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¿Qué escribiría Evans-Pritchard sobre el fútbol?
(Los Nuer y el fútbol)

   
Estudiante de Antropología,
Facultad de Filosofía y Letras - UBA
 
 
Julián Ponisio
yula32@hotmail.com
(Argentina)
 

 

 

 

 
Resumen
     Imaginé al conocido antropólogo Evans-Pritchard en una situación histórica actual en la que el mismo estudiase a una práctica deportiva como el fútbol dentro del contexto de la sociedad Nuer, tan conocida por este autor, para así poder interpretar desde su visión antropológica clásica, los diferentes significados que brinda esta particular manifestación cultural.
    La visión del autor esta teñida por conceptos clásicos, y es por ello que se observa en este deporte a una manifestación cultural portadora de elementos propios de las culturas primitivas, otorgándole la particularidad de su evolución a lo largo del tiempo y en diferentes contextos históricos, que hacen que esta práctica contenga diferentes formas de representación entre las distintas sociedades.
    La temática encarada es de índole hermenéutico, con una visión totalizadora de la sociedad Nuer a través del fútbol, sorteando, entre otras cosas, obstáculos epistemológicos actuales como la separación entre la esfera pública y la privada, distinción propia de la sociedad moderna, en un contexto actual donde Evans-Pritchard posiblemente hubiera elegido no estudiarlo, o de haberlo realizarlo, se habría instruido en sociología dejando el traje de antropólogo en el placard como recuerdo de glorias pasadas.
    Me pareció interesante reproducir un texto de análisis científico en el cuál este autor europeo cite autores sudamericanos, para poder imaginar en cierta medida, una ruptura con la subordinación intelectual para con los países centrales y profesar así un universalismo bien entendido.
    De esta manera, del análisis del texto se extrae la idea metafórica (en cuento representación de semejanza) de enfocar el prisma del conocimiento a través de otras culturas para poder conocer y criticar al mismo tiempo nuestras costumbres y valores, sin esas tendencias a buscar la concepción holística de la vida en los parámetros del "éxito" o el "fracaso" que recrea permanentemente el capitalismo occidental, y apoyarnos en la crítica a estos mismos para poder explorar mas profundamente las diversas manifestaciones y prácticas que toda cultura contiene en sus constantes movimientos de adscripción y diacríticos pertinentes en cada representación social.
    Palabras clave: Evans-Pritchard. Sociedad Nuer. Fútbol.
 

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 10 - N° 77 - Octubre de 2004

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Introducción

    Una de las teorías mas aceptadas en la actualidad para ubicar al origen de este deporte, es la explicación difusionista. Desde esta perspectiva se afirma que el fútbol, con sus códigos y normas vigentes en la actualidad, se originó en alguno de los países de las Islas Británicas ya para el siglo XVIII. El mismo se practicaba entre los sectores populares y posteriormente (específicamente a mitad del siglo XIX) fue utilizado por los maestros de las escuelas como una de las respuestas para los serios problemas de violencia entre los pares e incluso contra los propios maestros. Finalmente se terminó de codificar en 1862, consensuando las normas que se seguían en los distintos colegios con la creación de la International Board.

    Según esta descripción, es a partir de aquella época que se difundió esta práctica en un contexto histórico de trasnacionalización económica, social y cultural por sobre los países que aún estaban conformando la creación de una organización social bajo la estructura política del Estado-Nación.

    Sin embargo, la narrativa histórica nos alimenta de otros juegos de pelota antecesores al fútbol practicado por diferentes sociedades. Por ejemplo en el siglo V a.c. en el Extremo Oriente, concretamente en lo que hoy conocemos como China, los integrantes del ejercito imperial chino se entrenaban con un juego muy parecido al fútbol, en donde el mismo consistía en disputarse una pelota entre dos equipos y pasarla por sobre un cordón tensado.

    Por otro lado, en la historia de Grecia, la pelota fue utilizada en varios deportes. Fueron los griegos los que idearon una pelota eficaz sin relleno (rellena de aire) ya desde por lo menos el siglo III a.c. Éstos mismos llamaron a ese deporte: episkyros.

    Los romanos tuvieron su propia versión del episkyros (derivado del juego griego), una rara mezcla de balonmano, fútbol y rugby al que llamaron haspartum. Se jugaba por dos grupos que podían variar en número de integrantes, y consistía en impulsar la pelota hasta una línea que marcaba el campo rival y convertir el gol.

    También los juegos con pelota de goma son patrimonio exclusivo de origen indoamericano. Antes del "cubrimiento de América" realizado por los colonizadores europeos, los aborígenes nativos jugaban con vejigas de animales llenas de aire, y cuando arribaron los conquistadores españoles pudieron ver como los aborígenes jugaban a un juego parecido al fútbol con excelentes pelotas de goma. Se jugaba pateando las pelotas con los pies sin tomarla con la mano y tenían asientos de piedra para los espectadores y tribunas de honor para los caciques o señores1.

    Todas estas variantes descriptas anteriormente demuestran que es en vano afirmar un único origen o una evolución unilineal de la práctica de este deporte. Por el contrario, es mucho más rico en significación entender a este deporte desde su lógica estructural pero teniendo en cuenta la función social que cumple en cada sociedad en particular.

    Sobre este tipo de ritual como creo que lo es la práctica futbolística, han escrito diversos autores del campo científico-social, haciendo hincapié en cuestiones tan diversas que van desde los análisis históricos y estadísticos hasta los análisis sociológicos y antropológicos, como por ejemplo: "Estilos de juego en la practica deportiva de los ñuru del norte brasilero" (Levy-Strauss, 1989); "El fútbol; vehículo de ascenso social y demandas populares" (Rivers, 1998); "La circulación de artículos de marketing en el fútbol: juego, lucha y relación antagónica entre los Kuraoky de Nueva Zelanda" ( Malinowsky, 1951).

    Este estudio es uno más de los estudios que abarqué sobre la problemática que gira en torno a este tipo de institución social1, y mi objetivo es obtener los mas rigurosos resultados a través de un estudio comparativo sobre estas distintas sociedades y las semejanzas y diferencias que cada contexto histórico-social presenta en cada cultura. Mi análisis sobre esta cuestión va a girar en torno a una problemática en particular: como los actores sociales involucrados en este tipo de ritual son portadores de múltiples significados

    Me interesa saber de que manera esta sociedad "piensa y actúa" a través del fútbol, ya que esta institución contiene varias cuestiones significativas para la interpretación antropológica.

    Para concluir, quisiera dejar en claro que estos "hechos sociales" se convertirán en "hechos etnográficos", a través de mi selección e interpretación de los mismos, por lo cuál el trabajo antropológico debe llevar consigo, más que las metodologías rigurosas de las Ciencias Naturales, las técnicas genuinas de la expresión artística, y entre tantas otras, una de las mas importantes: la técnica de la interpretación.


El juego-ritual: Territorio, lenguaje y organización social entre los Nuer

    La organización social de los nuer esta basada en la descendencia matrilineal y la residencia matrilocal. Éstos residen en varios hogares con grupos diferentes llamados aldeas y cada grupo esta formado por un único hogar donde los ocupantes del hogar son la familia (puede haber otros ocupantes que no sean los miembros del grupo genético). En la estación seca los nuer, permanecen en grandes campamentos junto a los cursos de agua y todos los miembros de la aldea o campamento son parientes. Mar significa pariente (por descendencia materna y paterna) y utilizan esta palabra en forma colectiva. Aunque Mar signifique: "todas las personas que se relacionan con uno"; su uso mas frecuente es para llamar a los parientes próximos, mientras que del lado paterno implica a las personas de las que en oportunidad de casarse una de sus hijas, un hombre puede reclamar el precio de la novia. De esta manera, es en el contacto cotidiano como se estructuran las relaciones de parentesco.

    Es sumamente notoria la relación entre la estructura de los sistemas de parentesco y la práctica de este juego-ritual llamado petuhr (fútbol); ya que en el momento de ejecutarse el juego, y aún antes de empezado el mismo, se conjugan el tiempo y el espacio, produciendo manifestaciones que giran en torno de los mas diversos usos del cuerpo hasta las expresiones lingüísticas y simbólicas mas variadas, resignificando constantemente la relación de la posición o status de cada miembro en la organización social.

    La práctica de este deporte tiene significaciones muy importantes dentro de la tribu, porque mediante la misma se persigue un determinado fin: la búsqueda del "honor"; es decir, de un aumento del prestigio social entre diferentes clanes entre sí. La búsqueda de este atributo se produce por la dinámica del propio juego donde fluctúan los elementos simbólicos en sus múltiples variantes de significación. Este juego-ritual involucra a todos los clanes de la sociedad nuer y se desarrolla una vez por año, justamente en e período de las estaciones secas donde los nuer se juntan masivamente a residir en aldeas conjuntas.

    En lo que al espacio físico se refiere, este juego-ritual presenta un escenario: el balú, un terreno construido simbólicamente que funciona como estadio donde participan los ejecutores del juego-ritual: akapes (jugadores).

    Los diferentes clanes disputan sus atributos de honor en base a una serie de contiendas en el cuál, por ejemplo, el clan del leopardo al perder su disputa ante otro rival, se encuentra en la obligación moral de entregar sus atributos o status social al clan vencedor de la contienda, produciendo, entonces, una revalorización de los sentidos posicionales de la estructura social. Es sumamente notoria la ausencia de clasificación binaria ante la observación de los fenómenos naturales y su recontextualización simbólica en la conformación y resignificación de las relaciones de parentesco que regulan el orden social. Es que la propia dinámica de este juego-ritual permite el encuentro entre todos los clanes, sin producir ningún límite a la disputa, ya que a priori no se encuentran normas algunas que impidan conectar en un encuentro a lo "puro" y lo "impuro", como podría ser un encuentro entre el clan del leopardo y el clan de la serpiente3. Este juego permite el traspaso inmediato de los atributos honoríficos de un clan a otro, produciendo una dualidad que da paso a una movilidad social que impide encasillar los mecanismos de diferenciación social de una manera arbitraria.

    De este juego-ritual participan once miembros de cada clan (cinco mujeres y siete hombres) y la elección de los jugadores que van a participar representando a cada clan se realiza mediante un mecanismo de selección acorde a los atributos conseguidos en la caza, y la recolección; es decir, en la demostración de mayor coraje o valentía en torno a una de las prácticas sociales asociadas al modo de producción predador/recolector de la sociedad nuer. El juego, paradójicamente, contiene análogas normas y/o códigos que el fútbol practicado en la actualidad por diferentes sociedades occidentales. Se trata de introducir la pelota empujándola con los pies dentro de una especie de arco rectangular de madera sin utilizar las manos salvo el jugador que ellos denominan pauch (arquero). Por otro lado, las faltas o infracciones son sancionadas por una especie de árbitro, cargo que generalmente lo ocupa uno de los shamanes de la tribu.

    La diferencia sustancial para con otras sociedades que practican este deporte es que para los nuer este juego-ritual contiene una carga semántica de índole confirmatorio. Esta práctica cultural pone en disputa los valores emocionales de la sociedad nuer desde un plano sensorial (como bien lo expresaría Víctor Turner) donde en su relación constante con la organización social (polo ideológico), va regulando la función social utilizando al conflicto o a la disputa como vehículo ordenador de un nuevo sentido en las relaciones de parentesco.

    Una de las maneras de entender esta lógica planteada, es observando como los nuer en los comienzos de la estación seca se movilizan en forma colectiva a buscar el "árbol de los opuestos", quién por su carácter dividinal, reaparece todos los años en un lugar distinto.

    Este árbol representa un símbolo dominante para esta sociedad ya que contiene un fruto venenoso (la peyap) para el consumo alimenticio pero beneficioso para curar enfermedades y ahuyentar " espíritus malignos". Estoy profundamente convencido de que la aparición de dicho fruto se debe a condiciones climáticas asociadas a la reserva de agua que almacenan diferentes árboles en la estación seca y de allí que crezca el fruto en lugares distintos, pero es interesante repensar este mito para entender la lógica estructural y funcional que regula al fútbol con la totalidad social.

    Los nuer asocian la aparición de la peyap con lo sagrado y es la inquietud de no saber en que territorio aparecerá este fruto cada año lo que genera la reformulación imaginaria del territorio. Es que sino se encontrara el árbol de los opuestos, no se podría realizar el juego-ritual y por lo tanto no se podría encontrar el equilibrio. En este caso no se podría pasar de la desestructuración a la estructuración social y por lo tanto el sentimiento de culpa abordaría el alma, proyectando en el imaginario del nativo, la sensación de que vendrá un año de enormes sequías y terribles malos augurios.

    Mayoritariamente este árbol se encuentra dentro de los límites imaginarios del territorio nuer y por lo tanto es siempre probable de encontrar. De allí que al encontrarse dicho fruto, se pueda poner en práctica los diferentes partidos entre clanes, en un sistema de todos contra todos, y en un tiempo promedio de diez soplos de viento. De esta manera, el territorio donde se disputan los encuentros están relacionados con la ubicación de este árbol y de allí que el lugar sagrado varíe constantemente de posición geográfica.

    Para entender la concepción del territorio del juego-ritual es preciso aclarar que este espacio no es físicamente diferente al territorio que ocupan los nuer, sino que es construido simbólicamente como un terreno en donde convergen los opuestos dividinales. En este espacio afirman los nuer que tanto el puh (divinidad del orden) como el guh (divinidad del caos) permiten que este ritual adquiera las características de lo sagrado en sus dos variantes (el bien y el mal) y que por medio del mismo se ordene el siguiente ciclo anual con las modificaciones producidas en la estructura social. El partido representa un "rito de pasaje" con lo cuál las jerarquías sociales entran en un sentido liminal dando paso a una nueva resignificación social de las estructuras sociales. Es preciso aclarar que aunque el vencedor no sea el de rango inferior, sino que el que venciendo mantiene su status o su atributo de honor, éste adquiere igualmente un nuevo sentido en la organización social ya que la resignificación de las jerarquías creadas a partir de un nuevo ciclo anual promueve un nuevo sentido de pertenencia.

    En este tipo de juego-ritual se expresan todo tipo de ofensas verbales hacia el "otro", tanto entre los jugadores del mismo como entre los restantes miembros de cada clan que participan de distintos ritos dentro de las aldeas. Estas expresiones lingüísticas contienen una retórica propia que depende y critica al mismo tiempo el lenguaje "oficial". Esto se produce por la propia dinámica del partido, ya que al despojarse de las estructuras que regulan la vida ordinaria, las palabras que son tabúes en el uso corriente del lenguaje, se expresan con total naturalidad en este ritual. De esta manera el inconsciente es proyectado sobre un plano conciente, verbalizado y expresado a través de la puesta en disputa de los reguladores de la vida social. De allí que esta trasgresión del lenguaje corriente permita la adquisición de una dinámica interna, tan extravagante como fugaz que transcribe los elementos del alma del pueblo nuer4 permitiendo una acción comunicativa altamente rica en significados.

    Algunas de las manifestaciones que son tabúes en la vida cotidiana están asociadas al castigo que produciría pronunciarlas fuera del lugar sagrado donde se produce la contienda. Los neologismos utilizados en cada encuentro son importantes para comprender que dentro de la gramática del lenguaje de los nuer existen cargas semánticas que permiten entrecruzar lo sagrado y lo profano ya que muchas de las palabras utilizadas en este juego-ritual se refieren a sucesos incestuosos. El lenguaje oficial, por otro lado, es transmitido de generación en generación y está sujeto a las modificaciones corrientes del lógico paso del tiempo. A los más pequeños se les enseña desde la más temprana edad los sucesos prohibidos mediante relatos míticos de gran envergadura y se les comunica el dialecto de uso corriente.

    Fuera del escenario principal de este juego, existen rituales asociados a esta práctica que se encuentran cargados de elementos místicos ya que cuando se empieza a disputar el partido los otros miembros restantes (los que no juegan el partido) de cada clan correspondiente, permanecen en las aldeas operando una serie de ritos vinculados al cosmos.


Organización política y carácter supralocal del juego-ritual

    La organización política de los nuer esta basada en un sistema no centralizado en donde se establece la presencia de un Big Man; una autoridad política que regula las decisiones del grupo siempre que el grupo se sienta retribuido por éste, con lo cual si el Big Man no redistribuye simétricamente, corre el riesgo de ser expulsado o hasta ser sacrificado por el mismo grupo. Pienso que para este caso, los nuer utilizan al fútbol como un mecanismo de intercambio de prestaciones sociales en donde la circulación y la puesta en disputa del honor permite el intercambio constante del poder político, ya que no solo el Big Man adquiere status a través de la puesta en práctica de su generosidad o valor en la guerra contra otras tribus, sino que depende también del rango social que ocupe en la sociedad nuer al empezar el ciclo anual en la estación seca.

    Concuerdo en parte con Pierre Clastres, en que la realidad constitutiva de la sociedad primitiva no es el intercambio sino la guerra. La guerra, según este autor, determina la alianza táctica (como contrato siempre quebrantable) y para fortificarla, el intercambio. Sin embargo, la exploración etnográfica sobre los nuer y otras sociedades en general, nos demuestra que no hay una única realidad constitutiva estáticamente dominante en las distintas sociedades, ya sea en la forma político-organizativa del Estado, la jefatura, la tribu o banda. Por el contrario, siempre hay distintos mecanismos en la estructura social que van fluctuando de un lado hacia otro produciendo una movilidad constante que regula, según el contexto histórico social, las diferentes prácticas sociales que se interconectan entre sí. En el caso de esta sociedad, el fútbol hoy en día, opera como un constante fragmentador y cohesionador de identidades sociales, ya que permite el intercambio o la reafirmación del título del clan mediando como un organizador social, desde donde parte el caos para llegar al orden de las jerarquías nuevamente. El fútbol opera no solo como "rito de pasaje" sino como una gran metáfora de la guerra en el cuál se ejercitan todas las manifestaciones despojadas de las jerarquías ordinarias en un territorio dual de enfrentamiento con el "otro" y con su propio self a nivel de la puesta en práctica del cuerpo y las emociones.

    Ahora bien; este juego-ritual adquiere cada vez mas un carácter supralocal que se explica por el cada vez más sistemático abandono de las guerras intertribales, puesto que, entre otras cosas, el costo humano y material de dichos enfrentamientos es muy significativo. Entonces, se puede observar que las guerras en un sentido físico -real se trasladan a disputas en el plano de lo simbólico-real, mediante el cuál si una tribu pretende atacar a otra; son los shamanes de cada tribu los encargados de arreglar las formas y el lugar del encuentro de los dos equipos a enfrentarse en este juego, mediante una larga conversación sobre conocimientos "sobrenaturales".

    El fútbol opera de esta forma como un espacio con sus propias normas y leyes distintas al derecho cotidiano que regula la vida social pero se encuentra entrelazado con las condiciones estructurales de la sociedad ya que opera en las transformaciones de la misma.

    Ya no se trata de matar al otro desde un plano bélico sino de ganarle su honor desde un plano lúdico y para ello se generan mecanismos reguladores del honor y la vergüenza.

    La forma de superar al otro en la contienda depende de la virtud y el estilo propio de cada tribu, aunque dejando un espacio importante para el "azar" ya que en algunas situaciones se produce una dinámica de lo impensado lo que conlleva a pensar que los nuer le dan mucha importancia a esta señal como un movimiento secular de los dioses. Sin embargo este escenario de enfrentamiento con el "otro", llevado a un escenario metafórico de la guerra (ya que esta mediatizado por un juego), permite a las diferentes tribus recobrar un sentido diferente de utilizar la violencia en un plano simbólico. Esto se produce a través de la utilización de distintas agresiones verbales y en la posibilidad de disputar un objeto (la pelota) utilizando el cuerpo en otra variante estética, y logrando así, por otra vía diferente y sin las consecuencias aberrantes de una guerra real; la misma disputa por el honor y la vergüenza, entre tantos otros aspectos.

    El célebre médico José Ingenieros comentaba tiempo atrás, que los pueblos primitivos tienden a una forma de civilización violenta y que por lo tanto tienden menos a la simulación. Sin embargo, todas las sociedades tienen distintas formas en donde canalizar la violencia sea social o individual, por lo cual los elementos a simular o disimular en la propia actuación producen distintas vías o mascaras que intervienen en la interacción social. La utilización de este concepto de simulación desarrollado por este autor (antecedente vital del desarrollado interaccionismo simbólico de E. Goffman), se vislumbra en este campo de la sociedad nuer al desarrollarse cada vez mas este juego-ritual, y de allí que los elementos disimulados en la vida cotidiana se hagan visibles en el momento de la actuación de esta práctica disimulando al mismo tiempo las jerarquías ordinarias.

    Quisiera dejar en claro que no concibo (como sí concibe Ingenieros) a la simulación como una respuesta a una supuesta tendencia natural de la "supervivencia del mas apto" sino que por el contrario, el fútbol nos demuestra que las constantes prácticas culturales reconfiguran las identidades sociales en el cuál es la cultura y no la "naturaleza biológica" la que condiciona las transformaciones estructurales de la sociedad nuer.


Notas

  1. Ver al respecto, Magrassi, G. E. - Berón, M. y Radovich, J. "Los juegos indígenas y otras diversiones", en Cuadernos de historia popular argentina, Buenos Aires, 1985, p.2

  2. Ver al respecto Evans-Pritchard: "Fútbol: relaciones entre ganado y juego-ritual entre los Nuer", Anagrama, Madrid, 1990.

  3. Según Mary Douglas, las estrategias de manipulación de las anomalías son las que nos proporcionan la clave de la flexibilidad o rigidez de los supuestos fundamentales de la cosmovisión de un sistema social.
    Afirma que las clasificaciones y los tabúes: las prescripciones, aparte de su obvia función instrumental, tienen una función expresiva de las actividades básicas del sistema social. Para demostrarlo hace un estudio que busca dar una explicación del por qué de las reglas y los tabúes alimentarios de la Biblia desde su lógica interna. Siguiendo la lógica de análisis de ésta antropóloga, podemos deducir que muchas de las sociedades llamadas "primitivas" basan su lógica de clasificación en varios sistemas binarios; en el cuál la prohibición de consumir algunos alimentos esta ligada a la observación de los fenómenos naturales como terreno de lo sagrado y de esta manera se establece la búsqueda del orden en la cosmovisión que se les da a estos sucesos. La clasificación en animales que tienen alas para volar, patas para correr y escamas para nadar, dotan de un orden en tres factores: aire, tierra y agua. La serpiente en este caso al ser un animal que se arrastra por el piso y no camina, no está dotada de un orden, por lo cual pertenece a la categoría de "impuro"; en cambio el leopardo al tener un correlato con la clasificación terrenal pertenece a la categoría de "puro" y por lo tanto está dotado de un orden en el sistema social. (N. de A.)

  4. La idea del lenguaje como el alma de un pueblo se desprende del análisis de Luciano Abeille en su artículo: El idioma nacional de los argentinos", Local del círculo militar, Buenos Aires, 1901. En este artículo comenta que los distintos lenguajes (si bien en la actualidad sería mejor utilizar la palabra dialectos) articulados en las distintas practicas culturales, representan la cultura de un país. Pero si bien dependen del lenguaje oficial, se diferencian del mismo al adquiriendo una retórica propia que expresa la verdadera esencia (el alma) de un pueblo.


Bibliografía

  • ABELLEILLE, L. "El idioma nacional de los argentinos", Local del "Círculo Militar", Buenos Aires, 1901.

  • CLASTRES, P. "Arqueología de la violencia: la guerra en las sociedades primitivas", Fondo de Cultura Económica, 2002.

  • DOUGLAS, M. "Pureza y peligro: un análisis de los conceptos de contaminación y tabú" , Siglo XXI, Madrid, 1966.

  • INGENIEROS, J. "La simulación en la lucha por la vida en el orden biológico y social", Ciencia, amor y arte, Buenos Aires, 1930.

  • MAGRASSI, G. E. - BERÓN, M. y RADOVICH, J. "Los juegos indígenas y otras diversiones", en Cuadernos de historia popular argentina, Buenos Aires, 1985.

  • PRITCHARD, E. "Trabajo de campo y tradición empírica", CEFyL, Cap. IV, 2003.

  • TURNER, V. "La selva de los símbolos", Alianza, Madrid, 1999.

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