La fatiga y su influencia en la natación deportiva | |||
Licenciado en Educación Física, Especialista en Fisiología del Ejercicio (UniFMU - Brasil) Especialista en Metodología del entrenamiento deportivo (Instituto de Cultura Física "Manuel Fajardo" La Habana - Cuba) Master de alto rendimiento deportivo (COES - Madrid). Director Técnico del Club natación Lalín |
Emerson Ramírez Farto emersonramirez@wanadoo.es (Brasil) |
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http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 9 - N° 63 - Agosto de 2003 |
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1. Introducción
Hay que considerar la fatiga como el complejo proceso que abarca todos los niveles de la actividad del organismo (molecular, subcelular, celular, orgánico, del sistema y del organismo) y que se manifiesta en el conjunto de los cambios relacionados con las transformaciones de la homeostasis, los sistemas reguladores, vegetativo y ejecutivo, como el desarrollo del sentido del cansancio y la disminución temporal de la capacidad del trabajo (Platonov, 2001). La fatiga muscular ha venido siendo estudiada, fundamentalmente, desde una perspectiva fisiológica, lo que supone una extraordinaria aportación al técnico deportivo. La fatiga puede ocurrir a nivel local, es decir, en un solo músculo o en un grupo determinado de músculos, o a nivel general, afectando a todo el organismo del deportista.
Definir fatiga en el deporte resulta sencillo, pues indica una disminución de la capacidad de rendimiento como reacción a las cargas del entrenamiento, o sea, ante la presencia de la fatiga se produce un deterioro del rendimiento. Por ejemplo, el ritmo de un nadador puede hacerse más lento o la fuerza de las contracciones musculares isotónicas máximas pueden disminuir. Legido (1986) citado por García Manso y col (1996) denomina fatiga física o muscular, y que conjuntamente a otros tipos de fatiga (mental, sensorial, local, general, etc.) es lo comúnmente se conoce con el nombre genérico de fatiga.
Hay múltiples definiciones y causas de la fatiga durante la natación intensiva. Aquellos que han competido en pruebas de 100 metros crol y mariposa saben que la sensación de fatiga y agotamiento es marcadamente diferente de la que se experimenta durante pruebas de 1500 metros o superiores. Aunque la fatiga no puede eliminarse, su consecuencia en el rendimiento puede ser reducido como consecuencia del entrenamiento y de un ritmo de nado adecuado. En la
Tabla 1 podemos observar las siguientes definiciones de fatiga por diversos autores:
Así pues, en el deporte de alto rendimiento es frecuente observar una disminución del rendimiento a causa de la fatiga nerviosa (mental, sensorial, emocional) o la fatiga física (motora o coordinativa). Estas formas de cansancio no se manifiestan de forma aislada sino en estrecha combinación, debido a los diversos efectos causados por la fatiga (Navarro, 1998).
La aparición de la fatiga depende de la carga, particularmente de su intensidad y puede ocurrir casi inmediatamente del comienzo de la aplicación de la carga o durante una carga de duración más larga. Debe recordarse que el suministro de energía de los fosfatos dura de 3 a 7 segundos: el límite de energía anaeróbica, principalmente desde el glucógeno, es de 35 a 60 segundos; y la energía aeróbica de los carbohidratos alcanza hasta los 90 minutos en deportista de resistencia (Navarro y Feal, 2001).
2. Causas de FatigaEn función de los diferentes objetivos del entrenamiento en la natación, las posibles causas de fatiga pueden ser según Zintl (1991):
Disminución de las reservas energéticas (por ejemplo, fosfocreatina, glucógeno)
Acumulación de sustancias intermedias y terminales del metabolismo (por ejemplo, lactato, urea)
Inhibición de la actividad enzimática por sobreacidez o cambios de las concentración de las enzimas
Desplazamiento de electrólitos (por ejemplo, del potasio y del calcio en la membrana celular)
Disminución de las hormonas por el esfuerzo fuerte y continuo (por ejemplo, la adrenalina y noradrenalina como sustancia de transmisión, la dopamina en el sistema nervioso central)
Cambios en los órganos celulares (por ejemplo, las mitocondrias) y en el núcleo de la célula
Procesos inhibidores a nivel del sistema nervioso central por la monotonía de las cargas (sobrecarga causada por bajas exigencias)
Cambios en la regulación a nivel celular dentro de cada uno de los sistemas orgánicos
Las formas agudas y crónicas de la fatiga pueden estar condicionadas por muy diversas causas que pueden expresarse en cinco grupos principales según Platonov, (2001): fisiológico, psicológico, médico, material técnico, y deportivo pedagógico.
Figura 1. La fatiga: sus condicionantes (Platonov, 2001)
3. Clasificación de la fatigaA pesar de toda la complejidad fisiopatológica de la fatiga, y sin dejar de pensar que es un proceso continuo, se puede clasificar la fatiga según el tiempo o momento de aparición, o según el lugar de aparición. Según el tiempo de aparición hay tres tipos, como nos enseña Terrados y Fernández, (1997):
3.1 Fatiga aguda: Aparece durante una sesión de ejercicio (entrenamiento o competición), produciendo una disminución del rendimiento (en función de la cualidad del ejercicio: fuerza, velocidad, etc.), En este tipo de fatiga los mecanismos de producción son diferentes dependiendo de si es un ejercicio de corta (velocidad o fuerza) o larga duración.
3.2 Fatiga subaguda: También llamada sobrecarga. Ocurre después de uno o varios microciclos relativamente intensos, con relativamente pocas sesiones de regeneración. Es decir, cuando el deportista realiza niveles de entrenamiento ligeramente más altos que los que estaba previamente acostumbrado. En realidad este tipo de fatiga es una manera de estimular al organismo a una supercompensación.
3.3 Fatiga aguda muscular o sobre esfuerzo muscular: Generalmente ocurre después de una sesión de entrenamiento que excede el nivel de tolerancia al esfuerzo en el músculo. Esta acompañada de lesión del tejido muscular, afectando solamente a los músculos involucrados en el ejercicio.
3.4 Fatiga crónica: Aparece después de varios microciclos en los que la relación que hay entre el entrenamiento (o competición) y la recuperación se va desequilibrando, ocasionando un cuadro sistémico de fatiga que, como siempre, conlleva al descenso del rendimiento.
Figura 2. Clasificación de la fatiga en función del tiempo según Terrados y Fernández, (1997)
4. La fatiga y la recuperación durante las cargas de diferente magnitudEl inicio de la actividad muscular se acompaña de la activación constante de la actividad de los sistemas funcionales reguladores, vegetativos y ejecutores del organismo, es decir, se produce el proceso de introducción en el ejercicio. En el periodo de introducción al trabajo se establece el esteriotipo necesarios de los movimientos: mejora la coordinación, disminuyen los gastos energéticos por unidad del trabajo, etc., es decir, aumenta su coeficiente de acción útil (CAU), y mejora la regulación de las funciones vegetativos (Platonov, 2001).
El periodo de introducción en el trabajo está en relación directa con la intensidad del trabajo efectuado: cuanto mayor es la intensidad, con más lentitud ocurre el acoplamiento al trabajo. Los deportistas de alta cualificación adaptados a los ejercicios utilizados logran unos índices del consumo de oxígeno para el trabajo incluso en 60-90 segundos. Los deportistas de niveles inferiores tardan con frecuencia un tiempo superior a 3-4 minutos Platonov, (2001).
Después de finalizar el periodo de introducción en el trabajo, el programa de la sesión de entrenamiento se efectúa durante un tiempo determinado en un nivel relativamente constante de la capacidad de trabajo: estado estable. Durante este tiempo se logra la actividad concordada de las funciones motriz y vegetativa. Las características de las posibilidades funcionales del deportista en diferentes fases de la actividad muscular de carácter cíclico se muestran en la tabla 2.
Tabla 2. Cambios de las posibilidades funcionales de los deportistas en el proceso de la actividad muscular de carácter cíclico (Danko, 1972 citado por Platonov, 2001).
Con especial relevancia se manifiesta durante la ejecución de los programas de entrenamiento de una determinada orientación con un carácter relativamente estable de los medios utilizados. Por ello, durante la clasificación de las cargas de entrenamiento por su volumen es conveniente orientarse sobre la dinámica de la actividad funcional del organismo de los deportistas.
Tabla 3. Características de los tipos de la carga (Platonov, 2001)
La magnitud de la carga de entrenamiento está estrechamente relacionada con la relevancia de los cambios de la homeostasis y se refleja en la duración de los procesos de recuperación. En casos de cargas pequeñas y medias, la recuperación se realiza en unas decenas de minutos o en varias horas: las cargas grandes pueden prolongar el periodo de recuperación varios días.
Según los datos sobre el curso del periodo de recuperación, el volumen de las cargas pueden valorarse objetivamente no sólo con los diversos índices fisiológicos y bioquímicos, sino también, con características relativamente simples, pero bastante objetivas; color de la piel, concentración, estado general del deportista, etc. (Platonov, 2001).
Tabla 4. Síntomas de fatiga después de efectuar cargas de distinta magnitud (Harre, 1982)
La fatiga se genera por el nivel de carga aplicada al deportista. La restauración de la capacidad de rendimiento, e incluso su aumento por encima del nivel inicial (nivel de pre-carga), se produce durante la fase de post-carga cuando disminuyen los efectos sobre los procesos que deciden el rendimiento y se manifiestan los procesos de adaptación. La gráfica de la figura 3 presenta los valores medios de todos los cambios desde los niveles de pre-carga hasta la vuelta a los niveles iniciales. Solo cuando los síntomas bioquímicos y fisiológicos señalan una reducción del rendimiento se puede hablar del comienzo de la fatiga
Figura 3. Supuesto de Rendimiento durante las fases de carga y post-carga (Navarro y Feal, 2001)
Sin embargo, no todas las cargas influyen sobre la aparición de la fatiga. Algunos parámetros en actividades motoras con bajas intensidades pueden ser positivos y no deberían evaluarse en el sentido de fatiga (figura 4). La aparición de la fatiga depende de la carga, particularmente de su intensidad y puede ocurrir casi inmediatamente al comienzo de la aplicación de la carga o durante el tiempo que transcurre durante la aplicación de una carga de mayor duración. Una carga muy intensiva puede llevar a un alto nivel de desintegración de las funciones del cuerpo en periodos muy cortos (segundos, minutos).
Por ejemplo, una carrera de 100 metros en natación produce una conversión significativa de ATP, un aminoramiento de CP, un incremento de ácido láctico en la sangre y un aumento de los aminoácidos gamma en el cerebro. Estos factores son responsables de la fatiga en menos de un minuto y hacen una repetición inmediata prácticamente imposible.
Figura 4. No todas las cargas son necesariamente responsables de una fatiga inmediata (Navarro y Feal, 2001)
Las influencias negativas sobre el rendimiento (fatiga) se contraponen a las influencias positivas (recuperación) durante cada carga. Así pues, las medidas para contrarrestar la fatiga también deben tenerse en consideración al considerar los efectos de la carga. En la medida en que los procesos de recuperación sean más o menos importantes, la fatiga inducida por la carga podrá ser de mayor o menor efecto (figura 5).
No obstante, también es necesario tener en cuenta que las fases de fatiga (así cómo las de recuperación y supercompensación) en deportistas entrenados no es la misma que en desentrenados. Las estimulaciones causantes de mayor fatiga (cargas más elevadas debidas a la intensidad o la duración) desarrollan una fatiga igual o mayor en deportistas entrenados pero los procesos inversos son más cortos. Por ejemplo, un deportista entrenado necesita una carga más alta con el fin de alcanzar la misma frecuencia cardiaca o se recupera al nivel inicial más rápidamente cuando las frecuencias cardiacas han sido iguales. Se pueden encontrar ejemplos similares en la depleción de substratos y en otros procesos.
Figura 5. Representación de los procesos de fatiga y recuperación durante una carga (Navarro y Feal, 2001)
Sin embargo, en función de cómo se relacione la carga y la recuperación puede ser diferente el efecto de entrenamiento. Según donde se coloquen las nuevas cargas de entrenamiento, antes, durante y después de la cima de supercompensación, se podrá conseguir un aumento del rendimiento (supercompensación positiva) o un mantenimiento del rendimiento (supercompensación nula). Cuando las nuevas cargas de entrenamiento se aplican en la fase de recuperación incompleta se producirá una disminución del nivel de rendimiento (Supercompensación negativa). Cuando se realizan cargas sucesivas con una corta recuperación y se acompañan posteriormente con una mayor fase de recuperación, se puede producir una supercompensación más elevada. En este caso podemos hablar de supercompensación positiva acumulada, aprovechando más intensamente las reservas energéticas.
Las investigaciones de los procesos bioquímicos en el periodo de descanso después del trabajo muscular (Volkov, 1986: Henriksson, 1992,: De Vries, Housch, 1994) han permitido establecer que se recuperan con mayor rapidez las reservas de oxígeno y creatinfosfato de los músculos activos y luego las reservas del glucógeno intramuscular y hepático, y sólo en último lugar las de las grasas y las estructuras proteicas destruidas durante el trabajo (tabla 5).
Tabla 5. Tiempo necesario para finalizar la recuperación de diferentes procesos bioquímicos en el periodo de descanso después del trabajo muscular intenso (Volkov, 1986).
Existen numerosos estudios disponibles para la descripción de los procesos de fatiga recuperación supercompensación. Una relación de parámetros para la evaluación de estos procesos se ofrece en la tabla 6 No obstante, la evaluación de estos parámetros se hace, en ocasiones, especialmente difícil durante y después de la carga.
Tabla 6. Parámetros de evaluación de la fatiga, recuperación y supercompensación
Gran parte del tiempo empleado en el entrenamiento está dirigido a la mejora de la resistencia muscular a la fatiga. La fatiga produce una reducción de la velocidad natatoria, aunque las causas no son las mismas en todas las pruebas. Los nadadores experimentan fatiga en pruebas tan cortas como las de 25 metros causando un descenso en la velocidad en los últimos 5 - 10 metros. Esto ocurre a pesar de que ellos no sufren dolor ni se agotan. En carreras más largas (400-1500m) experimentan una fatiga distinta, una pérdida de potencia muscular y una sensación general de malestar. Parece ser que cada uno de esos esfuerzos extremos se asocia a una fatiga distinta que no se parece a la sensación de pesadez y cansancio crónico que experimentan los nadadores durante los periodos de sobrecarga de entrenamientos intensivos.
Generalmente la fatiga es una serie compleja de acontecimientos que implican a varios aspectos de los sistemas de producción de energía. Es difícil identificar a un solo aspecto como el factor determinante y responsable de la pérdida o reducción de la velocidad natatoria. Aunque la disponibilidad de energía puede reducir la capacidad del muscular para generar tensión, los sistemas energéticos no pueden ser considerados como únicos responsables de todas las formas de fatiga. Las teorías de mayor aceptación que explican las causas de la fatiga son las siguientes según Costill y col, (1998):
El desgaste de energía necesaria para la natación de velocidad (sprints), por ejemplo, adenosina trifosfática (ATP), fosfocreatina (PCr) y glucógeno.
Acumulación de productos de desecho tales como ácido láctico.
Cambios del estado fisicoquímico del músculo, por ejemplo, minerales.
Interferencias en los procesos de coordinación muscular, por ejemplo, sistema nervioso central
Existen también evidencias que sugieren que en algunas circunstancias la fatiga puede ser el resultado de una incapacidad del sistema nervioso de activar las fibras musculares. Los impulsos deben ser transmitidos a través de la unión del nervio y la membrana celular, la placa motora. Se ha sugerido que la fatiga puede originarse en ésta unión haciendo que sea imposible la activación de las fibras (Costill y col, 1998). Esta teoría de la fatiga en la placa motora se intuyó por primera vez a principio de este siglo aunque las causas precisas de dicha fatiga no han sido demostradas con claridad y quedan en una mera especulación.
La fatiga puede aparecer en el sistema nervioso central, es decir en el cerebro y la espina dorsal. Como la activación del músculo depende, en parte del control consciente, el trauma psicológico de un ejercicio de carga máxima puede consciente o subconsciente inhibir la voluntad del nadador para tolerar más las molestias de la fatiga. La reducción del ritmo a un nivel tolerable puede, por tanto, ser más el resultado de un control limitante del sistema nervioso central que de una fatiga localizada en el músculo. A menos que estén altamente motivados, la mayoría de nadadores acabarán el ejercicio antes de que sus músculos fisiológicamente exhaustos. Para conseguir un rendimiento máximo, los nadadores deben entrenarse a desarrollar la capacidad amortiguadora en los músculos, aprender un ritmo adecuado y conseguir la tolerancia del mal estar.
En conclusión la localización de la fatiga debe ser múltiple. Sin embargo, se admite generalmente que la fatiga y el agotamiento durante la natación dependen de la disponibilidad de energía, de la acumulación de productos metabólicos de desecho y de limitaciones del sistema nervioso. No hay un factor individual responsable de la fatiga, más bien hay una multitud de condiciones y causas subyacentes a la sensación y malestar asociados a la fatiga y al agotamiento después del ejercicio.
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revista
digital · Año 9 · N° 63 | Buenos Aires, Agosto 2003 |