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El conflicto de los árbitros: deporte
argentino con pronóstico reservado

   
Periodista
(Argentina)
 
 
Martín Levín
mlevin@mecon.gov.ar
 

 

 

 

 
    Jorge Morillo, un ex árbitro de la Liga Nacional de Básquet y uno de los mentores de la Asociación Argentina de Árbitros, debió dejar la actividad al llegar a los 53 años de acuerdo al tope de edad que fija el reglamento. Ante esta circunstancia, aprovechándose de un resquicio legal y con el correspondiente asesoramiento jurídico, optó por una actitud reñida con la ética arbitral y le inició juicio a la Confederación Argentina de Básquet y la Asociación de Clubes sustentando que en su extensa carrera arbitral había sido un trabajador en relación de dependencia de los demandados. A fines de 2002 la justicia le dio la razón y le fijó más de 190 mil pesos de indemnización.
 

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 10 - N° 80 - Enero de 2005

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    Aún resuenan fuerte los sones del himno nacional que se escucharon el 28 de agosto en Atenas luego que el seleccionado argentino de básquet se alzara con la gloria aurífera, después de un triunfo lógico en la final ante Italia y luego de la histórica victoria en semifinales ante un Dream Team que poco tiene que ver con el que apareció en Barcelona '92. Cuando se pueden ven los partidos de la NBA y ligas europeas en los que aparece algún jugador del plantel de Rubén Magnano o inclusive de Ben Hur donde juega Leo Gutiérrez en la Liga Nacional parece que se reavivaran los destellos dorados de las medallas ganadas por esos doce gigantes.

    Sin embargo, la semilla germinal de ese equipo y de la actualidad del básquet argentino: la Liga Nacional de Básquet como así también las competencias federativas están afectadas por un mal que ya está haciendo metástasis en otros deportes. El pronóstico es reservado y, para colmo, la solución está en manos de los gobernantes.

    Jorge Morillo, un ex árbitro de la Liga Nacional de Básquet y uno de los mentores de la Asociación Argentina de Árbitros, debió dejar la actividad al llegar a los 53 años de acuerdo al tope de edad que fija el reglamento. Ante esta circunstancia, aprovechándose de un resquicio legal y con el correspondiente asesoramiento jurídico, optó por una actitud reñida con la ética arbitral y le inició juicio a la Confederación Argentina de Básquet y la Asociación de Clubes sustentando que en su extensa carrera arbitral había sido un trabajador en relación de dependencia de los demandados. A fines de 2002 la justicia le dio la razón y le fijó más de 190 mil pesos de indemnización.

    Otros cuatro colegas de Morillo, en situación cronológica análoga y asesoradas por el mismo estudio jurídico, iniciaron similares reclamos aunque en el ámbito de la Federación Regional de Básquetbol de Capital Federal y por un monto total originario superior a los 250 mil pesos y en virtud de cuyos reclamos pesan dos embargos sobre la sede de la entidad en la calle Humberto I° 1913 que podría ser rematada en cualquier momento.

    Es de hacer notar que los abogados que asesoran a los ex árbitros son del Estudio Confalonieri, integrado por Juan Angel Confalonieri y su hijo José Ernesto quienes son asesores letrados de Futbolistas Argentinos Agremiados y reconocidos docentes especializados en derecho laboral.

    El ex presidente de la federación capitalina de básquet, Sergio Rodríguez, sostiene al respecto que "es una cosa de locos que con la situación económica actual la entidad de un día para el otro pase a tener 120 empleados nuevos, que es la cantidad de árbitros que hay en actividad en la Capital".

    Los ex árbitros de básquet devenidos en reclamantes no sólo la emprendieron contra la Federación sino que ahora también le están llegando intimaciones a los clubes que forman parte de la entidad, pretendiendo que estos sean deudores solidarios para el pago de una eventual indemnización.

    Estas maniobras alertaron no sólo a los dirigentes del básquet. Varias disciplinas formaron un frente común para encontrarle una solución a éste problema que apunta al corazón del deporte argentino, generando reuniones con la Secretaría de Deportes y diputados que forman parte de la Comisión de Deportes. Leopoldo Olmo, presidente de la Federación Metropolitana de Voleibol, sostenía sin eufemismos que "si los árbitros son considerados empleados en relación de dependencia, los deportes se van al demonio y el deporte se muere ya que el costo ineludiblemente pasaría a los clubes".

    La grave situación ha tenido su punto de inicio en el básquet y en Buenos Aires, pero lenta y progresivamente comenzó a propagarse a otros deportes y también a federalizarse.

    El handball es otra de las disciplinas afectadas. La Federación Metropolitana ya debió asumir el pago de dos indemnizaciones y existe un tercer reclamo en trámite.

    Banderilleros y jueces del karting y el ciclismo son otros de los que se creen con derecho a recibir una indemnización por entender que trabajaron en relación de dependencia con las respectivas entidades organizadoras de pruebas deportivas.

    Las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos y La Rioja son los distritos donde esta teoría de la relación de dependencia llegó con fuerza, generando reclamos y poniendo en riesgo el deporte de base, en donde estos otroras colaboradores del deporte están haciendo todo lo posible por destruirlo.

    

    Cabe hacer una distinción importante respecto de los reclamos. En este mundo de juicios, deportes e intereses conviven árbitros que se desempeñan en ligas profesionales como la Liga Nacional de Básquet y la Liga Argentina de Voleibol y jueces que están en federaciones integradas por clubes barriales con escaso poder económico.

    Los primeros tienen dedicación casi exclusiva, ya que los viajes por todo el país tornan sumamente dificultoso tener un trabajo fijo sin olvidar que reciben honorarios interesantes para el momento actual. En cambio, los otros arbitran en ligas con niveles muy inferiores, donde se entremezclan la pasión por el deporte y la necesidad de sumar ingresos aunque sea menores para la subsistencia, en la que participan clubes barriales en la que miles de anónimos juegan por amor a la camiseta además de cumplir un importante rol social sacando a los chicos de la calle y acercándolos al deporte.

    El diputado Antonio Rattin, autor de un proyecto de ley que tramita en la cámara baja, expresó que "sino se aprueba una ley que proteja a federaciones y clubes de barrio, estos van a desaparecer al igual que los campeonatos".


Las soluciones

    El problema planteado cuenta con un abanico de posibilidades para solucionarlo y en este punto es necesaria la intervención de los poderes estatales, lo que provoca el descreimiento en atención a la falta de confianza general en la clase dirigencial.

    El Congreso tiene en tratamiento desde el 14 de julio de 2003 un proyecto de ley que tramita en la cámara baja y cuyo fundamento es considerar como trabajadores autónomos a los deportistas profesionales, cuerpos técnicos y auxiliares deportivos, entre los que están incluidos jurados, árbitros, jueces de línea, veedores y comisarios deportivos.

    El proyecto fue presentado por los diputados Antonio Rattin y Miguel Jobe y ni siquiera ha sido tratado en la primera de las cuatro comisiones que debe aprobarlo en Diputados, la de Previsión y Seguridad Social. Una vez que lo aprobaran todas las comisiones de esa cámara recién podría ser elevado para el tratamiento por parte del Senado. Lo más grave, atento al tiempo transcurrido desde que fue iniciado, es que si el proyecto no se aprueba antes de finalizar las sesiones de este año se caería definitivamente y se archivaría.

    El Poder Judicial tiene en sus manos otra de las posibles soluciones. Luego de la sentencia dictada en el caso Morillo hubo otra resolución similar de primera instancia para el caso de Ricardo Domingo que fue confirmada por la Sala V de la Cámara de Apelaciones del Trabajo. Sin embargo, el 1° de marzo se conoció un fallo de la Sala III dado en el caso otro ex árbitro, Norberto Escola, en el que se considera que los árbitros de la federación capitalina no son trabajadores en relación de dependencia.

    Del voto de una de las camaristas, la Doctora Porta, surge que "...que los jueces o árbitros no son empleados de la Federación demandada, sino personas a las que se encomienda el control y dirección imparcial de los encuentros deportivos, a quienes se exige adquirir, mantener y acrecentar cierta capacitación técnica, un estado físico adecuado, una moral pública y privada intachable".

    La Corte Suprema de Justicia tiene en sus manos un recurso de queja presentado en el caso de Ricardo Domingo, en donde el árbitro ha tenido sentencias favorables de primera y segunda instancia.

    De esta manera, el tribunal superior del país tiene la posibilidad de fijar una postura que si bien no es obligatoria para los tribunales inferiores aseguraría que de llegar otros casos a esa instancia ya se sabría la resolución que recaería. Depende lo que resuelva la Corte, se estaría fijando una posición jurisprudencial que tendría gran incidencia para el deporte argentino.

    Existe una última posibilidad de solución del problema y pasaría por el dictado de un decreto o promoción de un nuevo proyecto de ley, máxime cuando el partido gobernante tiene mayorías en ambas cámaras, que pueda darle un punto final a este problema.

    Al respecto, es importante lo señalado por el ex árbitro de básquet y actual Subsecretario de FIBA Américas, el argentino Alberto García que pedía "que el primer mandatario tomara cartas en el asunto ya que cada juicio que se inicia hace peligrar el deporte argentino".

    La enfermedad está latente, amenaza con propagarse y aniquilar el deporte de base, justamente el que permitió que aparecieran los Ginobili, los Conte y las Aymar. Evidentemente que la decisión no puede esperar un minuto más. La solución es una profunda cirugía, la gran duda pasa por saber si los encargados de practicarla, integrantes de la los tres poderes estatales podrán ajustarse a las urgencia que presenta el paciente llamado deporte.


El fútbol es de otro mundo

    Los árbitros del fútbol argentino no están alcanzados por los problemas que afecta al básquet o al handball por ejemplo, ya que desde el año 1995 cuentan con la ley 24.622 que establece que los referís, jueces de línea, veedores y comisarios deportivos que participen en partidos amateurs o profesionales y perciban dinero por ello deberán revistar en la categoría de trabajadores autónomos, trabajando bajo la modalidad de contratos de locación de servicio que les hace la AFA y que pueden ser de 1 a 3 años.

    Inclusive, los jugadores del más popular de los deportes, también el más comercializado, son los únicos que tienen un Estatuto normativizado como Ley 20.160, en el que se establecen las condiciones para las contrataciones como así también derechos y obligaciones de los jugadores profesionales. Todos los demás deportes no presentan este marco regulatorio, lo que no permite que se pongan topes salariales ya que no hay formas de registrar los contratos. Un caso modelo para esto es lo ocurrido con la Liga Argentina de Voleibol en donde la aparición de algunas firmas y empresarios importantes ha motivado una estampida en los salarios de los jugadores y que perjudica a otros clubes que no grandes aportes lo que hace que se conformen equipos con niveles muy dispares. Hugo Conte, figura emblemática del voleibol nacional, ha dicho recientemente en distintos medios que su equipo pelea por el tercer puesto ya que primero y segundo son para Bolívar y Conarpesa por el presupuesto con el que cuentan.

    El rugby es otro de los deportes que hasta el momento no presenta problemas. Los árbitros perciben solamente un viático mínimo para movilizarse hasta las canchas. Como ejemplo vale el caso de la final del Torneo de la URBA 2003 que fue dirigida por Roberto Martínez quien percibió bastante más que sus colegas ya que debía viajar desde su lugar de residencia en La Plata hasta el Buenos Aires Cricket & Rugby Club en Villa de Mayo, en la zona norte de la Provincia de Buenos Aires. La suma fue algo más de 20 pesos.

    Otra disciplina que por el momento no presenta conflictos es el hockey sobre césped ya que no existe límite de edad para referear y con bastante lógica se ha establecido que la única condición es la idoneidad técnica y física. El sistema que implementaron establece que el club local le paga a los referís quienes le hacen una factura, pero no existe ningún tipo de facturación ni de relación con la Asociación Argentina de Hockey.

    Tal vez algunos de estos modelos puedan servir para paliar la situación conflictiva que se vive principalmente en el básquet y en el handball.


Qué dicen los árbitros

    Soledad Iparraguirre en el hockey sobre césped, Patricia Malik de Tchara en handball, Pablo Estévez en el básquet y Rubén Safenreiter en voleibol son, además de árbitros internacionales en sus respectivas disciplinas, referentes importantes a nivel nacional. En una mesa de café con los cuatro se escucharon propuestas importantes para que este tema se supere de una vez y para siempre.

    Safenreiter abrió el fuego, opinando que descree que en su deporte haya reclamos de este tipo agregando que "la ley es necesaria y seguramente vendría bárbaro para regularizar todo".

    Iparraguirre, encargada de dirigir la final olímpica de Atenas en la rama femenina entre Alemania y Holanda, señaló que dada el sistema que tiene el hockey resultaría improbable que se diera este tipo de conflicto. Sin embargo, desde su visión de abogada, dejó una pregunta flotando: "Si el proyecto de Rattín y Jobe se convirtiera en ley y entra en vigencia contempla las situaciones para el futuro, pero qué se puede hacer respecto del pasado".

     Estévez, el más empapado en el tema por el contacto directo que han tenido desde el básquet, expresó que todos los deportes menos el fútbol están involucrados y no sólo es una cuestión que afecte a los árbitros, también deben incluirse a entrenadores, preparadores físicos, kinesiólogos, planilleros y colaboradores que participen del mundo deportivo. Asimismo, considera que "este tipo de reclamos se dan porque el país además de crisis económico sufre una tremenda crisis de valores".

    Malik de Tchara, la más vehemente en sus declaraciones, concluyó que "el arbitraje es una pasión que no entiende de civil ni de laboral y este tipo de reclamos son una falta total de ética profesional".

    Las voces de los árbitros se alzaron fuerte contra sus ex colegas que pretenden obtener una ventaja económica porque su edad ya no les permite seguir en actividad y también fueron coincidente que las federaciones y entidades ya hicieron todo lo posible para encontrarle una vuelta al problema, ahora la solución está en manos de las autoridades gubernamentales.


Infografía

  1. Cifra según último censo realizado en 1995. La CABB estima que se ha duplicado la cantidad.

  2. En todo el país.

  3. Liga Nacional de Básquet en todas sus categorías.

  4. Cálculo estimativo realizado por la Confederación Argentina de Handball.

  5. Información brindada por la ex Federación Argentina de Voleibol.

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