Estilos y calidad de vida Life styles and life quality |
|||
*Doctor. Especialista en Medicina de la Educación Física y el Deporte. Servicio Andaluz de Salud. Córdoba. España. **Maestra. Consejería de Educación. Junta de Andalucía. Córdoba. España. ***Doctor. Especialista en Medicina de la Educación Física y el Deporte. Centro Andaluz de Medicina del Deporte. Córdoba. España. ****Doctorando. Licenciado en Educación Física. Servicio de Medicina Deportiva. Universidad de Córdoba. España. *****Doctor. Master en Psicología del Deporte. Profesor Titular de Universidad. Universidad de Málaga. España. |
José Ramón Gómez Puerto* María Isabel Jurado Rubio** Bernardo Hernán Viana Montaner*** Marzo Edir Da Silva**** Antonio Hernández Mendo***** jrgomez@cienciaydeporte.net (España) |
|
|
|
|||
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 10 - N° 90 - Noviembre de 2005 |
1 / 1
I. Consideraciones generales
Es evidente y está reconocido por todo el mundo, médicos deportólogos, profesores de educación física, monitores deportivos, psicólogos deportivos, instituciones, padres, madres, los y las deportistas, etc., que la actividad física y el ejercicio inciden de forma positiva sobre las personas, siendo considerados como una de las bases fundamentales para el buen estado de salud. Su práctica regular y moderada produce de inmediato una mejora en el estado de bienestar general del individuo.
Los beneficios pueden observarse tanto a nivel físico como psico-social, desde los niños y niñas hasta los mayores, pasando por los jóvenes, los adultos, las mujeres y los discapacitados, tanto sanos como enfermos, siendo aceptada su clara influencia y utilidad para curar y rehabilitar enfermedades, para prevenirnos de muchas de ellas (enfermedades cardiovasculares, metabólicas, osteoarticulares, neuroendocrinas, problemas mentales, cáncer de colon y de mama, entre otras) y promocionar la salud, mejorando la cantidad y, sobre todo, la calidad de vida (ORTEGA Y PUJOL, 1997)1.
Hay que tener en cuenta que el organismo está diseñado para moverse y realizar todo tipo de actividades con los fines más diversos, entre los que se encuentra la propia subsistencia. El ejercicio y la actividad física realizados de forma regular durante el periodo de crecimiento, contribuyen clara y definitivamente al desarrollo armónico y equilibrado del niño y le aleja de la enfermedad tanto en esta etapa de la vida como en la vida adulta.
Igualmente, un hábito de vida físicamente activo, conlleva estilos de vida saludables, alejados del consumo de tóxicos (alcohol, tabaco, drogas, etc.), de hábitos insanos (malas costumbres nutritivas, no respeto del ciclo sueño-vigilia,...) y del sedentarismo (toda falta de actividad física se caracteriza por una disminución de la función y del rendimiento físico, así como por una pérdida de la capacidad de adaptación y reorientación de los órganos).
Así mismo, es conocido que los beneficios de la actividad física se mantienen mientras se realiza, es decir, que cuando se reduce o se deja de realizar se van perdiendo poco a poco esos beneficios. No olvidemos que el ser humano está hecho para moverse y que lo contrario significa ir en contra de lo que es natural y fisiológico para las personas.
Por otro lado, las dos conductas básicas, constantemente presentes a lo largo de toda la vida de la persona, son la alimentación y la actividad física. Por eso, quizás sea por lo que esas conductas cuentan con un mayor y más completo número de evidencias científicas que las ligan y asocian con todo tipo de efectos positivos y negativos sobre la salud.
Así, la inactividad física se ha relacionado con numerosos problemas de salud, desde las enfermedades cardiovasculares (angina de pecho, infarto agudo de miocardio, hipertensión arterial, trombosis o embolias cerebrales, problemas circulatorios, etc.) hasta diversos tipos de cáncer (colon, mama, etc.), pasando por problemas osteoarticulares (osteoporosis, artrosis,...), problemas endocrino-metabólicos (diabetes, sobrepeso-obesidad, dislipemias), problemas psicológicos (depresión, ansiedad, angustia, estrés,...) y ginecológicos, hasta las frecuentes caídas de los ancianos que se sienten menos seguros. Mientras que la conducta opuesta se ha relacionado con efectos positivos y beneficiosos sobre esas mismas patologías, así como con una mayor longevidad y esperanza de vida.
En este sentido el auge del sedentarismo que se viene produciendo en las sociedades avanzadas, constituye un verdadero problema para la salud pública. Los avances tecnológicos de este siglo que conllevan un menor esfuerzo físico en la vida cotidiana (los medios de transporte o la maquinaria industrial) han generado una reducción en la frecuencia e intensidad con que las personas realizan actividad física a lo largo de su vida, lo que ha supuesto graves repercusiones para su salud. Este estilo de vida sedentario se ha acentuado en las últimas décadas del siglo XX y por ejemplo en nuestro país sólo un 39% de la población realizaba algún tipo de ejercicio físico en 1995.
La inactividad física prolongada es un importante factor de riesgo, no sólo para las enfermedades cardiovasculares. Cambiar estos hábitos sedentarios en las personas adultas puede resultar difícil, por no decir imposible. Por ello, quizás sea más rentable y, sobre todo más factible, educar en estilos de vida más saludables relacionados con la actividad física y en contra del sedentarismo, durante la edad evolutiva de la persona.
Destacar que la obesidad en EE.UU., que ha recibido el calificativo de "una de las plagas del siglo XXI", tiene un coste altísimo para la red de asistencia pública estadounidense (Medicare y Medicaid: 39.000 millones de dólares). Los resultados de un estudio realizado en 2003 señalan que el 65% de los estadounidenses tienen un sobrepeso excesivo.
De ahí que las instituciones relacionadas con el mantenimiento y promoción de la salud vienen recomendando una ocupación del ocio más activa, adhiriéndose a hábitos de vida más saludables por medio de la practica regular de algún tipo de actividad o ejercicio físico.
En relación a esta problemática los planteamientos educativos no pueden permanecer impasibles. La LOGSE (1990) (Ley de Ordenación General del Sistema Educativo) manifiesta, a través del "Diseño Curricular de Base", la preocupación general con especial relevancia en el área de la Educación Física, por la influencia que puede ejercer para paliar el problema planteado del sedentarismo. Y uno de sus temas está específicamente dedicado a la promoción de la salud, con la denominación de Educación para la Salud, y entre los contenidos que proponen se encuentra la "actividad física regular".
Por tanto, desde la perspectiva de la Educación para la Salud uno de los propósitos básicos de la Educación Física es el desarrollo de actitudes positivas hacia el ejercicio físico, que originen adhesión al mismo, tanto en el período escolar como en el futuro. Y para que esto sea posible, ha de existir vinculación entre la actividad física curricular obligatoria y la extracurricular libremente asumida.
II. Conceptos básicosAunque a simple vista muchos de los términos relacionados con la salud, el ejercicio físico, la actividad física, el deporte, el sedentarismo, etc., puedan parecer similares y habitualmente utilizados como sinónimos, lo cierto es que se hace necesario precisarlos conceptualmente, ya que no poseen el mismo significado.
En primer lugar la SALUD: ¿ Qué es o qué se entiende por SALUD ? El concepto de Salud es complejo y difícil de definir. Algunos autores la consideran como "la ausencia de enfermedad". La OMS la contempla como "un estado de completo bienestar físico, mental y social" (HARVARD-DAVIS, 1975)2. ILLICH (1976)3 se acerca más en su libro "Los límites de la medicina" y dice que "la salud designa un proceso de adaptación, resultado de una reacción autónoma y al mismo tiempo culturalmente compartida, a la realidad socialmente creada. Habla de la capacidad para adaptarse a entornos cambiantes, crecer y envejecer, curar cuando se sufre un daño, sufrir y esperar pacíficamente la muerte. Igualmente la salud incluye el futuro, y, por tanto, también la angustia y los recursos internos para convivir con ella ...".
En esta última definición de salud destacan tres aspectos importantes: en primer lugar significa que la salud es un "proceso de adaptación" a un entorno social que abarca factores naturales y otros creados por el hombre. Según PRITCHARD (1981)4, es importante pensar en la salud como un "proceso", antes que como un "estado", porque éste sólo describe una imagen congelada de una escena movida, en un momento particular. En segundo lugar la salud significa cosas diferentes para los diferentes pueblos y las diferentes culturas. Y en tercer lugar se trata de un proceso dinámico, con estímulos y respuestas, en cambio continuo, constante y permanente.
Cada persona es una combinación única y diferente, de su constitución genética, su aprendizaje y su experiencia, los hándicaps que tiene su personalidad y sus expectativas, no viéndose como enfermo cuando prevalece un estado de equilibrio satisfactorio entre él y su entorno, viviendo con un nivel de ansiedad aceptable y tolerable. Por tanto, debe mantenerse en equilibrio ante las tensiones familiares (esposa, hijos, padres, etc.), del trabajo (fatiga, desempleo, riesgos del aburrimiento, jubilación, etc.), del entorno social (vecindario, pobreza, cultura, educación, etc.), de las enfermedades (infecciones, heridas, riesgos ambientales, cáncer, etc.) y de los hábitos de vida nocivos (tabaco, alcohol, sedentarismo, drogas y sobrealimentación).
La salud, en suma, es un producto de equilibrios muy complicados y complejos y su atención conlleva e implica una respuesta a esta especial situación.
Estilo de vida. Aunque el interés por el estudio de los estilos de vida saludables ha tenido su punto más álgido en la década de los 80 del siglo pasado, el concepto de estilo de vida no constituye un ámbito de estudio nuevo. Por el contrario, desde hace ya mucho tiempo este concepto ha sido un tema de estudio abordado por disciplinas como la sociología y el psicoanálisis y desde hace ya relativamente menos por la antropología, la medicina y la psicología de la salud. En general, desde todas estas orientaciones se entiende el estilo de vida como "la forma de vida de las personas o de los grupos" (PASTOR, 1999)5.
En el enfoque sociológico se consideraba que las variables sociales eran los principales determinantes de la adopción y del mantenimiento de un estilo de vida determinado, mientras que desde el psicoanálisis los determinantes se desplazaron desde la sociedad al individuo y a su personalidad. A mediados del siglo XX, la antropología abordó el estudio de los estilos de vida desde un enfoque cultural y la medicina desde un enfoque biologicista, defendiendo que las personas tienen estilos de vida sanos o insanos por su propia voluntad, recayendo por lo tanto la responsabilidad sobre las personas y no sobre las instituciones (ERBEN, FRANZKOWIAK y WENZEL, 1992)6.
En la 31 sesión del comité regional de la OMS para Europa, se ofreció una definición del estilo de vida que lo describía como "una forma general de vida basada en la interacción entre las condiciones de vida en un sentido amplio y los patrones individuales de conducta determinados por factores socioculturales y características personales" (WHO, 1986)7. Aunque no se introdujo una definición concreta para el término de estilo de vida saludable, esta conceptualización de estilo de vida en general ha servido de base a los investigadores para clarificar este término.
A pesar de no existir una definición unánime, la mayoría de los autores definen los estilos de vida saludables como un "conjunto de patrones conductuales que poseen repercusiones para la salud de las personas". En lo que ya no todos coinciden es si estos patrones conductuales son elegidos voluntaria o involuntariamente por las personas. Mientras que el modelo médico ha defendido el carácter exclusivamente voluntario de tal elección, los autores de orientación psicosocial entienden la elección como involuntaria en cierta medida ya que reconocen la influencia de las variables psicosociales en la adquisición y mantenimiento de los estilos de vida (PASTOR y cols., 1998)8.
En resumen, desde los modelos psicosociales podemos definir el estilo de vida saludable como un "conjunto de patrones conductuales o hábitos que guardan una estrecha relación con la salud". Por patrones conductuales entendemos formas recurrentes de comportamiento que se ejecutan de forma estructurada y que se pueden entender como hábito cuando constituyen el modo habitual de responder a diferentes situaciones (RODRÍGUEZ-MARIN y GARCIA, 1995)9. Estos hábitos se aprenden a lo largo del proceso de socialización del individuo y una vez adquiridos son difíciles de modificar.
Calidad de vida. El interés por la calidad de vida ha existido desde tiempos inmemorables. Sin embargo, la aparición del concepto como tal y la preocupación por la evaluación sistemática y científica del mismo es relativamente reciente. La idea comienza a popularizarse en la década de los 60 hasta convertirse hoy en un concepto utilizado en ámbitos muy diversos, como son la salud, la salud mental, la educación, la economía, la política y el mundo de los servicios en general.
Los indicadores sociales y económicos permiten medir datos y hechos vinculados al bienestar social de una población. Estos indicadores tuvieron su propia evolución siendo en un primer momento referencia de las condiciones objetivas, de tipo económico y social, para en un segundo momento contemplar elementos subjetivos (AROSTEGUI, 1998)10.
La expresión "Calidad de Vida" comienza a definirse, como concepto integrador que comprende todas las áreas de la vida (carácter multidimensional), a mediados de los 70 y comienzos de los 80. Transcurridos 25 años, aún existe una falta de consenso sobre la definición del constructo y su evaluación. Así, aunque históricamente han existido dos aproximaciones básicas: aquella que lo concibe como una entidad unitaria y la que lo considera un constructo compuesto por una serie de dominios, todavía en 1995, FELCE Y PERRY11 encontraron diversos modelos conceptuales de calidad de vida. A las tres conceptualizaciones que ya había propuesto BORTHWICK-DUFFY en 199212, añadieron una cuarta. Según éstas, la calidad de vida ha sido definida como "la calidad de las condiciones de vida de una persona, como la satisfacción experimentada por la persona con dichas condiciones vitales, como la combinación de componentes objetivos y subjetivos, es decir, calidad de vida es definida como la calidad de las condiciones de vida de una persona junto a la satisfacción que ésta experimenta y, por último, como la combinación de las condiciones de vida y la satisfacción personal ponderadas por la escala de valores, aspiraciones y expectativas".
La evaluación del concepto presenta una situación parecida. Para DENNIS, WILLIAMS, GIANGRECO Y CLONINGER (1994)13, los enfoques de investigación de este concepto son variados, pero podrían englobarse en dos tipos: Enfoques cuantitativos, cuyo propósito es operacionalizar la calidad de vida. Para ello, han estudiado diferentes indicadores: Sociales (se refieren a condiciones externas relacionadas con el entorno como la salud, el bienestar social, la amistad, el estándar de vida, la educación, la seguridad pública, el ocio, el vecindario, la vivienda, etc.); Psicológicos (miden las reacciones subjetivas del individuo a la presencia o ausencia de determinadas experiencias vitales); Ecológicos (miden el ajuste entre los recursos del sujeto y las demandas del ambiente) y Enfoques Cualitativos que adoptan una postura de escucha a la persona mientras relata sus experiencias, desafíos y problemas y cómo los servicios sociales pueden apoyarles eficazmente.
A pesar de esta aparente falta de acuerdo entre los investigadores sobre la definición de calidad de vida y la metodología utilizada para su estudio, el concepto ha tenido un impacto significativo en la evaluación y planificación de servicios durante los últimos años.
Por tanto, el concepto calidad de vida es relativo, como lo son otros (bienestar, felicidad, etc.). Resulta evidente que hay muchos condicionamientos que influyen en este aspecto (físicos, psíquicos, sociales, espirituales, culturales, filosóficos, médicos, etc.) y que tienen mucho que ver con la valoración que la persona haga sobre sí misma. La calidad de vida, pertenece al ámbito de la subjetividad, pero tiene mucho que ver con el mapa de la objetividad que envuelva a la persona.
Por último, la OMS propuso, en 1994, la siguiente definición para lograr el consenso: "Percepción personal de un individuo de su situación en la vida, dentro del contexto cultural y de valores en que vive, y en relación con sus objetivos, expectativas, valores e intereses".
Actividad física. Se considera así a "cualquier movimiento corporal realizado por los músculos esqueléticos que produce un gasto de energía". La actividad física está presente en todo lo que una persona hace durante las 24 horas del día, salvo dormir o reposar. Ahora bien, la mayoría de las actividades de la vida cotidiana son comunes a todas las personas sanas, excepto dos: la actividad laboral o profesional (ocupacional) y la actividad del ocio y tiempo libre. Por ello, el gasto energético vendrá determinado en función del tipo de actividad laboral y el uso que se haga del ocio y tiempo libre, es decir, si se realiza o no algún tipo de ejercicio físico o deporte (ORTEGA Y PUJOL, 1997)1.
Ejercicio físico. Se define como "aquella actividad física planificada, estructurada y repetitiva, que tiene como objetivo intermedio o final la mejora o mantenimiento de la forma física". En el ejercicio físico el individuo hace trabajar a su organismo con el objetivo de disfrutar de una vida más sana y/o combatir determinadas dolencias o problemas de salud; nunca pretende acercarse a sus límites, pero su forma física mejora como consecuencia de la acumulación del trabajo físico.
Deporte. "Constituye una categoría del ejercicio físico que lleva implícita la competición con otras personas o con uno mismo". En el deporte, el sujeto hace trabajar a su organismo en los entrenamientos con el objetivo de llevar los límites de su capacidad de esfuerzo un poco más lejos y rendir cada vez más en las competiciones, superando a los rivales o superándose a sí mismo. El deporte, también se puede entender, de acuerdo con el artículo 2º de la Carta Europea del Deporte, como "cualquier forma de actividad física que, a través de participación organizada o no, tiene por objeto la expresión o mejora de la condición física y psíquica, el desarrollo de las relaciones sociales o la obtención de resultados en competición a todos los niveles".
Forma física. Consiste en "una serie de atributos que las personas tienen o adquieren, que se relacionan con la capacidad para realizar actividad física y que son resultado de su conducta". También se puede definir como la capacidad para hacer frente a todas las actividades que se realizan durante las 24 horas del día, o la capacidad para realizar trabajo físico; o como el grado de funcionamiento de los diversos sistemas y aparatos del organismo. Los atributos de la forma física son: resistencia cardiorrespiratoria, resistencia muscular, fuerza, flexibilidad, velocidad y otros.
La forma física es necesaria para todas las actividades de la vida cotidiana y se podría decir que constituye un indicador positivo del estado de salud. Cuanto más en forma está una persona más sana se encuentra.
Sedentarismo. Se define generalmente como la "falta de actividad física o inactividad física". Con esta definición se describe más bien una conducta o un estilo de vida.
III. Socialización de los estilos de vida a través del deporteLa socialización del estilo de vida puede ser considerada como un proceso por el cual las personas adquieren los patrones de conductas y de hábitos que constituyen su estilo de vida, así como las actitudes, los valores y las normas relacionadas con el mismo. Este proceso implica el aprendizaje de roles relacionados con los estilos de vida y las conductas de salud específicos de una sociedad (WOLD, 1989)14.
Una de las teorías clave que rodean al proceso de socialización es la Teoría Ecológica del Desarrollo de Bronfenbrenner (1987) 16. Habla del microsistema, que es el entorno inmediato en el que se sitúa la persona en desarrollo. En la socialización del estilo de vida, algunos de los agentes socializadores de este nivel son la familia, los pares, la escuela, los vecinos, el trabajo y los medios de comunicación. El segundo nivel del ambiente ecológico, el mesosistema, incluye las interrelaciones entre la familia y la escuela o la familia y el trabajo. El exosistema, tercer nivel, constituye el entorno más amplio. Aquí podemos situar las instituciones sociales: sistema escolar, sistema sanitario, contexto laboral, etc. El macrosistema, último nivel, se corresponde con la cultura en la cual el individuo nace y se desarrolla.
Esta teoría nos ofrece una organización de los contextos y sistemas que afectan al proceso de socialización de los estilos de vida. Cabe señalar, no obstante, que la investigación sobre estilos de vida se ha centrado fundamentalmente en estudiar al individuo y su entorno más inmediato, es decir, el microsistema, presentándose menos atención al resto de estructuras del ambiente ecológico.
En cuanto al proceso de socialización de los estilos de vida, podemos considerar tres modelos:
La Teoría de Campo de Kurt Lewin (1963)16: obligado punto de referencia para entender el desarrollo y los cambios conductuales. Según este autor, la conducta está en función del estado de la persona y de su ambiente, siendo la estructura del espacio vital la que determina los movimientos posibles de la persona en ese espacio, en definitiva su comportamiento.
El Interaccionismo Simbólico nos permite entender el proceso de cambio, esto es, cómo se produce el desarrollo y cambio de conducta. Las aportaciones de George Herbert sirven para comprender como las personas adquirimos las normas, los valores, las actitudes y los hábitos de los grupos sociales o la cultura a la cual pertenecemos. Considera que un individuo se convierte en persona cuando es capaz de tomarse a sí mismo desde la perspectiva del otro. A partir de esta asunción del otro generalizado, adquirimos los valores de la cultura que nos envuelve lo que marcará el estilo de vida.
La otra perspectiva es la Teoría del Aprendizaje Social (BANDURA, 1977) 17. En ella Bandura analiza los procesos de aprendizaje que se dan en el individuo. Concretamente, los procesos de imitación y modelado sirven de base para entender la socialización del estilo de vida. Observando el modo en que los demás se comportan así como las consecuencias de su comportamiento nos formamos una idea de cómo ejecutar determinadas conductas y en el futuro la información codificada nos sirve de guía para nuestro propio comportamiento. Así por ejemplo, la conducta de los padres, los amigos, los pares y los profesores influye en el aprendizaje del estilo de vida de los adolescentes.
La socialización del deporte y la actividad física
Hemos visto las principales teorías de la socialización del estilo de vida saludable. Y una de las variables del estilo de vida cuyo papel vamos a resaltar ahora es la práctica de deporte y de actividad física.
El deporte y la actividad física es una conducta aprendida: el aprendizaje de las habilidades, la motivación y las oportunidades para practicar deporte tienen lugar a través del proceso de socialización.
Los principales agentes de socialización del estilo de vida en general y del deporte en particular en la infancia y adolescencia son: la familia, el grupo de iguales y la escuela.
La familia constituye el primer contexto en el que el niño puede observar e imitar la actividad física y también aprender actitudes hacia la misma (WOLD, 1989) 14. Es importante resaltar dos elementos que aparecen directamente relacionados con la atracción y evitación hacia la misma: la disponibilidad de modelos en los que los jóvenes pueden fijarse (padres o hermanos mayores) y el refuerzo recibido del contexto familiar para la práctica, como por ejemplo las expectativas de los padres al respecto, los ánimos para participar y el apoyo recibido (HENDRY y cols., 1993) 18.
El grupo de iguales también es un agente de socialización importante para la práctica de actividad física. De hecho, los adolescentes suelen practicar deporte o actividad física en mayor medida con los amigos, comparado con otros grupos como la familia. Diversos estudios han mostrado que aquellos adolescentes cuyo mejor amigo practica deporte a su vez participan en actividades deportivas en mayor medida (CASTILLO, 199520; WOLD y ANDERSEN, 199220). Estos autores consideran que la influencia del grupo de iguales puede realizarse de diversas maneras: 1) Los jóvenes pueden influir mutuamente para iniciarse en el deporte; 2) Los jóvenes pueden hacer deporte porque su mejor amigo ya lo realiza; y 3) Se hacen nuevos amigos que practican deporte.
Por último, la escuela constituye una de las instituciones sociales de mayor relevancia que ha servido para comunicar a los jóvenes la importancia que posee la actividad física para la salud (HENDRY y cols., 199318; WOLD, 198914). Los programas de educación física implantados en las escuelas y las actitudes de los profesores ante la actividad física constituyen las principales influencias a resaltar de esta institución. La primera de ellas forma parte del currículum escolar, mientras que la segunda forma parte del currículum oculto que la escuela transmite a los jóvenes.
Además, es importante señalar que las características individuales también tienen importancia en la socialización del deporte y la actividad física, como por ejemplo las habilidades o la forma física. Por tanto, podríamos decir que, persona y ambiente interaccionan en este proceso de socialización.
Existen multitud de experiencias de integración para discapacitados/as a través del deporte a todos los niveles y en muchos lugares, lo cual no significa de la necesidad que hay de implementar este tipo de actuaciones para integrar a estas personas plenamente en la sociedad del siglo XXI. Ejemplos de ello:
La FUNDACIÓN TAMBIÉN (2001) (Madrid-España). "Deporte adaptado para la integración de las personas con discapacidad".
¿Qué pretende?:
El deporte como motor de integración de personas con deficiencias.
Organizar: cursos deportivos, actividades y eventos relacionados con el deporte adaptado,..., con el material necesario.
Servicio de información, asesoramiento y asistencia técnica.
Conseguir financiación para subvencionar los programas deportivos.
Formación de personal especializado y voluntarios.
Divulgación y promoción de las diferentes actividades mediante foros, congresos, charlas orientativas, exhibiciones, competiciones,... .
Actividades que realiza: esquí alpino, buceo, golf, piragüismo, ciclismo, natación, pesca, vela, paseos en ultraligero y globo, senderismo, quads, paracaidismo en tándem, equinoterapia, tenis, campamentos, tenis de mesa, tiro con arco, vuelo sin motor, esgrima, escalada, esquí acuático, espeleología, vuelo de cometas y cursos especiales de conducción adaptada.
UNA ESCUELA PARA TODOS/AS: LA ESCUELA INCLUSIVA (Cataluña-España).
"La Educación Física y la Inclusión del Alumnado con Discapacidad: indica un proceso de transformación en el que las escuelas se desarrollan en respuesta a la diversidad de los alumnos/as que asisten a ellas".
La Escuela Inclusiva se caracteriza por la superación del término integración, la utilización de la expresión inclusión, por ser un motor para crear comunidad, facilitando autonomía e interdependencia, desarrollando redes de apoyo comunitarias que colaboren con el profesorado y priorizando los aprendizajes por encima de las diferencias entre alumnos/as.
El material y las instalaciones son factores importantes en el proceso de adecuación de las actividades físico-deportivas y de enseñanza-aprendizaje.
Adaptación del material: potenciador de la movilidad, que sea informativo, manipulativo, motivador, protector.
Adaptación de las instalaciones: ausencia de barreras arquitectónicas, supresión de obstáculos, superficie antideslizante, superficie no abrasiva, espacios bien delimitados, evitar pendientes pronunciadas.
Otras estrategias para facilitar la inclusión son: los juegos motores sensibilizadores, el deporte adaptado a las personas con discapacidad, el aprendizaje cooperativo, el asesoramiento y el apoyo, ... .
IV. Teorías y modelos sobre calidad de vida, estilos de vida y envejecimientoCalidad y estilos de vida. Es un hecho que el ser humano es un ser social y que en sus dimensiones física, mental, espiritual, económica y emocional está presente este aspecto.
Hasta ahora, con los cambios económicos, políticos y sociales, el mundo empieza a tomar en cuenta que la calidad la hacen los seres humanos y no las máquinas. En los últimos años, se ha estado gestando una transición de conciencia en lo anterior, debido al surgimiento de las nuevas teorías de calidad total. Este factor, dio lugar a la fase de la aparición de ideas que proclaman, como imperiosa necesidad, que se comience a trabajar para llegar a la calidad de vida de los individuos, pues se ha observado que de ésta dependen las otras calidades.
La calidad de vida es un concepto que va mas allá de lo físico pues implica valores y actitudes mentales. Su búsqueda es una constante en la vida del hombre desde el comienzo de los tiempos. Poetas y filósofos han intentado definir, explicar y analizar lo que verdaderamente hace feliz al hombre.
La calidad de vida es un estado positivo desde todos los puntos de vista. Es estar en la plenitud, es poder funcionar al cien por cien. Físicamente, significa encontrarse en buenas condiciones, fuerte, resistente a las enfermedades o poder sobreponerse rápidamente a ellas. Desde el punto de vista psíquico, es poder disfrutar, hacerse cargo de las responsabilidades, combatir la tensión nerviosa y el estrés. Desde el punto de vista emocional, es estar en paz. La persona que mantiene su calidad de vida es una persona que se siente bien, vigorosa, entusiasmada, con la sonrisa propia del que se siente bien en todas sus dimensiones.
Maslow (1954) 21 en su libro habla de una sabiduría biológica, una tendencia innata en el hombre a elegir lo que es beneficioso para él, o, por lo menos, a desearlo. Sabiendo, entonces, que existen en nosotros los conocimientos biológicos suficientes como para poder reconocer lo adecuado para nuestro bienestar, parece contradictorio que, a pesar de tener bien marcada la senda, sin darnos cuenta, insistamos en tomar la dirección contraria. De esta forma, muchos de nosotros escapamos a la posibilidad de crecer. Hemos perdido el instinto de lograr la calidad de vida.
En los últimos 10 años las investigaciones sobre calidad de vida han ido aumentando en diferentes ámbitos del quehacer profesional y científico. Los avances de la medicina han posibilitado prolongar notablemente la vida. Ello ha llevado a poner especial acento en un término nuevo: "Calidad de Vida Relacionada con la Salud". Así, la meta de la atención en salud se está orientando no sólo a la eliminación de la enfermedad, sino fundamentalmente a la mejora de la calidad de vida del paciente.
Desde la psiquiatría y la psicología se realizan evaluaciones de calidad de vida con el fin de medir los resultados de programas y terapias para enfermos crónicos, en especial personas con esquizofrenia y con depresión mayor. Ha tenido una importante atención la reflexión sobre los efectos de la desinstitucionalización tanto sobre los sujetos como sobre las familias a partir de la conocida reforma psiquiátrica. También se han estudiado las repercusiones del grado de apoyo social, el funcionamiento personal y el nivel de autonomía en la calidad de vida.
A partir de la década de los 80 se adoptó también el concepto en el mundo del retraso mental y otras deficiencias relacionadas, dado que captaba una visión nueva y cambiante sobre las personas con discapacidad. La mejora de la calidad de vida es actualmente una meta compartida por muchos programas de desinstitucionalización y acceso al empleo normalizado por parte de las personas con discapacidad. Estos programas ponen el acento en la planificación centrada en el individuo, la autodeterminación, el modelo de apoyos y las técnicas de mejora de la calidad de vida (SCHALOCK, 1997) 22.
Aunque la calidad de vida no se puede reducir a las condiciones socioeconómicas, éstas son fundamentales para el bienestar del ser humano. Y, ¿qué decir del aspecto psicológico?. La armonía interior, el comportamiento y la actitud son aspectos determinantes que están muy relacionados con la forma de vida y las circunstancias en que estas se desarrollan y tiene que ver con el modo de vida de las personas.
También resulta evidente la estrecha relación que existe entre la cultura, el concepto de salud que se tenga y la calidad de vida. De hecho, el modo de comprender la vida humana difiere según una cultura de otra y de esa misma manera, ocurre con la noción de calidad de vida.
El modelo actual de calidad de vida es un modelo que integra las condiciones objetivas de vida, la satisfacción del individuo con sus condiciones de vida y los valores personales. De esta manera la calidad de vida, al igual que la salud, la oponemos al envejecimiento entendido como deterioro. Las intervenciones que se realicen y, particularmente, los programas de actividad física para los mayores, tendrán como objetivo promover los marcadores citados de calidad de vida y contrarrestar los efectos negativos del envejecimiento en todos los planos.
Lo biológico constituye sólo un factor o plano del envejecimiento, que está en interacción con otros planos del hombre, como son el psicológico y el sociológico. Con los datos actuales y tratando de superar los prejuicios deterministas y pan-biologicistas de envejecimiento, podemos mantener un modelo distinto que lo explique, un modelo que se revele contra el determinismo que acepta el deterioro y la condena del hombre a partir de una edad determinada. Este modelo debería partir de la idea de que si mis hábitos de vida, entre ellos la actividad física, son sanos podré mantener un estado de salud y funcionalidad altos toda mi existencia.
En esa dirección, el modelo de estilo de vida más aceptado actualmente es el del "Life-Span" o del "Ciclo Vital" enunciado por Baltes (BALTES y cols., 1981) 23. La perspectiva del life-span considera que el desarrollo y la vida es un proceso de cambio continuo que transcurre desde la fecundación del óvulo hasta la muerte, que tiene ritmos y manifestaciones distintas en función de las actividades que realice el organismo y, por tanto, dependerá de las interacciones del organismo con el medio ambiente.
Comparación de los dos Modelos de Envejecimiento
La Psicología parte de un modelo diferente y propio, que se denomina como el "Modelo Comportamental", que explica los procesos implicados en el envejecimiento en función, básicamente, de la organización de la información y el aprendizaje continuo del sujeto. La información se organiza internamente en el organismo mediante los distintos procesos comportamentales: Sensación, Percepción, Memoria, Pensamiento, Activación y Atención. Entendidos éstos como organizadores de la información que permite una respuesta psicológica más o menos eficaz, su estimulación y aprendizaje permanentes, permitirán mantenerlos eficaces todo el tiempo que esto se produzca (OÑA y cols., 1999) 24.
Nuevas tecnologías y calidad de vida. Hoy día las nuevas tecnologías (NNTT) están en aumento. El contexto social y laboral en el que vivimos, y para el que en su momento fuimos preparados por el sistema escolar, está en profunda transformación. Aquellos colectivos humanos con algún tipo de déficit, discapacidad o dificultad (ancianos, disminuidos físicos y psíquicos, emigrantes, los pobres, ...) son altamente vulnerables y corren el riesgo de quedar excluidos de los beneficios de la sociedad de la información.
Es previsible, que las NNTT acentuarán las desigualdades culturales, económicas y sociales ya existentes en el planeta. Las diferencias entre quienes accedan y quienes no a las tecnologías será, en consecuencia, un factor negativo que habremos de sumar a otros ya tradicionales como el fracaso escolar, la pobreza, la marginación, ... .
La pregunta clave es: ¿las Nuevas Tecnologías pueden compensar los déficits o discapacidades que presentan ciertos tipos de sujetos como los que sufren minusvalías físicas?. El teletrabajo será beneficioso para aquellos sujetos discapacitados con dificultades para desplazarse al puesto de trabajo, porque podrán trabajar en su casa sin necesidad de viajar a una oficina distante. Sin embargo, es necesario que estos trabajadores estén formados (AREA, 1996) 25.
La reforma educativa impulsada por la LOGSE (Ley de Ordenación General del Sistema Educativo, 1990) no ha incorporado explícitamente al currículo escolar la formación del alumnado ante las NNTT. Los centros educativos apenas cuentan con los recursos tecnológicos necesarios para hacer frente a esta formación. Y el profesorado actualmente en ejercicio no está preparado adecuadamente para desarrollar y enseñar estos conocimientos. En conclusión, la inmensa mayoría de los niños y jóvenes españoles en edad escolar, con discapacidades y sin ellas, no están siendo preparados para el mercado laboral del teletrabajo.
La otra fuente o instancia de formación y cualificación hacia el teletrabajo son los "programas europeos de promoción social del empleo": programa HORIZON-para minusválidos, programa NOW-para la mujer, el programa YOUTHSTART-para los jóvenes, o el programa INTEGRA-para los grupos denominados vulnerables. Son estrategias y acciones altamente plausibles que responden a la voluntad política de utilizar las NNTT no sólo con fines comerciales, sino también al servicio de la mejora social y de elevación de la calidad de vida de los sujetos pertenecientes a un grupo social problemático.
En definitiva, para ofrecer una igualdad de oportunidades a toda la población que permita el acceso a los productos tecnológicos de la sociedad de la información debe planificarse y articularse UNA POLÍTICA SOCIAL EUROPEA en la que se coordinen más estrechamente las políticas sectoriales de atención a los colectivos menos favorecidos con las políticas educativas de nuestros sistemas escolares.
Envejecimiento y sus problemas. Las políticas sanitarias de las últimas décadas han tenido como objetivo primordial disminuir la morbi-mortalidad y elevar la expectativa de vida en las poblaciones. Pero en los últimos tiempos ha cobrado un interés especial el concepto de calidad de vida, cómo medirla en las personas concretas y cómo mejorarla.
Según Hayflick (1998) 26 el envejecimiento se diferencia de la enfermedad en que las modificaciones originadas por el primero afectan a todas las especies, incluida la humana, cuando viven el tiempo suficiente para padecerlo.
Las 300 teorías que han sido propuestas para explicar el envejecimiento podrían ser resumidas en dos grandes grupos: 1º) Las que se basan en la existencia de un programa que regula y controla la involución del organismo. 2ª) Las que explican el deterioro producido por el paso de los años a consecuencia de errores debidos a mutaciones que trastocan la función o la estructura de las células, los tejidos y los órganos.
Es posible que en el envejecimiento intervengan una serie de procesos de distinta categoría e importancia. El genoma parece ser un elemento esencial en la determinación de la duración total de la vida, en tanto que otros factores como el mecanismo de la obtención y liberación de la energía y la formación de las especies oxígeno reactivas, así como los procesos ligados al medioambiente (radiaciones, alteraciones de la nutrición, etc.) han de ser tenidos en cuenta a la hora de explicar el proceso involutivo.
Según la teoría genómica, los genes serían los responsables de la duración máxima de la vida, aunque sólo entre el 25 y el 35% de la longevidad podría ser achacada a ellos. El resto le correspondería a los factores ambientales, como han demostrado McGue y cols. (1993) 27 en los gemelos humanos Daneses y Ljunqquist y su grupo (1998) 28 en los gemelos idénticos Suecos.
El envejecimiento, como cualquier otra función del organismo, está producido por la interacción de varios mecanismos moleculares que actúan simultáneamente. Entre ellos destacan: 1º. El acortamiento del telómero debido a la supresión de la telomerasa en las primeras etapas de la embriogénesis. 2º. La activación de un mecanismo relacionado con la edad que estimula la síntesis de las proteínas del shock por el calor. 3º. La supresión incompleta de la producción y eliminación de las especies oxígeno reactivas. 4º. La acumulación de mutaciones en el genoma de las células somáticas, lo que conduce a la formación de neoplasias, a la atrofia de los tejidos y a disminuir la función de los órganos (WENG y cols., 1997) 29.
Las mitocondrias son unos organelos celulares, cuya función principal consiste en generar energía. De hecho, ellas producen el 90% de la que necesita el organismo para sobrevivir. Los estudios más recientes publicados en la literatura científica ratifican que, las mitocondrias desempeñan una función crítica en la longevidad y en el envejecimiento, no sólo porque constituyen el lugar más cercano a la acción de los radicales libres, sino también, porque intervienen en la regulación de la respuesta al estrés y a la apoptosis, o muerte celular programada (MARCOS Y MIQUEL, 2002) 30.
Las proteínas del estrés tienen como misión luchar contra las alteraciones y los defectos de la síntesis de las proteínas celulares, con el objeto de proteger a las células de los daños que puedan sufrir. Cualquier tipo de estrés es capaz de inducir su producción, pero en especial, las temperaturas elevadas, las modificaciones del pH y la concentración del Ca, la isquemia, la disminución de la glucosa, el estrés oxidativo y otros varios, entre los que se encuentra el ejercicio (POWERS y cols., 2001) 31. El ejercicio, y especialmente el intenso y el prolongado aumentan la síntesis de este tipo de proteínas en órganos tan importantes como el corazón y el músculo esquelético.
El papel fisiológico de la proteolisis intracelular es variado y complejo, y, desde luego, la degradación de las proteínas no sólo cumple una misión negativa, sino que también favorece ciertos aspectos del metabolismo como la de eliminar todas aquellas proteínas dañadas o desestructuradas, cuya acumulación pudiera deteriorar la función celular. En la degradación de las proteínas existen varias vías o mecanismos de llevarla a cabo, algunas de las cuales son casi desconocidas. Las tres más importantes son: la vía lisosomal, el sistema calpaina y la vía ubiquitina-proteasoma.
El único hecho que empaña el aumento de la longevidad observado en los últimos años es, sin duda, la comorbilidad asociada a envejecimiento. Este es un proceso que afecta a todas las estructuras y funciones del organismo, aunque desde el punto de vista de los problemas que plantea, no todos los órganos ni sistemas poseen la misma importancia, incluso algún tejido como la piel, aún siendo muy llamativas las alteraciones que presenta, sin embargo, desde el punto de vista de la patología son mucho menos relevantes que las que afectan al sistema nervioso, al cardiovascular, al inmunitario, al neuroendocrino e incluso al músculo-esquelético. Este último posee una relevancia especial en lo que se refiere al desarrollo de la discapacidad, ya que músculos, huesos y articulaciones se hallan directamente implicadas en las alteraciones de la movilidad.
Ejercicio y envejecimiento. A pesar de que el organismo humano envejecido se hace más susceptible al estrés oxidativo, de que el envejecimiento facilita la aparición de las lesiones, de que la capacidad de reparación y regeneración del músculo se halla disminuida, sin embargo, los ancianos físicamente activos se benefician de las adaptaciones celulares originadas por el ejercicio aumentando los sistemas defensivos contra las especies oxígeno reactivas (EOR) (JI, 2001) 32.
En las personas mayores sin experiencia deportiva, el entrenamiento aeróbico realizado durante semanas, aumenta la actividad de las enzimas mitocondriales y la producción de ATP en los miocitos, y a su vez eleva el nivel de la VO2max (consumo máximo de oxígeno), de igual forma a como acontece en los jóvenes que hacen el mismo tipo de ejercicio. McArdle y Jakson (2000) 33 aseguran que, durante un periodo del ejercicio, el aumento de las EOR no produce alteraciones mitocondriales, a lo que le sigue, de inmediato, un incremento en la expresión de las enzimas antioxidantes y de las proteínas del shock térmico, como un signo de adaptación (acción protectora) a las modificaciones sobrevenidas.
El ejercicio de forma similar a como lo hacen otros agentes estresantes como la hipertermia, la isquemia, el estrés oxidativo y el muscular, la disminución de la glucosa y las modificaciones del calcio y del pH, induce la expresión de las HSP en las células y en los tejidos. Así, mientras que el ejercicio intenso origina modificaciones substanciales en el DNA de los leucocitos periféricos, el moderado o el entrenamiento regular ejerce un efecto protector contra el daño del DNA originado por el ejercicio intenso. El aumento de la actividad de los antioxidantes endógenos y la expresión de las proteínas HSP70, HSP27 y HO1 observados en respuesta al entrenamiento, presupone que el ejercicio influye beneficiosamente en la salud (FEHRENBACH y NORTHOFF, 2001) 34.
Desgraciadamente, en el momento actual existen muy pocos trabajos publicados sobre ejercicio y degradación de las proteínas (proteolisis), a pesar de ser bien conocidos los excelentes efectos que la actividad física produce en la atrofia muscular asociada al envejecimiento, en la que como es sabido, la acción del proteasoma desempeña un importante cometido (BARDAG-GORCE y cols., 1999) 35.
V. Educación para la salud y promoción de la salud: estrategias para mejorar los estilos y la calidad de vidaLa intervención en el ámbito de los estilos de vida saludables siempre ha estado relacionado con el desarrollo de dos amplias disciplinas como son:
a. Educación para la salud. La educación para la salud es la disciplina encargada de comunicar a las personas de lo que es la salud, considerando las tres facetas que la conforman: biológica, psicológica y social, así como de transmitir información sobre los comportamientos específicos que suponen un riesgo para la salud y aquellos otros que por el contrario ensalzan la salud (GREEN, 1984)36. Podemos hablar de tres grandes áreas de intervención:
La educación para la salud en la escuela: tiene como meta mejorar la salud biopsicosocial de los niños y adolescentes. Entre los principales objetivos están: la salud comunitaria, la salud de consumo, la salud ambiental, la vida familiar, el crecimiento y el desarrollo, la salud nutricional, la prevención y el control de enfermedades, la prevención de accidentes y la seguridad, el uso y abuso de sustancias (HEAVEN, 1996) 37. Esta disciplina se ha introducido en la educación primaria y secundaria como un contenido transversal que debe ser instruido desde todas las asignaturas del currículo escolar. Sin embargo, la gran cantidad de problemas y obstáculos que encuentran los profesores para llevar a cabo esta labor tan compleja y diversa hace que se esté dejando a un lado y que se dedique poco tiempo a esta ardua labor. Como consecuencia, Heaven considera que dadas las carencias que se están produciendo es recomendable introducir esta disciplina en el sistema escolar como una asignatura independiente, recibiendo el mismo peso que el resto.
En la comunidad: en contraste con la escuela no existe un contexto específico ni unos objetivos claros. Se trata de programas que se realizan para prevenir y mejorar los problemas de salud que presenta la comunidad en general (GREEN, 1984) 36. Ejemplos de este tipo de programas puede ser una campaña antitabaco o un programa de planificación familiar.
La educación de pacientes: ésta se lleva a cabo fundamentalmente en contextos médicos donde la población diana son personas que han sido diagnosticadas de alguna enfermedad y que se encuentran bajo tratamiento médico. El objetivo suele ser aminorar los riesgos asociados a dicha enfermedad. Son los médicos los profesionales que directa o indirectamente se encargan de esta labor.
Green y cols. (1980) 38 plantean la existencia de tres tipos de factores que influyen en las conductas de salud: los factores predisposicionales que son los antecedentes de la conducta que tienen una gran fuerza motivacional en la toma de decisiones de una conducta de salud (actitudes y creencias). Los factores facilitadores que son las habilidades y los recursos necesarios para la realización de una conducta (habilidades de lavado de dientes o el acceso a dentífricos con flúor). Por último, los factores reforzadores son los refuerzos tangibles o no, los incentivos o los castigos asociados a una conducta que contribuyen a su persistencia o a su desaparición (aprobación de los pares por el consumo de tabaco).
Otra aportación de gran interés para el desarrollo de programas es el denominado Mapa de Intervención (BARTHOLOMEW, PARCEL y KOK, 1998)39. Ha sido diseñado para guiar el proceso de desarrollo de programas de educación para la salud basándose en la evidencia empírica y en la teoría.
Cualidades en la educación para la calidad de vida: en medicina, los profesionales deben actualizarse y renovar continuamente sus conocimientos, deben reunirse e intercambiar información a través de revistas publicadas y de otras formas; compartir información es una característica de las profesiones. Es necesario vivir en un permanente proceso de educación para ser capaces de desempeñarnos en nuestra profesión, en todas las áreas y en todos los niveles.
El aprendizaje supone un "cambio". En cuanto al logro de la calidad de vida, necesariamente tendremos que entrar en una dinámica de cambios constantes que no terminan nunca. La perfección no puede alcanzarse, pero si es posible acercarnos a ella con cada cambio.
Herberto Mahon (1991) 40 reconoce dos campos de aprendizaje en el hombre: "Uno, es el de las aptitudes o habilidades donde el hombre incorpora los conocimientos que amplían su "saber hacer". El otro de los campos, es el de las actitudes o conductas, donde el hombre incorpora los mensajes que el contexto vuelca sobre él, y que, cuando alcanzan la contundencia suficiente, se asimilan y producen así una modificación de conducta". Consideraremos el aprendizaje de aptitudes o habilidades como la formación profesional y el de actitudes y conductas como la formación personal.
Muchos autores insisten en la formación técnica, aptitudes o habilidades de cada profesión. Sin embargo, reflexionando en aquello de que no hay una "escuela para la vida", se debe pensar que cualquier actividad profesional es una actividad humana; se trata con personas, y de ellas depende el éxito de cualquier actividad y el trato con personas exige calidad de vida por parte del practicante.
Albert Einstein solía afirmar: "Considero criticable tratar al individuo como una herramienta inerte. La escuela debe plantearse siempre como objetivo el que el joven salga de ella con una personalidad armónica y no como un especialista ... . Lo primero debería ser, siempre, desarrollar la capacidad general para el pensamiento y el juicio independientes y no la adquisición de pensamientos especializados".
b. Promoción de la salud. Más que una disciplina, la promoción de la salud es un planteamiento filosófico global sobre la salud y la calidad de vida de las personas. La promoción de la salud se diferencia de la educación para la salud en que ésta última trata de cambiar comportamientos concretos en una población específica, sin embargo la promoción de la salud es un planteamiento holista de intervención. Si bien, la mayoría de los autores consideran la educación para la salud como parte de la promoción de la salud (GREEN, 198436; MACDONALD, 199841).
La promoción de la salud designa un movimiento hacia un estado positivo de salud y bienestar. Se ocupa de las personas y su bienestar desde la perspectiva de esas mismas personas (RAEBURN, 1992) 42. Como participantes, las personas necesitan tener tanto control como sea posible para alcanzar la salud y un estado de bienestar. Lejos de culpabilizar a la víctima, la búsqueda de la salud y el bienestar es una responsabilidad tanto del individuo como de la sociedad en general. De hecho, los componentes conductuales juegan un rol importante, pero también los contextos ecológicos, económicos y sociales son especialmente relevantes (MACDONALD, 1998) 41.
En resumen, la promoción de la salud es un ámbito de intervención multisectorial, requiriendo una conceptualización de la salud amplia y holista y un cuidado de la salud tanto por sus consumidores como por sus proveedores (SIMARD, 1992)43. Por consiguiente, la principal función de la promoción de la salud consiste en crear las condiciones que promuevan la salud ocasionando cambios en política local, nacional e internacional. En definitiva, la promoción de la salud puede ser considerada como una responsabilidad moral. En este sentido cabe señalar que los educadores son los principales responsables de la educación de los adolescentes y que por lo tanto su responsabilidad debería motivarles a estar informados de los aspectos de salud que hay que promover y enfatizar, así como el papel que ellos juegan y las estrategias a seguir para conseguir entre todos el objetivo perseguido, esto es lograr que los adolescentes adquieran estilos de vida saludables.
c. Recomendaciones en la Promoción de estilos de vida saludables. Aunque la educación y la promoción de la salud pueden llevarse a cabo en grupos de todas las edades (niños, adolescentes, adultos, tercera edad), posee mucha más relevancia en la infancia y en la adolescencia. Esto es así debido a que en estas edades se adquieren los hábitos de estilo de vida, que serán más difíciles de modificar en la vida adulta (SINHA, 1993) 44.
La promoción de los estilos de vida saludables debe realizarse a partir del diseño de programas adaptados a las características de la población objetivo. Deben ir orientados a modificar los determinantes más potentes de las distintas conductas de salud. Si bien, algunos de estos son imposibles de modificar, como el género, las características biológicas o el estatus socioeconómico. Los determinantes psicológicos y conductuales son los que más suelen introducirse en los programas, sin embargo, su influencia es más débil. En contraste, los determinantes ambientales son de los más potentes y suelen ser dejados de lado en los programas. Los cambios en estos determinantes son vitales para modificar los estilos de vida de la población, cambios como por ejemplo alterar la influencia de los medios de comunicación, restringir el acceso al consumo de productos perjudiciales para la salud y facilitar el acceso a programas de ejercicio (SALLIS, 1993) 45.
Así pues, las estrategias de intervención útiles deben tratar de cubrir las siguientes recomendaciones:
Conseguir que los entornos físicos y sociales faciliten la actividad física.
Redactar leyes consistentes con la promoción de las conductas de salud.
Facilitar el acceso de productos saludables (alimentos bajos en grasas) y restringir el acceso de productos insanos (tabaco, alcohol, alimentos ricos en grasas y azúcares).
Transmitir la importancia de un estilo de vida saludable (dieta saludable, estar físicamente activos, ...), así como el peligro asociado al estilo de vida insano (consumo de tabaco y de alcohol, sedentarismo, ...).
Que los programas educativos incorporen la enseñanza de habilidades para la toma de decisiones, habilidades de consumo y habilidades para el cambio conductual; y faciliten el apoyo de los pares y de la familia en la adquisición de los estilos de vida.
Por último, remarcar la importancia de combinar las estrategias que fomenten comportamientos saludables junto a otras que traten de modificar los comportamientos insanos, debido a que los comportamientos saludables pueden ser incompatibles con estilos de vida insanos. En este sentido la práctica de actividad física es fundamental tanto para la prevención como para el cambio de los estilos de vida insanos. Se sabe como las personas físicamente activas se comprometen con más frecuencia con comportamientos saludables y con menor frecuencia con conductas de riesgo para la salud, en comparación con las personas sedentarias (BALAGUER y cols., 1999) 46.
Referencias bibliográficas
ORTEGA R, PUJOL A. Estilos de vida saludables: actividad física. Programa Roche de actualización en cardiología. Ediciones Ergón, S.A. Madrid; 1997.
HARVARD-DAVIS R. General practice for students of medicine. London: Academic Press; 1975.
ILLICH I. Limits to medicine. Medical nemesis or the expropriation of health. London: Boyars; 1976.
PRITCHARD P. Manual de Atención Primaria de Salud. 1ª ed. Madrid: Editorial Díaz de Santos; 1981.
PASTOR Y. Un estudio de la influencia del autoconcepto multidimensional sobre el estilo de vida saludable en la adolescencia media. Tesis doctoral no publicada. Universidad de Valencia. 1999.
ERBEN R, FRANZKOWIAK P y WENZEL E. Assessment of the outcomes of health intervention. Social Science and Medicine 1992; 35 (4): 359-65.
WHO. Life styles and Health. Social Science and Medicine 1986; 22 (2): 117-124.
PASTOR Y, BALAGUER I y GARCIA-MERITA ML. Una revisión sobre las variables de estilos de vida saludables. Revista de Psicología de la salud 1998; 10 (1): 15-52.
RODRÍGUEZ-MARIN J y GARCIA JA. Estilo de vida y salud. En: Latorre, JM, editor. Ciencias psicosociales aplicadas II. Madrid, Síntesis. 1995.
AROSTEGUI I. Evaluación de la calidad de vida en personas adultas con retraso mental en la comunidad autónoma del País Vasco. Universidad de Deusto. 1998.
FELCE D y PERRY J. Quality of life: It's Definition and Measurement. Research in Developmental Disabilities 1995; 16 (1): 51-74.
BORTHWICK-DUFFY SA. Quality of life and quality of care in mental retardation. In: Rowitz, editor. Mental retardation in the year 2000. Berlin, Springer-Verlag. 1992.
DENNIS R, WILLIAMS W, GIANGRECO M, CLONINGER CH. Calidad de vida como contexto para la planificación y evaluación de servicios para personas con discapacidad. Sin Cero 1994; 25 (155): 5-18.
WOLD B. Lifestyles and physical activity. Unpublished doctoral dissertation. University of Bergen, Norway. 1989.
BRONFENBRENNER U. La ecología del desarrollo humano. Paidós, Barcelona. 1987.
LEWIN K. Field Theory in Social Science. Tavistock Publication, London, 1963.
BANDURA A. Social learning theory. Prentice Hall, New Jersey. 1977.
HENDRY LB, SHUCKSMITH J, LOVE JG y GLENDINNING A. Young people's leisure and lifestyles. Routledge, London. 1993.
CASTILLO I. Socialización de los estilos de vida y de la actividad física: Un estudio piloto con jóvenes valencianos. Tesis de Licenciatura. Universitat de Valencia, Facultad de Psicología. 1995.
WOLD B y ANDERSEN N. Health promotion aspects of family and peer influences on sport participation. International Journal of Sport Psychology 1992; 23: 349-59.
MASLOW A. Motivación y Personalidad. Ed. Harper and Brothers, Nueva York. 1954.
SCHALOCK RL. Three decades of Quality of Life. Informe manuscrito. 1997.
BALTES PB, REESE HW and NESSELROADE JR. Métodos de investigación en Psicología Evolutiva: Enfoque del ciclo vital. Morata, Madrid. 1981.
OÑA A, MARTINEZ M, MORENO F y RUIZ LM. Control y aprendizaje Motor. Síntesis, Madrid. 1999.
AREA M. Calidad de vida, discapacitación y formación para el teletrabajo. I Seminario Internacional sobre Nuevas Tecnologías y Calidad de Vida. S.C. de Tenerife. 1996.
HAYFLICK L. How and why we age. Exp Gerontol. 1998; 33: 639-53.
McGUE M, VAUPEL JW, HOLM N and HARVALD B. Longevity is moderately heritable in a sample of Danish twins born 1870-1880. J. Gerontol. Biol. Sci. 1993; 48: 237-44.
LJUNQQUIST B, BERG S, LANKE J et al. The effects of genetic factors for longevity: A comparison of identical and fraternal twins in the Swedish Twin Registry. J. Gerontol. Med. Sci. 1998; 53:441-46.
WENG NP, PALMER LD, LEVINE BL et al. Tales of tails: regulation of telomere length and telomerase activity during lymphocyte development, differentiation, activation, and aging. Immunol. Rev. 1997; 160: 43-54.
MARCOS JF y MIQUEL J. Mitocondrias, envejecimiento, músculo y ejercicio. Archivos de Medicina del Deporte 2002; 19: 231-245.
POWERS SK, LOCKE M and DEMIREL HA. Exercise, heat shock proteins, and myocardial protection from I-R injury. Med Sci Sports Exerc 2001; 33: 386-92.
JI LL. Exercise at old age: does it increase or alleviate oxidative stress? Ann N Y Acad Sci 2001; 928: 236-47.
MCARDLE A and JACKSON MJ. Exercise, oxidative stress and ageing. J Anat 2000; 197: 539-41.
FEHRENBACH E and NORTHOFF H. Free radicals, exercise, apoptosis, and heat shock proteins. Exerc Immunol Rev 2001; 7: 66-89.
BARDAG-GORCE F, FAROUT L, VEYRAT-DUREBEX C et AL. Changes in 20S proteasome activity during ageing of the LOU rat. Mol Biol Rep 1999; 26: 89-93.
GREEN LW. Health education models. In: Matarazzo JD, Weiss SM, Herd JA, Miller NE, editors. Behavioral health: A handbook of health enhancement and disease prevention. New York, Wiley. 1984.
HEAVEN PCL. Adolescent health: The role individual differences. Routledge, London. 1996.
GREEN L, KREUTER MW, DEEDS SG y PARTRIDGE KB. Health education planning. A diagnostic approach. California, Mayfield Publishing Company. 1980.
BARTHOLOMEW LK, PARCEL GS y KOK G. Intervention mapping: a process for developing theory-and evidence-based health education programs. Health Education and Behavior 1998; 25 (5): 545-63.
MAHON H. Excelencia: Una Forma de Vida. Ed. Vergara, Buenos Aires. 1991.
MACDONALD TH. Rethinking health promotion. A global approach. Routledge, London. 1998.
RAEBURN J. Health promotion research with courtesy: Keeping a people perspective. Journal of Public Health 1992; 83: 20-4.
SIMARD L. A Saskatchewan vision for health: A pramework for change. Regina, Saks: Saskatchewan Health. 1992.
SINHA PD. Developing positive health lifestyle in schoolchildren. Project Lifestyle. Jamaica: Caribbean Food & Nutrition Institute - Regional Office of the World Health Organization. 1993.
SALLIS JF. Promoting Healthful Diet and Physical Activity. En: Millstein SG, Petersenm AC y Nightingale EO, editores. Promoting the Health of Adolescents. New Directions for the Twenty-first Century. New York, Oxford University Press. 1993.
BALAGUER I, PASTOR Y y MORENO Y. Algunas características de los estilos de vida de los adolescentes de la Comunidad Valenciana. Revista Valenciana de Estudios Autonómicos 1999; 26: 33-56.
revista
digital · Año 10 · N° 90 | Buenos Aires, Noviembre 2005 |