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La motricidad humana:
trascendencia de lo instrumental

   
* Profesor Universidad de Caldas
** Grupo Colombiano conformado por la Universidad de Caldas,
Universidad del Cauca, universidad Pedagógica Nacional,
Universidad del Quindío, Universidad de Pamplona,
Universidad Surcolombiana Universidad Cooperativa de
Colombia-Bucaramanga y Colegio Santana de Soacha
 
 
Napoleón Murcia Peña*
Grupo de acción motriz y
mundos simbólicos**

napomu@epm.net.co
(Colombia)
 

 

 

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 9 - N° 65 - Octubre de 2003

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    La motricidad es un concepto que apenas comienza a tomar forma, pues desde las perspectivas mas convencionales devenidas de las influencias biologistas y psicologistas, se refiere a la capacidad de movimiento fisiológico e incluso orgánico que se asocia con lo motriz o fuerza impulsora de algo.

    De hecho, un gran inconveniente que se encuentra al intentar búsquedas por Internet es que los datos que aparecen se relacionan con movimiento de máquinas o incluso con procesos motores que dinamizan el desarrollo de empresas y economías.

    Para diferenciarlo de esos procesos que impulsan sistemas de cualquier índole, se ha intentado el concepto de psicomotriz como referente a ese movimiento controlado de alguna manera por la mente. Sin embargo este concepto es referido desde la psicología y biología y actualmente desde la neurociencia como los procesos impulsores de movimientos devenidos de respuestas a estímulos entre sistemas neuronales aferentes y eferentes. Incluso se habla de neuronas motoras como aquellas que traducen el estímulo hacia una acción motriz (ver por ejemplo Kandel, Schwartz y Jessell1997). La motricidad humana. Un proceso de construcción

    Es evidente que la tendencia anteriormente mencionada manifiesta un enfoque funcional de la motricidad, toda vez que se define desde la capacidad para generar un movimiento y la efectividad y eficiencia de este.

    Pero, ¿dónde quedan esos procesos de construcción social de la motricidad que garantizan las prácticas y realizaciones más complejas que el hombre y mujer de la actualidad realizan a diario? ¿Acaso todo lo que realizamos a nivel motriz es devenido de la herencia biológica y está predeterminado sin influencia de las mediaciones culturales? ¿Somos sujetos motricios por naturaleza o llegamos a serlo desde la cultura?

    Estos y otros interrogantes que desvelen la proximidad de la motricidad con nuestra constitución como humanos, deben ser planteados para poder abordar el real significado de motricidad.

    La motricidad es mucho más que la funcionalidad reproductiva de movimientos y gestos técnicos, es en si misma creación, espontaneidad, intuición; pero sobre todo es manifestación de intencionalidades y personalidades, es construcción de subjetividad.

    Lo que nos aproxima a nuestra naturaleza humana es definitivamente la cultura, somos como lo propone Tapias (citado por trigo, 1999, p.53), sujetos culturizados y esa posibilidad ha sido otorgada al ser humano gracias a nuestra condición inacabada, a nuestra condición de ser proyectos, pues desde que nacemos manifestamos esa condición con la neotenia o "nacida antes de tiempo".

    Al parecer eso que era considerado antes como una debilidad es lo que nos permite llegar a ser lo que somos, es lo que nos posibilita prepararnos para ser cada día mejores seres humanos. O sea, la condición misma de nuestra naturaleza humana, nos obliga a construir paso a paso nuestra vida, nuestra personalidad, nuestro yo.

    Es evidente que esa cualidad de ser proyectos se manifiesta también en nuestra motricidad, somos creación motricia; mediante el paso de nuestra vida estamos construyendo con el día a día nuestra identidad motricia, eso es lo que fundamentalmente nos separa de los otros animales. Podemos construir nuestro propio movimiento como expresión de lo que somos, como manifestación única de nuestra personalidad.

    Por eso, existen personas quienes han construido su identidad motricia desde un deporte; sin embargo, no existen deportistas que lo hagan de la misma forma, cada uno ha logrado un estilo particular, ha estructurado una forma de manejar los gestos técnicos del deporte desde su personalidad; ha constituido su identidad motricia. (Riera, 1994, lo consideraría desde las necesidades del contexto)

    Lo mismo pasa con aquellas personas que no han definido su identidad motricia desde un deporte determinado; ellas tienen una forma particular de moverse, de expresar sus intenciones y preocupaciones, una forma particular de utilizar la motricidad para darse a conocer, para comunicarse, para hacerse visible o invisible en el marco de sus posibilidades socioculturales.

    Pero quienes han definido su identidad desde un deporte, también lo han hecho desde la perspectiva anteriormente descrita.

    Podríamos afirmar entonces que construcción de la identidad motricia no es el resultado de un estímulo, sino la pregnancia (como lo diría Cassirer) de los múltiples procesos, no solo motricios, sino afectivos, cognitivos y estético expresivos que el sujeto ha recibido durante toda la historia de su vida.

    Es evidente que esa construcción del yo motricio se realiza desde la intervención del individuo en los procesos de acción comunicativa (Hábermas, 1999) o en los intersticios de las realidades conversacionales (Shotter, 2001).

    O sea, existen múltiples factores o mediadores que inciden en la construcción de la identidad motricia; todos ellos enraizados en el "bullicio de la vida cotidiana".

    Como vemos, la educación física, el deporte, la recreación, la danza, el juego, el ejercicio; son apenas manifestaciones de la motricidad humana que ayudan en la construcción del proceso de identidad motricia, en la búsqueda de nuestra humanidad, en la carrera por llegar a ser sí mismos.

    Por eso, el papel de la motricidad humana, no puede estar reducido a las manifestaciones técnicas de la motricidad, ni a aquellas que se relacionen con la producción, el rendimiento y la funcionalidad; por el contrario, debe trascender hacia expresión de la corporeidad como forma de vida, como manifestación de sentido que pese a estar construido desde las relaciones con el otro y lo otro, se expresan de forma individual y los hacen ser lo que somos y podremos llegar a ser. "No se puede reducir, sólo a aspectos relacionados con el movimiento físico de la persona, sino que trasciende implicando al sujeto en todo su yo" (Trigo y col., 1999, p.52)

    Sin embargo, la motricidad ha sido reducida, en la actualidad a lo meramente motor, a ese componente de fuerza motriz que anima e impulsa un sistema a funcionar.

    En un intento por comprender la naturaleza de esa perspectiva planteo un análisis desde los medios masivos de comunicación y la clase de educación física. La motricidad y los medios. Categorías desde el utilitarismo consumista

    Las formas como se ha concebido la educación física en la historia ha cambiado de acuerdo a los intereses de la sociedad, y pese a que los intereses de los medios masivos están representados en la industria cultural tomando como síntesis el consumo, no son en realidad esos los intereses de la sociedad. Por el contrario, los intereses de una sociedad estarían mediados, mejor por las necesidades y proyecciones sociales que viabilicen mejores condiciones de vida a la sociedad en un marco del desarrollo humano (Gaviria, Trujillo, 1994; Banco Mundial, 2003; Gómez, Buendía 1999).

    Lo anterior implica que los intereses de la sociedad respecto de la educación física no son los mismos de los medios masivos, pues mientras ellos procuran unos revalidados en el consumo, la educación física los proyecta desde las necesidades de desarrollo humano tomando en cuenta la perspectiva de integralidad del sujeto, la perspectiva de motricidad como expresión de sentido y vida.

    La sociedad, en la actualidad evidencia una gran necesidad de reconocimiento de la corporeidad del sujeto desde su propio cuerpo. Se necesita un cuerpo sentido, para desde esa sensibilidad corpórea constituirse críticamente como persona. Un cuerpo que se aprehenda desde la practicidad de lo cotidiano, desde la expresión de vida, desde el sentimiento de expresión de lo que cada uno es como sujeto. Si bien, el cuerpo conocido desde afuera es importante para la ciencia, lo que reclama la condición posmoderna es un saber desde adentro, un saber que no sólo sea la expresión de enunciados sino que involucre las actitudes y aptitudes en una especie de saber vivir..., donde los conceptos surjan de expresión mas interna de la práctica vivida y sentida. Sólo de esa manera, el saber se constituye desde la costumbre en la cultura de un pueblo. (Jean Francois Lyotard, 1998, p.44)

    Ese saber sentido de la corporeidad, como expresión del significado de ser sí mismo, es en realidad el saber que requiere la educación física actual; un saber que conjuga la vida social, creativa, cognitiva y estético expresiva de cada uno de los sujetos, que se constituye en medio de las relaciones e interacciones comunicativas y que se expone en la vida cotidiana de una sociedad y cultura (Trigo, Sergio, Gómez, Devís). Un saber anclado en la motricidad humana asume las potencialidades de los sujetos pero que reconoce el papel de la sociedad en su construcción como cultura.

    Por eso Da Fonseca considera que "La motricidad no es impersonal, se transforma a través de la historia social en la conciencia concreta y creadora...hasta el momento del dominio del lenguaje hablado, la motricidad, n perfecta armonía con la emoción, es el medio privilegiado de la exploración multisectorial y de exploración al entorno. A partir de la adquisición del lenguaje, el movimiento engloba la regulación de las intenciones y la concreción de las ideas...la ontogénesis de la motricidad es el corolario de dos herencias: la biológica y la social..." (Trigo, 1999, p.51).

    Los medios han reducido el saber de la educación física únicamente a lo funcional de la motricidad: ejercicio para la salud, ejercicio para la estética, deporte para la salud y la estética. Como es evidente, estas propuestas se fundamentan todas en el mercado de la venta y el consumo, por eso los mensajes que expresa se sustentan en la posibilidad de tener un cuerpo saludable que pueda ser exhibido, mostrado, que pueda ser presentado según los parámetros del mercado. Cuando estos apuntan a la práctica de deportes siempre lo hacen pensando en la dinámica de la compraventa, según la cual si tiene capacidades de alta competición puedes ser vendido y vender espectáculo; las ganancias entonces se fijan según el espectáculo que el deporte brinde, por eso existen deportes de primer nivel, los cuales son muy bien pagos por que pueden brindar opciones de comercialización de gran envergadura, por eso existen deportes que siendo igualmente exigentes, son de segunda, por que las masas que mueven no propician los ratings que los medios requieren para promover sus productos.

    Hemos pasado de un concepto de corporeidad instrumentalizada donde el cuerpo es asumido como herramienta de producción laboral, a un concepto de utilización y entrenamiento del cuerpo para obtener un récord, concepto en el cual se ha desplegado un gran desarrollo de las perspectivas orgánicas que propician parámetros de medición para hacer mas eficiente el rendimiento que lleve a exhibirlo y comercializarlo. (Trigo y Rey 2000)

    Estas nuevas formas de percibir el cuerpo, impostadas por la industria cultural, se centran en la idea de que existe un cuerpo al que hay que cuidar y entrenar para exhibir; existe un cuerpo como algo agradado a nosotros del cual podemos sacar provecho para darnos a conocer y para hacernos sentir importantes. Se desconoce en esta perspectiva la consideración de que nuestro cuerpo hace parte de nosotros de nuestra naturaleza y personalidad, es en realidad lo que constituye nuestra humanidad cargada de apropiaciones biológicas, pero constituida desde las experiencias culturales.

    El joven ha tomado como referencia estos mensajes dados por los massmedia y junto con las otras experiencias que constituyen su vida cotidiana, las cuales están rodeadas de las mismas cargas informáticas, ha constituido unas categorías de la educación física que se centran en la consideración de cuerpo como objeto de consumo. Por eso, en torno a las categorías cuerpo deporte, cuerpo salud y cuerpo estética, ellos construyen todo su imaginario respecto de la clase de Educación física1 .

    Si el imaginario del joven está cargado de las influencias consumistas de los massmedia, ¿cuál es el papel de la educación física para resignificar esta apariencia denotativa del concepto? ¿Cuál será el papel del trabajador de la motricidad para que en la sociedad se trascienda a la consideración de la verdadera dimensión de la motricidad?

    Estos interrogantes deben ser tarea de las nuevas búsquedas y de los nuevos proyectos que en torno al área se desarrollen.


Nota

  1. Ver informe parcial sobre el imaginario del joven ante la clase de Educación física. Realizado por el grupo de "acción motriz y mundos simbólicos" Colciencias, vicerrectoría de investigaciones, 2003.


Bibliografía

  • Banco Mundial (2003) Logros Y Desafíos. Desarrollo sostenible en un mundo dinámico. Informe sobre el desarrollo mundial. Mundi- Prensa Libros, S.A. y Alfaomega Grupo editor S.A.

  • Devís, Devís José (2001) La Educación física, el deporte y la salud en el siglo XXI. Marfil: Alicante.

  • Gaviria, Trujillo César (1994) Agenda Para El Futuro. Una apertura hacia el futuro. Balance económico 1990-1994.Tercer Mundo editores, primera edición, septiembre.

  • Gómez, Buendía Hernando (1999) El almendrón. Para dónde va Colombia. Tercer mundo editores. Bogotá, febrero.

  • Gómez, Raúl (2000) El aprendizaje de las habilidades y esquemas motrices en el niño y el joven. Editorial Stadium. Buenos Aires.

  • Grupo de Acción motriz y mundos simbólicos (2003) Informe parcial entregado a Colciencias y vicerrectoría de investigaciones de la Universidad de Caldas.

  • Habermas, Jurgen (1999) Teoría de la Acción Comunicativa. Tomo I. Racionalidad de la Acción y Racionalización Social; Tomo II: Crítica de la razón Funcionalista. 4° Edición. España. Tauros.

  • Kandel, E.R., Schwartz J.H., y Jessell, T.M. (1997) Neurociencia y conducta. Prentice may, Madrid

  • Lyotard, Jean Francois (1998) La condición posmoderna. Informe sobre el saber. Traducción de Mariano Antolín Rato. Sexta edición.

  • Rey, Ana y Trigo, Eugenia (2000) Motricidad... ¿Quién eres? En: Revista Apunts No 59. Educación Física y Deportes. Barcelona - España. p. 91-98.

  • Riera, Riera, Joan (1994) Fundamentos del aprendizaje de la técnica y la tácticas deportivas. Inde, Barcelona.

  • Shotter, John (2001) Realidades Conversacionales. Amorrortu Ediciones. Buenos Aires.

  • Sérgio, Manuel (1999) Um Corte Epistemológico. Da Educao Física a Motricidade Humana. Epistemología y Sociedade. Instituto Piaget. Lisboa.

  • Trigo, Eugenia y colaboradores (2000) Creatividad y motricidad. Madrid: Inde,

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