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    Ya prácticamente se están descorriendo las cortinas inaugurales de la cita cuatrienal del deporte y por doquier se escucha el anuncio de las selecciones nacionales de campo y pista de los países participantes en el más venerado y codiciado evento atlético del mundo. Dentro de esa constelación de atletas que se darán cita en Atenas, Grecia para los XXVIII Juegos Olímpicos de la Era Moderna, están los atletas cubanos, encabezados por múltiples medallistas Olímpicos y mundiales, pero sobre todos sobresalen dos "viejos guerreros" que ya han tomado parte en tres citas de esta envergadura, sus nombres; Iván Pedroso y Yoelbi Quesada.

    El debut de estos renombrados saltadores se produce en Barcelona '92, donde el joven saltador Iván Pedroso fue participe de un singular duelo entre dos eternos rivales, los norteamericanos Carl Lewis y Mike Powell, (allí Lewis se desquitaba a medias de la derrota un año antes en Tokio), venciendo a Powell por solo tres centímetros, 8.67 por 8.64, tercero se ubicó el también norteño Joe Greene con 8.24, dejando en el cuarto lugar al cubano Iván Pedroso con 8.11. Iván una semana antes en el marco del Campeonato Iberoamericano de Sevilla, se había estirado hasta los 8.53 metros, pero ya en la Ciudad Condal el criollo, sin aun haber cumplido los 20 años enfrentaba la presión de su primera Cita Estival y tenia además el privilegio de tomar parte en una competencia donde estaban nada más y nada menos que los dos mejores saltadores de longitud de todos los tiempos: los ya mencionados Carl Lewis y Mike Powell y parece que tanta presión conspiró con el logro de un mejor resultado. Pero no obstante ese cuarto lugar, era de hecho la mejor actuación de un saltador de longitud cubano hasta ese momento.

    Su segunda aparición se produce en Atlanta '96; pero todos recordamos la lesión de Iván aquella tarde de marzo durante el Memorial Barrientos, después la operación y todo el proceso de rehabilitación, la incertidumbre de su participación a los Juegos y al final su asistencia. Pero realmente no estaba en condiciones de enfrentar esta competencia, donde estaban lo mismos protagonistas de Barcelona -con cuatro años más- y él en desventaja total. Así las cosas sufrieron pocos cambios, Carl Lewis resurgió cual ave fénix y con 8.50 ganó, Joe Greene mantuvo su tercer lugar con 8.24 y el jamaicano James Beckford, desbancó a Mike Powell, adueñándose de la medalla de plata. Iván aun cuando clasificó para la final, no logró salir del fatídico duodécimo lugar, ya que solo logró saltar 7.75 metros.

    Los Juegos de Sydney serían su desquite y como dice el dicho; a la tercera va la vencida. Esta fue una épica batalla donde el "guerrero" criollo encontró férrea oposición en el local Jai Taurima, quien en el quinto intento lo desplazó de la vanguardia de la competencia al superarlo por ocho centímetros, 8.49 por 8.41 del cubano. Todo parecía terminado en el Estadio Olímpico, pero Iván cual "guerrero invencible" sabía además que estos eran sus Juegos y en el sexto y último intento, realizó todo a la perfección: carrera de impulso, despegue, vuelo y caída. Cuando salio del cajón de caída su rostro irradiaba alegría, emoción y no era para menos, había aterrizado a 8 metros y 55 centímetros de la tabla de batida, validos para colgarse al cuello la medalla de oro, pues Taurima en su última oportunidad solo saltó 8.28.

    Yoelbi al igual que Iván debuta en Barcelona '92, solo que contaba en ese entonces con 18 años de edad uno menos que su coterráneo, pero toda esa juventud no impidió que este soberbio triplista se batiera como todo un consagrado con Mike Conley, Charlie Simpkins y compañía, logrando una triple danza de 17.18 metros, validos para el sexto lugar. Así se producía el debut del más laureado triplista cubano de todos los tiempos.

    Ahora, si para Iván Atlanta representa un triste recuerdo del que él no quiere ni hablar, para Yoelbi es todo lo contrario. Esos fueron los Juegos donde el espirituano brilló con luz propia, al sacar una meritoria medalla de bronce de su controversia con el local Kenny Harrison y el británico Jonathan Edwards. El primero superó los 18 metros (18.09) y el segundo estampó 17.88 validos para la medalla de plata, mientras que Yoelbi se estiró hasta los 17.44 que lo llevaron a ocupar el tercer lugar en el podio Olímpico.

    En Sydney 2000, Yoelbi no pudo subir al podio de los medallistas, pero es digno de destacar su batallar en pos de él. La competencia tuvo sus altas y bajas y aunque fue dominada finalmente por el británico Jonathan Edwards, hasta el tercer intento marcaba la pauta el ruso Denis Kapustin con 17.46, pero ya aquí Edwards toma el mando de las acciones con 17.71, seguido de Kapustin, del también británico Onochie Achike con 17.29, del cubano Yoel García con 17.19 y Yoelbi ubicado en la quinta posición producto de un 17.19 logrado en el primer turno, su único intento valido hasta ese momento. La cuarta y quinta ronda de saltos no varió nada en lo referente a las ubicaciones de estos saltadores. En la sexta ronda solo tres atletas marcaron, entre ellos Yoelbi que solo había realizado uno válido. El espirituano se estiró hasta los 17.37 que en ese momento lo ubicaba tercero, pero acto seguido su compatriota Yoel García, bailaba una triple danza de 17.47 metros, válida para no solo desplazar a Yoelbi, sino también al ruso Kapustin, que en su turno hizo el mayor esfuerzo por recuperar la posición perdida, pero solo logró 17.16. Así terminaba esta tercera presentación Olímpica para Yoelbi Quesada, con un meritorio y peleado cuarto lugar.

    Hoy estos "viejos guerreros" ya sin la juventud de aquellas primeras batallas, ni con el favoritismo en sus respectivas disciplinas, pero con la misma combatividad de siempre se aprestan a enfrentar su cuarta competencia Olímpica, teniendo además el privilegio de situarse al frente de una decena de coterráneos suyos que lo han hecho en tres Ediciones Olímpicas…y quien sabe qué sorpresa nos pueden regalar junto al resto de la comitiva atlética cubana.

Atletas cubanos con mayor participación olímpica

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revista digital · Año 10 · N° 75 | Buenos Aires, Agosto 2004   © 1997-2004 Derechos reservados