Salto alto en estilo Fosbury Flop. Video análisis del gesto deportivo desde la fisioterapia |
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*Fisioterapeuta Universidad Nacional de Colombia. Magister Administración en Salud. Pontificia Universidad Javeriana. Profesora Asociada Universidad Nacional de Colombia. Coordinadora Grupo de Investigación de Análisis Mecánico y Neuromecánico del Movimiento Corporal Humano" **Fisioterapeuta Universidad Nacional de Colombia. Profesora Escuela Colombiana de Rehabilitación. Docente Temporal Universidad Nacional de Colombia. Miembro Grupo de Investigación de Análisis Mecánico y Neuromecánico del Movimiento Corporal Humano. Universidad Nacional de Colombia. ***Fisioterapeuta Universidad Nacional de Colombia. |
Karim Martina Alvis Gómez María Fernanda Espitia Moreno Eliana Sofía Monroy Muñoz kmalvisg@unal.edu.co (Colombia) |
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http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 10 - N° 87 - Agosto de 2005 |
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Introducción
La capacidad de salto de un atleta de salto alto, no depende sólo de la técnica empleada sino también de las características físicas de movimiento, para lo cual es necesario conocer cada una de las fases de la técnica y las características propias del individuo para la realización de su salto.
En este documento se presenta una revisión teórica de la técnica del Fosbury Flop y de cómo se relacionan con esta técnica y con la eficiencia de este salto características del movimiento tales como la propiocepción, la flexibilidad y las cadenas cinéticas musculares utilizadas en su ejecución.
MétodoEste trabajo es el primer avance del proyecto de investigación titulado "Análisis del Gesto Deportivo en Atletas de Salto Alto en el estilo Fosbury Flop" inscrito en la línea de investigación de "Análisis Mecánico y Neuromecánico del Movimiento Humano" que se desarrolla actualmente al interior del Departamento del Movimiento Corporal Humano de la Universidad Nacional de Colombia.
Para efectos de su desarrollo, se realiza una aproximación desde la teoría y un análisis videográfico del gesto deportivo "estándar" de un atleta de salto alto. Este análisis se realiza con base en el video "Salto en Alto" de la Federación Internacional de Atletismo Amateur (I.A.A.F) Centro Regional de Desarrollo de Santa Fe, Argentina; relacionando la técnica utilizada con algunas de características del movimiento, tales como cadenas cinéticas, flexibilidad y propiocepción.
ResultadosLa capacidad de salto de un atleta de salto alto, no depende sólo de la técnica empleada sino también de las cualidades físicas de movimiento, para lo cual es necesario conocer cada una de las fases de la técnica y las cualidades propias del individuo para la realización de su salto.
Técnica Fosbury FlopEl salto en altura cumple con el segundo objetivo fundamental de los saltos: autoproyectar el cuerpo en el aire con el fin de pasar un obstáculo, lo más alto posible, mediante movimientos específicos. Estos movimientos determinan las diferentes técnicas de los saltos en altura. Hasta ahora se han conocido muchas técnicas y estilos de saltos, pero los mejores resultados se han obtenido con la técnica tijera, doble tijera, Barrel-roll (giro ventral), californiano (giro lateral) y últimamente el Flop de Fosbury. Las técnicas Fosbury-flop y Barrel-roll, son las que más se han desarrollado y las ventajas biomecánicas del Fosbury Flop hacen que se emplee con mayor frecuencia en la actualidad. Este estilo brinda facilidad de la ejecución al permitir una mayor altura de las caderas para elevar más el centro de gravedad en la fase de la batida alcanzando alturas extraordinarias.
En estas dos técnicas debido a la posición del cuerpo encima del listón es posible sobrepasar alturas levemente superiores a la máxima elevación del centro de gravedad del atleta. Esto se debe a que se sobrepasa el listón segmento por segmento de tal forma que en ningún momento toda la masa corporal se encuentre por encima de éste. En las técnicas más antiguas, entre el listón y el centro de gravedad se encontraba una parte de la masa del cuerpo y debido a esto, el atleta no podía sobrepasar ni siquiera las alturas de la elevación de su centro de gravedad, Dapena, J. (1990).
El salto en altura depende de tres alturas parciales que se estiman tomando como referencia el centro de gravedad del saltador. Estas alturas según Dapena (1990) son: Altura (H1): representa la altura del centro de gravedad en el instante final de la batida, está determinada por los valores antropométricos del saltador y de la posición del cuerpo en la batida. Altura (H2): es la distancia vertical alcanzada por el centro de gravedad durante el vuelo. Depende de la velocidad vertical del centro de gravedad, en el momento del despegue, siendo este valor el resultado de la magnitud, dirección y duración de las fuerzas verticales ejercidas contra el suelo durante la batida; la velocidad vertical del centro de gravedad al comienzo de la batida; y, el peso del saltador. Altura (H3): es la distancia vertical entre el centro de gravedad del atleta y la altura del listón en el punto máximo de elevación del cuerpo. Esta altura puede ser positiva, en el caso de que el centro de gravedad del atleta quede por debajo del listón en el vuelo; negativa, en el caso de que el centro de gravedad del atleta, se encuentre por encima del listón en el vuelo. Por lo tanto, el criterio de eficacia de un salto será: HI=H1+H2+/-H3, donde: HI es la altura en que se encuentra el listón, H1 y H2 deben ser máximas mientras H3 debe ser mínima (Fig. 1).
Figura 1. Alturas del centro de gravedad
Fuente: Bravo, J., López, F. Atletismo II. Saltos.1992 p.30
La técnica Fosbury-flop se divide fundamentalmente en tres fases: carrera, batida y vuelo; las cuales se describirán a continuación.
Carrera
El objetivo principal de la carrera es la adquisición de velocidad horizontal, entendida como la aceleración óptima que el saltador sea capaz de controlar en el momento de realizar la batida, transformándola en velocidad vertical. Cuanto más elevada es la velocidad horizontal, mayor energía cinética se acumula durante la carrera, y mayor es la fuerza ejercida durante la batida. Lo anterior, determina posteriormente la altura vertical del centro de gravedad.
Los saltadores de la técnica Fosbury utilizan una carrera total de aproximadamente 8 a12 zancadas (Fig. 2), que casi siempre van precedidas por 2 a 4 pasos (ejecutados previamente para romper la inercia). La primera parte de la carrera sigue una línea recta perpendicular a la prolongación del plano del listón (6 a 7 zancadas) y la segunda sigue una línea curva (4 a 5 zancadas), que genera fuerzas centrífugas que acumulan energía para ser utilizada en el despegue sin perder velocidad. ( Bravo, J. 1992).
Figura 2. Posición del atleta durante la carrera
La velocidad aumenta progresivamente para llegar de 7 m/s en mujeres y 8 m/s en hombres en las primeras zancadas en saltadores de talla mundial. (W. Ritzdorf y T. Conrad, 1987, citados por Bravo, J. y López, F en 1992). Esto se explica porque la carrera es un movimiento uniformemente acelerado, en el cual hay un aumento y disminución de la velocidad por unidad de tiempo por lo tanto se presentan movimientos acelerados y desacelerados específicamente al final de la carrera recta. Cuanto mayor sea la velocidad, más necesaria es la fuerza de reacción de la pierna de batida para transformar la velocidad horizontal en elevación vertical (Pira, A., 1978). Esto se presenta por la necesidad del atleta de "frenar" este movimiento horizontal y preparar su cuerpo para realizar un movimiento compuesto tanto de caída libre invertida como traslacional.
El saltador se desplaza en la primera parte de la carrera con el tronco ligeramente inclinado hacia delante (Fig. 3a) y, posteriormente lo coloca perpendicular al suelo en el penúltimo apoyo (Fig. 3b) y lo inclina hacia atrás al comienzo de la batida (Fig. 3c). Estos movimientos los realiza de forma secuencial a lo largo de la carrera en curva. Sus piernas se mueven con una técnica similar a la empleada por los velocistas: impulsos eficaces, desplazándose posteriormente hacia delante con movimientos amplios, que sitúan aproximadamente las rodillas a la altura de la pelvis y los muslos paralelos al suelo.
POSICIÓN DEL TRONCO DURANTE LA CARRERA
El análisis muscular que se detalla a continuación se realizó con base en el video "salto en alto" proporcionado por la Federación Internacional de Atletismo Amateur (I.A.A.F) Centro Regional de Desarrollo de Santa Fe, Argentina. Esta parte de la carrera en la cual el atleta se desplaza en línea recta se analizó en dos fases: amortiguación y balanceo.
La fase de Amortiguación se inicia en el momento en el cual se apoya el pie de batida hasta el momento en el cual se inicia el impulso; esta fase a su vez se divide en: Apoyo y Amortiguación propiamente dicha.
Apoyo: El atleta realiza el apoyo en el V y en el I metatarsiano, trabajo hecho por los gemelos en contracción isométrica, en tanto, que el músculo sóleo empieza con trabajo excéntrico para continuar con concéntrico en el arco submáximo, en este momento los peroneros lateral largo y corto, con predominio del largo en trabajo excéntrico, estabilizan la tibia para evitar que se desplace externamente.
En la rodilla que está en flexión, cuando se apoyan los metatarsianos, se va produciendo una estabilización extensora por parte de los vastos externo e interno con predominio en trabajo excéntrico del externo que tracciona la tibia y estabiliza el fémur evitando un valgo excesivo.
La cadera que va en flexión, cuando los metatarsianos tocan el piso, está en rotación externa y es estabilizada por el glúteo menor con trabajo concéntrico en arco submáximo, mientras la cabeza femoral está estabilizada por las fibras transversas del glúteo medio en trabajo concéntrico.
Como se presenta una discriminación de cinturas en el momento del apoyo se contraen primero el oblicuo menor del mismo lado y luego el mayor del lado contrario. De igual forma, sucede con los rotadores de columna que empiezan a relajarse a medida que se contraen los del hemicuerpo de batida. El brazo del mismo lado que estaba en extensión de hombro comienza a flexionarse debido al impulso que el atleta trae en movimientos pendulares, manteniendo siempre la flexión de codo ya que si mantiene los brazos en extensión el atleta puede realizar movimientos amplios de los brazos disminuyendo su velocidad.
Amortiguación: En esta fase la tibia se desplaza hacia delante realizando una dorsiflexión del cuello de pie donde el tibial anterior trabaja concéntricamente de origen a inserción en arco submáximo. Este movimiento es frenado distalmente por el tendón de los plantiflexores, el peronero lateral largo y el peronero lateral corto en trabajo excéntrico.
Al mismo tiempo comienza la extensión de la rodilla por trabajo concéntrico del músculo cuadriceps con predominio del vasto externo. Hay así una estabilización dada por la porción proximal de los gemelos externo e interno y la porción distal del semitendinoso y el semimembranoso, mientras su porción proximal se contrae junto con el glúteo mayor extendiendo la cadera, éste en trabajo concéntrico en arco máximo.
A su vez se produce una rotación interna por el glúteo menor y una aducción de cadera ambos en arco submáximo debido a la rotación de la pelvis. Estos movimientos son estabilizados por el trabajo excéntrico de los músculos psoas iliaco, recto femoral, recto anterior del abdomen y el trabajo concéntrico del glúteo medio.
La fase de Balanceo se inicia en el momento en el que el pie de batida realiza al impulso hasta que inicia el próximo apoyo, que a su vez se puede dividir en: Impulso y balanceo propiamente dicho.
Impulso: Es realizada por los plantiflexores con trabajo concéntrico en arco máximo y la energía cinética acumulada por el flexor largo de los dedos. Inmediatamente se contrae el tibial anterior llevando el pie a una dorsiflexión.
La rodilla que venía en extensión, en el momento del impulso se empieza a flexionar con el trabajo muscular de los flexores de rodilla con predominio de los músculos semitendinoso y el semimembranoso.
La cadera en el momento del impulso se encuentra en extensión y el psoas iliaco en trabajo excéntrico estabiliza el desplazamiento del tronco hacia delante por la inercia que trae el atleta, e inmediatamente realiza un trabajo concéntrico flexionando con fuerza la cadera.
Fase de balanceo: El pie despega del suelo con plantiflexión, donde los gastronemios actúan en trabajo excéntrico mientras el soleo en contracción isométrica, pasa por la posición neutra e inmediatamente el pie realiza una dorsiflexión por la contracción del tibial anterior en trabajo excéntrico.
La rodilla se flexiona fuertemente por acción del semimembranoso y el semitendinoso con trabajo concéntrico en arco máximo, pero se relajan inmediatamente para permitir una ligera extensión de la rodilla, en trabajo excéntrico, para preparar el miembro inferior al próximo apoyo.
Lo mismo sucede nivel de la cadera cuando el psoas iliaco se contrae con gran fuerza para inmediatamente relajarse permitiendo una ligera extensión de la cadera, cuando se va a realizar el apoyo, el glúteo medio trabaja concéntricamente con sus fibras longitudinales para producir una ligera abducción de cadera.
A continuación de la carrera recta descrita anteriormente, se sucede en la ejecución del salto, una carrera en curva, en la cual se destacan los siguientes puntos:
Durante el desplazamiento del saltador siguiendo la línea curva, se produce una inclinación del cuerpo hacia el interior de ésta (Fig. 4), produciendo un descenso en la trayectoria del centro de gravedad y una mayor aceleración del mismo durante la batida, porque aumenta la distancia que tiene que recorrer el centro de gravedad y por efecto de la fuerza centrípeta se produce un cambio en la dirección de la velocidad.
Figura 4. Inclinación del cuerpo hacia el interior de la curva
Esta inclinación depende en cada momento de las fuerzas centrífugas que actúan durante la curva, como consecuencia de la velocidad horizontal y del radio empleado. La inclinación debe producirse a lo largo del eje longitudinal del saltador y su valor es de 30° aproximadamente.
La colocación de los pies se produce en el exterior de la línea para favorecer la inclinación hacia el interior de la curva del eje longitudinal del cuerpo del saltador (Fig. 5). Bravo, J. (1992).
Figura 5. Colocación de los pies durante la carrera curva
Wagner y Peyloz, 1978 ( en Real Federación Española de Atletismo Nº 16, 1985) establecen tres objetivos de la carrera curva:
Una preparación a la rotación del eje longitudinal del cuerpo, que pone al saltador de espaldas al listón.
Una inclinación del tronco hacia el interior de la curva, que baja el centro de gravedad sin que sea necesario descender sobre los apoyos, lo cual frenaría la velocidad de la carrera.
Un mejor bloqueo y elevación vertical del cuerpo, debido al hecho que los hombros están más alejados del listón que el pie de impulso. Este bloqueo del cuerpo colabora con el aumento de la fuerza centrífuga que el corredor trae acumulada en la carrera curva en el momento en que gira sobre su eje longitudinal, aprovechando al máximo la fuerza ejercida por los brazos sobre el tronco y frenando la fuerza traslacional en el momento del despegue.
Para el análisis del desplazamiento del atleta durante la carrera en curva se toma el miembro inferior de batida (MI de batida) y el miembro inferior libre (MI libre) en la fase de apoyo; ya que los apoyos no se realizan sobre los metatarsianos, sino sobre el borde externo del MI de batida y el borde interno del MI libre.
Así mismo, se describe la actividad muscular durante la carrera curva haciendo énfasis en el penúltimo apoyo realizado por el MI libre, dejando a un lado el último apoyo realizado por el MI de batida, ya que este se describirá como el inicio de la fase de batida. Este penúltimo apoyo se realiza en dos fases: fase de apoyo - amortiguación y fase de impulso - balanceo.
En el MI de batida la fase de apoyo se inicia en la cabeza del quinto metatarsiano con el miembro inferior en rotación externa, por acción del peronero lateral largo con trabajo concéntrico y estabilizado por el tibial anterior, a medida que transcurre la fase de amortiguación se apoya en el resto de los metatarsianos con una cocontracción del peronero lateral largo y el tibial anterior para estabilizar el cuello de pie hasta el primer metatarsiano en un movimiento de cambio de apoyo.
A nivel de la rodilla trabaja en menor proporción el vasto interno y el vasto externo estabilizando la rótula. Al mismo tiempo trabaja la porción proximal del bíceps sural desde el apoyo hasta el despegue, pasando por la fase de amortiguación, extendiendo la cadera que es estabilizada por el glúteo mayor y las fibras transversas del glúteo medio.
En el tronco trabaja el oblicuo menor del hemicuerpo de batida y el oblicuo mayor del hemicuerpo libre, así mismo en la columna trabaja la porción dorsal y lumbar del músculo sacro lumbar que mantiene el tronco en flexión lateral y lo rota hacia el mismo lado, este movimiento es estabilizado por los músculos rotadores de la columna del lado contrario durante la carrera curva.
En el inicio de la carrera curva el atleta realiza los mismos movimientos pendulares de hombro que en la carrera recta.
La fase de impulso del miembro inferior de batida, se hace a través del un apoyo en el primer metatarsiano y de un trabajo concéntrico de los músculos plantiflexores y tibial posterior.
A nivel de la rodilla cuando despega la punta del pie de batida trabaja el recto anterior flexionando la cadera y colabora con el vasto externo en la fase de balanceo para extender la rodilla cuando se va a realizar el apoyo.
El glúteo mayor extiende la cadera, el glúteo menor la rota internamente y hay trabajo de aductores en el momento del impulso, las fibras transversas del glúteo medio estabilizan la cabeza femoral, en la fase de balanceo actúa el psoas iliaco en trabajo concéntrico, con las fibras longitudinales del glúteo medio y los rotadores externos.
En el antepenúltimo y penúltimo apoyos, el miembro inferior de impulso o MI de batida se encuentra generalmente menos extendido al despegar de la pista; ésto hace que la altura del centro de gravedad disminuya antes del despegue para preparar una batida más eficaz sin perder velocidad; los apoyos se hacen sobre la zona metatarsiana, excepto en el último al comienzo de la batida, donde se hace el contacto en el suelo con predominio del talón y se coloca toda la planta del pie. (Bravo, J. 1992)
Según Pira (1978), los apoyos sobre el suelo son enérgicos y dinámicos y crean en los músculos extensores de la rodilla y del tobillo un estiramiento pasivo donde acumula energía para posteriormente contraerse con mayor fuerza favoreciendo un despegue explosivo.
En el MI libre, el impulso se realiza en el primer metatarsiano y el apoyo en el borde interno del pie actuando el tibial posterior y estabilizando el peronero lateral largo.
Ya que el hemicuerpo libre no realiza flexión lateral del tronco su rotación está dada por los multífidos y el transverso espinal dorsal del hemicuerpo de batida realizando una rotación hacia el hemicuerpo libre y manteniendo una flexión lateral del tronco del hemicuerpo de batida.
En el penúltimo apoyo del MI libre, como hay un apoyo en el talón éste se realiza inicialmente con la acción del tibial anterior y luego en el momento en que se apoya el borde externo del pie, el trabajo es realizado por el peronero lateral largo. Posteriormente, hay una cocontracción entre el tibial anterior, el tibial posterior y los peroneros estabilizando la tibia.
La tibia se desplaza externamente produciendo un movimiento de eversión facilitado por el peronero lateral largo y estabilizado por el tibial anterior y posterior, en este momento actúan los plantiflexores para realizar el despegue del suelo.
Bravo (1992), explica que en el penúltimo apoyo, el MI libre cuando el pie llega al suelo, se encuentra casi en extensión completa (160° en la articulación de la rodilla), pero se produce una ligera flexión por la inercia que trae el atleta en el momento de frenar la velocidad, trabajando el cuadriceps en contracción excéntrica para estabilizarla. Esta fuerza contra el piso lleva al fémur hacia arriba, afuera y atrás, desplazamiento que es estabilizado por el glúteo mayor y medio. Esta estabilización en la cadera y en la pelvis también se realiza por la contracción simultánea de la porción proximal del cuadriceps y los isquiotibiales.
Por su parte mientras el pie libre está en contacto con el suelo, el miembro inferior de impulso se desplaza rápidamente hacia delante, siguiendo una trayectoria en la que su pie pasa un poco más alejado de las nalgas que en las zancadas anteriores y, así mismo, la rodilla se eleva también menos. Se produce entonces, una extensión de tronco a nivel lumbar por la contracción simétrica de los músculos epiespinosos y los multífidos.
La velocidad horizontal alcanza generalmente su máximo valor en la trayectoria del centro de gravedad del MI de batida al libre en la penúltima zancada, disminuyendo después ligeramente en la última. En la fase de amortiguación, alcanza el mayor grado de flexión de toda la carrera (140-150°) para disminuir la altura del centro de gravedad (Fig. 6a) . Posteriormente, la rodilla se encuentra casi estirada (160-170°) en el momento en que el pie abandona la pista (Fig. 6b).
El cuerpo se encuentra prácticamente derecho e inclinado hacia el interior cuando el pie libre se apoya en la pista. En este momento, la pelvis se encuentra retrasada con relación al pie, pero, como consecuencia de la acción de la pierna, se desplaza rápidamente hacia delante; el atleta lleva los brazos en ligera flexión de hombro para luego hacer una extensión máxima de hombro con rotación interna y aducción y extensión de codo en el momento del despegue del MI libre y el apoyo del MI de batida, este trabajo es realizado por al dorsal ancho y el vasto externo del tríceps.
Durante la fase de amortiguación del MI de batida y para el despegue se realiza un movimiento rápido de flexión de hombro con rotación externa y flexión de codo realizado con el deltoides anterior, infraespinoso y redondo menor, y la flexión de codo realizada por el supinador largo y la porción corta del bíceps.
Fig. 6 a y 6b. Posición de la pierna de batida en la fase de amortiguación
De acuerdo a las acciones musculares realizadas durante la carrera recta y curva y el objetivo de ésta que es la adquisición de velocidad horizontal, transformándola en velocidad vertical, se debe tener en cuenta la capacidad reactiva del músculo, que es la capacidad específica de desarrollar un impulso elevado de fuerza, inmediatamente después de un intenso estiramiento mecánico de los músculos, es decir, un rápido paso de trabajo muscular excéntrico al concéntrico. (Verkhosshansky, Y. 1999).
Por ello es indispensable tener una óptima flexibilidad de los componentes contráctiles y no contráctiles que trabajan excéntricamente; entendiéndose ésta como la posibilidad de elongar la fibra muscular y los elementos capsulo-ligamentosos, aumentando la amplitud de los movimientos. ( Esper, 2000).
La amplitud del movimiento de una articulación, refleja la capacidad de alargamiento o extensibilidad de la unión músculo-tendinosa para estirarse, dentro de las limitaciones estructurales de la propia articulación. (González, J. 1992).
Siendo ésta elongación de gran importancia en las actividades pliométricas para el desarrollo del salto y en el mejoramiento de la velocidad de reacción y traslacional, porque mejora la parte extensible del músculo (el sarcoplasma y todo el sistema fibroso, tendinoso y aponeurótico), y desarrolla la capacidad de contracción después de un estiramiento brusco de los músculos (Vekhosshansky, 1999).
En el caso del Fosbury flop una mayor capacidad de extensibilidad de los músculos antagonistas aumenta la movilidad articular y disminuye la resistencia que estos músculos ejercen en los movimientos, proporcionando mayor facilidad para realizarlos (Esper, 2000), aprovechando la energía cinética acumulada durante el estiramiento previo de la musculatura, que provoca una deformación elástica de los músculos excitados (Verkhosshansky, 1999).
Esta capacidad de deformación elástica de los músculos le ayuda al atleta a ejecutar un movimiento de buena calidad que debe ser controlado por la información propioceptiva brindada por los receptores musculares, tendinosos, articulares, vestibulares y visuales.
Entendiéndose por propiocepción la capacidad que tiene el hombre para percibir la posición y el movimiento de sus segmentos corporales (Guyton, 1994); en la carrera la información propioceptiva a nivel visual permite al atleta fijar un punto en el listón, facilitando la coordinación visomotriz que le ayuda a identificar los tres planos en el espacio, representándose en el cerebro para la ejecución de una respuesta motora (Karnath, 1994; en Galindo, Ortiz, 1997).
La combinación de los movimientos en el equilibrio dinámico junto con las señales propioceptivas y vestibulares, posibilitan la reacción eficiente del cuerpo a cambios posturales de diferente magnitud (Schulmann y Cols, 1987; en Galindo y Ortiz, 1997).
El vestíbulo está encargado de controlar la actividad muscular tónica que mantiene el equilibrio estático y dinámico y su información está dada por sus componentes entre ellos el sáculo y utrículo que brindan información con respecto al grado de inclinación de la cabeza, adelante (carrera recta), al lado (carrera curva); además perciben las fuerzas de aceleración tanto lineales como rotacionales impuestas sobre la cabeza (Hernández y Simpson, 1994; en Galindo y Ortiz, 1997).
Los canales semicirculares en esta fase proporcionan información acerca del cambio en cuanto a velocidad y dirección del movimiento cuya aceleración no es constante ni lineal (Hernández, 1986; en Galindo y Ortiz, 1997). Esto se aprecia en el momento en que el atleta cambia la dirección de la carrera (de recta a curva) y le da la posibilidad de percibir la velocidad y amplitud de cada zancada, manteniendo el equilibrio proporcionado por los músculos extensores; y si es necesario acomodarse a una nueva demanda le permitirá realizar ajustes preventivos acelerando o no sus movimientos.
Los receptores propioceptivos musculares mantienen una información constante en ésta fase, por medio de la activación del huso neuromuscular. Este huso lleva información a la médula espinal sobre cambios en la intensidad de elongación de la fibra muscular, en esta fase se presenta una información conjunta entre las fibras tipo Ia y fibras sensitivas tipo II en el momento de un alargamiento brusco de la fibra muscular dando como respuesta el acortamiento de la fibra de los músculos que trabajan excéntricamente. Simultáneamente, la activación del órgano tendinoso de Golgi que lleva información a la médula espinal sobre el grado de tensión tendinosa (Galindo y Ortiz, 1997), proporciona un reflejo inhibidor que relaja las fibras musculares de los músculos que trabajan concéntricamente, especialmente en la flexión de cadera y los movimientos pendulares de los brazos.
Los receptores propioceptivos articulares que están estimulados en esta fase son los de tipo I o de Ruffini, que se encuentran en las cápsulas y ligamentos de articulaciones proximales, principalmente en la articulación de cadera y hombro informándole al atleta sobre la dirección, el sentido y la velocidad de sus movimientos, al inicio y al final de cada zancada y los de tipo II o de Pacini que se encuentran en las cápsulas y ligamentos de articulaciones distales, principalmente en articulaciones de cuello de pie y rodilla, permitiéndole al atleta la regulación de la aceleración y desaceleración al inicio y al final de cada movimiento (Galindo y Ortiz, 1997).
Batida
Es el período de tiempo que transcurre desde que el pie de salto hace contacto con el suelo al comienzo del último apoyo hasta el instante en que lo abandona en el despegue, donde se aprovecha la energía cinética adquirida en la carrera horizontal, convirtiéndola en velocidad vertical. Ozolin, en 1976 (citado por Bravo, J., 1992) lo describe así: "es el mecanismo de cambio de la energía cinética acumulada durante la carrera de impulso en salto vertical".
La rodilla del MI de batida se encuentra prácticamente extendida (165-175°) cuando el pie se aproxima a la pista, presionándola a gran velocidad y con gran fuerza cuando se realiza el contacto. Esta presión, ejerce una fuerza de reacción vertical sobre el atleta que cambia la velocidad vertical del centro de gravedad desde un valor que inicialmente es cercano a cero, a una gran velocidad vertical hacia arriba.
La velocidad vertical del atleta al final de la batida determina la altura máxima que alcanzará el centro de gravedad durante el paso del listón. La fuerza vertical sobre el suelo debe permanecer lo más alta durante el mayor tiempo posible, para que el atleta pueda pasar sin inconvenientes el listón.
Como en el momento en que el pie llega a la pista se encuentra más adelantado que el centro de gravedad, la velocidad horizontal se frena y la masa del cuerpo, moviéndose ahora por inercia, presiona con gran fuerza sobre el MI de batida, flexionándolo (Fig. 7).
Los músculos extensores de la rodilla intentan resistir contra la flexión de la pierna, pero la pierna se ve forzada a flexionarse de todas formas por la inercia que trae el atleta. (Dapena, J. 1988).
Ozolin,1976 (citado por Bravo, J., 1992), explica que la extensión explosiva del MI de batida se da por el estiramiento de los músculos extensores de la rodilla, aprovechando la energía cinética acumulada durante la carrera y el amortiguamiento.
Figura 7. Posición de la pierna de batida
El tiempo durante el cual se ejerce la fuerza vertical sobre el cuerpo hace que el centro de gravedad esté bajo al comienzo de la batida y alto al final, para conseguirlo es necesario flexionar mucho el MI libre en el penúltimo apoyo de la carrera, y para esto es necesario tener un MI libre muy fuerte. (Dapena, J. 1988).
Ozolin,(1976) afirma que los impulsos del sistema nervioso y la coordinación de la actividad nerviosa juegan un papel decisivo en la flexión, el poder de concentración del atleta y su voluntad juegan un papel importante en el despegue.
En sus estudios, Dapena (1991) encuentra que hay una combinación óptima de velocidad de carrera y altura del centro de gravedad al final de la carrera, la cual debe ser una velocidad más rápida y/o con una altura menor del centro de gravedad al final de la carrera. El uso de una carrera más rápida y más baja es más duro para el MI de batida, y por lo tanto puede aumentar el riesgo de lesión si el miembro inferior no es lo suficientemente fuerte. En efecto, cada saltador debe buscar su óptimo ángulo de flexión.
Un atleta dotado de una fuerza lenta y resistente, puede permitirse una flexión profunda, en tanto que aquel que disponga de una gran elasticidad muscular y de fuerza explosiva, puede contentarse con una flexión reducida. La falta de fuerza de ciertas cadenas musculares, queda compensada en parte por los factores elevados de velocidad de reacción, lo que (Peyloz, 1978; en Real Federación Española de Atletismo, Nº 16, 1985) llama "tener pie".
En el instante de la llegada al suelo del MI de batida, el MI libre se encuentra flexionado con su muslo próximo al de batida, moviéndose con rapidez adelante-arriba, mientras el pie pasa cerca de las nalgas (Fig. 8). Con éste movimiento se crea un aumento de tensión muscular en el MI de salto (que se encuentra en la fase de amortiguación) favoreciendo una reacción igual en sentido contrario en el curso de la fase de aceleración.
La trayectoria del MI libre se desvía ligeramente (20-30°) hacia el interior de la trayectoria en curva alejándose del listón. Este movimiento contribuye principalmente a la colocación del saltador de espaldas al listón en el vuelo, creando un impulso angular sobre el eje vertical.
Figura 8. Posición de la pierna libre en el último apoyo
Los brazos están, al comienzo de la batida, casi extendidos, y durante su movimiento hacia delante-arriba van doblándose gradualmente, ejerciendo una fuerza de compresión hacia abajo contra el tronco, que se transmite al suelo a través del MI de batida, para luego encontrarse en el momento del despegue con una flexión aproximada de 90° y con las manos situadas a un nivel ligeramente superior a la cara del saltador (Fig. 9).
Figura 9. Posición de los brazos durante la batida
El cuerpo, a consecuencia del rápido avance del MI de batida, se encuentra, retrasado e inclinado hacia el interior cuando el pie toca el suelo, con las caderas adelantadas y el hombro del lado del MI de batida alejado del listón y un poco más bajo que el del MI libre.
Desde esa posición, se desplaza adelante-arriba-afuera, como resultado de la velocidad adquirida y de la fuerza centrífuga que actúa sobre éste, situándose sobre la perpendicular del pie de salto en el final de la batida, el centro de gravedad alcanza en ese momento su posición más elevada antes de iniciar el despegue. (Bravo, J. 1992)
La batida se realiza generalmente en un tiempo aproximado de 130/200 milésimas de segundo, con predominancia hacia los tiempos más breves, según las características físico-técnicas del saltador. Una duración corta de la batida puede deberse a una acción potente del MI de batida o también a acciones débiles de los brazos o a una posición alta del centro de gravedad al principio de ésta. Donde el pie de salto se sitúa en el suelo de modo que su eje longitudinal forme un ángulo con respecto al listón de 15 a 20° apoyando el talón. (Dyatchkov, V., 1968; en Bravo, J. 1992).
Para hacer un paso del listón normal, el atleta necesita girar después de despegar del suelo, necesitando cierta cantidad de momento angular (también llamado momento "cinético") y que se debe producir durante la batida. El paso del listón se suele describir como un mortal con tirabuzón.
El tirabuzón que hace que el atleta vuelva la espalda hacia el listón se genera principalmente haciendo que el MI libre se mueva hacia delante y alejándose algo del listón durante la batida, y también por la torsión activa de los hombros, durante la batida en la dirección deseada para el tirabuzón, creando un momento angular alrededor del eje vertical, llamado Ht (Fig. 10) .
Figura 10. Momento angular hacia delante y lateral
El mortal que hará que los hombros bajen mientras suben las rodillas, es la resultante de dos componentes: una componente de momento angular de mortal hacia delante y, una componente de momento angular de mortal lateral.
Momento angular de mortal hacia delante (Hf). Es un momento angular alrededor de un eje horizontal perpendicular a la dirección final de la carrera, se puede definir como un momento angular producido por el frenado de una traslación, se puede ver afectado por las acciones de los brazos y del MI libre.
Acciones muy amplias de los brazos y del MI libre pueden ayudar al atleta a saltar más alto, pero llevan asociadas rotaciones hacia atrás de estos miembros, que generalmente reducirán la cantidad de momento angular de mortal hacia delante del cuerpo.
Momento angular de mortal lateral (HL). Durante la batida, se produce también momento angular alrededor de un eje horizontal que está alineado con la dirección final de la carrera
En una vista desde atrás, el atleta estaría vertical al principio de la batida, e inclinado hacia el listón al final de la batida. La suma de las componentes de momento angular de mortal hacia delante y lateral produce el momento angular de mortal total ( o resultante ) , Hs. (Dapena,1980) (Fig. 11)
Figura 11. Momento angular de mortal total
Para el análisis (en el video referenciado anteriormente) de las acciones musculares en la batida se tomarán en cuenta las rotaciones del cuerpo ejercidas por acciones musculares, que se producen en los tres ejes: longitudinal, transversal y sagital, ya que éstas son básicas para la ejecución del movimiento en está fase del salto. Esto se describirá en tres momentos:
Posición inicial: cuando el pie de batida (pie izquierdo) hace contacto con el suelo. (fig. 12).
Fase de amortiguación: donde se produce un acercamiento de los segmentos libres; brazos y MI libre (MID) hacia el cuerpo, lo que Houvion (1986) denomina "compresión del resorte".
La fase de impulsión: donde se produce el ascenso del cuerpo por la fuerza de reacción del suelo, movimiento guiado por el alejamiento de los segmentos libres, lo que Houvion (1986) denomina "el resorte comprimido se libera". (fig. 13).
A su vez estos momentos se describirán analizando el MI de batida, las cinturas pélvica- escapular y los segmentos libres.
Figura 12. Posición inicial de la pierna de batida
Figura 13. Fase de amortiguamiento e impulsión
El objetivo de la posición inicial es que el atleta consiga un punto de anclaje para reducir al mínimo las fuerzas de choque que podrían bloquear y frenar las fuerzas que trae el atleta para su impulsión.
Recordando que en la última zancada el MI de batida se lleva adelante y lo más lejos posible, la rodilla sube poco y se extiende llevando la pierna casi paralela al suelo y allí toma contacto con el mismo por el talón apoyándose el pie con un ángulo de más o menos 15 grados con respecto al listón. (fig. 14).
Figura 14. Posición de la pierna de batida en la última zancada
En este momento el cuerpo está inclinado hacia atrás y hacia el interior de la curva, el conjunto tronco - pelvis forma con el muslo un ángulo de más o menos 140° de extensión, las acciones musculares en el MI de batida están dadas por el glúteo medio, el vasto interno del cuadriceps y los peroneros lateral corto y largo.
A nivel de tronco están actuando el oblicuo menor del hemicuerpo de batida y el oblicuo mayor contralateral. Simultáneamente, las fibras ilio-lumbares del cuadrado lumbar del hemicuerpo de batida y las fibras costo-lumbares del cuadrado lumbar contralateral al mismo.
El MI libre flexionado por acción de los músculos isquiotibiales está atrás, los brazos por acción del deltoides posterior y el deltoides medio, están separados y hacia atrás.
El pie bate muy rápidamente el suelo, según los videogramas de Houvion (1975) es de 0.01 a 0.02 segundos. Durante esta corta fase el cuerpo se endereza en el plano sagital y transversal, los hombros y la pelvis van más hacia delante impidiendo que el MI de batida se extienda completamente. (fig. 15)
Figura 15. Paso a la posición inicial de la batida
Durante la batida, el centro de gravedad del saltador se desplaza siguiendo una curva ascendente, debe hallarse en el plano vertical de la acción de las fuerzas musculares de tal modo que la pelvis y los hombros se encuentran siempre en la línea de acción de las fuerzas que actúan durante la batida. (fig. 16)
Figura 16. Posición de la pelvis y los hombros
El primer objetivo de la fase de amortiguamiento es anular la fuerza de choque que se produce en el momento del contacto del pie, ya que la acción de esta fuerza llevaría al cuerpo hacia atrás, frenándolo y evitando la transformación de energía horizontal en energía vertical; el segundo objetivo es preparar los músculos extensores del MI de batida para una impulsión adecuada, aprovechando la energía cinética acumulada de los mismos (tensión interna); esta tensión interna está reforzada por el movimiento del MI libre y el inicio del movimiento de los brazos acercándose al cuerpo, y agrupándose alrededor del eje longitudinal, es decir, comprimiendo el resorte.
El MI de batida que se encontraba inclinado al interior de la curva, llega a una posición neutra por acción muscular de los aductores de cadera y del glúteo menor en el plano frontal, y se flexiona progresivamente para llegar a su mayor flexión al final de la fase (40°). Esta flexión se genera, por la acción muscular de los isquiotibiales, en mayor proporción por el bíceps femoral. Durante este movimiento, el apoyo se sitúa en la planta del pie en el borde externo por acción de los peroneros lateral corto y largo. En este momento la presión en el suelo es máxima, ya que el peso corporal del atleta está sobre el pie de batida y los músculos gemelos, interno y externo y el cuadriceps del MI de batida tienen mayor tensión interna. (fig. 17)
Figura 17. Flexión de la pierna de batida en la fase de amortiguación
La cintura escapular que se encontraba en una posición de anteroelevación, por acción del romboides mayor y menor, llega a una posición neutra en el plano sagital y por acción del pectoral mayor del hemicuerpo libre, llega a una posición neutra en el plano transversal.
La cintura pélvica que se encontraba en retroversión y rotación hacia la derecha, llega a una posición neutra tanto en el plano sagital como en el transversal, por acción de los músculos sacroespinal, sacrolumbar, las fibras costolumbares del cuadrado lumbar, interespinoso, intertransverso, dorsal largo y espinosodorsal en el lado izquierdo (hemicuerpo de batida) y en el lado contralateral al mismo, los rotadores y los multífidos.
Se inicia el movimiento de báscula, siguiendo el eje sagital. la cual colabora en la posición horizontal, permitiendo que el saltador pase por encima del listón. Al mismo tiempo, comienza la rotación sobre el eje longitudinal del cuerpo. Al final de la fase ambas cinturas se hallan perpendiculares al plano vertical del listón. La línea de los hombros está paralela al suelo y los hombros están bajos.
Los brazos se sitúan a lo largo del cuerpo; el codo del brazo derecho retrocede ligeramente acercándose al eje axial del cuerpo por acción del dorsal ancho; el brazo izquierdo se dirige hacia delante describiendo una mayor amplitud de movimiento por acción del deltoides medio y anterior, que a su vez aumenta las posibilidades de movimiento de la escápula, permitiendo la abertura del costado izquierdo del cuerpo. Al final de la fase los codos están próximos al eje axial del cuerpo. (fig. 18)
Figura 18. Posición de los segmentos libres
El MI libre describe un movimiento pendular curvilíneo orientado hacia el interior de la curva, el psoas iliaco y la porción proximal del recto anterior que estaban elongados, se contraen y el MI libre se dirige rápidamente hacia delante; el ángulo entre la pierna y el muslo se cierra alcanzando su mayor cierre al final de la fase de amortiguamiento. Al final de la fase, el muslo del MI libre se haya por encima del muslo del MI de batida y forma con el plano del listón un ángulo de 30°. (fig. 19)
Figura 19. Posición del mi libre en la batida
El objetivo de la fase de impulsión es producir la torsión que va a permitir la posición arqueada del tronco. En su ejecución, los segmentos libres se alejan, para guiar el movimiento del cuerpo hacia arriba sin perder la fuerza de reacción ganada en la fase de amortiguación. (fig. 20)
Figura 20. Momento de la torsión
Durante esta fase en la acción del MI de batida, hay una extensión máxima del muslo sobre la pierna, por acción del cuadriceps (en mayor proporción por el vasto interno) y luego una extensión del pie por acción del gemelo interno, acompañado con una rotación del talón hacia el listón.
La cintura escapular pasa de una posición neutra a una posterodepresión, por acción del romboides mayor y menor en el plano sagital, para facilitar la elevación de los brazos. El movimiento de rotación pasa de neutro a una rotación hacia el hemicuerpo de batida, en el plano transversal permitiendo que continúe la rotación del cuerpo sobre el eje longitudinal.
Conrad,1988 (en Bravo, J., 1992) afirma, que el MI de batida , la pelvis y la cintura escapular están situadas en una misma línea, evitando que el empuje excéntrico (rotación del hemicuerpo derecho sobre el eje longitudinal) continúe.
Los brazos se dirigen hacia arriba y adelante con una mayor amplitud del brazo izquierdo, acción realizada por el deltoides anterior y medio; el codo izquierdo se eleva subiendo más el hombro para favorecer la inclinación hacia la derecha del tronco y la báscula de hombros hacia el listón sobre el eje sagital. El eje transversal de la pelvis se encuentra por delante del eje o línea que une el centro de rotación de las articulaciones de hombro, provocando la torsión y el arqueo del tronco.
El MI libre continúa su balanceo curvilíneo hacia arriba, por acción del psoas iliaco y la porción proximal del recto anterior; y hacia el interior de la curva, por acción de los aductores de cadera y el glúteo menor; su movimiento hacia arriba llega hasta cuando el muslo está paralelo al suelo provocando la disminución del movimiento angular para luego descender el muslo, cuando el tronco se arquea y se eleva. (fig. 21)
Figura 21. Acción de los segmentos libres en la fase de impulsión
En la batida, en la fase de amortiguación es importante la elasticidad en músculos como los gastronemios, cuadriceps y glúteo máximo. Si la elasticidad de estos componentes está disminuida inhibiendo la adopción de la posición inicial y desaprovechando la energía cinética de los elementos contráctiles acumulada en la carrera, que permiten al saltador convertir la velocidad horizontal en vertical. En el momento en que el pie de batida ejerce presión contra el suelo en una flexión del miembro inferior, se produce un reflejo de estiramiento en los músculos plantiflexores (Kabat, 1953), activando las fibras intrafusales en cadena nuclear (estáticas) y las fibras de la bolsa nuclear (dinámicas), este reflejo de estiramiento estimula a las fibras musculares para realizar una contracción máxima que será aprovechada en la fase de impulso.
En la fase de impulso la flexibilidad es importante en los músculos del hemicuerpo libre, para lograr este movimiento y permitir que el saltador quede de espaldas al listón.
En la posición inicial se activa el órgano tendinoso de Golgi de los músculos peroneros lateral largo y corto, evitando una máxima eversión del cuello de pie y facilitando la contracción de los músculos tibial anterior y tibial posterior.
El huso neuromuscular brinda información sobre la intensidad de la elongación de las fibras del tibial anterior y posterior, plantiflexores, isquiotibiales, abdominales y deltoides anterior y así mismo de los músculos rotadores de tronco y cabeza, de manera que el atleta controle la amplitud de rotación de su cuerpo.
En esta fase se estimulan los receptores articulares tipo I o de Ruffini que además de brindar información sobre sentido, velocidad y dirección del movimiento (Galindo y Ortiz, 1997), en rodilla y cadera, informan sobre la sensación postural de su cuerpo frente al listón (posición de espalda frente a éste), para luego continuar con el vuelo. Los receptores tipo II o de Pacini, informan sobre el inicio y final del movimiento (Galindo y Ortiz, 1997), en la articulación de cuello de pie. Durante el último apoyo los receptores tipo III o corpúsculos de Golgi, que se encuentran en ligamentos y región periligamentaria de las articulaciones, informan sobre la velocidad de los últimos grados de movimiento y de la tensión ligamentosa, evitando una posible lesión (Galindo y Ortiz, 1997), sobre todo en la articulación de cuello de pie.
El sistema vestibular en esta fase, envía información a través de los canales semicirculares sobre los cambios de aceleración y desaceleración rotacional de la cabeza y junto con la información propioceptiva de los músculos del cuello y la información sobre la distribución del peso del cuerpo (Galindo y Ortiz, 1997) sobre el pie de batida controla el equilibrio del atleta.
Vuelo
El vuelo empieza en el momento en que el pie de impulso se quita del suelo y termina en el momento en que la cabeza y los hombros están por encima del listón. Peyloz (1978), afirma que es una fase más o menos pasiva: el saltador se deja subir hacia arriba "tirado por los hombros" (Fig. 22).
Figura 22. Posición del cuerpo durante la fase de vuelo
La trayectoria del centro de gravedad depende del despegue y no puede ser modificada en el momento en que el pie se quita del suelo. Pero lo que sí puede ser cambiado, con el fin de obtener el mejor rendimiento, es la posición relativa a segmentos corporales de los unos en relación con los otros. La modificación de la posición relativa de los segmentos es la aplicación de la tercera ley de Newton (acción-reacción). (Pira, A., 1978)
La rotación está determinada por el momento angular durante la fase aérea, pero hay otros factores que pueden afectar algo a la rotación. Reduciendo la velocidad de rotación de unas partes del cuerpo se puede aumentar la velocidad de rotación de otras partes en compensación, y viceversa. Otra manera, es alterando el momento de inercia; cuando muchas partes del cuerpo están lejos del centro de gravedad, se dice que el momento de inercia del cuerpo es grande, reduciendo la velocidad de rotación y si se mantiene a todas las partes del cuerpo cerca del centro de gravedad el momento de inercia del cuerpo se hace pequeño y se aumenta la velocidad de rotación. (Real Federación Española de Atletismo,1990)
Los giros generados durante la batida (momento angular), así como todos estos movimientos, producen una serie de rotaciones en los tres ejes del cuerpo, colocando al saltador en la posición de franqueo más eficaz y económica. (Bravo, J. ,1992)
Estas rotaciones según Pira (1978) son:
Alrededor del eje longitudinal del cuerpo, lo que va a poner al saltador de espaldas a la barra, las causas son las siguientes: en el despegue, el empuje es ligeramente excéntrico, debido a la carrera curva; durante el despegue se producen rotaciones indirectas provocadas por el lanzamiento de la rodilla del MI libre hacia el interior y por la rotación de la cabeza y de los hombros hacia el punto de caída, lo que por reacción implica una rotación inversa de la carrera; la rotación queda favorecida por el acercamiento de los segmentos libres a lo largo del eje longitudinal del cuerpo.
Alrededor del eje sagital del cuerpo, lo que llevará al saltador en dirección del listón, esta rotación se debe a un ligero impulso excéntrico durante el despegue otra consecuencia de la carrera curva.
Alrededor del eje transversal del cuerpo, lo que provoca el cambio del saltador en posición dorsal. Esto se produce por rotación indirecta: cuando el movimiento de los hombros hacia lo alto se para, por reacción se produce una aceleración en la elevación de la cadera. El centro de gravedad está en el punto culminante de su trayectoria, el tronco está horizontal y la cadera queda empujada hacia arriba. Las piernas forman un ángulo de 90° con su parte superior y los hombros quedan bajos, los brazos a lo largo del cuerpo o ligeramente apartados para aumentar la estabilidad del cuerpo ( Fig. 23 ).
Secuencia de movimiento del atleta desde el vuelo hasta la caída
Conviene recordar que los tres ejes son perpendiculares entre sí, cortándose en el centro de gravedad y no varía su posición entre sí en ningún momento.
Para el análisis del vuelo se tendrán en cuenta tres fases: el vuelo, considerado como el ascenso del cuerpo hacia el listón; el franqueo, considerado como el paso del cuerpo sobre el listón y finalmente la caída. También se describirá por las acciones de los segmentos, y las rotaciones que se producen en los tres ejes del cuerpo explicadas anteriormente por Pira (1978).
Durante el vuelo, que es la fase de regreso de la torsión, en la que la cabeza se extiende y rota hacia la derecha, donde el saltador ubica el punto por el cual va a franquear el listón, acción realizada por los oblicuos superior e inferior, esplenio de cuello y cabeza, semiespinoso dorsal y el trapecio superior del lado derecho; al mismo tiempo, se produce una ligera extensión del tronco, acción realizada por los interespinosos dorsales, espinosos dorsales y dorsal largo.
Peyloz,1978; (en Real Federación Española de Atletismo, Nº 16, 1985) la describe como una fase relativamente pasiva, en la que el saltador tiene la sensación de que su cuerpo " se alarga hacia el listón relajándose", aprovechando la energía cinética que obtuvo en el impulso. (fig. 24)
Figura 24. Regreso de la torsión
La rotación siguiendo el eje longitudinal del cuerpo, que ha sido disminuida por la rotación en sentido inverso de los hombros durante la fase de impulsión, continúa disminuyendo la velocidad hasta ser casi nula al final de la fase de vuelo, en éste momento el saltador está casi de espaldas al listón; la rotación sobre el eje sagital y transversal sigue hasta que la línea de los hombros está por encima y paralela al listón; la línea de los hombros y de la pelvis se sitúan en el mismo plano con respecto al eje longitudinal del cuerpo.
El tronco continúa de espalda con relación al listón, con la cabeza orientada siempre al mismo, mientras mantiene su posición arqueada a pesar del regreso de la torsión. El movimiento de la pelvis producido por la acción del MI libre sigue favoreciendo la posición del tronco de espalda con relación al listón. (fig. 25)
Figura 25. Posición del tronco durante la fase de vuelo
El brazo izquierdo que estaba delante del brazo derecho inicia un movimiento hacia atrás y abajo, por acción del deltoides posterior, para colocarse relajado a lo largo del tronco, el brazo derecho permanece relajado a lo largo del tronco para que al final de la fase se encuentren los brazos en posición simétrica. El brazo izquierdo lleva al hombro hacia abajo acelerando el hombro derecho hacia delante y arriba. La línea de los hombros se halla perpendicular al plano sagital del cuerpo al final de esta fase. (fig. 26)
Figura 26. Posición de los brazos al final de la fase de vuelo
El movimiento pendular curvilíneo del MI libre se detiene al final de la fase de impulsión en una posición paralela al plano del listón para transformarse en un movimiento lineal hacia delante, provocado por la detorsión a nivel de la línea de la pelvis, esto lleva a que la rodilla se separe del eje longitudinal del cuerpo, por acción de las fibras longitudinales del glúteo medio. El MI libre se relaja y el ángulo tronco-muslo se abre para alcanzar al final de la fase más de 20° de extensión de cadera, así mismo se produce una extensión de rodilla.
El MI de batida que estaba extendido, se relaja y se separa del MI libre con respecto al eje longitudinal del cuerpo así mismo se rota externamente el MI libre, ésta contracción se da por la transformación de movimiento curvilíneo en movimiento lineal a nivel de la rodilla, acción muscular efectuada por el glúteo medio y los rotadores externos.
La siguiente fase del vuelo es el franqueo. Peyloz (1978) afirma que en esta fase los segmentos libres se aproximan al eje axial del cuerpo, y la rotación sobre el eje transversal se acelera debido a la detención de la rotación longitudinal.
La rotación transversal inicial continúa dirigiendo hacia delante los hombros del saltador; las únicas rotaciones que actúan son aquellas que se han originado durante la batida. Este franqueo es simétrico ya que no se disocian movimientos entre el costado izquierdo y el derecho.
Es una fase relativamente pasiva y relajada, lo que permite una correcta posición en arco del cuerpo, posición que se mantiene por la orientación de la cabeza y la contracción de los músculos extensores del tronco.
Después del paso de las piernas sobre el listón, la cabeza permanece fija, el mentón contra el hombro derecho y la mirada dirigida hacia el punto de caída. Los brazos permanecen a lo largo del cuerpo más o menos separados y después, en el momento de la extensión de las rodillas, los brazos se elevan de nuevo. Esto hace que la pelvis descienda más rápido que los hombros. (fig. 27)
Figura 27. Movimientos de brazos, cabeza y pelvis en el franqueo
Después del paso de los hombros sobre el listón, el saltador los lleva detrás de éste lo más rápido posible aumentando el arqueo del tronco, asimismo los talones van hacia los glúteos en una flexión máxima de rodilla para facilitar el paso de la pelvis sobre el listón, una vez ésta ha pasado, la cabeza se coloca en posición neutra provocando la flexión del tronco acelerando el descenso de la pelvis detrás del listón y la elevación de los muslos por encima de éste. (fig. 28)
Figura 28. Arqueo del tronco en el franqueo
En el momento del paso de la pelvis sobre el listón, las rodillas y el tronco se encuentran flexionados, e inmediatamente se produce una extensión rápida de las rodillas para evitar la caída del listón por parte de la pierna y/o el pie. (fig. 29)
Figura 29. Movimiento de las piernas al final del franqueo
Como la fase del vuelo es donde el cuerpo regresa de la torsión, es necesaria la flexibilidad de estos músculos, ya que el componente de rotación permite la elongación máxima de la fibra muscular.
Esta fase se caracteriza por el arqueo del cuerpo para comenzar a elevarlo hacia el listón, para ello es indispensable una flexibilidad óptima en los músculos psoas iliaco, recto anterior, abdominales, flexores y rotadores de cabeza, permitiendo una mayor eficacia biomecánica.
La posibilidad de realizar estos movimientos con la amplitud necesaria depende fundamentalmente de la forma de las superficies articuladas, de la flexión de la columna vertebral y de la elasticidad de tendones, articulaciones y músculos; sobre la movilidad de las articulaciones influye el tono muscular, que a su vez depende del estado del S.N.C. Esper, P. (2000)
En el franqueo vemos una combinación de ésta cualidad del movimiento con respecto a las diferentes posiciones que adoptan los segmentos, ya que en miembros inferiores se requiere que los músculos anteriores sean flexibles, evitando así que el atleta haga caer el listón al pasar la pelvis y los muslos, por otro lado el tronco y el cuello que ya han pasado el listón comienzan a flexionarse requiriendo la flexibilidad de los músculos posteriores y así continuar con la fase de caída.
En esta fase están estimuladas las fibras en cadena del huso neuromuscular, las cuales son responsables de la caracterización del huso como receptor posicional ya que poseen la capacidad de señalar los cambios de intensidad de contracción, perciben en mayor medida los cambios tónicos (que no siempre implican cambios de longitud muscular) y su acción por lo tanto es estática (Galindo yOrtiz, 1997).
Ya que la fase de vuelo se caracteriza por un alargamiento de las fibras musculares permitiendo la elevación del cuerpo, la respuesta de las fibras sensitivas tipo II del huso permiten que las fibras musculares se alarguen y se relajen, permitiéndole al atleta que su cuerpo ascienda de una manera relajada, sin movimientos bruscos que puedan alterar su paso sobre el listón.
Mientras que en la fase de franqueo del listón, durante el alargamiento lento de la fibra muscular, la fibra tipo Ia o anuloespiral descarga señales en el punto cercano al máximo grado de cambio de alargamiento muscular, evitando que el músculo produzca un máximo de estiramiento, (Galindo y Ortiz, 1997).
Tomando en cuenta que ésta fase se caracteriza por ser un movimiento relajado del cuerpo, se establece un nivel bajo y constante de descarga por parte del órgano tendinoso de Golgi que junto con las fibras sensitivas tipo II del huso proporciona una respuesta estática informando el nivel de tensión tendinosa durante todo el movimiento. (Galindo y Ortiz,1997).
Mientras el atleta asciende la fuerza de gravedad provoca un estiramiento en las articulaciones tanto distales como proximales, estimulando el receptor articular tipo I o de Ruffini el cual provee sensación postural para el S.N.C por la percepción de tensión pericapsular causada por las inserciones músculotendinosas articulares (Meyer, 1985; en Galindo y Ortiz, 1997).
La fase de franqueo se caracteriza por un arqueo del tronco que produce un estiramiento fuerte de la cadena muscular anterior, induciendo un efecto inhibidor sobre el tono muscular por parte del receptor tipo III o corpúsculo de Golgi, informando la posición dependiendo o no de la variación de tensión muscular (Meyer, 1985; en Galindo y Ortiz, 1997).
En la fase de vuelo cuando la cabeza está en posición vertical las células de la mácula del utrículo le informan al atleta sobre la orientación de la cabeza con respecto a la fuerza de gravedad y aceleración manteniendo así el equilibrio de la cabeza. Luego, el atleta realiza un giro de la cabeza hacia la derecha, donde los canales semicirculares ipsilaterales le informan al atleta sobre la aceleración del movimiento rotacional que junto con los reflejos vestíbulo cervicales estabilizan cabeza y ojos en el espacio y provocan la alineación cefálica y cervical, facilitando o inhibiendo el mantenimiento del tono y la generación del movimiento voluntario sobre éste. (Kandel, 1991; en Galindo y Ortiz, 1997).
Durante esta fase, en el franqueo, las células ciliadas de la mácula del sáculo y los receptores otolíticos del mismo, proporcionan una información constante al atleta sobre la posición estática de la cabeza en el espacio manteniendo el equilibrio (Galindo y Ortiz, 1997).
La tercera fase del vuelo es la caída. Esta se produce sobre la espalda, la cual debe estar derecha en el momento de contacto con el foso. Los brazos se apoyarán a los lados del cuerpo para aumentar la superficie de recepción; evitando un posible riesgo de lesión.
Las piernas que descienden separadas y estiradas se flexionan, Bravo, J. (1992); dirigiendo el cuerpo hacia la prolongación de los dos últimos apoyos de la carrera. (fig. 30)
Figura 30. Posición del cuerpo durante la caída
Finalmente en la caída todo el componente de la cadena posterior realiza movimientos de gran amplitud requiriendo una óptima flexibilidad para proteger la cabeza, y en miembros inferiores principalmente en músculos isquiotibiales ya que realizan una extensión máxima de rodilla para evitar la caída del listón.
La flexibilidad como cualidad del movimiento es importante para permitir una información propioceptiva adecuada por parte de receptores articulares y musculares.
En la caída el atleta lleva su tronco en flexión, de tal manera se produce un estiramiento de la cadena muscular posterior donde las fibras tipo Ia del huso neuromuscular le informa en el momento cercano al punto de máximo grado de cambio de alargamiento, mientras que las fibras sensitivas tipo II del huso le informan sobre el alargamiento de las fibras musculares del cuadriceps, permitiendo una respuesta de acortamiento de éste para que simultáneamente se produzca una relajación de los músculos isquiotibiales.
El órgano tendinoso de Golgi actúa conjuntamente con las fibras sensitivas tipo II del huso, inhibiendo la contracción de los músculos isquiotibiales y produciendo una relajación de éstos; así mismo informa sobre el grado de tensión muscular de la cadena anterior especialmente en los músculos flexores de cadera.
Ya que el movimiento del atleta en ésta fase produce una elongación de los músculos de la cadena posterior, estirando los elementos capsulo-ligamentosos, los receptores articulares tipo I o de Ruffini le informan al atleta sobre la dirección y velocidad del movimiento en los ligamentos posteriores de las articulaciones proximales, mientras los receptores tipo II o de Pacini regulan la iniciación, aceleración y desaceleración de las articulaciones distales.
Los receptores articulares tipo III o corpúsculo de Golgi, producen una relajación muscular alrededor de la articulación protegiéndolas del exceso de tensión nociva, especialmente a nivel de MMII, tronco y cabeza de toda la cadena posterior, así mismo informan sobre la tensión ligamentosa y la sensación postural del atleta.
Los canales semicirculares junto con los propioceptores de cuello y el sistema visual, informan sobre la posición de la cabeza en el espacio (Galindo y Ortiz, 1997) y la posición final que adoptará el atleta; mientras el utrículo y el sáculo informan acerca de la aceleración y el grado de inclinación anterior de la cabeza.
Como se ha observado hasta este momento en cada una de las fases de la técnica Fosbury flop, se interrelacionan de manera sinérgica las acciones musculares descritas, la flexibilidad y la propiocepción para potencializar cada movimiento, necesario para lograr la efectividad en el salto.
Notas:
Grupo de Investigación: "Análisis Mecánico y Neuromecánico del Movimiento Corporal Humano". Programa de Fisioterapia. Universidad Nacional de Colombia.
Research Group: "Mechanical and Neuromechanical Analysis of Human Movement". Physiotherapy Program. National University of Colombia.
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digital · Año 10 · N° 87 | Buenos Aires, Agosto 2005 |