La actividad física en la rehabilitación del paciente hipertenso. Propuesta de un sistema de ejercicios | |||
* Master en Salud Ambiental. Profesora Escuela Internacional de Educación Física y Deportes. Profesora Asistente adjunto Universidad de La Habana y Escuela Nacional de Salud Pública.. ** Especialista de primer grado de Epidemiología. Centro Provincial de Higiene y Epidemiología. Ciudad Habana. Master en Promoción de Salud. Profesora asistente adjunto Universidad de La Habana. *** Estudiante de 5º año de la Licenciatura en Cultura Física. Escuela Internacional de Educación Física y Deportes. |
Msc. Ing. Leticia Centelles Badell* pilarali@enet.cu Msc. Dra. Luisa Lancés Cotilla** luisa.lances@infomed.sld.cu Javier Roldan Carmona*** (Cuba) |
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http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 10 - N° 84 - Mayo de 2005 |
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Introducción
La hipertensión arterial (HTA) es la más común de las enfermedades que afectan la salud de los individuos y de las poblaciones en todas las partes del mundo. Representa por si misma una enfermedad, así como también un factor de riesgo para la cardiopatía isquémica, insuficiencia cardiaca, enfermedades cardiovasculares, insuficiencia renal y contribuye significativamente a la retinopatía. Numerosos estudios asocian la hipertensión arterial con las enfermedades más letales, por lo que su control disminuye la morbilidad y la mortalidad por éstas. Se ha visto que la mortalidad por estas complicaciones ha ido en aumento en forma sostenida durante los últimos años: las enfermedades cardiacas, cerebrovasculares y las nefropatías se encuentran entre las primeras causas de muerte.
La hipertensión arterial es una de las enfermedades crónicas de mayor prevalencia en el mundo y a pesar de tener diagnóstico fácil y tratamientos muy efectivos, sigue siendo la principal causa de muerte en los países desarrollados, al constituir un factor de riesgo de primer orden para prácticamente la totalidad de las enfermedades cardiovasculares..
Su distribución en el mundo atiende a factores de índole económica, política, social, cultural, ambiental y étnica. La prevalencia ha estado en ascenso asociada a patrones alimentarios inadecuados, disminución de la actividad física y otros aspectos conductuales relacionados con hábitos tóxicos.
En el mundo se estima que 691 millones de personas la padecen. De los 15 millones de muertes causadas por enfermedades circulatorias; 7,2 son por enfermedades coronarias del corazón y 4,6 por enfermedades cardiovasculares. La HTA está presente en la mayoría de ellas.
Es probable que muchos factores interrelacionados contribuyan al aumento de la presión arterial en los pacientes hipertensos Sus roles relativos pueden diferir entre distintos individuos. Entre los que han sido intensamente estudiados, se encuentran la ingesta de sal la obesidad y la insulinorresistencia, el sistema renina-angiotensina aldosterona y el sistema nervioso simpático. En los años anteriores, se han evaluado otros factores tales como los genéticos, la disfunción endotelial (manifestado por cambios en la endotelina y en el óxido nítrico), el bajo peso al nacer, la nutrición intrauterina y anormalidades neurovasculares. Y más modernamente ha sido probadamente demostrada, la incidencia que tienen sobre esta enfermedad, el estrés y el sedentarismo como elementos presentes en el estilo de vida que caracteriza a la sociedad contemporánea.
La percepción del riesgo que significa padecer de HTA obliga a ejecutar una estrategia con medidas de educación y promoción dirigida a disminuir la presión arterial media de la población, impactando sobre otros factores de riesgo asociados, fundamentalmente la falta de ejercicios físicos, niveles inadecuados de lípidos, elevada ingesta de sal, tabaquismo y alcoholismo, de manera que existe un fuerte componente en el que incide el estilo de vida y que impone una modificación conductual.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha declarado al SEDENTARISMO, enemigo público de los habitantes del planeta, el cual se asocia a enfermedades crónicas no transmisibles, siendo uno de los factores de riesgo de las enfermedades cardiovasculares junto al tabaco, sobrepeso, hipertensión, disturbios lipoproteicos, diabetes y desórdenes alimentarios. Según estudios realizados por esta organización, ha quedado demostrado que el ejercicio demora la aparición de la osteoporosis y hasta evita por completo su aparición, así como también revierte sus efectos en aquellas personas que tienen la enfermedad. De igual modo ha quedado también demostrada la acción rehabilitadota y preventiva del ejercicio en la obesidad, la hiperlipidemia, la diabetes, el estrés, el cáncer, la osteoporosis, las enfermedades mentales, el envejecimiento y las adicciones. Esta acción también es manifiesta en la hipertensión arterial.
La prevalencia de HTA en Cuba es de 23.0 x 100 habitantes en la población mayor de 15 años. Los hipertensos conocidos con tratamiento farmacológico, no alcanzan las cifras deseadas de hipertensos compensados. La percepción del riesgo que significa padecer la enfermedad, obliga a ejecutar una estrategia con medidas de educación y promoción dirigidas a disminuir la presión arterial media de la población, impactando sobre otros factores de riesgo asociados, fundamentalmente la falta de AF, en el que inciden el estilo de vida y que impone una modificación conductual. Sin embargo la población afectada recurre al uso de medicamentos antes que a una solución no farmacológica y determinante en el tratamiento de la enfermedad, como lo es el ejercicio.
La actividad física y la aptitud fisiológica (beneficios de la actividad física) prolongan la longevidad y protegen contra el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, ataques cardíacos, hipertensión, obesidad, osteoporosis, cáncer de colon y depresión. Estas afirmaciones no son meras hipótesis: los beneficios de estar protegidos de estas afecciones por medio de la actividad física, residen en la relación causa - efecto a través de alteraciones en mecanismos fisiológicos enzimáticos, que el ejercicio provoca en nuestro organismo.
Llevar una vida físicamente activa provoca una acción directa sobre nuestro corazón, reduciendo notablemente el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
El incremento del aporte de oxígeno, mejora en la contracción miocárdica, disminuye la frecuencia cardiaca basal y la tensión arterial en reposo y en actividades diarias, incrementa el diámetro y capacidad de dilatación de las arterias coronarias y por ende, provoca una mejor circulación.
Las enfermedades asociadas a la hipodinamia (obesidad, cardiopatía isquémica, diabetes, hipercolesterolemia e hipertensión), se ven agravadas por el sedentarismo y pueden ser tratadas con el ejercicio sin necesidad de recurrir a medicamentos. El ejercicio que desarrolla la fuerza y la resistencia disminuye la morbilidad y la mortalidad en las personas mayores.
La prevención es la medida más importante, universal y menos costosa.Estudios realizados en la Universidad de Los Angeles, en la Universidad de Noruega, en el Instituto Cooper y el estudio masculino de Copenhague, entre otros, determinaron que la vida sedentaria aumenta a más del doble el riesgo de desarrollar una enfermedad cardiovascular y éste disminuye en igual proporción en la medida que aumenta la actividad física y su continuidad. De esta consideración no escapa la hipertensión arterial, pues se ha comprobado que los individuos hipertensos sedentarios aumentan tres veces más el riesgo de desarrollar un ataque cardiaco, que los hipertensos activos.
La actividad física aeróbica constituye uno de los principales pilares del tratamiento no farmacológico en pacientes hipertensos. Hay evidencias que demuestran que con la práctica regular de ejercicios aeróbicos, como por ejemplo 30 ó 40 minutos de caminata a paso vivo, 3 ó 4 veces por semana, se puede disminuir la presión sanguínea, por reducción significativa de los valores de presión arterial sistólica (PAS) y presión arterial diastólica ( PAD). Con la práctica de actividad física isotónica, progresiva y sistemática, de 20 minutos diarios, se ha observado una disminución de la mortalidad por causa cardiovascular de un 30%. Por el contrario, individuos sedentarios normotensos tienen entre un 20% y un 50% más de riesgo de desarrollar hipertensión arterial, cuando se los compara con aquellos que se mantienen entrenando
Se define la hipertensión arterial -HTA- como la existencia persistente de valores de presión sistólica de 140 mm de Hg o superior, presión diastólica de 90 mm de Hg o superior, o estar bajo la administración de agentes antihipertensivos.
La hipertensión arterial constituye una elevación crónica de la presión arterial (PA) cuyos límites de normalidad pueden definirse desde dos puntos de vista:
Estadístico. La HTA es una variable continua que se ajusta a una distribución normal. En consecuencia, podremos definir la HTA, como aquellas cifras de presión arterial que se encuentran por encima de unos límites prefijados, utilizando para estos límites habitualmente dos veces la desviación estándar o el percentil 95.
Epidemiológico. Nivel de presión arterial por encima del cual aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y cerebrales. Se sabe que el riesgo se duplica cuando las cifras de presión arterial diastólica (PAD) se elevan por encima de 90 mmHg en comparación con la población con cifras inferiores a 90 mmHg
Según los criterios de la OMS la hipertensión arterial se clasifica en ligera, moderada y severa cuando los valores de la presión arterial diastólica están entre 90-104 mm Hg, 105-114 mm Hg y más de 115mm Hg respectivamente.
Con la práctica de actividad física isotónica, progresiva y sistemática, de 20 minutos diarios, se ha observado una disminución de la mortalidad por causa cardiovascular de un 30%. Por el contrario, individuos sedentarios normotensos tienen entre un 20% y un 50% más de riesgo de desarrollar hipertensión arterial, cuando se los compara con aquellos que se mantienen entrenando. El ejercicio vigoroso isométrico eleva poderosamente la PAS mientras que el isotónico la eleva inicialmente para posteriormente reducirla. Por tanto, este es el tipo de ejercicio a recomendar a los hipertensos.
Según estudios del American College of Sport Medicine, el ejercicio aeróbico realizado por personas con alto riesgo de desarrollar hipertensión, reduce el aumento de la TA que se produce con el paso del tiempo, justificando de este modo su prescripción como estrategia que, sin tener que emplear fármacos, reduce la incidencia de la hipertensión en las personas propensas. De igual modo, ha sido comprobado que esta forma de actividad física, produce una reducción media de 10 mm de Hg de la TA sistólica y diastólica de las personas con hipertensión leve ( TA entre 140 y 180/90 y 105 mmHg) e incluso mayores reducciones de la TA en los pacientes con hipertensión secundaria provocada por una disfunción renal.
El beneficio del ejercicio no puede atribuirse solamente a la disminución de la presión arterial, ya que la práctica del mismo modifica favorablemente los lípidos sanguíneos, disminuye la frecuencia cardiaca como reflejo de una menor actividad nerviosa simpática, aumenta las prostaglandinas vasodilatadoras, disminuye la actividad renínica plasmática y mejora la sensibilidad a la insulina.
El sueño y la relajación son los principales factores normalizadores de la PA, por lo que el reposo, junto a otras técnicas de relajación pueden ayudar a rebajar las cifras tensionales.
La conciencia del cuidado corporal hace que quienes practican ejercicios físicos cumplan con un adecuado régimen alimentario, de bajo consumo de alcohol y grasas. Además, la sensación de bienestar atribuida al aumento de las endorfinas provocadas por el ejercicio, trae aparejado una mejor calidad de vida.
Se recomienda entonces la práctica de la actividad física aeróbica en pacientes con hipertensión arterial leve a moderada. Solamente aquellos con enfermedad cardiovascular u otros problemas serios de salud necesitan una evaluación más profunda antes de comenzar un entrenamiento, que en algunos casos debería estar supervisado médicamente.
La Actividad Física se ha entendido solamente como "el movimiento del cuerpo". Sin embargo, debemos superar tal idea para comprender que la Actividad Física es el movimiento humano intencional que como unidad existencial busca el objetivo de desarrollar su naturaleza y potencialidades no sólo físicas, sino psicológicas y sociales en un contexto histórico determinado. (Girginov, 1990: 9). Consideramos que la práctica de la actividad física, tanto de juego como formativa o agonística, tiene una gran importancia higiénico preventiva para el desarrollo armónico del sujeto (niño, adolescente y adulto) para el mantenimiento del estado de salud del mismo. La práctica de cualquier deporte (Del francés desport, entretenimiento) conserva siempre un carácter lúdico "y pudiera ser una buena medida preventiva y terapéutica, ya que conlleva aspectos sociales, lúdicos e incluso bioquímicos que favorecen el desarrollo de las potencialidades del individuo". Estos, son simplemente algunos de los beneficios que provoca el ejercicio en el sistema circulatorio, además de modificar los efectos perjudiciales de malos hábitos tales como tabaquismo, dietas inadecuadas o desequilibradas, altos índices de ldl y colesterol y obesidad entre otros efectos.
El hallazgo experimental sugiere que un programa de ejercicios continuo podría reducir la resistencia vascular periférica e incrementar la distensibilidad aórtica, disminuyendo de esta manera la presión arterial.
MetodologíaSe trata de un estudio descriptivo longitudinal.
MuestraParticiparán en esta investigación 30 personas entre 55 y 60 años de vida.
Criterios de SelecciónEstimación de vida entre 55 y 60 años.
No ser portador de una enfermedad Cardio-respiratoria y/o locomotora,
Disponibilidad completa para el programa.Logros esperados del Programa de actividad física
Enlentece la involución cardiovascular -previniendo la arteriosclerosis-, la involución respiratoria y la involución endocrina (especialmente de las suprarrenales con la consiguiente mejoría de la adaptación y resistencia al estrés).
Es importante en la rehabilitación cardiaca y respiratoria comprobándose que la mortalidad postinfarto de miocardio se reduce un 20% entre quienes siguen programas deportivos.
Facilita la actividad articular y previene la osteoporosis y fracturas óseas. Se incrementa la absorción de calcio y potasio.
Aumenta la actividad enzimática oxidativa con la consiguiente mejora la utilización del oxígeno y metabolismo aeróbico de grasas y glucosa.
Mejora la movilización de sustratos energéticos.
Se pierde peso graso.
Reduce niveles plasmáticos de colesterol y triglicéridos y mejora los índices colesterol/HDL en sangre. Aumenta la tolerancia al esfuerzo por aumento de los umbrales aeróbico y anaeróbico.
Aumenta el volumen sistólico.
Aumenta el volumen de sangre (plasma y glóbulos rojos).
Mejora la capilarización muscular.
Aumenta el VO2 máx. y mejora el sistema respiratorio por mejora de la capacidad vital, aprovechamiento de la oferta de oxígeno e incremento de la ventilación, difusión y transporte de oxígeno.
Controla y reduce la tensión arterial en reposo y durante el esfuerzo.
Favorece el equilibrio neurovegetativo, sicofísico y la actividad psicointelectual.
Mejora el aspecto estético.
Estimula el optimismo, la vitalidad y la voluntad (favoreciendo la superación del tabaquismo y otros hábitos y adicciones insanas).
Contribuye a la integración social.
Mejora la calidad y disfrute de la vida.
Programa de ejerciciosSistema de ejercicio. Actividad aeróbica isotónica.
Caminata
Realizar 3 a 4 veces por semanas, caminata en un espacio amplio y bien ventilado, si es posible con gran interacción con el medio ambiente, amplia vegetación.
Dosificación: 3 a 4 veces por semana.
Intensidad baja o moderada sin llegar a mediana intensidad.
Duración : 3 tiempos de 10 minutos: en caminatas durante 10 minutos, realizar un descanso de 2 a 3 minutos de recuperación con respiraciones amplias.
Step
Se coloca un step frente al paciente y realizará 3 tiempos de 6 minutos a una intensidad leve a moderada con descanso activo de 2 minutos.
Esta actividad puede realizarse de 2 a 3 veces por semana.
El step consiste en solo realizar el ascenso y descenso sin parar durante 6 minutos incluyendo movimiento de brazos al ir ejecutando dicha actividad.
Nado
Se recomienda nadar 100 metros con una intensidad leve a moderada. La frecuencia de respiración debe ser cada 2 brazadas una respiración.
El esfuerzo al ir nadando debe ser mínimo, es decir sin buscar disminuir el tiempo, sino sencillamente disfrutando el nado.
Cada 50 metros realizar 10 respiraciones dentro y fuera del agua (bucitos, burbujas) en caso de sentir algún tipo de fatiga o cansancio.
Excursionismo
Dosificación basada en el tiempo de hasta 25 minutos a una frecuencia de paso totalmente voluntario y con descanso del mismo carácter.
Trote
En caso de poder realizarlo, es recomendable realizar trote continuo a una intensidad leve a moderada durante un tiempo de 15 a 20 minutos.
Ciclismo
Realizar ciclismo con carácter recreativo, más que deportivo.
Deben evitarse las pendientes.
Intensidad leve a moderada.
Tiempo de duración 15 a 20 min.
Este ciclo de actividades antes mencionadas debe ser realizado aproximadamente durante 6 meses y como mínimo 3 meses.
Conclusiones
La actividad física constituye uno de los principales pilares del tratamiento no farmacológico, puesto que su práctica regular, disminuye la presión sanguínea, por reducción significativa de los valores de presión arterial sistólica y diastólica.
La actividad física y la aptitud fisiológica (beneficios de la actividad física) prolongan la longevidad y protegen contra el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, ataques cardíacos, hipertensión, obesidad, osteoporosis, cáncer de colon y depresión.
La calidad de vida del hipertenso como expresión de un completo bienestar relacionado con diferentes aspectos que acompañan la vida, se eleva cuando combate la obesidad y el sedentarismo con un aumento de la actividad física.
El ejercicio vigoroso isométrico eleva poderosamente la PAS mientras que el isotónico la eleva inicialmente para posteriormente reducirla. Por tanto, este es el tipo de ejercicio a recomendar a los hipertensos.
Referencias bibliográficas
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Weineck, Jurgen. Salud, ejercicio y deporte. Editorial Paidotribo. Barcelona España.
revista
digital · Año 10 · N° 84 | Buenos Aires, Mayo 2005 |