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Efectos nocivos del colesterol en sujetos que practican
actividades físicas y deportivas de forma sistemática

   
*Lic. Biología. Profesora Asistente Principal de Bioquímica.
Diplomada en Cultura Física Terapéutica.
MsC Ciencias de la Educación Superior.
**Lic. Cultura Física.
MsC Ciencias y Juegos Deportivos.
***Ingeniera Agrónoma. MsC Alimentos
Universidad de Ciego de Ávila
 
 
Fidelina Maira Díaz Hernández*
Martha Olivera González**
Rosa María Cepero Olivera***

fmaira@facufis.unica.cu
(Cuba)
 

 

 

 

 
Resumen
    Si bien el colesterol es una grasa nociva para la salud del hombre, no se puede negar que es necesario en la dieta del hombre, sólo que en cantidades irregulares de su aumento en el organismo humano causa trastornos difíciles de superar y en mucha ocasiones puede producir hasta la muerte del individuo. Es necesario pues conocer como se comporta este en el metabolismo de forma general, para su debido control, evitando trastornos fatales en los deportistas y personas que practican de forma sistemática ejercicios físicos.
    Palabras clave: Colesterol. Proteínas plasmáticas. Acidos grasos. Efecto nocivo.
 

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 10 - N° 70 - Marzo de 2004

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Introducción

    El consumo de ácidos grasos saturados y de colesterol con la dieta aumenta el colesterol plasmático haciendo que aumente el factor de riesgo, llevando a que sus manifestaciones hagan que disminuya la capacidad física de trabajo deportivo en los atletas, sujetos que entrenan actividades físicas de forma sistemática.

    Los ácidos grasos saturados que elevan el colesterol son el ácido Laúrico, el Mirístico y el Palmítico, todos de origen animal.

    Por estudios realizados en las últimas décadas se sabe que el aumento del colesterol de la dieta se traduce en un incremento de sus niveles en plasma y de un aumento de riesgo de cardiopatías isquémicas.

    Actualmente la ingesta de colesterol de la dieta no debe superar los 300 mg/dl.

    Una dieta rica en grasas saturadas eleva hasta un 25% la concentración plasmática de colesterol, por consiguiente para lograr un descenso de la concentración plasmática de colesterol es incluso más importante seguir una dieta baja en grasas saturadas que una dieta baja en colesterol.

    La ausencia de insulina y de la hormona tiroides eleva la concentración plasmática del colesterol, en cuanto a que el exceso de estas la reduce.

    El colesterol lo emplea el organismo, sobre todo, para formar ácido cólico en el hígado; el 80% absorbido al nivel del tubo digestivo y termina transformándose en ácido cólico, este se combina con otras sustancias para dar origen a las sales biliares, que facilitan la digestión y la absorción de las grasas en el intestino delgado del hombre.

    Una pequeña cantidad de colesterol se utiliza por las glándulas suprarrenales para la síntesis de hormonas corticosuprarrenales, por los ovarios para formar progesterona y estrógenos y por los testículos para formar testosterona.

    El colesterol no contiene ácidos grasos saturados, pero su grupo esterol se sintetiza a partir de los productos de la degradación de dichos ácidos, lo que le confieren mucha de la propiedades físico-químicas de otras sustancias lipídicas.

    Según el panel de expertos que estudia la hipercolesterolemia en el Programa Nacional de Educación sobre el colesterol (EE.UU.), el rango normal establecido de este elemento lipídico en plasma sanguíneo debe ser de:

  • Normal hasta 5,2mmol/l (200 mg/dl)

  • Límite alto entre 5,2mmol/l y 6,2mmol/l (200 a 400 mg/dl)

  • Alto Mayor de 6,2 mmol/l (400mg/dl)

    Hasta aquí hemos tratado algunos de los efectos positivos del colesterol en el metabolismo celular y energético; no obstante hay que dirigirle gran atención a sus límites por encima de sus valores normales, por cuanto un descuido de esta índole puede acarrear serias consecuencias para todo ser humano y en especial el caso que nos ocupa, el organismo del deportista.

    Si bien se ha demostrado que la práctica regular del ejercicio físico disminuye los factores de riesgos de cardiopatías isquémicas, también disminuye el aumento del colesterol unido a las lipoproteínas de alta densidad. En estudios realizados recientemente en los Círculos de abuelos de nuestras comunidades se constató que de 1200 abuelos sometidos a regímenes físicos adecuados a sus edades, que oscilaban entre 57 y 76 años, los cuales padecían trastornos cardiovasculares y altos riesgos isquémicos, 981 asimiló las prácticas físicas, por cuanto de este 81,75% que resultó positivo, 701 redujeron al cabo de 11 meses de sistematizar las práctica física, la dosis de medicamento acostumbrada a seguir por su cardiólogo a un 62%, 200 lo hicieron al 25%, mientras que 80 de ellos pudieron prescindir de los mismos y seguir el tratamiento fisioterapéutico indicado por sus médicos de la familia.

    Esto nos deja ver que incluso en pacientes enfermos preferentemente de trastornos cardiovasculares y reumatoideos el ejercicio físico "SANA".

    Es por ello que en el ámbito deportivo tenemos que concatenar una serie de elementos que sin su estrecha vinculación echaríamos por tierra los lauros que hasta estos días hemos logrado con tanta precisión.

    La nutrición por lo tanto es uno de los aspectos que no podemos dejar de seguir en los atletas y dentro de ella los riesgos alimentarios que se pueden correr por desconocimiento en muchos casos que nos llevan a la falta de aplicación de los Principios Bioquímicos de la Alimentación del Deportista adecuadamente, el no seguimiento sistemático del Cronometraje Tabular, la violación de la proporción 1:1:4 (0.7,0.8 y 4) en la ración diaria del deportista, violación de la proporción energética porcentual entre otros parámetros de imprescindible seguimiento en el ámbito deportivo.

    Es por esto que el efecto nocivo del colesterol también es un parámetro que se debe seguir muy de cerca en los atletas de forma sistemática durante todas las etapas del entrenamiento deportivo, desde microciclos sencillos hasta los más complejos macrociclos, etapas de preparación general y especial, así como en las precompetitivas y competitivas.

    La nocividad del colesterol en nuestros atletas provoca efectos negativos que reducen la capacidad física de trabajo deportivo aparte de deteriorar la salud de los mismos.

    Se ha podido comprobar que el aumento de colesterol plasmático en nuestros atletas desarrolla una placa grasa en el interior de la íntima y la media de las arterias de calibre grande y mediano esto provoca un engrosamiento de las paredes arteriales con la consiguiente pérdida de la elasticidad, se pueden ver afectadas las arterias coronarias, cerebrales, femorales, ilíacas y ahorticas, provocando cardiopatías isquémicas, accidentes cardiovasculares, aneurismas y enfermedades vasculares periféricas. Pueden producirse lesiones trombogénicas que suelen reducir en gran porciento el flujo sanguíneo por los vasos arteriales, ya que en muchos casos forman trombos sanguíneos que pueden ocluir parcial o totalmente la luz del vasos.

    Estas lesiones en las arterias coronarias dan lugar al desarrollo de afecciones que se caracterizan por la reducción del flujo sanguíneo o estenosis de las arterias coronarias.

    Las primeras manifestaciones que presenta el atleta es la llamada angina de pecho, que no es más que el dolor provocado por el ejercicio físico.

    Además, la consiguiente pérdida del flujo sanguíneo del músculo cardíaco produce infarto de miocardio o ataque cardíaco. Se puede producir en el atleta arritmias (impulsos contráctiles cardíacos no productivos) que pueden ser mortales. La recuperación en estos casos suele ser lentas y a veces incompletas.

    La interrupción del flujo sanguíneo cerebral es otra de las causas nocivas del exceso del colesterol en el plasma sanguíneo del atleta, esto puede provocar los llamados infartos cerebrales o accidentes cardiovasculares.

    Las afectaciones de la ahorta abdominal o a las arterias ilíacas o femorales se agravan especialmente en los atletas que necesitan del consumo de los planos musculares irrigados por estos vasos sanguíneos para la realización eficiente de actividades deportivas tales como: diferentes modalidades deportivas de atletismo (carreras de fondo y medio fondo), ciclismo (50 Km. Ruta), natación (200m), juegos con pelotas, etc.

    Desde luego la acumulación de cristales de colesterol en las paredes arteriales conduce a la denominada y bien conocida arteriosclerosis, esta reduce de manera significativa la eficiencia del proceso muscular, por cuanto la resistencia del lecho vascular al paso de la sangre aumentará disminuyendo por supuesto la oxigenación sanguínea y aumentando el retardo de la llegada de oxígeno a las células y músculos que trabajan, viéndose afectado el proceso de respiración el cual calza de forma positiva los eventos deportivos de larga duración, donde el organismo se acoge al mecanismo energético aerobio para producir la energía necesaria y desarrollar la actividad física eficientemente.

    No obstante, se verán también afectadas las actividades deportivas cortas e intensas incluso las explosivas, donde a pesar de ser actividades física donde el músculo trabaja a expensas de un gran déficit de oxígeno (mecanismo energético anaerobios alactácido y lactácidos), requieren de un gran volumen sanguíneo, si no a nivel de fibra muscular, sí a nivel de órganos internos que necesitan grandes cantidades de sangre para ser sostenible la realización de las diferente cargas físicas de este tipo.


Bibliografía

  • Bioquímica Ciencias Medicas Tomo I, II, III, y IV Editorial Pueblos y Cultura La Habana, 1999.

  • DPF: Indice actualizado de Especialidades Medicinales. AP. Americana de Publicaciones S. A. Nº 30. Julio de 1995.

  • Fox Brian & Cameron Allan: Ciencia de los alimentos, nutrición y salud. Limusa-Noriega Editores. 1a. Edición. 1992

  • Griso Salomé J.: Educar para la Salud. 2ª. Edición. Tarragona, España. 1994.

  • Guyton Arthur C. Fisiología Humana Séptima Edición, Editorial Pueblo y Cultura La Habana, 1997.

  • Guyton Arthur C. Physiology Medic. 8va Edition. México, 1998.

  • Guyton Arthur C. Tratado de Fisiología Medica II, Sexta Edición, Editorial Pueblo y Educación, La Habana, 1983

  • Screening for High Blood Cholesterol and Other Lipid Abnormalities. Guide to Clinical Preventive Forces. Second Edition. Williams and Wilkins. 1996.

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