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El atletismo cubano por la ruta olímpica

   
Estadístico de Atletismo
Federación Cubana de Atletismo
 
 
Lic. Eddy Luis Nápoles Cardoso
estadio@inder.co.cu
(Cuba)
 

 

 

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 10 - N° 73 - Junio de 2004

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    La ruta Olímpica para el atletismo cubano se inicia en los albores del pasado Siglo XX, cuando el intrépido y voluntarioso corredor "Callejero", Félix Carvajal, apodado El Andarín, se planteó el firme propósito de participar en la Maratón de los Juegos Olímpicos de San Luis, Estados Unidos en 1904. Ya en plena justa atlética "El Andarín" Carvajal lideró la carrera por varios kilómetros, pero eran tantas las vicisitudes que aquel enigmático hombre había pasado para llegar allí, que le fue imposible mantenerse en la vanguardia de la competencia, siendo relegado al cuarto lugar de tan agotadora prueba, clasificando de esa manera como el primer finalista del atletismo cubano en Juegos Olímpicos.

    No fue hasta los Juegos de Amsterdam, Holanda en 1928 cuando otro atleta cubano hizo acto de presencia, y correspondió en esta oportunidad al velocista José "Pepe" Barrientos, quien no pudo superar las eliminatorias de los 100 metros planos. La próxima aparición de atletas cubanos en Juegos Olímpicos se enmarca a Londres, 1948, con Rafael Fortún, Raúl Mazorra y Angel García, de ellos la mejor suerte la corrieron Fortún y Angelito, quienes lograron los séptimos mejores tiempos entre todos los participantes de las semifinales de 100 y 400 metros respectivamente, pero al ser la pista de solo seis carriles, no pasaron a finales; igual suerte corrió Fortún en Helsinki, 1952, Juegos en los que llegó hasta las semifinales, al igual que el relevo 4 x 100 metros masculino, también hubo participación atlética criolla en Melbourne, 1956, (dos atletas), pero como en las anteriores pasaron con más penas que gloria.

    La situación cambió radicalmente a partir de 1959; comenzaba una nueva era para los cubanos no solo en el deporte, sino en toda las esferas de la sociedad, claro el deporte como una expresión de la nueva etapa que se inicia con el Triunfo de la Revolución va dar un salto en todos los sentidos y una muestra de ello fue ya en los Juegos de Roma, 1960, cuando Enrique Figuerola se ubica cuarto lugar en la final de los 100 metros planos.


Tokio 1964, la primera medalla

    Correspondió al propio Enrique Figuerola, un santiaguero de pura cepa, el honor de ser el primer medallista no solo del atletismo cubano en Juegos Olímpicos, sino de todo el deporte revolucionario, al lograr la medalla de plata en los 100 metros planos de una final ganada por el gigante norteamericano Bob Hayes.

    El Fígaro como también se le nombra, ya era un velocista conocido en el mundillo atlético, había ganado los Juegos Mundiales Universitarios de 1961 y 1963 y en este último año también se coronó Campeón Panamericano de Sao Paulo, Brasil, así que esa medalla de plata Olímpica no era fruto de la casualidad, era el inicio de una ruta medallista que se ha mantenido por más de 40 años de bregar en lides mundiales.

    Además en Tokio acompañó a Figuerola como finalista la veloz "Gacela Oriental" Miguelina Cobián, quinta en los 100 metros planos femeninos.


México 1968, los relevos se visten de plata

    Los Juegos de la capital Mexicana, celebrados en condiciones de altura, estuvieron matizados por varios hechos sobresalientes, como fueron los 8.90 metros en salto de longitud de Bob Beamon, los 9.95 de Jim Hines en los 100 metros y los 43.86 segundos en los 400 metros de Lee Evans. Los atletas cubanos para no ser menos y estar a tono con las circunstancias, también materializaron hechos relevantes. Allí la posta masculina de 4 x 100 metros, integrada por Hermes Ramírez, Pablo Montes, Juan Morales y Enrique Figuerola, logró la medalla de plata en dura porfía con la cuarteta norteamericana; su similar femenina integrada por Marlene Elejalde, Fulgencio Romay, Violeta Quesada y Miguelina Cobián, también imitó a los varones y secundaron a las norteñas en el podio de premiaciones; en las pruebas individuales en esa propia final en que Jim Hines rompió el récord mundial, Pablo Montes, llegó cuarto con marca personal de 10.14 segundos, destaca también el quinto lugar de Aurelia "Yeya" Pentón en los 400 metros, así como el octavo lugar de la Gacela Oriental en los 100 metros femeninos. Otro hecho sobresaliente aunque no logró medalla fue el lanzamiento de 80.10 metros de Aurelio Janet en la jabalina.


Munich 1972, Silvia Chivas, imita a Figuerola

    Son los Juegos que están matizados por el atentado a los israelíes en la parte política y las faenas de Valeri Borzov en 100 y 200 metros, que privó de las medallas de oro a los norteamericanos, así como la del finés Lasse Viren en 5 y 10 mil metros.

    Aquí una joven guantánamera de apenas 18 años es la protagonista de la delegación atlética cubana, al ganar medalla de bronce en los 100 metros planos e integrar el relevo de 4 x 100 junto a Marlene Elejande, Carmén L. Valdes y Fulgencio Romay que logran la presea de bronce.

    La Chivas solo fue superada por la alemana democrática Renate Stecher y la australiana Raelene Boyle y en la posta corta Cuba solo cedió ante las dos Alemania, la Federal y la Democrática, sin dudas una excelente actuación, más si se tiene en cuenta que se fueron sin medallas los Estados Unidos, una potencia histórica en estas especialidades.

    Vale la pena destacar también el cuarto lugar de la saltadora de longitud Marcia Garbey, primera y única finalista cubana de esa especialidad hasta la fecha.


Montreal 1976, Juantorena un doblón histórico

    Estos Juegos matizados por la retirada de la totalidad de los países africanos en protesta por la presencia de Nueva Zelanda que mantenía vínculos deportivos con Sudáfrica.

    Ya en el estadio Olímpico de Montreal, otra historia sería escrita por varios atletas; repitió Lasse Viren sus victorias en 5 y 10 mil metros, Valeri Borzov relegado al bronce en los 100 metros, pero nuevamente los Estados Unidos sin medallas; ganador Hasley Crawford, así como la doble victoria de Tatiana Kazankina en 800 y 1500 metros.

    Toda estas historias quedaron plasmadas sobre la pista del estadio de la provincia de San Lorenzo, pero una de la más grandes hazañas del atletismo en Juegos Olímpicos la protagonizó el cubano Alberto Juantorena con sus dos medallas de oro en pruebas tan disímiles como los 400 y 800 metros. Juantorena, hasta ese momento un especialista en la prueba de 400 metros, ya tenía la experiencia de Munich 1972, ubicado entre los 16 mejores del mundo y bajo la tutela del polaco Zygmunt Zabierzowky, se produce el debut en los 800 metros, ganando la final el 25 de julio con récord mundial incluido (1:43.50). Cuatro días más tarde en su especialidad, los 400 metros, se impone con crono de 44.26, una de las mejores marcas del mundo para esa época. Así se materializaba una de las grandes hazañas del atletismo Olímpico, esto le valió para ser seleccionado como el mejor atleta del mundo durante ese año 1976.

    Otros hechos sobresalientes de Montreal fueron la medalla de plata de Alejandro Casañas en los 110 con vallas, el cuarto lugar del triplista Pedro Pérez Dueñas, el quinto lugar del relevo 4 x 100 masculino y los séptimos lugares de María Cristina Betancourt en disco, Dámaso Alfonso en los 400 con vallas y la posta de 4 x 400 metros masculinos, guiada por Juantorena.


Moscú 1980, la Colón, un dardo de 68.40 metros

    Estos Juegos aunque marcados por el boicot de Estados Unidos y sus aliados, no empañaron el notable desempeño de los atletas participantes, así varios fueron los destaques escenificados, como el récord mundial del alemán Gerd Wessig, en salto de altura, las dobles victorias del etiope Mirus Yifter en 5 y 10 mil metros, el alemán Wademar Cierpinski repite en la maratón y los rusos Yuri Sedykh en el martillo y Tatiana Kazankina en los 1500 metros.

    El protagonismo cubano lo encabezó la baracoense María Caridad Colón, al ganar el lanzamiento de la jabalina con récord Olímpico de 68.40 metros, marca que logró en el primer envío; la Colón una joven de solo 22 años, llegaba a estos Juegos juntos a Saida Gumba, Ute Hommola y Ruth Fuss como una de las favoritas, pero con esa explosividad que caracteriza a los cubanos arremetió con todo en el intento inicial, desequilibrando al resto de las competidoras y logrando así la primera medalla de oro no solo para una mujer cubana, sino de toda Latinoamérica.

    No solo la Colón fue la medallista de esta versión Olímpica, otros la acompañaron, con plata la secundaron en 100 metros el bólido cienfueguero Silvio Leonard, quien perdió en final de fotografía ante el inglés Allan Wells y se ubicó cuarto en los 200 metros; nuevamente Casañas logra la medalla de plata en los 110 con vallas, ahora cede en otro espectacular final ante el alemán Thomas Munkelt y la última medalla, esta de bronce la aporta el discóbolo Luis Mariano Delis.

    Una mención especial para Alberto Juantorena quien prácticamente salido del quirófano hacia Moscú, logra el cuarto lugar en los 400 metros planos, la lista de finalistas se completa con Osvaldo Lara, quinto en 100 y octavo en 200 metros.


Barcelona 1992, Martén tan alta como Sotomayor

    Mejor no pudo ser la vuelta de Cuba al concierto Olímpico después de ocho años de ausencia. Nuestro atletismo mostró la mayoría de edad que ha alcanzado y junto a las demostraciones de astros como Carl Lewis, Linford Christie, Kevin Young, Heike Dreschler y Jackie Joyner entre otros, también brindó espectáculo y colorido a la cita catalana.

    En una competencia táctica el Rey de las alturas, Javier Sotomayor se empinó primero sobre los 2.34 para conquistar así su título de monarca Olímpico, ante adversarios de gran calidad como lo fueron el sueco Patrik Sjöberg y el norteamericano Hollis Conway. Sotomayor, quien ya por esa época ostentaba el récord del mundo, era uno de los favoritos para imponerse en la cita barcelonesa y así lo materializó.

    La otra presea de oro del atletismo cubano la logró la lanzadora de disco Maritza Martén, esta morena criolla se convirtió en la primera mujer de un país en vías de desarrollo en ganar un título Olímpico en esta especialidad y para ello tuvo que enviar el implemento hasta los 70.06 metros superando a calificadas rivales como la búlgara Tsvetanka Khristova y la australiana de origen rumano Daniela Costean.

    La comitiva medallista del campo y pista cubano se completa con la presea de plata de la posta de 4 x 400 masculino, integrada por Lázaro Martínez, Héctor Herrera, Norberto Téllez y Roberto Hernández, las medallas de bronce correspondieron a saltadora de altura Ioamnet Quintero, el discóbolo Roberto Moya, la "Tormenta del Caribe" Ana Fidelia Quirot y el relevo de 4 x 100 metros masculino.

    Los Juegos de Barcelona, representan hasta el momento la mayor cosecha de medallas y finalistas en citas Olímpicas, con dos de oro, una de plata y cuatro de bronce, y 22 ubicaciones dentro de los ocho primeros lugares. Aquí se inicia con un meritorio cuarto lugar el saltador de longitud Iván Pedroso, en su única* confrontación con el astro Carl Lewis.


Atlanta 1996, las piernas de Ana y de Yoelbi

    En los Juegos del Centenario la representación criolla a pesar de asistir con la más amplia delegación a estas citas, no logró una destacada actuación y esta se enmarcó a solo dos medallas una de plata y una de bronce, con diez finalistas; no se lograron medallas de oro, cosa esta que no sucedía desde los Juegos de Munich, 1972.

    Una mulata santiaguera salía como favorita para la medalla de oro, su nombre Ana Fidelia Quirot, que ya era titular mundial del año anterior y se encontraba en excelente forma para lograr el ansiado premio, la final fue una de esas emocionante carreras, una lucha tenaz entre la rusa Svetlana Masterkova, la mozambicana María Mutola y la criolla. Ana Fidelia en una carrera táctica, siempre se cuidó de la Mutola y por fuera se le escapó Masterkova, se le esfumaba de esta manera la última posibilidad de lograr la presea Olímpica, pero como ella misma expresó - para mi vale tanto como la medalla de oro - era el premio al esfuerzo realizado.

    La otra presea cubana, un meritorio bronce de Yoelbi Quesada en salto triple, ganado en dura lucha contra el norteño Kenny Harrison y el inglés Jonathan Edwards; con esta medalla de bronce y el título mundial que logró en Atenas al año siguiente, completaba así Yoelbi la terna de medallas en cada una de las competencias más importantes: Mundial Juvenil, Mundial de Mayores y Juegos Olímpicos.

    Otras destacadas actuaciones corrieron a cargo de Norberto Téllez en los 800 metros, cuarto en un fenomenal sprint final que lo llevó a romper el añejo récord nacional de Juantorena (1:43.44), Téllez marcó esta vez 1:42.85; el sexto lugar de Iván García en los 200 metros en una final histórica, matizada por el récord mundial de Michael Johnson de 19.32 segundos; los cuarto y quinto lugares de las jabalinistas Isel López y Xiomara Rivero respectivamente, los quinto y octavo lugares de los vallistas Emilio Valle y Erick Batte y el sexto lugar del relevo 4 x 100 masculino.


Sydney 2000, la gloria de Iván y Anier

    Hasta la lejana Australia, se corrieron los atletas de la familia Olímpica para regalarnos estupendas demostraciones, allí Michael Johnson en su despedida, ganaba los 400 metros planos, con antelación a los juegos Marion Jones anunció la conquista de cinco títulos Olímpicos, anuncio este que se convertía ya en Sydney en dos medallas de oro y dos de bronce.

    En la bella Sydney el mejor saltador de longitud de finales del pasado Siglo, protagonizó una de esas batallas a que nos tiene acostumbrado y al verse superado por el local Jai Taurima en el quinto intento, lo realizó todo perfecto en la sexta y última oportunidad para estirarse hasta los 8.55 metros y dejar estupefactos al propio Taurima y a los miles de aficionados que colmaron esa noche el Estadio Olímpico de Sydney, no debía ser de otra manera para Iván Pedroso; cuarto con apenas 20 años en Barcelona 1992 y sin posibilidades en Atlanta 1996 (debido a la lesión), era su gran oportunidad y no podía dejar pasar.

    La otra epopeya la materializó Anier García en los 110 con vallas, en dura porfía con los norteamericanos Terrence Trammell, Mark Crear y Allen Johnson, a quienes relegó a posiciones secundarias. Anier, que había tendido una temporada excelente, se presentó en Sydney de una forma impresionante y siempre fue progresando en la medida en que pasaban las rondas, la final fue una carrera donde el cubano lo realizó todo a la perfección, esto le permitió acceder a la victoria con tiempo de 13.00 segundos, récord nacional y uno de las mejores marcas de todos los tiempos.

    Esta actuación de estos dos colosos criollos fue secundada por las medallas de plata de Javier Sotomayor, que a punto estuvo de colgarse su segundo oro Olímpico; Yoel García en le salto triple con una actuación de leyenda, logró la plata en el sexto intento; las medallas de bronce se las colgaron al cuello la joven jabalinista Osleidys Menéndez y lo integrantes del relevo 4 x 100 metros masculino.


Finalistas del atletismo cubano en Juegos Olímpicos


  • Se enfrentaron también en Atlanta 1996, pero Iván no estaba en plenitud de facultades debido a la lesión sufrida meses antes.

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