Estudio descriptivo de los factores de riesgo de los trastornos alimenticios en atletas universitarias de cross country | |||
*Master en Kinesiología por la Universidad de Texas-Pan American (EE.UU.) **Departamento de Ciencias de la Actividad Física y Deporte Universidad Católica San Antonio de Murcia (España) |
Jillian Frideres* José Manuel Palao** fridje@yahoo.com |
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http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 10 - N° 89 - Octubre de 2005 |
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Introducción
Los desordenes alimentarios han ocurrido en la sociedad durante miles de años. A modo de ejemplo cabe indicar que la Biblia indica que las mujeres no coman ya que esto les hacia ser más santas. En esta línea, los historiadores de las sociedades romanas y griegas indican que los hombres usaban prácticas bulímicas para poder seguir comiendo cómodamente. Desde esta perspectiva, se puede considerar que los trastornos alimenticios encontrados hoy en día son un continuo en la historia. Sin embargo, la incidencia de los trastornos alimenticios ha alcanzado niveles epidémicos en los países industrializados (2-4%), y estos valores continúan en aumento (Garner & Rosen, 1991; Clark, 1999).
Aunque ambos géneros pueden padecer trastornos alimenticios, estos son más comunes en el género femenino por varias razones (grafico 1): propensión de las mujeres a tener más grasa que los hombres, presión de la sociedad de estar delgada, etc. Las mujeres que practican deporte que enfatiza un cuerpo delgado o el control del peso, como la gimnasia deportiva y rítmica, el patinaje sobre hielo, los deportes de combate, y las carreras de fondo, incrementan aun más el riesgo de padecer trastornos alimenticios (Clark, 1999).
Gráfico 1. Factores de riesgo para los trastornos alimenticios en el deporte.Con respecto a la edad, se observa un punto de inflexión cuando las niñas salen del entorno familiar para ir a la universidad, al incrementarse la responsabilidad que las adolescentes deben soportarse y al encontrarse fuera del control paterno. A esto se debe añadir que los trastornos alimentarios son una enfermedad que las adolescentes llevan en secreto o que no es percibida como tal, por lo que en muchas ocasiones esta no se diagnostica hasta es algunos de los efectos son irreversibles.
Para las deportistas, los trastornos alimenticios son uno de los problemas más graves a los que se pueden enfrentar. Las consecuencias potenciales más graves son solo reversibles en parte. Entrenamiento y competición estresan al cuerpo, y los trastornos alimenticios incrementan este estrés. Así, el riesgo de una mujer deportista universitaria de fondo es el triple (Hawes, 1999).
Los trastornos alimenticios no afectan a todos las deportistas de de los distintos deportes de la misma forma. Son más comunes en deportes donde la estética, el peso, y/o la resistencia son importantes para el rendimiento (Garner & Rosen, 1991; Clark, 1999, Berry & Howe, 2000). Es difícil establecer el porcentaje de deportistas afectadas por trastornos alimenticios en atletismo y cross country debido a que cambia en función de la población, la edad, y el nivel de competición. Mientras que algunos estudios indican que las atletas no tienen una incidencia mayor de trastornos alimenticios que la población general (Weight & Noakes, 1987; Ryujin, Breaux & Marks, 1999), otros indican que entre 8% y 25% de corredores pueden padecer de estos trastornos (Bickford, 1999; Johnson, Powers & Dick, 1999; Downes, 2000; Hulley & Hill, 2001). Algunos estudios citan que más de 39-50% de las atletas tienen desordenes en la conducta alimentaria (Parker, Lambert & Burlingame, 1994; Bickford, 1999), lo que afecta a su correcta nutrición (Beals & Manore, 1998). Además, la incidencia puede aumentar en alto rendimiento (Bale, Doust & Dawson, 1996; Picard, 1999; Downes, 2000).
El propósito de este estudio es investigar los trastornos alimenticios, los factores de riesgo, el conocimiento de estos trastornos por parte de corredoras de fondo, y conocer si un existe este problema o el riesgo del mismo entre estas corredoras universitarias. Además, se busca profundizar sobre las actitudes hacia la actividad física que realizan, la comida, y el énfasis que ponen sobre la delgadez.
MétodosLa muestra objeto de estudio estuvo compuesta por 24 atletas participantes en el Campeonato de España Universitario 2003-2004 (22 ± 2 años; 5 ± 1 días de entrenamiento a la semana; 2 ± 1 horas de entrenamiento al día; 165 ± 6 cm de altura; 55 ± 5 kg de peso). Las atletas participaron en el estudio de forma voluntaria, tras ser informadas tanto ellas como los delegados de las Universidades y tras cumplimentar el correspondiente consentimiento informado. Los cuestionarios fueron entregados a todas las atletas participantes en el campeonato, 24 cuestionarios (20%) fueron cumplimentados y retornados a los investigadores de los 117 cuestionarios entregados.
Los cuestionarios fueron diseñados de forma especifica para un estudio previo (Frideres & Palao, 2004) y contenían 10 preguntas cerradas y 5 preguntas semi-abiertas (con la opción de "otros") para medir el tipo de implicación atlética, auto-percepción del cuerpo, estrés relativo al control del peso, conductas alimentarías y conocimiento sobre los trastornos alimenticios.
Se realizo un análisis descriptivo de los datos utilizando el software SPSS 12.0 (medias, desviaciones típicas y porcentajes).
Resultados y discusiónEn relación a la satisfacción con su peso, el 65,2% de las atletas expresan que están satisfechas con su tamaño y peso, y el 34,8% expresan que están poco o nada satisfecha con su peso. Ninguna atleta indica que esta totalmente satisfecha con su peso. Así, el 63,6% de las corredoras indican que su peso ideal es inferior a su peso actual (diferencia de 2 kg ±2).
Las principales razones por las cuales indican que realizan cross country son: porque les gusta practicar deporte (82,6%), porque es saludable (56,5%), porque se divierten (56,5%) y porque les gusta competir (52,2%). Cabe destacar en relación al control del peso, que el 21,7% de las corredoras indican que realizan deporte con el objetivo de controlar su peso.
La discrepancia entre el teórico peso ideal y el peso actual de las deportistas provoca que el 56,5% controlen su peso de forma periódica (34,8% dos veces al mes, 13% una vez por semana y el 8,7% a diario). Además, el 82,6% de las atletas cree que es necesario tener un peso determinado para la práctica de este deporte. Las razones por las cuales justifican la necesidad de tener un peso específico es en un 69,6% el rendimiento y en un 30,4% reducir la incidencia de las lesiones.
Así, el 73,9% de las atletas controlan su peso. Los medios más comunes que indican utilizar las deportistas para controlar su peso son: la dieta, tanto a nivel de cantidad como de control de calorías (47,8%), y el sobre-entrenamiento (26,1%). Sin embargo, los vómitos (4,3%) y los laxantes (4,3%) también son usados como medios de control del peso.
El 60,9% de las atletas indican que han recibido presiones para estar delgadas. El origen de estas presiones ha sido: la propia deportista (47,8%), los entrenadores (21,7%), y familiares (13%). El resto de fuentes de presión presenta una baja incidencia (4,3%): revistas, padres, amigos y sociedad.
En relación con la percepción de los entrenadores como causas de presión, cabe indicar que las deportistas no perciben que los entrenadores sobre enfaticen la importancia del control del peso. Así, sobre su percepción de la actuación de sus entrenadores, las atletas indican que en 43,5% el énfasis es adecuado, que en 43,5% no se enfatiza y que en un 8,7% el énfasis es insuficiente. Únicamente un 4,3% de las deportistas considera que el énfasis es excesivo.
Los resultados indican que los entrenadores deben ser cuidadosos en los aspectos relacionados con el control del peso. Así, es necesario que comprendan el papel que desempeñan en la vida de las atletas y como sus comentarios y actitudes pueden afectar a estas. No se debe olvidar que una de cada cinco atletas indica que sus entrenadores son causa de estrés sobre el control del peso.
El control del peso debe ser abordado desde varias perspectivas, por un lado aportando valores y conceptos saludables a través del deporte; por otro lado aportando mediciones o pruebas objetivas sobre el estado de forma de la deportista a nivel de composición corporal; y por último aportando medios para controlar y solventar tanto el stress como la posible desviación de la composición corporal del deportista.
Con respecto a la información sobre los trastornos alimenticios, el 100% indican haber recibido información sobre esta problemática. Las fuentes de información que las atletas indican son: libros y revistas (82,6%), colegio (69.6%), televisión (60.9%), médicos (47,8%), amigos (34,8%), padres (30,4%), familiares (30,4%), entrenadores (17,4%), compañeros (13,0%), y enfermeras (13,0%).
Los resultados indican que todas las atletas participantes en este estudio tienen información sobre los trastornos alimenticios. Sin embargo, el porcentaje de atletas que ha recibido información al respecto por parte de sus entrenadores es reducido. Es necesario no solo que los entrenadores estén atentos de que sus atletas sigan una adecuada nutrición que les permita realizar de forma optima los entrenamientos y las competiciones, sino también que comprendan que la auto-percepción de sus cuerpos es un tema que debe ser controlado y que puede afectar a las capacidades físicas y a la salud del deportista. Los entrenadores por su rol en el proceso de entrenamiento y su perspectiva global deben ser fuentes de información de sus atletas en un proceso de reciprocidad y de continuo aprendizaje entre el binomio entrenador-atleta.
Un 13% de las corredoras han sido diagnosticadas con trastornos alimenticios, específicamente con anorexia. Sin embargo, y sin ser diagnosticado clínicamente preocupa el 4,3% que indica que utiliza los vómitos para el control del peso, lo cual puede representar un caso de bulimia sub-clínica o clínica. Además cabe señalar que el 82,6% de las deportistas indican haber recibido comentarios o signos de preocupación en relación a sus hábitos o actitudes alimenticias (82,6%) o sobre su peso (34,8%).
El 34,8% de las deportistas participantes en el estudio piensan que existen problemas de trastornos alimenticios en el cross country. A este respecto, cabe destacar algunas de las opiniones que manifiestan las atletas de forma libre al final del cuestionario sobre las causas por las cuales consideran que se producen casos de trastornos alimenticios en el cross country: "Demostrada obsesión por estar delgada en el fondo", " Malos hábitos alimenticios", " fuerte presión de la sociedad y en el entorno atlético", " la mayoría de los deportistas no sabemos controlar nuestra información, a veces por falta de información", "ropa empleada es minúscula".
ConclusionesA partir de los resultados obtenidos, se pueden extraer las siguientes conclusiones en la población objeto de estudio:
El 34,8% de las atletas estudiadas no están satisfechas de su peso y tamaño.
El 73,9% de las atletas estudiadas han utilizado medios para controlar su peso.
Seis de cada 10 atletas estudias han recibido presiones para estar delgadas.
Dos de cada 10 atletas indica que sus entrenadores son una causa de estrés en lo relativo al control del peso.
Dos de cada 10 atletas indica que sus entrenadores son fuentes de información sobre los trastornos alimenticios.
La practica de cross country en edad universitaria puede ser una de las causas del incremento de los trastornos alimenticios encontrados en la población objeto de estudio (13%) con respecto a la población normal (2-1%).
Futuros estudios deben orientarse hacia la realización de diseños longitudinales de los atletas siguiendo su evolución a través de las etapas de formación del atletas hasta llegar al nivel senior o universitario (momento de independencia de núcleo familiar).
Como entrenadores y profesores, es necesario realizar algunas actuaciones para mejorar las deficiencias observadas:
Los entrenadores deben tener un papel activo en la reducción del estrés de sus atletas, estando atentos de las situaciones por la que pasan sus atletas, y dándoles medios y mecanismos para reducir este estrés.
Los entrenadores deben ser capaces de detectar de forma temprana la incidencia de trastornos alimenticios y conocer los primeros pasos a realizar en caso de que los atletas presenten trastornos alimenticios (sub-clinical o clinical).
Incrementar el porcentaje de entrenadores que aportan información sobre los trastornos alimenticios. El papel del entrenador debe ser activo, y debe aportar información tanto sobre como debe ser la adecuada nutrición, como sobre los riesgos de estrés que provocan el control del peso.
Incrementar la información sobre nutrición y composición corporal tanto desde la perspectiva de la salud como del rendimiento, y si es necesario ayudar a los atletas a encontrar recursos adicionales para su salud física y psicológica.
Referencias
Bale, P., Doust, J., & Dawson, D. (1996). Gymnasts, distance runners, anorexics body composition and menstrual status. Journal of Sports Medicine and Physical Fitness. 36, (1), 49-53.
Beals, K.A., & Manore, M.M. (1998). Nutritional status of female athletes with subclinical eating disorders. Journal of the American Dietetic Association. 98, (4), 419-425.
Berry, T.R. & Howe, B.L. (2000). Risk factor for disordered eating in female university athletes. Journal of Sport Behaviour. 23, (3), 207-218.
Bickford, B. (1999). Legal duty of a college athletics department to athletes with eating disorders: a risk management perspective. Marquette Sports Law Journal. 10, (1), 87-116.
Clark, N. (1999). Nutrition: A thin line. American Fitness. 17, (2), 34-36.
Downes, S. (2000). Running on empty. Running Times. 53-56.
Frideres, J.E. y Palao, J.M. (2004). Eating Disorders among Division III Female Cross-Country Runners. IAHPERD Journal. 37 (1): 15-19.
Garner, D.M. & Rosen, L.W. (1991). Eating disorders among athletes: Research and recommendations. Journal of Applied Sport Science Research. 5 (2): 100-107.
Hawes, K. (1999). Weighing in: Experts say eating disorders, diet, and nutrition weigh heavy on scale of issues affecting college student-athletes. NCAA News. 36, (24), 24-25.
Hulley, A.J. & Hill, A.J. (2001). Eating disorders and health in elite women runners. International Journal of Eating Disorders. 30 (1): 312-317.
Johnson, C., Powers, P.S., & Dick, R. (1999). Athletes and eating disorders: The national collegiate athletic association study. International Journal of Eating Disorders. 26, (2), 179-188.
Parker, R.M., Lambert, M.J., & Burlingame, G.M. (1994). Psychological features of female runners presenting with pathological weight control behaviors. Journal of Sport and Exercise Psychology. 16, 119-134.
Picard, C.L. (1999). The level of competition as a factor for the development of eating disorders in female collegiate athletes. Journal of Youth and Adolescence. 28, (5), 583-594.
Ryujin, D.H., Breaux, C., & Marks, A.D. (1999). Symptoms of eating disorders among female distance runners: can the inconsistencies be unraveled? Women & Health. 30, (1), 71-83.
Weight, L.M., & Noakes, T.D. (1987). Is running an analog of anorexia?: A survey of the incidence of eating disorders in female distance runners. Medicine and Science in Sports and Exercise. 19, (3), 213-217.
Agradecimientos: a las atletas participantes en el estudios así como a
las instituciones que han colaborado o facilitado la realización del mismo.
revista
digital · Año 10 · N° 89 | Buenos Aires, Octubre 2005 |