La formación del licenciado en educación física desde la perspectiva del desarrollo sostenible. La formación del eco-ciudadano |
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Universidad de Antioquia, Medellín (Colombia) |
Víctor Alonso Molina vmolina@catios.udea.edu.co |
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http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 10 - N° 86 - Julio de 2005 |
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Si reconocemos, entre muchas cosas, que el mundo actual se caracteriza por la complejidad, por la rapidez, el desorden, la incertidumbre, el conocimiento y la globalización creciente1, es preciso tener en cuenta que la educación como institución social se ve afectada por estos mismos elementos, los cuales la colocan en un alto estado de riesgo, tanto en su existencia, como en los desafíos que se le plantean a partir de este panorama de complejidad y de caos.
Uno de los grandes retos que se le plantea a la educación y en especial a la educación superior en la actualidad, tiene que ver con su vinculación y compromiso en la presentación de caminos que den luces de salida a la actual crisis que atraviesa la moderna sociedad. Crisis que se constata entre otras cosas, en el elevado deterioro del ambiente y los altos índices de pobreza e inequidad en el mundo.
Al decir de Joaquín Esteban (2005:25), la responsabilidad de la universidad actual resulta ser una especie de voluntad de poder Nietzscheana que no admite únicamente ser receptáculo de las urgencias a las que somete la coyuntura, sino ser ella misma la generación de la coyuntura.
Frente a estos interrogantes, la universidad intenta indagar y generar acciones que le permitan incidir en la modificación de estos estados de privación y destrucción, por ello, ante la caótica situación y afectación del ambiente, se erigen discursos y acciones para estrechar los lazos de colaboración que restablezcan la relación de la universidad con la sociedad y la preservación del ambiente.
Dentro de este marco de actuación surge la propuesta del profesor Martín Rodríguez Rojo, de la universidad sostenible, cuyo objetivo es la formación del eco-ciudadano, esto es, formar al ser humano desde una perspectiva de la interacción, de la integración y de coimplicación, mediante la cual se favorezca un nuevo discurso y práctica educativa que nos conduzca a nuevas y variadas relaciones con el entorno vital, con las cosas, con los otros y con nosotros mismos; a fin de enfrentar la insostenibilidad de la existencia, que se manifiesta a partir de "reconocer un crecimiento material indefinido y en la irrenunciable necesidad de coimplicar la dialéctica riqueza- pobreza con los niveles alcanzados de degradación de la ecología humana"(Esteban, 2005:18).
Según este autor, "resulta imposible seguir manteniendo los mismos modelos de desarrollo basados en la creencia occidental de la producción -destrucción, con su prototípica manifestación consumista, y cimentados también en una explotación indiscriminada del medio, del ser humano y de determinadas regiones del mundo" (Esteban, 2005:19).
Asumir este desafío es interesante, y sobre todo necesario dada la actualidad de la vida en el planeta y el permanente estado de riesgo y desaparición a que se ve abocada -de no asumirse un compromiso verdadero- la humanidad y toda forma de existencia. Y donde la universidad esta llamada a incorporar procesos a favor de una nueva conciencia y sensibilidad ambiental. Se nos ocurre aquí hablar de la necesidad de una ambientalización o sostenibilización curricular en Educación Física cuyo propósito es la formación de profesionales críticos y creativos frente a la relación sociedad- naturaleza. Formación que implícita tanto el desarrollo de capacidad reflexiva como de pautas para la acción que le permitan incidir en la transformación del actual modelo de eco-organización social. La ambientalización curricular como estrategia para lograr un reequilibrio sustentable debe trascender la institución educativa mediante la generación de relaciones y proyectos con la empresa, la política, la comunidad y demás organizaciones. Su intención es formar profesionales con capacidad de proyectar su saber desde una intención por la preservación y la continuación de un futuro sustentable. Es una formación para una ética colectiva de la responsabilidad, desde la cual los sujetos reconozcan que hay diversas formas de interpretar y dar sentido a la vida en armonía con el entorno natural y social.
La formación del eco-ciudadano se presenta pues como la gran empresa. Una empresa que demanda participación activa de todos los actores sociales a nivel tanto local como global.
Desde el nivel local se resalta el papel que en este propósito pueden jugar tanto los centros educativos en todos sus niveles (primaria, secundaria y universidad) como las organizaciones del orden gubernativas y demás formas de organización (movimientos sociales, reivindicativos, ONGs y comunidad en general). De manera especial y por el interés que asiste al escrito se procura una nueva forma de abordar la educación universitaria coherente con la filosofía de la sostenibilidad. Al decir de Esteban (2005:26), la educación superior proyectada hacia un desarrollo sostenible crítico debe ser asumida como hermenéutica, como reflexividad y debe a su vez generar una investigación y gestión de carácter coimplicativo que haga suyo una pedagogía compleja y multitemática.
A nivel global es preciso llamar la atención de políticos, sistemas de producción masiva, multinacionales, Estados y redes de colaboración; en un mundo globalizado, donde se generan tanto movimientos reactivos como proactivos se hace necesario una comprensión de sus dinámicas para entender las situaciones más cercanas; y dentro de las cuales la reflexión sobre el desarrollo sostenible como nuevo ethos y nueva educación (eco-ciudadanía) está llamada a develar y modificar el modo de vida de la depredación. Es avanzar en la comprensión de que la cultura de la sostenibilidad es una construcción socio-histórica y que como tal se crea y recrea a partir de las experiencias de los sujetos y los colectivos humanos.
Estudiar y proponer modelos de sostenibilidad armónicos entre seres vivos y naturaleza, es una heurística del desarrollo, de la producción y por tanto de la organización social. Lo que hace explícito que los actuales modelos de desarrollo no son los únicos ni los mejores. La sostenibilidad es una alternativa a la concepción de desarrollo y progreso de la cultura dominante y su relación utilitaria y extractiva de la naturaleza, tanto natural como social.
Es necesario comprender sobre este punto, que la diferencia entre local y global no es real, sino que es una estrategia metodológica para concretar acciones articuladas que permitan verdaderos compromisos que finalmente nos conduzcan a un nuevo ethos, esto es, una nueva forma de vida, caracterizada por una comunicación más respetuosa y responsable frente a la forma como se desarrolla la existencia en la actualidad.
Ahora bien, para que la universidad efectivamente consiga formar al eco-ciudadano, señalemos algunos puntos de referencia sobre los desafíos de ésta universidad.
De una manera general, se puede señalar la imperiosa necesidad de redefinir el paradigma científico-epistemológico de la institución universidad, esto es; superar como primero, la idea de que la universidad forma profesionales, es decir, que allí se forma exclusivamente en el dominio de técnicas o habilidades para un buen desempeño futuro (para el campo que nos ocupa, se constata en una fuerte tendencia a la especialización y profundización en uno de los campos o modalidades deportivas, por ejemplo: Baloncesto, Balón Volea, Balón Pie, deportes extremos, Natación, entre muchos otros). Perspectiva configurativa de una idea de universidad- profesión, o mejor, de universidad profesionalizante alejada de una reflexión- comprensión de la ciencia como instrumento para reducir la complejidad creciente de la vida y la interacción entre los seres humanos y de éstos con el medio habitado.
Este modelo profesionalizante en Educación Física impide al estudiante comprender que la educación ante todo es un instrumento clave en la modificación de los estilos y modos de vida, en la transformación de las actuales formas de vida y de los valores imperantes en la moderna sociedad. Desde la perspectiva del desarrollo sostenible implica cambio de estilos de consumo, patrones de relación con el medio caracterizados por una ideología de la expoliación y esquilmación ilimitada.
Ser educado, desde este paradigma es ser libre, crítico, transformador y sobre todo responsable de sí y de sus actos. Al modo de Rodríguez Rojo (2004:20), es desarrollar conciencia crítica, sensibilidad social, capacidad reflexiva y compromiso socio-creativo. Se trata por tanto de superar la concepción de la educación como acto de adaptación e inmersión.
La eco-ciudadanía como objetivo de la universidad sostenible, aspira pues, a superar una práctica educativa tradicional buscando generar una acción política y social a favor de la sostenibilidad. Al decir de Colom (2000:103), ello sólo es posible a partir de una pedagogía creativa, critica, participativa y emancipativa.
Otro elemento importante de la formación del Educador Físico como eco-ciudadano es su capacidad de contextualización de los saberes impartidos en la universidad para el desarrollo. Es una universidad que genera conocimiento, pero no un conocimiento alienado, sino un conocimiento para servir a la humanidad y a la existencia del planeta. Es un conocimiento que se pone al servicio de conquistar una nueva forma de ser y de estar en el mundo, solo así se valorará la educación como un proyecto de alcance universal, donde el conocimiento de la realidad es fundamental para generar autoconciencia y por tanto un aumento del conocimiento. Comprender la realidad es, al modo de Freire (1990:166), discernir las metas, los objetivos, métodos e intereses de aquellos que la dirigen.
Sobre esta contextualización dice el profesor Rodríguez Rojo (2004:21): "No es aceptable la existencia de universitarios que no lean el periódico, que no sondeen las situaciones socioeconómicas y no tengan una idea de los acontecimientos políticos universales, nacionales y locales que pululan a lo largo y ancho del globo".
Contextualizar la educación, es entender por ejemplo las causas de la pobreza, es dimensionar sus procesos generativos y los alcances de practicas que privan a grandes colectivos humanos de la posibilidad de satisfacer adecuadamente sus necesidades; es entender por que hoy día, mas de 3.000 millones de personas en el mundo no gozan de una vida con calidad. Una educación contextualizada es, valorar en términos de desarrollo sostenible, que en las zonas donde hay mas pobreza, se es más proclive al deterioro del medio ambiente.
La capacidad de contextualización no es mas que una actitud comprensiva del mundo, es una sensibilidad y una comprensión de la vida en todas sus formas, superando interpretaciones localistas y fragmentadas del saber y de la realidad.
Con todo y lo anterior, la universidad para el eco-ciudadano requiere:
Una visualización y comprensión de la universidad como universalidad, con nuevos objetivos y nuevas formas de funcionamiento.
Estructuras flexibles de adaptación y transformación para afrontar los frecuentes y acelerados cambios de la sociedad
Articulación efectiva a las necesidades y problemas de la sociedad.
Cambio de sus modelos pedagógicos tradicionales, propios de universidades cuyo propósito era la formación en conocimientos.
Desarrollar la cultura del aprendizaje permanente y a lo largo de toda la vida.
Desarrollar capacidad para el trabajo en equipo, para resolver problemas, para una adecuada comunicación y para la responsabilidad con los seres humanos y el entorno vital.
Generar un rol activo en el estudiante con capacidad de decisión y proacción.
Introducir cambios de tipo intrínseco (Modelo Pedagógico) y extrínseco (Modelo Organizativo de la Institución) (Mora: 2004).
Ahora bien, al hablar de una nueva estructura organizativa y de una nueva forma de actuar al interior de la universidad, es preciso insistir en la necesidad de definir con claridad la finalidad del centro educativo, que como se ha dicho antes, consiste en la formación del eco-ciudadano a partir de una ética que tenga como fundamento la interdependencia mutua de todos los seres vivos, y de estos con el entorno, y soportada en las características de una conciencia crítica, sensibilidad social y capacidad reflexiva.
Esto es importante ya que el modelo de eco-ciudadano que se procura formar se hace sobre la base de una adecuada comunicación de los seres vivos con el medio ambiente y de una visión holística donde la parte se relaciona con el todo y este a su vez se relaciona con otra totalidad mayor. Podría decirse de otra forma, que el paradigma ecológico que se propone responde a la búsqueda de un cuidado en las tres dimensiones: del sujeto- cuidado de sí- como el viaje hacia uno mismo , a fin de tomar conciencia de las posibilidades tanto éticas como axiológicas de los hombres para resistir la actitud de posesión material, del crecimiento ilimitado y del consumo desmedido. De los otros -seres humanos- y de lo otro -el ambiente- las cosas que lo rodean, en una relación de respeto mutuo. Intención que debe ser leída e interpretada desde una perspectiva de la comunicación y desde relaciones interactivas e interdependientes de poder, puesto que como bien lo ha planteado Foucault (1994:138), podríamos caer en una comprensión utópica al creer que es posible una situación de comunicación libre de obstáculos y sin coacción alguna.
Situación que es difícil y compleja en una sociedad caracterizada por distintos y fuertes intereses. Dice este autor: "No puede existir ninguna sociedad sin relaciones de poder, si se entienden como las estrategias mediante las cuales los individuos tratan de conducir, de determinar, la conducta de los otros. El problema no consiste por tanto en intentar disolverlas en la utopía de una comunicación perfectamente transparente, sino de procurarse las reglas de derecho, las técnicas de gestión y también la moral, el ethos, la practica de sí, que permitirían jugar, en estos juegos de poder, con el mínimo posible de dominación"(Foucault, 1994:138).
De otra forma podríamos decir, que lo que se procura es no permitir que la sostenibilidad caiga en una especie de ética discursiva, pues ésta es insuficiente para dar una respuesta ética a las situaciones concretas que afectan a los seres humanos y al mundo de hoy. En esta propuesta se presenta una especie de olvido de las condiciones sociales reales que afectan la vida de las personas. Esto es claro para Pedro Ortega al señalar que (2004:22):
En el proyecto habermasiano de razón universal intersubjetiva existe el riesgo real de que la razón quede reducida al dominio de la argumentación por parte de los que tienen poder o competencia de habla, dejando a los "otros" al margen de toda posibilidad de participación efectiva en el discurso. Presupone una situación ideal de habla, caracterizada por la simetría pragmática entre los interlocutores, es decir, la distribución equitativa de la competencia comunicativa como igualdad de oportunidades para emitir y recibir actos de habla, lo que no deja de ser una "ilusión". ¿Qué ocurre con los que no tienen voz para decir su palabra? Y es esta situación "ideal" de diálogo la que, en la práctica, se hace irrealizable, proyectando al hombre histórico a una situación de "exilio cósmico", y la que produce el distanciamiento de las situaciones concretas donde se dan los conflictos y la vida misma de los interlocutores morales.
La relación entre comunicación y juegos de poder a la que nos invita Foucault es significativa, puesto que como se ha dicho, formar al eco-ciudadano implica un juego de tensiones a nivel tanto extrínsecos como intrínsecos a la institución universitaria que se resiste a todo nuevo cambio. Para el profesor Joaquín Esteban Ortega (2005: 20-21) "La universidad aun sigue fomentando la cultura del experto motivada por las inercias históricas, por la propia división y estratificación del trabajo académico, por la extensión económica de los intereses culturales y por los ideales casi obsesivos de eficacia y operatividad que se desprenden de la extensión empírica de la certeza y la claridad".
Cuando decimos formar a un ciudadano crítico y no adaptativo desde una dimensión ecológica e implicativa en Educación Física, en esencia se está optando por una educación transformadora y emancipativa que permita develar y modificar las formas mismas de la organización social (Universidad, Sociedad). Es una educación dimensionada como acción política y por tanto no neutra. Es axiológica. Es valórica. Este es el gran desafío. Formar al eco-ciudadano es al modo de Marx formar a la persona para que dude de las cosas que le rodean y para que nada humano le sea ajeno.
Una metodología para la eco-ciudadaníaUno de los aspectos centrales, a nuestro modo de ver, a la hora de abordar la educación para el desarrollo sostenible como tema transversal del currículo2, o al modo de la Red ALFA y su planGies3, como ambientalización o sostenibilización curricular, tiene que ver con la coherencia que ha de existir entre las bases ético- conceptuales y los procedimientos metodológicos implementados.
Como se sabe, en el acto de enseñar la elección del método juega un papel importante en la determinación de la calidad del mensaje que llega a la persona que se forma, de allí que su elección, no es como ya lo ha señalado Novo(1998:161), un asunto de eficiencia o eficacia.
Si el propósito básico de la educación sostenible es modificar comportamientos de las personas para con los demás y con el ambiente, la forma como se transmite el mensaje es determinante para una adecuada recepción por parte del educando. La selección de un método por parte del educador, implícita su comprensión del mundo y de los seres humanos, por medio de él se hace evidente el carácter político de la acción educativa. Esto es determinante para María Novo (1998:161) al señalar que:
Del mismo modo que hablábamos de la imposibilidad de ser "neutrales" en nuestra relación con el ambiente, hemos de aceptar que nuestra opción metodológica jamás puede ser neutra. El camino que elegimos para lograr los objetivos propuestos, la forma en que nos relacionamos con aquellos que aprenden, el significado que otorgamos al propio proceso... todo ello forma parte de un modelo que, explícito o implícito, manifiesta nuestra cosmovisión y nuestro modo de entender el acto educativo.
De otra forma, esto es, que la educación para una cultura de la sostenibilidad, además de la preparación para la vida, es educar desde la vida misma (la vivencia), desde la realidad de los propios sujetos educativos. Esta es una condición básica para que se dé un aprendizaje significativo, que al modo de Ausubel citado por María Novo (1998:165), procura relacionar una nueva idea a las estructuras cognoscitivas de los estudiantes. Podríamos inferir a partir de esto, que el aprendizaje dimensionado como proceso tiene un valor en sí mismo, por lo que mal haríamos en reducirlo a un camino o modo de hacer que se puede conducir de cualquier manera. Consideramos por tanto, que la metodología no se circunscribe y no es de ello lo que se trata, de crear nuevas asignaturas, sino que es un modo de hacer que potencia al sujeto educando en una nueva corresponsabilidad y sensibilidad frente a sí mismo, a los otros y al medio.
Con la dimensión metodológica se procura entonces, establecer una relación entre el componente epistemológico- conceptual y las herramientas necesarias para conseguir un estudiante crítico con el estado actual de la sociedad, y creativos para un futuro desde todos los campos del actuar humano, sostenible. Es una metodología que se intenciona por el cambio, para que los estudiantes- futuros profesionales integren conocimiento y responsabilidad para con las generaciones presentes y futuras. Se procuran estrategias metodológicas que propicien la reflexión, la participación, la investigación, el asombro, la duda y el trabajo cooperativo y participativo.
Dentro de estas estrategias proponemos:
Relación teoría-práctica
Si compartimos la idea de que el acto de conocer implica la dialéctica acción- reflexión y reflexión- acción (Freire, 1990:71), entonces estaremos de acuerdo en que el conocer es una forma de aproximarse a la realidad, y por tanto no es una labor propia de expertos o de eruditos. El conocer es un acto de transformación del ser y de las cosas.
Esta dialéctica nos induce a superar la escisión teoría- practica en materia de conocimiento. Como señala Freire (1990: 71), "En el acto de conocimiento reconocemos la indiscutible unidad que existe entre la objetividad y la subjetividad. La realidad jamás consiste únicamente en los datos objetivos, el hecho concreto, sino también en las percepciones que los hombres tienen sobre los mismos". Debido a lo anterior la relación que existe entre la teoría y la practica es una relación solidaria, donde al sacrificar una, se reciente de manera absoluta la otra. Por tanto "No hay palabra verdadera que no sea una unión inquebrantable entre acción y reflexión y, por ende que no sea praxis"(Freire, 2003: 103).
Esto, para el caso de la educación ecológica implica superar propuestas educativas que al modo tradicional han privilegiado la teoría en sacrificio de la práctica o viceversa. Lo que se procura ahora es generar proyectos que integren los dos componentes para que efectivamente se consiga transformar el mundo, que como se ha venido planteando, desde la perspectiva de la sostenibilidad es generar relaciones mas armoniosas entre los seres humanos y entre estos y el entorno natural.
Dialogicidad educativa
Como se ha venido argumentando, la formación del eco-ciudadano es en esencia una educación problematizadora. Y es problematizadora en tanto en ella convergen las tensiones que se producen entre los propios sujetos y entre estos y el medio. De allí que un elemento clave para superar estas tensiones sea el dialogo, como el "encuentro de los hombres, mediatizados por el mundo, para pronunciarlo" (Freire, 2003:105).
La educación del eco-ciudadano ha de propiciar el libre juego de la palabra; como manifestación de la existencia y como condición de ser de los sujetos, que tienen a su modo una interpretación del mundo, y que a su vez, reclaman la libre pronunciación en un dialogo verdadero. Decir la palabra verdadera es trabajo, es praxis, es transformar el mundo. Por ello decirla, no ha de ser un privilegio de unos cuantos, sino un derecho de todo ser humano (Freire, 2003:105).
Permitir la dialogicidad en la formación del Educador Físico es permitir la palabra, la transformación y por tanto la realización de los sujetos, es superar una relación educativa basada en el poder de la palabra expresada sólo por un actor del proceso formativo (profesor) y donde como consecuencia se acalla a una amplia mayoría (educandos). La educación ecología es pronunciación del mundo antes que su negación.
Resolución de problemas
Establecer como reto, la formación del eco-ciudadano, es en esencia proyectar una acción transformadora del proceso educativo, desde la cual se busca incidir en cualquiera de las dimensiones de la realidad humana.
Por su alcance, es necesario una metodología que haga coherente el discurso del desarrollo sostenible con practicas de intervención acordes a sus principios. Para ello proponemos la resolución de problemas como una estrategia metodológica que propicia una acción directa sobre los problemas y sobre los sujetos, generando sentido crítico, colaboración, participación y reflexión.
La resolución de problemas se constituye en un recurso vital para que los interesados puedan "estudiar in situ el medio donde evoluciona la colectividad de la que forman parte" (Pierre, 1984:183).
Dice Freire (1990: 32) que "estudiar no es consumir ideas, sino crearlas y recrearlas". Bien para el caso de la formación del eco-ciudadano podríamos traspolar esta idea, diciendo que estudiar y comprender la realidad no es un acto pasivo ni de contemplación, por el contrario, implica crear y recrear la realidad. Así, el acto de estudiar comporta una actitud frente a la realidad. Estudiar es pues pensar las propias vivencias. Supone una relación dialéctica entre el texto (la realidad) y el lector. Relación dialéctica que implica tener presente los condicionantes ideológicos, valorativos y socio- históricos del lector (Freire, 1990:31).
Desde esta perspectiva una verdadera comprensión de la realidad sólo es posible en tanto los sujetos reflexionen sobre las condiciones de su existencia y se aproximen de una manera implicativa y resolutiva a las dificultades que la existencia les presenta. A partir de ello es posible entender la figura del "sujeto de la acción", como sujeto activo que no solo describe e interpreta su realidad sino que en un ejercicio proactivo reinventa, recrea y rescribe su historia. Es un ser que se hace sujeto y hace historia. Esta posición es muy importante, en tanto la formación del Educador Físico como eco-ciudadano demanda la asunción de un rol activo frente a los problemas que en la relación naturaleza sociedad se presentan. A su vez estos elementos se constituyen en el soporte de una estrategia resolutiva de los problemas reales en el campo de la sostenibilidad de la vida en el planeta.
Por su carácter, la resolución de problemas no se reduce a un recurso para abordar las clases, es además un pretexto para integrar tanto las funciones internas de la universidad (docencia, investigación y extensión) como su proyección social. Quiere esto decir, que alrededor de un problema concreto, se puede estructurar la enseñanza; la investigación- en tanto generación de conocimiento y transformación de la situación- y la extensión universitaria a partir del compromiso directo de la universidad en la resolución de problemas de la comunidad.
Investigación Acción Participación (I. A. P.)
Como estrategia metodología aplicada a la educación, supone la superación de un modelo tradicional a partir de la propia práctica. Es una investigación que interviene de manera directa sobre problemas reales de la comunidad y mediante la vinculación de los propios involucrados. Así la participación de los dos agentes mas importantes del proceso educativo se transforma sustantivamente con respecto al modelo de investigación tradicional, en la cual, el investigador operaba como un agente externo y era quien definía el problema y el único conocedor de la totalidad del proceso investigativo. En el modelo de investigación acción participación los roles de los agentes del proceso investigar- experto y alumnos alumnas participantes es dinámico. Respecto a los primero no es que se rechace su intervención, sino que ésta se hace a solicitud de los prácticos o estudiantes, como ayuda al trabajo que estos realizan.
De esta manera la investigación acción participación encuentra sentido para las comunidades en tanto está vinculada a los intereses de los educandos procurando atender sus deseos y necesidades.
La I. A. P., por su compromiso político, por su acción transformadora nos permite superar la visión tradicional de la ciencia como representación objetiva del mundo, ya sea este natural o social. Es de otra forma, superar la ideología profesional, en tanto identificación del científico con normas de universalidad, imparcialidad y neutralidad, como si estas fueran condiciones propias de la razón humana. Esto a nuestro modo de ver, ha impedido una comprensión de la investigación científica como un proceso social (Santos y Madureira, 2005: 261), en el cual convergen intereses, motivaciones, deseos y necesidades. La ciencia es un instrumento creado por los hombres para facilitar su existencia. De allí su carácter narrativo e histórico. En materia de desarrollo sustentable implica develar el uso que socialmente se hace de los desarrollos científicos y tecnológicos logrados por el hombre y su consecuente utilización.
Para finalizar, es necesario señalar que somos conscientes de la existencia de muchas mas estrategias metodológicas adecuadas para la formación del Educador Físico como eco-ciudadano en la universidad, pero nos hemos detenido en las cuatro anteriores, por encontrar en ellas recursos valiosos para afrontar la complejidad y la necesaria contextualización del saber, superando la teorización, la fragmentación y la disciplinariedad tan propias de nuestras universidades.
También creemos que una universidad para la sostenibilidad, requiere dejarse atravesar, permear por grandes y acuciantes temas que afectan a la humanidad como son: la pobreza, el analfabetismo, el aumento del hambre, las catastrofes naturales, el fenómeno de las migraciones, los desplazamientos forzados, la insostenibilidad de la existencia, los modelos de desarrollo y su impacto en la conservación de la existencia, la concentración de la riqueza, entre muchos otros. Los cuales precisan ser asumidos a partir de una educación problematizadora e implicativa, allí reside precisamente el valor de la sostenibilidad como transversalidad de los currículos en una Educación Física comprometida.
Notas
Que como fenómeno se caracteriza por su formidable aceleración. A partir de los estudios económicos se constata un aumento de los intercambios comerciales y financieros sobre los índices de crecimiento de la producción mundial, lo que representa un aumento de la interdependencia de las economías nacionales. Para ampliar este tema léase los retos de la globalización de Christian Comeliau en: Revista "Perspectivas" UNESCO. Vol. XXVII, Número 1, marzo de 1997.
Retomamos aquí el concepto de transversalidad como aquellos contenidos que deben estar recogidos en todas las áreas curriculares de todas las etapas educativas y que impregnan y afectan a todos los elementos del currículo. Sobre este tema se puede ampliar Xesús Jares y su reflexión sobre los temas transversales en el sistema educativo. Reflexiones y propuestas. Igualmente hemos preferido hablar mas de desarrollo sostenible que de educación ambiental por encontrar en esa acepción un carácter más abarcante y totalizante.
Red que tiene como objeto la investigación y la reflexión sobre "la planificación y la gestión de las instituciones de Educación Superior: relación de la Universidad con el entorno social para la promoción del desarrollo regional sostenible". Primer Seminario de la Red ALFA PlanGies. Campinas, Brasil. 19- 23 de abril de 2004.
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Documentos
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Esteban, J., Excelencia ética y sostenibilidad en la educación superior reflexiva. 2005.
revista
digital · Año 10 · N° 86 | Buenos Aires, Julio 2005 |