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Adaptación y baremación de cuestionarios
sobre comportamientos violentos

   
Memoria de Licenciatura presentada el 15 de Octubre de 2004
en la Facultad de Psicología de la Universidad de Málaga
 
 
Josefina Maíz Rodríguez
finamai@hotmail.com
(España)
 

 

 

 

 
Calificación: sobresaliente por unanimidad
 
Director: Dr. Antonio Hernández Mendo, mendo@uma.es
Departamento de Psicología Social, Antropología Social, Trabajo Social y
Servicios Sociales. Universidad de Málaga
 
Presidente del tribunal: Dr. Manuel Peregrina del Río
Departamento de Metodología y Psicofisiología. Universidad de Málaga
 
Secretaria: Dra. Verónica Morales Sánchez
Departamento de Psicología Social, Antropología Social, Trabajo Social y
Servicios Sociales. Universidad de Málaga
 
Vocal: Dr. Alfredo Espinet Rubio
Departamento de Psicología Básica. Universidad de Málaga
 
El objetivo de esta investigación es adaptar los cuestionarios que Kerr (1994) utilizo en sus estudios sobre comportamientos violentos a la Teoría de Respuesta al Ítem. Estos cuestionarios fueron elaborados bajo las asunciones de la Teoría Clásica de los Test y con su adaptación a la Teoría de Respuesta al Ítem se pretender solventar las deficiencias que la Teoría Clásica de los Test presenta.
 

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 10 - N° 79 - Diciembre de 2004

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Introducción

    La agresividad, en la sociedad actual, es una emoción con una función adaptativa. Se trata de un rasgo admirado en nuestra sociedad, de forma general se suelen identificar como agresivas a las personas que trabajan duro para llegar a tener éxito, personas que están altamente motivadas, que son ambiciosos y que no llegarían hasta el punto más alto de su carrera sin esa agresividad. Este tipo de agresión se denomina agresión prosocial. Por otro lado, cuando esta emoción no responde a su función adaptativa se considera agresión antisocial ya que este tipo de agresión da lugar a dolor y sufrimiento en otras personas, siendo este tipo el que despierta mayor interés entre profesionales que se dedican al estudio de la agresividad.

    La agresión se puede definir como la imposición de un estímulo aversivo, físico, verbal o gestual de una persona a otra, no es una actitud sino un comportamiento que refleja un compromiso con el intento de causar daños (LeUnes y Nation, 1989). Para que un comportamiento sea considerado agresivo debe estar dirigido contra un objetivo viviente, debe haber un intento de dañar al objetivo y debe haber una expectativa razonable de que la agresión va a ser exitosa, y el objetivo va a ser dañado.

    A lo largo de los años, se han identificado dos tipos básicos de agresión: agresión hostil y agresión instrumental (Baron, 1977). Estos dos tipos de agresión se distinguen en términos de sus reforzadores primarios, o en función de sus objetivos que se persigan con el acto cometido. Sin embargo, en ambos casos la intención es dañar a otro ser humano. En las agresiones hostiles, la meta primaria es dañar a otro ser humano. La intención es hacer que la víctima sufra, y el refuerzo es el dolor y sufrimiento causado. Este tipo de agresión va siempre acompañado de rabia por parte del agresor. En las agresiones instrumentales también intentan dañar al objetivo. Sin embargo, la meta no es observar el sufrimiento de la víctima, pero si recibir alguna otra recompensa externa o meta (dinero, victoria poder o prestigio). El agresor ve el acto agresivo como un instrumento para conseguir su meta primaria. Alcanzar esta meta refuerza el comportamiento agresivo. La más clara diferencia entre estos dos tipos de agresión la encontramos en que la agresión hostil siempre implica un sentimiento de rabia u odio, mientras que la agresión instrumental puede que no, sin embargo el resultado de ambos tipos de agresión es el mismo.

    En esencia, la agresión es primariamente un comportamiento aprendido que resulta de una interacción entre individuos con su medio social durante un tiempo (Bandura, 1973). Si no es éste el caso, el comportamiento no es agresión (Bandura, 1973; Berkowitz, 1962; Silva, 1980a, 1980b).

    Es importante hacer una distinción entre agresividad y violencia, siguiendo a Corsi (2003) "el ser humano es agresivo por naturaleza, pero es pacifico o violento según su historia individual y la cultura a la que pertenece". Con violencia nos queremos referir específicamente al componente físico de la agresión. Para Tenenbaum (1997) podemos definirlo como un comportamiento para producir daño teniendo en cuenta que no existe una relación directa con la meta, y relacionada, con incidentes de agresión descontrolada.

    Una tercera categoría de comportamiento que a menudo es confundida con agresión y violencia es el término asertividad o conducta asertiva. La asertividad implica el uso de la fuerza física o verbal para conseguir los objetivos de una persona (Silva, 1981). Sin embargo, no hay intención de dañar al oponente, cuando aparece una conducta asertiva se establece un dominio en lugar de dañar o herir al contrario (Thirer, 1993). No obstante, estas mismas acciones pueden representar agresión (hostil o instrumental) si la intención es causar daño (Anshel, 1990). Estos tres tipos de conducta están separados por una delgada línea, de modo que la agresión hostil pretende causar un daño intencionado, la agresión instrumental tiene como meta ganar y las conductas asertivas son conductas que haciendo uso de fuerza y habilidades en la medida de lo posible, sin intención de herir, están dirigidas a una meta.

    Una vez establecidas las diferencias conceptuales entre los términos de agresión, violencia y conductas asertivas, consideramos oportuno una descripción del trabajo que se ha desarrollado y que aparece expuesto en los capítulos que aparecen a continuación.

    Nos basamos en el Modelo Psicosocial de Kerr (1994), donde la Teoría de la Inversión de Apter (1982,1989) es uno de sus pilares. La teoría de Apter (1982) basa el comportamiento violento en los estados metamotivacionales paratélico y negativismo. Otro de los pilares del Modelo Psicosocial de Kerr (1994) es el Modelo de Manipulación del Tono Hedónico de Brown (1991).

    El Modelo Psicosocial de John Kerr (1994) plantea una relación clara con la Teoría Etnogénica de Marsh (1982) ya que en los estados paratélicos la violencia simbólica incrementa la excitación. Este nexo vincula al Grupo de Leicester, ya que argumentan que en las sociedades más avanzadas existen menos oportunidades de excitación para los individuos. Además, el modelo de John Kerr (1994) es un modelo basado en las necesidades individuales de lograr estados específicos de excitación. De este modo, Kerr explica los comportamientos violentos como un intento de cubrir estas necesidades de excitación y entiende que en el contexto del fútbol estos comportamientos están gobernados por la convergencia de individuos con las mismas necesidades metamotivacionales. Sin embargo, una de las posibles críticas a este modelo estriba en no haber encontrado ningún atributo individual que prediga fiablemente la participación en disturbios. Otra crítica que se puede plantear a este modelo radica en no poder explicar como y porque en el contexto del fútbol, la violencia se convierte en un comportamiento de masas.

    A pesar de estas críticas el modelo Psicosocial de John Kerr (1994) es el único que nos permite describir, explicar y predecir comportamientos violentos. Esta razón justifica sobradamente la utilización de este modelo y de los cuestionarios para su adaptación a la TRI como base de esta investigación.

    En esta investigación se comienza con una revisión de las teorías más influyentes en el ámbito deportivo que explican la violencia en el deporte. Se han revisado los estudios de Taylor (1971) y Clarke (1973, 1978), la Psicología Social Etnogénica de Marsh (1978) y los estudios llevados a cabo por el grupo de Leicester (1986). El marco teórico de esta investigación es fundamentalmente el Modelo Psicosocial de Kerr, aunque se revisan las dos teorías que sirven de soporte a este modelo. La parte empírica la forma la adaptación a la TRI de los cuestionarios que fueron utilizados por Kerr (1994) en sus investigaciones sobre comportamientos violentos. La investigación parte de los 83 ítems que componen estos cuestionarios, a partir de éstos se amplia el número hasta 211, que son ajustados a la TRI a través del modelo de Rasch (1960) para lo que fue preciso el uso del programa informático Acer ConQuest (Wu, Adams & Wilson, 1998). La primera parte del trabajo finaliza con la selección de ítems, atendiendo al índice de discriminación y del estadístico infit de 83 ítems que estiman mejor los constructo que pretendemos medir. Tras la selección de los ítems se procede a la baremación del cuestionario. Para dicha baremación se obtuvieron las puntuaciones de 197 sujetos para las escalas compromiso paratélico (CP), orientación al plan paratélico (OPP), evitación de arousal paratélico (EAP), negativismo proactivo (NP) y estado paratélico (EP) y 192 sujetos para la escala tensión y esfuerzo (TESY).


Capitulo 1. Teorías sobre la violencia en el deporte

    Uno de los fenómenos asociados a la violencia en el deporte es el hooliganismo. El enfoque de este problema depende de las teorías en las que nos basemos. Prácticamente todas ellas coinciden en que se trata de un fenómeno que reúne a distintos tipos de personas (algunas posiciones teóricas consideran que son obreros de clase media) con necesidad de llamar la atención. Además otro punto en común es el papel que juegan los medios de comunicación en la génesis de estos comportamientos violentos.

    El termino hooliganismo puede definirse como "comportamientos o características propias del hooligan; como vandalismo". Este término se ha utilizado de forma extensiva para referirse a los comportamientos que llevan a cabo los seguidores de fútbol en Inglaterra (Dunning, 1983; Dunning, Maguire, Murphy & Williams, 1982). Dunning (1983) afirma que el hooliganismo ha llegado a ser aceptado, en Inglaterra, como algo normal dentro del fútbol, siendo la característica que mejor los identifica el uso de violencia física hacia jugadores, árbitros y en la mayoría de los casos hacia otros grupos de hooligans. Para Dunning (1986) estos grupos de hooligans están formados por jóvenes de clase obrera para los que demostrar su masculinidad a través de la lucha con otros grupos de hooligans tiene mayor importancia que el partido de fútbol en sí, y con ese animo acuden jornada tras jornada a los estadios. En palabras de Curry y Jiobu (1984, pp. 250) "para los hooligans el estadio es un campo de batalla, no un estadio deportivo".

    Por otro lado la actuación de los medios de comunicación al fomentar este tipo de comportamientos, bien a través de preparación de un escenario propicio para la ejecución de la violencia mediante el continuo bombardeo propagandístico de antiguas riñas entre grupos de hooligans, o ya sea por la notoriedad y excesiva atención que prestan a estos individuos violentos actuando como reforzador de sus conductas, no hacen otra cosa que contribuir a que estos episodios violentos se produzcan, se repitan y perpetúen en el tiempo.

    Las teorías desde las que se puede enfocar la violencia en el contexto deportivo son variadas, en el presente trabajo revisaremos las teorías que han sido consideradas como más relevantes en el estudio de la violencia en el deporte y que permiten su interrelación, como el Modelo del Grupo de Leicester que se basa en la Teoría Sociológica de Taylor (1971) y Clarke (1973, 1978) para describir a los hinchas violentos. El grupo de Leicester también se ha basado en la Psicología Social Etnogénica de Marsch (1982) para explicar como son los jóvenes los que necesitan una búsqueda de estatus social que no consiguen en su vida cotidiana y que acuden por ello a las acciones violentas para encontrarla. Por otro lado, trataremos otro tipo de teorías, las defendidas por Tenenbaum y Stewart (1997) más relacionadas con modelos basados en los procesos de aprendizaje.


1.1. Teoría Sociológica Subcultural de Taylor (1971) y Clarke (1973, 1978)

    Esta línea de investigación pretende estudia los comportamientos violentos en el fútbol enmarcándolos en una perspectiva social y cultural. En trabajos pioneros sobre el tema, Ian Taylor (1971) atribuyó el hooliganismo a los efectos esenciales que denomino como "aburguesaimiento" e "internacionalización" del juego. Taylor sugirió, que los fans del fútbol eran sujetos de clases trabajadoras que creían que la Liga de clubes los usaban, en algún sentido, para ser "democracias participativas" y, argumento, que los hooligans son una forma de "movimiento de defensa o resistencia" de las clases trabajadoras, que están intentando reafirmar el control ante los cambios impuestos por grupos de clase media que solo pretenden asegurar los intereses de esta clase. Sus aportaciones son importantes ya que muestra la importancia que para los miembros de las clases obreras tienen las competiciones deportivas.

    Para Clarke (1973, 1978) la conducta violenta de estos jóvenes es tan solo la búsqueda de una identidad grupal propia y diferenciadora que les proporcione sentido a sus vidas.

    Ambos autores, Taylor y Clarke, consideran que se trata de un acto contestatario de un grupo social definido y que la ansiedad pública sobre el hooliganismo es lo que ha generado y dirigido que se convierta en un fenómeno en sí mismo.


1.2. Psicología Social Etnogénica

    Desde esta perspectiva se estudia la dinámica social que tenía lugar en el seno de estos grupos violentos. Para Marsh, Rosser y Harré (1978) la violencia es una expresión simbólica más que real, las luchas de hooligans es una violencia exagerada por los medios de comunicación y realmente no es más que un "ritual agresivo" en el cual las personas raramente resultan gravemente heridas. El objetivo es crearse un prestigio social utilizando el fútbol, ya que estos individuos no han podido creárselo en sus vidas cotidianas. Marsh (1978) alegó que los intentos para eliminar la violencia han llevado a una disminución de las oportunidades para la violencia ritual socialmente constructiva -que él denominó "aggro"-, lo cual ha producido como resultado un aumento de la violencia incontrolada y destructiva. Existe un componente ritual en el comportamiento de los hooligans, sus cánticos y respuestas a estos cánticos entre fans rivales, en estos casos, como Marsh y colaboradores apuntaron, la violencia es metonímica y simbólica (Castañón Rodríguez, 2002; Burgos y Brunet, 2000, Gándara, 1999).


1.3. La Escuela de Leicester

    La "Escuela de Leicester" utiliza las explicaciones Peter Marsh y cols. (1980) de la violencia en el deporte dentro del proceso civilizador desarrollado por Norbert Elias. Dicho modelo mantiene que en Europa occidental se ha producido una disminución en la experimentación de placer con la práctica directa o por la presencia de actos violentos. Para Elias este declive en el anhelo de atacar a otros seres humanos lleva consigo un descenso en el umbral de rechazo al derramamiento de sangre y a otras manifestaciones directas de violencia física, y la interiorización de un tabú más estricto sobre la violencia como parte del "superego". Este proceso conlleva la exclusión en cárceles y hospitales de aquellas personas que abiertamente obtienen placer de la violencia, lo que conlleva a un incremento del uso de estrategias más racionales para alcanzar sus objetivos, aumentando en algunas personas la tendencia a actuar violentamente de forma calculada en situaciones muy concretas. En sus planteamientos Elias y Dunning (1986) consideran que el deporte ha seguido un proceso civilizador en cuanto a la expresión y control de la violencia física. Todos lo deportes son competitivos lo que provoca un surgimiento de la agresión y de la violencia, el incremento de contacto físico implica que el deporte se ha convertido en un espacio para la expresión ritualizada y socialmente aceptable de la violencia física. Pero también podemos encontrar en dichos deportes elementos de violencia no ritualizada debido a las presiones sociales o a los beneficios económicos y de prestigio que hacen que se rompa la rivalidad amistosa y se convierta en rivalidad hostil.

    En sus primeras etapas, los deportes se practicaban a nivel local con pocos participantes y eran estos los que elaboraban sus propias reglas, ajustándolas a las necesidades de los participantes y del público asistente, poco a poco fueron organizaciones nacionales las que impusieron las normas teniendo en cuenta la situación global del juego y su relación con el público. El tipo de legislación que existe en un deporte marca el límite en cuanto al uso de violencia permitida, lo que ha dado origen a un aumento de la violencia instrumental ejercida como medio para alcanzar un objetivo.

    Para Dunning (1990) el fenómeno de la violencia en el deporte introduce "una aparente contradicción en el proceso de civilización" (pp. 78). El aspecto central del proceso civilizador planteado por Elias conlleva el cambio en el patrón de lazos sociales, es decir, en el modo de relacionarse los miembros de una sociedad entre sí. El cambio de lazos sociales se refiere a la transformación de lazos "segmentarios" por lazos "funcionales" produciéndose un proceso un desplazamiento de la importancia de los vínculos adquiridos a través de la familia y el lugar de residencia hacia los adquiridos a través del trabajo.

    Las sociedades donde predominan los lazos segmentarios se caracterizan por una amplia presencia de violencia en las relaciones entre sus miembros, los elementos de la estructura social forman un ciclo de retroalimentación positiva que implica que esta violencia se practique en todos los niveles y esferas de las relaciones sociales. Esta violencia normalizada y la escasez de presión social para actuar con autocontrol fomentan que cualquier conflicto entre los miembros de estas sociedades desemboque fácilmente en la lucha. Los sentimientos de orgullo y de pertenencia al grupo son tan fuertes que se llegan a producir luchas entre grupos de una misma localidad, tales luchas se reproducen tanto dentro como entre estos grupos y vienen a mantener las normas de masculinidad agresiva, lo que conlleva a un refuerzo de estos actos violentos para poder sentir y demostrar a otros que ellos son "hombres". Las normas que rigen la lucha de estos grupos son similares a los sistemas de venganza, de modo que cuando un individuo se siente ofendido por otro de otro grupo, tiende a buscar la venganza no solo contra el individuo ofensor sino con todos los pertenecientes al mismo grupo.

    Plenamente opuestas a las sociedades de lazos segmentarios nos encontramos con sociedades basadas en modelos de lazos funcionales. En estas sociedades los elementos de la estructura social forman un ciclo de retroalimentación positiva al igual que en dominadas por lazos segmentarios pero utilizan una función civilizadora para establecer el límite de la violencia en las relaciones entre sus miembros. En estas sociedades, debido a su estructura, tienden a generarse una alta presión competitiva y medios más racionales para conseguir los objetivos propuestos, a la vez que hacen uso de una violencia racional e instrumental.

    El control de la violencia física esta en manos del Estado, que es estable, eficaz y capaz de ejercer control a medida que la estructura social se vuelve más compleja. Las normas dominantes de estas sociedades decretan que la violencia es un error, la interiorización de estas normas en la socialización del individuo conllevan a que el umbral de rechazo a cometer o presenciar actos violentos sea muy bajo.

    Las sociedades basadas en un modelo de lazos funcionales son altamente competitivas debido a que una elaborada división del trabajo va a generar una ideología en torno al éxito y una tendencia a asignar los papeles sobre la base de los éxitos logrados más que sobre la base de adscripción. Todo esto lleva a un aumento de la rivalidad y la agresividad, pero al estar acaparado el poder de ejercer la violencia física en manos del Estado, los individuos no pueden hacer uso de esta violencia abierta y directa. La violencia tiene lugar en determinados contextos sociales, que se traducen en crímenes y delincuencia, en el deporte, y en un menor grado en la socialización y educación de los niños. La violencia dentro del contexto deportivo es de tipo instrumental, siendo formas concretas de violencia socialmente permitidas, donde el empleo de fuerza física se ve limitada por una serie de normas y reglas, de cuyo cumplimiento se van a encargar los árbitros en un primer momento, y en un nivel superior, por comités y tribunales establecidos por organismos nacionales e internacionales. A pesar de todas estas medidas, muchas veces los jugadores, ya sea por las presiones que reciben o por la importancia de una victoria, tienden a romper estas reglas en situaciones en que crean que es baja la posibilidad de ser descubiertos o que el hecho de ser descubierto no implique disminuir las posibilidades de conseguir sus objetivos a largo plazo. Esta tendencia a utilizar la violencia en el deporte contrarresta con los valores y normas específicas de cada deporte tendiendo a motivar actos de venganza y por consiguiente incrementando la violencia deportiva.

    De los estudios de Dunning se desprende que la génesis de la violencia en el fútbol se halla en sectores de una clase trabajadora basada en el modelo de lazos segmentarios, este tipo de lazos son responsables de las normas de masculinidad violenta observada en los hinchas del fútbol o hooligans.

    El grupo de Leicester relaciona a los medios de comunicación con la acción violenta del hooligan. Dunning (1988) expone como el trato de los medios de comunicación a estos actos violentos es distinto en los diferentes periodos de la historia, produciendo a partir de los sesenta un trato sensacionalista amplificando los incidentes violentos, convirtiendo los estadios de fútbol en escenarios publicitarios donde los jóvenes de clase obrera baja acudían en busca de prestigio a través de actos violentos, mientras que la venta de periódicos aumentaba con este tipo de noticias (Dunning 1988, pp. 244-245). Aunque no puede decirse que sean estos medios los que causan la violencia si se puede decir que han desempeñado un papel muy importante en el desarrollo de la violencia en el fútbol tal y como se conoce en la actualidad.


1.4. La Sociedad Internacional de Psicología del Deporte: Tenenbaum

    Para Tenenbaum la agresión ha sido una parte extensa del entorno deportivo. De hecho, Russell (1993, p. 191) sugiere que fuera de tiempo, el deporte es quizás el único escenario donde los actos de agresión interpersonal son no solo tolerados sino que también en algunos casos han sido ampliamente aplaudidos por algunos sectores de nuestra sociedad. Un paso en la lucha contra esta violencia deportiva ha sido desde el punto de vista de Tenenbaum la designación de comisiones para investigar la violencia en escenarios deportivos.

    Tenenbaum define agresión como la imposición física, verbal o gestual de un estímulo aversivo de una persona a otra. La agresión no es una actitud sino un comportamiento y, más críticamente, refleja un compromiso con el intento de causar daños (LeUnes y Nation, 1989). Esta definición de agresión incluye actos de gran alcance -de gran frecuencia en deportistas, entrenadores y o espectadores- como herir físicamente a otros individuos o el abuso verbal.

    Violencia se refiere específicamente al componente físico de la agresión. Se define como "un comportamiento para producir daño teniendo en cuenta que no existe una relación directa con la meta competitiva del acto deportivo, y relacionada, por tanto, con incidentes de agresión descontrolada al margen de las reglas deportivas, en lugar de un comportamiento muy competitivo pero dentro de los limites reglados" (Terry y Jackson, 1985, p.27). En otras palabras violencia es igualada a daños físicos ilegales inflingidos y a actos agresivos hostiles.

    Tenenbaum diferencia entre los tipos de agresión que puede realizar los espectadores, así, cuando abusan verbalmente o arrojan objetos a deportistas o equipos contrarios, se considera que el tipo de agresión que cometen es hostil, ya que la intención es dañar física o psicológicamente al deportista, si la intención es la de ganar una ventaja para su equipo mediante la distracción de los jugadores contrarios, entonces esto se considera una agresión instrumental.

    Tenenbaum en sus planteamientos se aleja de hipótesis causales que relacionen violencia y frustración argumentando que si bien es cierto que la frustración provoca una predisposición hacia la violencia (Berkowitz, 1969), son los factores contextuales los juegan un papel importante, así como la interpretación individual de las señales situacionales, son los mejores predictores de la manifestación de comportamientos violentos.

    La agresión es principalmente un comportamiento aprendido que resulta de una interacción entre individuos con su medio social en un momento dado (Bandura, 1973). En el deporte, donde el refuerzo de un comportamiento agresivo, en un deportista, es bastante elevado (p. ej. mediante las alabanzas recibidas por parte de padres, entrenadores y compañeros) y donde el valor de la recompensa pesa más que el valor del castigo, las expectativas de recompensa (o castigo) para los actos agresivos puede que sean aprendidos por refuerzo (o castigo) previo o por modelado/imitación de los otros significativos, tales como entrenadores, padres o algunos ídolos deportivos (Coakley, 1981; Vaz, 1972; Bredemeier, 1980; Smith, 1988; Nash y Lerner, 1981). De acuerdo con Silva (1984, p.268), que defiende que el refuerzo vicario es uno de los principales promotores y mantenedores del comportamiento agresivo en deporte, podemos afirmar que "es mas probable la tendencia a repetir comportamientos que vemos que en otros han sido recompensados por llevarlos a cabo, y a la inversa, que es menos probable que llevemos a cabo un comportamiento que hemos visto que ha sido castigado cuando otro lo ha ejecutado".

    Tenenbaum también destaca el papel de los medios de comunicación, lo hace apoyándose en investigaciones que sugieren que a los fans les gusta la violencia en sus deportes (Comisky, Bryant y Zillman, 1977; Bryant, Comisky y Zillman, 1981; Bryant, Brown, Comisky y Zillman, 1982). Bryant y Zillman (1983) proponen que los medios de comunicación aprovechan este deseo de violencia de tres modos distintos: a) a través de la cobertura de eventos violentos, de modo que estos episodios violentos se repiten una y otra vez en televisión y que son, con frecuencia, sensacionalizados; b) dándole más importancia a los actos violentos, enfocando y glorificando la violencia en artículos y programas deportivos; c) finalmente, los programas de televisión frecuentemente usan actos violentos pasados antes de un encuentro deportivo para animar a los espectadores a ver o asistir al próximo encuentro.

    Esta postura de los medios de comunicación, es para Tenenbaum cuando poco, desacertada, ya que la labor de estos medios de comunicación debería ser la promoción de las habilidades y estrategias de deportistas y entrenadores dándoles un mayor respaldo, sin necesidad de difundir una y otra vez ejemplos de violencia y agresión en deporte.

    Factores físicos tales como calor, ruido y agolpamiento se han tomado como causas de agresión en el deporte, especialmente entre espectadores. Lo que aparece en las investigaciones, de cualquier modo, es que estos factores se muestran como facilitadores de la agresión (es decir, estos interactúan con otras variables para producir agresión en situaciones en que la tendencia a la agresión ya existe). Otros factores que han sido repetidamente vinculados con actos de espectadores como el vandalismo y hooliganismo mundial incluye el abuso de alcohol, la presencia de grupos de fans rivales y los sucesos previos de agresión por parte de los jugadores en el campo de juego. Coalter (1985) sugirió que sentar a los grupos de fans rivales en lugares separados y prohibir el consumo de bebidas alcohólicas son medidas efectivas para reducir la violencia en los espectadores solamente cuando se ofrecen ambas soluciones combinadas, pero no cuando estas soluciones se presentan separadamente.

    Kerr (1999) discutió varios de los puntos propuestos por Tenenbaum (1997), y reivindico la falta de razón e información sobre porqué y como se desarrolla la recogida de información. Kerr (1997) considera las recomendaciones aportadas por Sociedad Internacional de Psicología del Deporte como una visión global en lugar de un discurso bien enfocado y coherente y acusó a los autores de no especificar cual es la población de destino a la que intentan dirigirse. Especificando cuatro puntos: a) falla al proporcionar información sobre la motivación que hay detrás de la agresión y violencia, b) falla al distinguir entre violencia de deportistas y la violencia de los espectadores y recalca un descuido en la literatura sobre el hooliganismo, c) Tenenbaum y col. llegan a conclusiones erróneas sobre el papel de los medios de comunicación en la estimulación de acciones agresivas, d) y por ultimo, culpan incorrectamente a los árbitros de cometer errores que aumentan las acciones agresivas de atletas y espectadores. En suma, Kerr critica los consejos proporcionados por la Sociedad Internacional de Psicología del Deporte y sugiere que la mayoría de ellos "(…) son poco realistas o están poco trabajadas y necesitan ser, radicalmente, revisadas y redactadas de nuevo".


Capitulo 2. Modelo psicosocial de John Kerr

    El modelo psicosocial de John Kerr (1994) surge de la integración de la Teoría de la Inversión de Apter (1982, 1989) y del modelo de Manipulación de Tono Hedónico de Brown (1991). Este modelo al integrar estas dos teorías no solo permite explicar las conductas violentas sino que además nos permite proponer una posible intervención.

    La Teoría de la Inversión de Apter (1982, 1989) se enmarca en el ámbito de la psicología de la motivación y de la personalidad. Esta teoría se basa en la alternancia o inversión entre pares de estados metamotivacionales. Estos estados metamotivacionales son estructuras mentales que van a guiar a las personas en su modo de interpretar las causas o motivos en un momento dado. Los estados motivacionales no van a determinar las causas o a influir necesariamente en el comportamiento, sino que sirven para indicar como interpretan las personas sus motivos. Estos estados forman la base de la motivación y personalidad humana, la Teoría de la Inversión postula que los seres humanos son inherentemente inconsistentes en sus comportamientos. Los conceptos básicos son: los estados metamotivacionales, biestabilidad, tono hedónico, arousal y marcos protectores.

    Existen cuatros pares de estados metamotivacionales, télico/paratélico, negativismo/conformidad, dominancia/comprensión, orientado a si mismo/orientado a los demás, que han sido conceptualizados para coexistir separadamente dentro de un sistema biestable, como por ejemplo el paso de encendido a apagado en un electrodoméstico. Los estados on y off representan posiciones estables alternativas (o está en on o en off pero no ambos a la vez). Este sistema biestable forma la base de la experiencia de la inversión, siendo las inversiones los cambios que tiene lugar entre los estados metamotivacionales operativos en uno de los pares metamotivacionales.

    Con arousal nos referimos al grado de excitación, diferenciándose dos tipos, el arousal sentido y el arousal deseado. El tono hedónico, por su parte, hace referencia a la interpretación positiva o negativa que se hace del arousal sentido, cuando se experimenta un tono hedónico positivo la situación es percibida como agradable o placentera, cuando es negativo se percibe dicha situación como desagradable o displacentera.

    Así, podemos imaginar un continuo donde cada estado metamotivacional se sitúa en uno de los extremos y donde un sujeto variará de un estado a otro dependiendo de las circunstancias, el nivel de arousal del sujeto y la interpretación de dicho arousal, por lo tanto, un sujeto con un elevado arousal sentido, pero un bajo nivel de arousal deseado, tendrá una interpretación de su tono hedónico negativa (displacentera) de modo que tenderá a buscar situaciones que consigan un equilibrio entre arousal sentido y arousal deseado.

    Con marcos protectores nos referimos a las emociones negativas o desagradables (que tienen lugar cuando los estados télico y negativismo operan simultáneamente) que pueden ser experimentadas como positivas si se dan dentro del estado metamotivacional paratélico (Coulson, 1991). Apter (1992) revisó dicho concepto y elaboró una lista donde dichos marcos protectores estaban operativos, entre ellos encontramos la participación en deportes arriesgadas como el puenting, o la participación en actividades cotidianas lejos del ámbito deportivo como ver una película de terror, o practicar actividades sexuales de alto riesgo. Apter (1991, pp. 22) utilizó la metáfora del tigre para explicar los marcos protectores, así, un tigre fuera de su jaula provoca ansiedad en las personas, una jaula sin tigre provoca aburrimiento, pero la combinación de ambos, tigre y jaula, lo que produce es excitación (es una situación peligrosa donde el individuo está a salvo).


2.1. Características de los estados metamotivacionales

    El comportamiento de una persona en estado télico ("telos" fin o meta) es típicamente serio y esta orientado a una meta. Se tiende a planificar con antelación y esta relacionado con el futuro, como en algún trabajo o situación de estudio. Este estado se caracteriza por la preferencia de experiencias de bajos niveles de arousal sentido (el grado en el cual una persona se siente excitada). En el estado paratélico (del griego "para" que se traduce por al lado de o cerca de), los comportamientos de una persona son impulsivos y orientados a la sensación, con una preferencia por altos niveles de arousal sentido. Consecuentemente, el placer de experiencias presentes es prioritario y las personas intentaran prolongar este placer tanto como sea posible.

    Si el estado negativismo está operativo, la persona tiende a ser rebelde, obstinado, inflexible, desafiante y provocativo. Sienten una fuerte necesidad de romper las reglas o reaccionar en contra de una imposición ajena, por ejemplo, saltarse el entrenamiento o romper una prohibición de los padres. A la inversa, las personas en estado conformista están generalmente como la propia palabra indica, conforme, son personas que se muestran cooperativa y que fácilmente cumplen con las reglas y requerimientos. McDermott (1988a, 1988b) identificó dos tipos distintos de negativismo, el negativismo reactivo, que haría referencia a un comportamiento que toma forma de venganza o de reivindicación, tiene lugar normalmente como una reacción contra alguien o algo; y el negativismo proactivo, que tiene lugar cuando aparecen comportamientos rebeldes, se trata de una violencia gratuita, sin motivo alguno, por pura diversión y búsqueda de excitación.

    Como el nombre sugiere, en el estado de dominio las personas están interesadas en ser dominantes. Sus presentes situaciones pueden ser percibidas como alguna clase de competición o contienda en la cual ellos son duros en un intento de ganar el control sobre el contrario. En este par el opuesto, el estado de comprensión, se refiere a la empatía con otros, como por ejemplo los sentimientos de unidad entre los miembros de un equipo deportivo.

    El cuarto y último par de estados metamotivacionales también se focaliza en la interacción con otras personas u objetos. En el estado orientado a si mismo (del griego "auto" significa yo-mismo o ego) las personas están comprometidas con ellas mismas y aumentan su satisfacción por el resultado de una interacción en términos de sus propios acontecimientos. Este estado metamotivacional se puede ejemplificar con el caso de un jugador de fútbol mas comprometido con su éxito personal que con el resultado final de su equipo. Cuando el estado orientado a los otros ("allo" en griego significaba otros) está operativo en una interacción, las personas están focalizadas a otras personas y a sus circunstancias (o al acontecer de otras personas), la satisfacción de ganar esta en función de lo que le ocurre a los demás.


Figura 2.2. Características de los pares de estados metamotivacionales. Apter (1982).

    Las inversiones o cambios de un estado a otro se activan a través de uno de estos tres agentes inductores:

  1. Contingencia. Una inversión puede deberse a una forma de estímulo ambiental, a la que Apter y cols. (1982) se refirieron como contingencia.

  2. Frustración. La inversión se puede producir cuando un sujeto no siente satisfacción en el estado operativo en el que se encuentra en ese momento, siendo este cambio producto de la frustración.

  3. Saciación. Finalmente, la inversión se puede producir por estar saciado del estado operativo en ese momento.

    Las inversiones de un estado a otro están consideradas como involuntarias (Apter, 1982, pp. 42) pero como Potocky y Murgatroyd (1993, pp18) argumentaron "las personas por sus circunstancias personales pueden aumentar la posibilidad de que el intercambio ocurra. Por ejemplo, después de un día de trabajo estresante en estado télico, estas personas acuden intencionadamente a un bar a escuchar música, y debido al ambiente, ríen con los demás y toman alcohol, son todas estas contingencias externas que aumentan la posibilidad de una inversión al estado paratélico".

    Son varias las investigaciones que relacionan estos estados con la elección del deporte practicado y con la violencia. Así, Summer y Stewart (1993) estudiaron el papel de los estados télico y paratélico en el modo en que los atletas experimentan el estrés y comprobaron que este par de estados metamotivacionales son un factor importante en la preferencia de los individuos por determinados deportes. Kerr (1989) estudió el papel de estos mismos estados metamotivacionales en la elección del deporte que se practica. Vlaswinkel y Kerr (1990) estudiaron la relación que existe entre el estado negativismo y la práctica de deportes de alto riesgo además de la relación de dicho estado y la practica de deportes individuales. Kerr (1991) relacionó el estado télico con deportes de resistencia y el estado paratélico con deportes de riesgo. Braathen y Sveback (1992) relacionaron el estado negativismo con deportes de raqueta. Kerr (1994) relacionó los estados paratélico y negativismo con la violencia en el deporte tanto en deportistas como en espectadores, del mismo modo, en sus investigaciones, consiguió establecer una relación entre la violencia y la práctica de deportes de contacto.

    Los hallazgos de algunas de estas investigaciones han aportado datos sobre la tendencia de un individuo hacia la búsqueda o la evitación de arousal. Esta inclinación hacia la búsqueda o evitación de arousal es de una importancia primordial, pues en una situación determinada la experiencia de arousal en el estado télico y paratélico es notablemente diferente.

    Apter (1982), comprobó que existen unas características asociadas con el estado télico y paratélico y la preferencia por un distinto nivel de arousal en cada estado. Cuando un sujeto tiene un tono hedónico positivo (interpretación de la situación como placentera) su nivel de arousal sentido se corresponde con su nivel de arousal deseado, encontrándose relajado en el estado télico y excitado en el paratélico. De igual modo, cuando el tono hedónico es negativo, el nivel de arousal sentido y de arousal deseado no se corresponden y el sujeto en estado télico se encuentra ansioso mientras que en el estado paratélico se encuentra aburrido.


Figura 2.4. Relación entre estado télico paratélico, tono hedónico y nivel de arousal (Apter, 1982, pp.84).

    Kerr (1985a) investigó la importancia del nivel de arousal elevado para una óptima ejecución, la relación entre el nivel elevado de arousal y la ejecución subyace a la motivación de un individuo siendo necesaria para la realización correcta de una actividad. Como se apunto anteriormente, el arousal puede definirse como "el grado con el cual un individuo se siente emocionado o excitado con lo que uno esta haciendo" (Apter, 1989, pp.9). Existe una estrecha e importante relación entre el estado metamotivacional operativo y el nivel de arousal, de este modo las personas con una preferencia por el estado paratélico tendrá una predilección por un elevado nivel de arousal, por el contrario las personas con una preferencia por un estado télico desearán experimentar bajos niveles de arousal. De aquí que aquellas personas con un estado operativo télico (o evitadores de arousal) experimenten un bajo nivel de arousal como agradable, mostrándose relajados. Cuando el nivel de arousal es elevado, lo experimentan como desagradable, mostrándose ansiosos. Por contra, las personas con un estado metamotivacional operativo paratélico (o buscadores de arousal) mostraran ante niveles bajos de arousal aburrimiento, siendo la experiencia desagradable para ellos y excitación ante niveles altos de arousal, siéndoles agradable dicha situación.


Figura 2.5. Relación entre estado télico paratélico, tono hedónico y nivel de arousal (Apter, 1982, pp.84).

    Generalmente existen desigualdades o discrepancias entre el arousal preferido y el sentido, esto va a producir estrés en los individuos. Bajo ciertas condiciones los altos niveles de arousal en el estado télico y los bajos en el paratélico pueden ser tolerados. Existen distintas teorías que no se restringen al ámbito deportivo, que apoyan empíricamente estas ideas, como por ejemplo McGrath (1976), Csikszentmihalyi (1988) o Lazarus (1966).

    Tomando en consideración todo lo anterior, se puede hipotetizar que las personas que delinquen y las que comenten actos propios de hooligans, quizás lo hacen para escapar del aburrimiento y alcanzar así el estado metamotivacional en el que el arousal sentido que experimenta se corresponda con el deseado, que en el estado paratélico sería un arousal elevado.

    John Kerr (1994) proporcionó, utilizando la Teoría de la Inversión, un punto de vista sobre violencia y comportamiento agresivo tanto de los deportistas como de los espectadores y hooligans. La agresión es un comportamiento que pretende causar deliberadamente un daño físico o psicológico a otra persona, una "agresión paratélica" puede ocurrir en ausencia de cólera y es con frecuencia generado con la intención de provocar situaciones excitantes. Dos son los pares de estados metamotivacionales que muestran relación directa con los comportamientos violentos en contextos deportivos, el primer par esta compuesto por los estados télico vs. paratélico, el segundo par lo forman los estados negativismo vs. conformidad. Los estados télico/ paratélico y negativismo/conformidad se relacionan entre sí dando lugar a cuatro combinaciones distintas: conformidad télica, negativismo télico, conformidad paratélica y negativismo paratélico.

    Teniendo en cuenta las características de cada uno de estos estados, Kerr (1994) defiende que cuando en un sujeto están operativos los estados paratélico y negativismo simultáneamente aumenta la probabilidad de aparición de conductas violentas.

    En los estadios deportivos debido a la atmósfera que se crea de rivalidad entre los grupos de aficionados aumentan la posibilidad de actos de provocación y de agresión, no solo entre los jugadores dentro del campo sino también entre los espectadores. Los sentimientos experimentados por los hooligans en estas situaciones se acompañan de elevados niveles de arousal sentido, en una combinación de los estados metamotivacionales paratélico y negativismo, siendo descritos sus comportamientos como provocadores. En este estado la meta del comportamiento violento es precipitar una respuesta a los grupos rivales de hooligans. Si el grupo rival no responde a los ataques aumenta la sensación de aburrimiento, de modo que los actos de los hooligans se convierten en más provocativos para producir el nivel de arousal y excitación deseado. El cambio del estado paratélico al télico tendrá lugar cuando los niveles de arousal sentido que acompañan al comportamiento provocativo de los hooligans cambie, pasando así, la combinación metamotivacional existente (negativismo paratélico) a negativismo télico, que seguirá acompañada de un nivel elevado de arousal sustituyéndose la excitación experimentada por cólera, como emoción desagradable.


Figura 2.8. Representación gráfica del desarrollo de la violencia "seria" mientras un grupo hooligan esta activo, Kerr (1994).

    Aunque la cólera es una emoción que proviene de la combinación de negativismo télico, cuando una situación es compleja esta emoción se puede experimentar en un estado paratélico, esto es lo que ocurre en un hooligan en estado de negativismo paratélico, donde esta cólera además de fomentar los comportamientos violentos ayuda a elevar y mantener el nivel de arousal experimentado y de negativismo. Llegado el momento, cuando otro grupo de hooligans responden a los ataques los actos de ambos grupos van enfocados a conseguir una meta, dañar sin ser dañados, produciéndose una inversión del estado paratélico al télico, donde dicha cólera se experimenta como excitante gracias a los marcos protectores.

   El modelo de John Kerr (1994) utiliza la Teoría de la Inversión de Apter (1982, 1989) para explicar el objeto de estudio y se basa en el modelo de Manipulación del Tono Hedónico de Brown (1991) para proponer una posible intervención.

   Brown (1991a, 1991b) realizó trabajos sobre adicciones humanas, alcoholismo y juego, este autor elabora un modelo denominado Manipulación del Tono Hedónico. Este modelo es de carácter psicológico y recoge o se hace eco de los conceptos de la Teoría de Inversión de Apter (1982). Brown muestra como las adicciones, sea a sustancias (alcohol, cocaína, tabaco, etc.) o a conductas (sexo, ejercicio físico, hábitos alimentarios, trabajo o comportamientos violentos) siguen básicamente un mismo curso en su desarrollo.

   Para Kerr (1994) apoyándose en este modelo muestra como los procesos adictivos a comportamientos violentos comienzan con la implicación de la persona con grupos de hooligans y el desarrollo en algunos casos de un nivel de actividad violenta propia de estos grupos hooligans. Las personas generalmente desarrollan su propio repertorio de técnicas para manipular y modular sus niveles de arousal. Los ejemplos son muchos como tomar un café por las mañanas, "salir de marcha" con un chico o chica, escuchar música para relajarse o tomar un baño mientras se lee un buen libro, todas estas técnicas, a largo o corto plazo, proporcionan al individuo sentimientos agradables asociados a un tono hedónico positivo que consigue que estos individuos estén felices (Thayer, 1989).

   "Este análisis de manipulación del nivel de arousal para mantener el tono hedónico en un día normal proporciona el contraste esencial que hace posible la definición y el entendimiento de las adicciones, ya que estas actividades adictivas se eligen para reemplazar las estrategias de afrontamiento que el sujeto utiliza normalmente. De modo contrario cuando no se maneja afortunadamente el tono hedónico se desarrolla una tolerancia a estados aversivos, el punto de partida del proceso adictivo puede ser visto como el descubrimiento y uso continuado de estrategias o métodos relativamente fiables y efectivos que hacen posible que estos individuos manipulen su nivel de arousal y tono hedónico en la dirección que ellos desean de modo efectivo e inmediato" (Brown, 1991b).

   Kerr (1994) apuntó que algunas conductas de búsqueda de arousal utilizadas por los hooligans pueden ser reconocidas como un intento de generar sensaciones agradables asociadas con niveles elevados de arousal en los estados paratélico y negativismo. De igual modo que el arousal sentido ejerce un papel importante en el control del desarrollo de otras adicciones tales como el juego o hábitos alimentarios (Brown, 1991a, 1991b; Kerr et al., 1994), el arousal y el control del humor juegan un papel crucial en el desarrollo de la adicción a los comportamientos violentos. En la siguiente figura se muestran las siete etapas del modelo de Brown (1991b) adaptadas por Kerr (1994) al comportamiento de los hooligans para explicar como se desarrolla este proceso de adicción.


Figura 2.9. La columna de la izquierda hace referencia a las etapas del modelo de Brown (1991b) para el desarrollo de comportamientos violentos en general. La columna de la derecha se refiere al desarrollo de la adicción al hooliganismo (Kerr, 1994).

   Siguiendo a Kerr et al. (1994), cuando una persona con una serie de características, tales como, baja autoestima, y poca estimulación u oportunidad en la vida cotidiana de experimentar un arousal elevado, además es ineficaz a la hora de controlar el nivel de arousal y su humor, es muy vulnerable al comienzo, a la adicción y va mejorando la calidad de su tono hedónico, adquiriendo más compromisos con la violencia. El hecho de fantasear con actos violentos eleva su arousal, lo que le lleva a participar en más actos así como a asumir más riesgos, lo que va a hacer que aumente su nivel de arousal. Cuando ya se ha adquirido la adicción los periodos de tiempo de inactividad producen síndrome de abstinencia.

   Para John Kerr (1994), los hooligans buscan la sensación de placer inmediato, es decir, las sensaciones producidas por el sistema paratélico, Kerr intentando analizar las estrategias de categorización realizadas por Apter (1992), obtuvo dos experiencias de elevado arousal: la estrategia del hincha donde encontramos un ambiente festivo, banderas, pancartas, bengalas, trompetas, tambores, etc. y las estrategias del hooligan, los hinchas violentos se ajustan al sistema paratélico, donde unos niveles de alta activación proporcionan sensaciones placenteras y una baja activación aburrimiento, de este modo el hincha violento recurre a estrategias para elevar su arousal, como evitar y provocar a la policía, arremeter contra hinchas de equipos contrarios y usar indumentaria distintiva.

   El modelo de Manipulación del Tono Hedónico de Brown (1991) contiene tres etapas dedicadas a la intervención en individuos adictos. Durante el proceso de adicción en la última etapa se establece el monopolio motivacional donde el sujeto se interesa solo por la recompensa de ser hooligan, de modo que el llevar a cabo comportamientos violentos similares al de los hooligans es sustituido por la adopción del estilo de vida de estos hooligans. Todos estos cambios implican que el sujeto al mostrar un interés casi absoluto por el hooliganismo y al mantener la necesidad de ser uno de ellos muestra un deterioro en sus comportamientos sociales, esto es común a otras adicciones.

   Uno de los principales problemas que aparecen a la hora de intervenir es que los comportamientos violentos se han interiorizado, forman parte del estilo de vida del sujeto y además están fuertemente reforzados, por lo cual su eliminación puede ir acompañada de la eliminación del tono hedónico positivo, lo que hace que su extinción sea difícil. El factor clave en la intervención se halla en remplazar el comportamiento del hooligan con alguna forma alternativa de actividad recompensable, las cuales pueden llegar a proporcionar los mismos niveles de excitación, de placer y de intensidad de experiencia pero sin ser una conducta antisocial. Si esto no se logra es muy probable que el ex-hooligans vuelva a manifestar sus comportamientos violentos

   Kerr (1994) considero que en el caso de la adicción a comportamientos violentos propios de los hooligans eran tres las posibles estrategias:

  • Reubicación en actividades socialmente aceptables, como por ejemplo la práctica de deportes de combate tales como el boxeo, judo o artes marciales. Esta estrategia puede requerir al ex-hooligan moverse desde el estado negativismo hasta el estado de conformidad ya que estos deportes contienen gran cantidad de reglas

  • Hallar nuevas alternativas de actividades reforzantes. De modo que ofrezcan al individuo experiencias paratélicas pero orientadas o controladas.

  • Regeneración de viejas actividades reforzantes. Que son aquellas que el individuo realizaba antes de convertirse en hooligan.


Capitulo 3. Metodología selectiva y teoría de respuesta al ítem

   Con la denominación de Metodología Selectiva nos referimos a la adecuada selección de sujetos y variables, que, permite apuntar a la representatividad como la condición sine qua non de esta metodología (Delgado y Prieto, 1997).

   Los instrumentos más utilizados en la investigación social son los elaborados en esta metodología, esto se debe principalmente a la facilidad con la que se obtienen respuestas -normalmente masivas- a cuestiones por las cuales mostramos un interés definido (Anguera, 2003).

   Siguiendo a Anguera (2003) cinco son las características principales de esta metodología:

  1. La primera característica es la elicitación de la respuesta, esto implica la posibilidad de formular preguntas directamente a los sujetos seleccionados. Esta característica sirve para establecer una diferenciación clara con la metodología observacional -en la cual la respuesta se recoge mediante registro sin que intervenga para nada el individuo observado- y con la metodología experimental -en la cual hay un elevado grado de dominio y control de la situación.

  2. La segunda característica seria el uso de instrumentos semi-estandarizados o estandarizados. No nos hallamos ante un instrumento forzosamente elaborado ad hoc (aunque puede serlo, si la situación lo requiere por no hallarse elaborado previamente), sino que aplicaremos el instrumento adecuado a los destinatarios. Los instrumentos que se utilizan básicamente en metodología selectiva son: entrevista, cuestionario y pruebas estandarizadas (tests).

  3. El investigador selecciona las variables que le interesan. Estas variables (antecedente o predictora), de forma general, suelen tener la finalidad de conocer la relación que ejercen sobre otra variable (consecuente o criterio).

  4. Se intenta descubrir la posible relación de covariación existente entre las variables.

  5. La metodología selectiva es preferentemente nomotética, con la excepción de la entrevista. "La metodología selectiva se aplica extensivamente a un colectivo de individuos, en una amplia cobertura, pero desde un punto de vista intensivo se mantiene en una posición moderada en cuanto a la 'profundidad' de las respuestas" (Anguera, 2003).



Figura 3.1. Características de la Metodología Selectiva.

   La metodología selectiva es una metodología de investigación que intenta obtener información cuantitativa sobre una población, para lo que utiliza diseños que controlan de modo externo, mediante la adecuada selección de las unidades de análisis y la sistematización de la recogida de información, las condiciones de producción de la conducta (Gómez, 1990).

   Partiendo de los tres criterios que permiten caracterizar a cualquier metodología: a) generalizabilidad con respecto a las poblaciones a las que se desea aplicar la información; b) precisión con respecto a la medición y control de las variables implicadas; y c) realismo con respecto a los contextos en los cuales opera, Brinberg & McGrath (1985) consideran que la metodología selectiva enfatiza la generalizabilidad de la población que desea representar aunque ello suponga un menor control interno y una consideración irrelevante del contexto para sus propósitos.

   El control interno o nivel de intervención adopta un valor medio por la elicitación de la respuesta, en cuanto al contexto y con el fin de evitar alteraciones en la respuesta elicitada no debe resultar artificial o extraño al individuo. Del mismo modo Kish (1981) considera que de los tres problemas básicos a los que se enfrenta cualquier metodología, medición, representación y control interno, la metodología selectiva resulta débil en la medición y el control interno, cobrando fuerza en la representación.

   Para Mayntz, Holm y Hübner (1985) la metodología selectiva resulta adecuada cuando se desea generalizar los hallazgos de una muestra a una población y también cuando, la información necesaria no se puede obtener con mayor facilidad o menos coste a partir de otras fuentes. Además esta metodología se recomienda en aquellos casos en los cuales la aleatorización es impracticable o no ética.

   La metodología selectiva, se caracteriza por un nivel medio de control interno (Anguera, 1990), constituyendo una forma específica de adecuación del método científico, lo que la diferencia tanto de la metodología observacional (con un bajo control interno) como de la experimental (con un nivel de control interno elevado).

   Al ser el cuestionario el instrumento utilizado en esta investigación consideramos oportuno destacar algunas de sus características. Munn y Drever (1995) consideran que las principales ventajas del cuestionario consisten en que aporta información estandarizada, ahorra tiempo y facilita la confidencialidad, mientras que los inconvenientes básicos consistirían en la superficialidad de la información respecto a los objetivos descriptivos y que la elaboración del instrumento es compleja y laboriosa.

   La Teoría de Respuesta al Ítem es uno de los campos con mayor proyección dentro del ámbito de la medida psicológica y de la educación. Lord (1980) señala que la Teoría de Respuesta al Ítem (TRI) no contradice las asunciones fundamentales de la Teoría Clásica de los Test (TCT) sino que hace asunciones adicionales que permitirán responder a las cuestiones que la TCT no podía.

   Aunque la TRI se muestra como un método capaz de enfrentarse a estas deficiencias o problemas planteados en la TCT, la facilidad conceptual y sencillez del cálculo hacen que hoy día siga siendo más atractivo y frecuente el uso de la TCT (Hamblenton y Jones, 1993).

   La TCT y la TRI son modelos que teóricamente se solapan para entender el funcionamiento del test más que competir entre ellos (Huling, Drasgow y Parsons, 1983b). La TRI hace suposiciones más fuertes que la TCT, en particular la suposición de la independencia local y la suposición de relaciones logísticas entre las contestaciones de los ítems y los rasgos subyacentes.

   El principal problema de la TCT es la invarianza de la medida, como apuntaba Thurstone (1928): "... las mediciones de un instrumento de medida deben ser independientes del objetos medidos", este inconveniente se refleja en dos problemas concretos (Bejar, 1983; Hamblenton y Swaminathan, 1985 y Muñiz, 1997): 1) la medición de las variables psicológicas no es independiente del instrumento que se utiliza para medirla; 2) las propiedades de los instrumentos no son independientes de los sujetos a los que se aplican. Todo esto tiene a su vez repercusiones a la hora de intentar establecer equivalencias entre las puntuaciones de dos test diferentes que midan una misma variable, este es otro de los problemas de la Teoría Clásica de los Test. La TCT parte del supuesto de que en la mayor parte de los casos un test es una muestra seleccionada de un universo de ítems equivalentes unos a otros, que permiten ser considerados indicadores similares del constructo que medimos, de ahí que se pueda utilizar como procedimiento de puntuación la acumulación de puntos, lo que lleva a otra limitación de esta teoría, ya que una misma puntuación en un test puede deberse a distintos patrones de respuesta, y haciendo uso de la TCT no podemos analizar las interacciones entre los sujetos y los ítems, además el presuponer que todos los ítems son equivalentes implica que todos los sujetos utilizan las mismas operaciones mentales y para todos los ítems, el problema esta en que no se tienen en cuenta las diferencias individuales ni la diferencia de dificultad de los ítems. Otra limitación que encuentra la TCT se debe a la fiabilidad del instrumento de medida, según esta teoría la fiabilidad se reparte por igual a lo largo del test pero desde otros modelos se ha podido comprobar que no se mide con la misma fiabilidad en los distintos niveles de la variable.


Figura 1. Desventajas de la Teoría Clásica de los Test.

   Todas estas limitaciones y problemas impulsan el surgimiento de nuevos modelos, algunos de ellos no eran más que extensiones del modelo lineal de Spearman asumido en la TCT (como la Teoría de la Generalizabilidad) y otros surgen enmarcados dentro de un nuevo marco teórico, entre los que destaca la Teoría de Respuesta al Ítem (TRI), que permitirá solventar las limitaciones de la Teoría Clásica de los Test (Bejar, 1983; Hamblenton y Van der Linden, 1982; Martínez Arias, 1995 y Muñiz, 1996), aunque esta teoría no es reciente, su expansión se produce a partir de los años 80 con la difusión de los ordenadores, una herramienta que será imprescindible debido a la complejidad de los cálculos matemáticos.

   Actualmente, los modelos más utilizados en la TRI son el modelo logístico de un parámetro, el logístico de dos parámetros y el logístico de tres parámetros. En el presente articulo se profundizara en el los modelo logístico de un parámetro, el modelo de Rasch, este modelo es el mas popular dentro de los modelos de la TRI, debido principalmente a su sencillez.

   En 1960 el matemático George Rasch propuso un modelo que permite solventar las deficiencias de la TCT, de modo que se construyeran pruebas más adecuadas y eficientes. Este modelo, conocido como el Modelo de Rasch, se fundamenta en:

  1. el atributo que se desea medir puede representarse en una única dimensión donde se sitúan conjuntamente ítems y personas.

  2. que el cociente entre la probabilidad de la respuesta correcta y la probabilidad de la respuesta incorrecta a un ítem es la función de la diferencia en el atributo en el nivel de la persona y el nivel el ítem. Así, cuando una persona responde a un ítem en su nivel de competencia, tendrá la misma probabilidad de dar una respuesta correcta que incorrecta, por lo que la dificultad del ítem será equivalente al nivel de competencia del sujeto. Del mismo modo, cuando la probabilidad de dar una respuesta correcta es mayor que la de dar una incorrecta la competencia del sujeto será mayor que la requerida por el ítem.

   El modelo de Rasch es un modelo sencillo y de fácil aplicación, que al representar en una única dimensión a sujetos e ítems, nos permite hallar la dificultad de los ítems y la probabilidad de que estos sean contestados con éxito. La localización del punto 0 de la escala es arbitrario, Rasch suele situar la dificultad media de los ítems en el punto 0, de modo que interpretar los parámetros de los sujetos (nivel de competencia) es bastante sencillo ya que si estos valores son mayores a 0 indican en una alta probabilidad de responder a los ítems de dificultad media.

   Los parámetros con el modelo de Rasch se estiman con el método de máxima verosimilitud, que consiste en determinar los parámetros que hacen más probable las respuestas observadas. En la estimación condicional se calcula la probabilidad de las respuestas observadas a los ítems para cada puntuación conjunta de los parámetros de los sujetos (nivel de competencia), asignándole a cada persona el valor del parámetro más probable para su patrón de respuesta

   El modelo de Rasch (1960), de entre los posibles en la TRI, destaca porque sobre otros modelos por una serie de características:


Figura 3.3. Características del modelo de Rasch.
  1. La medición conjunta, los parámetros de personas e ítems se expresan en las mismas unidades y se localizan en el mismo continuo, de lo que se deduce que: a) no todos los ítems miden la misma cantidad del constructo (por lo que, no se mantiene el supuesto de invarianza de los ítems defendida por la TCT) y b) la interpretación de las puntuaciones no se fundamentan en las normas del grupo, sino en la identificación de los ítems que la persona tiene una alta o baja probabilidad de resolver correctamente, así, si los sujetos tienen un nivel alto de competencia, se estimaran con mayor precisión los parámetros de los ítems difíciles.

  2. Objetividad específica (Rasch, 1977), una medida solo puede ser considerada válida y generalizable si no depende de las condiciones específicas con la que ha sido obtenida. Así, la puntuación de las personas no dependen de los ítems administrados.

  3. Propiedades del intervalo, a diferencias constantes entre sujetos e ítems le corresponde la misma probabilidad de una respuesta correcta, la métrica intervalar tiene gran importancia por ser condición necesaria para realizar análisis paramétricos (análisis de varianza, regresión, etc.) y por que garantiza la invarianza de las puntuaciones diferenciales a lo largo de un continuo.

  4. Específidad del error típico de medida que permite cuantificar la cantidad de información con la que se mide en cada punto de la dimensión y seleccionar los ítems que permiten incrementar la información en regiones del atributo previamente especificada. Esto es una diferencia con la TCT supone que los test miden con la misma fiabilidad en todas las regiones de la variable, supuesto que desde otros modelos ha sido rechazado.


Capitulo 4. Estudio empírico

   La violencia que día a día se incrementa tanto en las canchas como fuera de ellas impide que el derecho al deporte sea ejercido de forma natural. La violencia en el fútbol se esta convirtiendo en un modelo de comportamiento de los espectadores para otros deportes.

   Desde el modelo de Kerr, se ofrece la posibilidad de estudiar la motivación que subyace a dichos comportamientos violentos a la vez que se nos ofrece una explicación de la adicción a estos y unas pautas para la posible intervención.

   La elaboración de un instrumento que nos permita evaluar estos estados metamotivacionales, puede ser de gran utilidad para futuras investigaciones, por este motivo se decidió adaptar y baremar los cuestionarios que Kerr (1994), y otros autores posteriormente han utilizado en sus investigaciones, a la Teoría de Respuesta al Ítem (TRI), con la finalidad de asegurar que dicho cuestionario mida lo que dice medir. El modelo de Rasch, dentro de los modelos de la TRI, nos va a permitir solventar muchas de las desventajas de la Teoría Clásica de los Test (TCT), permitiéndonos construir pruebas más adecuadas y eficientes.


4.1. Objetivos

  1. Adaptar los cuestionarios utilizados por Kerr (1994) en sus estudios sobre comportamientos violentos a la Teoría de Respuesta al Ítem.

  2. Elaborar un baremo de dichos cuestionarios.


4.2. Hipótesis

  1. El cuestionario elaborado realiza una mejor estimación del constructo que las escalas utilizadas por Kerr (1994):

  2. El cuestionario elaborado en este trabajo presenta una fiabilidad similar al utilizado por Kerr (1994).

  3. Existen diferencias significativas en la puntuación obtenida en las escalas paratélicas en función del nivel de estudios

  4. Existen diferencias significativas en la puntuación obtenida en la escala negativismo en función del nivel de estudios.

  5. Existen diferencias significativas en la puntuación obtenida en las escalas paratélicas en función del género.

  6. Existen diferencias significativas en la puntuación obtenida en la escala negativismo en función del género.

  7. Existen diferencias significativas en la puntuación obtenida en las escalas paratélicas en función del tipo de actividad física practicado.

  8. Existen diferencias significativas en la puntuación obtenida en la escala negativismo en función del tipo de actividad física practicado.

  9. Existen diferencias significativas en la puntuación obtenida en las escalas paratélicas en función del tipo de deporte practicado.

  10. Existen diferencias significativas en la puntuación obtenida en la escala negativismo en función del tipo de deporte practicado.

  11. Existen diferencias significativas en la puntuación obtenida en la Escala Tensión y Esfuerzo (TESY) en función del nivel de estudios.

  12. Existen diferencias significativas en la puntuación obtenida en la Escala Tensión y Esfuerzo (TESY) en función del género.

  13. Existen diferencias significativas en la puntuación obtenida en la Escala Tensión y Esfuerzo (TESY) en función del tipo de actividad física practicado.

  14. Existe una alta correlación entre las puntuaciones elevadas en las escalas que miden las distintas dimensiones del estado paratélico que son: Compromiso Paratélico Escala, Orientación al Plan Paratélico, Escala Evitación de Arousal Paratélico, escala de Estado Paratélico, y la escala que mide el constructo Negativismo Paratélico con una probabilidad mayor de que esa persona realice comportamientos violentos.


4.3. Método

   Este trabajo se divide en dos partes, la primera de ellas hace referencia a la adaptación de las escalas utilizadas por Kerr (1994) en sus investigaciones sobre comportamientos violentos a la Teoría de la Respuesta al Ítem y una segunda parte que se refiere a la baremación de dichas adaptaciones.


4.3.1. Adaptación de los cuestionarios

Participantes

   La muestra a la que administramos el cuestionario fue de 150 sujetos por escala, lo que hace un total de 600 participantes con edades comprendidas entre los 15 y 62 años, de ambos sexos, la escala compromiso paratélico fue contestada por 81 mujeres que conformaban el 54% de la muestra frente al 45,3% que eran hombres. Los participantes realizan actividades deportivas en un 48 % de los casos frente al 51,3 por ciento que no lo realizaban, Presentan distintos niveles de estudios, estos fueron agrupados en tres tipos distintos: básicos (graduado escolar y E.S.O.) con un 22% de los casos, medios (B.U.P., bachillerato, F.P. I y II) un 18% y superiores (módulo de grado superior y estudios universitarios) al que pertenecían el 51% de nuestra muestra. La escala orientación a un plan paratélico y la escala de negativismo fueron contestada por un 54% de sujetos que practicaban algún tipo de actividad deportiva frente al 45,3 % que no lo realizaban, de la muestra que contesto a estas escalas un 56,7 % eran mujeres y un 42,7 % en cuanto al nivel de estudios el 58% se corresponden a sujetos que han cursado estudios básicos, un 17,3% cursaron estudios medios y un 1,7 % estudios superiores. La escala evitación de arousal y la escala tensión y esfuerzo fueron contestadas por 85 mujeres que conformaban el 56,7 % de la muestra frente al 42,7% que eran hombres. En cuanto al nivel de estudios el 56,7% pertenecen al grupo que cursaron estudios básicos, el 17,3% cursaron estudios de nivel medio y un 19,3 % estudios superiores. De nuestra muestra un 45,3 % realizan actividades deportivas frente al 54% que no lo realizaban. Por ultimo, la escala estado paratélico fue contestada por un total de 86 mujeres y 61 hombres que se corresponden con el 57,3 % y el 40,7 % de nuestra muestra. De ellos el 38,7% si realizaban actividad deportiva y un 60% no realizaban, en cuanto al nivel de estudios, el 58 % cursaron estudios de nivel básico, el 17,3 % de nivel medio y el 18,7 % cursaron estudios de grado superior.


Materiales

  • Utilización del cuestionario sobre conductas asertivas, este cuestionario fue elaborado a partir de los cuestionarios Escala de dominio Télico (TDS), Escala de Dominio Negativismo (NDS), Escala de Medida del Estado Télico y la Escala de Tensión y Esfuerzo (TESY) así como de un banco de ítems elaborados para medir dichos constructos.

  • Paquete estadístico SPSS 9.0.

  • Acer ConQuest (Wu, Adams & Wilson, 1998).


Procedimiento

    Para la elaboración del cuestionario se partió de las escalas utilizadas por Kerr (1994) en sus investigaciones sobre comportamientos violentos, estos son: Escala de dominio Bélico (TDS) (Murgatroyd, Rushton, Apter & Ray, 1978), Escala de Dominio Negativismo (NDS) (McDermott& Apter, 1988), Escala de Medida del Estado Bélico (Svebak & Murgatroyd, 1985) y la Escala de Tensión y Esfuerzo (TESI) (Svebak, 1993), con un total de 85 ítems que miden estados metamotivacionales télico/paratélico, negativismo/conformidad y tensión de esfuerzo. Aumentamos el número de ítems hasta los 262 ítems dicotómicos.

    Una vez construido el cuestionario, con el fin de detectar posibles fallos en su elaboración se organizó una reunión con un grupo de expertos en psicología deportiva que rellenaron la encuesta compuesta por los 262 ítems. Como resultado de esta reunión se obtuvieron dos conclusiones importantes, la primera que era necesaria la eliminación de ítems que se repetían en distintas categorías o de aquellos que no estaban correctamente formulados, quedando el cuestionario con un número total de 211 ítems dicotómicos, y como segunda conclusión la posibilidad de dividir el cuestionario en varias escalas. Conceptualmente esto fue posible porque cada subescala mide una dimensión distinta del constructo, esto nos permitía también evitar el cansancio de los participantes. De este modo se dividió el cuestionario en cuatro cuestionarios distintos, todos ellos con las mismas instrucciones. El primer cuestionario se compone de una escala con un total de 49 ítems, esta escala mide compromiso télico/paratélico. El segundo cuestionario se compone de de dos escalas una compuesta de 51 ítems que mide orientación al plan télico/paratélico y la segunda escala que mide negativismo con un total de 23 ítems. El tercer cuestionario también se componía de dos escalas, la primera mide evitación de arousal télico/paratélico con 42 ítems y la segunda compuesta de 20 ítems mide tensión de esfuerzo. Por último, el cuarto cuestionario, con 20 ítems, mide preferencia de estado télico/paratélico. Después de llevar a cabo estos cambios se organizo una segunda reunión con seis estudiantes de psicología, se les informó sobre lo que se esperaba de su colaboración y rellenaron el cuestionario, tras esta colaboración se modificaron las instrucciones. Procediéndose, finalmente, a la administración del cuestionario a la muestra.

    Para ello, una vez cubiertos los cuestionarios se codifican las respuestas utilizando el programa Acer ConQuest (Wu, Adams & Wilson, 1998). Se estimaron los indiacadores de ajuste a la Teoría de Respuesta al Ítem, solventando las limitaciones de la Teoría Clásica de los Test. Considerando estas estimaciones, y atendiendo al índice de discriminación y al estadístico infit se seleccionaron los 84 ítems que conforman nuestra propuesta de cuestionario que nos proporcionan una mejor estimación de los constructos que pretendemos medir que la proporcionada por los cuestionarios utilizados por Kerr (1994). Debido a los malos resultados de la escala 6, se considero oportuno la reelaboración de dicha escala. La construcción de esta nueva escala consistió en la reelaboración de los ítems, construyéndose hasta un total de 30 ítems. Estos ítems, sobre un grupo de 26 sujetos, fueron sometidos a una simulación en la que permanecía invariable la media y la desviación típica. Esta simulación tuvo como objeto realizar una primera estimación del comportamiento de estos ítems.

    Una vez concluido el ajuste y atendiendo al índice de discriminación y al estadístico infit se seleccionaron los 83 ítems que conforman nuestra propuesta de cuestionario que nos proporcionan una mejor estimación de los constructos que pretendemos medir que la proporcionada por los cuestionarios utilizados por Kerr (1994).


4.3.2. Baremación de los cuestionarios

Participantes

    La muestra a la que administramos el cuestionario fue de 197 para las escalas compromiso paratélico (CP), orientación al plan paratélico (OPP), evitación de arousal paratélico (EAP), negativismo proactivo (NP) y estado paratélico (EP) y 192 sujetos para la escala tensión y esfuerzo (TESY). Lo que hace un total de 389 sujetos con edades comprendidas entre los 17 y 64 años.

    La muestra a la que se suministraron las escalas compromiso paratélico (CP), orientación al plan paratélico (OPP), evitación de arousal paratélico (EAP), negativismo proactivo (NP) y estado paratélico (EP) se dividían en un total de 91 hombres que se corresponden con el 46,2% de la muestra y 106 mujeres, un 53,8% de la muestra, de estos el 43,1% realizaban alguna actividad deportiva y un 56,9% no realizaban actividad deportiva. Atendiendo al nivel de estudios podemos señalar que el 66,0 % de la muestra presentan un nivel de estudios superiores, el 19,3% un nivel medio y el 12,2% un nivel básico, quedando un 2,5% de los sujetos sin ser incluidos en ninguno de estos grupos por no haber aportado una respuesta a este ítem.

    La muestra a la que se proporciono la escala tensión y esfuerzo (TESY) se componía de en un total de 192 sujetos de los cuales 90 eran hombre que se corresponden con el 46,9% de la muestra y 100 mujeres, un 52,1% de la muestra, de estos el 54,2% realizaban alguna actividad deportiva y un 45,8% no realizaban actividad deportiva. En cuanto al nivel de estudios podemos señalar que el 64,1 % de la muestra presentan un nivel de estudios superiores, el 25,0% un nivel medio y el 8,9% un nivel básico, quedando un 2,1% de los sujetos sin ser incluidos en ninguno de estos grupos por no haber aportado una respuesta a este ítem.

    Con respecto al tipo de deporte practicado establecimos una diferenciación en cuanto a si la práctica del deporte se realizaba de forma individual o en equipo y si dicho deporte era considerado deporte de contacto o de no contacto, entendiéndose deporte de contacto aquel que requiere de algún tipo de interrelación física con el rival, en el caso de deporte individual, o con los miembros del equipo rival, en el caso de deportes de equipo. Se establecieron un total de diez clasificaciones diferentes: deporte individual con contacto (p.e. judo); deporte individual sin contacto (p.e. tenis); deporte equipo con contacto (p.e. fútbol); deporte equipo sin contacto (p.e. voleibol); deporte individual con contacto e individual sin contacto (p.e. que practique judo y tenis); deporte de equipo con contacto y de equipo sin contacto (p.e. baloncesto y padell); deporte individual con contacto y de equipo con contacto (p.e. judo y baloncesto); deporte individual con contacto y de equipo sin contacto (p.e. judo y voleibol); deporte individual sin contacto y de equipo con contacto (p.e. tenis y balonmano); deporte individual sin contacto y de equipo sin contacto (p.e. tenis y voleibol).

    Atendiendo a este criterio la muestra perteneciente al primer grupo de escalas, debemos señalar que el 26,4% de los sujetos realizaban deportes individuales de no contacto, un 14,2% realizaban deportes de equipo con contacto, un 10,7% realizaban deportes individuales sin contacto y de equipo con contacto, un 44,2% o bien no especifica que tipo de deporte realiza o se corresponden con los sujetos que manifestaron no realizar ninguna actividad deportiva. El porcentaje que no se detalla se divide en entre el resto de las categorías que quedan sin exponer. Teniendo en cuenta dicho criterio y refiriéndonos a las puntuaciones aportadas por la muestra en la escala TESY tendremos que un 22,9% de los sujetos practicaban deportes individuales de no contacto, un 14,1% deportes de equipo con contacto, un 6,8% deportes individuales de no contacto y deportes de equipo con contacto, un 2,1% se corresponden a sujetos que practican deportes individuales y en equipo de contacto, un 50% o bien no especifica que tipo de deporte realiza o se corresponden con los sujetos que manifestaron no realizar ninguna actividad deportiva. El porcentaje que no se detalla se divide en entre el resto de las categorías que quedan sin exponer.


Materiales

  • Utilización del cuestionario elaborado para dicha investigación sobre conductas asertivas, con un total de 83 ítems que miden los estados metamotivacionales paratélico y negativismo. Dicho cuestionario se divide en seis escalas que representan distintas dimensiones del estado paratélico y del estado negativismo, ambos implicados en la manifestación de comportamientos violentos.

  • Utilización de programas SPSS versión 9.0.


Procedimiento

    Para la baremación se utilizaron las puntuaciones aportadas a dichos cuestionarios por la muestra, que fueron sometidos a análisis mediante el paquete estadístico SPSS.


4.4. Resultadosbb

    Los resultados de este trabajo se presentan en dos apartados diferentes, el primer apartado nos muestra los resultados de la elaboración del cuestionario ajustado a la Teoría de Respuesta al Ítem. El segundo de los apartados refleja los resultados de la baremación de dichos cuestionarios. Además a modo de resumirlos presentaremos los resultados obtenidos para una de las escalas, en concreto la escala Orientación al Plan Paratélico.


4.4.1. Resultados del ajuste de los ítems a la Teoría de Respuesta al Ítem

    Los ítems fueron ajustados a la TRI que fueron ajustados a la TRI a través del programa Acer Conquest (Wu, Adams & Wilson, 1998), el ajuste es un paso crucial ya que en su ausencia los valores carecen de significado teórico y las ventajas del modelo de Rasch se desvanecen.

    Para poder exponer los resultados de esta investigación presentamos los mapas de escalamiento conjunto que nos muestra como los ítems del cuestionario inicial se solapan a largo del constructo, también presentamos los estadísticos tradicionales de cada escala. A partir de este mapa de escalamiento conjunto se seleccionaron los ítems que compondrían nuestra propuesta final, atendiendo al estadístico infit y al grado de discriminación del ítem.


Escala 2. Orientación al plan télico/paratélico.

    Esta escala se componía de 51 ítems dicotómicos. En este análisis los valores perdidos son el 0.00%, de los que se han seleccionado atendiendo al índice de discriminación y al estadístico infit 17 ítems que se reparten a lo largo del constructo.


Cuadro 4.1. Estadísticos tradicionales de la escala 2.


Cuadro 4.2. Estadísticos tradicionales de la propuesta de la escala 2.


Cuadro 4.3. Estadísticos descriptivos de ajuste al modelo. Propuesta de escala 2.


Figura 4.1. Mapa de escalamiento conjunto sujetos e ítems. Escala 2.


Figura 4.2. Mapa de escalamiento conjunto sujetos e ítems. Escala 2 de nuestra propuesta.


4.4.2. Resultados de la baremación del cuestionario

    Al igual que para los resultados del ajuste del cuestionario a la TRI atenderemos a la escala Orientación al Plan Paratélico más relevante atendiendo tipo de deporte.


Resultados de la escala orientación al plan paratélico

    La escala compromiso paratélico es una escala que nos permite medir la dimensión de orientación al plan con los comportamientos de un sujeto donde esta operativo el estado metamotivacional paratélico. Es una escala de 17 ítems dicotómicos, que presenta como opciones de respuesta la contestación mediante un si o un no.


Escala orientación al plan paratélico y genero Para la elaboración de los perfiles se tuvieron en cuenta la media aritmética obtenida para cada uno de los ítems,

    La escala orientación al plan paratélico la contestaron un total de 91 hombres, la media de la escala considerada en su totalidad es 9,9 y la desviación típica 3,40. En el caso de las mujeres fueron contestadas por 106, situándose la media en 9,89 y la desviación típica en 3,61.


Grafica 4.1. Frecuencia y porcentaje en cuanto al género.

    Si atendemos a las medias y desviaciones típicas por ítems en las puntuaciones obtenidas por los hombres, podemos decir que todas se sitúan entre los valores 0,97 del ítem 24 y 0,14 del ítem 27, y las desviaciones típicas oscilan desde 0,50 de los ítems 22 y 32 y 0,14 del ítem 24. En el caso de las puntuaciones obtenidas por las mujeres que contestaron al cuestionario los valores de la media varían desde 0,23 de los ítems 27 y 21 y 0,99 del ítem 24 y las desviaciones típicas desde 0,09 del ítem 24 y 0,49 del ítem 34.


Escala orientación al plan paratélico y actividad deportiva

    En cuanto a la realización o no de actividad deportiva, la escala fue contestada por 85 sujetos que no realizaban actividad deportiva de las que se obtuvieron una media para la escala considerada en su totalidad de 9,51 y una desviación típica de 3,60. Las respuestas de los 112 sujetos que si realizaban actividad deportiva sitúan la media en 10,18 y la desviación típica en 3,42.


Grafica 4.2. Frecuencia y porcentaje en cuanto a la realización o no de actividad deportiva.

    En cuanto a la media y desviación típica para cada ítem dentro de las dos clasificaciones, realizar o no actividad deportiva, podemos decir que los valores de la media oscilan, para los sujetos que no realizan actividad deportiva, entre 0,19 del ítem 27 y 0,97 del ítem 24 y los valores de la desviación típica entre 0,15 del ítem 24 y 0,50 del ítem 32. Para los sujetos que si realizan actividad deportivas, los valores de la media varían desde entre 0,19 del ítem 27 y 0,99 del ítem 24 y los valores de la desviación típica desde 0,09 del ítem 22 y 0,50 del ítem 34.


Escala orientación al plan paratélico y nivel de estudios

    La variable nivel de estudios se dividió en tres niveles que hacen referencia a estudios básicos, medios y superiores, al primer nivel, estudios básicos, corresponden 24 sujetos de nuestra muestra, el segundo nivel de estudios, estudios medios, cuenta con las respuestas de un total de 38 sujetos y por último, el nivel de estudios superiores que engloba la mayor parte de nuestra muestra, con un total de 130 sujetos que contestaron a nuestro cuestionario. Los valores de las medias y las desviaciones típicas atendiendo a la totalidad de la escala son para el nivel de estudios básico 10,33 de media y una desviación típica 3,79, para el nivel de estudios medio la media es de 9,55 y la desviación típica de 3,31 y para finalizar para el nivel de estudios superiores la media es de 9,92 y la desviación típica de 3,59.


Grafica 4.3. Frecuencia y porcentaje en cuanto al nivel de estudios de la muestra.

    Los valores de la media, para el nivel de estudios básicos, se sitúan entre el 0,95 del ítem 30 y el 0,083 del ítem 27 y los valores de las desviaciones típicas entre el 0,50 del ítem 22 y el 0,20 de los ítems 24 y 30. Con respecto al nivel de estudios medio, la media de los ítems oscilan desde 0,94 del ítem 24 y 0,21 del ítem 27 y los valores de la desviación típica entre 0,50 de los ítems 26 y 32 y 0,22 del ítem 24. En cuanto al nivel de estudios superior, recordemos que en este nivel es donde se agrupa la mayor parte de nuestra muestra, con un total de 130 sujetos, los valores de la media se reparten desde el 1 del ítem 24 y 0,20 del ítem 27 y los valores de la desviación típica entre el 0,49 de los ítems 22 y 34 y el 0 del ítem 24.


Escala orientación al plan paratélico y deporte practicado

    La frecuencia de respuesta para el nivel 0 fue de 82 puntuaciones, la media para dicho nivel considerando la totalidad del cuestionario es de 9,44 y la desviación típica es de 3,63. Para el nivel 2, la media se sitúa en 10,53 y la desviación típica en 3,47, siendo la frecuencia de respuesta 52. Del mismo modo, al considerar la totalidad de la escala para el nivel 3 obtenemos una media de 9,71 y una desviación típica de 3,18con una frecuencia de respuesta de 28 sujetos. Por ultimo, el nivel 9 de la variable deporte tiene una frecuencia de 21 respuestas, una media de 10,57 y una desviación típica de 3,57.


Grafica 4.4. Frecuencia y porcentaje en cuanto al tipo de deporte practicado por la muestra.

    La media y la desviación típica para cada uno de los ítems atendiendo a la variable deporte aparecen en el anexo 10. Los valores de la media, para el nivel 0 de deporte, se sitúan entre el 0,96 del ítem 24 y el 0,16 del ítem 21; y los valores de las desviaciones típicas entre el 0,50 del ítem 32 y el 0,18 del ítem 24. Con respecto al nivel 2, la media de los ítems oscilan desde 1 del ítem 24 y 0,17 del ítem 27 y los valores de la desviación típica entre 0,50 de los ítems 22, 32 y 34 y el 0 del ítem 24. En cuanto al nivel 3, los valores de la media se reparten desde el 1 del ítem 24 y 0,10 del ítem 27 y los valores de la desviación típica entre el 0,50 de los ítems 22, 26 y 33, y el 0 del ítem 24. Por ultimo, en el nivel 9, los valores de la media se reparten desde el 1 del ítem 24 y 0,33 de los ítems 21, 22 y 37 y los valores de la desviación típica 0,51 del ítem 34 y 0 del ítem 24.


4.4.3. Resultados ANOVA

    Para la comprobación de algunas de las hipótesis de esta investigación se realizaron distintos tipos análisis bajo el procedimiento Anova. Esto nos permitió estimar la significación que en las distintas escalas tenían las variables nivel de estudios, género, actividad deportiva y tipo de deporte practicado.


Tabla 4.1. Resultados de Anova. Relación entre las distintas escalas y la variable nivel de estudios.

    En la tabla 4.1 se muestra la significación de las distintas escalas y el nivel de estudios. Tan solo se existe una significación con la escala Compromiso Paratélico, para la cual se estimo una F de 3,183 y un nivel de significación de 0,04.

    Esta segunda tabla (Tabla 4.2) aparece la significación existente entre las escalas y el género. Tan solo una de las escalas la Escala Evitación de arousal muestra una relación significativa con el género con una F de 5.72 y un nivel de significación de 0,018.


Tabla 4.2. Resultados de Anova. Relación entre las distintas escalas y la variable genero.

    Esta tercera tabla (Tabla 4.3) aparece reflejada la significación de las escalas distintas escalas y la realización o no de actividad deportiva. Se han estimado dos significaciones, (1) la Escala de Compromiso Paratélico con una F de 8,296 y una significación de 0,004; y (2) Escala Evitación de arousal con una F de 14,64 y un nivel de significación de 0,001.


Tabla 4.3. Resultados de Anova. Relación entre las distintas escalas y la variable actividad deportiva.

    En la tabla 4.4 nos muestra la significación de las escalas en función del deporte practicado. Tan solo se muestra significativa la escala Compromiso Paratélico con una F de 12,75 y un nivel de significación de 0,04.


Tabla 4.4. Resultados de Anova. Relación entre las distintas escalas y la variable tipo de deporte practicado.

    La siguiente tabla, 4.5, nos indica que no existe significación en la escala Tensión y Esfuerzo en función de la variable nivel de estudios.


Tabla 4.5. Resultados de Anova. Relación entre la escala Tensión y Esfuerzo y la variable nivel de estudios.

    La siguiente tabla muestra una relación significativa entre el género y la escala Tensión y Esfuerzo con una F de 11,79 y un nivel de significación de 0,001.


Tabla 4.6. Resultados de Anova. Relación entre la escala Tensión y Esfuerzo y la variable genero.

    En esta escala se puede apreciar que no existe relación significativa entre la escala Tensión y Esfuerzo y la variable actividad deportiva.


Tabla 4.7. Resultados de Anova. Relación entre la escala Tensión y Esfuerzo y la variable actividad deportiva.

    Por último, en la tabla 4.8, nos muestra que no existe significación en la escala Tensión y Esfuerzo en función del tipo de deporte que se practique.


Tabla 4.8. Resultados de Anova. Relación entre la escala Tensión y Esfuerzo y el tipo de deporte.

    Para la comprobación de la última de nuestras hipótesis realizamos un Anova entre las escalas que median comportamiento paratélico, estas son: Compromiso Paratélico, Orientación al Plan Paratélico, Evitación de arousal y Estado Paratélico, y la escala Negativismo Paratélico, que es la escala que mide el estado metamotivacional negativismo.

    Para ello, tuvimos en cuenta la media de las escalas en su totalidad, y se seleccionaron aquellos casos que puntuaron por encima de dicha media, realizándose los


Análisis de Anova entre las puntuaciones de estas escalas y la escala Negativismo Paratélico.

    La tabla 9 muestra la relación existente entre la escala Compromiso Paratélico y la escala Negativismo Paratélico. Como se puede observar no existe una relación significativa entre dichas escalas.


Tabla 4.9. Resultados de Anova. Relación entre la escala Compromiso Paratélico y la escala Negativismo Paratélico.

    En esta tabla, se muestra la relación significativa que existe entre la escala Orientación a un Plan Paratélico y la escala Negativismo Paratélico, con una F de 2,20 y un nivel de significación de 0,042.


Capitulo 5. Discusión

    En Octubre de 1980 aparecieron en Lausana una serie de graffiti y pancartas que decían "no queremos un mundo donde la garantía de que no moriremos de hambre se paga con la certeza de que moriremos de aburrimiento", estos graffiti vienen a poner de manifiesto el descontento de la juventud suiza, en ellos se manifiesta como el estilo de vida que esta sociedad moderna promueve provoca insatisfacción y aburrimiento. Las hipótesis de las corrientes que han estudiado la violencia en los contextos deportivos que se han utilizado en este trabajo siguen esta línea de pensamiento. Klapp (1986) relacionó los actos delictivos, el vandalismo y el hooliganismo con el aburrimiento. Apter (1982) combino en sus investigaciones distintos estados metamotivacionales para estudiar cual era la combinación que mejor predijera la aparición de comportamientos violentos. Los resultados obtenidos en sus investigaciones nos indican que cuando una situación es percibida por el sujeto como desagradable en un individuo en el que esta operativo el estado metamotivacional paratélico la posibilidad de aparición de comportamientos violentos es mayor. Estos sentimientos desagradables se producen con frecuencia por condiciones monótonas o situaciones no estimulantes y aburridas que se pueden encontrar en trabajos que son repetitivos (Terkel, 1973; Cox, 1985).

    Los trabajos de John Kerr (1994) permitieron al integrar la Teoría de la Inversión de Apter (1982, 1989) y el Modelo de Manipulación de Tono Hedónico de Brown (1991), predecir la posible aparición de comportamientos violentos y a la vez establecer un programa de intervención.

    La necesidad de herramientas que nos permitan medir con fiabilidad los constructos que deseamos medir se hacen cada vez mas necesarias en el ámbito de la Psicología, Los modelos de la TRI tienen ventajas significativas sobre los modelos de la Teoría Clásica de los Test, particularmente cuando éstos tienen en cuenta la inclinación del test, haciendo diferencias en cuanto al género o la raza (Hambleton, 1989; Lord, 1980). Los conceptos claves de la TCT incluyen dificultad del ítem (proporción de participantes con una puntuación positiva o acertada) discriminación del ítem (la correlación del ítem con el resto del test), fiabilidad alpha, y los cortes óptimos son todos dependientes de las características de la muestra. La Teoría de Respuesta al Ítem surge como una alternativa capaz de subsanar todas estas deficiencias permitiéndonos elaborar herramientas que midan la totalidad del constructo y no solo una de las partes del mismo.

    Nuestras dos primeras hipótesis están relacionadas con la confección de un cuestionario que mida los estados metamotivacionales paratélico y negativismo, ambos relacionados con los comportamientos violentos.

    La propuesta de escala que se presenta en este trabajo subsana estas deficiencias. Usando el banco de ítems inicial podemos seleccionar los mejores ítems de cada nivel, asegurándonos que recogemos información de la totalidad del constructo y no sólo de una de las partes.

    La primera de nuestras hipótesis se refiere a la comprobación de una mejor estimación del constructo, de este modo podemos afirmar que nuestras propuestas de escalas, estiman mejor que las escalas utilizadas por Kerr (1994).

    Atendiendo a los mapas de escalamiento conjunto podemos resaltar que se hace necesaria la inclusión de ítems en algunas partes del constructo. En la primera escala, Compromiso Paratélico es necesario incluir mas ítems que nos proporcionen información sobre la parte superior del constructo, ya que después de los análisis llevados a cabo consideramos que esa parte del constructo no está bien estimada.

    Con la segunda escala, Orientación al Plan, consideramos que aunque esta mejor estimado el constructo que con la escala utilizada por Kerr, también deberíamos proporcionar mas ítems que nos ayuden a mejorar dicha estimación en la parte superior del constructo.

    Nuestra tercera escala, Evitación de arousal, proporciona una estimación óptima, ya que los ítems seleccionados cubren tanto la parte inferior como la media y la superior, aportando información de la totalidad del constructo.

    La escala Negativismo y la de Estado Paratélico, escala 4 y 5 de la propuesta, estima correctamente la parte superior y media de dichas escalas, pero quedan sin cubrir las partes inferiores, por ello, sugerimos que se deberían añadir más ítems y someter dicho cuestionario a los análisis pertinentes hasta comprobar que esa parte inferior quede considerada, y se nos proporcione información.

    La escala Tensión y Esfuerzo de nuestra propuesta proporciona una estimación óptima del constructo que mide, ya que los ítems se reparten a lo largo del constructo permitiéndonos medir todas sus partes

    Como hemos apuntado anteriormente, existe una necesidad de elaborar instrumentos que nos permitan evaluar los constructos que deseamos medir. Por todo ello, podemos afirmar que el modelo de Rasch (1960), dentro de los modelos de la TRI, nos va a permitir solventar muchas de las desventajas de la TCT a la vez que nos permite construir pruebas más adecuadas y eficientes.

    Los ítems de las escalas utilizadas por Kerr (1994), Escala de dominio Télico (TDS), Escala de Dominio Negativismo (NDS), Escala de Medida del Estado Télico y la Escala de Tensión y Esfuerzo (TESY), construidas bajo las asunciones de la TCT, quedan agrupados en la parte central del mapa de escalamiento conjunto, esto nos indica que estiman tan sólo la parte central del constructo, siendo necesarios ítems que estimen la parte superior e inferior del mismo.

    Las escalas que Kerr (1994) utilizó en su investigación proporcionan un alpha por subescalas. Al mantener nuestra propuesta la estructura de subescalas establecida en dichos cuestionarios, podemos realizar una comparación por escalas.

    Con respecto a las hipótesis englobadas en el segundo punto, hay que señalar que los coeficientes de alpha proporcionada por la escala Telic Dominance Scale, utilizadas por Kerr son: en la subescalas de compromiso télico/paratélico 0.69; subescala orientación al plan 0.65; suebscala evitación de arousal 0.73. Estos coeficientes corresponden a las puntuaciones de 119 sujetos a un cuestionario de 42 ítems divididos en tres subescalas (con sus respectivos coeficientes) de 14 ítems cada una.

    En la línea de lo señalado anteriormente, y tal y como se recoge en la hipótesis: 2.1. la escala Compromiso Paratélico de nuestra propuesta presenta una fiabilidad similar a la presentada por la subescala utilizada por Kerr (1994); la hipótesis 2.2. la escala Orientación al Plan Paratélico y la hipótesis 2.3. la fiabilidad de la escala Evitación de arousal utilizada en nuestra propuesta es similar a la de la subescala utilizada por Kerr, podemos decir que se cumplen, ya que nuestra escala Compromiso Paratélico, con 20 ítems, presenta un coeficiente alpha de 0,63, siendo este similar al que aportaba la subescala utilizada por Kerr. La fiabilidad de la escala Orientación al Plan Paratélico de nuestra propuesta, con 17 ítems, presenta un alpha de 0,76, siendo este alpha superior al que presenta la subescala utilizada por Kerr(1994) y por ultimo el alpha de la escala Evitación de arousal, es de 0,65, similar al índice de la subescala utilizada por Kerr.

    Con respecto a las hipótesis 2.4 y 2.5 ambas relacionadas con la semejanza en la fiabilidad que presentan nuestras escalas Negativismo Paratélico y Estado Paratélico con las escalas Negativism Dominance Scale(NDS), Telic State Measure que Kerr (1994) utiliza no podemos establecer una comparación ya que carecemos de los índices de fiabilidad de dichas escalas. Los índices de ambas escalas en nuestra propuesta son 0.58 en la escala de negativismo y un 0.61 en la escala de preferencia de arousal.

    Por último la escala Tension and Effort Inventory-State Versión, utilizada por Kerr (1994) proporciona un alpha de 0.75, mientras que nuestra propuesta de escala proporciona un coeficiente alpha de 0,67. Por lo que podemos afirmar que se cumple nuestra hipótesis 2.6.

    De este modo, y a partir de los resultados podemos afirmar que aunque nuestros índices de fiabilidad sean sensiblemente menores en algunos casos, los índices presentados en nuestra propuesta representan la fiabilidad de los ítems para medir la totalidad del constructo, mientras que los índices obtenidos por Kerr estiman la parte central de dicho constructo.

    En cuanto a la hipótesis tres de nuestra investigación, que se refiere a la relación existente entre el nivel de estudios de los sujetos encuestados y las puntuaciones en escalas paratélicas debemos decir que solos se ha encontrado relación entre dicha variable y la escala Compromiso Paratélico que presenta una relación significativa con el nivel de estudios medios, con una F de 3,18 y un nivel de significación de 0,04. Estos resultados pueden estar afectados por la diferencia de muestra que incluiríamos dentro de cada nivel, recordemos que de nuestra muestra 24 sujetos pertenecen al nivel 1 de esta variable, nivel de estudios básico, englobándose la mayoría en el nivel de estudios superior, con un total de 129 sujetos.

    La hipótesis cuatro al igual que la tres se refiere a la relación existente entre la variable nivel de estudios y una de nuestras escalas, en concreto la escala Negativismo Paratélico. Esta hipótesis tampoco se confirma con los datos de nuestra investigación.

    De los estudios de Dunning (1986) se desprende que la génesis de la violencia en el fútbol se halla en sectores de una clase trabajadora basada en el modelo de lazos segmentarios, este tipo de lazos son responsables de las normas de masculinidad violenta observada en los hinchas del fútbol o hooligans. Para Dunning la conducta violenta de estos hinchas está relacionada de manera central con normas de masculinidad que van a resaltar hasta el extremo la rudeza y la habilidad para pelear, lo que hacen que difieran en grado de las normas de masculinidad actualmente dominantes en la sociedad en general, por lo que reciben la constante condena de los grupos socialmente dominantes. La hipótesis cinco, de nuestra investigación, relaciona el genero masculino con las puntuaciones elevadas en escalas paratélicas. Esta hipótesis solo se ve confirmada en la escala Evitación de arousal con una F de 5,72 y una significación unilateral de 0,018. Esta relación se establece con el género femenino, pero al ser esta una escala de evitación de arousal podemos afirmar que los resultados van en la línea de nuestra hipótesis que relaciona género masculino y preferencia por el estado paratélico.

    En cuanto a la hipótesis seis no se establece relación significativa entre el género masculino y las puntuaciones en la escala negativismo.

    Tenenbaum y Duda (1997) en sus investigaciones apuntaron que en contextos deportivos orientados a la competición, donde la necesidad de ganar cobra gran importancia, los comportamientos violentos son mas frecuentes. De modo que se transmite un modelo violento dentro de un contexto deportivo reglado, comportamientos que a su vez están asociados a niveles elevados de tensión. La hipótesis siete relaciona la realización o no de actividad deportiva con las puntuaciones en las escalas paratélicas. Los resultados obtenidos para las escalas Compromiso Paratélico y Evitación de arousal van en la línea de la hipótesis planteada, para el resto de las escalas dicha hipótesis no se confirma. Para la escala Compromiso Paratélico se ve confirmada con una F de 8,29 y un nivel de significación de 0,004. Para la escala Evitación de arousal se confirma con una F de 14,64 y un nivel de significación de 0,001.

    La hipótesis ocho, que relaciona la realización o no de actividad deportiva con el estado metamotivacional negativismo, tampoco se ve confirmada con nuestros datos.

    Son varias las investigaciones que relacionan estos estados metamotivacionales con la elección del deporte practicado y con la violencia. Así, Kerr (1989) estudio el papel de los estados télico y paratélico en la elección del deporte que se practica. Vlaswinkel y Kerr (1990) estudiaron la relación que existe entre el estado negativismo y la práctica de deportes de alto riesgo además de la relación de dicho estado y la practica de deportes individuales. Kerr (1991) relaciono el estado télico con deportes de resistencia y el estado paratélico con deportes de riesgo. Kerr (1994) relaciono los estados paratélico y negativismo con la práctica de deportes de contacto. Al hilo de este planteamiento podemos confirmar la hipótesis 9 para nuestra escala Compromiso Paratélico, con una F de 1,97 y un nivel de significación de 0,04. Para el resto de las escalas dicha hipótesis no se confirma, al igual, que para la escala Negativismo Paratélico y la hipótesis diez.

    En cuanto a la escala Tensión y Esfuerzo tenemos tres hipótesis la primera de ellas que relaciona la puntuación de la escala con el nivel de estudios, la segunda que relaciona género y la puntuación en dicha escala y una tercera que pretende establecer una relación entre la realización de actividad deportiva y una puntuación elevada. De las tres hipótesis tan solo se confirma la que relación las puntuaciones de la escala con el género. Confirmándose con una F de 11,70 y un nivel de significación de 0,001.

    Kerr (1994) relacionó los estados paratélico y negativismo con la violencia en el deporte tanto en deportistas como en espectadores. Los hallazgos de algunas de estas investigaciones han aportado datos sobre la tendencia de un individuo hacia la búsqueda o la evitación de arousal. Esta inclinación hacia la búsqueda o evitación de arousal es de una importancia especial, pues en una situación determinada la experiencia de arousal en el estado télico y paratélico es notablemente diferente. Teniendo en cuenta las características de cada uno de estos estados, Kerr (1994) defiende que cuando en un sujeto están operativos los estados paratélico y negativismo simultáneamente aumenta la probabilidad de aparición de conductas violentas.

    La última de nuestras hipótesis pretende comprobar la relación existente entre las puntuaciones en las escalas que miden el estado metamotivacional paratélico y el estado metamotivacional negativismo. La primera de las escalas que miden este estado paratélico, la escala de Compromiso Paratélico, no mantiene una relación significativa con la escala Negativismo Paratélico, en este caso y para esta escala, la hipótesis 14 no se ve confirmada. Para las escalas Orientación a un Plan Paratélico, Evitación de arousal Paratélico y Estado Paratélico si se establecen relaciones significativas con la escala Negativismo Paratélico, confirmándose nuestra hipótesis, que establece dicha relación entre escalas. Para la escala Orientación a un Plan Paratélico se confirma la hipótesis con una F de 2,20 y un nivel de significación de 0,042. La relación significativa entre la escala Evitación de arousal se establece con una F de 2,72 y un nivel de significación de 0,016. Por ultimo, la relación existente entre la escala Estado Paratélico y Negativismo Paratélico es significativa a un nivel de significación de 0,005, con una F de 3,47.

    En relación a futuras líneas de investigación, se encuentra el uso de este cuestionario con distintos tipos de poblaciones susceptibles de realizar comportamientos violentos, así, seria interesante su utilización en contextos deportivos, tales como partidos de fútbol o de otros deportes, como el baloncesto, con el fin de conocer las características distintivas de los espectadores de dichos deportes y poder establecer así pautas de intervención que fomenten la no violencia en los contextos deportivos. Otra posible línea de investigación puede ser la utilización de dicho cuestionario con otro tipo de muestras, como por ejemplo, reclusos de cárceles.


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revista digital · Año 10 · N° 79 | Buenos Aires, Diciembre 2004  
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