efdeportes.com
El ocaso de 'La Patria de Botines': periodismo,
fútbol e identidad nacional en el Mundial de 2002

   
*Profesor del Programa de Pos-graduación en Comunicación de
la Universidad del Estado de Río de Janeiro,
investigador del CNPq, co-líder del grupo de pesquisa
"Deporte y Cultura" del CNPq y posdoctorando
en Ciencias Sociales por la Universidad de
Buenos Aires, con apoyo de CAPES
**Profesor del Programa de Pos-graduación en
Educación Física de la Universidad Gama Filho,
investigador del CNPq y miembro del grupo
de pesquisa "Deporte y Cultura" del CNPq.
 
 
Ronaldo Helal*
rhelal@globo.com  
Antônio Jorge Soares**
(Brasil)
 

 

 

 

 
    El artículo realiza un análisis sobre la narrativa de la prensa en la cobertura de la selección brasileña de fútbol durante el Campeonato Mundial de Fútbol de 2002. El material se concentra en los suplementos deportivos del "Jornal do Brasil" durante el Mundial de 2002, iniciándose dos días antes y terminando dos días después, totalizando 32 ejemplares. Se parte de la hipótesis de que el epíteto "Brasil: país del fútbol", que posee una dimensión más intensa y singular en época de Campeonato Mundial, viene declinando y las narrativas periodísticas alrededor de la selección brasileña de fútbol ya no tratan de forma homogénea el fútbol como metonimia de la nación. La reflexión sobre el papel de la prensa deportiva como formadora de cultura es fundamental para que podamos observar cómo los diarios ratifican y construyen mitologías y discursos identificatorios, a pesar de la objetividad periodística que se constituye en uno de los pilares de la profesión.
 

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 10 - N° 86 - Julio de 2005

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1. Introducción. Deporte y Nación en el Mundo Globalizado

    Nuestro objetivo es analizar la narrativa de la prensa en la cobertura de la selección brasileña de fútbol durante el Campeonato Mundial de 2002. El material analizado se concentra en los suplementos deportivos del "Jornal do Brasil" durante el Campeonato Mundial de 2002 - iniciándose dos días antes y terminando dos días después, totalizando 32 ejemplares.1 Nuestra hipótesis parte del principio de que es en ocasiones como un Mundial que el epíteto "Brasil: país del fútbol" gana una dimensión más intensa. Pero, aún aquí, la fuerza de este epíteto viene declinando y las narrativas periodísticas alrededor de la selección brasileña ya no tratan de forma homogénea al fútbol como metonimia de la nación. ¿Qué es lo que estaría en juego en la relación entre la cultura y el tratamiento dado a las noticias del fútbol en Brasil?

    Competiciones como Olimpíadas y Campeonatos del Mundo fueron idealizadas como espacio de encuentro pacífico entre las naciones. Tales competiciones fueron concebidas sobre las ideologías de los estados nacionales. Tomando por base las interpretaciones de Stuart Hall (2001) se podría afirmar que la tendencia de la globalización de la cultura en curso - que rápidamente tuvo en los deportes un vehículo de encuentro - estaría transformando o desintegrando la identidad nacional sintetizada como narrativa homogénea en nuestra "patria de botines".

    Buena parte de lo que viene siendo adjetivado como "crisis del fútbol brasileño", presente en las páginas del periodismo deportivo hace más de dos décadas y que tiene como argumento la baja de público en los estadios, la mala situación financiera de los clubes y la carencia de cracks e ídolos de la "época de oro" (décadas de 50 a 70), tal vez esté asociada a una perspectiva de reacción romántica, que no deja de ser una de las formas de diálogo con el proceso de globalización en curso. Observemos que el jugador brasileño que viste la camiseta nacional también representa clubes de diferentes partes del mundo, más allá de representar empresas multinacionales en la forma de gestionar el capital y la producción. Una empresa como la Nike, por ejemplo, está asociada a diferentes selecciones nacionales y lo lleva al consumidor a una especie de múltiple identificación, pues, se identifica con la selección, con el jugador y con la empresa simultáneamente. Las marcas empresariales están amalgamadas con el fenómeno deportivo en nuestros días. Ronaldinho, por ejemplo, es al mismo tiempo un representante del fútbol brasileño, ídolo de los brasileños, pero también de italianos y españoles. Las camisetas y productos asociados a él son vendidos en todas las partes del mundo. La televisión trasmite en vivo un juego del Real Madrid para todos los continentes. Este proceso de desterritorialización del ídolo y del fútbol crea un nuevo proceso de identificación y traducción de las diferentes identidades culturales.

    Aún delante de este proceso de fragmentación de las identidades nacionales, el Campeonato del Mundo todavía trae una estructura narrativa que representa a los nacionalismos afirmados entre los siglos XIX e XX. En Brasil, a partir de los años treinta, el fútbol y otras manifestaciones culturales pasaron a hacer parte del proyecto de construcción de la nacionalidad y, en esto, el diario, la radio, los gobernantes y los mediadores culturales tuvieron un papel fundamental.2 El periodista Mario Filho3, su diario, sus artículos y sus vínculos emocionales y empresariales con el Mundial de 1950 pueden representar un ejemplar de la construcción nacionalista vía fútbol en Brasil (Soares, 1998). No obstante, observemos que aún en este período de exaltación y construcción nacional presente en la realización del Campeonato de 1950, el fútbol no era noticia de primera página en los diarios ligados a las clases altas y media (Souto, 2000: 32). En función del suceso de la selección brasileña y de la manifestación de todos los sectores sociales, tales diarios fueron obligados a transformar el fútbol en materia de primera página. Lo que estamos argumentando es que las narrativas periodísticas, si tomamos como referencia aún los años 50, a pesar de las diferencias entre los vehículos, fueron obligadas a narrar el fútbol como una expresión de la nacionalidad, tanto por la estructura de la competición de las copas como por el proyecto nacional que construía una imagen homogeneizante del "ser brasileño", imagen esta que tuvo gran impulso a partir de la "era Vargas". Hoy, no obstante el proyecto de nación haya asumido otros contornos, las narrativas periodísticas todavía toman al fútbol como emblema de la nación durante la Copa a pesar de que podamos ya verificar una transformación en curso en las secciones deportivas.


2. El periodismo deportivo

    Aunque la ideología del periodismo en general se paute en la objetividad de la noticia, el segmento deportivo parece permitir un relajamiento del rigor de la objetividad que se constituye en la ideología de la profesión (Souto,2002). En el periodismo deportivo, la opinión se confunde con la propia noticia. Los periodistas, en general en esta especialidad, asumen públicamente el club, los jugadores y técnicos de sus preferencias, aunque muchas veces, usen la retórica de la objetividad y del distanciamiento en la presentación de sus análisis. Tanto para el periodista deportivo como para el crítico de arte, la dimensión del amor por la actividad todavía parece ser requisito fundamental para el ejercicio de este tipo de especialidad. Esta es una tradición que remonta al tiempo de Mario Filho cuando decía a sus periodistas que la noticia deportiva debería venir cargada de emoción y ser "caliente": era como si el periodismo investigativo no cupiera en las páginas deportivas (Soares, 1998). Así, el periodismo deportivo parece resentirse de la necesidad de trasmitir noticias e informaciones sin que se apague la llama de la emoción y excitación que el deporte provoca en las personas.

    Si por un lado, la estructura del deporte demanda la necesidad de trasmitir emoción, por otro, el campo del periodismo produce luchas internas de emulación de status entre las diferentes secciones en el diario. De este modo, el periodismo deportivo en la búsqueda de su valoración interna en el campo cada vez se aproxima más de la ideología de la objetividad. El periodismo investigativo, aunque modestamente, empieza a ser pauta en la sección deportiva. De hecho, si vemos una lenta transformación de la relación de la sociedad con el deporte y de la forma de noticiarlo, ¿cómo las narrativas deportivas se comportan delante del Mundial, donde la ideología nacionalista está presente en la estructura del evento?

    Nuestra preocupación a seguir es presentar un análisis crítico de las 32 ediciones de la sección deportiva del "Jornal do Brasil", observando cómo las narrativas periodísticas se articularon con la narrativa de la nación y en qué medida caminaron hacia la objetividad presentando aspectos técnicos y culturales del fútbol por diferentes visiones y vínculos.


3. La prensa y el Campeonato Mundial de 2002

    En las ediciones que anteceden al Campeonato Mundial de 2002, observamos que la selección brasileña no inspiraba la confianza de los medios de comunicación, aún después de haber vencido un amistoso contra la selección de Malasia por 4 a 0. El aspecto técnico concentra buena parte de la atención de las materias y columnas de opinión. El modelo de "tres defensores" y las estandarizadas modificaciones de jugadores en el ataque durante los juegos por el técnico Luis Felipe Scolari son los principales blancos de crítica. Acordémonos que la selección brasileña se clasificó para el evento con dificultad y por este motivo salió de Brasil "descreída". La victoria sobre Malasia tuvo el siguiente titular: "Brasil golea en la despedida", con el substituto, 'equipo tarda 51 minutos para hacerle un gol a la débil Malasia, pero llega al resultado de 4 a 0 (JB, 26/05/2002, sección deportiva, p. 28). El texto resalta que la selección de Malasia es la 112° en el ranking de la Fifa y la selección tardó 51 minutos hasta marcarle el primer gol. No podemos olvidarnos de que hubo una gran campaña para que el técnico Luiz Felipe Scolari convocase a Romário.

    El entrenador resistió a todas las presiones de la prensa deportiva, de artistas, de políticos, incluso del ex presidente de la república, Fernando Henrique Cardoso, que solicitaban la presencia del héroe del Campeonato de 94.

    En general, la cobertura de la prensa sobre el Mundial de 2002 se concentró primordialmente en materias de cuño técnico, escritas para el público aficionado por el deporte, no llevando en consideración la legión de "hinchas de Campeonatos del Mundo"4. Cuestiones relacionadas a la identidad nacional aparecieron tímidamente en la totalidad de las materias seleccionadas, muchas de ellas se encontraban subyacentes en las crónicas y reportajes que hablaban del estilo de juego de la selección. Sin embargo, en la medida que la selección fue obteniendo éxito y fue aproximándose de la conquista, la tendencia a este tipo de narrativa aumentó.

    Luego al principio del Mundial las columnas de los periodistas Roberto Assaf con el título "Diario de un Tricampeonato" (JB, 24/05/02, sección deportiva, p. 21) y de Marcos Caetano con la tapa "Diez razones para Creer" " (JB, 27/95/2002, sección deportiva, p. 2) tocan en el tema y dan el ton del discurso ambiguo que va a prevalecer hasta el final de la competición. El periodista Roberto Assaf relata sus recuerdos de la conquista del Mundial de 1970 y registra el feriado nacional que ocurrió por dos días, en un ton de añoranza y al mismo tiempo crítico: "hoy, 32 años después, considero tal feriado un absurdo". Este registro puede estar señalizando el cambio de la relación entre la selección y la nación. Resaltemos todavía, que por más que se hable en "crisis del fútbol brasileño", nunca antes la selección había ido a las finales del Mundial por tres veces consecutivas, venciendo dos. En este espacio, tanto las celebraciones de las conquistas (1994 y 2002) como el sufrimiento de la derrota (1998) transcendieron muy poco el universo deportivo. Las conquistas de la selección en 1994 y 2002 no fueron dramatizadas como las "victorias de la nación brasileña", ni tampoco la derrota en la final contra Francia en 1998 fue sentida como "la derrota del país"5, muy diferente de las dramatizaciones que ocurrieron alrededor de la derrota en la final del Campeonato Mundial de 1950 y de la conquista del tricampeonato. 6

    El periodista Marcos Caetano habla de la "vocación" del brasileño en la esperanza. El texto empieza así: "Brasileño, profesión: esperanza. Un espectáculo com este tema marcó época em los palcos nacionales(...) En la semana que empieza el Mundial, ejercer nuestra profesión de fe se vuelve más importante que nunca". Y termina de la siguiente forma: "Patriaamada, patriamía, patriacita. Con los versos de Vinicius de Moraes en el corazón, embarcaré pasado mañana en un vuelo que, después de escalas, trasbordos y casi 40 horas, habrá de largarme en Ulsan. Soy brasileño. Por lo tanto soy esperanzador profesional. Aunque, como profesional, no esté tan esperanzador" (JB, 27/95/2002, sección deportiva, p. 2). Si no llega a utilizarse de la selección como metáfora de la nación, Caetano la utiliza para reforzar un estereotipo: "Brasileño, profesión: esperanza". La narrativa trasciende el universo deportivo y trata del evento como una manera de revelar una faceta del "carácter brasileño".

     De hecho, el Campeonato Mundial puede ser visto como "un duelo entre naciones". Sin embargo, no creemos que el envolvimiento del brasileño sea muy diferente de lo que ocurre con argentinos, italianos, alemanes o franceses. Países que adoptaron el fútbol como deporte más popular y que poseen alguna tradición en el Campeonato Mundial tienden a envolverse más y a tener un comportamiento más patriótico y nacionalista durante el evento, hasta porque el evento estructura la narrativa del estado-nación7.

    Este "duelo entre naciones" quedó estampado en la tapa "Mejor es Imposible" - "Brasileños hacen fiesta con tropiezo de Francia delante del sorprendente Senegal" (JB, sección deportiva, 01/06/02 p.1). Al final de la materia, fotos con la leyenda: "Mientras los jugadores de Senegal festejan bailando la victoria en la apertura del Campeonato, los brasileños vibraban con la inesperada venganza contra los verdugos de cuatro años atrás". Pero asimismo, este "duelo entre naciones" puede ser leído como un "duelo de equipos de fútbol adversarios", ya que lo mismo ocurre a escala local cuando, por ejemplo, un equipo tradicional de un estado es rebajado para la segunda división y los hinchas adversarios se regocijan del hecho. También no podemos olvidar que por la ideología de la miscegenación tenemos en los pueblos africanos una especie de vínculo de identidad que son narradas por medio del fútbol, más allá de otras expresiones culturales que se manifiestan en la música y en la narrativa de la alegría. Todas características románticas vinculadas a la identidad.

    El aspecto que merece destaque ocurrió después del corte por contusión de Émerson, jugador medio campista y capitán de la selección, ocasión en que la cuestión deporte-nación aparece subyacente en la discusión sobre estilo de juego. En materia firmada por Joaquim Ferreira dos Santos con el título "Falta alguien en la posición de 'Dunga'" (JB, 03/06/02, sección deportiva, p.4) leemos que: "Dunga es una posición fundamental en las selecciones modernas" y todavía: "el gran drama brasileño, aquél que antiguamente 'sambaba' con la pelota bajo los pies, está de vuelta. En el capítulo anterior, la convulsión. Ahora, la luxación". No cabe aquí ningún juzgamiento de valor a las cualidades técnicas del ex jugador de fútbol Dunga, pero sí a lo que él simbolizaba. Dunga era como si fuese la antítesis de aquello que los brasileños idealizan como siendo el "fútbol-arte". La conquista de la Copa de 1994, en que fue capitán del equipo, a pesar de haberle proporcionado su redención en el deporte, fue celebrada como la victoria de la "viveza", simbolizada en el fútbol de Romario8. Revelador observar como en un espacio corto de tiempo el estilo vigoroso en la marcación pasa a ser celebrado y el "fútbol que 'sambaba' con la pelota bajo sus pies" es visto como el gran drama. Pero el mismo periodista firma la materia "La Seleccioncita Brasileñita: historia del fútbol tetracampeón puede ser escrita a partir de los nombres de sus jugadores" (JB, 05/06/02, sección deportiva, p. 4) y escribe: "En 58 ganamos con Garrincha, Zito, Vavá, Dida, Didi - el sobrenombre daba la dimensión de la especie. Un fútbol juguetón, de jugadores sin asesores de prensa, sin rubias y recién llegados de las calles donde ganaron los sobrenombres. El clima era de picada genial y divertida". Esta dubitación entre lo que se acordó clasificar de fútbol-arte y fútbol-fuerza parece significar el enfriamiento del debate alrededor de la cuestión del estilo de jugar brasileño en un fútbol cada vez más globalizado. Así, si fue posible identificar un estilo de juego brasileño en las décadas de 50 y de 60, hoy en día esto se restringe a un discurso romántico y añorante verificado en algunas crónicas deportivas. La ambigüedad del periodista en cuestión puede ser una señal de este enfriamiento de esta narrativa

    La indefinición sobre la preferencia o aún existencia de un estilo de juego diferenciado continúa en la materia "Brasil bueno en alegorías: TV coreana exhibe ''beautiful game' de Denílson y Roberto Carlos (JB, 10/06/02, Sección deportiva, pp.1 y 3) donde el mismo periodista - Joaquim Ferreira dos Santos, dice lo siguiente:

"No somos buenos en conjunto y quien ya vio un desfile de Mangueira en la Sapucaí sabe - el requisito fuerte es alegoría. El "mestre-sala" Delegado9, el punta-izquierda Denilson. La televisión coreana también entendió el espíritu de la cosa y no perdió tiempo en reclamar que el equipo brasileño está sin coordinación en el mediocampo y perdido en la organización de su defensa. Prefirió pasar buena parte del día de ayer exhibiendo las pequeñas jugadas de los cracks brasileños contra China."Diez, nota diez', parece decir el locutor. El dominio de pelota con el muslo de Roberto Carlos, una gambeta extraña de Juninho. Fueron valoradas cosas que en la TV brasileña nunca reciben replan - como el modo estiloso de Rivaldo peinar la pelota -, pero que continúan fascinando al mundo. En el exterior, el nombre que se da a ese fútbol jugado exclusivamente por los brasileños es el beautiful game. En Brasil a veces se hace mueca: 'sin objetividad' (...) Los clipes fueron repetidos durante toda la programación.(...) Pero sus imágenes parecen decir que, en una Copa sin cualquier revolución en el conjunto, la alegoría puede ser el requisito decisivo del desfile. Y en eso - hay una escena que Denilson gambetea a un chino haciendo con que la pelota le rebotase en la pierna y le volviese - en eso, todavía somos diez, nota diez"

    En otras palabras, si nosotros tenemos alguna duda sobre cuál es la mejor forma de actuar y si, de hecho jugamos diferente, los extranjeros parecen no tener dudas sobre nuestra singularidad y se extasían con ella, según el articulista. Más adelante, en la materia "El Brasil que pedalea - gambeta de Ronaldinho Gaúcho en Colee es la cara de esta selección" (JB, 24/06/02, sección deportiva p.4) el mismo periodista parece rendirse de una vez al discurso del estilo artístico de actuar del brasileño:

"La victoria de Brasil en las Copas es la historia de sus gambetas célebres. En 58 y 62, la selección ganó con él 'hace que vas y vas' de Garrincha(...) la 'gambeta de la vaca' consistía en pasar la pelota por un lado del adversario y correr por el otro, dejándolo al sujeto sin saber atrás de quién corría. El más célebre de todas las 'gambetas de la vaca' fue la que Pelé le hizo al arquero uruguayo Mazurkievich en la Copa de 1970. Con algo a más: fue una 'gambeta de la vaca', sin tocar en la pelota, anexándole a la escena una gambeta de cuerpo extra al arquero. Lo que resta es cuento. El tiro final salió raspando en el palo y debe estar siendo reexhibido en este momento en algún rincón del mundo. En 1994, como se sabe fuimos "dungamente" alemanes. No hubo gambetas. Pero Romario marcó por Vasco goles inolvidables que empezaron con la 'gambeta elástico' una marca consagrada también, en el repertorio de Rivelino. Romario ofrecía la pelota, sujeta abajo del pie, al defensor. Era la abertura del elástico. Cuando el adversario saltaba arriba de aquella pelota tan fácil, Romario estiraba el elástico nuevamente y traía la pelota de vuelta, empezando una carrera por el lado que el defensor había dejado libre. Es que ahora surge la desconcertante 'gambeta de la pedaleada'. El origen del nombre es obvio. El jugador pasa una pierna por arriba de la pelota, sin tocarla, pasa la otra, nuevamente sin tocarla, y la sensación es de que está pedaleando una bicicleta imaginaria, en el aire (...)el defensor que intenta impedir esa locura, queda mareado con el dominio del brasileño."

     Llamamos la atención para el hecho de que esta discusión de "estilo brasileño" raramente aparece en las competiciones locales. En los partidos disputados por los equipos locales, los medios de comunicación valoran la gana y la determinación de los jugadores. Los equipos vencedores de sus estados o del Campeonato Brasileño son descriptos como los más regulares, determinados, que jugaron con "garra" y disciplina táctica. El lado estético "fútbol-arte - sólo es, de hecho, exigido para los partidos de la selección, -mostrando que, cuando se trata de ella, estamos delante de un universo separado del fútbol ordinario. Sin embargo, la memoria, en forma de identidad del fútbol-nación, es siempre accionada en los eventos de Campeonatos del Mundo, sea en el fracaso o en el suceso. Obsérvese que aún aquí parece ocurrir, aunque de forma lenta y gradual, un proceso de enfriamiento del debate, resultado de un fútbol cada vez más globalizado, donde los ídolos o héroes del deporte pertenecen menos a sus clubes o países que a las marcas que los patrocinan.

     La cuestión deporte-nación aparece también en las materias sobre otras selecciones. En "La Argentina que hace el deber de casa - "País pasa por la madrugada para ver la impresionante victoria de la selección sobre Nigeria" (JB, 03/06/2002, sección deportiva, p.8) tenemos lo siguiente: "aún sin mucha expresión, el resultado amplió la expectativa para el juego del viernes contra Inglaterra. Después de innumerables desilusiones, los argentinos parecen haber encontrado algo en que pueden confiar: su selección". Y en "Calles que vibran y sufren: entre Londres y Buenos aires, clima va de la fiesta total a la solidariedad" (JB, 08/06/02, sección deportiva, p.1) se registra:

"Exactamente en el mismo instante - descontadas las cuatro horas de huso entre Buenos Aires y Londres - argentinos e ingleses salieron ayer a las calles. Del otro lado del Atlántico, gritos y banderas llenaron el centro londrino de felicidad. De este lado, una muchedumbre melancólica trataba de demostrar optimismo. Un minuto antes de que esta romería espontánea empezase, las dos capitales parecían ciudades fantasmas. Argentinos e ingleses estaban en casa, delante de la TV, vibrando o sufriendo con la victoria de Inglaterra (1 a 0) sobre Argentina, la 'batalla del siglo', la 'revancha histórica' entre dos de las selecciones de mayor prestigio de este Mundial (...) La soberanía nacional siempre está en juego cuando se trata de un confronto contra Argentina".

    Estas materias apuntan para lo que dijimos anteriormente sobre la semejanza entre la relación del brasileño con el Mundial y otras naciones con el evento. Hay un mito de que los brasileños viven el Mundial de forma más intensa que otras naciones. En estas materias, creemos que la prensa empieza gradualmente a desmitificar esta creencia por el flujo y velocidad de las informaciones que circulan en un mundo globalizado.

     Todavía como muestra de un periodismo más crítico, el columnista Roberto Assaf en "Consejo a los Navegantes" (JB, 14/06/02, sección deportiva, p.6) critica algunas opiniones expresas en la Sección de Cartas bien como algunas columnas firmadas que protestan contra el fútbol y concluye: "Brasil, cree, no quedará ni mejor ni peor si la selección gana o pierde el Mundial. Pero puede estar seguro que sin el fútbol habría todavía más desempleo y miseria en el país. Y menos alegría, es claro." Este tipo de afirmación se vincula a la desconstrucción del mito que el fútbol es el "opio del pueblo", que circuló en los años 60 en el campo académico y se popularizó en los medios de comunicación como una opinión "culta".

     Las narrativas periodísticas sobre el fútbol en Brasil están en proceso de cambio. Notamos la permanencia de narrativas aún agarradas a la afirmación de la identidad nacional y otras que intentan desmitificarlas. Sin embargo, cuanto más la selección se aproximaba del juego final las narrativas de valoración del "estilo nacional de fútbol" y el accionamiento de la memoria de las grandes victorias e ídolos del pasado van ganando espacio. Pequeñas columnas sobre jugadores brasileños campeones del mundo son colocadas en la víspera de la final (JB 30/06/2002). El periodista Joaquim Ferreira dos Santos afirma en la víspera de la final que:

"Brasil hizo su parte. Después de ganar en 94, haber tenido una convulsión en 98, la selección de Felipe Scolari vino ofensiva, con un bando de malabaristas eléctricos honrando la tradición de Garrincha, Pelé, Jair, Rivelino y otros magos de la pelota. El gol de Ronaldinho contra Turquía en las semifinales, la gambeta pedaleada con que Ronaldinho Gaúcho retorció a la defensa de Inglaterra, la parada con el pecho y la invertida de Rivaldo contra Bélgica, todas esas jugadas ya están entronizadas en la galería de las escenas inolvidables de la temporada, gemas de un fútbol en esencia divertido y leve." (JB: 30/07/2002, p. 7)

    El columnista Armando Nogueira, en la esterilla de la euforia, decía también en la víspera de la final:

"El fútbol brasileño es eso no más: centella pura. Tal como un verso, que viene de un soplo divino, la gambeta, el pase en curva o de taquito son invenciones que la razón desconoce. Una gambeta de Ronaldinho Gaúcho es el retrato perfecto del proverbial "jeitinho brasileiro", que hoy más que nunca, habrá de hacer la diferencia. Para el bien de la fantasía, para el bien del sueño. Amén" (JB: 30/07/2002, p. 9).

     A pesar de los arrobos de filiación romántica presentes en estos textos, la tapa de la Sección Deportiva hizo la llamada para la final de la Copa colocando las imágenes de Ronaldinho y Oliver Kahn como el gran duelo. Tal polarización se dio por razones obvias. Ronaldinho, atacante con un expresivo número de goles en la competición, Kahn apuntado como el mejor arquero. A pesar de esto, podríamos cuestionar: ¿Por qué aquí el diario no destacó en sus tapas la emulación entre los estados-naciones? Si observamos las materias durante la fase de desconfianza verificaremos que el destaque fue dado a la "Familia Scolari", al desafío heroico que Ronaldinho tenía que ultrapasar por el fracaso en la final de 1998 y a las críticas relacionadas con cuestiones técnicas y tácticas adoptadas en la selección. No se puede olvidar que las victorias con jugadas estéticas, tal como la de Ronaldinho Gaúcho sobre Inglaterra, vacía todo el debate técnico y táctico para enaltecer "las características naturales del jugador brasileño". Sin embargo, tal característica viene perdiendo su aspecto de homogeneidad en las narrativas. El periodista Aydano André Motta escribe, por ejemplo, un artículo de tres columnas titulado "A los estetas del fútbol a vapor", criticando las interpretaciones del fútbol brasileño a partir del memorable pasado. Él llama la atención que "Hace por lo menos un par de décadas, ningún resultado consigue agradar a una parte robusta de la hinchada - también a un quiñón influyente de la crónica deportiva" (JB: 23/06/2002, sección deportiva, p. 3). Continúa su argumentación diciendo que la amargura mueve nuestro cotidiano deportivo que se potencializa con el agobio de la repetición de los memorables pases y goles de Didi, Gérson, Pelé y Garrincha. Sentencia en ton de exhortación:

"Cualquiera que sea el destino brasileño en el Mundial de 2002, se debe consignar: será por los siglos un placer ver el fútbol a vapor, aquellas imágenes espectaculares, casi ficción. (…) Pero ya pasó del momento de encerrar comparaciones. No hay cómo medir el juego de hoy objetivado en el de ayer.[...] Al separar los dos, hay un abismo de evolución tecnológica, científica que transfiguró el deporte [...] Ronaldinho, Rivaldo, Ronaldinho Gaúcho y algunos otros no merecen ser condenados por la época en que viven. Son craks incontestables, como demuestran sus biografías. Son el verdadero fútbol brasileño - el que gana. Al contrario de Denilson, esa inutilidad que sólo zapatea que se llevó la segunda Copa consecutiva como redención moderna del fútbol a vapor. Hasta China consigue anularlo."(JB, 23/06/2002, sección deportiva p. 3).

    El artículo representa una especie de voz de exhortación a los que evalúan el fútbol del presente por la memoria - que es siempre reconstruida y editada - de un pasado áureo. Este tipo de voz viene surgiendo poco a poco en la prensa como una reacción de crítica interna al periodismo deportivo y, tal vez, un embate entre generaciones de jugadores, hinchas y periodistas. Reacciones de este tipo tal vez estén formando parte de un movimiento que pretende colocar la sección deportiva afinada con la ideología de la profesión.


4. Consideraciones finales

     Este debate se vuelve importante para el campo de la teoría de la comunicación en la medida en que los medios de comunicación de masa fueron elementos fundamentales en la construcción de las comunidades imaginadas, en el sentido de Benedict Anderson (1991). Los diarios, por ejemplo, se volvieron fuente de investigadores de diferentes áreas para estudiar el tema de la construcción nacional. En esta dirección la reflexión sobre el papel de la prensa deportiva como formadora de cultura es fundamental para que podamos observar cómo los diarios ratifican y construyen mitologías y discursos identificatorios, a pesar de la objetividad periodística que se constituye en unos de los pilares de la profesión.

     Tenemos que admitir que estamos partiendo del presupuesto, presente en varios estudios sobre fútbol e identidad, que la narrativa periodística tenía en el pasado, principalmente a partir del Mundial de 50, un carácter más homogéneo alrededor del proyecto nacional. No obstante, podríamos cuestionar hasta qué punto las narrativas periodísticas sobre las participaciones en estos eventos asumió este carácter homogeneizante en el pasado. Pues, si partimos de otro presupuesto presente en los estudios culturales que afirma que no existe cultura pura ni homogénea, y que tales construcciones son frutos de embates, pensamos que sea necesario que revistemos los diarios de otros Mundiales con la mirada hacia las transformaciones de la narrativa deportiva en el sentido comparativo para la construcción de una socio-génesis de esta especialidad periodística.

    El fútbol, pensamos, todavía opera como un mecanismo integrador/totalizador. No obstante, los agentes de este universo no más trabajan en el sentido de esta asociación, o por lo menos de la manera conscientemente dirigida como en la época de Mario Filho. Esta asociación aparece de forma difusa - en una narración del locutor de la Red Globo de Televisión, Galvão Bueno, por ejemplo; en una crónica "añorante" de Armando Nogueira; en la catarsis de los hinchas cuando la selección pierde juegos o se presenta mal. Pero al mismo tiempo hay otro discurso que habla de otra cosa, absolutamente diferente: fútbol como un "negocio", club-empresa, internacionalización, necesidad de una gestión empresarial y, en este sentido, "la patria va calzando botines cada vez menores" 10


Notas

  1. En verdad, fueron colectados todos los ejemplares del "Jornal do Brasil" y de "O Globo" durante el período. El material ya fue utilizado para un análisis sobre la narrativa de la trayectoria de vida de Ronaldinho rumbo al puesto de héroe de la selección (Helal, 2002). Somos agradecidos a las alumnas Daniele Rivera y Nathalia Machado del curso de Comunicación Social de la UERJ, por la colecta del material. La opción por el "Jornal do Brasil" en este trabajo se debe al hecho de que no fueron observadas diferencias relevantes entre los dos diarios. Importante decir que los dos periódicos circulan por casi todos los estados brasileños.

  2. Ver Pereira, (2001); Souto, (2002) y Soares (1998; 2001). Vianna (1995) trabaja con el concepto de mediadores culturales cuando argumenta que los intelectuales modernistas tuvieron un papel fundamental en la transformación del samba en música nacional.

  3. Mario Filho fue unos de los más importantes periodistas deportivos brasileños. El famoso estadio de fútbol conocido como Maracanã, en Río de Janeiro, lleva, en verdad, su nombre: estadio Mario Filho. Su importancia para la "construcción" de un "estilo brasileño" de jugar al fútbol puede ser comparada con la del periodista Eduardo Lorenzo, Borocotó, en La Argentina.

  4. En períodos de Mundiales, una legión de hinchas ocasionales que sólo aparece de cuatro en cuatro años se junta a los aficionados y hace del evento una competición que transciende el universo deportivo, encarando la selección como "la patria de botines", expresión cuñada por el dramaturgo y escritor Nelson Rodrigues para exprimir el papel de la selección brasileña en los años 50 y 60 y que expresaba con mucha propiedad la relación entre identidad nacional y selección. Podemos especular que a estos hinchas ocasionales el telediario bien como la publicidad estampada en vehículos de comunicación les daban una atención especial. Para un estudio sobre la representación del brasileño en la publicidad del Mundial ver el trabajo de Gastaldo (2002).

  5. Ciertamente la CPI (Comisión Parlamentar de Inquérito) del fútbol ganó fuerza después de la derrota en 1998, pero asimismo, el debate poco transcendió el universo deportivo.

  6. Para una reflexión sobre fútbol e ethos nacional teniendo como punto de referencia el mundial de 1970, ver Vogel in Da Matta (1982). Sobre la dramatización de la derrota en la final de la Copa de 1950, ver Filho (1964) y Perdigão (1986).

  7. Sobre la relación entre fútbol y nación en la Argentina, ver Alabarces (2002) y Archetti (2003).

  8. Para un análisis sobre la trayectoria de Romário en la Copa de 1994, ver Helal (2002).

  9. Mangueira es una de las más tradicionales asociaciónes de samba (en Brasil "escuela de samba"). Sapucaí es el nombre de la Avenida donde ocurre las presentaciones oficiales de las asociaciones de samba y "mestre-sala" es una figura de destaque en los desfiles

  10. Frase proferida por el profesor Hugo Lovisolo, también miembro del grupo Deporte y Sociedad, en entrevista al Diario "O Globo" el 1° de octubre de 2001.


Referencias bibliográficas

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revista digital · Año 10 · N° 86 | Buenos Aires, Julio 2005  
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