Primer ajedrez de Buenos Aires | |||
Lic. En Psicología Trabaja en relación a los juegos, realizando talleres de juegos en distintas instituciones. Dicta materias y seminarios en la carrera de ludotecario del Instituto Yuguets, en Buenos Aires |
Fernando Auciello fauciello@hotmail.com (Argentina) |
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http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 10 - N° 73 - Junio de 2004 |
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"Cada época proyecta su propio mundo y escoge sus propios juegos"
F.J.J. Buytendijk¿Cuáles ha sido nuestro primer juego de ajedrez? Tratemos de contestar esta pregunta. Lamentablemente no se encuentra existencia de no sólo ningún juego de época tan remota, ni siquiera ha llegado hasta nuestros días una pieza de aquellos primeros juegos. Nuestros primeros juegos de ajedrez debieron ser usados con la llegada misma de los conquistadores, posiblemente Pedro de Mendoza haya traído alguno, la refundación de Garay no debe haberse privado de la llegada de algunos otros juegos de ajedrez. Tal vez debamos esperar que alguna excavación fortuita, o motivada, alguna vez nos permita tener estos objetos otra vez entre nosotros. Ante esta situación no nos queda más que la información documental, que ya ha sido más que referida por nuestros autores.
Viale Avellaneda se ha preocupado por el tema, en su artículo "El ajedrez en el nuevo mundo - Su iniciación en la Argentina" nos brinda algunas señales. "Con la dominación de España por los moros aparece la introducción del ajedrez en la Península, llegando a difundirse de una manera asombrosa, y así, cuando ocurrió el descubrimiento de América, el saber mover las piezas de un tablero llegó a ser como patente o pasaporte de cultura social para todo el que al Nuevo Mundo venía investido con cargo de importancia." Para ilustrar este aserto nos refiere la historia que el secretario de la Reina Isabel, Hernando del Pulgar, nos cuenta sobre el decisivo juego de ajedrez, que derivó en la financiación de tan exitoso viaje.
Sigue dicho artículo con la referencia a Ricardo Palma. La presencia del libro de Ruy López, hasta su reemplazo por el libro de Philidor en la Lima de 1845. La historia del primer arzobispo de Lima, Fray Jerónimo de Loaysa, este devoto ajedrecista que junto a un oidor, de no haber sido sustituidos, habrían perdido la campaña contra el revolucionario Hernández Girón. "El uno a jugar y el otro a dormir..." No sería la primera vez que el juego desatiende las obligaciones.
Luego el turno de Atahualpa, el rey inca asesinado el 29 de agosto de 1533, tres años antes de la llegada de Pedro de Mendoza a nuestra ciudad. Haciéndose eco de Palma y la tradición popular, vislumbra al inca en prisión jugando ajedrez con sus captores, y perdiendo la vida por su buen juego que torció el voto de Riquelme.
Entonces el ajedrez en Argentina, en este sentido no podemos ir mucho más allá de la época independentista, y con razón, ya que el autor ha tomado el inicio en Argentina. La fecha más remota es 1819, el lugar, el Café de los Catalanes, instalado hasta 1900 y monedas en la esquina de Cangallo (hoy Perón) y San Martín; los juegos, ajedrez y billar; los jugadores, Bernardino Rivadavia jugaba con Florencio Varela, haciendo de pato su entendida mujer doña Justa Cané de Varela, y también el General Paz, el General Lavalle, cuyo ajedrez fue donado al Museo Histórico Nacional por su hija Doña Dolores Lavalle. Se refiere un ajedrez y 22 piezas donde están escritos los nombres de los jugadores antes citados entre otros. Observamos luego que el estilo café dio paso a "los primeros centros comerciales, sportivos y sociales", surgiendo así los clubes. San Martín 44, el Club del Progreso, el Germanía Club, el Club Alemán, San Martín 111, década de 1850. Drago jugaba a ciegas varias partidas en el club del Progreso, casado con Delfina Mitre, bien enseñada en el juego por su padre Bartolomé. Muy reciente información teniendo en cuenta la época que queremos vislumbrar.
Nuestro objetivo es hablar del primer juego de ajedrez en Buenos Aires, y como Viale Avellaneda, trataremos de identificar los juegos, los lugares, las personas y las fechas. Aportemos así al fundamento de un uso que ha llegado hasta nuestros días.
El autor para desentrañar la incógnita es Raúl Molina, el texto, "Los juegos de "truques" y de "ajedrez" se practicaban en grande escala en el Buenos Aires de 1600". A través de pleitos y escrituras el autor anoticia de la existencia de una mesa de truques, tres pares de bolas, ocho tacos y seis tableros. La casa en disputa había sido de Simón de Valdez, Tesorero de la Real Hacienda en la ciudad de La Trinidad, nuestra futura Buenos Aires. Se ubicaba en la esquina SE de Alsina y Bolívar. En la escritura de venta decía "en la segunda cuadra de la traza, lindando con tierras y casas de Da. Luisa de Guzmán, y por la otra calle, en medio con Juan de Vergara". Nuestro primer Tesorero actuó en la segunda década del siglo XVII. "...fue Simón de Valdez, un inquieto desgraciado tesorero de la Hacienda Real, que además de robar a su majestad, inicio la primera casa de juego en la ciudad, que instaló en su casa, con naipes, dados, billar y ajedrez, cuya "coima" al decir de sus coetáneos, "cobraba con el mayor desenfado".
Se mencionan seis tableros que al autor le hacen pensar en el ajedrez y las damas, ambos juegos muy expandidos para aquellas épocas. Incluso se anota el mobiliario de aquella sala de juego, asientos de tabla, dos bufetes; los dos o tres pesos que producía por día, cobrados "así de mesa como de tablero", teniendo en cuenta que la mesa le costo a nuestro Tesorero luego caído en desgracia 2000 pesos. Y un dato interesante, en la declaración del expediente de Cristóbal González: "...un testigo vió, no sin asombro, que jugaban dos indios". Podrían haber sido los caciques Bagual, Tubichamini, o D. Bartolomé, para la imaginación del autor, apoyado por el Obispo y el mismo gobernador que aseguraban "...concurrían a las doctrinas de la ciudad, donde además de aprender música e historia sagrada, andaban sueltos y se les veía diariamente en la ciudad".
Sucintamente dejamos anotado lugar, fecha, cantidad de juegos, dueños y jugadores en nuestra ciudad. Nuestro autor no termina su articulo sin antes hacer mención de la destrucción a martillazos de aquella mesa de truques, ese protobillar; y de una memoria de "...un tablero muy rico del juego de ajedrez, de damas, y tablas reales...", legado por D. Pedro de Rojas y Luna al Gobernador de Buenos Aires Martínez de Salazar, en 1667. Fecha muy moderna considerando que sucede casi un siglo después de la segunda fundación de nuestra ajedrezada ciudad.
Veamos cómo aderezar esta primigenia presencia del juego de ajedrez en nuestra ciudad.
El Padre Jesuita Pedro Grenón. En sus "Juegos Coloniales" nada dice con respecto al ajedrez, sí menciona las bolas de marfil, que supone pertenecían al juego de billar, y que nosotros ya sabemos que seguramente el juego era de truques. También anota "un tablero de tablas con tablas de marfil". 1606, 1615, 1640, Córdoba; si bien no se trata de Buenos Aires, observamos la presencia de marfil en los tableros de tablas, que era el backgammon, y que presumiblemente podía componer nuestros primeros ajedreces, si es que nuestra ciudad de la Trinidad en el puerto de Santa María de los Buenos Aires, copiaba a Córdoba sus usos.
No dejaremos a este inquieto Jesuita sin pasar por las escrituras de no jugar, que si bien no se referían al ajedrez, por ser este un juego permitido, revelan algo del carácter de aquellos primigenios jugadores. Bernabé Calderón el 20 de agosto de 1633 expresa según escritura: "...ha muchos días que anda juguete así de espíritu como de cuerpo; cuyas inquietudes le trae el juego por perder el tiempo y la hacienda", para luego comprometerse a no jugar por dinero por el lapso de tres años "...a ningún juego de naipes ni dados; excepto las tablas reales; que este juego reserva para su entretenimiento".
Zapata Gollan, "Juegos y Diversiones Públicas", esta vez tratando de desentrañar el pasado lúdico de Santa Fe. Refiere la primera timba en el Río de La Plata, causa de la pérdida del fuerte de Sancti Spíritus. El Capitán Gregorio Caro fue el primer jugador empedernido en estas comarcas. Claro que otra vez era la responsabilidad de los dados o naipes, que por eso estaban expresamente prohibidos. Incluso Felipe II, que es el Rey que corresponde a la época de nuestros primeros ajedreces impone nuevas penas para quien juegue con dados.
Con respecto al ajedrez, toma la historia documental en España, recuerda aquello de Lucena y poner al jugador para que lo perjudique la sombra según la luz, y repite la cercanía del marro de punta, las damas, con la presencia de los ajedreces. Juego el de las damas que iba con parejo desarrollo para la época. No olvida la presencia de mesas de truques ni de casas de juegos.
Citemos otra dimensión que pudo estar presente en aquellos días, "Dechado de la vida Humana. Moralmente sacado del juego de ajedrez", se pasa en este libro de la forma e historia del juego y las piezas al desempeño que deben tener las partes del reino, de las consideraciones de la pobreza y la justicia, al sentido de los oficios. Este libro traducido por el Licenciado Reyna y editado en Salamanca en 1544, repite el estilo de los libros de la época, en los que se trataba siempre de hacer un paralelismo entre el juego y la recta manera de ser.
Francisco Vindel en sus "Solaces Bibliográficos" piensa que esta obra ha sido inspirada en Jacobo de Cesulis. Entramos así en el recuerdo de las obras publicadas en los años fundantes de nuestra ciudad. En 1561 se publica en Alcalá de Henares la obra de Ruylópez de Segura, Francisco Vindel nos aclara: "A este autor se le juzga como el padre de la teoría del ajedrez, porque razona las jugadas, cosa que los demás autores no hicieron más que indicar." No desprecia los consejos de Lucena, que después de todo hacen al juego. En los mismos años que nuestro Tesorero en el tiempo libre que le dejaba el contrabando de esclavos jugaba seguramente ajedrez, entre otros juegos, Gustavo Seleno traducía al alemán la obra de Ruy López, que se reeditará en 1616 en Leipzig, y luego en Frankfurt, y luego en Erfurt. Italia y Francia no esperaron tanto.
De esta manera queremos verificar que de haber existido el juego, el juego que se jugaba no debió ser muy distinto al que jugó Ruy López, al menos en sus reglas.
Rodrigo Caro, en sus "Días geniales o lúdricos", como siempre demostrando todo su conocimiento sobre la historia clásica de los juegos, trata del juego de damas y ajedrez, Y refiriéndose al ajedrez menciona los dos libros antes citados, y un comentario de ese libro nos daría un completo compendio de libros de ajedrez editados en la época, que nos excusamos de citar.
Recuerda Pedro de Covarrubias que Santo Tomás bautiza los juegos en tres tipos, el espiritual, el humano y el diabólico; devoto el primero, recreativo el segundo, el tercero feo. En el cuarto capítulo de la Primera Parte de su "Remedio de Jugadores", editado en Salamanca en 1543 trata del juego del ajedrez, tomándolo como juego humano y licito, "...juego de genio y de industria provechoso no solo para huir del tedioso y triste ocio, mas también para contemplar lo que significa y tomar aviso...". Otra vez se repite el usar al ajedrez en sus piezas y movimientos con el correcto ser de la administración, "...a la parte del corazón se pone la más conjunta por amor, como leal consejera y callada secretaria, sobre la común condición de las mujeres." Finalmente el tema será poder regir los juegos y las formas de divertirse.
Fray Francisco de Alcocer en su "Tratado del juego", apunta hacia la misma cuestión. Pelota, bolos, argolla, ballesta, bolear, ajedrez, jugar cañas, justar, correr, etc. son los juegos de ciencia e industria humana. Similar al anterior, hasta terminarán rigiendo que no puede ser apostado un cáliz, ya que de ser perdido habrá que devolverlo.
Menuda ciencia la de estos sabios que debían regir cuestiones de apuestas sobre formas y pasiones de difícil definición.
Antes de terminar este breve ensayo quisiera compartir con el lector tres últimos aspectos.
El primero Zoilo Caputo, "El arte del estudio de ajedrez". Recomendable libro para profundizar los temas ajedrecísticos de nuestra época, lo traigo a ustedes para pensar los problemas de apostar. Si bien ya para el tiempo que indagamos habían caído en desuso, yo creo que nuestra ciudad hubiera estado encantada al reflotarlos, como los buques de arribada cuya decomisada carga introducían de forma "legal" en la colonia. ¿Si Ruy López seguía los consejos del sombreado de Lucena, por qué no se irían a seguir los problemas de apostar? El comentario de Lucena aclarará qué significa un problema de apostar: "Esto empero entendiendo que el peón negro viene hacia vos y ha de jugar el rey negro por fuerza y así es mate. Más no haciendo caso del peón y teniendo vos el negro si el otro toma el blanco podriedes jugar una casa del peón y no se puede dar mate..."
El segundo Olaf Holm. En su artículo sobre el Taptana o ajedrez de Atahualpa pulveriza todas las hipótesis que aseguran que el conquistador jugó ajedrez con el último inca. Motivos publicitarios de los historiadores de la época han querido una y otra vez blanquear el asesinato. Demostraban hasta en imágenes al inca engrillado jugando con el conquistador, sin embargo el juego era un taptana, del mismo origen ecuatoriano que Atahualpa. Sin embargo nuestro informe recuerda a dos indios jugando, tal vez ajedrez, en dicha sala. ¿Quiénes eran? ¿Y cumplirá el ajedrez similar función?
Tres reducciones existían en la Ciudad de la Trinidad a principios del siglo XVII, la del río Areco del cacique Bagual; la del río Santiago, a 18 leguas de la ciudad, del cacique Tubichaminí. Finalmente la del cacique "don" Bartolomé en Areco. Como dato anecdótico agregamos que la hija de Tubichaminí estaba casada con Bagual. La considerable relación económica existente entre estos grupos y la ciudad, y el avanzado desarrollo lúdico de los grupos aborígenes, nos hace pensar que este testigo vio jugar a estos caciques que eran los referentes de sus comunidades. No sería así según la seguridad del Obispo y el Gobernador que podrían estar usando este juego "humano" para demostrar el buen trato dispendiado, como el recibido por Atahualpa. Viene en razón del alzamiento que aparentemente protagonizó Bagual en 1609 asesinando a cinco vecinos, demostrando que los excesos de la represalia podían no escatimar en publicidad, y a veces hasta sin necesidad de causa.
Finalmente Dimitru Taraoiu, "El Ajedrez en Pos del Sol". Este autor que tanto nos ha enseñado sobre los diversos tipos de ajedrez, sobre las biografías de algunos jugadores, sobre Macedonia, refiere el artículo de Raúl Molina, también no se le escapa Viale Avellaneda, tributa al no igualado José Pérez Mendoza. Construye así la filiación de intereses y el seguimiento de este juego en nuestra ciudad.
Como último detalle nos enteramos que Raúl Molina, el eximio historiador, era un apasionado jugador de ajedrez, fundador del Club Argentino, contribuyente para la compra de su sede. Siendo su padre ministro de Hacienda.
Bibliografía
Alcocer Fray Francisco de, "Tratado del juego". Salamanca.1558.
Caputo Zoilo, "El arte del estudio de ajedrez", Ediciones Eseuve. Madrid. 1992.
Caro Rodrigo, "Días geniales o lúdricos" , Espasa-Calpe Ed. Madrid.1978
Covarrubias Pedro de, "Remedio de Jugadores", Ed. Juan de Iunta. Salamanca.1543.
Grenón Pedro, "Juegos Coloniales". Córdoba.1924
Holm Olaf, "Taptana o el ajedrez de Atahualpa: a los 425 años de Cajamarca", en "Cuadernos de Historia y Arqueología". Guayaquil. Diciembre de 1958
Molina Raúl, "Los juegos de "truques" y de "ajedrez" se practicaban en grande escala en el Buenos Aires de 1600" , en Rev. "Historia" . Buenos Aires. Enero-Marzo de 1956
Reyna Martín, "Dechado de la vida Humana. Moralmente sacado del juego de ajedrez". Salamanca. 1544.
Taraoiu Dimitru, "El Ajedrez en Pos del Sol" , en Rev. "Ajedrez". Buenos Aires. Marzo de 1972.
Torre Revello José, "La sociedad colonial" , Ediciones Pannedille. Buenos Aires. 1970
Viale Avellaneda J., "El ajedrez en el nuevo mundo - Su iniciación en la Argentina", en Rev. "El Ajedrez Americano".
Vindel Francisco, "Solaces Bibliográficos", INLE Ed. Madrid. 1942.
Zapata Gollan Agustín, "Juegos y Diversiones Públicas". Santa Fe. 1973.
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digital · Año 10 · N° 73 | Buenos Aires, Junio 2004 |