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Prescripción de estiramientos
para la musculatura isquiosural

   
* Doctor/a en Ciencias de la Actividad Física y
el Deporte. Universidad Católica San Antonio de Murcia
**Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y
el Deporte. Universidad Católica San Antonio de Murcia
 
 
Pilar Sainz de Baranda* | Pedro Ángel López Miñarro*
Antonio Cejudo** | José Antonio Martínez**
Victor Jesús Moreno**

mpsainz@pdi.ucam.edu
(España)
 

 

 

 

 
Resumen
    En el presente artículo de revisión se ofrece un estudio de la aplicación del trabajo de estiramientos en la práctica físico-deportiva. Se recogen diversas consideraciones técnicas, frecuencias, tiempos, etc. a tener en cuenta para la realización correcta de los estiramientos musculares. Finalmente se presentan una serie de instrucciones que todo entrenador/profesor debe conocer para obtener la máxima eficacia en el uso del estiramiento, bien desde un punto de vista competitivo o desde una perspectiva saludable.
    Palabras clave: Musculatura isquiosural. Estiramientos. Deporte. Aplicación práctica.
 
Abstract
    This review article offers a study of the application of stretch work in the practice of exercise and sport. Diverse considerations, techniques, frequencies, durations, etc., to have in mind for correct stretching been collected. Finally, a series of instructions that all coaches and teachers should be familiar with in order to obtain the highest efficacy in the use of stretching is presented, from both a competitive point of view as well as from a health perspective.
    Keywords: Hamstrings. Stretching. Sport. Practical application

Trabajo realizado en el marco del proyecto de investigación: "Valoración de la musculatura isquiosural y prescripción de estiramientos específicos (PMAFI-PI-06/1C/03)", financiado por la Universidad Católica San Antonio de Murcia.
 

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 10 - N° 77 - Octubre de 2004

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¿Cómo estirar la musculatura?

    Para estirar un grupo muscular simplemente se deben realizar las acciones antagonistas del mismo; en el caso de la musculatura isquiosural la acción fisiológica es la flexión de rodilla, la extensión de cadera y retroversión pélvica, por lo que para estirar dicha musculatura habrá que realizar una extensión de rodilla y una flexión de cadera disponiendo la pelvis en posición neutra o ligera anteversión que asegure una lordosis lumbar fisiológica (tabla 1).

Tabla 1. Acción de la musculatura isquiosural y movimiento a realizar para su estiramiento.

    Sullivan y cols. (1992) tras estudiar el efecto de dos técnicas de estiramiento de la musculatura isquiosural (activa y pasiva) y la disposición de la pelvis (en anteversión o retroversión), observa como la disposición pélvica, es más importante que la técnica utilizada, obteniendo mejoras significativas en los grupos que mantenían la anteversión pélvica durante el estiramiento independientemente de la técnica utilizada.

    Los estiramientos de la musculatura isquiosural se pueden realizar en diferentes posiciones (figura 1): decúbito supino (a), en bipedestación (b) y en sedentación, en el suelo (c) o en un taburete (d).


Figura 1. Estiramientos de la musculatura isquiosural en diferentes posiciones.

    En el primer caso (a) se realizará una flexión de cadera, contraindicada en caso de irritación radicular (lumbociáticas o ciatalgias). Cuando se realicen estiramientos desde decúbito supino, se debe utilizar un soporte lumbar que evite la basculación de la pelvis (retroversión), así como para estandarizar el grado de basculación pélvica y el de la lordosis lumbar (Santonja y cols., 1995). Si no se dispone de un dispositivo se puede utilizar una toalla o las manos del deportista, que se colocarán bajo el raquis lumbar, ayudando a percibir el inicio de la retroversión pélvica y por tanto, a detener el estiramiento.

    En bipedestación (b) es conveniente no elevar la pierna excesivamente porque deriva en retroversión pélvica e inversión lumbar. La altura donde se coloca el pie debe permitir que el pie de apoyo se dirija hacia delante, la rodilla esté extendida, la pelvis en posición neutra o ligera anteversión y su eje transversal perpendicular a la pierna que se estira. Por último el raquis debe conservar sus curvaturas fisiológicas.

    En sedentación (c), aquellas personas con cortedad isquiosural marcada se disponen con una evidente inversión lumbar y si realizan un movimiento de flexión del tronco, aumentan considerablemente su cifosis dorsal. De hecho, López Miñarro (2003) evidenció que el 77% de los usuarios de salas de musculación que realizaban ejercicios de extensibilidad isquiosural en disposición dedos-suelo y dedos-planta (n=226) adoptaban posturas en cifosis total que superaban el límite de normalidad.

    Según McGill (2002) no se deberían realizar los ejercicios en sedentación sobre una superficie horizontal si no es posible evitar una inversión lumbar.

    Sea cual sea la posición utilizada, se deben realizar los estiramientos manteniendo la disposición de la columna vertebral alineada (recta) (Bado, 1977; Jackson y Brown, 1983; López Miñarro, 2000; Rodríguez, 1998; Rodríguez y Santonja, 2001; Sainz de Baranda, 2002; Webright y cols., 1997), circunstancia que eliminará el incremento de la cifosis dorsal o lumbar compensatoria a la limitación del movimiento de la pelvis, y por consiguiente eliminando los efectos nocivos de la flexión de tronco (Figura 2).


Figura 2. Disposición correcta e incorrecta de la columna vertebral durante un estiramiento de la musculatura isquiosural.

    Además, hay que tener en cuenta que todas las posiciones utilizadas, pueden realizarse, estirando las dos piernas a la vez, o unilateralmente (una pierna). Algunos autores (Cailliet, 1988) sugieren que el estiramiento bilateral de los isquiosurales puede provocar una excesiva compresión discal posterior debido a que la porción anterior de las vértebras se comprimen, y sobre todo porque el deportista puede ver limitado el movimiento pélvico correcto (flexión), de manera significativa en la posición de sentado en el suelo con las rodillas extendidas (alcance dedos-planta). Por ello, parece lógico que el deportista realice los estiramientos, en las primeras etapas de forma unilateral.

    Por último, se puede realizar una flexión dorsal del pie durante el estiramiento, aumentando la implicación de la cadena posterior y con ello la intensidad del estiramiento.


Técnicas de trabajo

    Para obtener unos altos índices de amplitud articular, o mantener los niveles existentes, es necesario trabajar de forma continuada los estiramientos, ya que la única forma de poder vencer el poder de restitución de los tejidos conjuntivos densos y ordenados se centra en la repetición de los estímulos de tracción merced al fenómeno de fatiga de los tejidos (Rodríguez y Moreno, 1997).

    Durante el desarrollo de programas de trabajo de estiramiento hay que tener en cuenta que puede llegar un momento en el cual la elevación de las ganancias deje de ser proporcional al tiempo de trabajo destinado a su mejora, dándose incluso situaciones de estancamiento. En este sentido, va a ser importante recurrir a una modificación o combinación de las técnicas de intervención en el trabajo de estiramiento que genere nuevas respuestas de adaptación de los tejidos sometidos a tracción.

    Atendiendo al modo de realización, se encuentran las técnicas balísticas y estáticas. Los estiramientos balísticos suponen la realización de movimientos a cierta velocidad, generalmente balanceos, lanzamientos, saltos y rebotes, en los cuales se produce un gran aumento de longitud del músculo por unidad de tiempo. En el estiramiento estático el movimiento y la elongación de los tejidos se produce con gran lentitud, sobre la base de una posición que es mantenida, lo que supone una mayor salvaguarda para los tejidos blandos.

    Hoy en día, los diferentes autores se decantan por los estiramientos estáticos, aunque en los estudios realizados sobre la eficacia de estas dos técnicas de estiramientos no se han encontrado diferencias significativas entre unas y otras (De Vries, 1962; Leighton, 1955; Sady, 1982).

    En este sentido, Vujnovich y Dawson (1991) en una investigación dentro del campo de la terapia, señalan que la realización de una técnica de aplicación secuencial de estiramiento estático seguido de balístico ofrece mayores ganancias que la aplicación de estiramientos estáticos únicamente.

    Teniendo en cuenta el agente que desarrolla y es responsable del estiramiento, se encuentran el estiramiento activo y pasivo. El primero de ellos, es efectuado por medio de la contracción muscular agonista del individuo, sin ayuda de ningún elemento externo. Muy relacionado con el estiramiento activo, se encuentra la técnica de estiramiento tensión activa, que supone la realización conjunta de un estiramiento del músculo y una contracción isométrica o excéntrica (Esnault, 1988), y será empleada cuando se quiera involucrar a la parte no contráctil del aparato músculo-tendinoso.

    En el estiramiento pasivo, el individuo no hace ninguna contribución o contracción activa, y el movimiento es realizado por un agente externo responsable del estiramiento. Este agente externo puede ser un compañero (asistido), el propio sujeto (autoasistido), o bien cualquier instrumento o aparato (mesa, muro, banco, espaldera, elementos de tracción, etc.).

    Por medio del estiramiento pasivo se puede conseguir elongar la musculatura hasta los límites fisiológicos (un 150% de la longitud de reposo) (Esnault, 1988a). Así, las técnicas pasivas, prudentemente ejecutadas, pueden otorgar resultados rápidos y satisfactorios (Coulomb y cols., 1995).

    Junto a estas técnicas básicas, se pueden encontrar combinaciones que intentan alcanzar resultados óptimos de estiramiento y flexibilidad. Entre las más importantes se pueden señalar:

    El estiramiento activo-asistido, que es realizado por la contracción inicial activa de los grupos de la musculatura opuesta. Cuando se alcanza el límite de capacidad, la amplitud de movimiento es completada por el compañero.

    El estiramiento pasivo-activo que es realizado por alguna fuerza externa, hasta alcanzar el máximo rango de movilidad articular, donde el individuo intentará mantener la posición mediante la contracción isométrica de los músculos durante varios segundos.

    Con relación a las técnicas activas o pasivas se ha verificado que los valores de la flexibilidad activa son menores que los de la pasiva, pero que la flexibilidad activa tiene una correlación más alta con el nivel de logros deportivos que con la pasiva (Rodríguez y Santonja, 2000).

    Dubrenil y Neiger (1984) destacan que los estiramientos pasivos suponen una técnica adecuada cuando existe limitación de la movilidad articular y acortamiento muscular que dificulte la realización de cualquier gesto.

    Así, se encuentran en la bibliografía diversas técnicas de estiramiento para utilizar dentro del campo de la actividad física y el deporte, observando en la tabla 2 y 3 las ventajas e inconvenientes de su utilización, por lo que dependiendo del objetivo a conseguir, el estado del deportista, la ubicación de los estiramientos en la sesión y las características de la actividad principal, se utilizarán unas u otras (Rodríguez y Santonja, 2000).

    Otra técnica destacada es la llamada facilitación neuromuscular propioceptiva (F.N.P.) que puede ser definida como un método que favorece o acelera el mecanismo neuromuscular mediante la estimulación de los propioceptores (Knott y Voss, 1968). Técnica que fue creada entre 1946 y 1950 en EE.UU. por Herman Kabat. Desde entonces, se ha extendido de forma importante en el ámbito terapéutico y deportivo.

Tabla 2. Ventajas e inconvenientes de la utilización de diversas técnicas de estiramiento.

    Dentro de la F.N.P. se pueden determinar diferentes esquemas de intervención que quedan agrupados en:

  1. Técnicas de estiramiento: basadas en la producción de relajación muscular por medio de respuestas reflejas inhibitorias para aumentar la amplitud de una articulación.

  2. Técnicas de refuerzo muscular: basadas en la producción de un aumento del tono muscular para ciertos grupos musculares o cadenas musculares.

    Las diferentes estrategias y técnicas pueden incluir contracciones isotónicas (concéntricas y excéntricas) e isométricas en diferentes combinaciones. En la siguiente figura se exponen las diferentes técnicas que se puede utilizar.

    Muy relacionada con la F.N.P., se encuentra una técnica que ha venido denominándose bajo la acepción de stretching. Basada en el método de Kabat (Esnault, 1988b) numerosos autores (Anderson, 1983; Knott y Voss, 1968; Sölverborn, 1982) describen una técnica en la cual se establece inicialmente una contracción isométrica intensa seguida de una relajación muscular y un estiramiento de duración variada según diferentes autores.

Tabla 3. Ventajas e inconvenientes de la utilización de diversas técnicas de estiramiento.

    Por último, dentro de la combinación de técnicas se encuentra, predominantemente en el campo de la rehabilitación, una técnica que se ayuda de los efectos de la electroterapia (corrientes interferenciales de alta frecuencia) para luego realizar los estiramientos pasivos, estáticos y P.N.F.

    La utilización de las diferentes técnicas, plantea ventajas e inconvenientes. Sobre la base de éstas, y el objetivo concreto del trabajo a desarrollar, se realizará la elección. Sin embargo, diversos autores creen que es necesario seguir unas pautas generales, cuando se trate de aumentar o mantener la extensibilidad de la musculatura, que se caracterizan por una serie de condiciones esenciales de realización, en función de las características del deportista:

  • Rechazar la práctica de técnicas balísticas, dado el escaso control que puede tener el deportista en su realización, a no ser que se utilicen dentro del calentamiento, buscando la transferencia para la actividad principal.

  • Siguiendo a Daniels y Worthingham (1981), Rodríguez (1998) y Rodríguez y Santonja (2001), realizar técnicas activas que producen durante su ejecución un cierto efecto de relajación refleja en la musculatura estirada.

  • Utilizar técnicas estáticas de estiramiento, en las cuales se alcance lentamente la máxima elongación muscular (Rodríguez y Santonja, 2001; Rodríguez, 1998; Jackson y Brown, 1983; Webright, 1997), manteniendo la posición del estiramiento.

  • Rechazar las técnicas de facilitación neuromuscular propioceptiva, a pesar de que con ellas están publicadas mayores ganancias de extensibilidad de la musculatura isquiosural (Sady y cols., 1982; Moore y Hutton, 1980; McAtee y Charland, 2000), hasta que el deportista haya realizado un adecuado entrenamiento, tenga un elevado conocimiento del esquema corporal y pueda tener una supervisión exhaustiva para lograr la ejecución correcta, aspectos, que en muchas ocasiones, son difíciles de lograr en el ámbito deportivo (Rodríguez, 1998; Andújar y cols., 1996), sobre todo en categorías inferiores.

  • Siguiendo a Anderson y Burke (1991) y Webright y cols., (1997), los ejercicios de estiramiento deberán establecerse hasta límites de alcance previos al dolor, para evitar la aparición del reflejo miotático.


Ubicación de los estiramientos en el entrenamiento y la competición

    Los estiramientos dentro del medio deportivo y de la actividad física, van a tener unas aplicaciones esenciales que se centran en (Esnault, 1988a):

  • Conseguir una adecuada preparación muscular para el esfuerzo, mediante una correcta prevención de accidentes músculo -tendinosos. Lográndose a través de los importantes efectos sensitivo-motores, mecánicos y térmicos que desempeñan.

  • Favorecer la recuperación de los esfuerzos musculares, tanto a corto como a medio plazo.

  • En los ejercicios de musculación son fundamentales antes y después del esfuerzo, dadas las intensas contracciones musculares que se producen.

  • En las lesiones musculares es importante su realización durante las inmovilizaciones, así como después de las mismas.

  • Es uno de los elementos constitutivos más importantes de la preparación física general.

    Dentro del campo de la actividad física y el deporte se encuentran variadas formas de concebir la práctica deportiva, en la que se pueden apreciar claramente una diferencia en los objetivos a conseguir, el trabajo de las cualidades físicas básicas, el tiempo de entrenamiento, etc. Es evidente que la manera de enfocar el trabajo de flexibilidad mediante los estiramientos y la movilidad articular en cada uno de los diferentes ámbitos va a ser diferente.

    Como indican Rodríguez y Santonja (2000), ya sea dentro de uno u otro contexto, el tratamiento de esta cualidad ha de ser abordado en diferentes situaciones:

    Como parte del calentamiento, con el objetivo de preparar al sistema cardiorespiratorio y músculo-articular, los ejercicios de movilidad articular, los estiramientos y la carrera continua jugarán un papel esencial.

    Como regla general, en actividades cardiorrespiratorias y deportes aeróbicos de media-larga duración, la actividad de locomoción debe ser la última antes de pasar a la parte principal, con objeto de que el aparato respiratorio y cardiovascular estén en un estado óptimo. El protocolo general de una actividad de carrera, natación, bicicleta, etc., sería:

  1. Ejercicios de movilidad articular y estiramientos activo-estáticos de los músculos que participen en la actividad principal.

  2. Actividad de locomoción, con unos objetivos claros:

  • Elevar la temperatura corporal (calor endógeno).

  • Favorecer el posterior trabajo de movilidad articular y estiramientos selectivos.

  • Elevar la actividad cardiaca, el volumen de ventilación pulmonar, el sistema circulatorio y las rutas metabólicas que generarán un buen consumo de O2 para la actividad.

    Cuando la parte principal sea de una intensidad ligera, será suficiente con los ejercicios de movilidad articular estática, y la actividad de locomoción junto a los ejercicios de movilidad articular dinámica. Sin embargo, cuando sea de una intensidad elevada, en deportes mixtos o anaeróbicos el protocolo será:

  1. Carrera ligera.

  2. Ejercicios de movilidad articular y estiramientos activo-estáticos de los músculos que participen en la actividad principal.

  3. Actividad de locomoción junto a la movilidad articular dinámica (estiramientos balísticos) y en progresión reproducción de movimientos similares a gestos específicos del deporte.

    Como se puede observar, en la parte del calentamiento, siempre se realizarán estiramientos activos, bien estáticos o balísticos, buscando transferencia al gesto deportivo. En este sentido, McLellan (2000) realiza un estudio para valorar el efecto del estiramiento pasivo sobre la fuerza máxima y la velocidad en un test de press de banca., observando que el grupo que realiza estiramientos de la musculatura pectoral, como parte del calentamiento, obtiene peores valores con diferencias significativas respecto al grupo que no realiza estiramientos pasivos.

    Cuando la actividad principal se caracterice por una sesión de estiramientos, o cuando el deportista tenga valores bajos de extensibilidad muscular, se debe hacer mayor hincapié en el calentamiento, ya que conseguir calor endógeno será fundamental para obtener una buena respuesta del tejido muscular y conectivo.

    Dicha elevación de la temperatura generará un aumento de la energía cinética en las partículas constituyentes del tejido, estableciéndose múltiples choques que determinarán un mayor distanciamiento entre ellas (1991). Los efectos positivos en las ganancias de extensibilidad muscular, provocados por el movimiento y el aumento de la temperatura de los tejidos, han sido verificados por investigaciones que demuestran que la carrera continua posee efectos beneficiosos para las mejoras de movilidad articular y extensibilidad (1984).

    En este sentido, Knight y cols. (2001) evalúan la efectividad del calor superficial, calor profundo (ultrasonidos) y del ejercicio activo junto al estiramiento estático, comparándolo con un grupo que sólo realiza los estiramientos para el tríceps sural y un grupo control que no realiza estiramientos. Tras 6 semanas de entrenamiento durante 3 días a la semana, observan que todos los grupos incrementan de forma significativa, el grado de movilidad activa y pasiva, excepto el grupo que no realiza estiramientos. Siendo los grupos que combinan el calor profundo y los estiramientos estáticos, y los que sólo realizan estiramientos estáticos, los que mayores incrementos obtienen.

    Como parte de la actividad principal, en la práctica deportiva existen diversas disciplinas donde los valores de flexibilidad van a ser decisivos en el rendimiento, siendo condicionantes del éxito y, por lo tanto siendo un factor a trabajar de forma continua y específica. Los ejemplos más claros se presentan en gimnasia rítmica, gimnasia artística, aeróbic de competición, danza, deportes de combate, entre otros. En estas disciplinas, la flexibilidad es trabajada desde edades tempranas, ocupando gran parte de los entrenamientos. El trabajo se realizará de forma continuada y alternando las distintas técnicas que se han visto. En estos deportes se le da una mayor importancia a las técnicas balísticas y a la activo asistida, debido a la gran transferencia que tienen con los gestos deportivos.

    En los deportes donde la flexibilidad no es un factor clave de rendimiento será suficiente el trabajo realizado en los calentamientos y vuelta a la calma, aunque se debe realizar una parte de trabajo más específico de estiramientos dentro de las sesiones de recuperación activa que se realizan normalmente después de las competiciones o de los entrenamientos intensos.

    Como indican Rodríguez y Santonja (2000), dentro del ejercicio o actividad física orientada hacia la salud, sería suficiente el trabajo realizado en el calentamiento y en la vuelta a la calma, aunque siempre será positivo realizar alguna sesión específica.

    Como parte final dentro de la vuelta a la calma de cualquier actividad física también es necesario planificar y establecer un adecuado trabajo teniendo en cuenta lo realizado en la parte principal. Los estiramientos cumplen un papel importante, siendo sin embargo los grandes sacrificados a la hora de eliminar un contenido del entrenamiento, bien por la falta de tiempo, o en muchas ocasiones, debido a la falta de información sobre sus efectos beneficiosos.

    Los estiramientos favorecen la recuperación de los tejidos activos sometidos a movimiento y son considerados como un factor de prevención de lesiones de primer orden. Además, la vuelta a la calma favorecerá la eliminación del calor interno, evitará la hipotensión y mareos, etc. En definitiva, se trata de disminuir lentamente, sin cambios bruscos, los niveles de respiración, pulsaciones, etc.

    Como indican Rodríguez y Santonja (2000), cuanto más intenso sea el esfuerzo realizado, mayor importancia daremos a la realización de los estiramientos. Cuando se ha mantenido una actividad neuromuscular, al cesar los impulsos nerviosos que activan la musculatura se disminuye la permeabilidad del calcio en el retículo sarcoplasmático y se activa un sistema de transporte activo del calcio que desplaza estos iones al interior del retículo. Al ser la bomba de calcio un mecanismo activo, dependiente de la existencia de ATP, cuando se agota dicho mecanismo por efectos de una actividad física intensa, se pueden producir episodios de contracturas y calambres musculares.

    De forma general, se realizarán estiramientos pasivo-estáticos, suspendiendo la actividad muscular y favoreciendo la recuperación. Si bien, cuando la actividad principal sea de carácter aeróbico y de larga duración, no es conveniente iniciar los estiramientos al finalizar el esfuerzo, ya que existe una alta acumulación de sangre en las zonas activas por el fenómeno de redistribución de flujo. Por lo tanto, será precisa la eliminación de flujo mediante movimientos relajados a favor de la gravedad antes de realizar los estiramientos musculares.

    Por otro lado, si el ejercicio realizado ha sido de carácter anaeróbico de alta intensidad, será preciso que los estiramientos de recuperación se realicen de forma secuencial tras la actividad, de tal forma que al acabar el esfuerzo donde se encuentra la musculatura altamente contraída y acortada, se realice un estiramiento pasivo con extremo cuidado y lentitud. Transcurrido un cierto tiempo, en el cual se observa la descontracturación del músculo post-esfuerzo se realizará otra intervención con estiramientos pasivos de mayor intensidad, intentando recuperar la longitud del músculo en reposo.


Frecuencia y tiempo de estiramiento

    En este apartado, el entrenador y deportista tienen que tener claro que el tiempo dedicado a los estiramientos deberá estar relacionado con la duración de la actividad principal de la sesión y su intensidad. Sin olvidar que los estiramientos deben estar presentes en todas las sesiones realizadas durante la semana y en la competición, tanto en la parte de calentamiento, como sobre todo, en la vuelta a la calma.

    Otro aspecto importante que determinará la frecuencia de sesiones específicas de trabajo de la extensibilidad muscular, será el grado de cortedad que presente el deportista, así como la importancia relativa que otorgue esta capacidad sobre el gesto técnico, ya que no será igual trabajar con un futbolista, un corredor de fondo o un gimnasta. Por ello, según señala Wirhed (1989), el número de sesiones semanales establecido para la mejora de la extensibilidad muscular será de tres, aunque algunos autores recomiendan una sesión diaria (Andújar y cols., 1996; Anderson y Burke, 1991).

    Rodríguez (1998) y Sainz de Baranda (2002) consiguen mejoras de la extensibilidad isquiosural planteando un trabajo en dos y cuatro sesiones semanales durante un año escolar, correspondientes a las clases de Educación Física y a actividades extraescolares; Observando que los grupos que realizan cuatro sesiones semanales obtienen mejores resultados que los que realizan dos sesiones, mientras que los grupos que no realizan el programa de estiramientos específicos para la musculatura isquiosural obtienen pérdidas de extensibilidad muscular.

    En este sentido, Zakas y cols. (2002) al valorar un programa de estiramientos dentro de un programa de fuerza con una duración de 12 semanas, en escolares prepúberes, púberes y adolescentes, encuentran mejoras significativas en la extensibilidad muscular, en el grupo que realiza estiramientos, 3 veces a semana durante 8 minutos.

    Desde el punto de vista del tiempo de mantenimiento del estiramiento, diversas son las propuestas. Borms y cols. (1987) en un programa de estiramientos estáticos realizado durante 10 semanas, utilizan 50 minutos de duración por semana, estableciendo en 10 segundos, el tiempo mínimo de mantenimiento de los ejercicios estáticos de estiramiento para conseguir mejoras significativas de movilidad articular en la articulación de la cadera. Anderson (1983) propone la realización de un estiramiento leve de unos 10-20 segundos, seguido de un estiramiento más intenso y progresivo de 10-30 segundos. Bandy e Irion (1994) utilizando una muestra con una media de 26 años, destacan que un tiempo de 30 segundos es el más adecuado para el mantenimiento del estiramiento estático, ya que los estiramientos mantenidos durante 30 segundos son más efectivos que los de 15 segundos, y presentan similar efectividad que los 60 segundos; aunque Feland y cols. (2001) encuentran, en una población mayor con una media de edad de 85 años, que mantener el estiramiento 60 segundos es más efectivo que 15 o 30.

    Por otro lado, estudios de Moore y Hutton (1980) y Dubreuil y Neiger (1984) señalan que es suficiente un intervalo de mantenimiento del estiramiento en torno a 6-10 segundos para conseguir mejoras de extensibilidad. Andújar y cols. (1996) recomiendan mantenerlos durante 5-10 segundos en el inicio, con un incremento paulatino hasta 10-15 segundos posteriormente. Mende (1997) tras valorar el efecto de la duración y el número de repeticiones sobre la musculatura isquiosural, concluye que tras 3 semanas de trabajo, los grupos que realizan estiramientos obtienen mejoras significativas con relación al grupo que no realiza estiramientos, encontrando mayores diferencias en el grupo que realiza el doble de repeticiones manteniendo el estiramiento 15 segundos, sin encontrar diferencias entre los grupos que realizan las mismas repeticiones y diferente tiempo de estiramiento, 15 y 30 segundos. Rodríguez (1998) y Sainz de Baranda (2002) consiguen mejoras significativas desarrollando un programa durante un año escolar estableciendo una duración de 20 segundos en los estiramientos activos y estáticos. Zakas y cols. (2002) consiguen mejoras significativas realizando 2 repeticiones de 30 segundos, realizando los estiramientos dentro de un programa de fuerza.

    A este respecto, se puede marcar como tiempo mínimo de estiramientos por repetición los 10 o 12 segundos, sobre todo en sujetos que se inician en este tipo de trabajo específico, ya que en muchas ocasiones alargar el tiempo de estiramiento supone disminuir la intensidad del mismo o, en el peor de los casos, la aparición de una compensación (no deseada) para aguantar la posición y perder calidad en el estiramiento. Quizás sea más interesante aumentar en un principio el número de repeticiones, y luego el tiempo de estiramiento, ya que en las diferentes investigaciones se observa que es más efectivo aumentar el número de repeticiones que la duración de las mismas.

    Tras la revisión bibliográfica realizada parece claro el efecto positivo que tiene la realización de estiramientos sobre la musculatura isquiosural, por lo que se debe concienciar a los deportistas de la importancia del trabajo de la flexibilidad, y como entrenadores, planificar este trabajo como uno más dentro de los entrenamientos.


Instrucciones para el entrenador y deportistas

  1. Si practica deporte, debe concienciarse sobre la importancia de que sus músculos isquiosurales tengan una buena extensibilidad para conseguir el adecuado gesto deportivo y disminuir el riesgo de las lesiones.

  2. Se deben evitar incorrectas posiciones tanto en los gestos deportivos como durante los estiramientos, ya que se puede comprometer la efectividad del estiramiento y aumentar los efectos nocivos de los mismos sobre la columna vertebral.

  3. Para estirar un grupo muscular simplemente se realiza el movimiento contrario a la acción de la musculatura. En este caso, una flexión de cadera o una extensión de rodilla.

  4. En todos los estiramientos de la musculatura isquiosural, se deberá mantener una anteversión pélvica, que además asegure la lordosis fisiológica de la zona lumbar.

  5. Todos los estiramientos deben realizarse con la columna vertebral alineada, manteniendo sus curvas fisiológicas, con lo que se evitarán las repercusiones sobre la columna vertebral.

  6. Primero estiramientos unilaterales para luego progresar y realizar un estiramiento más global que implique las dos piernas. Además hay que tener en cuenta que la implicación de la musculatura del tríceps sural, específicamente de los gemelos, realizando una flexión dorsal aumentará la intensidad del estiramiento.

  7. Se debe incluir un trabajo específico de estiramientos en todas las sesiones realizadas, sobre todo en la vuelta a la calma.

  8. Los estiramientos en la parte del calentamiento deberán ser activos, para preparar al músculo para la actividad principal, ya que los estiramientos pasivos tienen un efecto adverso sobre la fuerza y velocidad máxima.

  9. Los estiramientos en la vuelta a la calma, serán esenciales para la eliminación de contracturas y calambres.

  10. El secreto estará en hacer bien los estiramientos y con regularidad.


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revista digital · Año 10 · N° 77 | Buenos Aires, Octubre 2004  
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