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Fútbol femenino en Colombia.
Relaciones con la identidad y la salud

   
Profesores de la Universidad de Antioquia, Medellín
(Colombia)
 
 
Luz Elena Gallo Cadavid
luzelenagallo@epm.net.co
 
Luis Alberto Pareja
albertoparejac@hotmail.com
 

 

 

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 10 - N° 78 - Noviembre de 2004

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El libro "Fútbol Femenino en Colombia" presenta una nueva visión de la relación identidad humana y salud, que se manifiesta en cuatro momentos o pasajes por los que pasan las mujeres futbolistas de Colombia: Estructuración del yo inicial, Duda de la singularidad y la diferenciación, Confrontación y Autenticidad que se desarrolla a partir de las categorías identidad del yo y la salud como capacidad humana, bienestar y equilibrio.

    En el desarrollo del texto hace una lectura comprensiva de las formas de expresión de la identidad en términos de salud desde el plano de la subjetividad; se develan problemas de iniquidad, desigualdad y discriminación; se reconoce el significado que tiene la práctica del fútbol femenino en la construcción de la identidad de las mujeres futbolistas de Colombia y se identifican aspectos relativos a la cultura como son los prejuicios, estereotipos e imágenes que operan de obstáculo para la construcción de la identidad e influyen negativamente en el bienestar, en el equilibrio dinámico y en la armonía, limitando de esta manera el desarrollo de las capacidades humanas; así mismo se señalan los aspectos que generan bienestar en las mujeres que practican fútbol.

Momento de estructuración del yo inicial. El momento de Estructuración del yo inicial se centra en el análisis sobre el fútbol como juego motriz en la infancia, los procesos de socialización entorno a la familia y la gran influencia que ejerce el poder patriarcal en el sistema sexo género. Las tendencias del análisis muestran cómo el acceso de las mujeres futbolistas a este deporte les genera una serie de inconformidades que provocan una reacción inicial del yo lo que trae, como consecuencia, una potenciación de capacidades humanas que generan bienestar y, a la vez, una limitación que denota malestar.

    La primera reacción del yo genera sensaciones de malestar y de bienestar en las futbolistas. Este momento de iniciación al fútbol en las mujeres como juego de la calle y, simultáneamente, de construcción de la feminidad, representó para las mujeres futbolistas procesos de salud de malestar y de bienestar.

De malestar porque el entorno socializador en general, pero especialmente la propia familia a partir de la tradición cultural - patriarcal, operó en la niñez de la mayoría de ellas como agente controlador del fútbol que practicaron en la calle, generándoles un sentimiento de rechazo, prohibición, agresión, discriminación, censura y burla por no ser muy femeninas. Este malestar en las niñas es producto del conflicto mismo que ocasionó el entorno familiar, por el hecho de que estuvieran "afuera", jugando fútbol en medio de hombres, lo que les condujo a una serie de dificultades ya que las niñas que juegan en la calle, sobretodo fútbol, son castigadas, burladas y discriminadas, limitándoles la felicidad y la libertad, perturbando el equilibrio con el entorno social y consigo mismas y que, en este caso, es el principal alterador de la salud.

De bienestar porque el fútbol, a pesar de los estados de malestar vividos, les ha generado desde la niñez goce, alegría, pasión, vida y experiencias y sensaciones placenteras, como: el ser reconocidas y admiradas por el otro como una posibilidad de encontrar sentidos y de crear autoestima; el potencializar la capacidad vital en tanto les permite ampliar las habilidades motrices, la motricidad gruesa en miembros inferiores y el mejoramiento del pensamiento táctico y estratégico ampliando el aprendizaje y, por tanto, logrando nuevas formas de relación con el mundo; el desplegar la creatividad, facilitándoles ampliar la capacidad de imaginación y de hacer rupturas contra estereotipos como posibilidad de realizar cambios sociales y el desarrollo de la autonomía que representa la necesidad que tienen las mujeres futbolistas de emprender nuevas alternativas de participación en la vida pública, en este caso en el fútbol, un deporte de dominio masculino.

Momento de duda de la singularidad y la diferenciación. Cuando las mujeres futbolistas se inician en la práctica del fútbol como deporte institucionalizado en equipos participantes en torneos organizados por las diferentes ligas de fútbol del país, después de haber jugado la mayoría de ellas fútbol, como juego recreativo, y microfútbol en la niñez, se produce una escisión del yo en función de su biografía.

    La mayoría de las mujeres futbolistas de Colombia, cuando nombran aspectos de su yo, ocultan, niegan o reprimen aspectos de sí mismas, como por ejemplo, ocultar que el deporte que practican es el fútbol en algunos escenarios como el familiar, el educativo o el laboral, aunque esta escisión se da por la confrontación yo/nosotros, porque el yo es la singularidad y el nosotros es el yo social que se confronta con los demás, y dado que en este medio se censura y señala aún a las mujeres que practican este deporte, entonces, la opción que tienen es escindir esa parte de su biografía por temor a ser rechazadas, discriminadas y censuradas de marimachos o lesbianas por la familia, los amigos o la empresa.

Malestar: sensaciones displacenteras. Las censuras, señalamientos y discriminaciones hacia las mujeres futbolistas de Colombia hacen referencia, en buena parte, a iniquidades de género que se expresan en el deporte, producto de una sociedad patriarcal, y provocan una alteración de la salud en las mujeres futbolistas porque la subordinación de las mujeres a las condiciones impuestas por una sociedad normada por criterios, fundamentalmente sexistas, que inhibe el desarrollo del propio potencial humano y el derecho a la autodeterminación. La iniquidad de género se expresa en el hecho de que el fútbol sea un deporte de privilegio masculino y en donde las mujeres tienen escaso acceso y poco reconocimiento, aspectos que provocan malestar y resultan destructivos para la salud.

Momento de confrontación. El momento de confrontación se centra en el análisis sobre las reacciones que generan las futbolistas cuando emprenden un proceso de auto-reflexión ante todo lo que se han tenido que enfrentar por practicar un deporte no otorgado al universo femenino en el contexto social. Las tendencias del análisis muestran que ellas empiezan a reaccionar contra los modelos impuestos socialmente adoptando una serie de comportamientos "no convencionales" y esta rebeldía se convierte en una necesidad de reconocerse. De esta manera el denominado tercer tiempo y el pertenecer a un grupo social con una serie de características particulares hacen que el yo se enrede, se confundan o terminen por renunciar a este deporte. La actitud reflexiva que implica confrontarse y la rebelión que emprenden hacen que entren a estados de desequilibrio consigo mismas y con el entorno.

Confrontarse genera desequilibrios. Cuando una mujer elige jugar fútbol significa y representa siempre algo para si misma. Porque cuando se juega, la persona desarrolla otras esferas humanas. De ahí que la práctica del fútbol permita en las mujeres, desde una actitud de autoconciencia, hacer un reconocimiento de si mismas y, una vez afirmadas como sujetos, abren el espectro de potencialidades como seres capaces de resolver problemas, de tomar decisiones autónomas, de entenderse, de actuar libremente disfrutando de lo que hacen y de ser críticas y autocríticas frente a diversas situaciones.

    Aunque también el reconocimiento de si mismas, que se da en el momento de confrontación, les genera sentimientos que se nutren de la ambivalencia, mas allá del placer, el dolor, la represión o la angustia generan un desequilibrio consigo mismas y con el entorno puesto que se crea allí una divergencia entre la mismisidad y la ipseidad que hacen que algunas emprendan la retirada del fútbol. También en ese proceso de confrontación consigo mismas se generan temores al descubrirse limitaciones, inhibiciones, conflictos y cohibiciones, porque siempre es duro reconocer en si mismo todo aquello que limita la felicidad y que pone a la persona en la necesidad de trasformarse.

Momento de autenticidad. El momento de Autenticidad toma para el análisis las implicaciones que tiene para el fútbol femenino el hecho de que las mismas mujeres futbolistas decidan emprender una lucha contra el poder que ejercen las instituciones y contra las barreras sociales que han impedido el libre ejercicio para la elección de este deporte en las mujeres. La tendencia del análisis las muestra como agentes trasformadoras que inician un proceso de empoderamiento y esto permite la exploración de otras esferas humanas en tanto se potencializan capacidades humanas que les representan satisfacción y bienestar.

    La rebelión y la lucha que hacen las mujeres futbolistas contra los modelos acerca del comportamiento y las actividades de lo femenino es una forma de crear una "identidad de resistencia", que consiste en oponerse a la lógica de la dominación y de la opresión defendiendo los derechos a la práctica de este deporte sin tantas ataduras en lo social y este tipo de lucha está, en la actualidad, trascendiendo a la denominada "identidad de proyecto" porque las futbolistas están redefiniendo su posición en la sociedad y, al hacerlo, buscan la transformación del deporte, la cultura, las relaciones y los contenidos de lo femenino y de lo masculino.

Bienestar: Generado por el encuentro del propio yo. El punto de partida de las mujeres futbolistas para participar del proceso de transformación personal supuso necesariamente a una persona enfrentada a la duda, el cuestionamiento o la inquietud en torno a si misma para poder luego interrogarse por los fenómenos que rodean al fútbol femenino. Si bien este proceso de construcción de la identidad generó, desde la salud, una serie de costos traducidos en crisis, malestares, desequilibrios y desarmonía, en el momento en que logran constituirse o "encontrarse" como seres autoafirmadas y como sujetos transformadores, conciben que el fútbol es un deporte que posibilita sensaciones placenteras, de ahí que "cada acto creador del ser humano esté ligado al bien - estar individual tanto como al bienestar colectivo".

    Un aspecto que otorga bienestar es ser reconocida, de ahí que el yo requiere de la aceptación y admiración del otro, que como se había dicho en otro momento, cuando la persona no es reconocida ni aceptada genera tensiones que afectan la salud; en cambio lo que nombra el testimonio citado es la sensación y la percepción placentera y agradable porque logran desarrollar el propio potencial motriz que le posibilita ser destacada. La posibilidad que tenga la persona para desarrollar las propias potencialidades ya sean deportivas, artísticas, intelectuales, científicas, entre otras, son provocadoras de un mejor desarrollo humano porque funciona de manera sistémica lo que quiere decir que cuando la persona desarrolla una capacidad humana logra un nivel de afectación con las demás.

    Además, como han logrado desarrollar la capacidad de resiliencia, ya no les importan "tanto" los comentarios que les hacen, ya que sus mayores aspiraciones están en lograr cambiar la imagen del fútbol femenino, no solo con el desarrollo motriz que se requiere para la práctica de este deporte sino también desarrollando acciones que inciten transformaciones de estructura; para ésto se requiere un aporte educativo en cada uno de los equipos donde se orienten acciones hacia la potenciación del ser, es decir, no solo entrenar los aspectos técnico - tácticos y físicos o para el hacer, de modo que la futbolista logre un desarrollo mas integral como persona.


Bibliografía

  • Gallo Cadavid, L.E. y Pareja, L.A. (2004) Fútbol Femenino en Colombia. Relaciones con la identidad y la salud. Editorial Imprenta Universidad de Antioquia, Medellín.

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