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El perfil de rendimiento: su empleo en la
preparación psicológica de voleibolistas de alto rendimiento

   
Instituto de Medicina del Deporte, INDER
(Cuba)
 
 
Lic. Martha del Pino González
Lic. Gustavo Sabas Rivas

mardagus@infomed.sld.cu
 

 

 

 

 
Resumen
    En el estudio se expone el perfil de rendimiento como procedimiento para el psicodiagnóstico del deportista y la aplicación de intervenciones psicológicas orientadas al desarrollo de habilidades. El método, desarrollado por Buttler y Hardy (1990) y adaptado por los autores ha resultado un instrumento eficaz en la preparación psicológica de voleibolistas élite. Se describen las ventajas del método, usos potenciales, pasos a seguir en su aplicación, y se concluye con la exposición de un caso.
    Palabras clave: Preparación psicológica. Perfil de rendimiento. Intervenciones psicológicas. Voleibolistas.
 

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 10 - N° 82 - Marzo de 2005

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Introducción

    El voleibol es un deporte colectivo que se caracteriza por su variabilidad en las acciones de juego, las que tienen un carácter súbito e instantáneo. Las principales acciones motoras del voleibolista son los rápidos desplazamientos, saltos y lanzamientos y el contacto con el balón es breve y excluye los agarres. Las acciones tácticas son extremadamente variadas; la creación de situaciones en las que se tiene la mayor probabilidad de realizar elementos pensados anticipadamente y el enmascaramiento de las acciones e intenciones propias plantean altas exigencias al razonamiento del jugador. El rápido ritmo de juego, la tensión en la lucha competitiva, la responsabilidad en las ejecuciones técnicas y la constante preparación para ejecutar las acciones, generalmente en presencia de una gran cantidad de espectadores, determina la aparición en los jugadores de variadas e intensas reacciones emocionales.

    Estas características de la actividad en que transcurre el juego de Voleibol determinan la necesidad de que el jugador desarrolle algunas cualidades que constituyen demandas o exigencia psicológicas para la práctica de este deporte y el logro de altos rendimientos.

    Se hace necesario desarrollar diversos parámetros psicofisiológicos y perceptuales: una buena velocidad de reacción y movimientos, precisos cálculos perceptuales y visuales de espacio y tiempo y amplio volumen de la visión periférica, así como percepciones especializadas como el sentido de la net, sentido del terreno y sentido del balón. El desarrollo de los procesos de atención y cualidades como la concentración, volumen, estabilidad, distribución y conmutación constituyen una premisa para el éxito.

    Precisa un constante perfeccionamiento del pensamiento táctico sobre la base de un amplio volumen de conocimientos y elevado nivel de razonamiento abstracto y pensamiento operativo. Un elevado nivel de motivación y desarrollo de las cualidades volitivas constituyen premisas para enfrentar fuertes sesiones de entrenamiento, así como el dominio de mecanismos de autorregulación efectivos que garanticen la estabilidad emocional y posibiliten el control en las tensas y cambiantes situaciones de juego.

    El psicólogo, en las tareas que acomete como parte de la preparación psicológica del voleibolista para las competencias realiza, primeramente, una valoración del estado del deportista en que evalúe el nivel de desarrollo de las exigencias psicológicas y las relaciones entre ellas mediante cuestionarios, tests, observación y entrevistas. Partiendo de esta valoración se determinan los métodos de intervención o programas de entrenamiento psicológico con el propósito de perfeccionar estas cualidades y contribuir a formar y desarrollar la disposición para competir. Finalmente, mediante el análisis del producto de la actividad, evalúa la efectividad del programa empleado.

    En nuestro quehacer profesional de más de diez años en la preparación psicológica de voleibolistas cubanos de élite para las competencias hemos empleado diferentes procedimientos, entre ellos el perfil de rendimiento, el cual exponemos en el presente estudio.


El perfil de rendimiento. Ventajas y usos potenciales

    Buttler y Hardy crearon el perfil de rendimiento como un método que permite al psicólogo orientar sus estrategias para las intervenciones como parte de la preparación psicológica del deportista. Su principal propósito fue crear un procedimiento en que el deportista juegue un rol activo en la toma de decisiones con relación a qué habilidades precisa desarrollar.

    El perfil incluye dos procesos básicos:

  1. La identificación del deportista con lo que percibe constituye la cualidad fundamental para el rendimiento de cada deportista élite en su especialidad.

  2. La valoración del deportista acerca de su estado actual. Para ello debe realizar una comparación del nivel por él alcanzado con relación a cada una de las cualidades que debe reunir un deportista de su especialidad.

    El empleo de esta técnica reporta ventajas con relación a otros procedimientos empleados por el psicólogo.

  1. Las construcciones elaboradas en forma de perfiles son generadas por el propio deportista, lo que proporciona un grado de autodeterminación no habitual en otros enfoques sobre el entrenamiento de habilidades.

  2. Ayuda a elevar la motivación del deportista para poner en práctica y adherirse a los métodos de intervención para el desarrollo de habilidades psicológicas.

  3. Permite al psicólogo elegir una estrategia de intervención adecuada y que pueda ser efectiva, al identificar las áreas que requieren desarrollo.

  4. Puede ser utilizado como recurso de monitoreo. Posibilita percibir los cambios operados mediante la administración del perfil antes y después de las intervenciones.


Etapas en el empleo del perfil de rendimiento

    La aplicación de este método debe seguir los siguientes pasos:

1. Determinación por el deportista de las cualidades que debe poseer un deportista ideal de su especialidad.

    Para ello se le solicita que relacione las cualidades que debe poseer un deportista ideal. En este paso el psicólogo colabora en la precisión en términos psicológicos de las cualidades por él referidas.

2. Valoración de estas cualidades en una escala de 10 puntos.

    Se solicita al deportista que valore la incidencia de esta cualidad en el rendimiento en su deporte. La escala posibilita la incidencia de esta cualidad identificada en 10 puntos:

1 punto: Sin importancia. Hasta
10 puntos: Extremadamente importante.

    A esta valoración se denomina I: Importancia.

3. Valoración del deportista de su estado actual en las cualidades identificadas, mediante una escala de 10 puntos. El deportista debe autoevaluarse de acuerdo a su estado en cada cualidad en el rango definido por la escala de: 1 punto: Pésimo. Hasta 10 puntos: Excelente.

    A esta valoración se denomina AS: Autovaloración del sujeto.

4. Determinación del nivel de desarrollo de cada cualidad en un deportista ideal. Generalmente se determina que la valoración sea de 10 puntos en todas las cualidades.

    A esta valoración se denomina AI: Autovaloración ideal.

5. Se obtiene la diferencia entre la autovaloración ideal y la autovaloración del sujeto, mediante la resta de AI con AS: (AI - AS ). Este valor se calcula con el propósito de obtener el valor de discrepancia que describimos e el próximo paso.

6. Determinación del valor de discrepancia.

    Es el indicador final que permite ponderar mediante la obtención de un valor numérico la diferencia que existe entre el nivel de desarrollo de la cualidad en un deportista ideal y el deportista sometido al programa de entrenamiento. Mediante este indicador se determinan aquellas cualidades en que se precisa un programa de entrenamiento para su desarrollo.

    Se obtiene de la siguiente forma:

Discrepancia (DI): (Autovaloración ideal (AI) - Autovaloración del sujeto (AS)) X Importancia (I).

7. Empleo de métodos de intervención orientados al desarrollo de las cualidades determinadas como discrepantes o deficitarias.

8. Monitoreo mediante la aplicación del procedimiento de construcción del perfil de rendimiento posterior a las intervenciones psicológicas para evaluar los cambios operados.


Exposición de un caso tratado por el método

    A continuación se muestra el empleo del método en el tratamiento de un deportista con dificultades en su conducta en competencias que afectaban su rendimiento y el del equipo. Jugador A. G: Voleibolista del sexo masculino. Atacador auxiliar.

    Dificultades observadas: Discusiones frecuentes con compañeros de equipo y árbitros. Conducta agresiva y descontrolada con afectación de su rendimiento deportivo.

    Jugador joven, con grandes perspectivas de desarrollo. Alta capacidad intelectual, elevado nivel de motivación y alto nivel de ansiedad reactiva. Ocupaba por situaciones coyunturales un puesto de la alineación regular que demanda un nivel de rendimiento y excelencia, el cual le exigía rendir al máximo sus potencialidades.

    En una primera entrevista se comprobó que existía conciencia en el jugador del efecto negativo de su conducta en competencias para su rendimiento y el del equipo, así como su desarrollo como deportista. Se le explicó los objetivos del trabajo a realizar y el procedimiento del perfil de rendimiento.

    Para la construcción del perfil se siguieron los pasos o etapas descritas anteriormente en el punto III.

    Se le pidió al jugador que relacionara las cualidades que debía poseer un voleibolista ideal. Lo ayudamos en la precisión de algunas cualidades en términos psicológicos y le sugerimos algunas que pudo obviar, las que sólo se incluyeron con su aprobación. Una vez confeccionado el listado, valoró la importancia (I) de cada una de las cualidades en una escala de 1 a 10 puntos, y sus puntuaciones oscilaron entre 7 y 10. La autovaloración ideal (AI) considerada como el nivel de desarrollo de la habilidad en un jugador ideal, sugerimos obtuviera una puntuación de 10 puntos en todas las cualidades incluidas en el perfil, con lo que el jugador estuvo de acuerdo. Posteriormente se le pidió que evaluara su estado actual en cada una de las cualidades, igualmente en una escala desde 1 punto (Pésimo) hasta 10 puntos (Excelente), oscilando las marcas de sus valoraciones entre 5 y 10 puntos, obteniéndose así la autovaloración del sujeto (AS).

    Finalmente, el último paso en la construcción del perfil fue la obtención de los valores de discrepancia. Para ello, se halló la diferencia, mediante la resta de los valores de la autovaloración ideal (AI) y la autovaloración del sujeto (AS), multiplicando el valor obtenido de esta resta por el valor de I (valor de importancia concedido a la cualidad). Los resultados de este proceso se reflejan en el Gráfico 1.

Gráfico 1. Cualidades identificadas por el atleta y valoraciones realizadas


Leyenda
I: Importancia conferida a la cualidad.
AI: Autovaloración ideal.
AS: Autovaloración del sujeto.
AI - AS: Autovaloración ideal - Autovaloración del sujeto.
DI: Discrepancia: (AI - AS) x I.

    Como se observa, los valores de discrepancia oscilaron de 0 a 50, siendo las cualidades con mayores valores de discrepancia, o lo que es lo mismo, en las que el jugador presentaba mayores dificultades en su desarrollo: disciplina, concentración, autocontrol emocional y ecuanimidad.

    En un primer análisis con el jugador, se precisó cómo se ponían de manifiesto en el desarrollo del juego sus conductas negativas y su relación directa con las cualidades identificadas como discrepantes. Se concluyó además que el eje central de sus dificultades era la falta de mecanismos adecuados de autorregulación que le permitieran el control emocional necesario para enfrentar la tensión y el stress de la competencia.

    Determinamos las intervenciones psicológicas a emplear; un enfoque de intervención multimodal que incluyó los siguientes componentes: estructuración cognoscitiva, técnicas de relajación, visualización y automandatos.

    Las intervenciones se realizaron durante el mesociclo de preparación especial que incluyó dos meses de entrenamientos y competencias preparatorias. Posteriormente se administró nuevamente el procedimiento de construcción del perfil de rendimiento orientado fundamentalmente a la valoración de las cualidades que habíamos determinado como discrepantes.

    Como se observa en el Gráfico 2 los valores de discrepancia en las cuatro cualidades deficitarias disminuyó luego de las intervenciones. En las cualidades concentración, autocontrol y ecuanimidad la disminución de los valores de discrepancia fue sensible y en disciplina desapareció totalmente.

Gráfico 2. Valores de discrepancia antes y después de las intervenciones

    Los resultados que se reflejan en el monitoreo del procedimiento administrado posterior a las intervenciones se relacionan con nuestras observaciones de la conducta competitiva del jugador, así como sus autorreferencias: una disminución de las conductas negativas observadas en la competencia, así como una mejoría en su concentración y control de sus estados emocionales durante el juego.


Conclusiones

    Hemos expuesto el procedimiento de construcción del perfil de rendimiento como método que permite al psicólogo realizar el psicodiagnóstico y determinar sus estrategias de intervención. En nuestra experiencia de diez años de su empleo en la preparación psicológica de voleibolistas cubanos de élite en ambos sexos ha resultado un instrumento eficaz.


Bibliografía

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