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Fútbol e identidad en Bolivia

   
Sociólogo
Universidad Mayor de San Andrés de La Paz
 
 
Mario Murillo Aliaga
mariomurilloa@hotmail.com
(Bolivia)
 

 

 

 

 
Resumen
    El objetivo del ensayo es analizar la construcción de elementos nacionalizadores en Bolivia a través del fútbol, específicamente a través de la clasificación nacional al Mundial de 1994. Intentamos ver cómo, dentro del escenario convencional de una identidad nacional excluyente y poco fructífera, el fútbol coadyuva a la construcción de una identidad y una intersubjetividad nacional determinada.
    El desarrollo de la investigación contempla los siguientes pasos. Primero, se intenta recrear el proceso que vivió la selección nacional de Bolivia con la clasificación al Mundial de 1994, enfocando el análisis en las manifestaciones colectivas que surgieron a partir de la actuación del equipo. Segundo, se intenta esbozar algunas explicaciones y caracterizaciones de las identidades que se crearon con este fenómeno. Tercero, se pretende plantear algunas de las herencias y los legados de esta identificación, más allá de la fugacidad que esta conlleva.
    Por último, a manera de conclusión, se expresa el carácter de estas identidades. Así, estas identificaciones aparecen como identidades disponibles que son utilizadas por los sujetos como medios de participación y pertenencia. De esta manera, el fútbol actúa como una identidad que conlleva dos estrategias identitarias instrumentales. Primero, como una ciudadanía ilusoria, es decir como un mecanismo de participación en un Estado excluyente que no los interpela ni representa; a partir de estas identificaciones futbolísticas, los individuos construyen ligazones, simbólicas y emocionales, de pertenencia y participación con el Estado y la sociedad boliviana. Segundo, como una ilusión de nación, es decir como un mecanismo imaginario de construcción de una comunidad imaginada compuesta por los valores de cada grupo. En este sentido, este mecanismo permite a los individuos construir identificaciones con una comunidad que representa Bolivia abstrayendo las diferencias clasistas y étnicas, anulando imaginariamente los grupos que los individuos no toleran y permitiéndoles imaginarse a Bolivia desde el ideal de nación que ellos quieren compartir.
    Palabras clave: Fútbol. Identidad. Bolivia. Ciudadanía y nación.
 

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 10 - N° 84 - Mayo de 2005

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"Ilumíname, Elías Canetti genial descifrador de las masas, teórico insomne de las multitudes, analista de las conductas gregarias. Guíame por senderos del bien exegético sin caer en la tentación del paternalismo, y aunque ande en trance de populismo, condúceme al puerto seguro de las hipótesis que no naufragan a medio camino, de las teorías totalizadoras en cuyas redes nunca aletean los lugares comunes. (…) ¡Sálvame de las interpretaciones hechas en serie, líbrame de las andanadas freudianas y marxistas a domicilio, y si esto no te es posible, destruye por lo menos mis puntos de vista más obvios sobre las turbas felices cobijadas a gritos y sombrerazos bajo el augusto nombre del país donde viven!"
Carlos Monsiváis, Entrada libre

…donde el sol brilla hasta cegar a gente del pueblo que pone su carota en la ventanilla y ve al presidente de cerca y esta noche se va a emborrachar en alguna cantina y en algún momento va a llorar. ¡Viva el Perú carajo! ¡En las olimpiadas del treinta y seis no nos dejaron campeonar en fútbol porque éramos negros!
Alfredo Bryce Echenique, Un Mundo para Julius


Introducción

    El fútbol ha sufrido por bastante tiempo el desprecio de los intelectuales y los científicos. Fue considerado como un deporte innoble o "bárbaro" (piénsese en Borges y Walsh, por ejemplo) o considerado como un espacio que extendía la dominación y la ignorancia1.

    En la sociología, ha sido poco estudiado, además, por la tradición investigativa que se concentraba en los fenómenos políticos y en los movimientos sociales; en los últimos tiempos, la investigación tiende hacia la microsociología pero sin embargo temas como el fútbol siguen sin ser estudiados.

    Sin embargo, la importancia social del deporte aumenta cada día más. Existen varias razones para este aumento: 1) el hecho de que el deporte ha cobrado fuerza como una de las principales fuentes de emoción agradable; 2) el hecho de que se ha convertido en uno de los principales medios de identificación colectiva; 3) el hecho de que ha llegado a constituirse en una de las claves que dan sentido a las vidas de muchas personas.2

    A pesar de la poca atención que a recibido el fútbol, han existido estudios que tratan de comprender su impacto social principalmente en Argentina, Brasil, Inglaterra y Francia. El acercamiento teórico del fútbol podría resumirse en una dicotomía esencial: el fútbol como "opio del pueblo" versus el fútbol como "espacio de libertad".

    La primera postura entiende al fútbol como un fenómeno que va perdiendo su faceta lúdica y se va transformando en un producto de la cosificación, siguiendo la dominación capitalista. Así, el fútbol es un espacio más de dominación que aliena al individuo y mantiene los vicios del capitalismo3. Este fenómeno estaría regido por las formas cosificadoras del capitalismo y plantearía una alienación basada en la "personalidad autoritaria" desarrollada por Adorno. Creemos que esta postura surge de una lectura errada y dogmática de los estudios culturales realizados por la primera Escuela de Francfort y de la teoría del valor de Marx.

    La segunda manera de entender al fútbol plantea que a través de este fenómeno se anulan todas las diferencias sociales y se construye un espacio de libertad regido por la democracia y la unidad. Durante este fenómeno se transformarían las condiciones convencionales de la sociedad y surgiría un momento de igualdad profunda y extendida.

    Nosotros creemos que ninguna de estas dos posturas puede explicar satisfactoriamente los fenómenos sociales relacionados al fútbol ya que dentro de este se mezclan demasiados problemas entrecruzados que no pueden ser aprehendidos por miradas tan reduccionistas. Además, esa dicotomía antes mencionada (que sigue una larga tradición sociológica en tanto reflexión acerca de la dominación y la libertad, por ejemplo: Weber y sus preocupaciones en torno a los espacios de libertad en una sociedad cada vez más racional o Durkheim y sus preocupaciones en torno a la capacidad de vivir juntos en una sociedad cada vez más diferenciada) hace referencia a los usos sociales que ha sufrido este deporte sobretodo en términos políticos; aun así, el fútbol sirvió para que Videla, a través de la obtención del mundial de 1978, mantuviera su régimen de muerte y represión pero también permitió triunfos estratégicos del Ejercito de Liberación Argelino o un aumento de los derechos de genero en las mujeres iraníes.

    En este sentido, nosotros no intentamos ver cómo contribuye el fútbol a mantener o no el orden establecido sino que lo entendemos como un prisma que permite ver, a través de fenómenos relacionados a él, características de una sociedad determinada. Como bien dice Elias, el fútbol permite a los individuos expresar las pulsiones internas en una sociedad cada vez más controladora y "civilizada"; más aun aparece como un espacio que permite expresar la violencia latente esbozada por Simmel. Así, el fútbol permite mirar al ser humano desde una faceta más descarnada y así observar la sociedad desde un lugar privilegiado. En ese sentido, utilizamos al fútbol como una herramienta que nos permite observar fenómenos más profundos de la sociedad boliviana. Como bien dice Ramonet: "El fútbol no es solamente un juego: constituye un hecho social total, ya que analizando los componentes -lúdicos, sociales, económicos, políticos, culturales, tecnológicos-, se puede descifrar mejor nuestras sociedades contemporáneas, identificar mejor los valores fundamentales, las contradicciones que forman nuestro mundo. Y comprenderlos mejor" 4.

    Así, el motivo de esta ponencia es analizar la construcción de elementos nacionalizadores en Bolivia a través del fútbol, específicamente a través de la clasificación nacional al Mundial de 1994. Intentamos ver cómo, dentro del escenario convencional de una identidad nacional excluyente y poco fructífera, el fútbol coadyuva a la construcción de una identidad y una intersubjetividad nacional determinada.


Desarrollo

1. El proceso de clasificación al Mundial de 1994

    Diez años han pasado, pareciera que este tiempo ha hecho que olvidemos el impacto y la alegría. Hace diez años toda la ciudad despedía a los jugadores cuando iban a Brasil, más de mil personas se juntaban para recibirlos a pesar de la dura derrota, los obreros de las fábricas bajaban a la autopista para saludar al equipo, en la noche fría de Llallagua la plaza explotaba llena de gente festejando, los sirionos en medio de su territorio izaban la bandera boliviana al llegar la clasificación. Después del partido contra Ecuador, después del empate y la clasificación, en todo el país se festejó durante toda la noche, se vivieron celebraciones en todas las plazas de todo el país. Hubo una euforia total, una alegría completa, un sentimiento profundo de unidad y de orgullo. Yo tenía 13 años, recuerdo las lágrimas, los cantos, la ilusión y la esperanza. Así pues, este suceso podría estar, para mí, difuminado por la alegría y la euforia, sin embargo he intentado recapitular y explicar este fenómeno a partir de revisiones hemerográficas, entrevistas, archivos televisivos y explicaciones teóricas. Espero que, más allá de la pasión, pueda rendir algunas explicaciones satisfactorias.

    Bolivia es un país signado por una heterogeneidad y abigarramiento permeados por la dominación y la exclusión, no se ha consolidado una identidad nacional profunda ni un óptimo social elevado. Sin embargo, más allá de esta continuidad histórica, se han producido, en determinados momentos, elementos nacionalizadores donde se creó una intersubjetividad más profunda, donde aparece una identidad nacional popular que logra articular la diversidad. La guerra del Chaco y, principalmente, la revolución del 52 son momentos nacionalizadores donde, gracias a la acumulación histórica y la movilización de las masas, se construyó una identidad nacional; sin embargo, estos momentos fueron efímeros y, al pasar los años, se diluyeron dentro de las tradicionales contradicciones y exclusiones de la sociedad boliviana.

    Nosotros creemos que el proceso de clasificación de la selección de fútbol al Mundial del 94 fue un elemento nacionalizador que logro construir, por un tiempo determinado, una intersubjetividad y una identificación nacional.

    No nos interesa describir detalladamente todos los pormenores del proceso clasificatorio, es decir, la formación del equipo, la organización y el devenir de los partidos. Concentraremos nuestro análisis en las manifestaciones colectivas producto de los resultados del juego y en el impacto que tuvo en el país la actuación de la selección nacional.

    La selección nacional antes de las eliminatorias del 93 y la Copa América del mismo año no había causado expectativa debido a los resultados conseguidos en los amistosos. La derrota sufrida días antes del inicio de la Copa América frente a Chile fue uno de los puntos más bajos de la relación entre el equipo y la gente. Sin embargo, después de una interesante actuación en la Copa, los espectadores le prestaron mayor atención al inicio de las eliminatorias.

    El primer partido de las eliminatorias se jugó en Venezuela, donde la selección consiguió un resonante y sorprendente triunfo de 7 a 0. Durante el encuentro, las calles del país estuvieron desiertas y la gente se concentró mirando el partido por televisión, después de la victoria se vivieron festejos en El Prado paceño y en las plazas principales de las ciudades del país5.

    Después llegó el partido contra Brasil en La Paz, la selección boliviana ganó 2 a 0 y ahí empezó el idilio entre la selección y el pueblo. Después del partido, como a lo largo de todo el proceso, se vivieron extensos festejos en el país, tanto en las ciudades como en el campo.

    El proceso continuó de manera exitosa, se lograron victorias en La Paz, frente a Uruguay, Ecuador y Venezuela. Para ese momento la expectativa era inmensa, los festejos después de cada partido congregaban a miles de espectadores en todo el país.

    El día que la selección viajó a enfrentar a Brasil, durante el trayecto de San Pedro al aeropuerto, la selección recibió el saludo de miles de personas que salieron a las calles a despedirlos. Desde las ventanas de los edificios se lanzaba papel picado y flameaban banderas y en la autopista los obreros de las fabricas salieron a saludar a la selección6. Incluso, después de la dura derrota sufrida en Brasil por 6 a 0, mas de 500 personas fueron a recibir a la selección al aeropuerto y una multitud se congregó en la plaza de San Pedro, a las puertas del hotel donde se encontraban los jugadores.

    Después, la selección fue derrotada por Uruguay en Montevideo, con un arbitraje discutido que incluso motivó una discusión en el parlamento y acciones oficiales del gobierno en torno a la anulación del partido.

    Pero el punto máximo de euforia se vivió después del empate en Ecuador, que permitió la clasificación al Mundial, los festejos fueron amplios en todo el país, donde miles de personas salieron a las calles y festejaron toda la noche.

    Creemos que una constatación esencial es la magnitud que tuvo el fenómeno. La revisión de la prensa realizada, de los videos y las entrevistas7 nos muestran que en ese momento existió una profunda euforia en los habitantes del país que se identificaron con su nación. Hubo un fuerte uso de los símbolos patrios y se vivió un orgullo nacional excepcionalmente fuerte.

    Sin embargo esa constatación nos remite a ciertos cuestionamientos. ¿Cómo se construyó esta identificación? ¿Por qué fue tan efímera? Intentaremos responder estos cuestionamientos en los acápites posteriores.


2. Los mecanismos de la identidad nacional boliviana construida a través del fútbol

    Para entender esta identificación nacional surgida a partir del fútbol nos es útil el famoso estudio de Benedict Anderson: "Comunidades Imaginadas". La idea de nación puede parecer natural y dada, sin embargo, la nación es un producto cultural que surge en Europa a partir del final del siglo XVIII que se constituyó, según Anderson, en una "comunidad política imaginada como inherente limitada y soberana" 8. El estudio de Anderson busca entender cómo surgen los sentimientos de afinidad nacional ("el ser nacional"), él concluye que este sentimiento de filiación nacional surge a partir del capitalismo de imprenta, esta idea nos es útil si se la utiliza de una manera crítica: si no ha existido ese capitalismo de imprenta en Bolivia ¿cómo se forma este sentimiento de filiación nacional? Silvia Rivera afirma que en Bolivia existió un capitalismo de reproducción visual, la idea de nación se habría construido a partir de ritualismos y formulismos visuales9. Nosotros creemos que el fútbol es uno de estos ritualismos visuales que coadyuvó a la construcción de esa comunidad imaginada, llamada nación. Nación implica también ciudadanía, "desaparece la lealtad al rey pero surge una lealtad nueva, más fuerte y exigente, la lealtad a la nación" 10. Aunque parezca paradójico, estas identidades resurgen en estos días de "globalización" y homogeneización cultural. Así, la concepción de identidades nacionales no puede ser entendida sin analizar ese contexto de búsqueda de reconocimiento en un mundo que se va convirtiendo (o por lo menos propugna eso) en una "aldea global" (como afirmara McLuhan). Entonces, dentro de este contexto de identificación mundial, resurgen las identificaciones locales (en este caso nacionales); en Bolivia donde no ha existido un capitalismo de imprenta, las manifestaciones en torno al fútbol como el canto del himno nacional, los gritos como el "Bo-Bo-Bo-Li-Li-Li-Via-Via.Via, Viva Bolivia", el uso de banderas, el canto del "Viva mi patria Bolivia" funcionan como mecanismos que construyen esa identificación imaginaria nacional.

    Anderson, además, plantea que la idea de nación, en tanto comunidad imaginada, se cimienta sobre tres pilares fundamentales: un estado originario mítico (en Bolivia: Tiwanaku o Tawantinsuyo en función de las preferencias políticas o ideológicas), una élite con producciones culturales determinadas (relacionadas a lo que se conoce como "alta cultura" 11) y victorias o resistencias heroicas en el pasado (en Bolivia: la derrota en Boquerón o la victoria futbolera en 1993) 12. Así, el fútbol aparece como una producción cultural pasiva que, aunque no tiene prestigio como "alta cultura", produce una elevada participación social de diferentes formas. Además coadyuva a la conformación de esa comunidad imaginada en función de una memoria basada en la "fidelidad a la selección a pesar de las derrotas" 13 o en la victoria a selecciones tan vencedoras como Brasil o tan "enemigas" como Chile.

    Estas manifestaciones sociales suceden porque una de las características esenciales del fútbol como fenómeno social es que los equipos son mucho más que once jugadores y representan sentimientos colectivos de aquellos a los que los apoyan Según Oliven y Damo, se puede apreciar una triple relación entre los estados-nación y el fútbol: 1)metafórica, que esta más próxima a las representaciones; 2)analógica, que puede ser observada empíricamente cuando los hinchas se perciben en tanto pertenecientes a una comunidad de sentimiento; 3)complementaria, donde estado-nación y fútbol establecen relaciones manteniendo cada cual su autonomía. En el caso del 93, se observan estos tres tipos de identificación, metafóricamente con el uso de los símbolos patrios de la manera antes mencionada, analógica durante los partidos y los festejos colectivos y complementaria durante el partido Chile frente a Bolivia, donde se expresan, a través del fútbol, problemas históricos más amplios histórica y socialmente. En ese sentido, la propiedad del fútbol de ser un "juego profundo" 14, es decir un juego que logra simbolizar fenómenos mucho más amplios (social e históricamente), es el hecho esencial que permite canalizar pasiones e identificaciones profunda a través de un partido de fútbol. Así se explica la creación de imaginarios colectivos, formas de pertenencia e identificaciones sociales a través de un simple juego en el que se enfrentan once jugadores contra once jugadores, corriendo detrás de una pelota.

    Para Ramonet, el fútbol es esencialmente un amplificador de las pasiones nacionales. "En el transcurso de un partido lo que encarnan los jugadores son las "virtudes de la nación" (…) y el partido una verdadera escenificación del sacrificio, es una de las raras ocasiones en las que se expresa, de manera colectiva, ese mínimo cultural que sella la adhesión de una comunidad con las virtudes personificadas por los jugadores"15. Para Ramonet, este enfrentamiento creador de pasiones nacionales, tiene todas las características de una guerra ritual, a través de la utilización de emblemas nacionales y la evocación de métodos guerreros (como "disparar", "atacar", etc.). En un país como Bolivia, donde la identidad se ha construido en torno a la guerra y a enfrentamientos cuasi guerreros internos, el fútbol reemplaza simbólicamente a la guerra y continua esta identificación. Más aún, en un país donde se ha vivido una guerra interna frente a los indios, el fútbol aparece como una versión occidental y mestiza de lo nacional.

    Además, el fútbol constituye el terreno privilegiado para la afirmación de las identidades colectivas y de los antagonismos locales, regionales o nacionales. Como dice Bromberger: "Cada enfrentamiento suministra a los espectadores un soporte para la simbolización de alguno de los aspectos (local, profesional, regional) de su identidad. El sentimiento de pertenencia se construye aquí, de la misma forma que en otras circunstancias, en una referencia de oposición más o menos virulenta hacia el otro" 16.

     La identificación surgió también a partir del éxito, a partir de las victorias, la gente fue identificándose con el equipo a través de los buenos resultados, esto se enfrentó a la identificación convencional boliviana basada en el sentimiento de derrota como creador de homogeneización e identificación. En este sentido, la oposición fue distinta, fue con el pasado y con los imaginarios simbólicos antiguos ligados al fracaso.

    Acá llegamos al punto esencial de nuestra argumentación. Este elemento nacionalizador en Bolivia surgió a partir de una identificación de las clases subalternas (de lo que Zavaleta llama lo nacional popular en Bolivia), esto es importante porque Zavaleta demuestra que no se puede construir elementos nacionales desde la elite, ya que esta construye intersubjetividad a través de la burocracia y la dominación; entonces, sólo es posible construir una intersubjetividad profunda, un momento de homogeneización nacional, de articulación de lo diverso, desde lo nación popular, es decir, desde las masas.

    Esto se observa en la participación de los campesinos escuchando los partidos y celebrando las victorias, en la participación del pueblo festejando en las plazas principales de cada ciudad, en los obreros que salen a la autopista a despedir a la selección17. Cuando estos grupos se identificaron con la selección, el fútbol logró construir una identidad nacional, profunda y democrática, pero que a la larga fue efímera y se diluyó en el panorama de dominación y exclusión permanente.

    Las masas, como bien dice Zavaleta, son la primera fuerza productiva de la sociedad en términos ideológicos, son los principales espacios de producción ideológica, producen creencias, historia, resistencia e identificaciones. Así, las masas crearon una identificación que consiguió ser hegemónica al universalizar a las distintas clases subalternas de la sociedad boliviana, esa hegemonía se construye sobre la base del consenso que nos dio el éxito y la celebración y este se construye sobre la base de la interpretación. Esta interpretación, conocimiento social de la subalternidad respecto al poder y la sociedad, surge en función de la acumulación histórica (historia interna de la clase basada en las experiencias internalizadas, memoria histórica). En este sentido, el proceso de las eliminatorias permitió crear una imaginación colectiva, a partir del conocimiento propio, de un producto cultural que tiene su propia historia.

    En esta construcción nacionalizadora surgida a través del fútbol, apropiada por las masas y constituida en nacionalismo popular, tuvieron un papel muy importante los medios de comunicación de masas. Villena afirma que, dentro de la relación entre nacionalismo y fútbol, los medios coadyuvan a la construcción de identidad nacional desde dos perspectivas: "una primera, referida al nivel de audiencia de los medios del fútbol; la segunda, considerando el tratamiento que los medios le dan al fútbol" 18. En el primer caso, se observa una amplia audiencia televisiva en los partidos jugados por la selección, los periódicos de la época muestran las calles vacías durante los partidos mientras la gente se concentraba en sus televisores viendo los partidos; en el segundo caso, como dice Villena, las transmisiones de los partidos se hace de forma local, es decir, los relatores y comentaristas son bolivianos, lo que dota al hecho internacional de una apropiación nacional que repercute en la construcción de un ritual nacional propio; así, la actuación de los periodistas nacionales coadyuva a la construcción de un espectáculo nacionalista épico y heroico que permite la constitución de una identidad nacional a través del fútbol. De esta manera, los medios de comunicación coadyuvan a la construcción del fútbol como un juego patriótico que expresa imaginaciones colectivas e intersubjetividad nacional. Dentro del papel que jugaron los medios de comunicación, la radio ocupó un papel preponderante por varias razones: por la capacidad para llegar a todo el país, porque se accede a ella mientras se realizan las actividades rutinarias y porque es el medio económicamente más accesible.

    Estas manifestaciones colectivas, esta euforia social y esta construcción de una intersubjetividad nacional se forjaron como una ciudadanía ilusoria, como una pertenencia ficticia a la nación boliviana. Así, pareciera que las ligazones que no logra crear la nación con sus ciudadanos son llenadas momentánea y emocionalmente por el fútbol.

    En países donde no existe una construcción fructífera de identidades nacionales, el fútbol puede coadyuvar rápidamente a la constitución de momentos nacionalizadores, sin embargo esa facilidad y rapidez se combinan con superficialidad, así, construye identidades veloz y extendidamente pero no las construye de manera profunda. Esto sucedió también en países como Costa Rica y Jamaica19. El fútbol moviliza rápidamente sentimientos de pertenencia (a la nación en este caso) de manera emocional y simbólica, pero no coadyuva a la constitución de proyectos identitarios. Es una identificación emocional y subjetiva que no tiene referencia con estructuras más profundas y enraizadas, al no existir una identificación histórica y estructural profunda, construye lealtades y manifestaciones que permean a todos de manera inmediata pero no duradera. .


3. Los legados de la identidad nacional construida a través del fútbol

    A pesar de la euforia colectiva vivida, de las manifestaciones sociales y de la intersubjetividad alcanzada, el fenómeno no duró mucho tiempo, permaneció hasta la participación de la selección en el Mundial y las cosas parecieron volver a su cauce normal.

    Sin embargo, creemos que el fenómeno como herencia tiene dos características esenciales: por un lado, lo efímero de la identificación nacional a través del fútbol y, por otro lado, la memoria que se queda en los sujetos y en la historia.

    Durante las eliminatorias podemos observar una identificación amplia en Bolivia, una intersubjetividad nacional extendida por todo el país creando una homogeneización que construye una comunidad imaginada sobre la base de la idea de nación boliviana. Pero, pese a esta identificación, este momento de intersubjetividad duro muy poco y se diluyó en el tiempo.

    Esto sucedió por varias causas. Primero, por las características de la identidad nacional boliviana. En un país donde los proyectos señoriales construyen identidades burocráticas y mantienen la exclusión a través de la dominación, las construcciones identitarias nacionales populares sólo logran crear un momento de intersubjetividad que es subsumido, tiempo después, por las elites que siguen manteniendo su poder; esto sucedió durante la Revolución Burguesa de 1952, con el transito de mediaciones democráticas a mediaciones prebendales. En este sentido, los momentos nacionalizadores que surgen de las masas no logran transformar el panorama social permanentemente y el espacio social se reacomoda después de un tiempo determinado. Esto también sucedió con el momento nacionalizador creado a través del fútbol.

    Segundo, por las características de las identidades construidas a través del fútbol basadas en manifestaciones masivas que se construyen en función a experiencias emocionales y catárticas (como bien señala Canneti). Así, el fútbol construye rápidamente identidades extendidas pero no profundas, ya que se basan en experiencias básicamente emocionales y subjetivas.

    Además, al ser un fenómeno ritual basado en el éxito de la victoria o en la derrota heroica, la identificación se construye sobre la base de la participación del equipo en un momento determinado y al alcance del triunfo o del heroísmo. Al terminar uno de estas propiedades los insumos de identificación se acaban y la intersubjetividad se pierde, en el caso boliviano, las derrotas volvieron a aparecer y las siguientes actuaciones no fueron exitosas ni heroicas, lo que debilito la identificación construida.

    Sin embargo, acá es necesaria una aclaración. A pesar de la fugacidad de las identidades construidas por el fútbol, no se puede negar la importancia y la consistencia de esta identificación, estas motivaciones pasionales construyen imaginarios nacionales extensos que unen a todo un pueblo sobre la base de u sentimiento de pertenencia nacional; eso sucedió claramente en 1993.

    Más allá de la fugacidad del fenómeno, quedan herencias más largas y duraderas. Esta identificación y esta autoimagen de los bolivianos quedan como memoria histórica. Hay una nueva imagen propia que se queda en tanto acumulación histórica. Surge una nueva autoestima nacional unitaria (contrapuesta a la unión nacional sobre la base de la derrota, surgida a partir de la guerra del Pacifico).

    Así, aparece una nueva mirada de la gente sobre su país y sobre si mismos, una autoimagen signada por el éxito y la posibilidad de la victoria, un referente de unión en torno a sentimientos más benefactores que la derrota.

    Esta unión en la victoria forma parte de la acumulación histórica de la sociedad, se inscribe dentro de esa acumulación interna de los sujetos y se manifestará en momentos de crisis donde las características latentes de la sociedad se revelan de manera crítica.


4. El carácter de la identidad nacional construida a través del fútbol

    Los individuos cantan el himno nacional efusivamente, comparten los gritos colectivos de "Bo, Bo, Bo, Li Li, Li, Via, Via, Via…Viva Bolivia" , una gran parte lleva símbolos patrios en las banderas, gorros o winchas. En los festejos en el Prado20 se observa un tumulto de gente de diferentes procedencias étnicas y sociales, gritando, saltando, coreando repetidamente la palabra Bolivia. ¿Cuál es el carácter de esta identificación? ¿Cuáles son sus propiedades?

    Primero, esta identificación es catártica y emocional. Esta basada en una fuerte carga emocional y juega el rol de catarsis que engendra identificación; según Canetti, estas son características esenciales de las identificaciones masivas, lo mismo sucede con el fútbol.

    Así se entiende la característica efímera del proceso, al ser identificaciones emocionales y catárticas, son también identificaciones volátiles que se diluyen rápidamente. En este sentido, el fútbol tiene la capacidad para construir identificaciones rápida y extendidamente pero no de manera profunda.

    La selección nacional de fútbol es, en estos contextos, una identidad disponible que es útil a todos los que se quieran proteger con ella; el equipo, en este caso el equipo del país, aparece como un traje que todos pueden usar, una identidad colectiva disponible, simbolizada en los signos patrios y en los cantos, que utilizan los individuos para alcanzar reconocimiento social y para sentir que existen.

    Siguiendo esta idea, aparece el segundo punto: el fútbol y la participación de la selección nacional, en tanto identificación, actúan como una ciudadanía ilusoria. En este sentido, los individuos rellenan su falta de participación en el Estado a través del fútbol; más aun, encuentran en estas identificaciones a través del fútbol, los elementos de reconocimiento que no pueden alcanzar en la vida cotidiana y en la relación con el Estado. Así, el fútbol les da la imagen de participación en la vida social y de reconocimiento como ciudadanos integrantes de un Estado.

    En este sentido, el fútbol provee de mecanismos compensatorios para los sujetos, que rellenan, aunque sea ficticia y efímeramente, los vacíos en su relación con el Estado y la elite, y les permite sentirse representados y participantes de la nación boliviana.

    Tercero, el fútbol permite construir a los individuos una ilusión de nación. Les permite construir simbólicamente una comunidad imaginada que se adapte a su visión particular de nación. Así, los paceños que están en el estadio gritan por Bolivia pero encuentran la representación en los jugadores paceños o cochabambinos y en la realización del partido en la ciudad de La Paz, con los cruceños sucede lo mismo, de hecho en el partido de la selección se observo cruceños que gritaban "pararse, este es el himno nacional", cuando una banda empezó a tocar el himno de Santa Cruz, o sentirse representados con las jugadas que realizaban jugadores orientales. Lo mismo sucede con problemas étnicos o de clase, el fútbol permite imaginar a Bolivia como una comunidad donde se respeten las divisiones de casta o donde se puedan abstraer las divisiones étnicas. Es común escuchar: "ves, este Baldivieso21 si es boliviano", o "este indio de mierda no sabe ni correr", o "los cambas somos bien machos". En la etnografía se observa que los individuos imaginan Bolivia, a partir del fútbol, como una comunidad homogénea parecida al grupo en el que ellos se desenvuelven. Construyen imaginariamente un país donde no están los sectores e individuos contra los que sienten aversión. Estos pueden ser collas, cambas, indios o mujeres.

    Así, creemos que el fútbol es una identificación básicamente catártica y emocional, que actúa como una identidad colectiva disponible permitiendo a los individuos encontrar mecanismos de reconocimiento y participación ilusoria frente a un Estado y una sociedad que no los interpela. Esta participación construye una ilusión de nación, una comunidad imaginada que cada individuo construye a partir de su grupo social y su posición de clase; esta identificación niega simbólicamente los grupos sociales que los individuos discriminan y permite construir una comunidad imaginaria relacionada directamente a los valores sociales de cada uno de los individuos.


A manera de conclusión

    Hemos intentado con este trabajo analizar las manifestaciones colectivas nacionalistas que surgieron en Bolivia a partir de la actuación de la selección nacional de fútbol que culminó con la clasificación al Mundial de 1994. Esta ponencia es aun un acercamiento inconcluso al tema, creemos que una revisión más profunda de fuentes empíricas permitirá conclusiones más profundas. Sin embargo, este trabajo propone ya una mirada acuciosa sobre el tema.

    Primero, intentamos recrear el proceso que vivió la selección nacional, enfocando el análisis en las manifestaciones colectivas que surgieron a partir de la actuación del equipo. Segundo, intentamos esbozar algunas explicaciones y caracterizaciones de las identidades que se crearon con este fenómeno. Tercero, intentamos plantear algunas de las herencias y los legados de esta identificación, más allá de la fugacidad que esta conlleva.

    Observamos que el fútbol coadyuva a la construcción de una identidad nacional en tanto un ritualismo visual que suplanta el capitalismo de imprenta propuesto por Anderson. Más aun, aparece como un producto cultural masivo que crea amplias manifestaciones colectivas que recrean una identidad nacional. Esto sucede porque el fútbol, al ser un "juego profundo" (siguiendo a Geertz) permite simbolizar a través de él problemas sociales más amplios.

    Esta identificación surgió porque la identidad nacional boliviana se ha construido casi siempre en función de la guerra o los enfrentamientos cuasi guerreros internos; así, el fútbol, al basarse en simbolismos guerreros y evocar metáforas de esta índole, continua esta identificación convencional.

    Esta identificación surgió a partir de las masas, que logran construir una intersubjetividad democrática basada en experiencias emocionales y catárticas. Estas características permiten una identificación pronta y expandida pero a la vez superficial y efímera.

    Creemos que las identificaciones nacionales surgidas a partir del fútbol son básicamente catárticas y emocionales. Estas identificaciones aparecen como identidades disponibles que son utilizadas por los sujetos como medios de participación y pertenencia. De esta manera, el fútbol actúa como una identidad que conlleva dos estrategias identitarias instrumentales. Primero, como una ciudadanía ilusoria, es decir como un mecanismo de participación en un Estado excluyente que no los interpela ni representa; a partir de estas identificaciones futbolísticas, los individuos construyen ligazones, simbólicas y emocionales, de pertenencia y participación con el Estado y la sociedad boliviana. Estas identificaciones y ligazones rellenan momentáneamente los vacíos esenciales de una sociedad excluyente y un Estado señorial. Segundo, como una ilusión de nación, es decir como un mecanismo imaginario de construcción de una comunidad imaginada compuesta por los valores de cada grupo. En este sentido, este mecanismo permite a los individuos construir identificaciones con una comunidad que representa Bolivia abstrayendo las diferencias clasistas y étnicas, anulando imaginariamente los grupos que los individuos no toleran y permitiéndoles imaginarse a Bolivia desde el ideal de nación que ellos quieren compartir.


Notas

  1. VINNAI, Gerhard, El fútbol como ideología, Siglo XXI, España, 1970.

  2. ELIAS, Norbert y DUNNING, Eric, Deporte y ocio en el proceso de civilización, Fondo de cultura económica, México, 1995.

  3. Al respecto consultar: SEBRELI, Juan José, La era del fútbol, Ed. Sudamericana, Buenos Aires, 1998 y VINNAI, Gerhard, El fútbol como ideología, Siglo XXI, España, 1970.

  4. RAMONET, Ignacio, "Un hecho social total". En SEGUROLA, Santiago (Ed), Fútbol y pasiones políticas, Ed. Debate, España, 1999, p. 17.

  5. PRESENCIA, La Paz, Bolivia, Lunes 19 de julio de 1993.

  6. PRESENCIA, La Paz, Bolivia, Sábado 28 de agosto de 1993.

  7. Entrevistas realizadas a dirigentes, jugadores y espectadores que vivieron los hechos de 1993. Revisión hemerográfica de los periódicos: Presencia y Hoy. Revisión de registros televisivos de: PAT (Periodistas Asociados Televisión) y Deporte Total.

  8. ANDERSON, Benedict, Comunidades imaginadas, Fondo de Cultura Económica, México, 1993, p. 14.

  9. RIVERA, Silvia, "Secuencias iconográficas en Melchor María de Mercado". En BARRAGAN, QUAYUM y CAJIAS (comp), El siglo XIX. Bolivia y Latinoamérica, IFEA, La Paz, 1997.

  10. OLIVEN Y DAMO, Fútbol y cultura, Norma, Colombia, 2001. p. 22..

  11. En el caso boliviano, ha existido un fracaso en este punto por parte de la elite al no poder crear este tipo de manifestaciones culturales.

  12. ANDERSON, Ibidem.

  13. Carta de un niño en la carta escrita por los bolivianos durante la clasificación al Mundial.

  14. GEERTZ, Clifford, La interpretación de las culturas, Gedisa, Buenos Aires, 1992.

  15. RAMONET, Ignacio, "El fútbol es la guerra". En SEGUROLA, Santiago (Ed), Fútbol y pasiones políticas, Ed. Debate, España, 1999, p. 28.

  16. BROMBERGER, Christian, "El revelador de todas las pasiones". En SEGUROLA, Santiago (Ed), Fútbol y pasiones políticas, Ed. Debate, España, 1999, p. 28.

  17. PRESENCIA. La Paz, Bolivia, Lunes 30 de agosto de 1993.

  18. VILLENA, Sergio, "FúTvol y nación" en Decursos, Plural, Cochabamba, Mayo del 2002, p. 41.

  19. Al respecto, es muy interesante el estudio de VILLENA, DAVILA y ANTEZANA, Fútbol e identidad nacional, FLACSO, Costa Rica, 1996.

  20. Calle central de la ciudad de La Paz, donde usualmente se realizan todo tipo de manifestaciones sociales, incluidas las celebraciones después de los partidos.

  21. Jugador de la selección nacional de Cochabamba (ciudad boliviana).


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