La formación deportiva en los contenidos de primaria |
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*Universidad de Murcia. Instituto de Ciencias del Deporte ** Licenciada en Pedagogía. Asesora CPR Murcia I (España) |
Dr. Arturo Díaz Suárez* Fuensanta Sánchez Pérez** ardiaz@um.es |
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http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 10 - N° 80 - Enero de 2005 |
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La propuesta de procesos de formación en la que estamos trabajando en la Facultad de Educación de la Universidad de Murcia, es la siguiente:
La unión entre teoría y práctica es fundamental, si olvidamos la teoría, se corre el riesgo de ser meros ejecutores de órdenes y poco se puede innovar sin una teoría que sustente una práctica ordenada y con unos objetivos bien definidos. Si bien tenemos que tener presente que por medio de la practicas entenderemos mucho mejor los planteamientos teóricos de nuestros estudios. (Muller, 1976) afirma que la educación es acción y contacto donde la práctica es el campo de actuación de la teoría.
Partiendo de estas premisas y atendiendo a los nuevos diseños curriculares para Primaria la teoría y práctica de la enseñanza deportiva, debe atender fundamentalmente al estudio del niño/a, características del deporte y métodos de aplicación.
Si nos atenemos a los diseños curriculares y buscamos una serie de actividades que tengan una relación directa con los distintos bloques de contenidos, tendremos que partir del planteamiento del trabajo de habilidades básicas, agrupándolas para facilitar el proceso de nuestros alumnos. Ejemplo:
Pases, recepciones, lanzamientos
Botes, impactos, golpeos, paradas.
Conducciones, manipulaciones.
Un segundo aspecto seria el trabajo lúdico motriz, donde planteamos las prácticas en torno al juego con relación a:
El cuerpo.
El móvil.
El tiempo.
El espacio.
Posteriormente buscaremos la aplicación de distintas técnicas que desde el punto de vista de la conducta motriz, la apliquemos a distintas situaciones motrices.
Para terminar veremos algunos ejemplos de juegos deportivos desde la óptica de la clasificación de Pierre Parlebas en cuanto a la incertidumbre.
Debemos tener claro que la enseñanza supone formas continuas de adaptación y de relación del alumno/a con el entorno de las destrezas deportivas. En iniciación deportiva debemos plantearnos un enfoque más relacional donde la funcionalidad del alumno/a no sea independiente a las propiedades del medio, instrumento, compañeros, adversarios, etc.
El maestro/a de educación física con respecto a la iniciación deportiva debe adquirir una comprensión clara y precisa de los aspectos de percepción y decisión y de las condiciones que la influencia del medio tiene, atendiendo a tres vías de actuación:
La enseñanza orienta hacia los objetivos.
Estudio científico del deporte.
Conexión entre teoría y práctica.
Partiendo de estas premisas la enseñanza deportiva debe atender fundamentalmente al estudio del niño/a, características del deporte, objetivos, métodos de aplicación (Lasierra y Lavega 1993). Es fundamental que cambiemos la forma de actuación en la enseñanza deportiva dando especial atención al proceso y realizarlo con transferencia a situaciones reales de actuación por medio del juego global y progresivo para llegar al deporte jugado.
Formas básicas de movimiento.
Proceso lúdico motriz.
Experiencia motriz especifica.
Juegos deportivos.
a. Formas básicas de movimientoEs la primera etapa que se propone y abarca toda la experiencia de habilidades perceptivas y habilidades básicas, desde un punto de vista globalizador y funcional, nos servirán como punto de partida para poder lograr nuestros objetivos.
Blázquez (1995) llama a esta etapa de Estructuración Motriz y la centra en el primer ciclo de primaria, pues comenta que es difícil precisar en qué momento se puede recomendar empezar a realizar algún tipo de actividad física sistematizada e intencional.
Esta etapa debe coincidir con las experiencias motrices proporcionadas por la educación física escolar en esta etapa educativa (Enseñanza Infantil y Primaria).
La finalidad principal de esta etapa la constituye la adquisición de patrones motores básicos como origen de un movimiento ordenado. Se trata de fomentar y acrecentar la experiencia motriz de forma muy generalizada (múltiples y diversas actividades motrices) y globalizada (sin ninguna incidencia en movimientos concretos).
De entre las características propias de esta fase podemos destacar las siguientes:
Se trata de desarrollar las capacidades motrices básicas mediante la realización de habilidades y destrezas inespecíficas.
Crear una vinculación y conexión entre las nuevas propuestas con la experiencia motriz que el niño ya posee.
Las situaciones que se propongan deben requerir baja exigencia cualitativa y cuantitativa en las tareas ofrecidas.
Diversificar al máximo los modos de abordar cada secuencia de enseñanza con el objeto de garantizar la acumulación de experiencias variadas.
Vincular las experiencias con juegos o formas jugadas de modo que el alumno se vincule con formas globales de movimiento.
Se trata de completar aspectos del dominio motor relacionados con la Actividad física infantil, intentando favorecer una amplia base motora, para el posterior asentamiento de cualquier exigencia posterior.
En esta etapa se desarrollan las habilidades y destrezas psicomotrices genéricas a través de juegos gestuales no específicos. Se incluyen: gestos básicos, manejo de instrumentos y adaptación al medio (familiarización).
Esto llevará a mejorar las capacidades perceptivas, coordinativas y habilidades motrices básicas, creando una base de movimiento, para asentar en ella cualquier exigencia posterior.
El objetivo de esta etapa es aportar una gran variedad de actividades motrices con un carácter lúdico. Se pasa de los juegos genéricos, a los predeportivos y a los deportes reducidos.
b. Proceso lúdico motrizEl juego tiene un papel fundamental en esta etapa. Los alumnos/as lo entenderán como la forma más natural de realizar actividad física, si tenemos asumida la situación anterior podemos colocar a nuestros alumnos/as ante la necesidad de relacionarse y resolver distintos problemas que podamos plantearnos y si tenemos presente que el juego será reglado, tendrá que existir comunicación y estrategia donde nosotros lo plantearemos en torno al propio cuerpo, el móvil, el tiempo y el espacio.
Lasierra y Lavega (1993) plantean un Período de coordinación y cooperación ludomotriz.
Este período podría corresponder a los niños cuyas edades oscilan entre los 6 y 12 años.
Los sujetos inician una paulatina coordinación práxica gracias a que empieza a tolerarse un sistema simple de reglas.
Aparece la noción de competición y de comunicación motriz, hecho que va a facilitar el desarrollo del juego sociomotor, en detrimento del juego egocéntrico sumamente individualizado. Hasta ahora el niño centraba toda su atención en su cuerpo, a partir de estos momentos podrá organizar su actuación basándose en el balón (móvil) o en otra persona, Le Boulch, 1991 (en Lasierra y Lavega, 1993).
Las reglas básicas cobran interés sobre los 8 años, momento en el que pueden ser comunes incluso a niños que procedan de distintos entornos. En esta fase, también son capaces de entender la existencia de distintos roles en los deportes colectivos.
En esta etapa se está en el período denominado por Parlebas (1988) el dilema de los jugadores (caracterizado por sus múltiples dudas respecto a la coordinación motriz entre los participantes).
Blázquez (1995) denomina a esta etapa Toma de Contacto con las Prácticas Deportivas que corresponde con una iniciación deportiva generalizada.
Sin restar importancia a cualquiera de los otros momentos del proceso de iniciación, este período constituye un punto clave por las consecuencias posteriores.
La finalidad más importante es poner al niño/a en contacto con la actividad deportiva proporcionalmente dicha.
En este período se presentan a los debutantes los elementos básicos de los distintos deportes.
De entre las características propias de esta fase podemos destacar las siguientes:
Aprendizaje de los fundamentos básicos del deporte: supone el primer contacto estructurado con el deporte competitivo. Este primer contacto no puede suponer, dadas las características de los integrantes de esta fase, una especialización definitiva.
Realización de habilidades y destrezas básicas de todos los deportes.
Enseñanza de los fundamentos deportivos.
Díaz (1996) expone una etapa de desarrollo de Preparación Genérica,
En esta etapa se enseña aquellos elementos fundamentales constitutivos del deporte en cuestión de forma global, pero con orientación hacia el aprendizaje táctico de los movimientos, de forma concreta. Es una etapa de aprendizaje.
Los objetivos de esta etapa son:
Reforzamiento de los aprendizajes de la etapa anterior.
Iniciación al trabajo de equipo.
Y los medios, van a ser:
Juegos gestuales específicos
Juegos Predeportivos.
c. Experiencias motrices específicasSe considera la técnica como uno de los parámetros definidores o determinadores de la acción de juego de los deportes, desde una perspectiva en que la misma está integrada como un todo en el proceso estratégico en el sentido que lo hace Theodorescu, cuando dice que las acciones individuales constituyen procedimientos técnicos integrados que tienen una estructura específica, lo que llama convencionalmente pensamiento estratégico.
Con esta explicación de la acción técnica, se comprueba que la misma se sitúa en un contexto mucho más amplio y significativo, alejado en gran medida de la interpretación mecanicista de la acción motriz, situándose por tanto, en el ámbito en el que la comunicación motriz juega un papel primordial.
Blázquez (1993) habla de una etapa de Desarrollo donde se trabajará la Iniciación Deportiva.
En este período se busca la fijación y adaptación a condiciones cambiantes, así como la estabilización del movimiento.
La necesidad de una formación general: Aunque se haya iniciado en las etapas anteriores, la formación general sigue siendo imprescindible en estas edades. Esta formación permitirá afrontar con éxito las siguientes fases deportivas y, por tanto, contribuirá a la obtención, en su momento, de los aprendizajes deportivos necesarios para nuestros alumnos.
Romero, C. (1996) en su modelo de enseñanza, expone una Etapa de Instauración. En esta etapa este autor incluye los elementos fundamentales constitutivos del deporte en sí, a través de una enseñanza global pero orientada hacia el aprendizaje técnico-táctico de forma concreta. Es el momento de los aprendizajes de las habilidades motrices específicas, dada la facilidad con que el niño aprende (gran capacidad de excitabilidad nerviosa).
Se deben utilizar estrategias globales con polarización de la atención y con modificación de la situación real (deporte adaptado) y resolución de problemas motores. Se realiza el trabajo grupal de cooperación y de oposición.
d. Juegos deportivosEn este apartado se sigue la clasificación de los juegos deportivos de P. Parlebas (1981), que citado por Hernández Moreno (Análisis de las estructuras del Juego Deportivo, 1994) dice:
El principio o criterio que preside la elaboración de la clasificación que por Parlebas (1981), consiste en considerar toda situación motriz como un sistema de interacción global entre un sujeto actuante, el entorno físico y el/los otro/s participante/s eventuales.
En esta clasificación el practicante no está considerado como un individuo aislado de un contexto, sino que el criterio pertinente es el que testimonia una puesta en relación del sujeto actuante, por una parte con el medio y por otra parte con otra u otras personas.
El factor clave, presente en toda situación, es la noción de incertidumbre, con lo que la dimensión informacional toma una importancia de primer orden.
En esta etapa hay que buscar la integración en situaciones básicas de aplicación.
Aplicar el juego con objetivos generales y específicos. Desarrollo de la actividad teniendo en cuenta las etapas evolutivas.
Progresión y adecuación de las dificultades en los juegos y deportes empleados.
Predominio del aspecto inteligencia (pensamiento táctico) del juego y el deporte.
Búsqueda de elementos y transferencia entre los juegos y deportes.
Idea de la situación real de juego, desde edades tempranas, es decir, la esencia del propio juego.
Lasierra y Lavega (1993) exponen un Período de Establecimiento y Desarrollo del Acuerdo Ludomotor.
Los jugadores empiezan a estar en plenas condiciones de aceptar el compromiso que supone acatar las limitaciones reglamentarias del deporte colectivo. Las reglas se entienden como el resultado de un pacto grupal, y progresivamente se van a complicar, hasta originar situaciones motrices más complejas.
En esta etapa los jugadores aceptan participar en los distintos roles del juego deportivo e incluso, en su culminación sociomotriz, son capaces de sacrificar el éxito personal por conseguir un beneficio para el equipo.
Los juegos, son cada vez más codificados, lentamente los distintos elementos pertinentes de su lógica interna (espacio, tiempo, móvil, número y acciones de los jugadores) se van delimitando con mayor precisión y rigidez.
Los jugadores comprenden el juego deportivo en su globalidad y por ello empiezan a cohesionar sus comportamientos práxicos tanto en defensa como en ataque. Es el inicio de lo que va a ser el desarrollo de las situaciones tácticas y estratégicas en conjunto, ya que las situaciones ludomotrices son progresivamente más inestables, más portadoras de incertidumbre.
Este período, Pierre Parlebas (1988) lo denomina Acuerdo Ludomotor.
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digital · Año 10 · N° 80 | Buenos Aires, Enero 2005 |