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La dificultad de una evaluación del rendimiento en
Educación Física: el problema de los estados de ánimo

   
Dr. en Educación Física
Master en Psicología del Deporte
 
 
Damián Ossorio Lozano
damianossorio@telefonica.net
(España)
 

 

 

 

 
Resumen
    La heterogeneidad de las clases y el número de alumnos son dos de los obstáculos para sacar el mayor provecho sesiones de Educación Física. Los alumnos de un mismo curso presentan unas notables diferencias a nivel evolutivo.
    En general, los métodos que exigen esfuerzos continuos, aunque sean de mediana intensidad, son rechazados por la inmensa mayoría de escolares, las causas suelen ser diversas: monotonía, aburrimiento y ausencia de lucha contra la fatiga...,
    Para poder realizar un esfuerzo de estas características es necesario tener un adecuado nivel de activación psíquica, es decir, la activación psicofísica debe estar adecuada a la actividad que va a ser ejecutada.
    Existen multitud de situaciones de la vida diaria en las que un nivel de activación inadecuado nos conduce a realizar actos y acciones que no son suficientemente eficaces. Igualmente los alumnos ante situaciones que exigen un esfuerzo físico moderadamente exigente, actúan de manera incontrolada cuando, además, sus resultados son sometidos a control o evaluación. Esta situación es muy frecuente y, a menudo, un problema de difícil solución.
    En casi la totalidad de los centros de enseñanza los tests de aptitud física constituyen el único instrumento de evolución aplicado a los alumnos.
    La mayoría de profesores diseñan pruebas dirigidas exclusivamente a comprobar la calidad y cantidad de las tareas motrices encomendadas.
     En lo que atañe al desarrollo de instrumentos de evaluación, especialmente, elaborados para la actividad deportiva, está claro que, en muchos casos son necesarios, puesto que deben medir variables que en otros contextos no se contemplan y que son relevantes en el deporte.
    Palabras claves: Evaluación del rendimiento. Activación. Educación preventiva
 

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 10 - N° 88 - Setiembre de 2005

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    La heterogeneidad de las clases y el número de alumnos son dos de los obstáculos para sacar el mayor provecho sesiones de Educación Física. Los alumnos de un mismo curso presentan unas notables diferencias a nivel evolutivo. Estas diferencias, tanto morfológicas como orgánicas y psicológicas, son un inconveniente a la hora de evaluar, en función de las características individuales y de las circunstancias personales. Ante esta situación, el profesor subjetiviza la evaluación de los resultados de carácter procedimental o implementa la misma a través de los conceptos o las actitudes.

     En general, los métodos que exigen esfuerzos continuos, aunque sean de mediana intensidad, son rechazados por la inmensa mayoría de escolares, las causas suelen ser diversas: monotonía, aburrimiento y ausencia de lucha contra la fatiga..., entre otras.

    Para poder realizar un esfuerzo de estas características es necesario tener un adecuado nivel de activación psíquica, es decir, la activación psicofísica debe estar adecuada a la actividad que va a ser ejecutada.

     Existen multitud de situaciones de la vida diaria en las que un nivel de activación inadecuado nos conduce a realizar actos y acciones que no son suficientemente eficaces. Igualmente los alumnos ante situaciones que exigen un esfuerzo físico moderadamente exigente, actúan de manera incontrolada cuando, además, sus resultados son sometidos a control o evaluación.

    Unido a lo anteriormente expuesto se encuentran, además, las elevadas demandas de rendimiento en todos los ámbitos: familiar, social y académico, etc. Junto a la insuficiente labor preventiva que se realiza en este contexto, "los chicos están superando esta etapa sin ningún tipo de ayuda u orientación". Este hecho puede ocasionar la aparición de diversos trastornos, cuya solución requiere la intervención y la orientación tutorial. Así mismo, la incidencia de disfunciones leves como expectativas poco realistas, creencias rígidas, o exceso o déficit de motivación, provoca una influencia negativa en la obtención de un rendimiento acorde a su capacidad.

    La práctica deportiva no sólo es un elemento de competición, sino que posee un enorme potencial en estas edades. Esta práctica deportiva determina en muchos casos la supremacía y afianzamiento de la propia personalidad y a la vez, dota al individuo de una gran relevancia dentro del status social al que pertenece.

     La evaluación constituye uno de los actos docentes que más repercusiones tiene en el alumnado. Las decisiones del profesor, referidas a la superación de las áreas del currículo por parte de los alumnos, la promoción de curso o de nivel, la constatación de los objetivos previstos... son consideradas, a menudo, un difícil problema.

     En el área de Educación Física la situación es más comprometida, quizá debido a las dificultades que encierra el comprobar y registrar los progresos y/o fracasos del alumnado, y al desconocimiento de instrumentos de evaluación que puedan ofrecer una información precisa al docente y al propio alumno.

     En casi la totalidad de los centros de enseñanza los tests de aptitud física constituyen el único instrumento de evolución aplicado a los alumnos.

     La mayoría de profesores diseñan pruebas dirigidas exclusivamente a comprobar la calidad y cantidad de las tareas motrices encomendadas. Generalmente, se obvian los aspectos perceptivos, las emociones, las sensaciones, las experiencias, etc, que lleva implícito toda tarea motriz.

     Debemos profundizar en el conocimiento de las influencias de las actitudes sobre el bloque instrumental, sobre todo, en la condición física. Es posible detectar en que medida los procesos sujetos a una calificación provocan estados de activación considerados óptimos para pruebas de una elevada exigencia psicofisiológica. Se trata de aportar mayor coherencia a la evaluación de las cualidades físicas, con expresión de los logros y problemas detectados, de las causas y de las tareas o recomendaciones. Planificando los criterios en concordancia con las capacidades previstas.

     En lo que atañe al desarrollo de instrumentos de evaluación, especialmente, elaborados para la actividad deportiva, está claro que, en muchos casos son necesarios, puesto que deben medir variables que en otros contextos no se contemplan y que son relevantes en el deporte. Incluso, es aconsejable disponer de baremos específicos para diferentes modalidades deportivas. Sin embargo, es conveniente aplicar un instrumento más general, que uno "deportivo", cuya validez o fiabilidad dejen mucho que desear.

     Nuestro propósito es comprobar como se comporta el alumno ante una situación de "examen". La importancia de las calificaciones hoy en día es a veces una obsesión para los escolares. Cuando se va acercando el final del Bachillerato y la proximidad de la Selectividad, los jóvenes muestran un interés desmedido en conseguir altas calificaciones, generándose en ellos altas tasas de ansiedad. Como se sabe los currículos de la población preuniversitaria son en muchos casos factor limitante para acceder a una u otra salida profesional.

    Los estudiantes en la actualidad tienen que hacer frente a desafíos mayores: la competencia es más dura, la masificación y la selección en las Universidades, la presión familiar y los malos resultados académicos, hacen que los componente psicológico: capacidad de concentración, autoconfianza, automotivación, etc., sean críticos a la hora de enjuiciar cualquier actividad sujeta a evaluación.


Activación, rendimiento y resistencia

    La Educación Física no se mantiene al margen de esta encrucijada, más bien se comporta como una ayuda adicional que el estudiante encuentra para mejorar su expediente personal.

    Es un hecho constatable el número de adolescentes que son incapaces de mantener esfuerzos prolongados aunque de baja o mediana intensidad.

    En general las pruebas de larga duración son rechazadas por una inmensa mayoría de escolares más por su monotonía que por el esfuerzo que conllevan.

    Tradicionalmente la educación física ha centrado su atención, en mayor medida, en el "producto final", en el "resultado", sin embargo, en la actual reforma asistimos a una revalorización de la pedagogía que denominamos del "proceso". Una visión poco meditada puede identificar la resistencia y su trabajo de desarrollo, exclusivamente desde la perspectiva de la objetivación de resultados.

    Sin embargo, las "actitudes, valores y normas" dimanantes de las actividades propias de la resistencia, comportan una carga educativa de primer orden. Una reflexión sobre los contenidos de carácter actitudinal, nos aproximará a esa idea. Esta riqueza educativa, insuficientemente considerada hasta ahora, merecería un estudio aparte. Baste una muestra mínima en apoyo de ello: las posibilidades que ofrecen las tareas de resistencia debidamente adaptadas a los intereses del joven, para inculcar la cultura del trabajo y del esfuerzo voluntarios, frente a la imperante de lo cómodo y de lo fácil.

    Cuando la orientación y los planteamientos son adecuados, se suele asumir perfectamente el sacrificio de la prolongación del esfuerzo, comenzando así, de una forma natural, a apreciar estos valores.

    La mayoría de los alumnos, en un momento u otro, han sufrido niveles de activación inapropiados ante pruebas tan exigentes como el Test de Cooper, Course Navette, etc. Se observa un cierto rechazo incluso antes de realizarla, las causas de este rechazo vienen a coincidir con las que se puedan presentar en cualquier competición: ansiedad y angustia, que a su vez puede afectar a los procesos fisiológicos y cognitivos, de forma tal que la ejecución se deteriore y por tanto el rendimiento.

    La vivencia de ese tipo de sensaciones se manifiesta mediante una excitación, lo que afecta visiblemente a la coordinación, o por el contrario no está suficientemente activada, se "siente en las nubes" y eso le impide alcanzar un rendimiento adecuado a sus posibilidades.

    No sólo las barreras fisiológicas o biomecánicas son factores limitantes del rendimiento, sino los efectos que producen los diferentes estados de ánimo pueden limitar la capacidad de la energía de forma eficaz. Las barreras psicológicas limitan el control de la activación óptima e interfieren en su correcta utilización.

    En muchos casos, la activación se manifiesta por un grado de ansiedad que puede ser preocupante. La mayoría de estos casos sufren verdaderos traumas y rechazo a cualquier tarea que implique actividad o ejercicio físico voluntario.


La educación preventiva

    La prevención constituye, sin duda, un objetivo de máximo interés, la realidad es que el modelo educativo de enseñanza-aprendizaje actual, no contempla los programas de prevención eficaces en este ámbito, y los que hay carecen del mínimo rigor. La eficacia de la prevención debe ser fundamentada en unos objetivos que provoquen una modificación de conducta en los alumnos. Consiste en implementar las habilidades y recurso necesarios para aumentar el rendimiento, el bienestar y la salud, eliminando de su repertorio aquellas conducta habituales que constituyen un riesgo para su buen funcionamiento, o, por el contrario, incorporando las que favorecen el satisfactorio desarrollo de la vida de las personas y el logro de sus objetivos.

    La mayoría de los alumnos presentan disfunciones de carácter leve, estas alteraciones suelen producir un efecto negativo sobre su rendimiento físico-deportivo. En este sentido alteraciones en el control de la atención; déficit excesos de motivación, percepción inadecuad de la fatiga y múltiples conductas poco apropiada para facilitar el rendimiento (Ej., omisión del calentamiento y estiramiento), parece ser responsable de una parte del rendimiento, cuando éste se queda por debajo de lo esperado.

    Existen también un amplio conjunto de trastornos somáticos (disfunciones gastrointestinales, alteraciones del sueño y del descanso, etc) cuya incidencia es relativamente elevada en fechas próximas a los exámenes trimestrales y finales de los alumnos, y cuya solución facilitaría el que estuvieran en mejores condiciones para rendir al máximo en estas situaciones.

    Existen en el mundo de la Psicología del Deporte una serie de recursos que aplicados correctamente pueden prevenir este tipo de déficit. Entre ellos podemos destacar las técnicas de relajación y energetización, el entrenamiento en imaginación, las técnicas para el entrenamiento de la atención y la concentración y, en general, todas las técnicas que permiten un desarrollo de las habilidades cognitivas.


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