El fútbol de elite y la demanda de una nueva morfología corporal |
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Sociólogo - UBA (Argentina) |
Roberto Di Giano robaied@hotmail.com |
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Presentado en el Encuentro Sudamericano La corporalidad en la cultura de los noventa. Buenos Aires, noviembre de 2004,
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http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 10 - N° 78 - Noviembre de 2004 |
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Cuando Mauricio Macri asumió la presidencia del club Boca Juniors a fines de 1995, un nuevo ciclo se inauguró en una de las instituciones deportivas más importantes de la Argentina. Asimismo, los aires de renovación pronto impactarían en el resto de la comunidad futbolística.
Eran tiempos en que la elite política y económica de nuestro país, sumergida en las ilusorias aguas del Primer Mundo, cooperaba intensamente para llevar a la práctica los planes diseñados por los organismos financieros internacionales. Como ya todos sabemos, a partir de una falsa imagen de dinamismo, esos actores intentaron disimular la ferocidad de las políticas adoptadas. El fuerte nivel de concentración y extranjerización de la economía como la brusca pauperización de la mayoría de la población develaron, sin tapujos, su verdadero rostro.
Aprovechando las crisis que atravesaban muchos clubes dentro de semejante marco de degradación societaria, una selecta minoría de la cual formaba parte Macri se inclinó con avidez a imitar de una manera superficial los criterios organizacionales provenientes del exterior. Administrar las instituciones deportivas con los valores del lucro, sin compromisos de solidaridad social y con una más que engañosa participación de los asociados, fue la manera que encontraron dichos dirigentes para intentar insertarse en el mercantilizado fútbol internacional.
A partir de esa lógica comercial pretenderían confinar en el pasado, sin muchas argumentaciones serias, una tradición que tuvo plena vigencia durante buena parte del siglo veinte: la concepción asociacionista. Pese a sufrir muchas distorsiones a lo largo del tiempo y sobre todo a partir del proceso modernizador que se llevó a cabo en los primeros años sesenta, siguió demostrando a través de algunos ejemplos que se podía gestionar exitosamente a los clubes si los dirigentes deportivos se seguían apoyando en ella1
Los cambios de rumbo en el fútbolLa contratación de Carlos Salvador Bilardo para dirigir los destinos del fútbol profesional en reemplazo de Silvio Marzolini - ligado históricamente a buenos momentos del club - fue resuelta por Macri luego de encarar la realización de una encuesta a los simpatizantes de Boca Juniors. Así, buscó fabricar un consenso mayoritario para atribuirle después a ese público de lo más variado, deseos y expectativas que, en gran medida, eran meramente un reflejo de los objetivos que ya se habían fijado de antemano los dirigentes.
Bilardo fue siempre una figura polémica que había ganado cierto prestigio dirigiendo a la selección nacional que salió campeona en el torneo mundial de 1986. Contó en aquélla oportunidad con un grupo de jugadores liderados por Diego Maradona, el genial futbolista que despertó en sus compañeros ese orgullo extra que afloraría cuando ellos representaban deportivamente a la Argentina.
Vale recordar que Bilardo se había caracterizado, desde su más temprana etapa de jugador, por imprimirle un signo dramático a un juego como el fútbol. Pese a la rigurosidad que siempre impuso a sus planteos tácticos (un campo donde se consideraba un adelantado) y al gran esfuerzo físico que exigía a sus dirigidos2, permitió que Maradona continuara con el régimen de privilegios concedido por la conducción anterior del club. Entre otras cosas, el jugador, acorde a sus cualidades excepcionales, entrenaba por cuenta propia y se resistía a que le establecieran reglas férreas.
Las características del ordenamiento institucional que quiso implantar Mauricio Macri en Boca Juniors hizo estallar lo que solo se podía mantener en forma latente un breve lapso: la controvertida relación de Diego Maradona con el inexperto dirigente deportivo, hijo del propietario de uno de los mayores grupos empresariales locales3.
Macri intentó distinguirse de sus subordinados sacando a relucir un nivel de arrogancia que le imposibilitó consensuar un mínimo de objetivos comunes con los principales actores del club. De allí que nunca se decidió, entre otras cosas, a debatir con Maradona y el cuerpo técnico sobre la conveniencia o no de seguir manteniendo ciertos privilegios en esta nueva etapa. En cambio, prefirió confrontar con el jugador llevándolo a un terreno competitivo que terminaría minando su autoridad. Así, Macri emitió rimbombantes juicios de valor sobre cuestiones de orden privado tal como ser las consecuencias físicas y mentales de procurarse placer o buscar apaciguarse por medio de la cocaína, que despertaron las duras réplicas de Maradona.
Si bien el futbolista concretó gracias a su propio esfuerzo un rápido ascenso socioeconómico, mantuvo en claro las fuertes diferencias de origen social que lo distanciaban de Macri. En un determinado momento decidió ponerlas en evidencia recurriendo a las siguientes imágenes: "Lo cortés no quita lo valiente, yo a él lo saludo, pero nos separa el Río de la Plata; él nació en cuna de oro y yo en Fiorito..."4.
Pese a su relativa fortuna y al excelente ingreso, Maradona no podía formar parte de esa minoría integrada por aquellos individuos que teniendo un origen y educación afines mantienen un estilo de vida similar como resultado de una trayectoria de clase. El notable jugador era, al fin y al cabo, un advenedizo, alguien que triunfó socialmente siguiendo un camino paralelo y con relaciones muchas veces tirantes con los mismos, revelando así, con suma crudeza, la inestabilidad del espacio social para quienes recién lo han escalado.
Mas allá de esas ríspidas cuestiones, para una diversidad de actores ligados a Boca Juniors lo primordial era que Maradona desplegara en la cancha un rapto de su genialidad. Es que pese a contar con un cuerpo deteriorado5, el jugador podía realizar aún esos pases precisos capaces de desairar a deportistas de mejores condiciones atléticas y muy bien disciplinados tácticamente.
El cuerpo en el fútbol de eliteEs importante recordar que el cuerpo de los futbolistas de alto rendimiento se convirtió desde principios de la década del sesenta en un campo de pruebas donde experimentar una variada gama de "avances" registrados tanto en la medicina como en la preparación física, mas allá que se haya comprobado o no, a ciencia cierta, su eficacia. Se fomentó así la construcción de una figura corporal cada vez mas ligada a un diseño artificial, y por ende, sometida a diversas formas de violencia.
Asimismo, los agentes modernizadores no dudaron ante la posibilidad de dejar definitivamente atrás los cuerpos poco "domesticados" que enriquecieran nuestra cultura deportiva desde sus orígenes hasta pasada la primera mitad del siglo veinte. Pasaron a representar una verdadera amenaza en virtud de que no resultaban permeables a las manipulaciones.
Con la nueva arremetida llevada a cabo en los últimos años, en pleno auge de las políticas neoliberales, el cuerpo del futbolista pasó a ser un instrumento en manos de cotizados especialistas esforzados por limar al máximo las pasiones y por modelarlo de acuerdo a los requerimientos de las tendencias predominantes del momento. Así, Boca Juniors contó con preparadores físicos que apuntaron a mejorar el rendimiento del equipo ajustando el cuerpo de los deportistas a fines específicos, minando de esa manera la riqueza expresiva de los mismos.
Para salir "airoso" de tal proceso el jugador terminaría sacrificando su mente y su cuerpo a una profesión muy bien remunerada, capaz de augurarle un futuro de grandes recompensas siempre y cuando se adaptase a los manejos discrecionales de los diversos profesionales contratados por unos dirigentes deportivos cada vez mas penetrados por la lógica empresarial6.
También se generalizó el uso de todo tipo de sustancias estimulantes, apuntando así a convertir al jugador en una máquina que debía rendir al máximo en el universo ascético de una vida profesional orientada a desligarlo de su verdadera vocación.
El uso de encuestasComo resultaba evidente que la distancia entre quienes tomaban las decisiones y los socios era enorme, los dirigentes de Boca Juniors, encabezados por el presidente Macri, intentaron saturar ese vacío encargando encuestas o prestando atención a las que realizaban algunos medios de comunicación, siempre interesados en ocuparse de las problemáticas de un club que despertaba grandes expectativas en todo el país.
Así, las encuestas, tal como pasaba en el ámbito político en donde habían proliferado, derivaron en procedimientos triviales a partir de los cuales se intentaba conocer la opinión de personas con poca capacidad de influir en los rumbos institucionales por falta de auténticos debates. El círculo se cerraba cuando los altos dirigentes deportivos hacían víctimas a las mismas de datos que, construidos sin la profundidad psicológica necesaria, les servían luego de pretexto para no asumir plenamente sus responsabilidades.
A fines de 1996, Macri prometió públicamente que seguiría apoyando al director técnico Carlos Bilardo. Sin embargo, escudándose en nuevas encuestas, con las cuales intentaba fortalecer la creencia de que los que elegían verdaderamente eran los socios, viró de posición a los pocos días. Bilardo, luego de su pobre performance al frente del equipo profesional de fútbol, abandonó prontamente el cargo con mucho mas pena que gloria.
Apuntes finalesVale mencionar que en la esfera futbolística propiamente dicha, las nuevas propuestas se formularon cuando la sociedad toda sufría una profunda transformación cultural que dejó completamente de lado los objetivos sociales trascendentes. Cuestiones que en otros momentos históricos permitieron imaginar un amanecer luminoso como el amor a la patria, la educación del soberano y la puesta en marcha de una mayor justicia social, fueron reemplazadas por una fuerte revalorización de lo trivial y de los recorridos individuales.
Asimismo, la reorganización de la sociedad en base al credo neo-liberal minó la posibilidad de encontrar soluciones propias para resolver una variada gama de problemas agigantándose así la vieja tendencia a descontextualizar de nuestra dirigencia. De allí su desparpajo para justificar los más disparatados procederes refugiándose en el ejemplo ajeno, sea éste real o imaginado.
Chapoteando con entusiasmo en el clima de época y ansioso por trasladar su imagen ganadora desde el mundo empresarial al fútbol, Macri desestimó el impacto negativo que podía generar su manía de imitar los sistemas organizativos construidos en algunos clubes célebres de Europa7.
Sin dudar, entonces, decidió que en la esfera del fútbol profesional primara el orden y la disciplina, mientras que el cuerpo técnico cooperó intensamente con la propuesta imponiendo todo tipo de esfuerzos a los deportistas y condenando al placer.
Vale recordar al respecto el desmesurado empeño puesto por el entrenador Bilardo en aplicar sistemas tácticos exhaustivamente estudiados, limitando así la capacidad de los futbolistas para interpretar las ricas y cambiantes circunstancias de un partido.
Opacada de tal manera sus identidades, los actores principales de un juego que permite desplegar una gran dosis de belleza si se dejan librados los cuerpos a aquellos sutiles movimientos que llevan a lo imprevisto, terminaron, en ocasiones, corriendo sin criterio por el escenario de la verde gramilla.
Además, una vez que se ensanchó el plantel con jugadores provenientes de otros clubes, las autoridades de Boca Juniors, siguiendo la corriente de moda, encararon un proceso selectivo teniendo en cuenta las características físicas de los deportistas y la pronta obediencia de los mismos al orden jerárquico.
Por último, es importante señalar que la fijación de esos objetivos institucionales, a partir de los cuales se intentó resolver torpemente situaciones complejas "desde arriba", promovería en el amplio grupo de futbolistas profesionales una convivencia que lejos de ser armónica se llenó de tensiones y conflictos.
Notas
En el marco de dichas controversias Macri convenció rápidamente a los socios de Boca Juniors, quienes quedaban cada vez mas marginados de las decisiones importantes como sucedía también en otros clubes, que dejaran en manos de quines realmente "saben" cuestiones primordiales como son los aspectos económicos y financieros de la institución.
Vale recordar que Bilardo, propenso a los reduccionismos, no tardaría en pretender morigerar su pobre performance especulando con el imaginario construido alrededor de la tradicional garra del equipo xeneixe pese a que ganó varios campeonatos jugando buen fútbol: "El jugador que viene a Boca y corre, ya está bien, si corre y se la pasa a un compañero, la gente se enloquece; y si después hace el gol ya es ídolo" (Olé, 28/9/1996, p.4).
El único antecedente del joven ejecutivo en el ámbito futbolístico lo constituye su intento de desplegar una estrategia empresarial-organizativa en un club de menor peso institucional. Según Gastón Gil: "Macri vio frustrado por muy poco su proyecto de quedarse con el fútbol profesional del Deportivo Español y trasladarlo a la Ciudad de Mar del Plata, un mercado potencial y subexplotado para el fútbol profesional" (Monopolio televisivo y "gerenciamiento": el fútbol como mercancía, en Aisenstein A., Di Giano R., Frydenberg J. y Guterman T. (comp...), Estudios sobre Deporte, Libros del Rojas, UBA, Buenos Aires, 2001, p.101).
Olé, 14/09/1996, p. 4.
Entre otras cosas, Maradona consumía drogas desde hace varios años. Fue en el Nápoli, club ubicado en el mezzogiorno italiano, donde se dedicó a modificar su forma corporal sometida a comentarios peyorativos por parte de algunos miembros de la elite deportiva del Norte de Italia. Años después recordaría un episodio que seguramente incidió en su posterior trayectoria deportiva: "Giampero Boniperti (...) presidente de la Juve había dicho que alguien con un físico como el mío no podía llegar a nada" (Diego Armando Maradona, Yo soy el Diego, Planeta, Buenos Aires, 2000, p.83). Es interesante recordar que Bilardo, a tono con dicha tendencia discriminatoria, presionó a los dirigentes de Boca para que no compraran al goleador chileno Marcelo Salas cuando las tratativas estaban muy adelantadas, pues poseía una contextura física pequeña (Véase Noticias N° 1144, 28/11/98, p.108).
El director técnico Carlos Bilardo llevó adelante en Boca Juniors un proceso de "racionalización" que pretendió desechar, sin ningún tipo de miramentos, a los deportistas que no se amoldaban física y mentalmente al proyecto primermundista requerido por las autoridades de la institución. Precisamente uno de los jugadores "descartados" por no responder a los nuevos criterios, el marcador de punta Carlos Mac Allister, expresaría lo siguiente: "A los jugadores de fútbol en la Argentina nos tratan como esclavos. No tenemos garantía de nada y somos como una mercancía..." (Olé, 17/08/1996, p.4).
Acorde con las pretensiones europeas que siempre distinguió a un sector de la elite local, Mauricio Macri tomó como guía al Milán, a la Juventus, y al Ajax para llevar adelante su gestión en el Club Atlético Boca Juniors.
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digital · Año 10 · N° 78 | Buenos Aires, Noviembre 2004 |