Perfil del jugador de la Liga Nacional de Básquetbol. Cuestiones Sociales |
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Universidad de Buenos Aires (Argentina) |
Emilio Gutiérrez asturycris@fibertel.com.ar |
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Publicado en Grippo, D. Gutiérrez, E. (2005) Perfil del jugador de la Liga Nacional de Básquetbol. |
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http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 10 - N° 85 - Junio de 2005 |
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Cuestiones sociales
Como se mencionó anteriormente con el presente trabajo de tipo descriptivo acerca del perfil del jugador argentino de LNB, se pretende averiguar primariamente datos elementales con los que poder trabajar de aquí en adelante.
Además se busca saber cuales son los patrones de conducta médicos, nutricionales y psicológicos deportivos que movilizan e influyen en nuestros atletas a la hora de la verdad, en el parquet.
Se pensó durante el desarrollo del proyecto que:
Para buscar dichos datos se tardaría el mismo tiempo que si se quisiera averiguar más cosas, y esta era una buena oportunidad para hacerlo.
Para describir el perfil integral del basquetbolista es indispensable indagar acerca de la persona que lo contiene y de las circunstancias que lo rodean, como diría Ortega.
Por eso se amplió por mucho lo que iba a ser la primera encuesta, y se decide incluir preguntas que también lleven a dilucidar como es el jugador argentino de LNB en sus fases social, cultural, económica, laboral y educacional.
Para la fecha en que se recabaron los datos de la encuesta que avala este trabajo, (verano de 2003), Argentina sufría una crisis histórica.
Una más, pero el grado de disgregación social que logró esta, pocas veces fue visto.
El modelo político- económico estalló, todas las certezas con las que los ciudadanos convivieron por más de diez años se esfumaron con la rapidez con que lo hicieron el cambio 1 a 1 (un dólar = un peso), el voto licuadora y los viajes al Caribe.
El lento pero inexorable deterioro que el país sufre desde hace treinta años se cristalizó en diciembre de 2001. A partir de allí todo lo que estuvo contenido, fue incontenible; lo oculto, inocultable. De un día para otro TODOS los argentinos aprendimos de manera cruel lo que significa vivir al sur del Río Bravo y que en realidad somos globalizados, no globalizadores. Por lo tanto, queramos o no, estamos dentro de un mundo que ya estableció un orden y un discurso con los que debemos alinearnos inevitablemente.
La realidad entró sin golpear la puerta: valores cercanos al 50% de pobreza; 20% de indigencia; 30 % de desocupados; turbas hambrientas asaltando supermercados; desnutrición infantil con índices alarmantes; analfabetismo y deserción escolar como nunca se vio; gente comiendo de la basura y revolviéndola para encontrar los sueños perdidos; aparición de nuevas formas de trabajo: la recolección de cartón y la prostitución infantil como único medio de supervivencia; piquetes en todo el territorio nacional por parte de grandes masas desocupadas; cinco presidentes en una semana; default; inseguridad total; record de suicidios por causa de las depresiones; todo tipo de sustancias adictivas minando la energía creadora de las personas y migración ininterrumpida de miles de argentinos hacia todas las latitudes.
El estado nación junto con los provinciales y municipales (que comenzaron a desertar de sus funciones básicas desde los tiempos de la Dictadura) se vieron desbordados en todos los aspectos al no poder atender la inédita demanda e impotentes ante tanta angustia, colapsaron.
Un hecho social solo es capaz de explicarse por otro hecho socialLa advertencia es obvia: los datos que seguidamente se analizan están influenciados por aquella realidad.
El deporte nacional, así como todas las variables sociales y culturales del país sufrieron un quiebre, todo fue un antes o un después de la crisis.
Para el básquetbol de la LNB también.
En primera instancia recordaremos que la jerarquía de una competencia deportiva se mide según la calidad de los protagonistas que en ella actúan y es evidente por lo expuesto, que esta se vio seriamente resentida y debilitada.
Los efectos que tuvo la migración de jugadores jóvenes y talentosos fueron muy importantes como para pasar desapercibida.
Para esa época el diario Olé1 confeccionó un mapa que graficaba los destinos deportivos de más de 200 jóvenes basquetbolistas en las mejores ligas europeas.
En el ámbito local la LNB deja de ver extranjeros de categoría en comparación a los que estaban acostumbrados los espectadores y se acondicionaron los reglamentos a la nueva realidad. Muchos jugadores adolescentes e inmaduros tuvieron que saltar a la pista por primera vez para ocupar roles preponderantes para los cuales aún no estaban maduros y junto a veteranos de mil batallas sobrellevar el peso de los partidos.
El gráfico 4.1 muestra que en la LNB 2002- 03 más de la mitad de los jugadores tenía menos de 25 años (el promedio del total era de 24,6 años) y el 29% de ellos, menos de 21 años.
Gráfico 4.1
Elaboración PropiaGráfico 4.2
Elaboración propia
En el gráfico 4.2. se observa que del total de encuestados, el 26 % corresponde a la Categoría "A", el 30,2 % al TNA y el 28,9 % a la categoría "B" (2). Del total, un 14.9 % no había jugado liga el año anterior y seguramente vinieron a ocupar el espacio dejado por los emigrantes.
La mayoría de los jugadores comenzó a jugar entre los 4 y 8 años de edad en escuelas de básquetbol y equipos de premini (división formadora en básquetbol) de todo el país, y la media de los casos dice haber jugado en uno a tres clubes de LNB por lo menos. (ver gráficos en estadísticas generales del jugador de LNB, capítulo 3). Este último punto describe la gran migración interna que la que la Liga provoca.
La posibilidad de migración interna también señala la adaptabilidad que poseen los jugadores para vivir en diferentes lugares con diferentes climas y los beneficios que esto conlleva a la hora de encontrar trabajo. Aquí quedan algunos interrogantes abiertos ¿es bueno para la LNB esta permanente movilización interna? o desde otro punto de vista ¿es bueno para la organización en su conjunto que el público no pueda identificar a un jugador con un club?
Si cambiar todos los años de jugadores y de entrenador trae aparejado no tener equipos amalgamados hasta entrada la temporada ¿por qué se da este fenómeno?.
En realidad a los jugadores no les gusta tener que estar cambiando de lugar de residencia, el 48,9% cree que el desarraigo influye en su rendimiento. (gráfico 4.3.)
Gráfico 4.3
La pregunta acerca de si se radicarían en el exterior no deja dudas acerca de esto. A pesar de la crisis que azotaba al país a la hora de contestar la encuesta, el 69.8 % de los encuestados contestó que NO y un más que elocuente 81.3 % considera que a igualdad en la oferta económica, se quedaría jugando en el país. (gráfico 4.4)
Gráfico 4.4
Gráfico 5.5
La primera parte de la pregunta sin embargo es clave para entender la lógica del pensamiento de los jugadores. Una cosa es su deseo íntimo, lo que a ellos les gustaría que pasara, otra muy distinta lo que deciden en realidad a la hora de elegir. Para demostrar lo dicho son muy elocuentes las respuestas a la pregunta que indaga sobre la prioridad que tienen lo jugadores al elegir club: el 33% de los encuestados elige el "dinero" como la opción más valorada. La segunda opción a la que los jugadores le dieron importancia fue "posibilidades de jugar" (30.1%). La valoración que le dan a esta opción está estrechamente vinculada con la que eligieron en primer lugar. Es impensable que pueda ganar dinero aquel que no tiene minutos en cancha, además también lo es para quien desee desarrollar todo su potencial, lo que en el futuro le permitirá ganar el dinero que hoy ganan los jugadores consagrados. No importa que lo tenga que hacer en clubes alejados de su ciudad (donde sufrirá el desarraigo) o en categorías más bajas. Quien es jugador lo que quiere es jugar y es mejor estar involucrado dentro del juego que ser parte de él fuera de la cancha. Lejos de estos dos ítem pero con un valor altamente significativo se ubica la opción "Club". El 18.3 % total de los jugadores opina que esta opción esta por delante en sus prioridades que la "distancia del hogar" (9.6 %), los "compañeros" que le toquen en suerte (3.2%), la "ciudad" donde jugarán (2.7%) o el "entrenador" que los oriente (1.8%).
El jugador elige en primera instancia y sin dudar asegurarse la remuneración, pero además supone que esta llegará a término en una buena organización deportiva. Todas las demás opciones socio afectivas juntas no llegan a inquietar el segundo puesto que ostenta club dentro de las prioridades de los jugadores argentinos. (Gráfico 4.6)
Gráfico 4.6
Si se toma la edad como parámetro, se ve que a medida que acrecienta la edad de los jugadores las diferencias a favor de dinero son más claras llegando a un (40%) y distancia del hogar (30%), con respecto a las demás. Es en cambio en la franja etárea más joven cuando los jugadores deciden por única vez que las posibilidades de jugar sean más importantes que el dinero.
En estado civil los resultados son más que lógicos y elocuentes: mientras que para el grupo de los solteros el dinero y la distancia del hogar tiene casi la misma prioridad (32% contra 31% respectivamente) para los casados la primera opción es dinero sin discusión con el 42%.
La importancia que tiene el trabajo en todo este contexto es muy grande. La LNB fue vista desde siempre por los jóvenes basquebolistas como una buena oportunidad para escaparle al flagelo nacional que significa la desocupación. En cierto modo ese fantasma operó como un disparador en el imaginario social de los jóvenes, haciendo que cada día de entrenamiento se esforzaran más para que los responsables los tuvieran en cuenta, generando una tremenda competencia entre los que querían ser parte de la Liga.
El 95.3 % de los encuestados recibe actualmente remuneración por jugar en sus equipos y aunque el 36.7 % recibe aún ayuda de sus padres, evidenciando así la importancia que la familia del jugador le da al hecho de apoyar la aventura de sus hijos de querer ser jugador de LNB, el 35 % del total se comporta como sustento de su familia. (gráfico 4.7)
Gráfico 4.7
Solo el 14.5% del total de jugadores trabaja además de jugar, un 15% busca trabajo y un bajo 3.3 % visualiza al trabajo como uno de los motivos por los cuales dejaría de hacerlo.
El 40,4 % percibe que su paga oscila entre muy buena y buena.
Ya no hay lugar para el romanticismo, entrenar y jugar en el planeta LNB es verdaderamente un trabajo. Atrás quedó el tiempo de los pioneros que además de cumplir con todos los requisitos de la época podían tener algún trabajo que maquillara sus entradas mensuales.
Todo aquel que quiera ser parte, necesita ser físicamente un atleta, entender el juego y comprender cual es su rol, transpirar puliendo defectos técnicos, ser solidario, prepararse mentalmente para la adversidad así como para superar cualquier imprevisto y estar dispuesto por último a pasar más horas con sus compañeros que con su familia y amigos. Es remarcable el hecho de que el 95.3 de los entrevistados opina que es importante que la familia acompañe la decisión del jugador de querer serlo y formar parte de la LNB con todas las responsabilidades que ello implica.
Es natural entonces, que todo esto se pague y se tome seriamente, como lo que es: un trabajo profesional.
Gráfico 4.8
Gráfico N° 9
Cuando atendemos los resultados a la pregunta si consideran que el pago que reciben por jugar es bueno, se observa en las respuestas que para más de un 40% de los casos (36.3 lo considera bueno y un 5.1% opina que su paga es muy buena), se justifica trabajar de jugador de básquetbol. Y si se considera que el 77% considera que no es mala, se entenderá porque los jugadores de LNB no tienen pretensiones, ni añoranzas por ser estudiantes y solo el 8% de ellos dejaría de jugar por motivos de estudio.
El 36.2% de los encuestados dice que estudia contra un 63.4% que no lo hace; lo valores de los que sí lo hacen están discriminados de la siguiente manera:
Gráfico N°10
Gráfico N° 11
Gráfico N° 12
Gráfico N° 13
Ahora bien, cuando la información recabada al indagar acerca de la variable educación se la cruzó con aquella que preguntó acerca de las prioridades para elegir club los resultados que emergen de las respuestas dadas por los jugadores argentinos la conclusión permanece inalterable: eligen el dinero sin discusión los que cursaron hasta EGB, los que tienen el secundario cumplido y en especial los terciarios como primera opción. Es verdad que los universitarios por un estrecho margen (30.7% contra un 29.3%) optan por elegir posibilidad de jugar en primer lugar relegando a la opción dinero, pero esto no alcanza para cambiar la historia.
Gráfico N° 14
Para concluir con el tema educación; existe un 34.5% de jugadores que buscaban estudiar en el momento en que se realizó la encuesta y es contundente lo resaltado en el Gráfico N° 16: un 65% de jugadores estaba dispuesto en ese momento a jugar por una beca para poder estudiar, con lo cual se infiere que el proyecto que desarrolló la Dirección General de Deportes Recreación y Turiismo de la Universidad de Buenos Aires hasta el año 2001 era totalmente viable. Es probable que el mismo haya terminado por las contradicciones internas que existen dentro de cualquier institución estatal educativa, pero lo que está claro es que los jugadores, si tienen la posibilidad de hacerlo, jugarían y estudiarían por una retribución económica mínima como es una beca.
Gráfico N° 15
Por otra parte, la procedencia de los jugadores es muy diversa y acentúa la idea de que el básquetbol es un deporte federal. En lo particular es la región de la Pampa Húmeda la que permite el acceso a LNB de la mayor cantidad de jugadores. Provenientes en su gran mayoría de la empobrecida clase media nacional los porcentajes por provincia son los siguientes: 27.7 de la Pcia. de Buenos Aires, 14.0% de Santa Fe, 13.6 de Capital Federal, 11% de Córdoba y 6 % de Entre Ríos; siendo el 7.7 del Chaco lo más saliente para el resto del país.
Gráfico N° 16
Dentro de la batería de preguntas, una de ellas estaba destinada a indagar acerca de las preferencias de residencia de los jugadores. Mar del Plata, Buenos Aires y Córdoba encabezan las prioridades de elección, siendo lo más significativo el 12.3 que logra Junín.
Gráfico N° 17
Prioridades
Un deportista de elite vive (y está acostumbrado) bajo distintos tipo de presiones: personales, sociales, económicas, culturales y hasta políticas. Son las leyes del juego que nada tienen que ver con lo que la OMS entiende por salud. Teniendo en cuenta este marco referencial, el deportista debe entrenar sabiendo que las exigencias no serán solo físico- técnicas o tácticas, sino además psíquicas. Una derrota inesperada, una discusión o una lesión pueden alterar las aspiraciones de tener una temporada tranquila. Si además entendemos que para sobrevivir las competencias necesitan de sponsors (sean estos de índole estatal o privado), que estos tienen además ideas propias acerca de cómo debe manejarse un espectáculo comprenderemos que las presiones a las que hacíamos referencia no son una nimiedad para la psiquis del deportista. Debe ganar, ese es el mandato; y cuando no lo haga no será tenido mas en cuenta sus días como producto (político o económico) estarán contados, y él lo sabe. Montero y Barbod dicen que: "algunos motivos que pueden inducir al deportista a doparse son: querer ganar por la repercusión de la victoria; para soportar las exigencias de la competencia; optimizar la capacidad atlética al máximo; para mantener la imagen que el deportista anuncia para una marca deportiva"
Ante la pregunta: ¿conocés a algún jugador que consuma o haya consumido alguna de estas sustancias?, los basquetbolístas argentinos respondieron según el gráfico N° 18.
Gráfico N° 18
Finalmente, el doble discurso que para muchos tienen los argentinos queda reflejado en el siguiente gráfico que lo resalta. Solo un 2.1% de los basquetbolístas argentinos acepta que prefiere jugar bien él a que su equipo gane.
Gráfico N° 19
Diario Olé. Diario deportivo del grupo Clarín.
Categoría A, TNA (torneo nacional de ascenso) y categoría B en orden de importancia jerárquica son las subdivisiones de la LNB.
Notas
revista
digital · Año 10 · N° 85 | Buenos Aires, Junio 2005 |