecto protector contra la inmunosupresión inducida por stress.25


Dolor y analgesia en el ejercicio

    La experiencia de dolor muscular asociado con ejercicio moderado a intenso es común en ambiente de actividad física y ejercicio. Sin embargo son escasas las evidencias que documentan la existencia de dolor muscular inducido por ejercicios. Otro fenómeno que ha recibido una considerable atención es la analgesia inducida por el ejercicio. La profundización de ambos problemas puede contribuir a la comprensión de los aspectos referentes a incorporación \y permanencia, prevención de lesiones, rendimiento deportivo y dolor muscular crónico en algunas enfermedades.26,27

    El dolor es beneficioso porque puede constituir una señal de lesión o inminente daño tisular. Las lesiones musculares esqueléticas pueden prevenirse si se atiende a ciertos dolores musculares durante el ejercicio y se reduce posteriormente la intensidad del mismo. El dolor también se utiliza como indicador de la intensidad del entrenamiento. En los deportes de resistencia, el éxito depende de la adaptación biológica y psicológica, que resulta de la exposición repetida a sobrecargas progresivas que involucran altas intensidades. Ellas pueden resultar dolorosas porque provocan altas presiones intramusculares y altas concentraciones de bioquímicos tóxicos. Pueden agregarse factores cognitivos como experiencia previa con el ejercicio doloroso, fatiga mental y/o muscular y estrategia atencional seleccionada (asociativa o disociativa). Todos ellos influencian el modo en que se interpreta la señal nociceptiva.

    El ejercicio ligero a moderado tiene un efecto analgésico. Puede resultar en un incremento del umbral para detectar un estímulo doloroso, sin embargo no está claro aún si un incremento en el umbral del dolor se traslada a cambios en otros aspectos. La respuesta analgésica durante el ejercicio no parece ser un fenómeno pasajero, sino que permanece por algún tiempo después ante un número de estímulos dolorosos isquémicos, eléctricos, de calor y presión, no así al frío. Los mecanismos responsables de dicho efecto aún son pobremente comprendidos. Existen varias posibles explicaciones, entre ellas la secreción de opiáceos endógenos. El efecto analgésico del ejercicio es aprovechado en programas con pacientes que presentan dolores crónicos, como es el caso de dolor por osteoartritis de rodilla, importante causa de discapacidad en la población de adultos mayores.26, 29


Influencia en el dormir

    La incidencia mundial de reporte de insomnio se sitúa entre un 20 y 40 %. Insomnio y su consecuente somnolencia durante el día se asocia con un incremento de los trastornos psiquiátricos, disminución de la productividad laboral y un aumento del riesgo de accidentes. El uso de píldoras resulta riesgoso, pues se asocia con efectos colaterales negativos que incluyen náuseas, sedación prolongada durante el día, incremento del riesgo de caídas - un importante problema en el adulto mayor- y empeoramiento cognitivo. Incluso la tolerancia y dependencia que ocasionan estos medicamentos pueden resultar en un insomnio profundo de rebote.

    Existen evidencias de que el buen dormir se puede parcialmente alcanzar a través de "hábitos de buen dormir"o higiene del dormir. Dentro de las recomendaciones se encuentra el ejercicio regular o crónico.28 Los efectos del ejercicio agudo no varían con la condición de aptitud física del sujeto. Sin embargo se aprecian diferencias en función de las características del estímulo del ejercicio. Si éste se prolonga más allá de una hora de duración, el tiempo total de sueño se torna progresivamente mayor. Resulta más eficaz en intensidades bajas o moderadas. Finalmente, recientes estudios desmienten el criterio extendido de que el ejercicio realizado próximo a la hora de acostarse repercute negativamente sobre el sueño.

    El ejercicio crónico reporta mayor calidad de sueño después de 10 semanas de ejercitación. Estudios recientes han encontrado incrementos notables en la duración del sueño-mayor que la producida por el ejercicio-cuando se expone al sujeto a luz intensa. Como el ejercicio se realiza frecuentemente en condiciones naturales, se abre la interrogante de que el efecto sobre el sueño puede estar causado no por el ejercicio per se, sino por exposición a la luz. Se sabe que bajos niveles de iluminación en ambiente natural se asocian con depresión y trastornos del dormir, por lo que la luz puede mediar en los efectos antidepresivos y promotor del sueño que se atribuye al ejercicio.

    La ansiedad dificulta el sueño, por ello se piensa que el ejercicio pueda promoverlo debido a su efecto reductor de ansiedad. Se manejan también otras hipótesis vinculadas al papel de ciertas hormonas en la regulación del sueño. En resumen, no se comprenderá completamente el potencial del ejercicio para mejorar el sueño hasta tanto no se realice un mayor número de investigaciones.


Otros efectos positivos

    El ejercicio ofrece oportunidades para la interacción social y la comunicación emocional. 9,11,29,30 La modalidad grupal incrementa esta potencialidad, aunque actividades independientes como la caminata y la carrera motivan la búsqueda de compañía para ejercitarse y asistir a encuentros. Muchas personas presentan dificultades para la interacción social, tal es el caso de las amas de casa y los jubilados. La incorporación al ejercicio permite nuevas experiencias y una ampliación de la red de apoyo social, sobre todo cuando dichas actividades tienen como asiento a la comunidad de residencia.

    La experiencia cubana de los "círculos de abuelos" o grupos de adultos mayores que se ejercitan en el área de residencia en ambiente natural, confirma el importante efecto psicosocial del ejercicio en condiciones de terreno.29, 30. La calidad y magnitud del efecto estará determinado por los objetivos y acciones que se tracen los encargados de orientar y dirigir el proceso.

    El ejercicio ofrece una alternativa de empleo del tiempo libre y una vía para apartar al individuo de sus preocupaciones cotidianas, es decir, constituye una fuente de distracción. 29, 30 Se ha planteado que ella puede considerarse una explicación causal para otros efectos del ejercicio, ya que provocaría la modificación positiva del estado de ánimo.

    Las personas que se incorporan a programas de ejercicios se crean ciertas expectativas o esperanzas, es decir, creencias positivas acerca de los beneficios que obtendrán con su participación. Las expectativas se asocian con la experiencia del dirigente y con la seguridad del beneficio que el programa pueda ofrecer.


La dependencia del ejercicio

    Existe un número relativamente pequeño de personas que se ejercitan frecuentemente en grado extremo y perjudicial. Un elevado número de pacientes femeninos con anorexia o bulimia nerviosas ejercitan excesivamente durante la fase aguda del trastorno. En hombres se ha apreciado ejercicio extremo y régimen dietético en corredores y practicantes de constructivismo corporal, en estos últimos asociados a temor de percibirse como débiles y subdesarrollados físicamente. La motivación en ambos casos - mujeres y hombres- se centra principalmente en la imagen corporal y el control del peso.31

    Resulta conveniente realizar una distinción entre las personas que dependen primariamente del ejercicio y los que dependen secundariamente debido a desordenes alimentarios. Entre unos y otros existen rasgos comunes, pero se diferencian básicamente en que unos se proponen entrenar, su tolerancia al ejercicio crece, tienen buen desarrollo muscular, grasa corporal normal e imagen corporal adecuada, mientras los segundos acceden al ejercicio como vía de control del peso, poseen pobres registros de ejercicios, pobre desarrollo muscular, grasa por encima de lo normal e imagen corporal inadecuada. Es posible encontrar en ellos conductas patológicas de control del peso (ayuno, vómito autoinducido, consumo de diuréticos y laxantes), sobretodo en mujeres adolescentes.

    Entre los que dependen primariamente del ejercicio, los altos niveles de ejercitación pueden acompañarse de niveles diferentes de funcionamiento. Pueden ir desde un hábito muy regular con una actividad saludable y sociable; un modo de servir a necesidades de compulsividad rígida con rutinas precisas que proporcionan sentido de control, hasta un mecanismo autorregulador de afectos y desequilibrios internos para quien la actividad domina su vida. En este último caso se puede emplear el término abuso o dependencia, según algunos autores.

    Elementos claves a tener en cuenta en el análisis de la dependencia o abuso del ejercicio es la prioridad que el individuo ofrece sobre otras actividades de su vida social: pareja, familia, ocupación. También si continúa ejercitando a pesar de daños físicos producidos o agravados por el ejercicio, habiendo sido advertidos por un profesional de la salud. Aquí es preciso determinar si el ejercicio es un síntoma de un trastorno más profundo.


Conclusiones

    El conocimiento de los efectos psicológicos que resultan de la práctica del ejercicio físico, ha contribuido a un mayor empleo y aprovechamiento de éste en el campo de la promoción de la salud, la prevención secundaria y la rehabilitación de numerosas patologías.

    El ejercicio, como componente de la rehabilitación cardiovascular, contribuye a resolver los problemas emocionales que resultan comunes en estos pacientes donde la depresión y la hostilidad incrementan la mortalidad. En los últimos años se ha elevado el número de mujeres que sobreviven al cáncer de mama, las cuales presentan distress, fatiga y cambios en la imagen corporal.2 La fatiga es un problema común en pacientes con cáncer sometidos a quimioterapia. Los programas que ayudan a las personas interesadas en abandonar el hábito de fumar o las drogas pueden beneficiarse de los efectos positivos del ejercicio para el mejoramiento de los síntomas de abandono y los efectos negativos que genera el cambio de hábitos. En el mundo se incrementa cada vez más la expectativa de vida y la población de adultos mayores, con la aparición de nuevos problemas de índole psicológica y social.29,30,32

    El ejercicio resulta importante por su contribución física y por su contribución psicosocial. Aún quedan muchas interrogantes por responder. La investigación continúa. La aplicación es ilimitada. Ejercicio, salud y calidad de vida están íntimamente relacionados.


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