efdeportes.com
Globalización y creación del Deporte Moderno

   
School of Sport & Exercise Sciences
Loughborough University
http://www.lboro.ac.uk.uk/departments/sses/
 
 
Joseph Maguire
J.A.Maguire@lboro.ac.uk
(Gran Bretaña)
 

 

 

 

 
    Este texto se centra en el proceso de surgimiento, difusión y globalización del deporte moderno. Se define un modelo de generación del deporte de cinco etapas. Se presta atención tanto a los desarrollos dentro y entre sociedades europeas como entre sociedades occidentales y no-occidentales. Esta evolución global del deporte está inmersa en un juego de procesos culturales, políticos, económicos y sociales multidireccionales caracterizados por luchas de civilizaciones. Aunque el deporte de marcas se ha convertido en la forma dominante de ejercitación deportiva, algunas prácticas localizadas han sobrevivido en Europa y otros lugares. Las formas deportivas emergentes, que ponen su énfasis en el culto al cuerpo, están convirtiéndose en una amenaza para las formas dominantes de deporte.
    Por convención se interpreta este hecho como una forma de imperialismo cultural que enarbola la homogenización. Pero la realidad es aún más compleja. Lo que ha caracterizado a este proceso de largo aliento es la disminución de los contrastes junto a un incremento en la variedad de las culturas deportivas. Se han identificado algunas pautas que definen las fases u "oleadas" del proceso de deportivización. Cuestiones tales como receptividad local, resistencia cultural, distinción, émulos y reciclaje serán destacados junto a otros temas importantes que han caracterizado este proceso de globalización del deporte.
    Trabajo presentado en el Encuentro Internacional sobre Estudios Sociales del Deporte, Buenos Aires, noviembre de 2003. Organizado por el Area Interdisciplinaria de Estudios del Deporte

Traducción: Lic. Rafael Bordabehere (Uruguay) ururafa@adinet.com.uy
 

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 9 - N° 67 - Diciembre de 2003

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Introducción

    El "deporte de marcas" es, hoy en día, parte de la "fábrica" que da forma a nuestro mundo moderno (posmoderno). Sus estructuras, culturas, relaciones y sentidos están definidos por la geometría del poder que existe dentro y entre grupos, sociedades y civilizaciones. En el correr de tres siglos, el deporte de marcas se difundió desde su cuna en los países anglo-europeos hacia el resto del planeta. Esta evolución de largo aliento estuvo atada (y aún lo está) al proceso de globalización, proceso que ha significado un gran impacto en la vida, la cultura y el medio ambiente de las personas. Las preguntas surgen sobre las causas y consecuencias, los perjuicios y beneficios y los ganadores y perdedores involucrados en la globalización en general (y en la deportiva en particular). Es dentro de este contexto que afloran preguntas concernientes a la homogeneidad o heterogeneidad y a la diversidad y sustentabilidad.

    ¿Qué conclusiones podríamos sacar respecto al estado global de este juego? De acuerdo a la evidencia disponible, podríamos decir que el deporte de marcas es aún dominante de la cultura corporal lúdica; que los juegos tradicionales y localistas aún sobreviven, aunque en formas residuales, y que una nueva cultura del cuerpo está emergiendo para cuestionar la vigencia del deporte de marcas. Hay, entonces, evidencia para reconocer tanto la existencia de la homogeneidad como de la heterogeneidad. Dicho de otra forma, la cultura corporal lúdica está marcada, a la vez, por una disminución del contraste y por un incremento en su diversidad (Maguire, 1999). Estas observaciones dan pie a algunas interrogantes: ¿Cuál es la dinámica fundamental y cuáles son las claves de la lucha de poder que esto involucra? ¿Cuáles son las implicaciones más importantes derivadas de este proceso?

    Para responder a estas preguntas es necesario manejar este análisis en varios pasos. Primero: se harán algunas consideraciones concernientes al proceso general de globalización. Segundo: se definirán los lineamientos más importantes del proceso sociológico desde una perspectiva que abarque tanto la globalización como el deporte en sí. Tercero: se destacarán algunas estructuras principales del proceso que ha permeado la globalización del deporte durante los últimos tres siglos. Sobre estas bases será posible entender porqué la diversidad lúdica está en peligro, porqué esas culturas alternativas del cuerpo han de mantenerse vivas y porqué es necesario desarrollar culturas deportivas sustentables. Estas cuestiones deberían ser de mayor significación tanto para educadores físicos como para científicos sociales a medida que lidiamos con los problemas de vivir en esta época denominada posmodernidad.


Globalización: aspectos y debates fundamentales

    El concepto de globalización está sujeto a un gran debate político, ideológico y científico social. Al hacer el análisis de estas argumentaciones, se puede concluir en que la globalización hace referencia a la creciente red de interdependencias (políticas, culturales y sociales) que agrupa juntos a todos los seres humanos, para bien o para mal. El proceso de globalización no es reciente ni ha evolucionado de igual manera en todas las áreas del planeta. Ese proceso, que incluye una intensificación global de interconectabilidad, es muy largo por naturaleza. Sin embargo, la historia reciente sugiere que la tasa de recambio está ganando por el momento. Aún cuando el proceso ha sido desigual en las diferentes áreas, es cada día más difícil entender los procesos locales sin hacer referencia a los flujos globales. El flujo en las formas de esparcimiento, costumbres y prácticas de una parte del mundo a la otra (como sucede en los Juegos olímpicos) es un ejemplo del funcionamiento de ese proceso.

    Las condiciones de vida, las creencias, el conocimiento en general y sus acciones se interconectan con un proceso globalizador en expansión. La emergencia de una economía global, de una cultura cosmopolita transnacional y de un amplio espectro de movimientos sociales, la multitud de intercambios económicos y tecnológicos tanto transnacionales como globales, la red de comunicaciones y los patrones migratorios caracterizan esos procesos interconectados. Como resultado de ello, las personas están experimentando una nueva dimensión espacial y temporal. Ha habido tanto una "aceleración" en el ritmo de los tiempos como un "encogimiento" del espacio. Las tecnologías modernas permiten que gente, imágenes, ideas y dinero surquen el planeta can gran rapidez. Esto lleva no solo a un alto grado de interdependencia sino también a otra realidad que explica la noción de "un único mundo". Las personas pierden progresivamente sintonía con la noción que su mundo y sus vidas son ya parte de un único espacio social: el global. Tal como será resaltado durante la discusión sobre diversidad y sustentabilidad en culturas lúdicas, esta nueva realidad tiene implicaciones de carácter medio-ambientalistas.

    Así, la globalización puede ser vista como involucrando una red flexible de movimientos de gente, prácticas, costumbres e ideas en forma multidireccional. Esta red forma una estructura figuracional interdependiente de posiciones definidas y externas, las cuales son estructuradas y delineadas por la geometría tiempo-espacio, tradiciones y luchas de poder. Esta red interdependiente tiene dimensiones paradojales. Una cara de la moneda resalta elementos planificados, predecibles, que corren a través de pautas específicas y delimita trayectorias claras. Una mirada a la otra cara revela patrones no-isomórficos: una dimensión no planificada, ciega. La red dispone de una autonomía relativa respecto de las intenciones específicas de los grupos y está asociada en múltiples disyunturas. Así, un análisis más apropiado debería probar ambas dimensiones y hacerlo mediante la utilización de formas variables de medición de tiempo y espacio.

    La idea que el mundo moderno del deporte está asociado a la red global de interdependencia puede ser ilustrado en referencia al consumo de eventos deportivos y ropa de recreación. Analicemos un ejemplo del hockey sobre hielo. Ciudadanos de distintos países a través del planeta observan regularmente emisiones satelitales de la Liga Nacional de Hockey (National Hockey League - NHL). Los partidos son disputados por los mejores deportistas traídos desde Norte América, Europa y Asia. Los jugadores utilizan equipamiento (palos, tablas, uniformes) que son confeccionados en Suiza, financiados desde Canadá, armados en Estados Unidos de América y Dinamarca y comercializados a través de los mercados en Norte América y Europa. Varias empresas transnacionales están involucradas en las fases de producción y consumo de este producto global cultural. El producto, en su forma mediática, es proporcionado por un complejo mediático-deportivo y trasmitido por un sistema que ha sido creado específicamente como parte integrante de la red global de telecomunicaciones.

    Esta industria del deporte y vestimenta recreacional también puede ser utilizada como ejemplo de un consumo de bienes culturales asociado al proceso global. Como bien de consumo para la moda, el uso del calzado deportivo se ha convertido en un aspecto integral de la cultura consumista. Una de las marcas más importantes es Nike. La oferta y venta de calzado deportivo no es sino la etapa final dentro de una "red dinámica" que involucra a diseñadores, fabricantes, distribuidores y las compañías subsidiarias o principal, en este caso Nike. Aún cuando su casa central está en Oregón, la cantidad de subcontratistas involucrados recorre el planeta. Sus abastecedores y compañías de producción se encuentran en diferentes países asiáticos como Tailandia, Singapur, Corea y China. Sus diseñadores tratan de manufacturar zapatos que, además de satisfacer la demanda mundial, lo hagan con la local. Las operaciones locales, apoyadas en estrategias del mercado mundial, aseguran una distribución apropiada. Aquí también Nike aprovecha los complejos mediáticos mediante la esponsorización de atletas y eventos deportivos. Además, Nike realiza publicidad dentro de horarios en los cuales se trasmiten programas deportivos y otros "apropiados". Esto es claro: las culturas se comunican, compiten, contrastan y entran en conflicto en una forma mucho más interdependiente que antes. Esta mezcla de culturas y su competición, ocurren en una escala global y se corresponde con una serie de flujos globales que están marcados por balances de poder, disyunturas y luchas de civilizaciones.

    Cinco flujos globales se destacan. El flujo humano está constituido por el desplazamiento internacional de personas tales como turistas, migrantes, exiliados y trabajadores. El flujo tecnológico se observa en la transferencia entre países de maquinaria y equipamiento producidos por corporaciones transnacionales y agencias gubernamentales. El flujo económico se centra en un intercambio rápido de moneda o sus equivalentes alrededor del mundo. El flujo mediático abona el movimiento de imágenes e información entre países, producido y distribuido por diarios, revistas, radiodifusoras, cine, televisión y video. Finalmente, el flujo ideológico está ligado a la transmisión de ideas asociadas centralmente con ideologías y movimientos estatales o para-estatales. Cada uno de estos cinco flujos puede ser detectado en el desarrollo de los deportes y actividades recreativas de principios del siglo XXI. Así, la migración global de profesionales del deporte ha sido un efecto pronunciado de décadas recientes. Y ello parece que se continuará en el futuro. El flujo a través del planeta de bienes, equipamientos y "paisajes", tales como complejos deportivos y canchas de golf, ha crecido en años recientes hasta convertirse en un negocio multimillonario. Como tal, representa un desarrollo tecnológico transnacional en el ámbito deportivo. Si lo analizamos desde un punto de vista económico, este flujo deportivo financiero es parte central no solo del trasiego mundial de trabajadores, dinero de los premios y recompensas sino de la lógica del mercadeo del deporte también. Por ejemplo: la transformación de deportes americanos y norteamericanos tales como el básquetbol, béisbol, hockey sobre hielo y fútbol americano en deportes globales es parte del proceso.

    Emparentado con esos flujos, ha habido un desarrollo a nivel de los medios. El complejo mediático del deporte proyecta imágenes de migrantes del medio laboral deportivo, formas de recreación y mensajes culturales específicos a las audiencias globales. La comercialización de Michael Jordan, basquetbolista americano, o de Anna Kournikova, tenista rusa, son ejemplos de ese proceso en funciones. La fuerza y ubicuidad de la presencia del factor mediático ha obligado a una gran variedad de prácticas recreativas locales a alinearse con el modelo global. El fracaso de no hacerlo cuestionaría su habilidad para sobrevivir en ese medio global. A un nivel ideológico, las festividades globales deportivas, tales como las Olimpíadas, han servido de vehículo de la expresión de ideologías que son transnacionales en su carácter y que, a su tiempo, residen fuera del alcance del "Estado". Aún así, ese Estado continúa jugando un rol poderoso en el gobierno del deporte global. Un balance de poder complejo y variable existe entre varios grupos (los representantes del Estado, formaciones transnacionales como la Unión Europea, organizaciones no gubernamentales, asociaciones deportivas y corporaciones multinacionales). La interpretación de esos flujos deportivos globales es tan solo una tarea; la otra es explicar las formaciones que generan.


Globalización y deportivización: una perspectiva proceso/figuracional

    Desde una perspectiva proceso/figuracional es evidente que, a través del tiempo y en términos mundiales, las sociedades "occidentalizadas" son el equivalente de ciertos grupos establecidos en algunas naciones europeas en particular (Elias, 1939/1982). El esparcimiento de patrones de conducta "civilizados" (léase "occidentalizados") ocurrió a través del asentamiento de occidentales o a través de su asimilación por parte de los estratos superiores de otras naciones. Las mismas tendencias en "dos sentidos" que marcaron la colonización de las clases superiores extranjeras dentro de occidente se mantienen vivas en las relaciones de esas clases con naciones y pueblos no-occidentalizados. Mediante ese proceso de esparcimiento sobrevino la dominación de toda la humanidad. La comunidad occidentalizada actuó como un grupo establecido a nivel mundial (Elias 1939/1982, p.255). Sus gustos y costumbres, incluyendo al deporte, tuvieron un efecto similar al de las actividades culturales de élite dentro del occidente mismo y actuaron como símbolo de distinción, prestigio y poder. Así como los grupos establecidos dentro de las comunidades occidentales encontraron que sus costumbres fluían, intencionalmente o no, a través de los estratos, así los occidentales de las colonias descubrieron que un proceso similar tenía lugar en sus relaciones con los "inferiores" de las colonias. De hecho, en el contexto de este intercambio cultural, los códigos y costumbres no-occidentales comenzaron a penetrar a las sociedades occidentales.

    Es importante destacar que la conquista del occidente fue contestada y su "triunfo" no fue inevitable. Además, la cultura occidental ha estado expuesta durante mucho tiempo a formas culturales, gente, tecnologías y conocimientos no-occidentales. Sucintamente, estos intercambios culturales se remontan más allá del comienzo de la dominación de occidente. Asimismo, la cultura occidental no fue exactamente homogénea. Muchas variaciones existieron dentro de ella. Este cruce cultural se caracterizó por una combinación de factores intencionales y no intencionales. Las formas y maneras de mezcla dependieron de diversos factores, incluyendo los métodos de colonización; la posición del área dentro del proceso de interdependencia política, económica y militar; y la historia y estructura regional particular. Los procesos de mezcla fueron, y aún son, caracterizados por una desigualdad de las relaciones de poder. Uno de los medios por los cuales las élites occidentalizadas mantuvieron su estatus y distinción fue a través del ejercicio de formas específicas de conducta tales como las prácticas deportivas que reforzaron su cultura, su medio social y su identidad.

    Determinar el curso de ese avance civilizador es una cuestión empírica. El patrón exacto de las diferentes regiones y países y, de hecho, del proceso global depende del balance entre contrastes decrecientes y variedad creciente. Esto es, de tendencias homogeneizantes y diferenciadoras a la vez. En diferentes etapas, el balance relativo puede inclinarse en favor de uno u otro costado del continuum. En un determinado momento de una región específica, el factor dominante puede producir un descenso de los contrastes. Este puede ser el caso particular en que alguna forma de colonización está teniendo lugar. Claramente se aprecia que la dinámica de ese proceso está correlacionada con el balance de poder existente entre el grupo establecido y el colonizado.

    Al hacer un trazado de este proceso a lo largo del tiempo se observa que las barreras edificadas entre los occidentales establecidos y los nativos no-occidentales han probado ser semipermeables. El contraste entre las sociedades occidentales y no occidentales ha comenzado a decrecer y estaríamos asistiendo a un período que podría ser caracterizado como el decrecimiento del occidente. Sin embargo, el alcance que ha tenido la difusión de los valores occidentales en determinadas regiones refleja la historia y estructura de las áreas en cuestión. Ello también se aplica al efecto inverso que produce la difusión de la cultura no-occidental hacia la occidental. Tanto los grupos establecidos en una región como los externos en vías de establecimiento son muy activos en la interpretación de las formas de conducta y cultura occidentales y no-occidentales. El reconocer este hecho nos dirige a ver la posibilidad que algunas formas de conducta "civilizada" puedan sobrevivir mientras otras nuevas puedan emerger.

    El análisis figuracional rechaza la idea que indica que la difusión de los comportamientos de vida depende exclusivamente de las actividades de los grupos establecidos. Estos grupos despliegan sus barreras semipermeables para mantener distinción, poder y prestigio. Sin embargo, un proceso de interacción cultural de dos direcciones caracteriza esos límites semipermeables. Cuanto más interconectados se encuentren los grupos establecidos con grupos externos, mayor será su dependencia para las cuestiones sociales. Al producirse esta interconexión, los contrastes entre ambos diminuyen. La tasa de poder existente entre ambos tiende al equilibrio. Concomitantemente, nuevas formas de conducta emergen (Elias, 1939/1982, p. 256). A medida que las formas "civilizadas" de conducta se extienden hacia las clases emergentes de las sociedades occidentales y hacia las diferentes clases de las colonias, un patrón híbrido entre lo occidental y lo folclórico va tomando cuerpo. Con el tiempo se va produciendo una retroalimentación entre las clases altas y los grupos emergentes. Las personas involucradas en estos procesos tratan de conciliar ambos patrones, la civilización occidental con sus propias formas locales, y en ello alcanzan un éxito más o menos satisfactorio. (Elias, 1939/1982, pp. 309 - 314). Featherstone, al analizar esos flujos globales, recorre el trabajo de Elias y observa:

    "Tal como Elias indica en su introducción al Proceso Civilizador (The Civilising Process) la creación de naciones-estado y la naturaleza del equilibrio de poder, las interdependencias y las conexiones dentro y entre ellos, influenciarán otras formas de identidad y estructuras que se desarrollen en varias partes del mundo. Es tan solo recientemente, y en respuesta a la fase actual de amplificación de la competencia e interdependencia globales, que asumimos que existe un problema sociológico que es: cómo desarrollar una serie de conceptos que nos ayuden a entender adecuadamente este proceso (Featherstone, 1995: pp 135- 136)"

    Conceptos tales como contrastes en disminución, variedad en crecimiento, grupos establecidos y en vías de establecimiento, yo y nosotros, ellos y de ellos, balances e interdependencias, pueden colaborar en darle sentido a esta globalización.

    ¿Qué implicancias conlleva esto para con los estudios sociológicos sobre el deporte global? Tanto Elias como Dunning no utilizaron tales conceptos para el análisis del deporte. Sin embargo, fueron conscientes del alcance global del deporte. Al examinar la creciente importancia del deporte, Dunning concluye en que "permanece imprescindible determinar cuáles son las conexiones entre la creciente seriedad que ha adquirido el deporte y la formación del Estado, su funcionalidad democrática y el proceso civilizador. Queda pendiente, además, esclarecer cómo este movimiento está relacionado con la internacionalización del deporte" (Dunning, 1968: p. 214). Al analizar la difusión de los pasatiempos ingleses hacia la Europa continental y más lejos aún, Elias menciona la conexión entre la deportivización y el proceso civilizador. Al destacar el control sobre la violencia, el desarrollo de reglas más estrictas y estandarizadas, la creación de autoridades y el cambio del cuerpo, Elias comenta que "la deportivización de juegos, si puedo utilizar esta expresión para definir su transformación en deportes dentro de la sociedad inglesa y la posterior exportación de muchos de ellos a escala global, es otro ejemplo de aceleración civilizadora" (Elias, 1986: pp 21 - 22).

    Este proceso de deportivización no solo involucró el flujo de deportes, trabajadores, tecnologías y paisajes, aún cuando sea muy importante explorar la interconexión producida por estos patrones de flujo (Maguire, 1999). El estudio de ese proceso de deportivización puede ser entendido como "una contribución al conocimiento de los cambios que sufren el medio humano y las sociedades que conforman." (Elias, 1986: p. 23). Aún más importante que el simple trasiego global de elementos culturales, este giro hacia un deporte de marcas más competitivo, regulado, racionalizado y sexista produce cambios a nivel de la personalidad, del deporte y de la interacción social. Este mundo racionalizado y masculinizado ha afectado a personas y grupos de diferentes países de varias maneras fundamentales.

    Aunque Elias no desarrolló completamente su análisis de la exportación de los pasatiempos deportivizados, avanzó hacia la significación de la autonomía de esas formas deportivas para su aceptación fuera de Inglaterra. Preguntas de esa naturaleza están en el corazón de un análisis que muestre la relación entre deportivización y globalización. Nótese que el deporte que emerge fuera de Inglaterra y que permanece como la forma dominante es un deporte de marcas masculinizado. Aún cuando existieron rivales europeos, bajo la forma de gimnastas suecos y alemanes y, en particular, la escuela checa, y aún cuando algunas otras formas locales de pasatiempos han sobrevivido, fue el deporte de marcas masculinizado el que ha afectado las forma de vida a escala mundial. Esto no sugiere la ausencia de resistencias, reestructuraciones o reinterpretaciones de esta cultura del cuerpo. Aquí se aprecia la interrelación entre formas locales y globales.

    La difusión de las formas deportivas inglesas más clasistas hacia Europa continental durante el siglo diecinueve produjo varias reacciones. En los países nórdicos estas formas deportivas inglesas tuvieron rápida acogida y fueron adaptadas en función de tradiciones culturales locales. En Alemania algunos sectores se resistieron a esa difusión. Las formas inglesas del deporte fueron vistas como una amenaza a la cultura e identidad germanas. Al apreciar las prácticas gimnásticas de Turner como superiores, los nacionalistas consideraban socialmente inferior a los deportes ingleses. Los alemanes no estaban solos en esta concepción. Francia, el otro gran rival de Gran Bretaña, también se resistía. Por ejemplo, Pascal Grousset, fundador de la Ligue Nationale de L'Education Physique en las postrimerías de 1880, condenaba la importación de juegos y valores británicos y sostenía que era mejor buscar los valores en la antigüedad que al otro lado del canal de La Mancha. Algunas variaciones de un "fútbol" antiguo revivieron competencias medievales, pero no tuvieron eco. Aquellos, como el Barón de Coubertin, que eran devotos del modelo inglés y de los valores de las Public Schools (pero también de la antigüedad griega), fueron los vencedores. Para 1892, de Coubertin declaró:

    "Exportemos a nuestros remeros, nuestros vallistas, nuestros corredores hacia otras tierras. Este es el verdadero comercio libre del futuro; y aquel día en el que lleguen a Europa, un nuevo y poderoso aliado a la causa de la Paz habrá nacido." (Pierre de Coubertin, 1892, citado en Maguire, 1999).

    Muy relacionado con la reinvención de la tradición de finales del siglo diecinueve y la intensificación de las tensiones entre estados, el deporte de marcas sirvió como "la representación simbólica de la competición entre estados" y como un "símbolo de estatus de esas naciones". (Elias, 1986: p. 23). Al estudiar el deporte de marcas durante el siglo veinte, Elias fue más allá hasta argumentar que:

    "El deporte de marcas que finaliza hoy en los Juegos Olímpicos nos provee de buenos ejemplos. La lucha por las marcas ha inducido un cambio de rumbo en el desarrollo del deporte. Bajo la forma de este deporte de marcas, las tensiones miméticas del juego recreativo han sido dominadas y categorizadas por tensiones globales y rivalidades entre los diferentes estados." (Elias 1986: pp. 34 - 44)

    Lo que Elias no alcanzó a apreciar, sin embargo, es que mientras que el deporte de marcas masculinizado se desarrolló en un contexto inglés y se difundió fuera de él, algunos aspectos fueron perfeccionados en una fase posterior de la deportivización en un contexto norteamericano y, particularmente, en los Estados Unidos de América. En Inglaterra el deporte de marcas fue constreñido a un espíritu amateurista que enfatizaba el "juego limpio" y desdeñaba la seriedad del deporte. Aún durante la tercera fase de la deportivización (1870-1920) junto a los logros de la cultura deportiva, la noción de "juego limpio" se difundió hacia Europa continental y hacia las colonias formales e informales del Imperio británico. Mientras que estas señalen pudieron ser interpretadas como un símbolo de distinción y cultura inglesa, los deportistas de otras sociedades eligieron practicar sus deportes de otra forma y con otra seriedad. Para el tiempo en que la cuarta fase de la deportivización (1920 a mediados de 1960) tomó auge, el espíritu norteamericano hubo ganado fuerza.

    La tercera fase de la deportivización produjo una forma diferencial de las prácticas "inglesas" del deporte. Los comentarios hechos por un historiador, Ensor, destacan la percepción británica de la difusión. Al analizar el "desarrollo de los juegos organizados" Ensor observó que ello podía constituir "un aporte inglés fundamental al mundo de la cultura" (1936, p. 164). Sea cual fuere los méritos de esa evaluación, la difusión estuvo fuertemente conectada con dos procesos interrelacionados: la emergencia de fuertes nacionalismos y la intensificación de los procesos de globalización. Durante este proceso se aprecia una intensificación de los sentimientos "nacionalistas", la aparición de estados étnicos y la invención de las tradiciones. Esto fue visto como la semilla de lo que Elias caracterizó como el deporte del siglo veinte, esto es, "la presión retroalimentadora de la competición entre estados y su rol como símbolo de estatus nacional" (Elias, 1986: p.23).

    En la búsqueda de un entendimiento del deporte global es necesario comprender cómo el proceso de deportivización está conectado con los intercambios entre civilizaciones. Es posible concluir en que aquellos deportes que aparecieron inicialmente en occidente puedan tener algún valor y significación "universales", cualquiera fueran estos. Y también es claro que estos deportes se han folclorizado, han adquirido significación particular y localista. Al situar el énfasis en la conexión con los intercambios entre civilizaciones, es necesario esclarecer un punto. Un estudio de muy largo plazo y perspectiva es necesario al estudiar el proceso globalizador. Aunque algunos sociólogos se han "limitado al presente" equivocadamente al explorar los proceso globales, un análisis de largo plazo de las relaciones entre civilizaciones es mucho más fructífero a la hora de estudiar la creación del deporte moderno. En este punto es necesario abordar la cuestión del significado del deporte moderno.

    Al estudiar la fase inicial de la deportivización, es necesario destacar los lazos de largo tiempo entre Europa continental y las civilizaciones antiguas no-occidentales. Aún cuando Inglaterra es la cuna del deporte moderno, otras ciudades europeas como Alemania jugaron un papel importante en su desarrollo y, de hecho, en el proceso general de deportivización. Los europeos ya estaban jugando cuando emergió el deporte moderno. Un reconocimiento de ello es necesario para referirse a cómo el Islam y el Oriente influyeron sobre los juegos y pasatiempos reales y folclóricos.

    Esta observación se aplica también a las fases iniciales del proceso de deportivización y a desarrollos más recientes. Es necesario considerar que la interdependencia cultural también ha afectado a emprendimientos más recientes dentro del occidente. Al enfatizar este punto, el análisis busca esclarecer una interpretación occidental del proceso de deportivización global. Y ello sin dejar de reconocer la importancia de algunas tradiciones culturales que han probado ser más importantes en el desarrollo del deporte. Elementos tales como el poder, la economía, la política y la cultura deben ser centrales en el análisis. Aún cuando el desarrollo del deporte moderno pueda ser claramente asociado con occidente, es importante reconocer, por un lado, la interconexión preexistente con culturas no-occidentales y, por el otro, el grado de permeabilidad con que formas y valores de Oriente han permeado el deporte contemporáneo. En este estado de conocimiento, solo es posible indicar la dirección que debería tomar el análisis. Tales elementos yacen en el corazón del debate en relación a la globalización, en el análisis inter-civilizacional y el rol y significado del deporte en el proceso global.

    Es importante destacar que las culturas "locales" no son herméticas, ajenas a otras culturas. No hay juego local o deporte gemeinschaft en Inglaterra o Europa continental que esté esperando para ser descubierto. Lo local ha sido siempre semipermeable. Lo que necesita ser entendido son las fuerzas centrífuga y centrípeta que caracterizan a la arena global, antigua y moderna. Una observación más que guía este proceso (es necesario enfatizar los procesos sociológicos y globales del deporte). El balance de fuerzas que juegan en el intercambio cultural está signado por una serie de redes de poder, luchas de eliminación y un enfrentamiento de similitudes, diferencias y mezclas entre grupos de competencia (Elias, 1939/1982). Es necesario esclarecer la naturaleza estratificada de este proceso que incluye elementos tales como género, etnia, clase y división etárea. El análisis entre civilizaciones proporciona algunos lineamientos importantes para realizar esta tarea.

    Al mismo tiempo que reconocer las relaciones con sociedades no-occidentales, la resistencia y la folclorización de los procesos, debemos dar crédito al auge y dominación relativa de occidente. Ello no significa llevar el análisis a un centro exclusivamente occidentalizado. Un análisis entre civilizaciones de tal naturaleza debe evitar las explicaciones monocausales, el pensamiento dicotómico y la tendencia a interpretar los procesos como gobernados intencionalmente o no por las acciones de los grupos establecidos o en vías de establecerse. Aquellos análisis apoyados en lo multifacético, lo multidireccional y los grupos de poder están mejor adaptados para entender el proceso de deportivización global. Sin embargo, la naturaleza estratificada de esos procesos merece una explicación más amplia. Necesitamos ver a esas divisiones como características interdependientes de las identidades individuales, políticas y de los procesos estructurados que definen a las relaciones humanas.


Hacia un modelo del Proceso Global de Deportivización: las claves estructuradas

    Existe una cantidad de explicaciones para la creación del deporte moderno (Elias y Dunning, 1986; Gruneau, 1988). Guttman (1978) ha aportado un resumen coherente basado en los análisis weberianos. Su análisis ha identificado siete características que explican el cambio del "rito a la marca". Ellas son: secularismo, igualdad de oportunidad, especialización, racionalización, organización burocrática, cuantificación y la búsqueda de la marca. Su trabajo más reciente (1994), apoyado más sobre la cultura hegemónica pero siendo aún un análisis figuracional retraído de Maguire, trabaja la difusión de las formas modernas del deporte. El trabajo de Van Bottenburg (2001) tiende a reforzar un acercamiento proceso/figuracional aunque es muy descriptivo y elimina la globalización y la investigación deportiva. Un trabajo más temprano de Rojek (1985) asume el mismo acercamiento pero identifica cuatro características de la práctica deportiva moderna: privatización, individuación, comercialización y pacificación. Y hay mucho de valor en estos análisis. Quiero apoyarme en las conceptos de Guttman y Rojek para identificar una serie de procesos estructurados que han permeado la emergencia, difusión y práctica del deporte global. Ello necesita de alguna elaboración.

    Basado en el desarrollo actual sobre la creación del deporte es evidente que en el curso de tres centurias una serie de procesos estructurados, que caracterizan al deporte de marcas, ha emergido y ha ganado fuerza (Maguire, 1999: también Roudometof & Robertson, 1995 y Therborn, 2000 para una discusión general de los procesos de globalización). Siete de esos procesos estructurados que han permeado el desarrollo global del deporte son identificados aquí. Dichos procesos fluyen desde una mezcla compleja de acciones sociales intencionadas y no intencionadas. Es importante destacar que mientras cada uno de esos procesos ha variado en el tiempo y en el espacio, ahora conforman una "fábrica" integrada (aquella del deporte de marca) que proporcionan el contexto en el cual las personas experimentan el deporte global. Más aún: el patrón y desarrollo de esos procesos estructurados reflejan y refuerzan las relaciones preexistentes de grupos establecidos/en vías de establecimiento y su geometría del poder dentro de cada sociedad en particular. Permítaseme destacar brevemente los elementos centrales de esos procesos estructurados.

  1. La emergencia y difusión del deporte de marcas ha sido testigo de la declinación de culturas deportivas folclóricas tanto en el occidente con en el no-occidente. Indiferentemente de tiempo o sociedad, el impacto del deporte moderno ha marginalizado a los juegos locales. Mientras tales prácticas no han desaparecido aún y pueden, en algunas sociedades, estar resurgiendo, la tendencia general es a considerarlas como elementos residuales de la cultura del cuerpo (Renson, 1997).

  2. Dado que el deporte moderno ha sido inventado por y para hombres, no debería sorprendernos que el deporte global refleje, hasta el presente, una ideología y confrontación sexista. Además, los corrillos del poder (FIFA, COI) se mantienen aún masculinizados. El mundo del deporte global es, por tanto, masculinizado y las manijas del poder están aún en manos de los hombres (Hargreaves, 1994).

  3. Concomitantemente con la globalización del deporte moderno, hemos asistido al surgimiento de prácticas que educan al cuerpo. Aquí es posible rastrear los cambios desde el siglo XIX al XX de una forma deportiva denominada "drill", práctica europea de gimnasia y danza, entrenamiento y educación física, a través de mutaciones ocurridas al final del siglo XX en comportamientos sociales tales como Estudio del Movimiento Humano, Ciencias del Deporte y Estudios Kinesiológicos (Kirk, 1998). El Estado, a través de sus políticas obligatorias de educación escolar, ha jugado un papel activo en la globalización del deporte.

  4. Desde sus formas más incipientes hasta sus manifestaciones más elaboradas del presente, el deporte ha reflejado y reforzado la medicalización, cientifización y racionalización de la expresividad humana. El atleta es visto cada vez más como una máquina eficiente, asociada a una ética del deporte relacionado con la performance "máxima". La lógica actual puede estar llevando al atleta hacia la modificación genética y la coexistencia con el hombre robot (cyborg) (Berryman & Park, 1992; Hoberman, 1992).

  5. El impacto del deporte global no solo ha afectado las formas de vida del hombre de diferentes sociedades sino también del lugar donde habita. En el largo plazo, a medida que las prácticas deportivas varían desde lo local a lo global, desde la baja a la alta intensidad, de los materiales "naturales" a los sintéticos, tanto el atleta como es espectador y el empleador se han convertido en consumidores de recursos escasos que atentan contra el medio ambiente. La necesidad de declarar a los Juegos Olímpicos de Sidney como "juegos ecológicos" destaca los elementos que nos atacan ahora y en el futuro, como parece marcar la tendencia. (Maguire et al, 2002).

  6. La difusión global del deporte no solo es reflejo del balance de poder actual entre y dentro naciones sino que, al presente, la élite de poder del deporte ha mantenido su reinado y ha conseguido incorporar a representantes de otros grandes negocios. Esto incluye a los gurúes mediáticos, personal de marketing y representantes de corporaciones transnacionales (Miller et al, 2001). Las demandas por democratización y transparencia en la toma de decisiones se mantienen insatisfechas mientras que los académicos de las políticas del deporte están impedidos de entrar en el juego.

  7. Tanto en la formación como en el desarrollo del deporte global actual hemos sido testigos de un aumento de las inequidades dentro de occidente y entre sociedades occidentales y no-occidentales. Aquí surgen cuestiones fundamentales acerca de la lucha de civilizaciones y el poder cultural. (Maguire, 1999).

    Estos, pues, son algunos de los procesos estructurados a través de los cuales se experimenta el deporte global. Estos procesos estructurados son el fermento sobre el cual se desarrollarán los deportes en el futuro. Tal como ha sido destacado con anterioridad, todos están caracterizados por elementos de poder, cultura y control. Todos permanecen en terreno contestatario.


¿Deportivización pasada - deportivización futura?

    ¿Cuál es el estado actual del juego? ¿Qué oportunidades hay de mantener una diversidad de culturas del cuerpo y desarrollar alguna noción de deporte sustentable? Con estos siete procesos estructurados que han permeado las fases de deportivización y utilizándolos como herramientas de análisis, no hay mucho espacio para el optimismo. Al decir esto, permítaseme intentar realizar una conexión entre las condiciones globales amplias y la posición dentro del mundo del deporte. En términos de medio ambiente, el planeta acusa una pérdida o disminución de la diversidad del medio. Las especies enfrentan el peligro de extinción ya sea por una degradación ambiental, cambio en el clima o la introducción de nuevas especies. Lo que antes fue dominante es ahora residual. Para combatir este proceso, el Movimiento Green Peace ha destacado la necesidad de una nueva ética que celebre la diversidad, sustentabilidad y confronte las actividades de las corporaciones transnacionales.

    En forma similar, las corporaciones transnacionales están conectadas a una industria del deporte y un complejo mediático que polucionan el medio ambiente, explota los trabajadores locales y comercializa la homogeneidad. A lo ancho del planeta las formas de vida, las culturas locales y las tradiciones del movimiento corporal están en peligro de degradación, vaciamiento o extinción. Los tentáculos del deporte de marca moderno, ya sea a través del Movimiento Olímpico o de los programas de educación física escolares, reafirman al deporte de élite como el único que cuenta. En relación al medio ambiente, es desesperadamente necesaria la preservación y promoción de la diversidad de las formas físicas y el desarrollo sustentable de procesos del deporte. Nociones tales como "deporte ecológico", aunque aún en sus etapas de infancia, necesita ser apoyado en tres aspectos fundamentales:

    Primero: hay necesidad de respetar la diversidad y riqueza de las culturas locales. Segundo: debe reconocerse el potencial y la significación, tanto local como mundial, de la diversidad de prácticas deportivas como legado de toda la humanidad. Tercero: debe acordarse que la práctica del deporte se efectúe basándose en principios de sustentabilidad medioambiental. Aquí se mezclan cuestiones sobre hombre y medio ambiente, diversidad y sustentabilidad. Una ética del deporte ecológico es necesaria para enfrentar esa versión global del deporte que promueven los medios y los productores de bienes deportivos. A este respecto, debemos desarrollar tanto un sentido de protección del planeta (y así del medio ambiente) como una conciencia de la riqueza cultural del legado que aún existe en las diferentes civilizaciones.

    La fase más reciente de deportivización/globalización (mediados de 1960 hasta el presente) contiene elementos, como fue mencionado anteriormente, que refuerzan la idea de una disminución de contrastes y de un incremento de la variedad en las culturas del cuerpo. Un juego de procesos gemelos están en operación: por un lado, hay una consolidación de un deporte mass-mediatizado y mercantilizado y, por el otro, un reto al deporte de marcas. Los productos del deporte mercantilizado están insertos en un complejo económico y político que refleja los intereses de occidente en general y del corporaciones trasnacionales en particular. El fanático es un consumidor, el atleta un trabajador, el club una marca y el deporte un bien mercantilizado. Y esto aún es terreno contestatario. Ello es evidente en varias maneras. Occidente está siendo amenazado dentro y fuera del terreno de juego. Las corporaciones transnacionales están expuestas cada día más tanto al brillo del éxito como al boicot de activistas y grupos medioambientalistas. Una nueva variedad de actividades deportivas culturales ha emergido como prácticas contra-hegemónicas. Aquí presenciamos resistencia, reinvención, adaptación y localismo. Además, las tradiciones localistas, como especies en peligro de extinción, mantienen la habilidad de adaptarse y sobrevivir, reciclarse y renovarse.

    Quienes estén involucrados con la Educación Física deberán decidir qué disciplinas deportivas importan. El deporte moderno de marcas puede ser promovido en nuestras universidades y colegios como el modelo dominante, exclusivo para el cuerpo. La educación en el deporte reemplaza la educación física, los entrenadores sustituyen a los profesores y los buscadores de talentos canalizan a los atletas a través de canales angostos y preestablecidos. Alternativamente, los diseñadores de programas podrán ser informados a través de desarrollos humanos antes que de performances humanas (Maguire, 1991). Asimismo, una "deportivización" del currículo puede ser promovido. La diversidad puede ser fomentada y la riqueza de los diferentes medios deportivos reconocida. A través del desarrollo de un deporte sustentable y de la enseñanza de una ética medioambientalista, puede ser creado un sentido de protección del medio ambiente. Estos cambios son una parte de un movimiento global del deporte para tornarlo más democrático, con un proceso de decisión más transparente y unos decidores más controlables. Esto no parece estar sucediendo pero el esfuerzo debe ser hecho.


Conclusiones

    Al estudiar el desarrollo del deporte global debe analizarse tanto los aspectos intencionales como los no intencionales. Mientras que los actos de los representantes de las agencias transnacionales o de la clase capitalista transnacional son potencialmente más importante en el corto plazo, las prácticas no intencionales transnacionales, relativamente más autónomas, lo son en el largo plazo. Estas prácticas "estructuran" los planes y actos subsiguientes de las agencias y la clase capitalista transnacionales. Adicionalmente, el consumo de bienes culturales no-locales por parte de los grupos nacionales puede ser tanto activo como heterogéneo. Una resistencia al proceso global de deportivización puede ser posible. Existe una política económica de producción y consumo de bienes de deporte y recreación que puede llevar a un ascenso de una selección muy acotada de prácticas deportivas culturales occidentalizadas. La globalización puede ser entendida, entonces, como el esfuerzo de grupos más establecidos para regular el flujo global y de las formas en que las gentes locales resisten esos procesos y reciclan sus propios productos culturales. Somos testigos de una globalización del deporte y de un incremento de la diversidad de culturas deportivas.

    Es entonces posible determinar el éxito occidental en términos de estructuras globales, organizaciones, ideologías y performances. Las culturas no occidentalizadas se resisten y reinterpretan los deportes occidentales y mantienen y promueven, en un plano global, sus propios intereses locales. Mientras que la velocidad, la escala y el volumen del desarrollo deportivo están interconectados con un más amplio flujo de personas, tecnología, finanzas, imágenes e ideologías que son controladas por occidente, en el largo plazo es posible ver signos que nos llevan a pensar en una descentralización del occidente en una variedad de contextos. El deporte no es la excepción. Al adoptar un análisis multicausal, multidireccional que descubra tanto la homogeneidad como la heterogeneidad, los investigadores estarán mejor posicionados para entender la mezcla global cultural que está teniendo lugar. El significado, control y organización del deporte están siendo paulatinamente contestados desde diferentes bloques de civilización, que socavan las nociones de contenido, significado, control, organización e ideología del deporte tanto del siglo XIX como del XX. El estudio del deporte nos permite destacar algunos aspectos importantes de la condición humana global.


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