CULTO AL CUERPO, MODERNIDAD Y MEDIOS DE COMUNICACION 1

Prof. Ms. Ana Lúcia de Castro2
UNICAMP/FAPESP (Brasil)

Resumen
Este trabajo pretende ofrecer algunas pistas para la reflexión sobre la intensificación del 'culto al cuerpo' en las sociedades contemporáneas, ubicando los momentos históricamente importantes para la construcción de esa práctica con el devenir del siglo XX. Busca, además, relacionar el papel de los medios -prensa y audiovisual- con la creciente preocupación imagética y estética experimentada por los individuos en esta etapa contemporánea de la modernidad.
Palabras clave: Culto al cuerpo. Modernidad. Medios de comunicación de masas.

Physical Ideal, Modernity And Media
Abstract
This paper intends to contribute for the reflection about the intensification of the care with the body in the contemporary society, pointing out the historical moments of the constitution of this practise during XX century. The text searches, yet, to establish relationships between the media and the increasing preoccupation with the image and aesthetic experienced in this contemporary phase of modernity.
Keywords: Physical fitness; modernity; mass media.


Entendida como consumo cultural, la práctica del 'culto al cuerpo' se coloca hoy como preocupación general, que atraviesa todos los sectores, clases sociales y períodos etarios, apoyada en un discurso que ora hecha mano de la cuestión estética, ora muestra preocupación por la salud. Con todo, en cuanto preocupación general el culto al cuerpo está presente en todos los segmentos sociales, la forma como este se establece en el interior de cada grupo es diversificada. La elección de la modalidad deportiva, de gimnástica, de danza y de la academia/gimnasio en que se practicará, esta asociada, probablemente, a las demás esferas de la vida y a las demás elecciones realizadas en el mercado de bienes.

Como ya demostró Bourdieu, el lenguaje corporal es señal de distinción social, ocupando una posición fundamental en su argumentación y construcción teórica, que coloca al consumo de alimento, cultural y a la forma de presentación (incluyendo el consumo del vestuario, artículos de belleza, higiene y de cuidados y manipulación del cuerpo en general) como las tres más importantes maneras de distinguir-se, pues son reveladoras de las estructuras más profundas determinadas y determinantes del hábitus.

"El cuerpo es la más irrebatible objetivación del gusto de clase, que se manifiesta de diversas maneras. En primer lugar, en lo que en apariencia parece más natural, esto es, en las dimensiones (volumen, estatura, peso) y en las formas (redondas o cuadradas, rígidas y flexibles, rectas o curvas, etc...) de su conformación visible, pero que se expresa de mil maneras toda una relación con el cuerpo, esto es, toda una manera de tratar al cuerpo, de cuidarlo, de nutrirlo, de mantenerlo, que es reveladora de las disposiciones más profundas del hábitus". 3

Es posible que entendamos la preocupación por el culto al cuerpo como un rasgo característico de las sociedades contemporáneas, así como también como un aspecto íntimamente ligado a la constitución de lo 'moderno'. Nicolau Sevcenko apunta a la preocupación por la corporeidad como una de las más importantes características de la atmósfera moderna que envolvía la naciente metrópoli tecnológica por él estudiada: el São Pablo de los años veinte. Según este autor, bajo la genérica denominación de 'diversión' o 'entretenimiento', hay una serie de hábitos físicos, sensoriales y mentales que, aunque existían desde el comienzo de siglo en la ciudad de São Pablo, son incorporados sistemáticamente en los cotidiano de sus habitantes en la segunda década del siglo XX.

"El antiguo hábito de descansar los fines de semana se volvió un despropósito ridículo. Todos afuera: es allí que está la acción... No es descansando que alguien se prepara para la semana venidera, es recargando las energías, tonificando los nervios, ejercitando sus músculos, estimulando los sentidos, estimulando el espíritu... (Esos hábitos) son arduamente ejercitados, condensadamente en el fin de semana, pero con rigor incorporados en dosis metódicas como prácticas indispensables de la rutina diaria."4

La simple observación del conjunto de esas prácticas caracterizadas como 'diversión' remite al ambiente urbano y a la idea de la modernidad:

"...deportes, danzas, ebriedad, drogas, estimulantes, competencias, cine, shopping, desfiles de moda, salones de té, confiterías, cervecerías, paseos, excursiones, viajes, entrenamientos, acondicionamientos, carreras llanas, de fondo, de caballos, de bicicletas, de motocicletas, de coches, de avión, tiro, marchas, campamentos, maniobras, parques de diversiones, boliches, patinaje, paseos y carreras en bote, natación, saltos ornamentales, masajes, saunas, gimnásticas coordinada con cientos de participantes en los estadios, antes de los juegos y en las principales plazas de la ciudad, toda la semana." 5

En este sentido, al tomar fuerza en los años veinte, justamente en el momento en que São Pablo adquiría la fisonomía de una gran metrópoli, la práctica del culto al cuerpo está asociada a la idea de la modernidad: "Por detrás de todo eso, la filosofía es: ser joven, deportista, vestirse y saber danzar los ritmos de moda y ser moderno" 6 .

En lo que se refiere al mismo período analizado por Sevcenko, Norbert Elias apunta un 'relajamiento de la moral' como una de las principales características del mismo, y como ilustración de este cambio en las costumbres, coloca a la exposición del cuerpo, asociada a la difusión de las prácticas deportivas y a la osadía de las ropas y tejidos que pasan a evidenciar las siluetas. En la concepción de este autor, la historia de la civilización está marcada por un desarrollo en el control de las emociones, caracterizada por un sentimiento de vergüenza, y esa época posterior a la I Guerra Mundial, se destaca por un cierto 'relajamiento moral' -que permite que se expongan algunas partes del cuerpo antes no permitidas- y porque, según Elias, los individuos ya habían alcanzado un alto grado de autocontrol de sus impulsos. Para ilustrar su tesis, el autor expone el ejemplo de la ropa de baño.

"En el siglo XIX caería en el ostracismo social la mujer que usase en público los trajes de baño hoy en día usuales. Pero este cambio, y con él toda la difusión de deportes entre ambos sexos, presupone un padrón muy elevado de control de impulsos. Sólo en una sociedad en la cual un algo grado de control es esperado como normal, y en la cual las mujeres están, de la misma manera que los hombres, absolutamente seguras de que cada individuos está limitado por el autocontrol y por un riguroso código de etiqueta, podían surgir trajes de baño y deporte con ese relativo grado de liberalidad. Es una relajación que ocurre dentro de un modelo 'civilizado'..." 7

La década del '20 fue también decisiva en la configuración de un nuevo ideal físico, habiendo la imagen cinematográfica interferido significativamente en esta construcción. Hacia el final de la década, las mujeres, bajo el impacto combinado de las industrias de los cosméticos, de la moda, de la publicidad y de Hollywood, incorporaron el uso del maquillaje, principalmente el lápiz labial, en sus vidas cotidianas y se pasa a valorizar el cuerpo esbelto, firme. Como señala Featherstone (1993), la combinación de esas cuatro industrias fue fundamental para la victoria del cuerpo delgado sobre el obeso, en el transcurrir del siglo XX.

Es posible identificar, también en este siglo, tres fuentes fundamentales para el estudio del cuerpo: en los años cincuenta, en los sesenta y en los ochenta. Los primeros, debido a dos elementos: la expansión del tiempo libre y la explosión publicitaria en la postguerra. Ser "deportista" pasa a ser, cada vez más, un imperativo de las sociedades contemporáneas. Y esta tendencia de comportamiento está, ciertamente, relacionada a la expansión del tiempo de ocio: Vacaciones pagas, un tercio de días de asueto, la explosión de los campings volviéndose las playas más accesibles, son elementos que contribuyeron, a partir de la segunda mitad de los años cincuenta, la "revolución del veraneo", que impondrá un nuevo concepto de vacaciones veraniegas, en el que la exposición del cuerpo ocupa un lugar central.

La explosión publicitaria de la postguerra, por su parte, fue, sin duda, gran responsable por la difusión de hábitos relativos a los cuidados del cuerpo y a las prácticas de higiene, belleza y deportivas, recomendadas por médicos y moralistas burgueses desde principios de siglo. El desarrollo del cine y de la televisión, con su red de "olimpianos" 8 , contribuyó, en gran medida para que los profesionales de los cuidados del cuerpo vendieran sus imágenes y sus productos. Pero es importante resaltar el cambio de comportamiento que se imponía en aquel momento. Al colocar sus imágenes (estrellas de cine con blanca sonrisa y cabellos brillantes anunciando crema dental y shampú), esas profesionales ponían en juego nuevas prácticas, difundían una nueva manera de luchar con el propio cuerpo y un nuevo concepto de higiene, a tal punto que, como afirma Prost, "los comerciantes contribuyeron más que los higienistas para difundir los nuevos hábitos del cuerpo". 9

Los años sesenta fueron el escenario para la difusión de la píldora anticonceptiva, de la llamada "revolución sexual" y del movimiento feminista, elementos que, asociados a la contracultura y al "hippismo" coadyuvaron a situar a la corporeidad como una dimensión importante en el contexto contestatario que caracteriza a la época. Es cuerpo es colocado en escena por la contracultura como lugar de transgresión, de delirio y de "trance", a través de experiencias con droga y sexo.

Los años ochenta pueden ser entendidos como un momento importante para la temática, en la medida en que en esa década la corporeidad se hizo notar como nunca antes, en términos de visibilidad y espacio en el interior de la vida social, pues si en el período anterior los cuidados del cuerpo se reconocían durante su exposición en los veranos, a partir de la década de los ochenta las prácticas física pasan a ser más regulares y cotidianas, manifestándose en la expansión de gimnasios por todos los centros urbanos. Paralelamente a este proceso vemos el nacimiento de la llamada "Generación Salud", a partir de los años ochenta, representativa de cierta postura frente a la vida que, en cierta medida en oposición al modelo de comportamiento representativo de la generación de sus padres, levantan la bandera anti-drogas, con especial énfasis en el tabaquismo y el alcoholismo, junto a la defensa del medio ambiente, del naturalismo y del llamado "sexo seguro" -fenómeno también fuertemente relacionado con la aparición del SIDA- que en algunos casos significa la revalorización de la virginidad femenina, aunque no del casamiento, sino más bien de la certeza de que la primer relación sexual puede significar un compromiso afectivo prolongado con la pareja.



Pero, qué llevó a las sociedades contemporáneas a intensificar la preocupación con el cuerpo y colocarla como uno de los elementos centrales en la vida de las personas?. Es posible arriesgar algunas hipótesis. En primer lugar, esa intensificación está ligada a la propia historia de la moda, que puede ser entendida como las imágenes sociales del cuerpo, el espejo de una determinada época y en ese sentido es interesante recordar que en el siglo XIX el camisón de dormir sólo podía ser usado en la intimidad y cualquier referencia a él en público, era motivo de vergüenza. De la misma manera, los cabellos sueltos, sólo eran permitidos en el espacio privado, siendo el peinado una exigencia para salir a la calle. Mostrar el cuerpo tampoco era algo muy común, las personas decentes vestían con guantes y sombrero, apenas mostrando el rostro, con excepción de los trajes de noche femeninos, que mostraban grandes escotes. Gradualmente, la plasticidad en el vestuario fue ganando espacio frente a la rigidez. Los hombres pasaron a usar cuellos más flexibles y sombreros de fieltro blando en lugar de los cuellos duros y sombreros rígidos. En cuanto a las mujeres fueron abandonando los corsés y las cintas, que cedieron su lugar a bombachas y corpiños. Las faldas se fueron acortando, las medias valorizaron las piernas y los tejidos pesados fueron reemplazados por otros más ligeros que permitían que se marcaran las curvas del cuerpo10 .

En términos de vestuario, el siglo XX estuvo marcado por un desnudamiento y flexibilidad cada vez mayores, la apariencia física pasa a depender cada vez más del cuerpo y cuidarlo se torna una necesidad, pues cuidar el cuerpo es prepararlo para ser mostrado. Sin embargo, cada paso que se dio en el sentido de descubrir el cuerpo no estuvo libre de prejuicios, conflictos y escándalos: la bermuda de los boy scouts en los años '20 fue bastante censurada, porque mostrar la piernas públicamente era tabú; la bikini en los años cincuenta generó muchos conflictos entre padres e hijas; la osada minifalda de los años sesenta escandalizó antes de volverse una moda y el topless de los años setenta todavía es tabú. Hoy, en las ciudades, los hombres adoptan la bermuda como traje de paseo, y es común verlos con la camisa abierta o el torso desnudo. Se trata de la exposición pública del cuerpo, que gana cada vez más terreno11 .

La cuestión nutricional -o dietética- está, sin duda, ligada al tema en cuestión. Recordemos que Mary Douglas ya apuntó sobre el hecho en el sentido que "los principios de la selección que orientan al ser humano en la preferencia de sus recursos alimentarios no son del orden fisiológico, sino cultural. Es la cultura la que crea entre los individuos el sistema de comunicación referente a lo comestible, a lo nocivo y a la saciedad" 12 . Cada vez más la cultura alimentaria de las sociedades occidentales está eliminando los panes y las papas y privilegiando carnes blancas asadas, lácteos, legumbres y frutas frescas, en sintonía con la idea de que el cuerpo perfecto exige un tipo de alimentación ideal (que muchas veces excluye delicias exigiendo una dosis de sufrimiento). No se puede dejar de exponer la fuerte penetración de la "onda diet" en los últimos años. A título de ilustración, vale recordar que los montos de facturación de la industria "diet" (bebidas, edulcorantes y postres) pasó de u$s 147 millones en 1989 a u$s 336 millones en 1994; el número de fabricantes de estos productos en Brasil creció de 12 a 40 en el mismo período.13

Junto a la industria "Diet", se ubica la de los Cosméticos -que también viene creciendo en forma alarmante, indicando la "materialidad" del proceso en cuestión: el aumento de la preocupación por el cuerpo. El sector -que comprende tres segmentos básicos: higiene personal, cosméticos y perfumería- tuvo un crecimiento acumulado del 126,66% en el período 1991-1995, pasando de un monto en la facturación líquida de 1,5 billones en 1991 a 3,4 billones en 1995.14

No podemos dejar de mencionar el papel de los medios como parte fundamental en el proceso señalado. En lo que se refiere a los medios impresos, vale destacar que la temática del cuerpo gana cada vez más espacio desde los años ochenta, cuando nacen las dos mayores revistas dedicadas al tema: BOA FORMA (1984) y CORPO a CORPO (1987), las cuales abrieron el camino para una veta que está siendo hábilmente explotada por las industrias editoriales.

La percepción del cuerpo en la sociedad contemporánea está sometida por la existencia de un vasto arsenal de imágenes visuales. Featherstone llama la atención sobre el hecho de que "la lógica secreta de la cultura de consumo depende del cultivo de un insaciable apetito para el consumo de imágenes." (Featherstone, 1993, p. 178).

El cine de Hollywood ayudó a crear nuevos modelos de apariencia y exhibición físicas, llevando a un público masivo la importancia del "looking good". Hollywood difundió nuevos valores de la cultura de consumo y proyectó imágenes de estilos de vida glamorosos hacia el mundo entero. Las estrellas de cine ayudaron a conformar un ideal de perfección física, introduciendo nuevos tipos de maquillaje, cuidados del cabello, técnicas para corregir imperfecciones.

Al analizar las "Hollywood fan magazines", Levin registra el gran interés, generado a través de la máquina publicitaria de Hollywood, por las vidas privadas de las estrellas, por sus consejos de belleza, sus ejercicios y sus dietas. Revistas como Photoplay, Silver Screen, Screen Book and Motion Picture al publicar los "secretos de las estrellas" ofrecían a sus lectores la chance de autoayudarse, con avisos llamando la atención para provisiones de remedios contra el acné, senos grandes, senos pequeños, piel grasosa o reseca, etc... (Featherstone, 1993). De la misma manera, las imágenes publicadas por las revistas acerca de los personajes de la industria hollywoodiana provocaban una revisión de la auto-imagen de los lectores, en un juego de reconstrucciones constantes, ocasionando la reflexibilidad apuntada por Giddens (1991) como constitutiva de la modernidad. 15

Lo mismo puede ser pensado en relación al texto televisivo, que a través del "flujo" (Williams, 1975), transmite imágenes de cuerpos perfectos y formas de alcanzarlo, a través de los más variados formatos (piezas publicitarias, programas en vivo, novelas, películas, etc...). La observación del Programa Malhação nos permite afirmar que su formato recupera y actualiza matices genéricos, tratando temas del universo adolescente. Teniendo como formato básico episodios semanales, compuestos por 5 capítulos de 30 minutos, esta especie de mini-novela sale al aire de lunes a viernes, a las 17:30 horas, teniendo una clara intención -a través del elenco y de las temáticas- de captar el segmento joven. El Elenco es más o menos fijo: los asistentes al gimnasio y empleados (médica, recepcionista, profesores), y en cada episodio son invitados dos o tres actores que entran temporariamente en la trama.

Aunque tenga algunas características de "Soap Opera" americana, durante el tiempo que está en el aire (casi tres años) y el elenco es más o menos fijo, no podemos definir a Malhação (esfuerzo, transpiración) como una clásica "Soap Opera", pues ésta tiene la característica de que cada capítulo se encierra en sí mismo," (Allen, 1985) lo que no que ocurre en Malhação, que exige del espectador un acompañamiento diario para que no se pierda el hilo de la narración.

Las historias giran alrededor del universo adolescente, tratando temas como la virginidad, la sexualidad, los pros y los contras en la decisión de casarse. En la mayor parte del tiempo las escenas se desarrollan en el interior del Gimnasio, y son diversos los espacios existentes, mostrando que todo puede ser realizado sin salir de allí: sauna, cafetería, restaurant de comida japonesa, video club, negocios de venta de ropa y accesorios, consultorio pero buena parte de los diálogos ocurren sobre los aparatos de gimnasia y en el vestuario, espacio en el cual las chicas pueden intercambiar secretos íntimos sin riesgo de ser oídas por algunos de los varones, porque los vestuarios están separados por sexo. Es curioso el hecho de que cuando la cámara sale del interior del Gimnasio, va hacia lugares en los que los cuerpos se evidencian, como la playa, por ejemplo, y, aunque cambie el escenario, continúan predominando, en términos de imágenes, muslos, torsos, ombligos y colas perfectamente esculpidos, entre los vivos colores de bikinis y mallas de baño.

A partir de las temáticas expuestas, es posible preguntarnos: por qué se desarrolla en un gimnasio?. Podría ser en cualquier otro lugar que convoque adolescentes, pues en verdad, el hilo conductor de las tramas no pasa por el cuerpo o por "malhar" (esforzarse, transpirar); son intrigas, peleas entre enamorados, venganzas, amistades, suspensos a ser descubiertos, intercambios de secretos, en fin, nada que se limite, necesariamente, a la temática del cuerpo.

Tal como se desarrollan en un Gimnasio, los enredos podrían desplegarse en cualquier otro ambiente: un barrio,
un club, una discoteca, un colegio.

Ocurre que el Gimnasio, además de ser un espacio en el que los cuerpos son expuestos -lo que trae un segmento de publico televidente- se caracteriza por ser un local frecuentado actualmente por buena parte de los jóvenes de clase media, lo que nos lleva a pensar que el cuerpo asume, de hecho, un lugar central en la vida de las personas, lo que puede ser pensado no solamente para la juventud, sino también para todas las fases etarias. Featherstone plantea que el hecho que los viejos busquen la juvenilización, en sus estilos de vida, practicando deportes, algunos más extremistas, se vistan a la moda, frecuenten salones de baile, en fin, según Featherstone estaríamos viviendo, en las sociedades contemporáneas, una transformación en el ciclo de la vida, en el cual las barreras entre juventud y vejez se estarían borrando y "ser joven" se situaría como un imperativo para los más viejos. "En la cultura del consumo, la vejez es presentado con imágenes que retratan como una fase de la vida en la cual su juventud, vitalidad y atractivo pueden ser mantenidos..." (Featherstone, 1994, p. 68).

Esta idea nos lleva a pensar que la imagen de la juventud, asociada al cuerpo perfecto e ideal -que comprende las nociones de salud, vitalidad, dinamismo y, por sobre todo, belleza- atraviesa contemporáneamente, los diferentes géneros, todas las fases etarias y clases sociales, sobrepasando y componiendo, de manera diferenciada, diversos estilos de vida. Y es la fábrica de imágenes -cine, tv y publicidad- la que ciertamente ha contribuido a para ello. La asociación entre la producción de imágenes corporales por los medios (con preeminencia en el cine y la televisión) y la percepción de los cuerpos y construcción de auto-imagen por parte de los individuos, es inmediata. Ninguna sociedad en la historia, como ha sido dicho reiteradamente, produjo y difundió tal volumen de imágenes del cuerpo humano a través de periódicos, revistas, avisos y de las imágenes del cuerpo en movimiento en la televisión y en las películas... (Featherstone, 1994, p. 67).

Es curioso observar que esta época en la que el culto al cuerpo gana espacio dentro de la vida social es, coincidentemente, cercano al señalado como el punto de inflexión de las sociedades capitalistas occidentales, que pasaron a tener una nueva conformación. Si la modernidad entra en una nueva etapa y avanza sobre espacios diferenciados, lo mismo ocurre con el culto al cuerpo, o la relación de los individuos con sus cuerpos, pues si el desarrollo técnico tuvo gran influencia sobre la vida social en esta etapa contemporánea de la era moderna, lo mismo puede ser dicho en relación a la corporeidad. La técnica impactó en gran medida la relación de los individuos con sus cuerpos en la sociedad contemporánea. La posibilidad de modelar o de diseñar su propio cuerpo se sitúa como algo que favorece para cada uno estar lo más cercano posible a un modelo de belleza que está establecido globalmente; finalmente las leyes del mercado de la moda son internacionales.

Es evidente que la existencia de técnicas de manipulación y cuidados con el cuerpo no son exclusivas de las sociedades contemporáneas. Estas existieron en otros espacios y tiempos. Marcel Mauss, autor pionero en las ciencias sociales en tomar el cuerpo como objeto de análisis, define como técnicas corporales los modos de tratar, utilizar, luchar con el cuerpo y difunde la idea de que estas son descubiertas por las sociedades, transmitidas y modificadas en el devenir del tiempo. Partiendo de esa definición de Mauss, podemos afirmar que la búsqueda actual por modelar el propio cuerpo está caracterizada por diversas técnicas corporales legitimadas por nuestra sociedad y está implantada dentro de un movimiento social más amplio, que viene erosionando en el contexto de la "modernidad-mundo" -para utilizar un término de Ortiz- en el cual la técnica está representando el principal artificio de control de la naturaleza y el consumo, el espacio privilegiado de constitución de vínculos identitarios y de sociabilidad.

BIBLIOGRAFIA



Lecturas: Educación Física y Deportes.
Año 3, Nº 9. Buenos Aires. Marzo 1998
http://www.efdeportes.com