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Estudio sobre determinados hábitos alimenticios de
una población de estudiantes de ESO y bachillerato.
Repercusión en su rendimiento motor y académico

   
Profesor de Educación Física del I.E.S. "Calisto y Melibea"
de Santa Marta de Tormes, Salamanca
 
 
José Jiménez Plaza
jplaza22@usuarios.retecal.es
(España)
 

 

 

 

 
Resumen
    Durante mis años como profesor de Educación Física he observado invariablemente año tras año cómo mis alumnos experimentaban en mis clases desfallecimientos repentinos, cansancio extremo injustificado, mareos, lipotimias, dolores, vómitos, y otros síntomas similares. En la mayoría de las ocasiones el testimonio de estos alumnos indicaba una alimentación inadecuada o inexistente a primeras horas de la mañana antes de comenzar las clases. Para determinar en qué medida esta cuestión afectaba al rendimiento motor e incluso académico, hice una encuesta dirigida a establecer una posible relación con la ingesta alimenticia en la cena del día anterior y el desayuno del día en que teníamos clase de Educación Física.
    Palabras clave: Rendimiento físico. Rendimiento académico. Alimentación. Hábitos alimenticios. Adolescentes. Educación Física.
 

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 10 - N° 84 - Mayo de 2005

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1. Introducción

    El motivo por el cual he elegido este tema, es que como profesor de Educación Física de un centro de secundaria, hace tiempo que me preocupan los hábitos alimenticios de mis alumnos, hasta el punto de que todos los años, el primer día de curso hago hincapié en la necesidad de seguir una correcta alimentación adaptada a sus peculiares características. Sin embargo todos los años me encuentro en clase con problemas de anorexia, de una alimentación inadecuada o insuficiente, desfallecimientos en el transcurso de la clase, falta de energía para realizar las actividades de la misma, etc... y en la mayoría de los casos responden negativamente cuando se les pregunta si han cenado el día anterior, desayunado o ingerido alimento a media mañana. Como he dicho, pensé que era especialmente preocupante el tema del desayuno. Muchos de mis alumnos dicen que no desayunan nunca (por falta de tiempo, inapetencia a esas horas de la mañana, para alargar unos minutos de sueño, porque no es costumbre en la familia, etc...), o lo hacen de forma incorrecta. Comprobar si este aspecto puede tener relación con los desfallecimientos o disminución de la capacidad de rendimiento motor que en ocasiones ocurre en el transcurso de las clases de Educación Física, así como la disminución de la atención y la capacidad de concentración durante las clases teóricas es el objeto de este estudio.


2. Metodología

     La metodología ha sido la siguiente:

  • realización de una encuesta cerrada anónima de 11 preguntas a 270 alumnos (133 alumnos y 137 alumnas) del Instituto de Enseñanza Secundaria "Calisto y Melibea" de Santa Marta de Tormes (Salamanca-España). Dicha encuesta se ha elaborado procurando que no fuese muy extensa y mediante preguntas de fácil comprensión y respuesta para evitar que el alumno respondiera de forma irreflexiva por cansancio o por un exceso de complejidad de la encuesta.

  • Introducción de esos datos en una base de datos

  • Obtención de resultados estadísticos

  • Comparación de dichos resultados. De las comparaciones de los diferentes datos entre sí se han obtenido una serie de conclusiones y comentarios.


3. Realización de la encuesta

     La encuesta que ha servido de base para el estudio se estructura en 3 bloques. Cada uno de los cuales contiene preguntas sobre un mismo tema. Seguidamente se exponen los criterios seguidos a la hora de establecer las preguntas y algunas aclaraciones necesarias que fueron igualmente comentadas con los alumnos.

     El primero se refiere a los datos personales. Se pide que el alumno indique su curso por si es posible establecer diferencias de comportamiento en los hábitos estudiados en función del curso al que pertenezcan. Igualmente sucede con la edad y el sexo.

     El segundo bloque hace referencia a los hábitos relacionados con la alimentación. Como comenté anteriormente se solicita información sobre el desayuno y la cena, ya que son estas dos comidas las que podrían tener repercusiones en el rendimiento motor e intelectual. Inicialmente me planteé llevar a cabo el aporte calórico en ambas comidas así como una distribución por nutrientes, pero pensé que dejar en manos de los alumnos la estimación cuantitativa de los mismos era una empresa imposible para ellos, o al menos para una gran parte, con lo que el estudio quedaría invalidado. Por esa razón solamente se pide la composición cualitativa de cada ingesta. Se hizo hincapié en que debían señalar únicamente los alimentos que ingerían de forma habitual, no lo que era excepcional. Igualmente se dijo que si las cantidades de alimentos ingeridos no eran significativas, no lo indicaran, ya que podría conducir a error al pensar que una ingesta era adecuada porque su composición cualitativa era correcta pero no así la cuantitativa. En el apartado "Otros" además de poner una cruz debían poner cuáles eran esos alimentos. También se les pidió que dijeran si tomaban algún alimento y de qué tipo a media mañana, ya que eso podría modificar su respuesta física e intelectual después de la misma. En la pregunta 9 se diferencia entre los primeros platos a base de hidratos de carbono, segundos platos con alto contenido proteico y otros alimentos habituales en la cena.

     El tercer bloque consta de dos preguntas (10 y 11) que son claves a la hora de determinar el objetivo fundamental del estudio, es decir, si la cena del día anterior y el desayuno pueden afectar al rendimiento motor e intelectual. Se insistió en que si el alumno padecía algún tipo de problema físico (diabetes, insuficiencia cardiovascular o respiratoria, anemia, anorexia, cardiopatía...) que pudiese afectar al rendimiento físico, no respondiese a estas dos preguntas. Es evidente que el estudio sólo tiene sentido para personas aptas físicamente y sin ninguna limitación por enfermedad. También se insistió en que debían distinguir en la pregunta 10, entre la fatiga natural, propia de una clase de Educación Física y la que se produce cuando la fatiga es desproporcionada al esfuerzo realizado, el desfallecimiento, agotamiento o imposibilidad de seguir el ritmo de la clase o de los compañeros (la que podría tener su origen en una falta de energía por alimentación insuficiente). Igualmente debían distinguir en la pregunta 11, entre el cansancio (a veces mezclado con aburrimiento) propio que se experimenta al final de una mañana de clases, y la fatiga, decaimiento o bajón aparentemente inexplicable e ilógico que les impide prestar atención o que les produce somnolencia y que con frecuencia experimentan.

     Los comentarios y conclusiones aquí obtenidos son el resultado del estudio comparativo de los diferentes datos que se han obtenido de la encuesta. A priori ya se contaba con la dificultad que entrañaba poder sacar resultados concluyentes con respecto al objetivo fundamental del trabajo (establecer, si la hubiese, una relación entre la alimentación de los alumnos y su rendimiento escolar), puesto que ello requeriría un estudio más profundo y detallado de la cuestión, donde se tuvieran datos precisos sobre los alimentos ingeridos y las cantidades. Como esto implicaría más tiempo y medios, lo que se ha pretendido es un acercamiento en la medida de lo posible con datos sencillos y asequibles a establecer un atisbo de relación o indicio que permitiera afirmar lo que siempre he sospechado, que la alimentación inadecuada de nuestros alumnos tiene una repercusión en el rendimiento motor y académico.

     Se presentan a continuación los datos estadísticos y porcentajes obtenidos de la encuesta:

Con frecuencia tienen problemas físicos durante
el desarrollo de las clases de Educación Física .. 41 (15,2%, 7 chicos y 34 chicas)

De los 41:

No desayunan nunca 1 (2,4%, 1 chica)
Desayunan a veces 17 (41,5%, 17 chicas)
Desayunan siempre 23 (56,1%, 7 chicos, 16 chicas)
No cenan nunca 0 (0%)
Cenan a veces 11 (26,8%, 2 chicos, 9 chicas)
Cenan siempre 30 (73,2%, 5 chicos, 25 chicas)
Siempre toman a media mañana 9 (22%, 3 chicos, 6 chicas)
A veces toman a media mañana 26 (63,4%, 4 chicos, 22 chicas)
Nunca toman a media mañana 6 (14,6%, 6 chicas)

No experimentan con frecuencia problemas físicos
durante el desarrollo de las clases de EF. 191 (70,7%, 106 chicos, 85 chicas)

De los 191:

No desayunan nunca 4 (2,1%, 1 chicos, 3 chicas)
Desayunan a veces 40 (20,9%, 22 chicos, 18 chicas)
Desayunan siempre 147 (77%, 83 chicos, 64 chicas)
No cenan nunca 0 (0%)
Cenan a veces 30 (15,7%, 12 chicos, 18 chicas)
Cenan siempre 161 (84,3%, 94 chicos, 67 chicas)
Siempre toman a media mañana 47 (24,6%, 24 chicos, 23 chicas)
A veces toman a media mañana 115 (60,2%, 66 chicos, 49 chicas)
Nunca toman a media mañana 29 (15,2%, 16 chicos, 13 chicas)

Tienen problemas de salud que afectan
a su rendimiento motor 38 (14,1%)

Con frecuencia pierden capacidad de concentración
durante el desarrollo de las clases teóricas 76 (31,9%, 30 chicos, 46 chicas)

De los 76:

No desayunan nunca 1 (1,3%, 1 chica)
Desayunan a veces 14 (18,4%, 1 chico, 13 chicas)
Desayunan siempre 61 (80,3%, 29 chicos, 32 chicas)
No cenan nunca 0 (0%)
Cenan a veces 21 (27,6%, 7 chicos, 14 chicas)
Cenan siempre 55 (72,4%, 23 chicos, 32 chicas)
Siempre toman a media mañana 16 (21%, 7 chicos, 9 chicas)
A veces toman a media mañana 53 (69,8%, 20 chicos, 33 chicas)
Nunca toman a media mañana 7 (9,2%, 3 chicos, 4 chicas)

No experimentan con frecuencia problemas de concentración
durante el desarrollo de las clases teóricas 162 (68,1%, 88 chicos, 74 chicas)

De estos 162:

No desayunan nunca 5 (3,1%, 2 chicos, 3 chicas)
Desayunan a veces 44 (27,2%, 22 chicos, 22 chicas)
Desayunan siempre 113 (69,7%, 64 chicos, 49 chicas)
No cenan nunca 0 (0%)
Cenan a veces 21 (13%, 7 chicos, 14 chicas)
Cenan siempre 141 (87%, 80 chicos, 61 chicas)
Siempre toman a media mañana 42 (25,9%, 21 chicos, 21 chicas)
A veces toman a media mañana 93 (57,4%, 54 chicos, 39 chicas)
Nunca toman a media mañana 27 (16,7%, 13 chicos, 14 chicas)

Confrontando los problemas físicos y de concentración en la clase teórica se obtiene:

Sí problemas físicos y de concentración 27 de 41 (65,9%, 4 chicos, 23 chicas)
Sí problemas físicos y no de concentración 13 de 41 (31,7%, 3 chicos, 10 chicas)
No problemas físicos y sí de concentración 45 de 191 (23,6%, 23 chicos, 22 chicas)
No problemas físicos ni de concentración 143 de 191 (74,9%, 82 chicos, 61 chicas)


4. Relación cena y desayuno con rendimiento motor

     A la hora de establecer comparaciones hay que tener en cuenta que en muestra objeto de estudio hay prácticamente el mismo número de chicos que de chicas (133 y 137 respectivamente). Llama en principio la atención el porcentaje de chicas que tienen problemas de rendimiento motor frente a los chicos (17% de chicos frente al 83 % de chicas), mientras que entre los que no tienen problemas, el porcentaje se equilibra (55,5% de chicos frente al 44,5% de chicas), esto sugiere posibles causas ligadas al sexo. El porcentaje de alumnos que no desayunan nunca es similar en ambos grupos (2,4% de chicos frente al 2,1% de chicas). El porcentaje de los que desayuna a veces es más del doble en el grupo de los que tienen problemas físicos (41,5% frente al 20,9%), lo que podría apuntar hacia la causa de los problemas físicos durante la clase de Educación Física, sin embargo no se puede decir que este dato sea tan revelador como para concluir que esta es la causa de sus problemas. Además se observa que de los alumnos que no desayunan o desayunan a veces (lo normal es que no desayunen), todas son chicas (18), y los 7 alumnos que presentan problemas de rendimiento físico manifiestan desayunar siempre. Esto sí sugiere que alguna incidencia puede tener el hecho de no desayunar en el rendimiento motor. Igualmente ocurre con los alumnos que no ingieren ningún alimento a media mañana, todas son chicas (6) lo que podría reforzar la hipótesis anterior, dado que son mayoritariamente las chicas las que sufren el problema de falta de energía.

    ¿En qué medida el desayuno de los que sufren problemas físicos no es el adecuado?. De los 23 alumnos que siempre desayunan y manifiestan tener problemas físicos, la mayoría desayuna leche con cola cao acompañada de otros alimentos. Sólo uno toma café nada más y uno toma galletas solamente, lo que puede considerarse como un desayuno insuficiente. Sin embargo en el resto de los casos, el desayuno es aceptable desde el punto de vista nutricional, por lo que no se puede afirmar que los que siempre desayunan experimenten un "bajón" físico porque aquel es insuficiente. Por tanto debe ser otra la causa de sus problemas físicos. Se desprende de todo esto que la falta del desayuno puede tener repercusión en el rendimiento motor. En qué medida y si es causa única es más difícil de determinar. Sí puede descartarse como hemos comprobado, que un desayuno inadecuado sea causa de los problemas físicos durante la clase de Educación Física.

     ¿Qué repercusión tiene la falta de alimento a lo largo de la mañana?. ¿Cuántos de los que siempre desayunan y sufren el "bajón" físico no toman nada a media mañana?. Esto les ocurre solamente a 3 alumnos de 23. No puede por tanto afirmarse que la causa de sus problemas sea la falta de energía por no ingerir alimento a media mañana.

     ¿Qué repercusión tiene la cena en los problemas físicos que experimentan los alumnos?. Se observa también que el porcentaje de los que cenan siempre en el grupo que no tiene problemas es mayor que en el grupo que sí los tiene (84,3% frente al 73,2%), sin embargo no son cifras suficientemente dispares como para atribuir a ésta la causa de los problemas de rendimiento motor en la clase de Educación Física.

     ¿Tendrá entonces alguna responsabilidad los alimentos ingeridos en la cena?. Entre los que tienen problemas la gran mayoría (33) toma un alimento del grupo de los proteicos (carne, pescado, huevos); 8 de ellos acompañados de un primer plato rico en hidratos de carbono y otros12 acompañado de leche o fruta. No puede decirse que sea una cena inapropiada y por tanto se debe descartar como causa de los problemas físicos durante la clase de Educación Física.

     Como conclusión final puede decirse que se observan ciertas diferencias en los hábitos alimenticios entre el grupo de los que tienen problemas y los que no los tienen. Sí parece poder establecerse una relación entre los hábitos entre los hábitos a la hora del desayuno y el rendimiento motor en la clase de Educación Física. No así con respecto a la cena y a la ingesta de alimento a media mañana.

     Sin embargo pienso que los problemas que acusan los alumnos en clase de Educación Física no son achacables exclusivamente a su alimentación ya que existen ciertos indicios en la encuesta que nos podría llevar a especular con otras causas. Por eso más bien habría que inclinarse por una serie de factores como:

  • efectivamente una alimentación más deficiente entre los que presentan problemas físicos, como se ha podido constatar, pero no lo suficiente como para echarle toda la culpa de los problemas de falta de energía que sufren los alumnos.

  • peor condición física de partida entre los que padecen problemas físicos. La mayoría de los alumnos con problemas son chicas, y éstas tienen globalmente una condición física inferior a las de los chicos según los test realizados.

  • patologías ocultas que no se han manifestado claramente (en la mayoría de las ocasiones los problemas se presentan cuando se realizan esfuerzos de cierto nivel de exigencia cardiovascular). No son infrecuentes los problemas de asma, insuficiencias cardiorrespiratorias, problemas ligados al crecimiento, etc,,, que se manifiestan después de que el alumno ha estado expuesto a un esfuerzo de mediana intensidad.

  • como el 83% de los alumnos con problemas con problemas son chicas, frente al 17% de chicos, esto puede hacer pensar que en ocasiones los problemas físicos pueden estar relacionados con la menstruación, cosa que por otra parte ha sido confirmada por las propias alumnas cuando han tenido problemas en clase de Educación Física.

  • falsificación de la encuesta para ocultar problemas de salud (por ejemplo anorexia) o que se está haciendo algún tipo de dieta. Existe una clara tendencia entre los adolescentes con problemas de anorexia o de obesidad a ocultar o mentir con respecto a lo que comen por miedo al reproche de sus familiares.

     En cualquier caso estas posibles causas no pasan de ser especulaciones con un débil fundamento. La afirmación rotunda de que esto es así requeriría de un estudio más profundo.


5. Relación cena y desayuno con rendimiento académico

     A continuación se repite el mismo esquema para estudiar si el "bajón" de energía que experimentan algunos alumnos al final de la mañana durante las clases teóricas puede tener relación con una alimentación deficiente. Si en el caso anterior se comprobó que las chicas se ven más afectadas por el este problema, en este caso no ocurre en la misma proporción, ya que afecta a 30 chicos frente a 46 chicas (39,5% por 60,5%); si bien de nuevo las chicas lo acusan más. Los porcentajes de chicos y chicas en el grupo de estudio que no presentan problemas son del 54,3% (88 chicos) y 45,7% (74 chicas). Prácticamente idénticos porcentajes que en el grupo que no presentan problemas físicos. Si tenemos en cuenta que al comparar los datos de los alumnos que tienen problemas físicos durante la clase de Educación Física y los que tienen problemas de concentración o cansancio extremo al final de la mañana durante las clases teóricas, se observa que existe coincidencia en general entre ambos, ya que el porcentaje de alumnos que tiene problemas de concentración y cansancio en las clases teóricas es mucho más elevado en el grupo que tiene problemas físicos que en el grupo que no los tienen (65,9% frente al 23,8%), lo que sugiere que debe haber causas comunes que expliquen ambos fenómenos.

     El porcentaje de alumnos que no desayunan es pequeño en el grupo con problemas y en el que no los tienen. El porcentaje de los que desayuna a veces, es mayor en el grupo sin problemas (18,4% frente al 27,2%; es en esta comparación donde existe mayor disparidad en las cifras, pues en el resto de los porcentajes los valores son muy similares). Este dato y el hecho de que el porcentaje de alumnos que siempre desayunan sea mayor en el grupo con problemas (80,3% frente al 69,7%) hacen pensar que no es esta comida la causa del "bajón" durante las últimas horas de la mañana en las clases teóricas, salvo que los alimentos que ingieren los que tienen problemas sea inadecuado. Cuando se analiza este dato se comprueba que 51 de los 61 alumnos que experimentan "bajón" y que siempre desayunan, toma leche con cola cao. De ellos, 15 sólo toman eso, el resto lo acompaña con cereales, bollería o galletas. Por tanto no se puede calificar como de desayuno inadecuado al que achacar como causa clara de sus problemas. Sin embargo de estos 61 alumnos sólo 13 toman siempre algún alimento a media mañana. Si tenemos en cuenta que el alumno desayuna hacia las 8 de la mañana y la última clase termina a las 14.25, son más de 6 horas las que pasan la mayoría de los alumnos de este grupo sin ingerir alimento alguno, lo que puede indicar que una insuficiente alimentación puede propiciar la aparición de falta de energía al final de la mañana.

     ¿Qué grado de implicación tiene la cena en los problemas de falta de energía al final de la mañana?. Igual que ocurría al estudiar los alumnos con problemas en clase de Educación Física, aquí el porcentaje de alumnos que cenan siempre es superior en el grupo de los que no tienen problemas (87% por 72,4%), pero estas cifras son suficientemente próximas como para seguir indagando en ello.

     ¿Son apropiados los alimentos que ingieren los alumnos con problemas?. De los alumnos con problemas que siempre desayunan (55 de 61), sólo 3 toman un primer plato rico en hidratos de carbono; 4 toman primer y segundo plato (proteico); 8 toman primero y segundo acompañado además de leche, fruta o dulces; 2 toman un primer plato con fruta; 16 sólo toman segundo plato; 10 toman segundo plato acompañado de leche (4 de ellos además toman fruta o dulces) 7 toman segundo plato más fruta; 2 toman segundo plato más dulces; 1 toma leche y dulces y 1 toma cereales y fruta. Si bien en algunos casos podría mejorarse cualitativamente la dieta, no se puede pensar que pueda dar lugar a una disminución de las reservas energéticas del organismo que conduzca a tener problemas de energía. Además el porcentaje de alumnos que siempre cenan es muy alto (72,4%). Por tanto puede descartarse como causa de sus problemas de concentración al final de la mañana.

     Como conclusión a este segundo estudio hay que decir que no hay evidencia claras como para afirmar que la alimentación es la causa única de los problemas de cansancio y de concentración que experimentan muchos alumnos al final de la mañana durante las clases teóricas (excepto en la comida a media mañana, donde sí parece poder establecerse una cierta relación). Como se comentó también en el caso de los problemas en clase práctica de Educación Física, posiblemente la alimentación tenga algo que ver en este caso, pero lo más probable es que sean varios factores los que intervienen, sin poder llegar a establecer el grado de responsabilidad que tiene cada uno.


6. Encuesta



Bibliografía

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revista digital · Año 10 · N° 84 | Buenos Aires, Mayo 2005  
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