La formación, la práctica formativa y la Educación Física. Un caso |
|||
* Magíster en Desarrollo educativo y social ** Candidato a magíster en Salud Colectiva Universidad de Antioquia |
Gonzalo Jaramillo Delgado* Víctor Alonso Molina Bedoya** vmolina@catios.udea.edu.co (Colombia) |
|
|
|
|||
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 9 - N° 62 - Julio de 2003 |
1 / 1
La formación, esencias y episteme
A propósito de una reflexión en el marco del Congreso Bases Para Una Política de Estado en Materia de Educación Superior 2001. ICFES, Universidad de los Andes, Bogotá
En forma breve: "Formación" significa "ascenso a la humanidad"; desarrollo del hombre, en tanto hombre. En su significación más inmediata el término hace referencia a "toda configuración producida por la naturaleza, como cuando se habla de la forma que tiene un terreno, o el tronco del árbol en su parte interna. También el término puede utilizarse como sinónimo de cultura, como cuando se dice "hombre culto" u "hombre formado". En tal caso, estaríamos significando, el modo específicamente humano de dar forma a las disposiciones y capacidades naturales del hombre". (Congreso Bases Para Una Política de Estado en Materia de Educación Superior, 2001: 84).
Sin embargo, este primer acercamiento que tenemos del concepto de formación es diferenciado por W. von Humboldt de la siguiente manera: La formación se refiere a "algo más elevado y más interior" (Gadamer, 1997:39); la formación como proceso interior se encuentra en constante desarrollo y progreso, mientras que la cultura representa desarrollo de capacidades y talentos. De allí que la formación identifica el proceso orientado a un fin. Así la educación busca el desarrollo pleno de las posibilidades del sujeto donde la libertad es su condición fundamental.
La formación alcanza su mayor expresión en el interior de los individuos, como diría Gadamer: "En la formación uno se apropia por entero, de aquello en lo cual y a través de lo cual uno se forma". (1997: 40). Esta actividad, se da a partir de dos momentos uno de introspección y otro de extraversión, en el primer caso el individuo toma conciencia de sí y en el segundo toma conciencia de lo otro, lo que le permite aprender o aceptar de otros y de las otras cosas.
Este proceso eleva al individuo al mundo de la vida, en asocio a su componente estético, el cual descansa sobre dos aspectos la sensibilidad y el tacto. La sensibilidad como la capacidad de percibir situaciones, y desde el tacto, el individuo mantiene distancia, sin que su acercamiento, le indique pérdida de su propio criterio. La sensibilidad se da como proceso histórico y toma cuerpo en la comprensión, lo que le permite a los individuos pasar de un estado de no formación a uno de formación, en otras palabras y de acuerdo con Gadamer "el sentido general de la mesura y de la distancia respecto de sí mismo y en esta misma medida poder elevarse por encima de sí, hacia la generalidad" (1997: 46).
Esta capacidad del ser para obtener un sentido de sí mismo aflora desde la capacidad de narración que la persona tiene para dar significado a lo que hace, mediante juicios. Gadamer lo conceptúa de la siguiente manera: "La habilidad para construir narraciones y para entender narraciones es crucial en la comprensión de nuestras vidas y se constituye en el "lugar" para pasar nosotros mismos al posible mundo en el que nos enfrentamos. De allí, que la formación alcance el nivel plantado de lucidez como arte y medio por la ruta del conocimiento (formación).
Formación y autodeterminación racionalLa autodeterminación encuentra su mayor expresión en la razón y el juicio. Es para Kant, un proceso de mejoramiento y de cultivo de si mismo. Este cultivo es llamado por él, formación o Bildung, intención que pretende fundamentar un mundo complejo de conceptos, capaz de hacer uso libre de la razón, como tarea encomendada así mismo, al ser, a su realización , a sus posibilidades, lo que permite expresión y capacidad de determinación.
La formación como mejoramiento identifica el proceso que permite la potenciación de las personas desde lo que les es posible y deseable. Formación que no solo se circunscribe al ámbito institucional, sino que además indaga por los procesos que se dan en los diferentes escenarios sociales. Esta a su vez, expresa "la comprensión de sí mismo que tiene el individuo o que tienen grupos aislados frente a otros" (Benner, 1991:95). Interroga por la determinación del ser humano en dos direcciones: una, la determinación que ya está determinada, es decir, la afirmación de que el hombre es un ente fijo, y la otra se refiere a la determinación en devenir o en proceso, desde la cual el hombre es capaz de formarse como ente activo, con capacidad de acceder a un desarrollo humano total. Ello significa que el individuo logre libertad y acción.
La formación adquiere un sentido de libertad cuando actúa de manera reciproca hacia la justicia, la crítica, hacia el encuentro con el otro, como felicidad. Como acción política, alcanza su mayor expresión en la revolución francesa desde la forma triádica libertad, igualdad, fraternidad, para hablar en condición de deber y de derecho. Abriendo así posibilidades crecientes de participación portadora de evolución social y de procesos formativos, en una intención por lo libre y lo voluntario
Para Gadamer: el hombre no es por naturaleza lo que debe ser. Por ello, necesita de la formación, para elevarse a la generalidad y superar así la singularidad. Alguien no formado es aquel que no es capaz de apartarse de si mismo. Con la formación lo que se procura en esencia es la búsqueda de la condición humana desde la capacidad que tiene el ser de formarse y de hacerse, mediante el aprendizaje y la propia experiencia.
Una aproximación al concepto de prácticaDesde una visión materialista del mundo y de la historia, se considera a la naturaleza y al hombre como realidades objetivas. En ese sentido, el ser humano es un ser concreto que actúa en forma concreta y de allí que tiene una actividad práctica que es el trabajo, el desarrollo social está determinado por el desarrollo de la producción. Se entiende así la práctica como praxis. Para Lefebvre es:
La energía creadora que se prolonga y se manifiesta humanamente en y por la praxis, es decir, la actividad total de los hombres, acción y pensamiento, trabajo material y conocimiento. La praxis es doblemente creadora: de contacto con realidades, por lo tanto de conocimiento y de invención, de descubrimiento. El materialismo dialéctico busca superar las doctrinas que reducen la actividad del espíritu al conocimiento de lo consumado, o que le proponen lanzarse al vacío del descubrimiento místico: Experiencia y razón, inteligencia e intuición, conocimiento y creación, no pueden oponerse más que desde un punto de vista unilateral (1971:122).
Por su parte Gramsci integra al concepto de praxis la filosofía y la política. El filósofo real no es y no puede ser otra cosa que el político, es decir, el hombre activo que modifica el ambiente, entendido como el conjunto de las relaciones del cual el ser humano forma parte.
En este sentido, la política es considerada como la esencia de la praxis y ésta es política porque está dentro de la esfera de la acción consciente de 'transformar' a los hombres diferentes respecto a lo que eran antes (Gantiva, 1998: 44). Hay aquí una propensión hacia un saber práctico que tiene implícita la teoría y que pretende transformar una realidad determinada.
Asumir la práctica como una vía hacia la transformación de la realidad es verla como un conjunto de problemas, en donde con frecuencia no se conocen los fines de antemano. Vista así, la práctica implica una acción en el mundo, suscitada a partir de situaciones en donde no sólo existe una capacidad para resolver un problema sino que éste puede estribar realmente, y ante todo, en definir en qué consiste. Lo anterior implica disponer de un planteamiento del asunto a resolver, que a su vez exige 'comprensión' y nuevas maneras de actuar. A medida que esta situación evoluciona, la acción conformada en la comprensión introduce cambios en la situación problemática, configurándose así un doble juego de acción- comprensión, acción- transformación, lo que nos permite hablar de una práctica en la acción y una práctica en la concepción.(Molina y otros, 2002: 58).
Se explicita así una necesaria relación entre teoría y práctica, como un interlaminado, de modo que, sin la teoría, la práctica no sería tal sino una simple conducta fortuita. De esta forma, al tiempo que la teoría genera una práctica, es generada por ésta, estableciéndose una relación no causal sino interactiva, por lo que se podría afirmar que la práctica constituye el mundo de lo real, mientras que la teoría gira en torno al mundo sígnico que le permite explicar un hecho. Se conforma así una situación simuladora de la realidad, que crea la teoría, una reproducción equivalente a lo real, lo que permite pensar que la práctica es un concepto, que para su comprensión requiere ser mirada en su relación con la teoría. La acción es su intencionalidad. Lo anterior permite afirmar: que las acciones presuponen intenciones, y éstas se hallan situadas dentro de marcos o paradigmas conceptuales que dependen de la vida social. En consecuencia, la práctica debe presuponer una 'teoría' implícita o no formal.
La práctica en el contexto educativo universitarioLa educación se entiende como una práctica social que prepara al ser humano para vivir en sociedad en un momento histórico determinado, ofreciéndole herramientas para que se adapte o transforme sus condiciones, lo que depende de la cultura o de las diferentes formas de expresión del ser humano.
Si bien, el concepto de práctica tiene connotaciones diversas según sea su campo de aplicación, es importante establecer que en el espacio educativo como ya se ha dicho, ésta debe entenderse como práctica social que incluye actos, acciones y conductas (Melich, 1994: 85). Un acto es siempre algo realizado y puede considerársele independientemente del sujeto que actúa y de sus vivencias, o sea que hace referencia al pasado. La acción tiene el sentido de la proyección previa, latente o manifiesta, hace referencia al futuro y está relacionada con el proyecto y con el sentido, y es de tipo voluntario a diferencia de la conducta, la cual se da automáticamente, reactiva y espontánea.
En los espacios educativos la acción social (educativa) necesita de acciones pedagógicas, estas últimas deben entenderse como otro tipo de acción social, pues la acción social busca la construcción de la personalidad propia, aunque la ajena no queda excluida -mientras que la acción pedagógica tiene como prioridad la construcción de la mismidad ajena, aunque la mía se vea implicada en el proceso, y que Melich clasifica como:
Instructivas: intercambio de información que tiene lugar en la vida cotidiana y que se dirige básicamente al desarrollo del conocimiento y de la habilidad.
Formativas: adquisición de una competencia global y en general profesional. En la vida cotidiana la acción formativa puede entenderse como un modelo de acción en el mundo, una adquisición de aptitudes (normas cívicas o sociales) y/o hábitos, también propias para el desarrollo del individuo como ser social.
Adoctrinadas: entendida como una acción tendenciosa y parcial, que de modo latente o manifiesto no tiene presentes otras posibles opciones, y tiende a asfixiar el desarrollo personal en una sola.
Domesticadoras: Se refiere al adoctrinamiento en el ámbito de las habilidades y de los hábitos. (Molina y otros, 2002:63).
La práctica formativa y la educación físicaPor práctica formativa se comprende la acción que procura que los hombres descubran sus posibilidades, integrando la formación de las personas en la globalidad de sus aspectos educativos, instructivos y desarrolladores de la vida en su propio mundo. La práctica formativa no sólo se dirige al desarrollo de habilidades o desempeños, es fundamentalmente la búsqueda de la condición humana desde la capacidad que tiene el ser de formarse y de hacerse, mediante el aprendizaje y la experiencia.
Desde el punto de vista curricular, la práctica formativa descansa en la intención de forjar sujetos que a partir de sus procesos de formación, pongan en acción los contenidos aprendidos, articulando la teoría y la práctica para una realidad específica.
Llegados a este punto, podemos decir que para el caso de la educación, tanto el saber-hacer como el saber-formar, tienen como fundamento la competencia práctica, la cual busca enfrentar al estudiante a las necesidades de un contexto social dado y potenciar sus capacidades creativas e innovadoras para explicitar los saberes aprendidos. Procura que los hombres descubran sus posibilidades y las puedan potenciar, lo que deja en claro que no se reduce solo a la acción que busca el desarrollo de habilidades o destrezas necesarias para un desempeño.
La práctica formativa integra como proceso las dimensiones del ser, del saber y del saber hacer. Su compromiso es con el desarrollo humano total e integral. De allí que abordar la practica formativa en el campo de la educación física nos sitúa en una comprensión amplia de ésta, como una practica social de alto significado para el desarrollo humano y para el mejoramiento de la calidad de vida de las personas. Al modo de Vigarello abordar la Educación Física como una práctica, es reconocer los distintos escenarios y sus múltiples manifestaciones, para avanzar hacia su consolidación como pedagogía social que reconoce y reflexiona los diferentes procesos.
En tal sentido, se hace necesario un dispositivo que procure que la Educación Física desarrolle una práctica humanizada a partir de nuevos y pertinentes modelos de intervención, sin perder de vista su objeto, teniendo presentes las diferencias individuales y las realidades locales y globales entrelazadas.
Para ser coherentes con lo anterior ha de integrar de manera creativa y compleja los procesos de planeación en procura de una practica formativa que integre el reconocimiento del contexto social a los procesos de diseño e implementación de currículos particulares con intenciones claramente definidas y expresadas en sus propósitos de formación bajo la perspectiva de ir configurando un escenario formativo propicio para la emancipación humana, buscando procesos de autodeterminación y liberación a partir de la capacitación y la potenciación de las personas y los colectivos humanos.
Asumir una practica formativa desde una intención por la humanización en educación física requiere de nuevas formas de entenderla y de resignificar su papel en tiempos que se caracterizan por cambios importantes en los ámbitos político, social e histórico
Bibliografía
BENNER, D. La capacidad formativa y la determinación del ser humano, En: revista Educación volumen 42, Tubigen Instituto de colaboración científica, 1991.
BLÁNDEZ, J., La investigación-acción: un reto para el profesorado. Guía práctica para grupos de trabajo, seminarios y equipos de investigación, Barcelona, INDE, 1996.
CORNÚ, Augusto. Carlos Marx, Federico Engels. La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1976.
FRANCO, S., La práctica pedagógica de los maestros inmersa en los escenarios de gestión curricular. Una experiencia de innovación curricular en el Instituto Universitario de Educación Física de la Universidad de Antioquia, Medellín, Producciones Infinito, 2000.
GADAMER, H., Verdad y método I. Salamanca. Sígueme. 1997.
GALINDO, J., Técnicas de Investigación en sociedad, cultura y comunicación, México, Pearson, 1998.
GANTIVA, Jorge. Un ensayo sobre Gramsci. El sentido de la filosofía, de la política y la tarea del pensar, Bogotá, Cooperativa Editorial Magisterio, 1998.
GARCÍA, H., La formación del profesorado de Educación Física: Problemas y expectativas, Barcelona, INDE, 1997.
GARDUÑO, Madrigal Felipe. Enseñar e investigar: dos fases de un mismo proceso. En http://www.uaemex.mx/publica/mora/ensenar.htm. p.19, México, 1998.
IMBERNÓN, Francisco. En busca del discurso educativo, Argentina, Magisterio del Río de la Plata, 1996.
KIRK, D., Fundamentos para una pedagogía critica en la formación del profesorado de educación física. En: La educación física, el deporte y la salud en el siglo XXI. Alicante. Marfil. 2001.
LEFEBVRE, Henri. El Materialismo Dialéctico, Buenos Aires, Editorial La Pleyade, 1971.
MAGENDZO, Abraham. El currículo en América Latina, Santiago de Chile, 1993.
MELICH, J. Del extraño al cómplice. La educación en la vida cotidiana, Barcelona, Anthropos, 1994.
MEMORIAS del Congreso Bases Para Una Política de Estado en Materia de Educación Superior 2001. ICFES, Universidad de los Andes, Bogotá
MOLINA, V., y otros. La practica formativa en el campo de la motricidad en contextos de realidad. Medellín. Soluciones editoriales. 2002.
MOLINA, V. y Otros. Didáctica contemporánea, motricidad comunitaria y ocio. Medellín. Editorial Universidad Pontificia Bolivariana. 2001.
PEDRAZ, M., y Brozas, M. La disposición regulada de los cuerpos. Propuesta de un debate sobre la cultura física popular y los juegos tradicionales, En: Revista Apunts, N° 48, 1997.
RODRÍGUEZ, G., y otros. Metodología de la investigación cualitativa, Málaga, Aljibe, 1996.
RODRÍGUEZ, Juan. Deporte y Ciencia: Teoría de la actividad física. Madrid. INDE. 1997.
SACRISTÁN, Gimeno. El currículo, una reflexión sobre la práctica, Ediciones Morata, Madrid, 1995.
revista
digital · Año 9 · N° 62 | Buenos Aires, Julio 2003 |