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"El que nada duda, nada sabe"
Proverbio griego

"Sólo la renovación puede mantener, el que se queda parado, se retrasa"
Everhardus Johannes Potgieter

Introducción

    La mayoría de los profesionales de la educación coincidimos en la necesidad de la evaluación para poder progresar, y mejorar nuestra labor docente. No obstante esta evaluación suele estar dirigida al alumnado, casi exclusivamente y, en algunos casos, cuando realmente analizamos nuestra actividad como maestros resulta de una percepción subjetiva de la forma en que desarrollamos las sesiones.

    En España, la LOCE (Ley Orgánica de Calidad de la Educación), en su Artículo 17 habla de la evaluación en Primaria, centrando la misma en el alumnado. El Real Decreto 115/2004, de 23 de enero, por el que se establece el currículo de la Educación Primaria, en su Artículo 8.5. dice: "El profesorado evaluará su práctica docente, así como la adecuación de los procesos a las necesidades específicas de los alumnos."

    Por otro lado, el Decreto 105/92, de 9 de junio, por el que se establecen las Enseñanzas correspondientes a la Educación Primaria en Andalucía en el Artículo 14 expresa que "el profesorado evaluará los aprendizajes de los alumnos y alumnas, los procesos de enseñanza y su propia práctica docente".

    Es evidente que desde las administraciones públicas se da importancia al hecho evaluativo, no sólo del alumnado, sino del propio sistema y del profesorado. Tradicionalmente esta evaluación del profesorado surgía de la propia reflexión del maestro especialista en Educación Física, y tenía una especial incidencia en la consecución o no de los objetivos establecidos en su programación, no se tenía en cuenta otros aspectos que condicionan el proceso de enseñanza aprendizaje, y, por supuesto, no se preocupaba de la percepción que tenía el alumnado de la asignatura, y mucho menos de su persona.

    Con este artículo pretendemos hacer constatar la importancia de este tipo de evaluación, no sólo como mera reflexión personal, sino también darle importancia a la opinión de nuestros alumnos sobre la asignatura y nuestra actuación, ya que de esta percepción, de la motivación que consigamos comunicarles se obtendrán unos resultados u otros, más o menos favorables relacionados con la práctica de las clases de Educación Física.

Desarrollo

    José Bernardo Carrasco en su ponencia sobre Claves para motivar en el aula, en las V Jornadas de Innovación Pedagógica celebradas en Algeciras (España) en marzo del 2003, comentaba: "nadie se esfuerza porque sí, sin que exista una razón que le haya movido a ello".

    El alumnado percibe este tipo de actitud, no es lo mismo un profesor dominante, que es exigente, impone orden y ejerce su autoridad que uno más cercano y comprensivo; el maestro de Educación Física debe conseguir irradiar entusiasmo, simpatía, alegría y comprensión; esto no quiere decir que olvidemos o dejemos a un lado la disciplina en las clases, pero sí que nuestra manera de ser, y la forma en que concebimos nuestro trabajo actúan como factores decisivos en la motivación de nuestros alumnos.

    Siguiendo a Moreno Murcia, J.A. y Hellín Gómez (2002), si nos atenemos a algunas investigaciones (Stewart y cols. 1991; Delffosse y cols. 1994; Luke y Cope, 1994; Brand y Scantling, 1994), las actitudes hacia la Educación Física se deterioran según el alumno avanza de curso. Este cambio se produce, entre otros factores, por la percepción que tienen sobre el maestro que les imparte las clases.

    Por estos motivos proponemos una serie de cuestionarios para la etapa correspondiente a Educación Primaria, adaptados los mismos a los tres ciclos que la conforman, para valorar la opinión que tienen nuestros alumnos sobre nosotros y la asignatura. Este tipo de evaluación es poco, o casi nada, utilizada por los profesionales de la educación, y sin embargo es una de las que producen mejores resultados, ya que nos revela información referente a cómo perciben los alumnos los contenidos, la forma de plantearlos, la organización, la utilización del material, el empleo del tiempo, el trato afectivo... En definitiva, valoraría nuestra capacidad de enseñanza como docentes.

    Pero ¿qué deberíamos cuestionarnos?, ¿cuáles son los factores que nos ayudarían a mejorar? Nosotros, tomando como referencia a Villa Sánchez, Aurelio, (1985) proponemos los siguientes:

1. Motivación:

1.1. Hacemos interesante la materia.
1.2. Estimulamos el trabajo del alumnado.
1.3. Damos ánimos en el trabajo (realización de las actividades).

2. Orientación:

2.1. Respondemos a las preguntas y dudas que surgen.
2.2. Escuchamos con atención a los alumnos.

3. Socialización:

3.1. Fomentamos las actividades en grupo.
3.2. Permitimos elegir actividades que interesan a los alumnos.
3.3. Evitamos actitudes sexistas y discriminatorias.

4. Personalización:

4.1. Nos relacionamos con todos los alumnos.
4.2. Ofrecemos ayuda e información individual.

5. Instrucción:

5.1. Explicamos con claridad.
5.2. Indicamos cómo deben trabajar.

6. Imposición:

6.1. Imponemos orden.
6.2. Damos órdenes y normas para actuar.
6.3. Indicamos lo que nuestros alumnos deben hacer.

7. Organización:

7.1. Estructuramos la participación.
7.2. Organizamos las actividades.
7.3. Tenemos ordenado los materiales.

8. Control:

8.1. Evaluamos los resultados de los alumnos.
8.2. Procuramos conocer las dudas de los alumnos.

9. Innovación:

9.1. Llevamos a cabo sugerencias que hacen los alumnos.
9.2. Incitamos a nuestros alumnos a que expresen sus ideas.
9.3. Introducimos materiales y métodos nuevos.

10. Afectiva:

10.1. Reconocemos el mérito de lo que hacen los alumnos.
10.2. Recompensamos las tareas de los alumnos.
10.3. Alentamos y damos ánimos.

11. Irónica:

11.1. Ridiculizamos a alumno cuando se equivoca.
11.2. Desaprobamos las iniciativas del alumnado.
11.3. Nos reímos de ellos.

    Como podemos observar son múltiples las variantes propuestas, y como ya hemos mencionado con anterioridad, el cuestionario que presentemos a nuestros alumnos deberá estar adaptado a la edad del grupo.

    Modelos de cuestionarios de evaluación del profesorado Los siguientes modelos son orientativos, cada maestro deberá adaptarlos a su contexto e inquietudes (valores que quiere conocer sobre su actuación). A continuación presentamos tres ejemplos de fichas para evaluarnos.

    Cada una de ellas se encuentra adaptada a los ciclos que conforman la Educación Primaria en España, cómo se puede apreciar, la forma de presentar al alumno la ficha, y la manera de cumplimentarla varía en función de la edad del grupo al que va dirigido; recordaremos que el Primer Ciclo comprende las edades entre 6-8 años, el Segundo Ciclo entre 8-10, y el Tercer Ciclo los 10-12 años.

    Cómo es lógico cada maestro debe explicar, antes de entregar el cuestionario, para qué sirve el mismo, la manera de rellenarlo, y cuantos aspectos considere necesarios; porque de este modo hacemos partícipes al alumnado de la importancia de la tarea que van a realizar.

Ficha para el Primer ciclo de Primaria:

Ficha para el Segundo ciclo de Primaria

Evaluación del maestro de Educación Física
Contesta con sinceridad. Tacha una sola de las opciones.

Si quieres puedes escribir alguna opinión más:

Ficha para el Tercer ciclo de Primaria:

Evaluación del maestro de Educación Física.
Contesta con sinceridad. Tacha una sola de las opciones.

Si quieres decir algo más, utiliza el resto de la hoja; puedes escribirlo por detrás.

Conclusiones

    La reflexión sobre nuestra práctica docente, y no exclusivamente de los resultados que hemos obtenido con los alumnos, nos enriquece como maestros que buscamos mejorar nuestra actuación.

    Un profesor que es capaz de trasmitir al alumnado la curiosidad, el interés por la materia, que consigue darle significado a su asignatura, ayuda a mejorar la predisposición y el interés por el aprendizaje.

    Es preciso, por tanto, no considerar como inmejorables nuestras "rutinas de enseñanza", aquellas actitudes que hacen que nos sintamos seguros y cómodos. Se hace necesario abrir nuestras expectativas y ser capaces de probar nuevas cosas, aunque en un principio puedan provocarnos inseguridad y desazón.

    Conocer, por tanto, la opinión de nuestros alumnos sobre la labor que desempeñamos, cómo consideran a la clase de Educación Física, sus inquietudes y expectativas al respecto, nos enriquecerá como profesionales y hará que seamos capaces de adaptarnos a sus necesidades e intereses.

Bibliografía

• ANTÓN GARCÍA, JUAN L. Y COLS. (1989). Entrenamiento deportivo en la edad escolar. Colección Unisport.

• BEJINES MEJÍAS, INMACULADA Y COLS. (1999). Fichas de Evaluación de la Educación Física en Primaria. Wanceulen.

• BERNARDO CARRASCO, J. (2003). Ponencia: Algunas claves para motivar en el aula. Attendis, V Jornadas de innovación Pedagógica.

• DECRETO 105/92, de 9 de junio, por el que se establecen las Enseñanzas correspondientes a la Educación Primaria en Andalucía.

• LEY ORGANICA 10/2002 de 23 de diciembre, de Calidad de la Educación.

• MORENO MURCIA, J.A., Y HELLÍN GÓMEZ, P. (2002). ¿Es importante la educación física? Su valoración según la edad del alumno y el tipo de centro. Rev.int.med.cienc.act.fís.deporte - número 8 - diciembre 2002 - ISSN: 1577-0354

• PILA TELEÑA, A. (1988). Educación Físico Deportiva (enseñanza-aprendizaje). Augusto E. Pila Teleña.

• REAL DECRETO 115/2004, de 23 de enero, por el que se establece el currículo de la Educación Primaria.

• SÁNCHEZ BAÑUELOS, F. (1992). Bases para una didáctica de la educación física y el deporte. Gymnos.

• SEBASTIÁN, ERIC Mª (2001). La enseñanza estratégica de la Educación Física. Graó.

• VILLA, A (1985). Un modelo de profesor ideal. M.E.C.

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revista digital · Año 10 · N° 80 | Buenos Aires, Enero 2005   © 1997-2005 Derechos reservados