Presencia e incorporación de la mujer en la enseñanza de la educación física y el deporte |
|||
* Catedrática de Escuela Universitaria de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de La Coruña. Doctora en Educación Física, por la Universidad de La Coruña. Licenciada en Psicología y licenciada en Pedagogía, por la Universidad de Santiago. Licenciada en Educación Física, por el INEF de Madrid. ** Psicólogo del Cuerpo Militar de Sanidad - Armada. Doctor en Psicología, Licenciado en Psicología Licenciado en Pedagogía, por la Universidad de Santiago. |
María del Pilar Martínez Seijas* Jesús Santiago Barreiro García** pilarmseijas@telefonica.net (España) |
|
|
|
|||
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 9 - N° 65 - Octubre de 2003 |
1 / 1
I. Introducción
La actividad física y el deporte están experimentando una expansión creciente en nuestra sociedad. Sus repercusiones son inmediatas en diferentes ámbitos, desde la salud y la cultura a las relaciones sociales (Setzen, 1984). Tiene además un importante papel en la creación de puestos de trabajo; aunque los datos existentes dificultan la tarea de mostrar la estructura ocupacional del deporte, creando un alto grado de incertidumbre entre los gestores e instancias que han de diseñar el empleo y la formación.
Es indudable el papel tan importante que en esta actividad tienen los recursos humanos, y al igual que en el resto de los sectores económicos, la participación femenina es inferior a la de los varones: la presencia de la mujer es menor, y previsiblemente desarrollando las tareas menos cualificadas y con menor remuneración (salvo en el campo de la docencia) (Appel, 1987).
La percepción que se tiene de esta profesión parece dominada por el estereotipo de ser típicamente masculina, especialmente en lo que al deporte se refiere, y más en el caso del deporte competitivo. En cuanto a la formación, es una profesión que ha sufrido vaivenes en la adopción de su status, así como de su propia identidad formativa. Todos estos factores han podido contribuir a la escasa presencia femenina entre los profesionales del sector.
Nuestra pretensión es tratar de analizar y poner de manifiesto cuál es la situación de la mujer en esta actividad, al menos en el estadio inicial, el de la formación, tomando como esquema conceptual la teoría del capital humano, por que nos va a proporcionar una explicación plausible de la fuerte conexión existente entre educación y mercado de trabajo, y además ofrece una explicación de porqué los empleadores están dispuestos a pagar salarios superiores a los individuos con mayor nivel de instrucción y formación, o porqué los sujetos difieren su entrada en el mercado laboral optando por adquirir mayor formación. Por otra parte, queremos destacar que este ha sido un enfoque clave y con gran número de adeptos entre los diseñadores de la planificación educativa.
II. Discriminación y educaciónHasta la formalización de la teoría del capital humano, a principios de los años sesenta, la formación se consideraba como un mecanismo fundamental para conseguir una sociedad más igualitaria y justa, en cuanto transmitía a la persona unos valores humanos y sociales que contribuían a mejorar su calidad de vida y la de la sociedad en general. Esta visión de la educación se modificó posteriormente, al considerar el proceso educativo además, como una elección de la persona, como una inversión, según la teoría del capital humano. Tiene como eje central el supuesto según el cual las personas invierten voluntariamente en educación para aumentar su capacidad productiva, al incrementar sus habilidades y capacidades personales, por medio de la formación recibida. Los incrementos de productividad que se derivan de su mayor nivel de formación, se transformarán en un incremento de salarios percibidos en el futuro (Schultz, 1961; Becker, 1964), partiendo de los datos proporcionados por la alta correlación existente entre el nivel educativo y el nivel salarial consolidado.
Tras esta primera formulación que podríamos llamar "optimista", desde la teoría del capital humano se constata que pese a mantener un nivel de estudios dado, existen diferencias salariales entre las personas. Este hecho se explica acudiendo a la llamada "hipótesis de la selección", que propone el uso instrumental de la educación o del nivel de instrucción alcanzado por un individuo como un tamiz o filtro que utiliza el empleador (Lazear, 1977). La formación recibida no convierte a la persona que la recibe en más productiva, pero si permite efectuar una selección entre los más capaces. El empleador recurre a estereotipos tales como el sexo, color, titulación académica, estado civil, edad o experiencia profesional, como buenos predictores del desempeño laboral. La titulación académica y/o el sexo, solas o conjuntamente con otras variables, reducen los costes de identificar entre los candidatos, discriminando a los miembros atípicos de los grupos sociales. Y en el caso de la titulación es un estereotipo legalmente admitido y socialmente bien aceptado.
Un intento ulterior de explicación de la discriminación lo proporciona la teoría de los mercados laborales segmentados (Carnoy, 1980). Consideran la discriminación sexual, racial, étnica, como algo consustancial al sistema de relaciones laborales imperante en el sistema capitalista. Observaron que los buenos empleos no se asignan fortuitamente, sin tener en cuenta las características personales, y que generalmente, se produce poca movilidad a lo largo del tiempo entre los grupos de empleos definidos. Esto supone que cualquier índice de calidad en el empleo que se tome, sean los salarios, desempleo o la rotación de los puestos, no se distribuye bimodalmente, entre gentes con más o menos preparación, hombres o mujeres, sino que la distribución es multimodal, entre distintas categorías de trabajadores, atendiendo a diferentes variables, entre las que se encuentran la preparación, edad, sexo, estado civil, etc.; y que difiere, a su vez, entre los mercados laborales primarios o de las grandes empresas (con sindicatos, seguridad laboral y perspectivas profesionales), y los secundarios, propios de las pequeñas empresas o negocios familiares (sin sindicatos, con empleos con escaso porvenir).
Los comportamientos discriminatorios de los empleadores son más o menos discutidos, en términos de equidad, según se ponga el énfasis en unas u otras características: existe una mayor aceptación en lo que respecta a la titulación académica, pero resulta menos aceptable si se recurre a la variable sexo o grupo étnico. El incentivo para formar a los empleados obedece, en ocasiones, al intento de evitar la salida de los propios empleados, reducir la rotación o robar mano de obra a la competencia. Pese a esta visión tan pesimista de los mercados primarios y desesperanzadora de los secundarios, se ha demostrado que, de las posibles acciones, las más eficaces son aquellas que optan por desarrollar políticas activas de empleo, centradas en la formación e instrucción de las personas (Peiró, 1999).
Simplificando enormemente los diferentes aspectos presentes en las relaciones existentes entre la educación y el empleo, cabe pensar que es necesario incidir en la formación (Lewin, 1981) como el elemento clave para compensar otros déficits originados por otras variables, sin olvidar que hay cambios que únicamente se pueden abordar o impulsar desde el nivel legal (Hartmann, 1994). El incremento de la formación tiene una inmediata repercusión en el individuo, y en el bienestar social, en términos de mayores posibilidades de empleo y remuneración, caso de las personas individualmente consideradas, y en términos de equidad distributiva, mejora en la calidad de vida, si nos referimos a la sociedad globalmente (Psacharopoulos, 1975).
A pesar de lo anteriormente expuesto resulta paradójico observar como existen profesiones y actividades en las que hasta fechas recientes el desempleo era algo episódico (lo que por sí mismo podría constituir una importante motivación), y a las que la mujer no se ha incorporado con normalidad, tal es el caso de la educación física y el deporte, como veremos a continuación, a pesar del incremento verificado en otras áreas (en especial la enseñanza, y también de la educación física).
III. La formación en educación física en EspañaHistóricamente la formación de profesionales de la educación física ha seguido diferente modelos, a lo largo de más de un siglo de vida, entre los que destacan, según Hernández (1995): bivalente, monovalente y monovalente con especialización. En el caso del modelo bivalente, anterior a 1970, la doble formación se relacionaba con la docencia o la formación de profesores, entre profesionales de otras áreas (militares, médicos, profesores, etc.). Proporcionaba una doble cualificación profesional (salvo en el caso del Plan de las profesoras de educación física, de 1960), otorgaba ciertas ventajas en el empleo al asegurar otras salidas profesionales, pero la formación era menos específica, con falta de identidad de la material y consiguiente ausencia de independencia profesional (caso típico de la formación impartida en escuelas del Ejército de Tierra y Medicina, con una doble vinculación en el segundo caso, de la Sección de Pedagogía de la Facultad de Filosofía y Letras). Se definió, de este modo, el empleo en educación física como algo secundario para los profesionales en ejercicio.
El modelo monovalente, que surge con la puesta en marcha del INEF de Madrid, en 1967 (Zagalaz, 1998), trataba de conseguir a través de una formación más específica en educación física y deportes, una sola cualificación profesional como docente y pedagogo del deporte (Cagigal, 1975). Mantenía en el plan de estudios una polarización entre los aspectos docentes y el área de deportes, apuntando tímidamente el área de "gestión deportiva". Tuvo la virtualidad de ahondar en la identidad de la disciplina y de la profesión.
El tercer modelo, monovalente con especialización, en vigor a partir de 1981 (con posterioridad a la promulgación de la Ley General de la Cultura Física y el Deporte de 1980), orienta la formación hacia una única cualificación, pero con distintas especializaciones (docencia, poblaciones especiales, entrenamiento, gestión, ocio y recreación), abriendo las puertas a una sola identidad profesional, pero con salidas laborales más diversificadas. Se inicia en esta nueva etapa histórica un proceso de armonización con los restantes países de la Unión Europea. Además, se generaliza la formación de post-grado (especialmente a partir del curso académico 1992-93).
El esfuerzo para encontrar su auténtica dimensión profesional y status laboral, ha sido importante, en un proceso que ilustra gráficamente esta transición desde "la gimnasia a la educación física". En la búsqueda de identidad se ha tratado de conseguir un equilibrio en lo que a sus fines se refiere, moviéndose en un continuo bipolarizado entre la consideración más genérica de medio para alcanzar la salud, a la más utilitarista, con unos objetivos más inmediatos, típico del ámbito militar, con una gran tradición (Aquino, 1997).
En línea con lo expuesto, se puede decir que la educación física se desenvuelve entre las tensiones que generan diferentes tendencias: biológica, psico-pedagógica, crítico-reproductiva e histórico-crítica. Así, la primera hereda un cierto reduccionismo biológico, más en la línea instrumental de la gimnasia tradicional, volcada a la preparación de individuos útiles para el trabajo, para que respondan a las demandas de la sociedad industrial. La tendencia psicopedagógica adopta una visión del proceso educativo centrado en la parte técnica, en facilitar al máximo la asimilación de los contenidos educativos; asignando a la educación física el papel de formar, dentro de su área, un ciudadano "adaptado".
Estas tendencias pugnan con aquellas otras que dotan a la educación física de un contenido más educativo, o centrado en aspectos psicológicos y evolutivos del educando, al hacerla participar de todos los aspectos colaterales que están presentes en la acción educativa, incidiendo en facetas tales como la comunicación, expresión e integración social. La tendencia crítico-reproductiva enfoca la educación física como un instrumento de vehiculación ideológica, rechazando la neutralidad educativa, aportando una óptica integradora y sintetizadorza de la realidad social, desde una perspectiva ideológica dada. Para la tendencia histórico-crítica la educación física parte de la intervención educativa, y concibe el proceso educativo es un instrumento de preparación del hombre para vivir críticamente en la sociedad: conocer, discutir, proponer cambios de reglas de conducta y valores sociales constituirá el fin último de la educación, según este enfoque.
Pero a pesar de los cambios experimentados derivados de la evolución en los planes de estudio y en los planteamientos didácticos de la formación, parece que esta profesión se percibe como más "masculina", que "femenina", a tenor de los datos existentes referidos a los niveles de ocupación.
IV. El empleo en educación físicaEl perfil ocupacional predominante entre los profesionales de la educación física y el deporte, durante los años ochenta en nuestro país, podría dibujarse entorno a los siguientes datos: profesión mayoritariamente masculina (75 % de los efectivos que la ejercen son varones); población profesional joven, con una media de edad inferior a los 35 años (90 % de los casos; dedicación prioritaria a la enseñanza (69,1 %) de la educación física en centros escolares, en su mayoría públicos, y con un menor nivel de ocupación en tareas ajenas al sistema educativo (30,9 %).
La enseñanza proporciona ocupación a una buena parte de las mujeres (88,3 %), mientras que en labores ajenas a la enseñanza predominan los varones (32,7 % de hombres, frente al 11,7 % de mujeres). La mayoría ejerce en el nivel educativo correspondiente al bachillerato y formación profesional (59,6 %) y en menor medida en la enseñanza superior (15,1 %). Predominio del pluriempleo, con más de dos empleos, sobre todo entre los varones. Se desconoce el desempleo, como tal situación laboral.
La evolución y el desarrollo de la sociedad, en general, al demandar un mayor grado de bienestar, propició la implicación de otras estructuras administrativas en el mundo del deporte, como pudo ser la empresa privada, y especialmente, el municipio, a través de figuras tales como los patronatos deportivos, institutos municipales y similares. Este fenómeno incide en el empleo de los profesionales de la educación física y el deporte, dibujando en la primera mitad de la década de los noventa una situación caracterizada por: cierto envejecimiento de la población activa, incremento del empleo fuera de la enseñanza, aumento tímido de la incorporación femenina, fuerte presencia del sector público de la economía como principal empleador, incremento de la tasa de desempleo (fenómeno casi desconocido durante la década anterior), papel más activo en el nivel de gestión, papel creciente de las entidades privadas y asociativas, aunque con bajo nivel de empleo, va cobrando importancia.
Pese a las diferencias que existen entre los distintos niveles educativos en que ejercen su profesión, resulta interesante apuntar la percepción que de sí mismos tienen los docentes de educación física de enseñanza primaria, pero que puede reflejar bastante bien la situación de los docentes, por ser una parte importante del colectivo, y ser referencia obligada por el papel tan estratégico que ejercen. Aunque en este caso los datos se refieren a la comunidad de Castilla-León (Fraile, 1995), se ven como una profesión eminentemente desempeñada por varones, debido tanto al interés y empeño personal en desarrollarla, como por la práctica tradicional (se ve más masculina). Suelen abandonar su ejercicio a partir de cierta edad, o cuando perciben una pérdida de la condición física, regresando a su especialidad de origen. Suelen ejercer en centros públicos urbanos, mientras que sus compañeros de las zonas rurales no suelen ser especialistas, sino generalistas, situación que se acentúa en el caso de los colegios privados.
Se consideran escasamente valorados por el resto de sus compañeros, padres y administración, y más valorados por el alumnado. Atribuyen tal infravaloración a diferentes causas, entre las que figuran: la carencia de una formación específica (tanto por la ausencia de equilibrio entre la parte didáctica y de desarrollo físico, como por los sucesivos vaivenes entre modelos, históricamente), la falta de continuidad en el mismo centro, la escasez de instalaciones deportivas en los centros escolares (que impide desarrollar las tareas que les encomienda la normativa legal educativa), y la ausencia de estos profesionales en los cargos directivos de sus respectivos centros escolares.
V. MetodologíaPara llevar a cabo nuestro análisis de la ocupación en la educación física echamos mano de los datos disponibles, a través de los censos de población de 1991, publicados por el Instituto Nacional de Estadística, complementados por otros solicitados a los centros de formación superior de los distintos INEF o Facultades de ciencias de la actividad física y el deporte, durante 1999, con diferente suerte en cuanto a la calidad de esta última fuente, achacable, quizás, a cierta falta de pericia, por nuestra parte. Los datos obtenidos confirman en buena medida nuestro planteamiento e hipótesis de partida, en cuanto a la sub-representación femenina en el mundo de la educación física, tal y como veremos a continuación.
VI. Resultados
VI.1. Actividad económica y presencia de la mujer:
La incorporación de la mujer al mercado laboral es un fenómeno general en todos los países de nuestro entorno cultural y geográfico, debido tanto al propio empeño, como favorecido por la escasez de mano de obra masculina, en determinadas profesiones (Martínez, 1999). En ocasiones esta evolución no es homogénea, presenta altibajos, tal y como dejan entrever los datos relativos a la actividad económica, en general, y del deporte, en particular.
La presencia femenina en España - tabla 1-, al igual que en el resto de países, es más reducida que la masculina entre la población activa (34,20), ofrece una tasa de actividad más baja (33,26), pero la situación se agrava en el caso del deporte, donde a penas supera una quinta parte de los activos humanos dedicados a tal actividad.
Tabla 1. Población activa española mayor de 16 años, por sexo, en relación con la actividad
Fuente: INE. (1991): Censo de Población de 1.991; y elaboración propia.
VI.2. Empleo y deporte
La evolución del empleo, según los agentes empleadores y grupos ocupacionales en este ámbito de actividad, tal y como se indica en la tabla 2, nos indica que en términos absolutos, tanto en el año de partida (1973), como en 1991, que nos sirve de contraste, el primer agente generados de empleo es el sector público, especialmente la enseñanza, que sigue proporcionando la mayoría de las ocupaciones (28,47 %), y que junto a los creados por los ayuntamientos superan el 52 %, del total. Destaca por volumen de ocupación el papel de la empresa privada, que ha experimentado un crecimiento espectacular, y que al igual que las entidades públicas, antes señaladas, superan la tasa de variación promedio (334,44 %) respecto al año de partida. En menor medida, cabe destacar el crecimiento que se aprecia entre las asociaciones privadas.
Tabla 2. Evolución en la distribución del número de empleos, según los agentes empleadores y grupos ocupacionales, entre 1973 y 1991
Respecto a los grupos ocupacionales, agrupados en cinco categorías, destaca el importante papel de los monitores y los docentes de educación física, que suponen casi el 60 % de los ocupados (31,81 %, en el primer caso y 28,47 %, en el segundo). Es decir, los grupos más vinculados con los sectores públicos, y en los que justamente la mujer tiene una importante representación (especialmente en la docencia no universitaria), a pesar de la carencia de datos concretos. Son también aquellos peldaños de la educación física más volcados con la dimensión más educativa, y menos orientados a la competición o deporte entendido en el sentido más tradicional.
El grupo denominado "monitor", es a efectos ocupacionales el primero en cuanto a volumen de empleo, y el que ha absorbido el gran crecimiento experimentado por la empresa privada (iniciativas de las APA's, tiempo libre, etc.).
De la proyección del número de empleos generados según los diferentes escenarios de crecimiento económico, tabla 3, se aprecia que en cualquiera de las tres coyunturas hipotetizadas (decrecimiento, crecimiento moderado y expansión económica), destaca la categoría de "monitor", como aquella que crea mayor número de empleos, lo que parece confirmar esa vinculación tan importante de la actividad física tanto con la educación, como con el bienestar social (con un importante patronazgo de las instituciones de titularidad pública). Indirectamente y en buena medida, a pesar de la ausencia de datos concretos que confirmen tal suposición, se puede considerar como una confirmación del fenómeno del empleo femenino, más volcado a una actividad de tipo formativo y generalista (salud, educación, bienestar y deporte de base), y menos enfocado a la faceta competitiva (escaso número de mujeres entrenadores o preparadores físicos), aunque esto suponga mayor precariedad en términos de remuneración y contratación, y no ser, por ello, menos exigente o ingrato en cuanto a dedicación e implicación personal.
Tabla 3. Proyección del número de empleos, según grupos ocupacionales e hipotéticos escenarios de crecimiento económico (2001)
Aunque estos datos no ofrecen información sobre el diferente peso de hombres y mujeres, es posible pensar, conforme con el esquema adoptado de la teoría del capital humano, que en el mismo proceso de formación se esté generando ya esa falta de representación femenina en el terreno de la actividad física y el deporte. En el caso del INEF-Galicia, tomando como referencia los datos proporcionados por la Xunta (1992), tabla 4, los 592 alumnos matriculados en el curso 1991-92, eran el 7,19 % de la Universidad de la Coruña, de ellos el 59 % varones, y el 29,36 % mujeres; mientras que en el resto de facultades y escuelas universitarias, ambas cifras tienden a igualarse (49 % de mujeres y 51 % de varones).
Tabla 4. Alumnos de la Universidad de La Coruña e INEF-Galicia, según sexo (1991-1999).
Únicamente se encuentran unos datos con una estructura similar en el número de alumnos de tercer ciclo (situación que se ha corregido en épocas más recientes). Los datos revelan que las chicas, a la hora de elegir carrera, parecen encontrar más dificultades para optar a esta actividad, o al menos, no les resulta tan atractiva (pese a la inexistencia de paro, en estas fechas). Y pasada una década las cosas no han mejorado, manteniéndose la misma proporción, o incluso empeorando.
VI. 3. Evolución de la formación de titulados
La evolución de la matrícula del alumnado de los centros de educación física pone bien a las claras el estancamiento de la formación superior de los profesionales de esta rama de actividad, fruto de la política educativa generada por la limitación de plazas o "numerus clausus", y así se observa en la tabla 5. Esta autolimitación en la generación de titulados obedece a un comportamiento típico de todas las corporaciones profesionales tendente a la autodefensa, más que a un estancamiento de la demanda de los nuevos candidatos a entrar en dichos centros, y entronca con la visión más economicista de la formación y la planificación del gasto educativo, medida en términos de gasto público, sin tener en cuenta otras variables.
Tabla 5. Evolución matrícula del alumnado de centros del INEF, por cursos.
Fuente:
a) Archivos Gestión Académica INEF-Galicia (1999),
b) SHEEIVEF (Vitoria-Gasteiz) (1999),
c) Secretaría General del INEF-Madrid (1999),
d1). Facultad de Ciencias de la Act. Fís. y el Deporte, relativos a INEF (1999),
d2). Facultad de Ciencias de la Act. Fís. y el Deporte, relativos a la FCAFD (1999),
e). INCAFD de León (1999),
f) INEFC-Lleida.
g) Facultad de CC. ,de la Act. Fís. , y el Deporte de la ULPGC(1999)
h) Facultat de Ciêncies de l´Activitat Física i l¨Esport (1999), y elaboración propia.
En el caso del INEF-Galicia, tomando como referencia los datos proporcionados por la Xunta (1992), los alumnos matriculados en el curso 1991-92 eran 592, suponiendo el 7,19 % de la Universidad de La Coruña, de los cuales 397 (59%) eran varones y 165 (29,36%) mujeres; mientras que en el resto de centros, las cifras tienden a igualarse (8.287 -49%-mujeres, por 8.585 -51%- varones). Únicamente se encuentran unos datos con estructura similar en el número de alumnos del tercer ciclo (29,24% de mujeres, por 70,76% de varones). Estos datos revelan que las chicas a la hora de elegir esta carrera encuentran más dificultades, o al menos les resulta menos atractiva que a los varones (pese a existir, en tales fechas, una exigua tasa de desempleo).
El papel femenino, en cuanto al profesorado se refiere -tabla 6-, es más bien reducido. Los datos relativos a personas con un estatuto laboral de tipo funcionarial, con una gran estabilidad temporal, no puede decirse que revelen la realidad de la actividad en el mundo de la actividad física y el deporte de nuestro país. A pesar de ello, distan del óptimo 50 % que reflejaría el ideal de incorporación de la mujer ( o también de abandono por parte de los varones) en una situación normalizada en ésta y otras actividades. Con todo, pese a la patente infra-representación femenina entre los docentes, no puede hablarse de una situación de homogeneidad. Así, mientras que la ratio o promedio de presencia mujer/varón, es de 1 a 2 en los centros de Vitoria y Madrid, o incluso superior en el caso de León, alcanza sus cuotas máximas en el caso de Galicia y Granada, llegando a una proporción de 1 mujer por cada cinco docentes varones. Tal situación se confirma con el dato, quizás trivial o caricaturesco, pero no menos cierto, por el cual ninguna de las direcciones de estos centros es desempeñada por mujeres, confirmando el ya conocido efecto "techo de cristal", constituido por toda la serie de invisibles trabas que impiden el ascenso profesional de la mujer (Barberá, 2000).
Tabla 6. Evolución del profesorado de los centros del INEF según sexo, por cursos.
Fuente:
a) Archivos Gestión Académica INEF-Galicia (1999),
b) SHEE-IVEF (Vitoria-Gasteiz)(1999),
c). Secretaría General del INEF-Madrid(1999),
d1). Facultad de Ciencias de la Act. Fís. y el Deporte, relativos a INEF(1999),
d2). Facultad de Ciencias de la Act. Fís. y el Deporte, relativos a la FCAFD(1999),
e). INCAFD de León(1999),
f).INEFC-Lleida (1999)
g) Facultad de CC., de la Act. Fís. y el Deporte de ULPGC (1999)
h) Facultat de Ciències de l'Activitat Física i l'Esport (1999), y elaboración propia.
Una situación similar se observa en la evolución del número de licenciados, tabla 7, caracterizada por la preponderancia de los alumnos varones.
Tabla 7. Evolución del número de licenciados de los centros del INEF según sexo, por cursos.
Fuente:
a) Archivos Gestión Académica INEF-Galicia (1999),
b) SHEE-IVEF (Vitoria-Gasteiz) (1999),
c). Secretaría General del INEF-Madrid (1999),
d1). Facultad de Ciencias de la Act. Fís. y el Deporte, relativos a INEF (1999),
d2). Facultad de Ciencias de la Act. Fís. y el Deporte, relativos a la FCAFD (1999),
e). INCAFD de León (1999),
f). INEFC-Lleida (1999)
g) Facultad de CC.Act.Fís. y el deporte de la ULPGC (1999)
h) Facultat de Ciències de l'Activitat Física i l'Esport de Valencia (1999), y elaboración propia.
VII. Conclusiones
De lo expuesto con anterioridad se puede concluir que la incorporación de la mujer a esta área de actividad se está produciendo con más lentitud que en el resto de los sectores, en general, y de la educación, en particular.
La creación de empleo ha sido muy importante, y en ocasiones la demanda de titulados ha igualado e incluso superado a la oferta. En cuanto a la variable sexo, motivación inicial de nuestro trabajo, es evidente que la escasez de datos oficiales disponibles nos ha impedido mostrar o extraer conclusiones más evidentes, obligándonos a efectuar interpretaciones de los datos, arriesgadas, en ocasiones.
Es necesario destacar que hemos dado un tratamiento homogéneo a un fenómeno realmente heterogéneo, cual es la disparidad de situaciones y planteamientos entre los diferentes tipos de profesionales que existen en esta área de actividad (Licenciados de INEF, Diplomados de Escuelas Universitarias de Magisterio, Titulados de Formación Profesional), que precisa de una mayor profundización y estudio.
En general, se puede afirmar que la mujer no se ha incorporado con normalidad (estadística, del 50 %) a esta actividad, pese a la expansión que la misma ha experimentado. Su representación entre el profesorado y número de titulados, a la luz de los datos recabados, dista de equipararse con la del resto de las actividades. Cabe pensar que es una profesión en la que predomina la caracterización de la misma como "masculina" (Liston, 1993), y en la que la dimensión deportiva priva sobre la puramente educativa (o al menos esa es la percepción que de la misma se tiene). Esta catalogación puede explicar no solo la escasez de la demanda, sino también lo exiguo de la oferta (reducido número de tituladas en este campo) y que se verifique un incremento de la representación de mujeres tituladas en el ejercicio de la profesión, pese al aumento de cualificación, y más en aquellas tareas que impliquen altos niveles de decisión y/o responsabilidad.
En esta actividad tiene una fuerte presencia el sector público, lo cual es una característica positiva de cara al empleo femenino: garantiza, aunque solo sea nominalmente, un trato no discriminatorio (ni laboral, ni salarialmente), al menos, hasta la fecha.
Resulta interesante el importante despegue del sector privado, en términos de creación de empleo, y de fomento de una atmósfera favorable de la iniciativa privada a las actividades relacionadas con la educación y el bienestar. Debemos tener presente que el aumento experimentado en términos de generación de empleo, auspiciado por el incremento de la ocupación en la enseñanza, especialmente en el ámbito público, ha tocado techo, y que dadas las actuales tendencias demográficas, permanecerá estacionario o bien experimentará un decrecimiento moderado, que deberá sustituir la iniciativa privada y/o derivarse hacia nuevos campos de actividad (docente y técnica en ámbitos tales como la terapéutica: asistencia a la tercera edad, rehabilitación, preparación para el parto; centros penitenciarios o similares).
A modo de corolario, podemos decir que pretendimos abrir una pequeña brecha hacia la necesidad de enfocar el tema de la actividad femenina interpretada, con mayor o menor acierto, desde el prisma de la planificación educativa, aunque a veces los datos no nos hayan seguido en nuestro afán; y además reflexionar sobre la supuesta "masculinización" de esta profesión o falta de interés femenino por esta actividad.
Bibliografía
APPEL, M.W. (1987): Enseñanza y trabajo femenino: un análisis histórico e ideológico comparado, en Revista de educación, 1987, nº 283, 79-99.
AQUINO, I., et als.(1997): De la gimnasia a la educación física. Publicaciones de la Universidad de Alicante, 1997.
BARBERA, E. et als. (2000): Mujeres directivas ante el tercer milenio: el proyecto NOWDI, en Papeles del Psicólogo, 2000, nº 75, 46-52.
BECKER, G.S. (1964): Human Capital. Princeton University Press, Princeton, NJ, 1964.
CAGIGAL, J.Mª, (1975): El deporte en la sociedad actual, Ed. Prensa Española, Madrid, 1975.
CARNOY, M. (1980): Education, work and employment, II: Segmented labour markets. UNESCO, International Institute of Educational Planning, Paris, 1980.
FRAILE, A. (1995): El maestro de educación física y su cambio profesional. Amarú Ed., Salamanca, 1995.
HARTMANN, H. (1994): Capitalismo, patriarcado y segregación en los empleos por sexos, en Borderías, C., et als. (eds.): Las mujeres y el trabajo: rupturas conceptuales. Barcelona, Icaria-Fuhem, 1994, 253-294.
HERNÁNDEZ, J.L. (1995): La profesión y el empleo de los licenciados en Educación Física, en ICD: Investigación en Ciencias del Deporte, núm. 4, 1995, monográfico sobre: Estructura ocupacional y mercado laboral en el deporte, MEC, Consejo Superior de Deportes, Madrid, 57-76.
LAZEAR, E. (1977): Academic achievement and job performance, en American Economic Review, nº 67, 1977, 252-254.
LEWIN, H. (1981): The identity crisis of educational planning. Harvard Educational Review, 1981, vol. 51, nº 1, 65-78.
LISTON, D.P., et als. (1993): Formación del profesorado y condiciones sociales de la escolarización, Ed. Morata, Madrid, 1993.
MARTÍNEZ, J. (1995): Proyección del mercado deportivo laboral en la España de los noventa, en ICD: Investigación en Ciencias del Deporte, núm. 4, 1995, monográfico sobre Estructura ocupacional y mercado laboral en el deporte, MEC, CSD, Madrid, 3-55.
MARTINEZ SEIJAS, P. (1999): La incorporación de la mujer al mercado laboral de Galicia, Tesis doctoral, Universidade da Coruña, 1999.
PEIRÓ, J.M. et als. (1999): Psicología del trabajo y de las organizaciones, en Revista de Psicología General y Aplicada, vol. 52 (2-3), 1999, 371-428.
PSACHAROPOULOS, G. (1975): Earnings and Education in OECD Countries. OECD, Paris, 1975.
SCHULTZ, T.W. (1961): Investment in Human Capital, en American Economic Review, vol. 51, 1961, 1-17.
SETZEN, K.M., (1984): El grupo en el deporte, en Schäfers, B. (ed.): Introducción a la Sociología de grupos, Ed. Herder, Barcelona, 1984, 277-296.
UDC (Universidade da Coruña) (1999): Datos estadísticos 1998-99. Vicerrectorado de Ordenación y Planificación Académica, Universidade da Coruña, 1999.
XUNTA (1992): Datos estadísticos do sistema universitario de Galicia: curso 1991-92. Consellería de Educación y Orientación Universitaria, Santiago de Compostela, 1992.
ZAGALAZ, L. (1998): La Educación Física femenina en España, Ed. Universidad de Jaén, Jaén, 1998.
revista
digital · Año 9 · N° 65 | Buenos Aires, Octubre 2003 |