Un desafío al complejo deportivo-industrial: ciencias humanas, apoyo y servicio |
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Profesor de Sociología del Deporte y ex Presidente de la Asociación Internacional de Sociología del Deporte 2002-2004 |
Joseph Maguire j.a.maguire@lboro.ac.uk (Gran Bretaña) |
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Publicado en la Revista Europea de Educación Física, 2004 Traducción: Rafael Bordabehere, ururafa@adinet.com.uy |
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http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 10 - N° 71 - Abril de 2004 |
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Un desafío al complejo deportivo-industrial: ciencias humanas, apoyo y servicio
Bertold Brecht escribió "El gran deporte comienza donde termina la salud" (citado en Hoberman, 1992: 1). Los científicos del deporte deberían tener muy en cuenta esta advertencia, aunque muy pocos lo hacen. Desde una perspectiva sociológica, resultaría poco sabio pasar por alto los beneficios (físicos, emocionales, sociales y culturales) asociados a la performance y los logros deportivos, incluyendo algunos ejemplos extremos como el del explorador noruego Roald Admunsen o la deportista náutica británica Ellen MacArthur. Utilizar al deporte como medio para descubrir al héroe que hay dentro de nosotros parece ser un componente de la búsqueda de significado (Maguire, et al 2002). En este texto, sin embargo, me propongo responder a dos preguntas formuladas por Hoberman (1988: 0.325): "¿Por qué el mundo eligió al deporte competitivo y no a la danza expresiva como su cultura física predominante?" y "¿Qué es lo que hace al cuerpo moderno una máquina de eficiencia en lugar de un tipo de diferente de cuerpo?"
Una respuesta posible a la primera interrogante puede ser encontrada en la aparición y difusión del deporte mundial (Maguire, 1999) y, dentro de ese contexto, una serie de procesos claves pueden revelar cómo esa "elección" fue altamente estructurada. A menos que esa elección sea confrontada, las culturas que se refieren al cuerpo se mantendrán encasilladas dentro de los parámetros del deporte de competición. En relación a la segunda pregunta, un examen de lo que he llamado el 'complejo deportivo-industrial' revela la aparición e implicancias de lo que se ha constituido en la forma corporal predominante. Indiferentemente del mérito que le quepa a esta cultura, lo que sí queda claro es que ha surgido a expensas de la pérdida de otras culturas del cuerpo y de la marginalización de otras ópticas referidas a la Educación Física y las Ciencias del Deporte (Crum, 1999). Este texto desafía algunos aspectos del complejo deportivo-industrial y, al hacerlo, propone considerar al "desarrollo humano" desde un punto de vista diferente.
La búsqueda de la eficiencia en la performance deportiva está dañando al individuo en aspectos de orden antropológico, científico natural y sociológico. Y también lo hace sobre el deporte, las ciencias deportivas y la humanidad como un todo (Heinilä, 1984/1998; Hoberman, 1988, 1992; Sage, 1993; Ingham, 1997; Ingham & Lawson, 1999; Ingham, et al, 2002). Mientras es importante describir lo que se ha dado en llamar el 'malestar actual', también lo es el hecho de trazar una ruta alternativa basada en un mapa que ponga su énfasis en el desarrollo humano. Por razones que tienen que ver con los fundamentos de las ciencias, el apoyo existente y el compromiso de servicio dentro de un período de globalización intensificada, se vuelve necesario reconfigurar la naturaleza y alcance de las ciencias del deporte.
Sin embargo, de la misma forma en que el complejo militar-industrial domina los procesos amplios y globales de su actividad (y del academismo en particular), quienes apoyan al complejo deportivo-industrial puede estar buscando frustrar las posibilidades alternativas a ese mundo deportivo. Como resultado de ello, los académicos permanecerían confinados al mundo de las medallas y los juegos olímpicos; los científicos del deporte se tornarían tecnócratas y los atletas simples piezas de la maquinaria. Si no podemos pensar más allá del estado presente del juego, el proceso globalizador del deporte internacional, sobre el cual Heinilä dirigió nuestra atención, nos envolverá irremediablemente. Por ello este texto es una intervención, un intento de proporcionar un camino alternativo para las ciencias del deporte y los mundos deportivos futuros (Maguire, et al 2002).
Antes de bosquejar el planteamiento alternativo al modelo de eficiencia actual, permítaseme considerar cómo el estado actual del juego ha llegado a estas instancias y, al hacerlo, contestar la pregunta interpuesta por Hoberman.
Haciendo el deporte de marcas actualEl deporte de marcas ha traspasado los límites anglo europeos y, a través de los siglos, ha emergido como parte de la cultura global. Tanto las estructuras como las culturas, las relaciones y los significados del deporte de marcas están delimitados por las relaciones de poder existentes entre y dentro de grupos, sociedades y civilizaciones. Este hecho está atado a ese proceso de globalización que ha tenido un impacto significativo en nuestras vidas, culturas y medio ambiente.
Algunas cuestiones, referidas a las causas y consecuencias, costos y beneficios, perdedores y ganadores en el proceso global, emergen. Puede argumentarse que el deporte de marcas es la cultura lúdica del cuerpo que predomina. El proceso de globalización ha generado homogeneidad. Sin embargo, juegos tradicionales locales aún sobreviven, aunque bajo formas residuales, y hay una aparición continua de formas culturales deportivas nuevas que desafían la posición hegemónica del deporte de marcas. Aquí también se observan evidencias de heterogeneidad. En otras palabras, las culturas lúdicas del cuerpo están signadas tanto por una disminución en los contrastes como por un incremento en su variedad (Maguire, 1999).
Existen varias explicaciones alternativas para este hecho de la creación del deporte moderno (Dunning, 1986; Elias y Dunning, 1986; Gruneau, 1988). Allen Guttmann (1978) ha aportado una teoría coherente fundamentada en el análisis weberiano. Guttmann ha identificado siete características del tránsito desde el "rito a la marca" que ha sufrido el deporte: secularización, igualdad de oportunidad, especialización, racionalización, organización burocrática, cuantificación y la búsqueda del récord. Chris Rojek, en un trabajo temprano sobre figuración (1985), identificó cuatro características de la práctica del deporte moderno: privatización, individuación, comercialización y pacificación. Basados en el trabajo tanto de Guttmann como de Rojek, podemos identificar una serie de procesos estructurados que han permeado la aparición, difusión y estado actual del deporte moderno y las ciencias del deporte. Esto requiere un poco de elaboración.
Una serie de procesos estructurados que caracterizan al deporte mundial de marcas ha ganado en intensidad a lo largo de los últimos tres siglos (Maguire, 1999). Tales procesos han moldeado las sucesivas fases u olas de deportivización que enmarcan el desarrollo del deporte mundial (1). Este proceso fluyó desde una mezcla compleja de acciones sociales deliberadas hacia unas consecuencias no deseadas. Es importante hacer notar que, mientras que el alcance de estos procesos estructurados varía en el tiempo y el espacio, hoy en día constituye una tela muy bien urdida (la del deporte moderno de marcas) que proporciona el contexto adecuado dentro del cual se puede experimentar el deporte global, la ciencia del deporte y demás aspectos de la cultural del cuerpo (véase Ingham, 1999). Aún más: el patrón de desarrollo de esas etapas estructuradas refleja y refuerza las relaciones preexistentes de poder entre los grupos establecidos y los grupos externos dentro de una sociedad en particular (Elias & Scoston, 1965/1994). Permítaseme destacar los elementos centrales de esos procesos estructurados que corren a través de las etapas ya identificadas:
La aparición y difusión del deporte de marcas ha sido testigo de una declinación de las culturas del cuerpo locales, tanto en occidente como en el mundo no-occidentalizado. Indiferentemente del tiempo o la sociedad considerada, el impacto del deporte de marcas ha producido una marginalización de los juegos locales. Aunque estas prácticas no han desaparecido por completo y, en algunas sociedades, están teniendo un nuevo empuje, la tendencia general respecto a estos juegos es a mantenerse como culturas del cuerpo en forma residual (Renson, 1998).
Dado que el deporte moderno fue diseñado por y para hombres, no debería sorprendernos el hecho que tales prácticas respondan a una ideología de género. En los corrillos del poder (tales como FIFA y COI) los hilos aún son manejados por hombres (Hargreaves, 1994).
Concomitantemente con la globalización del deporte de marcas, presenciamos la evolución de un juego de prácticas destinadas a desarrollar el cuerpo de los niños de escuela. Aquí es posible rastrear los cambios entre las prácticas de los siglos XIX y XX a través del 'drill' (formas europeas de gimnasia, danza, entrenamiento físico y educación física) hasta llegar a las formas deportivas de finales del siglo XX tales como estudios del movimiento humano, ciencias del deporte y estudios kinesiológicos (Kirk, 1998; véase también Tinning, 1997). El Estado, a través de sus políticas deportivas obligatorias, ha jugado un rol activo en el establecimiento del deporte mundial.
Desde el comienzo y hasta llegar a las manifestaciones de alta tecnología actuales, el deporte de marcas ha reflejado y reforzado la medicalización, cientifización y racionalización de la expresividad humana. El atleta es visto progresivamente y cada vez más como una máquina eficiente y estimulada, apoyando una ética del deporte asociada a la 'performance mejor'. La lógica implícita puede estar llevando al atleta hacia la modificación genética y la coexistencia con el hombre 'cyborg' (x) (Berryman & Park, 1992; Hoberman, 1992).
El impacto del deporte mundial ha sido no solo sobre los hábitos de la gente sino también sobre su medio ambiente. A lo largo del tiempo y a medida que las prácticas deportivas varían de pequeña a gran escala, de baja a alta intensidad, de materiales 'naturales' a sintéticos, el atleta, el espectador y los trabajadores se tornan consumidores de recursos escasos que amenaza el medio ambiente. La necesidad de proclamar a los Juegos Olímpicos de Sydney como "juegos ecológicos" apoya la idea de sustentabilidad con la que nos enfrentamos hoy y, si las tendencias actuales se confirman, nos abrumará en el futuro (Maguire et al, 2002).
La difusión del deporte moderno es el reflejo del balance de poder existente entre y dentro de naciones. Hasta el presente, la élite de poder del deporte no solo ha mantenido su vigencia sino que se ha asociado con representantes de las grandes compañías. Esto incluye a los gurúes de los medios de comunicación, personal de marketing y representantes de las compañías transnacionales (Miller et al, 2001). Las demandas por controles democráticos, transparencia y balances económicos están aún insatisfechas, a la vez que los académicos del deporte son mantenidos fuera de los procesos de las políticas deportivas.
Tanto en el proceso de creación como en su formación ulterior el deporte ha sido testigo del refuerzo de las inequidades mundiales dentro de Occidente y entre ese Occidente y las sociedades no-occidentalizadas. Aquí cuestiones relativas al poder cultural y a las luchas de civilización están en primera línea (Maguire, 1999).
Estas son algunas de las formas estructuradas del proceso a través del cual la gente experimenta el deporte y que ayudan a comprender porqué el deporte moderno y las culturas del cuerpo han evolucionado en la forma que lo hicieron. El énfasis puesto en alcanzar marcas ha estado fuertemente ligado y reforzado por una búsqueda de la excelencia corporal impregnada del concepto de "mejor performance". La búsqueda por tal performance se relaciona con el concepto de "superhombre", una performance tan grande que eclipsa los esfuerzos de los "simples mortales". Aunque ha variado en intensidad, tanto en el tiempo como en las diferentes sociedades, esta subcultura está también marcada por procesos de racionalización y cientifización. La muestra más eficiente y técnicamente competente ha de ser desarrollada para producir la "performance óptima". Los laboratorios alrededor del mundo buscan este santo grial.
A medida que la investigación de las ciencias del deporte surgía desde las sombras de la Educación Física bajo la forma de ejercicio fisiológico, biomecánica y psicología del deporte, el estado y las organizaciones deportivas fueron apareciendo y desarrollándose progresivamente. La investigación sobre las ciencias del deporte, muy cercana a esos agentes, han tendido a reflejar las demandas del deporte competitivo (el deporte de marcas y todo lo relacionado con "el ganar" - véase también Voy, 1991). Esto no debería sorprendernos. Tal como Alvin Gouldner apuntó en su discusión acerca de las conexiones entre ideología y tecnología:
Los elementos científico-racionales de las organizaciones burocráticas permanecen encapsuladas dentro de intereses no racionales, no científicos, políticos y económicos y están limitados por ellos. La experiencia científica y tecnológica racionaliza y legitima, de esta manera, solamente aquellos medios utilizados para alcanzar las metas establecidas por la organización, pero no las metas en sí mismas... Aún considerando los aparatos estatales modernos más burocratizados, ciencia y tecnología operan dentro de los límites establecidos por la ideología y los intereses. (Gouldner, 1976: p 241).
El complejo deportivo-industrial opera de esa manera y ello es evidente. Al analizar el proceso de deportivización a través del tiempo, puede observarse, de una sociedad a la próxima, que en el proceso de desarrollo de las ciencias del deporte tanto la investigación sobre el bienestar del ser humano como la calidad de la experiencia deportiva y los valores estéticos han sido obviados. Otros elementos de esta subcultura, tales como la racionalización y la cientifización, están fuertemente conectados a este proceso de marcas deportivas. Esos elementos están presentes en procesos más amplios (Elias, 1995). A través del tiempo, los procesos de deportivización han estado marcados por un alto grado de especialización. Los deportistas se han inclinado progresivamente a participar en un solo deporte y, dentro de él, se han especializado de acuerdo a posiciones o tareas. Las demandas de los deportes de marcas elitizados se han incrementado en tal proporción que la profesionalización se ha constituido en un elemento recurrente en la dirección indicada, en cada deporte, en diferentes sociedades y en diferentes períodos (Ingham, 1999; Maguire, 1999). Permítaseme considerar cómo la historia se relaciona con el presente.
El estado mundial del juego. Eficiencia en la performance y búsqueda del éxitoDiferentes disciplinas se han convertido en características establecidas del desarrollo de las ciencias del deporte. Biomecánica, fisiología del ejercicio y psicología deportiva se mantienen como parte constitutiva de los grupos establecidos dentro de esta subdisciplina. La sociología del deporte se ha mantenido fuera desde el desarrollo de las ciencias del deporte o kinesiología. En un sentido, esto fue deliberado de parte de los sociólogos y también de los científicos naturalistas. Desde el cambio que sufrió la educación física, la búsqueda por respetabilidad residió en adherir a puntos de vista científicos particulares, en esencia, rigor y seguridad estadística al estilo 'popperiano'. El hecho de lucir una túnica blanca es parte del manto de respetabilidad. De esta manera, quienes apoyan la medicina deportiva y los científicos sociales podrían tener más oportunidad, o eso creyeron, de ser reconocidos como científicos académicos (Elias, 1971, 1974). Este es un proceso muy común en el mundo académico que a los científicos establecidos les ayuda a crecer (y algunas veces decrecer) en poder e influencia (Elias, 1982, 1987b). La filosofía del deporte junto a la educación física constituyen buenos ejemplos de áreas que han sido deliberadamente dejadas de lado de esos temas.
Lo que importa en materia de ciencias deportivas se relaciona con lo que interesa en una 'ética del deporte'. Ello no solo refuerza la marginalización de las ciencias sociales sino que asegura que las ciencias del deporte no alcancen su potencial en el ámbito académico. Este tema será abordado nuevamente en ocasión de describir una agenda alternativa para estos temas (véase también Ingham et al, 2002). La ética del deporte no es tan solo un conjunto abstracto de principios desarrollados por filósofos de sillón. La ética deportiva refleja el estado actual de la práctica del deporte. Además, tanto la enseñanza de las ciencias del deporte como la investigación están consideradas implícitamente en esa concepción. Pueden identificarse cuatro elementos fundamentales de la ética del deporte. Ellos son: una disposición para hacer sacrificios; una lucha por distinción; una aceptación tanto del riesgo como de la probabilidad/posibilidad de participar mientras se soporta el dolor; y una aceptación tácita que no existen límites en la búsqueda de la mejor performance (Coakley, 2003). La práctica de esta ética deportiva se aprende tempranamente pero se normaliza y da por sentado más adelante. Es parte del hábito del practicante y de la agenda del investigador.
Los sociólogos han documentado las consecuencias lógicas de esa ética del deporte (engaño, abuso de drogas, comidas sin control, doping psicológico - Coakley, 2003).Los debates entre drogas y deporte muestra que las dicotomías binarias entre lo que se entiende por natural o sintético, suplemento de comidas o ingesta de drogas son difíciles de sostener (Waddington, 2000). Académicos y, recientemente, algunas personas allegadas al deporte se han percatado que la próxima frontera dentro del deporte de marcas es la ingeniería genética. La Agencia Mundial Anti-Doping (WADA) ahora se pronuncia no solamente contra las drogas sino contra la transferencia genética. Las noticias sobre que los científicos australianos han 'descubierto' una variación genética responsable por la performance atlética han impulsado a Sir. Rodney Walker, Presidente de UK Sport, a realizar estas observaciones:
"Mientras parece inevitable que los científicos identificarán y aislarán los genes que pueden mejorar los niveles de performance deportiva, que nosotros permanezcamos monitoreando jóvenes talentos a edades tempranas es una cuestión muy diferente. A estos fines y aunque esa investigación haya identificado aquellos genes que afectarían dos elementos que están relacionados con la creación del mejor atleta masculino o femenino, el monitoreo puede darnos tan solo una indicación, aunque potencialmente útil, para identificar las promesas olímpicas" (UK Sport. Sitio web: www.uksport.gov.uk/ 8 septiembre de 2003).
Al tiempo de tener una reacción prudente, es sorprendente ver que Walker acepta la posibilidad que los factores biomédicos, por si solos, dan cuenta de la performance deportiva. Y aunque reconoce el rol de los factores sicológicos, la raíz sociológica es completamente ignorada. Tales sentimientos son comunes. Tómese, por ejemplo, las observaciones recientes hechas en Sport Supplement, una publicación en Internet de la Academia de Deportes de los Estados Unidos:
"Uno puede ver que el entrenamiento físico para la performance deportiva se ha vuelto muy científico hoy en día. Tanto entrenadores como atletas deben tener un conocimiento cabal de movimiento humano, biomecánica y psicología y de cómo tales factores se aplican específicamente a la performance deportiva". (http://www.thesportjournal.org/sport-supplement/ de 8 de octubre de 2003).
El mismo juego de postulados sociales y científicos que son aplicables en el contexto del uso de drogas se ajustan, también, a las tecnologías de la transferencia genética y la performance deportiva. ¿Y qué se puede decir que la eugenesia o la producción de 'cyborgs' (x)? Los científicos británicos están manejando esos conceptos y uno de ellos, en Oxford, declaró en el año 2002 ser un cyborg (Guardian de 22 de marzo de 2002). Implícito en la lógica de la ética deportiva y dentro del lema olímpico "Más rápido, más alto, más fuerte" se ubica la idea que los seres humanos deben buscar más allá del estado actual de imperfección. Tal como ha dicho el noruego Johann Olav Koss, medalla de oro olímpica en Speed-Skate: "Esto no es un tema del deporte solamente sino uno ético que compete a todos los seres humanos". Analizado bajo el concepto weberiano de racionalidad y vocación, los atletas están compelidos a buscar la perfección: es su obligación (Weber, 1949). Y para alcanzar el éxito, tanto los atletas como sus entrenadores y el equipo de científicos deben adherir al modelo de eficiencia en la performance. Esta clase de deporte se ha convertido en un elemento fundamental en la concepción mundial de humanidad (Maguire, 1999).
Estos elementos globalizadores del deporte son reforzados por y se reflejan en las prácticas y postulados del complejo industrial-deportivo. Este complejo, o figuración, tiene varias dimensiones: estructural, institucional, ideológica y cultural. Está compuesto por varios grupos principales, incluyendo agencias gubernamentales, corporaciones transnacionales, agencias no gubernamentales y asociaciones deportivas. El marco institucional de este complejo involucra, al menos, cuatro elementos fundamentales: medicina deportiva, ciencia deportiva, programas de ciencia deportiva y centros de excelencia regionales/nacionales. La aparición de este complejo, inicialmente verificado en naciones desarrolladas y en naciones occidentalizadas las cuales hay poca restricción debido a la tradición del juego mismo o de la orientación amateur hacia el deporte, no debería sorprendernos. Una vez que hubieron derribado las tradiciones amateur, los británicos se pusieron al día con su tarea. Bajo los auspicios del partido Conservador y más específicamente bajo el nuevo partido Obrero, el Reino Unido se ha embarcado en una agenda 'modernizadora' al adoptar una visión más orientada a la identificación de talentos, producción deportiva y performance con el apoyo de ciencias de entrenamiento, ciencias deportivas y medicina deportiva reclutadas para el éxito.
Desarrollos de esta naturaleza, que coinciden con las prácticas de la República Democrática Alemana de tiempos anteriores, fueron previstos por Heinillä en lo que él denominó octava, novena y décima tesis sobre el deporte (1984, 1998). La tesis octava, la 'regla de hierro de la globalización', concluye en que "como consecuencia de continuas actualizaciones en las demandas del deporte internacional, las competiciones se globalizarán en competiciones entre sistemas"
(Heinillä, 1984/1998: p 128). Los Estados se movilizan permanentemente y utilizan todos los recursos nacionales para garantizar el éxito en las competiciones internacionales. Mientras que ese proceso globalizador varía considerablemente en relación a la fuerza y comprensión del sistema en diferentes países, la tesis novena llama la atención sobre el hecho que el proceso global tiende a "involucrar a todos los recursos que afectan la capacidad productiva del sistema". (Heinillä, 1984/1998: p.129). Así, como Heinillä argumenta en su tesis décima: "cuanto mayor es la utilización de recursos relevantes, mayor la probabilidad de éxito internacional". (Heinillä, 1984/1998: p 129).
La forma de encarar tanto las ciencias del deporte como la medicina del deporte por parte del Reino Unido es un ejemplo de cómo la lógica inmersa en el completo deportivo-industrial opera en la práctica. Dadas las observaciones anteriores, considérese la misión declarada de la agencia gubernamental UK Sport:
UK Sport es la agencia gubernamental encargada de proporcionar apoyo a la alta competitividad deportiva a nivel del Reino con el objetivo de alcanzar la excelencia en el ámbito internacional. El trabajo de UK Sport tiene por objetivo crear un marco de referencia para el éxito mediante el desarrollo y apoyo de un sistema capaz de producir un flujo constante de deportistas de nivel mundial en una forma ética y justa. UK Sport toma la delantera... en aspectos que requieren planificación, administración, coordinación y representación a nivel del Reino. Nuestro foco de atención está puesto en proporcionar un medio exitoso para la mejor performance (UK Sport, reporte anual, 2001: p3).
A pesar que el documento deja sentado claramente que UK Sport persigue la misión de una manera "justa y ética", ello se refiere en una primera instancia a aspectos tales como anti-doping, y solo presta escasa atención a conductas deportivas, equidad y gobierno corporativo. La lógica subyacente es "asegurar la manera más efectiva de utilizar los fondos disponibles de la Lotería" (UK Sport, reporte anual, 2001: p 14). Como resultado, UK Sport prioriza entre y dentro de los deportes y define los fundamentos de la base de conocimientos deportivos y médicos. Su preocupación se remite a "coordinar las instancias de las ciencias del deporte y la investigación para asegurar que el deporte reciba el mejor servicio posible" (UK Sport, reporte anual, 2001: p 14). El sistema está orientado a producir "estrategias y estructuras efectivas.... para colaborar con el monitoreo deportivo y la eficiencia de las ciencias deportivas y médicas" (UK Sport, reporte anual, 2001: p. 10).
UK Sport es explícito cuando se trata de la lógica imperante en el momento de fundar tanto las ciencias deportivas como las asociaciones deportivas, en momentos previos a los Juegos Olímpicos de Sydney:
"Los criterios de prioridad se focalizan en: potencial para obtener medallas; evidencias de un sistema de performance que debiera producir continuamente un número alto de atletas talentosos; registros estadísticos; y el significado del deporte para el público. En lo que tiene que ver con la toma de decisiones, la mayor atención fue puesta en criterios referidos a: potencial para obtener medallas (que se articula en torno a si la distancia entre el atleta y el podio puede ser subsanada); el número de atletas de clase internacional; el número de medallas previsto. La estadística solo proporciona un umbral de riesgo en la inversión." (UK Sport, reporte anual, 2001: p. 7).
El éxito en el deporte internacional a finales del siglo XX involucra, así, una contienda entre sistemas ubicados dentro de una figuración mundial. (Maguire, 1999). Como puede verse, el éxito deportivo se cree relacionado con varios elementos: la disponibilidad e identificación de recursos humanos; los métodos del entrenamiento y del entrenador; la eficiencia de ciertos organismos deportivos y la profundidad del conocimiento de medicina deportiva y ciencias del deporte (Heinillä, 1984/1998). Esos mecanismos deportivos nacionales son necesarios pero no suficientes a la hora de explicar el éxito deportivo internacional. Además, el desarrollo de un deporte dentro de una sociedad en particular también depende del lugar que tiene en el ranking de ese deporte a nivel internacional. Las naciones menos desarrolladas tienden a sub-utilizar sus talentos y/o perderlos en beneficio de naciones más poderosas dentro de la figuración deportiva mundial. Las figuraciones deportivas mundiales pueden, de esa manera, conducir a un subdesarrollo de sus talentos o a un desarrollo dependiente. Los atletas kenianos son un ejemplo (Bale & Sang, 1996). Además de los elementos ya identificados, esas figuraciones deportivas mundiales están compuestas y delineadas por un gran cúmulo de flujos mundiales, particularmente de personas, tecnología, capital, imágenes mass-mediatizadas e ideologías (Maguire, et al 2002).
Si seguimos la línea de lógica desarrollada hasta ahora en este texto y siempre destacando el 'éxito' de la inversión estatal en deportes de élite, UK Sport ha ideado lo que ellos denominan un 'Indice Mundial del Deporte'. De acuerdo con UK Sport, esto 'funciona calculando las performances de los mejores atletas y equipos mundiales en cerca de 60 deportes, en un ciclos de cuatro años, lo que genera una guía base de las mejores naciones deportivas en el mundo.' (UK Sport, reporte anual, 2001: p.29). Dentro de las 10 primeras todas son naciones industrializadas; todos los países del G8 están representadas; ocho son de Occidente y 2 son viejos estados socialistas/comunistas. Aquí los complejos deportivo y militar-industrial se interrelacionan. Aún esto, los altos jerarcas de UK Sport no parecen complacidos. El reporte anual de 2001 concluye con estas palabras: "la competencia dentro de las naciones en desarrollo se está incrementando y se volverá difícil mantenerse uno o dos pasos adelante" (UK Sport, reporte anual, 2001: p. 11). A través de mayor inversión en el modelo de eficiencia de la performance, UK Sport espera mantener, o aún incrementar, las diferencias. No sorprende que el Ejecutivo en Jefe de UK Sport, Richard Callicot, en el reporte anual 2002/2003 (Cuenta Regresiva a Atenas, 2003: 4), declare que "Nuestro Programa de Performance Mundial continúa sin pudor en la búsqueda del éxito, apuntando a deportes e individuos que puedan reportarnos medallas en los mayores eventos" (Cuenta Regresiva a Atenas, 2003: 10). La meta declarada es aún más sorprendente: "UK Sport está compenetrado con una meta: poner al Reino Unido dentro de las 5 mejores naciones del mundo para el año 2012' (Cuenta Regresiva a Atenas, 2003: 10).
Pero UK Sport no está sola en lo que refiere a la adopción de estrategias formuladas por el Instituto Australiano del Deporte. El hecho de participar en el deporte internacional involucra una "atadura doble" en la cual se han de asumir determinadas 'prácticas'. Ello es inherente a la lógica de la competición. UK Sport ha firmado recientemente acuerdos de cooperación con dos superpotencias olímpicas, China y Cuba. Sir Rodney Walker considera al primero como un "ejemplo soberbio de un país que cree con firmeza en el deporte como una herramienta que mejora a la sociedad" (UK Sport, performance, 2003. p.27). Hay mucha ironía implícita en esos acuerdos dado que China puede ser considerada como una fuente de culturas alternativas del cuerpo y ambos, China y Cuba, representan las manifestaciones de un sistema deportivo socialista que ha sido muy denostado por Occidente en el pasado reciente (Brownell, 2003; Maguire, 2002). Esta estrategia entre las así llamadas "superpotencias olímpicas" refuerza la estructura de complejo deportivo-industrial mundial. Sus mecanismos de producción, experimentación y consumo involucra varios elementos: la identificación y desarrollo de talentos; su producción en el concierto mundial en eventos uni o multideportivos; y el consumo tanto por espectadores directos como a través de los medios de comunicación a lo ancho del mundo. Si se analiza a lo largo del tiempo, existe una tendencia hacia la emergencia de una monocultura deportiva global de marcas en la cual administradores, entrenadores, científicos deportivos y maestros promueven valores e ideología del deporte de marcas y las competiciones están estructuradas de acuerdo a líneas altamente estandarizadas y racionalizadas. Como una consecuencia tanto de su involucramiento con los círculos deportivos de élite como de su búsqueda de reconocimiento y estatus, los científicos académicos y profesionales parecen imposibilitados de ejercitar cierto grado de alejamiento, lo que les permitiría entender mejor, y en una óptica a más largo plazo, las consecuencias de su labor.
Con su énfasis excesivo en identificar las cualidades necesarias para ganar, la ciencia deportiva marcha hacia una visión tecnologizada del ser humano. (Ingham & Lawson, 1999). Los peligros de este camino fueron descritos por Hoberman casi una década atrás:
"La ciencia del deporte no hibridiza físicamente a los hombres y las máquinas... en su lugar, las ciencias del deporte tratan al ser humano como si fuera una máquina o como si debiera ser una. Este organismo humano tecnologizado comprende tanto la mente como el cuerpo, para lo cual existen diferentes estrategias. La demanda implícita de esas estrategias... es una imagen descontextualizada y lineal del ser humano" (Hoberman, 1988: p.325).
En este contexto, no es sorprendente verificar que los científicos deportivos delinean sus investigaciones y enseñanzas hacia un modelo de eficiencia en la performance. Los fisiólogos investigan la mejor condición biológica necesaria para entrenar y competir con efectividad. Los biomecánicos analizan la manera más racional en la cual fuerzas y ángulos específicos pueden ser utilizados de acuerdo a las demandas de la competición. Los psicólogos del deporte definen las condiciones mentales óptimas para alcanzar el mejor rendimiento. Tal como se indicó anteriormente, los genetistas, que buscan clasificar la población humana en categorías definidas y contribuir desde los estadios tempranos de la revolución genética que está teniendo lugar, se han sumado a todas estas disciplinas. Y, como las ciencias del deporte han crecido tanto en profundidad como en amplitud, observamos a los especialistas en análisis de compatibilidad y nutrición y medicina relacionada con el deporte cumplir su función y, de esa manera, reforzar el modelo de eficiencia en la performance.
La racionalidad y el dinero que sostienen a esas investigaciones aseguran que la atención esté dirigida a los factores que: maximizan el desarrollo de talentos; generan condiciones de entrenamiento en eficiencia; contribuyen a la configuración de un sistema racional de performance; identifican programas efectivos de recuperación; destacan estrategias que ayuda a los deportistas a soportar experiencias dolorosas y penosas. Estos temas se encuentran no solo en las revistas y conferencias especializadas en deportes, tales como El Congreso Preolímpico de Científicos y la conferencia del Colegio Europeo de Ciencias del Deporte, sino en los estudiantes posgraduados que ponen su material a disposición de las nuevas generaciones de estudiantes. Tómese, por ejemplo, las tesis doctorales siguientes ofrecidas por el departamento de ciencias deportivas de Gran Bretaña en octubre de 2002:
Función del movimiento de ojos y cabeza en la elección de una meta.
Imaginería mental y performance del atleta.
Determinantes psico-sociales de la función moral en deporte.
Deficiencias senso-motoras de la hipertensión.
Respuesta del estrés y los anticuerpos a la vacunación: delineando los mecanismos sicológicos.
Luchando contra estrés, emociones y motivación en deporte.
Aplicación de la interacción cardio-respiratoria en la salud: mensura en sujetos normales o no.
Interacciones entre el control reflejo y el preprogramado del movimiento humano.
Microcirculación en músculo esquelético: efectos del ejercicio bajo condiciones de flujo sanguíneo pobre.
Estos temas doctorales no son inusuales y reflejan la ortodoxia actual de las ciencias del deporte que proviene de una filosofía tradicional y positivista de la ciencia. Claramente, esta monocultura mundial del deporte de marcas se relaciona con la búsqueda y, tal cual lo indica el índice Mundial del Deporte elaborado por UK Sport, involucra el hecho de dirigir el deporte internacional para alcanzar el estatus buscado. Otra fuerza que actúa es la cultura científica dominante que tiende a una visión positivista del mundo por la cual X lleva a Y, una visión del mundo muy apropiada a una ciencia que está muy ocupada en producir atletas por medios racionales y en generar su propia legitimación profesional y científica. Aún así, la ciencia no es monolítica. Un nuevo concepto de la práctica ha surgido desde la filosofía de las ciencias y, por su lado, las ciencias sociales ofrecen su contribución alternativa propia (Maguire, 1999).
Dentro de las ciencias del deporte, algunas investigaciones se centran menos en la performance y más en la salud (Biddle et al, 2000; Hardman & Stencel, 2003). Este es un desarrollo bienvenido y puede significar una creciente emancipación en esta área. Sin embargo, puede decirse que esto no es nada más ni menos que una lucha cultural que se está llevando a cabo dentro de las "ciencias naturales del deporte" en relación a la dirección sobre performance o salud que puedan tomar en el futuro las investigaciones. No se debería pasar por alto que hay colegas dentro de las ciencias naturales que ya han tomado este camino alternativo. El desafiar a los defensores del complejo deportivo-industrial va en su propio beneficio. Y aún más: hay científicos naturalistas que están muy preocupados por la dirección en la cual sus colegas especializados en ciencias del deporte están caminando. (Ingham & Lawson, 1999). Tal como Alan Ingham me ha hecho recordar, algunos psicólogos deportivos colegas en Norte América se unen a esta crítica humanista del status quo. Sin embargo, mi objetivo aquí es destacar la forma en que los temas sobre eficiencia en la performance han llegado a dominar la agenda de enseñanza, investigación y, por ende, de la estandarización de la academia. Estas tendencias reflejan y refuerzan el valor de la ética del deporte, las prioridades de las agencias sostenedoras como UK Sport y la preocupación del complejo deportivo-industrial en un sentido lato.
Este énfasis sobre la eficiencia de la performance dentro del deporte de marcas también nos dice algo respecto al hecho de ser "humanos". Este énfasis en racionalidad y eficiencia en la performance, especialización, cientificismo, competición y profesionalización y deporte de marcas refuerza el mito del "superhombre". La tendencia actual es a tratar a los atletas de élite como máquinas o como si tuvieran que serlo. Los métodos síquicos y físicos de entrenamiento, altamente racionalizados y tecnologizados, y los regímenes científicamente evaluados y agendados, están diseñados para obtener la performance óptima. Tanto la ideología como los descubrimientos de las ciencias del deporte, preocupados con la identificación de las condiciones necesarias para producir la performance mejor, sostienen al mito del superhombre.
Reconfigurando a las ciencias del deporte: ciencia fundamental, apoyo y compromiso de servicio
A los efectos de volver operativo el modelo de eficiencia, se necesita una forma académica particular de práctica. El intelectual se vuelve un tecnócrata. Este intelectual tecnócrata piensa y habla en términos de performance y refleja los intereses del complejo deportivo-industrial (3). Este estilo de lógica fue aprehendido vivamente por C. Wright Mill en su trabajo La Elite del Poder (1956). Al escribir sobre las jerarquías del estado, las corporaciones y el ejército (el complejo militar-industrial) Mills observó:
La unidad típica institucional se ha agrandado, se ha vuelto administrativa y, en referencia a la toma de decisiones, se ha tornado centralizada. Detrás de esa evolución hay una tecnología fabulosa dado que, como instituciones, han incorporado y comandado esa misma tecnología que le da forma a su desarrollo. (Mills, 1956: 7).
Podemos escuchar claramente los ecos de este tema en el desarrollo de las ciencias del deporte, en sus programas y en el establecimiento de los centros de excelencia. La ciencia del deporte está guiada y estructurada por un discurso tecnológico que centra su atención en la identificación de talentos, regímenes de entrenamiento óptimo y estilos definidos por la meta y la atención. Aún así, no todos los científicos del deporte buscan esas metas. El intelectual humanista aún sobrevive, apenas, en el estudio de la educación física. La tradición humanista fue alguna vez parte de la educación física y encontró su desarrollo en áreas tales como historia, filosofía y pedagogía; en sus mejores momentos, estuvo preocupada con temas como moralidad, igualdad, participación, enseñanza, cooperación y las propiedades intrínsecas del juego. Así como sucede con las culturas corporales locales, los humanistas, al menos en el contexto de los Departamentos de Ciencias Físicas, están en peligro de convertirse en formas residuales.
Una reconfiguración de las ciencias deportivas no solo liberaría a los científicos naturalistas de su modelo tecnocrático sino que además fomentaría la misión de los intelectuales humanistas en dichas ciencias, o cualquiera fuere el nombre que se les asignara. A pesar de la inevitable resistencia que provocaría en el "poder de la élite", esta reconfiguración puede y debe ser encarada. Tres áreas en particular necesitan de una forma nueva de pensar y hacer ciencias del deporte: 'ciencia fundamental', 'apoyo' y 'compromiso de servicio'. Cada una de esas áreas debe ser entendida en función del total integrado, cada una reforzando y reflejando la fuerza y el énfasis de la otra respectivamente. Una visión tal cortaría el flujo continuo hacia una 'cientifización restrictiva de los discursos de la educación física' (Whitson & Macintosh, 1990) y la consolidación de la 'educación física tecnocrática' (McKay et al, 1990). La alternativa propuesta aquí sostiene la creencia que la ciencia no fluye irremediablemente hacia adelante, aún tiene el potencial para ser un modelo de emancipación e ilustración. Pero si se deja en manos de la élite del poder del complejo deportivo-industrial del deporte, tal potencial disminuirá. Algunos movimientos en dirección diferente a este modelo ya han sido tomados y algunos de los pensamiento expresados en este texto han encontrado eco en asociaciones tales como el Consejo Internacional de Ciencias del Deporte y la Educación Física (ICSSPE, 2003). Pero la evidencia que surge de la práctica diaria en universidades y otros sitios indica que el esfuerzo aún debe continuar.
Ciencia fundamentalTal como lo he dicho con anterioridad, la práctica de las ciencias del deporte, en términos de enseñanza, investigación y diseminación de conocimiento, está muy relacionada y dominada por el complejo deportivo-industrial. Muchos científicos del deporte están demasiado comprometidos, al punto de verse imposibilitados de ejercitar un grado suficiente de alejamiento para reconocer esto y aprehender las consecuencias (Elias, 1987b). El lenguaje de la ética del deporte permea la forma en que se comunican los practicantes. No son solo los científicos sociales quienes son considerados problemáticos desde este punto de vista. Absorbidos por proyectos de corto alcance, algunos científicos naturalistas también desean involucrarse con la investigación de los "fundamentos". Esto es un asunto tanto de libertad intelectual como de producción de conocimiento más emancipatorio, conocimiento que permita contribuir a una reorientación de las ciencias humanas y que pueda, por ende, beneficiar a la humanidad como un todo. Los estudios sobre salud, ejercicio y obesidad son un tema dentro de esta cuestión.
En otras palabras, el modelo científico limita la visión y el potencial de las ciencias del deporte en sí mismas. A efectos que los científicos del deporte puedan experimentar libertad intelectual y producir conocimiento emancipatorio, la naturaleza y el arte de su investigación científica demanda reflexión crítica. Las ciencias del deporte necesitan reconocer que las personas del deporte son seres completos en sí mismos, no son entidades fragmentadas y, de esa manera, deben ser estudiadas. Esta crítica de la práctica de las ciencias del deporte y sus visiones fragmentadas de los atletas, ofrece también una visión alternativa de esos atletas y su área de práctica. Antes que ocuparse de los problemas de la performance humana, los científicos del deporte deberían centrar su atención en temas de desarrollo humano.
Una visión más intrépida e imaginativa de las ciencias del deporte debería centrarse en su potencial para decirnos algo sobre los seres humanos en general y no solamente sobre su performance en deportes de élite. Una síntesis multi o interdisciplinaria que involucre tanto a las ciencias naturales como a las sociales, debería centrar a las ciencias del deporte en una agenda de investigación del desarrollo humano y, así, contribuir a la reorientación de las ciencias humanas. Una imagen más adecuada y 'científica' de los seres humanos que la que está disponible en estos momentos podría ser generada si fuésemos analizados como un todo dinámico, no como entidades fisiológicas y sicológicas aisladas. Esto es, a través de un enfoque multidisciplinario podríamos conocer un potencial más amplio para las ciencias del deporte. Este tema de investigación podría proporcionar, inclusive, un modelo para la re-integración de disciplinas a lo largo del estudio de las ciencias humanas (Elias 1987a; Maguire, 1992; Maguire, 2003).
En un sentido, esto es un problema de retornar a aspectos que solíamos conocer y practicar. En la Europa de los siglos XV y XVI, el crecimiento en el conocimiento relacionado con el ser humano surgió de un esfuerzo integrado entre artistas y anatomistas. Tanto los artistas del Renacimiento como los de la Iluminación adquirieron un conocimiento del cuerpo como un sistema funcional de movimiento y emociones. Eso incluyó no solo los mecanismos muscular y esquelético sino también aspectos de la constitución humana reputados como responsables por los signos externos de carácter y expresión emocional. Fue la búsqueda amplia por conocimiento fundamental lo que hizo posible la unión íntima entre artistas y anatomistas (Kemp & Wallace, 2000). Las conferencias, que en la actualidad refuerzan la separación de disciplinas (en anfiteatros y laboratorios que perpetúan esta división) alguna vez congregaron una muchedumbre a través de la academia.
Hasta hace poco tiempo, los estudiantes de Educación Física / Estudios sobre Movimiento tenían que dibujar los mecanismos muscular y esquelético y, al mismo tiempo, aprender las raíces filosóficas e históricas de las culturas del cuerpo. La especialización venía con posterioridad. Hoy en día estamos enfrentados a departamentos académicos que tienen muy poco o nada de discusión filosófica, historia o ciencias sociales. El conocimiento científico no-natural disponible para los estudiantes está progresivamente más confinado a los módulos de Administración Deportiva que ofrecen una visión no crítica de política y práctica. Y aún nuestra historia, reciente y pasada, nos proporciona ejemplos de cómo estudiar la gente en su plenitud (Maguire, 1992).
Algunas consecuencias pueden surgir de las ciencias del deporte que estudian a las personas 'como un todo' y persiguen una agenda de investigación basada en el desarrollo humano. Primero: algunas áreas de investigación recibirían menos prioridad. El análisis de compatibilidad, por ejemplo, podría trasladarse a clubes y deportes. Segundo: otras áreas de investigación consideradas cruciales podrían ser reorientadas. El tema de las drogas en el deporte es un ejemplo claro. En lugar de una aproximación biomédica, se necesita un estudio socio-genésico de las drogas. Tercero: áreas de investigación que, al presente, han sido descuidadas por los científicos del deporte deberían recibir mayor atención. Por ejemplo, una tarea de las ciencias del deporte orientadas al desarrollo humano podría ser averiguar más sobre la forma en que el potencial humano de aprendizaje se activa y se conforma a partir del proceso mismo de aprendizaje. Al hacer esto, se podría avanzar muchísimo en entender cómo las aptitudes y disposiciones físicas se vuelven parte tanto de la persona como de su vocabulario de la cultura del movimiento, lo que algunos científicos sociales han denominado el "habitus". Esto es a lo que se refería Elias (1987a) con el término "bisagra" cuando buscaba traer luz sobre cómo las emociones se articulan entre las dimensiones conocidas y no conocidas del hombre. Sin embargo, el foco de atención no debería estar centrado únicamente en el desarrollo humano.
Así, la agenda de investigación podría ampliarse más allá de su estrecha atención a la eficiencia en la performance. Pero antes que esta definición de una nueva agenda pueda tener lugar, los académicos deberían enfrascarse en un debate acerca de las posibilidades de síntesis multidisciplinarias. Una síntesis de esta naturaleza es, por definición, fuera del alcance de una sola persona o disciplina. La tarea de estudiar a las personas en su medio requiere de un esfuerzo científico colectivo. Las áreas posibles de investigación incluyen emociones, clase, medio ambiente y teoría de conjunto, género y salud, violencia y conductas de campo, drogas, deporte, ejercicio y formas de vida, alineación, envejecimiento y desarrollo del niño. Estos ejemplos muestran las posibilidades con las cuales se podría iniciar la reorientación del programa de las ciencias del deporte (Maguire, 1991).
Las ciencias del deporte, equipadas con una perspectiva multidisciplinar del estudio de las personas en su ambiente, estarían mejor posicionadas para explorar aspectos más generales del desarrollo humano. De esta manera, los científicos del deporte podrían no solo contribuir con sus disciplinas allegadas sino que estarían aportando a un proceso de reorientación de la academia a través de las ciencias humanas (Kruger, 2003; Maguire, 2003). Una jugada de esta suerte sería valiente: el hecho de abordar cuestiones fundamentales del aprendizaje antes que problemas específicos significaría ir contra intereses adquiridos, fuentes de financiación y un estado de inseguridad palpable en la comunidad científica del deporte. Esta sería la única manera en que se podría generar una imagen del ser humano deportista más adecuada y, en un sentido, más científica. Es en este proceso de búsqueda de los fundamentos en que yace parte del poder emancipatorio de las ciencias del deporte. Para alcanzar esto, los científicos del deporte deben buscar un mayor grado de apartamiento del mundo deportivo en cual están involucrados, mayor del que han alcanzado hasta el presente. (Maguire & Young, 2002).
ApoyoTal como están configuradas al presente, las ciencias del deporte toman, antes bien que crean, el problema que examinan. Este tomar deviene del estar muy apegados al aquí y ahora y a la tarea de proporcionar soluciones de corto plazo a la problemática de hechos basados en la performance. Es necesario resistir a la administración de las perspectivas del deporte en base al "conocimiento aplicado", las políticas deportivas y al complejo deportivo-industrial en términos amplios, el cual fija su atención en 'problemas sociales' de corto plazo y de 'grupos de interés específicos' de una manera irreflexiva y poco teórica. El 'cortoplacismo', junto con la 'alcahuetería' a los intereses en vigencia, lleva potencialmente a una pérdida del carácter crítico y escéptico de las ciencias del deporte. La enseñanza no es más una acción 'subversiva' (Postman & Weingartnet, 1969). Las cuestiones del poder son desdeñadas. El no desafiar el cortoplacismo en departamentos, universidades y asociaciones traerá aparejado su problemática propia, en particular una declinación en aquellos aspectos de la educación física promovidos desde las ciencias sociales y humanistas. Los científicos del deporte arriesgan tanto ser considerados tecnócratas envueltos en la producción de alta performance como tornarse en las piezas de la industria del deporte y del status quo. La generación de conocimiento base que sería de gran potencial en beneficio de la humanidad puede ser, de esta manera, desperdiciado, y la materia en la cual estos científicos podrían realizar sus investigaciones sobre el deporte del status quo se limitaría a contribuciones sobre la eficiencia de la performance.
Estos temas no solo afectan la asignación de recursos para investigación y los puestos académicos. Los nuevos investigadores en estas disciplinas, sean estudiantes, académicos o políticos, advierten rápidamente qué conocimiento cuenta y cómo se utilizará. Tal como Ingham & Lawson (1999; p. 18) recalcan, los estudiantes "aprenden que la ciencia y el profesionalismo técnico, guiados por el mercado... son más avanzados y estimados que la estima social, la ciencia cívica y el profesionalismo mismo". Mckay (1991: 138-139) es crítico por igual sobre los "educadores tecnócratas". Al respecto advierte que varios aspectos de la sociología de la educación son instructivos: el control de la producción del saber es poder. Lo que requiere de análisis en las ciencias del deporte, tal como dijo Michel Young en relación a la academia en sentido lato, es la "relación dialéctica entre, por un lado, el acceso al poder y la oportunidad de legitimar ciertas categorías dominantes y, por el otro, el proceso por el cual la disponibilidad a esas categorías, para ciertos grupos, les permitiría tener el poder y control sobre otros" (1971: p. 8). Hay aquí, entonces, cuestiones relativas a escala y recursos para enseñanza e investigación, diseño y desarrollo de currículo y el status conferido a diferentes formas del conocimiento y modos de comunicación dentro de las ciencias del deporte. Si hiciésemos una revisión de las ciencias del deporte en occidente y de las prácticas alrededor del mundo, surgiría con claridad que el profesionalismo científico tecnocrático y orientado al mercado es dominante. Los científicos naturalistas atraen la atención, consiguen los fondos, exigen posición académica y establecen las agendas para investigación y enseñanza. Aún así, ellos también están atrapados en las prácticas disciplinarias provenientes del complejo deportivo-industrial. Los fondos que persiguen y conquistan actúan como una atadura en doble sentido, sujetándolos al complejo deportivo-industrial. También están imposibilitados de liberarse a sí mismos de la dependencia con el deporte de marcas de élite.
Existe, sin embargo, una alternativa. Para Ingham & Lawson (1999: p. 119), la ciencia cívica y la visión profesional requieren que los científicos del deporte y los profesionales "integran sus roles formales con los de sus pares ciudadanos". Nos hemos vuelto sensibles a la producción, diseminación, desarrollo del currículo y aplicación del conocimiento que proveemos. El mismo concepto se aplica al conocimiento que brindamos a estudiantes, atletas, entrenadores, administradores, los medio de comunicación, las agencias gubernamentales o las compañías transnacionales. Una serie de preceptos deben ser abordados por los científicos del deporte, incluidos: ¿cuánto deshecho produce el sistema actual? ¿Quiénes ganan y quiénes pierden en el deporte mundial, tanto dentro como fuera de la cancha, a los diferentes niveles del deporte y en diferentes modos en que la cultura se mueve? ¿Cuáles son los costos y los beneficios del sistema en construcción, tanto para los individuos como para la comunidad o la sociedad en un todo?
Tal como dije al comienzo, las respuestas a estas preguntas yacen en el análisis de la posición que las ciencias del deporte tienen en la academia y en el complejo deportivo-industrial. El cambio hacia un modelo de desarrollo humano no solo debería proporcionar conocimiento emancipatorio para las comunidades y las sociedades en su conjunto, sino que debería liberar a la comunidad científica de los tentáculos del deporte de marcas. Así, es necesario un 'apoyo participativo' al modelo de desarrollo humano, con énfasis en justicia, ciudadanía y equidad. Los profesionales de las ciencias deben actuar como "guías de la sociedad justa" y actuar para "proteger y dar apoyo a las esferas de acción libres y los espacios sociales de dominio público" (Ingham & Lawson 1999, p. 19). Estas observaciones deben ser ampliadas y concatenadas con una consideración medioambientalista, con temas ecologistas, y con la noción de un desarrollo sustentable del deporte. Al hacer esto, los científicos del deporte se verían involucrados en formas de "servicio comprometido" similar al que practicaron los educadores del cuerpo anteriormente.
Si esto fuera aceptado como el camino hacia adelante, ¿qué mejor que apadrinar dichos sentimientos y prácticas? ¿Cómo podríamos construir coaliciones de personas que apoyen esta forma de ver las ciencias del deporte? Quizás en los países escandinavos, donde la social-democracia aún permea la academia en gran medida, los científicos orientados hacia un civilismo pueden tener gran oportunidad de sobrevivir. De hecho, no es casualidad que el Ministro de Cultura finlandés, Tanja Karpela, manifestó el propósito de ampliar las ciencias del deporte fuera del ámbito del deporte de élite. Karpela concluyó de esta manera:
"La importancia de la información en las ciencias del deporte y la educación física crece mientras respondemos... a los desafíos más grandes de la sociedad.... Esos desafíos incluyen las capacidades funcionales de las personas más adultas, las habilidades en el trabajo durante la edad trabajadora y la salud de niños y jóvenes... Debemos tener mayor control sobre las formas de promover la ejercitación de las personas a través de toda su vida" (Pyykkönen, 2003: 23).
Así, los científicos orientados por una civilidad pueden actuar como velas en la oscuridad creciente a la que Carl Sagan (1997) hizo referencia. Citando las palabras de Ann Druyan, Sagan apuntó que "la ciencia está permanentemente susurrando en nuestros oídos 'Recuerda, siempre eres joven en estos menesteres. Podrías estar equivocado. Has estado equivocado antes' (1997; p. 37). Parecería que los tecnócratas de las ciencias del deporte no estuvieran escuchando ese consejo. Para abrir sus agendas de investigación y las nuestras, los científicos del deporte deben encomendarse a una misión diferente. Quizás debiéramos retroceder a las raíces de las subdisciplinas y definir qué es lo mejor para la enseñanza de la educación física.
Servicio comprometidoSiguiendo a Max Weber, si interpretamos este involucramiento como una vocación, entonces es nuestro deber intervenir en el mundo del deporte. Somos los guías de hoy para el deporte mundial del mañana. Como maestros e investigadores, tenemos una parte importante en el diseño de un futuro deportivo más democrático y emancipador y, por tanto, una nueva forma de servicio estará involucrada también. Al respecto, tenemos algunas cosas que aprender de nuestras colegas feministas (Hall, 1996; Scraton & Flintoff, 2002). Debemos hacernos preguntas difíciles sobre nosotros mismos, sobre las culturas deportivas y sobre las ciencias del deporte en nuestra labor. Y al hacer esto, deberemos enfrentar interrogantes tales como: ¿existe alguna posibilidad de mantener y alentar una diversidad de culturas del cuerpo? ¿Podemos desarrollar alguna noción de deporte sustentable y, al plantearlo, podremos reconfigurar las ciencias del deporte? Si la estructura descrita anteriormente referida a la globalización del deporte es un indicador de las tendencias hacia el futuro, entonces no hay demasiado espacio para el optimismo.
Sin embargo, un fracaso al plantearnos esas cuestiones y al enfrentar el desafío que ello conlleva, tendrá consecuencias severas. Solo tenemos que ver el impacto ambiental del complejo deportivo-industrial para apreciar la urgencia en reconsiderar nuestra búsqueda cultural incuestionable sobre "progreso" y mejor performance. En términos de medio ambiente, el planeta enfrenta la pérdida o disminución de la diversidad en el hábitat. Las especies enfrentan la extinción debido a una degradación ambiental, el cambio en el clima o la introducción de especies nuevas (Page & Dowling, 2002). Lo que fue alguna vez dominante se torna residual ahora. Para combatir este proceso, el Movimiento Ecologista ha destacado la necesidad de una ética nueva, la celebración de la diversidad y sustentabilidad y un desafío a las compañías transnacionales.
De una manera similar, las compañías trasnacionales están relacionadas con la industria de productos deportivos y con el complejo deportivo-mediático que polucionan el medio ambiente, explotan a los trabajadores locales y comercializan homogeneidad (Sage, 1999). A través del plantea, las diversas formas de vida, la cultural local y las tradiciones en el movimiento del cuerpo están amenazadas con la degradación y la extinción. Los tentáculos del deporte de marcas moderno, ya sea a través del movimiento 'preolímpico' o a través de los programas de educación física escolares, aseguran el éxito del deporte de élite. En lo que concierne al medio ambiente, lo que se necesita es la preservación y promoción de la diversidad de hábitos del cuerpo y el desarrollo de un proceso deportivo sustentable. Nociones sobre deporte 'ecológico', aunque aún en su estado inicial, necesitan ser basadas en tres aspectos. Primero: hay una necesidad de respetar la diversidad y riqueza de las culturas locales. Segundo: debe ser reconocido el potencial de las diversas tradiciones deportivas no solo en beneficio de las comunidades locales sino de toda la humanidad. Tercero: debe surgir un acuerdo para la aceptación de un deporte basado en principios de sustentabilidad ecológica. Aquí aspectos tales como hábitos y medio ambiente, diversidad y sustentabilidad se interrelacionan. Una ética ecológica del deporte debe ser enseñada a nuestros estudiantes de forma tal de poder confrontar el concepto de deporte global desde las ciencias deportivas convencionales y desde el complejo deportivo-industrial. En este sentido, debemos crear un sentimiento de ser los "guías" del planeta y, por extensión, del deporte medioambientalista y de un reconocimiento de la herencia que aún existe en cuanto a la riqueza cultural en las hábitos de las diferentes civilizaciones.
Estamos transitando la etapa más reciente del proceso de globalización/deportivización. Es una etapa que comienza en 1960 y se extiende hasta el presente y contiene elementos que, simultáneamente, refuerzan tanto una disminución de los contrastes entre las culturas del cuerpo como de un incremento en su variedad. Este último incluye las artes marciales, deportes extremos y el resurgimiento de tradiciones locales. Varios procesos están en juego en relación a esto. Hay, por un lado, una consolidación mundial de un deporte mass-mediatizado, mercantilizado y tecnologizado y, por el otro, un desafío recurrente a las formas de deporte de marcas moderno. Los productos mercantilizados del deporte están inmersos en un complejo económico y político que refleja los intereses tanto del mundo occidental en general como de las compañías transnacionales en particular. El fanático es un consumidor, el club una marca y el deporte una mercancía. Que esto permanece en terreno contestatario es evidente de varias maneras. El occidente es desafiado permanentemente en el campo de juego. Las compañías transnacionales están siendo blanco de activistas y grupos medioambientalistas en busca de publicidad a través de los boicots que organizan. Nuevas formas de culturas del cuerpo, tal como se dijo con anterioridad, surgen permanentemente como forma de prácticas contra hegemónicas. Aquí presenciamos resistencia, reinvención, adaptación y localismo. Además, las tradicionales locales, como especies en peligro de extinción, tienen la habilidad de adaptarse, sobrevivir y reinventarse (Maguire et al, 20092).
En tal situación, aquellos involucrados en la educación física y los programas de ciencias del deporte deben decidir cuál es la cultura del cuerpo más importante. El deporte de marcas moderno puede ser promovido en las universidades y escuelas como el modelo dominante de cultura del cuerpo. La educación en el deporte sustituye a la educación física, los entrenadores sustituyen a los maestros (de la misma forma en que los maestros sustituyeron a los entrenadores anteriormente) y los programas de identificación de talentos llevan a los jóvenes a través de carriles de acción angostos y predeterminados. Alternativamente, programas de ciencias del deporte basados en un modelo de desarrollo humano pueden ser formulados. Una "desdeportivización" del currículo puede ser rediseñado (Crun, 1999). La diversidad puede ser promovida y la riqueza de los diferentes hábitos de las culturas del cuerpo reorganizadas. A través del desarrollo de un deporte sustentable y de la enseñanza de una ética medioambientalista, un sentimiento de guía en relación tanto al hábito como al medio ambiente puede ser estimulado. Estos cambios pueden ser interpretados como una parte del plan para llevar al deporte global en una dirección más democrática, con una toma de decisiones más transparente y sus administradores más controlables desde un punto de vista económico. Los científicos sociales y naturalistas pueden, si se lo proponen, proporcionar un enfoque humanista.
Conclusión: desarrollo humano y un nuevo mundo deportivoEl complejo deportivo-industrial que experimentamos cada día fue hecho en el pasado. Gente de nuestros pueblos y a través de diferentes culturas y sociedades, contribuyeron a la forma en que evolucionó el deporte y las ciencias del deporte hasta nuestros días. (Maguire, et al 2002). En suma, hay tanto una dimensión espacial como una temporal en el deporte mundial. Así como el deporte actual fue configurado en el pasado, el deporte del futuro está siendo configurado ahora. El deporte mundial del futuro puede ser similar al de hoy en día o puede ser reinventado. Esos mundos podrán destacar los aspectos positivos del deporte mundial contemporáneo o podrán reforzar, y tornar peor, lo que hoy experimentamos como puntos negativos. La elección es nuestra.
Los recursos del poder están distribuidos en forma desigual dentro y entre sociedades. Clase, género, raza/etnicidad e incapacidad son algunos de los puntos débiles a través de los cuales el complejo deportivo-industrial trabaja. Pero el estado de situación presente del juego puede ser desafiado.
La lucha por cambiar aquello que importa dentro del mundo deportivo y llevarlo hacia lo posible, permisible y placentero, comenzará con una concientización y acumulación de conocimiento. En nuestra investigación y en nuestra enseñanza, deberíamos perseguir el aportar visiones de aquellos temas y desafíos, y oportunidades, que nos confrontan ahora. Debemos asumir el desafío de reconfigurar las ciencias del deporte, tanto como podemos asumir el desafío de 'hacer la diferencia', ya sea a través de nuestra participación directa en el mundo del deporte o como entrenadores, consumidores, maestros y padres. Hay muchos obstáculos por vencer. La idea que el modelo de eficiencia en la performance es el estado 'normal' del juego y que ha llegado para quedarse, es uno de esos obstáculos. Si este modelo es tan destructivo en realidad como he sugerido, ¿serán sus sostenedores los propios enterradores? Esta crítica será tomada por algunos como infantil, romántica, poco patriótica o 'loca'. Esa reacción será una defensa que servirá a ellos mismos (Gouldner, 1976). Sin embargo, tanto la crítica como la alternativa propuesta aquí son dignas de investigación porque refuerzan su lógica. Tal como Gouldner estableció en relación a ideología y tecnología en general:
"... la crítica romántica... concibe a la sociedad tecnocrática como la realmente 'loca'. Condena a la sociedad tecnocrática como una en la cual las metas pasan desapercibidas; una en la cual el hombre se sujeta compulsivamente a los instrumentos de la acción; como una sociedad dirigida por gente gris sin espíritu, en donde la libertad, espontaneidad, imaginación, voluntad y creatividad están coartadas; donde la individualidad y la personalidad está enterradas bajo el crecimiento de la formalización y rutinización; 'loco'." (Gouldner, 1976: p. 264).
En contraste con esta lógica y tal como mi colega Alan Bairner ha indicado, quizás las ideas propuestas por Habermas (1972) sobre democracia pueden servir de contrapeso a los efectos letales de la tecnocracia. Aún así, la búsqueda por un significado excitante dentro de tales sociedades tiende a fluir a través de canales de la cultura del deporte cada día más angostos. El elemento 'juego' está subestimado y el potencial del desarrollo humano del área deportiva se ha perdido (Maguire, et al 2002). En oposición, si, a través de la educación e incluyendo los estudios sobre educación física y ciencias del deporte, más gente demandase que las élites del deporte fuesen controlable desde un punto de vista económico, su toma de decisiones más transparente y su posición alcanzada democráticamente, entonces habríamos hecho un progreso hacia un futuro más brillante en el deporte mundial. Tenemos una responsabilidad para con nosotros y para con los otros como guías a través de ese mundo, para compartir prácticas buenas, para usar los espacios del deporte en tierra y mar de una forma inteligente y para celebrar una cultura del cuerpo y sus tradiciones a lo ancho del globo. Al hacerlo, debemos desarrollar una noción de deporte mundial ecológico y sustentable, de forma de nutrirnos a nosotros mismos a través de nuestra experiencia como deportistas en un medio ambiente saludable. Y, entonces, el planeta y su variedad medioambiental podrán 'respirar con alivio'. Debemos trabajar juntos para dar forma al mundo deportivo del futuro para que sea mejor, mejor para los individuos, las comunidades y el medio ambiente. Para promover un mundo deportivo que alcance un balance entre nuestras necesidades locales y las interdependencias globales. Este es el desafío que nos enfrenta a nosotros, como investigadores y maestros, y a la comunidad científica (4).
Referencias
Cinco etapas del proceso de deportivización han sido reconocidas. Elias y Dunning sostienen que las dos primeras etapas del deporte mundial corresponden al período de aparición (una ola durante el siglo XVIII en la cual los pasatiempos principales que comenzaban a emerger fueron críquet, caza del zorro, carreras de caballos y boxeo). Una segunda fase estaría ubicada en el siglo XIX con la aparición del fútbol de campo, rugby, tenis y atletismo como formas embrionarias del deporte moderno. Maguire ha identificado otras tres etapas: una primera de "despegue" entre 1870 y 1920, otra siguiente de lucha por la hegemonía entre 1920 y 1960 y, de ahí en adelante hasta nuestros días, una etapa de "incertidumbre" (por ampliación de datos ver Maguire, 1999).
Esto se muestra en el informe de Norbert Elias sobre la formación de científicos establecidos y el desarrollo del conocimiento científico. Al igual que Thomas Kuhn, Elias busca ubicar el desarrollo del tal conocimiento dentro del contexto social, marcado por luchas y conflictos de poder. Pero a diferencia de Kuhn, Elias rastrea de qué manera las formas adecuadas de conocimiento pueden ser acumuladas a través del tiempo.
Para una discusión ampliada sobre la comercialización de la enseñanza superior en los Estados Unidos de América, véase Bok, 2003.
(x) Nota del traductor: 'hombre cibernético'.
Deseo agradecer a mis colegas Alan Bairner, John Evans y Alan Ingham por sus comentarios y sugerencias útiles sobre varios borradores de este texto.
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revista
digital · Año 10 · N° 71 | Buenos Aires, Abril 2004 |