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Personajes, lugares y tiempos: el partido de
fútbol como manifestación social

   
Antropólogo. Universidad de Antioquia. Medellín
(Colombia)
 
 
Juan Fernando Rivera Gómez
juferigo@yahoo.com
 

 

 

 

 
Resumo
    "Personajes, lugares y tiempos" presenta una caracterización de cada uno de estos factores, en aras de mostrar no solo la visión oficial del fútbol sino aquella complementaria que en últimas es la que demuestra cual es la real dimensión que este tiene, en todas sus manifestaciones, amarradas a lo que implica un partido de fútbol, donde además se ponen en juego otros personajes, lugares y tiempos que aunque no se pensaban como parte del partido, realmente si lo son, dando a entender que este es más complejo de lo hasta ahora pensado.
    Palabras clave: Antropología. Fútbol. Aspectos sociales. Etnografía, Deporte. Sociedad.

Aportes del segundo capítulo de la monografía de Pregrado titulada "Gol Eterno:
El partido de fútbol mas que noventa minutos, toda una vida de pasión y etnografía". Universidad de Antioquia 2003.

El tiempo y el espacio son los parámetros más obvios de nuestra existencia. Hacen parte de los primeros conceptos que aprende un niño. Sin embargo, por iletrada que sea una persona, estará en posibilidad de identificar el tiempo y el espacio en el que viven. Se podría pensar que estos conceptos serian el centro de cualquiera y de todos los intentos de obtener el conocimiento social. En esencia así es. Discutimos la secuencia de los acontecimientos y decimos que los procesos contienen historias. Además, de manera regular reconocemos y buscamos explicar el hecho de que las condiciones y las relaciones sociales parecieran ser diferentes en lugares distintos. De tal manera que podríamos estar tomando en consideración así el tiempo como el espacio. (Wallerstein; 1997.)

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 10 - N° 87 - Agosto de 2005

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    Como cita Immanuel Wallerstein, el tiempo y el espacio son condiciones inherentes al ser humano en su realidad social; son contextos sobre los cuales este ni puede ni intenta alejarse, ya que estos en gran medida determinan y se articulan a su desarrollo vital. Así mismo, esa determinación que el ser humano tiene sobre estos parámetros, le confieren la capacidad de delimitarlos o mejor administrarlos desde diferentes perspectivas, las cuales de una u otra forma se articulan y tocan todos los aspectos de la vida cotidiana, como lo político, lo social, lo económico y lo ideológico, donde tiempo y espacio, ejercen altamente su rango de acción constante y permanente.

    Esa administración, la cual se ejecuta individual y colectivamente, de acuerdo a contextos específicos, permite intrínseca y extrínsecamente, el reconocimiento de tiempos y lugares de expresión de manifestaciones de todo orden, en las dimensiones espaciales y temporales predeterminadas y aceptadas por el colectivo para su desarrollo; sin embargo, como se plantea desde esta investigación, estas delimitaciones sociales y generales no siempre son suficientes para comprender la real dimensión que para los individuos, o para pequeños colectivos que integran el gran colectivo o comunidad, puedan realmente tener las variables que tanto tiempo como espacio puedan implicar en el caso de expresar y exteriorizar ciertas manifestaciones, que en este caso, indagan en el fútbol esas otras temporalidades y especialidades que conforman lo que he denominado "la real dimensión de un partido de fútbol".

    De acuerdo con lo anterior, es fundamental, establecer esas espacialidades y temporalidades "oficiales" y tradicionales desde su esencia misma, desde lo básico como primer paso para entenderlas, desde lo físico y estructural, para posteriormente articular las dimensiones complementarias que en últimas permiten ver con otro lente esa totalidad del partido de fútbol, no solamente desde lo oficial, sino también desde la vivencia social del mismo que este fenómeno trae consigo; donde tanto lugares, como tiempos y personajes, escapan un poco de lo definido como "oficial" y comúnmente establecido por los entes regidores, y tras esos conceptos que son muy validos, amarra otros lugares, otros tiempos y otros personajes que aunque no se hayan visto como parte de esto, hacen parte de ese colectivo social y humano que el fútbol tiene.

    En el fútbol se ha planteado siempre una gran diferencia entre lo que es la cancha y la tribuna, como los lugares "oficiales" en los que se realiza un partido, e incluso, algunas veces se les separan como dos terrenos completamente diferentes el uno del otro, olvidándose de la interdependencia que cada uno tiene con el otro y con otros tiempos y lugares articulados a estos.

    La cancha siempre se ha considerado como el lugar donde se juega el partido de fútbol como tal, esta puede ser de dos tipos: aquellas de los grandes estadios de fútbol alrededor del mundo y las de los barrios, hechas con sus medidas reglamentarias, o también, aquellas improvisadas en las calles de los barrios o potreros de las ciudades. Las canchas reglamentarias tienen unas medidas particulares: 120 metros de largo y 90 de ancho, a su interior estas tienen diferentes divisiones, un circulo central, que a su vez esta cruzado por una línea del mismo ancho de la cancha, que divide el terreno en dos, uno para cada equipo; en los costados, se encuentran los arcos, los cuales tienen una longitud de 7,32 metros y una altura de 2,45 metros, estos están protegidos por una área grande de 16,50 metros y 40,32 metros, la cual se ha denominado área de peligro y al ejecutar una infracción dentro de esta, se castiga con el penalti1, o la pena máxima como muchos lo han definido, cuyo responsable de cuidar el arco, el portero o el arquero, tiene además cerca del arco, un área de 5,50 metros dentro de la cual este no puede ser tocado ya que se infringiría una norma que se castigaría con falta a favor del arquero.

    Además de este rectángulo de césped, denominado cancha de fútbol enmarcado en la oficialidad de la concepción de estadio de fútbol, como estructura física, existen también las canchas de los barrios y municipios, que también aunque pueden algunas contar con las medidas reglamentarias, comúnmente no siempre son de césped, sino de arena fina, llamada arenilla.

    También el duro concreto o el pavimento de las calles, los fines de semana en muchas ciudades, principalmente de América latina, se convierten en canchas de fútbol, donde se juega microfútbol, y futbolito como se ha llamado, además no solo la calle es la cancha, sino que las casas, muros y aceras de la cuadra en ese momento del partido del fin de semana, hacen las veces de tribuna; allí, es común ver los amigos y habitantes de los barrios jugar sus partidos dominicales, los cuales congregan a la gente del barrio, ya sea activamente como jugadores o como simples espectadores, del partido del domingo, denominado recocha, desenguayabe o partido de rodillones2.

    Así, aquellos que juegan fútbol en los grandes estadios alrededor del mundo son denominados jugadores profesionales, los cuales devengan un sueldo de la practica del fútbol, lo que se denominaría como "deporte", entendiendo el fútbol deporte como la profesionalización y monetización del juego, el cual se ve mas representado en los jugadores aficionados, o los de la recocha o rodillones, en el sentido en que estos no tienen el fútbol como su trabajo, sino como un gusto y una actividad aficionada que representa lo lúdico y lo no lucrativo, ya que para estos el fútbol es solo un juego de diversión.

    Ahora bien, existe otro lugar que acompaña la cancha; los estadios al rededor del mundo tienen estructuras de concreto y otros materiales que se hacen para que se ubiquen aquellos que asisten a los partidos de fútbol, esto es lo que comúnmente se ha denominado como las tribunas, las cuales están elevadas de la cancha de tal forma que permiten ver panorámicamente el partido. En las canchas improvisadas de los barrios o en los potreros, algunas veces no existen tribunas como tal, sin embargo, el público que observa el partido se ubica en diferentes posiciones y lugares, algunos de privilegio y otros no tanto, para ser espectadores de este, y aunque activamente como jugador no se está representando, como espectador si lo hace, e incluso entra a jugar en la misma dinámica de un partido, es decir, este sujeto, es participante de la fiesta y del ritual que un partido, ya sea profesional o aficionado, traen consigo.

    Sin embargo es imposible hablar del partido de fútbol solo y únicamente como el deporte, o el juego que se realiza solo en la cancha o en "el terreno de juego" como muchos lo han establecido; el partido de fútbol debe concebirse tanto como esa actividad que se desempeña en la cancha, como la relación que se establece como necesaria y parte "fundamental del fútbol", con la tribuna, con todo lo que gira y se acontece en esta, la cual dentro del fútbol, se podría considerar como otro terreno de juego.

    Cabe aclarar que la tribuna en este caso no se limitaría solo al espacio del estadio predestinado para que la gente se ubique, aquí, la tribuna se considerará un espacio como tal dentro del estadio, además de otros tiempos y lugares de las afueras de estos mismos, aquellos lugares donde las personas que asisten a este espectáculo, se reúnen antes y después del partido, para desarrollar, manifestar y hacer cierto tipo de acciones y comportamientos que pueden ser observados, y analizados.

    Ahora bien, existen otras temporalidades y espacialidades complementarias a las comúnmente definidas como las del partido, donde se podría decir que estas se articulan de manera latente en el partido de fútbol, en la medida en que estos otros tiempos y lugares han sido dejados de lado y normalmente no se habían pensado dentro de la dinámica propuesta de la oficialidad del partido de fútbol pero hacen parte integral de su real dimensión.

    Así, y basados en el concepto de subjetividad de cada uno de los personajes hacedores de un partido de fútbol, se puede ver como el uso que estos hacen de tiempos y lugares amarrados a un partido, no son solamente aquellos predeterminados para el juego como tal, sino que en la multiplicidad de emociones y circunstancias, se han y se están viviendo "nuevos" o mejor otros contextos que se habían pensado "no tan relevantes", desde la mirada del fútbol solo como un juego, un deporte o un espectáculo, pero de suma importancia desde la mirada del fútbol como hecho social y expresión cultural.

    Esta nueva incorporación espacial y temporal, dentro de la lógica de un partido de fútbol, posibilita que los limites antes determinados por lo netamente oficial, no desaparezcan por completo, sino que de una u otra forma, se reconfiguren y se transformen de acuerdo a las intencionalidades o "el ahora" de los partidos, en esta medida, vemos como el estadio y la tribuna van a abarcar mas que la mera estructura de concreto con su cancha, graderías y oficinas, dándole un contexto mas amplio, a estos espacios, desde una visión social mas integracionista.

    Las practicas dadas en la cancha, la tribuna y en los otros tiempos y lugares, se podrían dividir en tres momentos específicos: el antes, el durante y el después del partido, momentos en los cuales, la cancha y la tribuna, nos muestran toda una dinámica social específica alrededor del fútbol, momento y espacio preciso donde la antropología y otras áreas sociales puedan hacer un análisis e interpretación de este fenómeno.


Los lugares y los tiempos

    Al tratar de establecer la interdependencia de cada uno de estos terrenos de juego: la cancha, la tribuna y los otros tiempos y lugares, me asalta una pregunta indispensable: ¿Dónde y cuando empieza y termina cada uno de estos terrenos?, Pregunta que quizá deba ser resuelta desde la perspectiva y dinámica de una gran cantidad de personajes que hacen parte de un partido de fútbol, los que a su vez, si bien actúan en tiempos y lugares comúnmente definidos como los "oficiales" del partido, también articulan e intervienen otros tiempos y lugares a este, los cuales serian las afueras del estadio y/o todos aquellos lugares que si bien hacen parte del partido no están categorizados desde la oficialidad del mismo pero que al mismo tiempo la complementa desde una visión holística y sincrética. En este sentido, pensar en categorizar y establecer limites rígidos entre cancha - tribuna - otros tiempos y lugares, imposibilitarían el reconocimiento de la diversidad de apreciaciones, y al mismo tiempo la diversidad de roles y personajes que en un partido de fútbol se observan.

    Un partido de fútbol es, quizá, un buen momento para ver una sociedad representada por una afición o gusto común y particular, es decir, es uno de esos pocos momentos en el que la interacción social desde diferentes perspectivas: económica, política, ideológica, social, entre otras, se ve congregada y dinamizada bajo un sincretismo realmente diverso e integral.

    Un partido de fútbol permite que las diferencias sociales por un momento se vean transformadas y reconfiguradas durante un lapso de tiempo altamente subjetivo para cada individuo; si bien, los estadios están divididos en su interior, en la estructura de concreto, en las tribunas; por precios y "comodidad", a la cual, quienes acceden a cada tribuna están sujetos a sus capacidades económicas, es común también ver como en ocasiones, algunos tabúes, mitos y escrúpulos de la sociedad se ven transformados o reemplazados por instantes, debido a un partido de fútbol y en su máxima expresión, en un gol.

    Dentro de mi recorrido de vida por este fenómeno, en ocasiones fue común ver y sentir el rompimiento de las cargas sociales que se dan en el diario vivir de la cotidianidad, muchas veces, vi, sentí y percibí, como planteamientos segregadores, relaciones netamente verticales en la dinámica empleado - empleador, y sentimientos de pudor y "asco", fueron y son modificados y convertidos por un partido de fútbol.

    Fue común ver y aun lo es, como aquel a quien le da "asco" el sudor propio y ajeno, durante un partido de fútbol, se sienta junto a personas totalmente desconocidas tocándose piel con piel; fue y es común ver, a aquellos que de una u otra forma establecen límites con algunos que solo tienen un color de piel diferente, abrazándose solo por vivir la alegría de un gol del equipo del corazón de ambos, y fue y es común ver, como las relaciones laborales que por fuera del estadio y de un partido de fútbol son totalmente verticales, al estar adentro del estadio, se convierten en relaciones horizontales e incluso se tratan de palabra y obra como "normalmente" en el trabajo no lo pueden hacer, entre otra gran cantidad de representaciones y comportamientos que dan cuenta de reconfiguraciones y transformaciones de limites preconcebidos de índole social y cultural, establecidas en la sociedad.

    Esto lo que indica, es que el fútbol y un partido de fútbol, tienen la capacidad de transformar las diferencias que muchas veces se establecen en la vida cotidiana, y que a su vez hacen parte de su misma dinámica; sin embargo, un partido de fútbol actúa como un agente catalizador para dejar espacio a transformar y repensar esas limitaciones. No por esto quiero decir que la dinámica cotidiana debe ser horizontal, sin normas, sin estratificaciones, sin pudores, sin ideologías particulares, estas son "necesarias", en contextos espaciales, temporales, circunstanciales y emocionales específicos, sin embargo puede y debe tenerse noventa minutos o más, para poder ver el otro lado de la moneda.

    Ahora bien, en este proceso de conocer y acercarme a la real dimensión de un partido de fútbol, otras preguntas me asaltan: ¿Quiénes son realmente aquellos que hacen parte de este?, ¿Qué tiempos y lugares son intervenidos y son parte integral de esta manifestación?.

    Varios son los personajes que se articulan al partido, ya sea desde su condición de espectadores, hinchas o futboleros y algunos totalmente apartes de esto, es decir aquellos que no gozan del fútbol, son quienes hacen parte directa o indirectamente, activa o pasivamente, de la real dimensión de un partido, desde sus condiciones y roles particulares dentro de este. Estos personajes son: aficionados, policías, jugadores, técnicos, árbitros, vendedores, directivos y medios de comunicación.

    Si bien, todos estos personajes son quienes hacen parte de la dinámica de un partido de fútbol, al mismo tiempo son directos responsables y ejecutantes de todas aquellas manifestaciones que dentro de este se presentan, incluyendo aquellas que de una u otra forma son reprochadas y vetadas por la sociedad, como los actos violentos.

    De acuerdo con esto, y aceptando esa gran diversidad de personajes y roles en la dinámica de un partido de fútbol, es preciso también aclarar que las diferentes concepciones acerca de la dicotomía, o mejor los conceptos y apreciaciones de los espacios llamados cancha, tribuna y espacialidades - temporalidades complementarias, van a tener una respuesta igualmente subjetiva para cada uno de los personajes, en este sentido, no es lo mismo la categorización de cada tiempo y espacio, incluyendo los complementarios, que cada uno, desde su posición pueda hacer de la misma. Sin embargo se tiene una apreciación común, de ciertas concepciones básicas de delimitación de cada espacio.

    En este sentido, y cuando se conozca realmente donde comienzan y terminan los limites materiales y simbólicos de cancha, tribuna y los otros lugares, en cuanto cada personaje sepa cuando se ingresa al espacio del "otro", se podrá conocer realmente la dimensión de un partido de fútbol, que abarca mas que veintidós jugadores detrás de un balón y que por ende, aparte de articular otros tiempos y lugares diferentes, también toca aspectos de la vida cotidiana.

    Cabe aclarar además que si bien se puede pensar el concepto de limite, desde los planteamientos políticos - administrativos y geoespaciales del mismo, este "concepto clásico" nos permite tener un punto de partida y no debe tampoco desecharse del todo, sin embargo es necesario indagar y plantearse otras concepciones como la de "fronteras", las cuales permiten interpretar estas interacciones desde miradas simbólicas e integrales alternas a las comúnmente definidas.

    Así, no será lo mismo para un policía, que para un hincha la concepción espacial del antes, el durante y el después; incluso para un jugador, el partido podría comenzar desde el día que se concentra, y no así para el vendedor, que bajo sus necesidades económicas, quince o veinte días antes del mismo, debe empezar a conseguir el dinero para comprar su mercancía; e incluso, quizá, para un árbitro, el partido solo comienza el día que lo designen, no antes, como puede ocurrir con un hincha, que la semana antes del partido se encuentra con otro hincha pero del equipo contrario y las conversaciones giran en torno al juego a realizarse, ahí, en esas conversaciones ya se empezó a jugar el partido o mejor, el antes del mismo.

    En esta medida es pertinente saber que de acuerdo a los roles y a las dinámicas particulares y diversas de cada persona, se establecen los limites espaciales, temporales, circunstanciales y emocionales, en torno a un partido de fútbol, el cual si bien, lo único que tiene común es su "durante", que es igual para todos, en un espacio delimitado, y en un tiempo delimitado; el antes y el después esta cargado de una alta dosis de subjetividad, desde una posición individual y/o grupal, pero atada a las realidades especificas, a los roles y a la razón de ser de cada uno de los personajes.

    De acuerdo con esto, la delimitación de tiempos, lugares y personajes, está sujeta a las diferentes concepciones que se tengan, dentro de las cuales, tratar de establecer, donde y cuando se sitúan los tiempos y lugares materiales y simbólicos para cada individuo, es una tarea dispendiosa, en el sentido de la imposibilidad de poder acercarse realmente a la sicología de cada personaje.

    Sin embargo, y sin el afán de categorizar y establecer esquemas, cuando lo individual se transforma o asume y se mimetiza bajo los intereses de un grupo particular, llamase, barra o barra brava, batallón, contingente o pelotón, equipo de fútbol, organización deportiva, agencia de prensa, asociación, entre otras formas de colectivizar y asumir posiciones generales y comunes, puede ser menos complicado poder observar y analizar ciertos comportamientos y manifestaciones dentro de un partido de fútbol, que a su vez, configuraran y estructuraran, las concepciones espaciales materiales y simbólicas de este grupo en particular.

Cualesquiera que sean los individuos que componen una masa, y por diversos o semejantes que puedan ser su género de vida, sus ocupaciones, su carácter o su inteligencia, el solo hecho de hallarse transformados en una multitud, les dota de una especie de alma colectiva. Esta alma les hace sentir, pensar y obrar de una manera completamente distinta de cómo sentiría, pensaría y obraría cada uno de ellos individualmente... Cada uno, tomado aparte, es pasable, inteligente y razonable; reunidos, no forman ya entre todos sino un imbécil.
Sigmund Freíd

    Al poderse acercar a estos conceptos desde una posición holística, se puede observar que todos los lugares en los que se realiza un partido de fútbol, desde su dinámica particular: la cancha y la tribuna desde y en el gran estadio, además de los tiempos y lugares complementarios, si bien son espacios predestinados para actividades diferentes, mantienen una constante interrelación e interdependencia que es lo que en últimas permite que el fútbol, sea un escenario preciso para representar y manifestar ciertos tipos de comportamientos que abarcan lo social, lo político, lo sentimental, lo ideológico, lo económico, lo deportivo, entre otros, que en ciertos contextos espaciales, temporales, circunstanciales y emocionales, podrían dar cuenta del pulso real de una sociedad determinada.

    Esto de una u otra forma, da como resultado, el poder de convocatoria y la popularidad de este juego y/o deporte, el cual, lo único que requiere para practicarse es tener la convicción y la capacidad de hacerlo, esto es lo básico, lo mínimo que se necesita, ya que es incluso uno de los pocos deportes, que tanto individuos de clase alta como de clase baja pueden acceder a él, de manera conjunta, ya sea como jugador y practicante o como aficionado.

    Y es probablemente, en ese eclecticismo que posibilita el fútbol y en esa verdadera interacción social y simbólica, que este ha alcanzado su mayor grado de popularidad, para aquellos que ven en él una alternativa de distracción y un espacio propio, que posibilita por noventa minutos, desconectarse de las dinámicas de la vida cotidiana, del consumo, del trabajo, del estudio y del "mundo real", para sentir el palpitar de los corazones de aquellos miles y millones que cada domingo alrededor del mundo se sienten o mejor, nos sentimos vivos cada vez que el árbitro da el pitazo inicial y vemos rodar la pelota.

    Este es el mundo del fútbol, este es el mundo de la relación cancha - tribuna - otros tiempos y lugares, un mundo tan diverso, tan ecléctico y tan sincrético, que se puede convertir en un "vehículo" perfecto para que las dinámicas de la vida cotidiana y algunos aspectos propios de esta, se expresen de una forma diferente a las comúnmente establecidas por la sociedad, las cuales, quizá, han sido menos criticadas y atacadas que el mismo fútbol.

"¿Ha entrado usted alguna vez, a un estadio vacío? Haga la prueba. Párese en medio de la cancha y escuche. No hay nada menos vacío que un estadio vacío. No hay nada menos mudo que las gradas sin nadie.
En Wembley suena todavía el griterío del mundial del 66, que ganó Inglaterra, pero aguzando el oído puede usted escuchar gemidos que vienen del 53, cuando los Húngaros golearon a la selección Inglesa. El estadio Centenario de Montevideo, suspira de nostalgia por las glorias del fútbol uruguayo. Maracaná sigue llorando la derrota brasileña en el mundial del 50. En la Bombonera de Buenos Aires, trepidan tambores de hace medio siglo. Desde las profundidades del estadio Azteca, resuenan los ecos de los cánticos ceremoniales del antiguo juego mexicano de pelota. Habla en catalán el cemento del Camp Nou, en Barcelona, y en euskera conversan las gradas del San Mamés, en Bilbao. En Milán, el fantasma de Giusseppe Meazza mete goles que hacen vibrar al estadio que lleva su nombre. La final del mundial del 74, que ganó Alemania, se juega día tras día y noche tras noche en el estadio Olímpico de Munich.
El estadio del rey Fahd, en Arabia Saudita, tiene palco de mármol y oro y tribunas alfombradas, pero no tiene memoria ni gran cosa que decir."
(Galeano: 1998; 20)


Notas

  1. Denominado también como "Pena Máxima", termino muy bélico por cierto, el penalty es la infracción y posterior ejecución de esta desde una distancia de 11 metros frente al arco del equipo infractor. Se consideran penaltys, aquellas jugadas mal intencionadas que vayan en contra con los planteamientos del juego limpio o "Fair Play", las cuales al cometerse dentro del área de los 18,50 metros, causan el penalty, además, de aquellas jugadas donde la infracción cometida no es una agresión a un rival, sino tocar con las manos el balón por parte de cualquiera de los jugadores, con excepción del arquero, estos tipos de infracción que en cualquier parte de la cancha no pasaría de ser una falta más al reglamento, la cual dependiendo de la gravedad e intención se castiga con amonestación o expulsión, dentro de esta área, se puede castigar con el mismo procedimiento, se castiga también con la ejecución de los 11 metros, el penalty o pena máxima.

  2. Se habla de recocha, a la actividad futbolística aficionada que aparte de tener las reglas básicas de faltas o juego con las manos, no se rige por limites tan marcadas en los costados del área de juego; el partido de desenguayabe, es aquel que se juega los domingos, para "calmar" la resaca de quienes han bebido alcohol el día anterior; y los rodillones, se refiere a un apelativo que se ha dado a aquellos cuarentones o cincuentones que salen a jugar los partidos de domingo en las canchas y calles d ellos barrios.


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