La Fuerza. Pruebas aplicables en educación secundaria. Grado de utilización del profesorado |
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Doctor en Educación Física Master en Psicología de la actividad física y el Deporte |
Emilio J. Martínez López emilio2000@paidotribo.com (España) |
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http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 9 - N° 61 - Junio de 2003 |
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Introducción
La fuerza muscular se manifiesta, en mayor o menor medida, en cualquier contracción muscular. Tradicionalmente se ha considerado la fuerza como un elemento básico y determinante del rendimiento físico y humano; y como tal, todos los científicos coinciden en la necesidad de medirla, ya sea por su valoración aislada, o como un dato más para conocer el estado de forma general del individuo.
Larson y Yocon (citados por Litwin y Fernández, 1984) precisan la fuerza, con las siguientes definiciones:
Fuerza muscular: "Es la capacidad del músculo de aplicar tensión contra una resistencia".
Potencia muscular: "Es la realización de fuerza con una exigencia asociada de tiempo mínimo".
Resistencia muscular: "Es la capacidad de continuar un esfuerzo sin límite de tiempo".
Capacidad muscular: "Es la suma de fuerza, potencia y resistencia muscular".
Según Padró y Rivera (1996), en el concepto de fuerza habría que diferenciar el término fortaleza muscular como la fuerza máxima que un músculo o grupo de músculos pueden generar a una velocidad específica. La fortaleza muscular es un elemento de la aptitud física que está relacionado con la salud y que depende del tejido óseo, muscular, ligamentos y la capacidad de coordinar la actuación de distintos músculos. En este sentido, fortaleza muscular es lo que una persona demuestra cuando sus músculos pueden generar una determinada fuerza.
Para Paish (1992) en las edades de preadolescencia, la práctica de ejercicios de sobrecarga intensos, con el objetivo de desarrollar o provocar un aumento elevado de la fuerza está desaconsejado, ya que durante este periodo de desarrollo, aumenta sobre todo, el tamaño de los huesos grandes, correspondientes, en gran medida, a las extremidades. Un excesivo entrenamiento de fuerza afecta directamente a las diferentes partes del músculo, tanto ligamentos como tendones, provocando situaciones de estiramiento y esfuerzo excesivo, que posteriormente repercutirá, una vez que se halla detenido el crecimiento, en la eficacia del músculo.
Grosser y Müller (1992) en su análisis por edades, sobre las fases del desarrollo muscular, agrupan dos períodos diferenciados en el desarrollo de la fuerza, uno comprendido entre las edades de 12 y 16 años, como una fase de adaptación muscular de estabilización; y otro periodo de entre 15 y 19 años, como una fase de adaptación muscular más avanzada, que ellos llaman "fase de forzar ". En esta fase los objetivos de entrenamiento se pueden ampliar al desarrollo de las diferentes fuerzas, ya que las condiciones de adaptación son idóneas, siendo la fase sensible para el trabajo el control de la fuerza explosiva, fuerza resistencia y fuerza máxima.
Teniendo esto en cuenta, entre los 12 - 13 años (inicios de la adolescencia), se debe cuidar, de forma especial, la selección de las pruebas de fuerza, debido no sólo a su desaconsejada utilización, sino a su influencia negativa en las prácticas extraescolares diarias del sujeto, que probablemente realizará con el fin de mejorar su resultado en la próxima valoración.
Grosser y Müller (1992) comprueban los diferentes estudios fundamentados en que los niños de edades hasta 12 - 13 años, que seguían programas de entrenamiento intenso de fuerzas; el 62% aproximadamente, presentaban dolencias a nivel del aparato locomotor (huesos, tendones, ligamentos y cartílagos), además de desequilibrios y debilidades musculares en zonas de pies, espalda, hombros y abdomen. En este sentido, para estas edades, no se deben utilizar pruebas de alta intensidad y sobre todo, deberíamos evitar aquellas que necesiten una sobrecarga.
Gutiérrez Sainz (1992) considera que el momento óptimo para comenzar el entrenamiento de fuerza ocurre probablemente al alcanzarse el nivel suficiente de testosterona circulante. En realidad, antes de los 10 años, el aumento de la fuerza tras un entrenamiento específico es escaso debido a la ínfima capacidad de aumento del diámetro de las fibras musculares, aunque si mejorará notablemente la coordinación neuromuscular. Este aspecto influirá de forma decisiva para crear una base óptima necesaria para el entrenamiento de fuerza en la pubertad.
También es relevante comprender que la importancia de conocer la fuerza de un sujeto, tras la realización de un determinado test, tiene su principal justificación en conocer la fuerza útil, como cualidad o capacidad de aplicar esta en el cuerpo, y que permita el triunfo del sujeto, logrando mejores y más rápidos cambios de dirección, de velocidad, golpeados, empujes, etc. Para Paish (1992) el lanzador de jabalina, entrena un 10% con la jabalina y el 90% restante, cualidades como fuerza, velocidad, movilidad. Sin embargo, en el jugador de béisbol, la distribución técnico-físico de su entrenamiento es al revés.
Monod y Flandrois (1986) dan prioridad a una doble vertiente en el estudio de la fuerza. Por un lado la fuerza isométrica máxima, difícil de medir, y en la cual hay que tomar todo tipo de precauciones ya que está muy supeditada a la motivación del sujeto que va a realizar la prueba; y por otro lado las pruebas de trabajo dinámico, donde el ejecutante realiza movimientos consecutivos con cargas y la amplitud y frecuencia de los movimientos son constantes, estando determinada la duración de la prueba, a un tiempo límite, contabilizando un número de repeticiones, carga superada etc.
De entre las múltiples clasificaciones realizadas sobre la fuerza, vamos a elegir la más extendida en la bibliografía consultada. Grosser y Müller (1989) definen los términos de esta clasificación como sigue:
Fuerza resistencia: "Es la capacidad de resistencia frente al cansancio en cargas prolongadas y repetidas". En este sentido, su aumento está supeditado a un incremento de los procesos metabólicos aeróbico y anaeróbico.
Fuerza máxima: "Es la máxima fuerza muscular posible que se puede realizar voluntariamente mediante un trabajo isométrico, o concéntrico, en contra de una resistencia". Intervienen, sobre todo, para su desarrollo, los mecanismos musculares de hipertrofia y coordinación intramuscular, a través esta última, del aumento, en la implicación durante el esfuerzo, de un mayor número de unidades motoras.
Fuerza explosiva: "Es la fuerza que actúa en el menor tiempo posible, es decir, que se opone al máximo impulso de fuerza posible a resistencias en un tiempo determinado". Es de mayor complejidad en cuanto a la intervención o participación de más mecanismos musculares que favorezcan su desarrollo, tales como la hipertrofia, la coordinación intramuscular, el abastecimiento energético, la velocidad de contracción y la capacidad reactiva del tono muscular.
Según McDougall (1993) en la reproducibilidad de los tests de fuerza hay que tener en cuenta la angulación de los segmentos articulares en movimiento y el grado de motivación del sujeto. Este último es debido a que la expresión de la fuerza depende del sistema nervioso central. En este caso, existe un factor de aprendizaje importante que permite mejorar el resultado del test simplemente debido a su repetición continuada. Esta variabilidad es del 10%, lo cual no indica que una modificación del 5% de la fuerza desarrollada por un sujeto, en dos tests sucesivos ha de interpretarse con mucha cautela.
Otro aspecto importante a considerar, es que antes de realizar los tests para medir la fuerza, sea del tipo que sea, se debe esperar al menos 2 h. tras una comida, y realizar un correcto calentamiento en el que su primordial propósito deben ser los ejercicios de estiramiento, intentando llegar al punto óptimo de efectividad de los músculos. Lamb (1989) considera que el trabajo de fuerza se beneficia del calentamiento activo, y afirma que "...correr, subir escaleras o montar en bicicleta durante 5-30 minutos antes de aplicar tests de fuerza o el de salto vertical, generalmente mejora la actuación. De igual forma, los intentos repetidos con peso, disco o jabalina antes de la competición mejoran la actuación entre un 5-50 por ciento por encima de la condición de no calentamiento".
El punto de estiramiento óptimo, se obtendrá realizando ejercicios de los músculos agonistas y antagonistas, 2-3 veces durante un periodo de 15 seg. cada vez; sin embargo, se ha de conseguir el estado en el que los filamentos de actina y miosina se entrecruzan para posibilitar el máximo número de puentes sobre los mismos. Grosser y Müller (1989) reflexionan, en este sentido, afirmando que un estiramiento excesivo de los sarcómeros, es decir, su sobreestiramiento, obstaculiza el correcto estado de los filamentos para un posterior trabajo intenso, con lo que no disminuye las posibilidades de la aparición de una lesión muscular.
Para la selección de los test de fuerza, que se exponen a continuación, se han elegido pruebas de carácter general de fácil aplicación, tanto en su ejecución como por sus necesidades de instalaciones y material. Todas ellas deben ser además aplicables a grandes grupos de alumnos, de técnica sencilla, y de valoración rápida y objetiva; estando además desestimados todos aquellos test que impliquen, en edades muy tempranas, la utilización de sobrecargas adicionales o esfuerzos muy intensos.
Whitele y Smith (1963) y Henry (1967), incluidos en el estudio de alumnos escoceses de entre 13 y 17 años, realizado por Farrally (1982), demostraron que la fuerza se valora mejor si se toma como resultado el promedio de varios intentos de la misma prueba, que solamente la obtención de una marca, esto aumentaba la fiabilidad y validez de la prueba.
Es importantísimo conocer que existe una gran variedad de fuerzas que definen a un sujeto, estando determinada según la edad y el sexo del individuo. Así mismo, debemos conocer que dentro de un mismo grupo de edad podemos encontrar diferencias sustanciales de fuerza, sobre todo antes de los 18 años, esto es debido a que existen distintas variaciones en la maduración según el sujeto, de forma que en dos individuos de una misma edad se puede observar a través de rayos X una edad biológica que se puede encontrar entre 10 y 15 años.
Objetivo
Analizar el máximo número de pruebas de fuerza aplicables en el campo de la educación física. Hay que tener en cuenta que aunque la influencia de la batería EUROFIT ha sido determinante, existe una gran cantidad de tests que, aplicados correctamente, pueden ofrecer una gran rentabilidad en el proceso de evaluación de las capacidades físicas y motrices a los adolescentes.
Obtener información del profesorado de educación secundaria con el propósito de conocer cuales de las anteriores pruebas son las más utilizadas en el campo de la educación física.
MetodologíaInicialmente ha sido objetivamente indispensable, dedicar nuestro esfuerzo a consultar una parte de la bibliografía relacionada con el ámbito de las cualidades físicas, su ejercitación, clasificación y evolución. Concentrando nuestra atención, por una parte, en los trabajos de investigación destinados a la valoración de la fuerza, mediante datos antropométricos y pruebas de aptitud motoras aplicadas a sujetos adolescentes, y por otra, a clasificar, de la forma más coherentemente posible, los tests que reúnen los requisitos que permitan su aplicabilidad en los centros educativos de Enseñanza Secundaria.
Durante el periodo de estudio de estas pruebas se han desestimado aquellas que, aun siendo factible y posible su realización, no incluyen un guión de ejecución consensuado, no miden lo que en teoría proponen, o simplemente discrepamos sobre el objetivo de la misma. Además, ocurre a menudo, que estos tests no están reconocidos o avalados por ningún organismo o autor.
Para obtener la información de los docentes se ha elaborado un cuestionario en el cual se incluye el nombre de cada prueba acompañada, en muchos casos, de su dibujo. Durante la encuesta, el profesor sólo puede marcar sobre aquellas pruebas que utiliza de una forma habitual.
El cuestionario se ha pasado a un total de 159 profesores de educación secundaria. En cada ejemplar se especifica características del tipo de centro (público o privado), sexo (masculino femenino) y edad de los profesores encuestados.
Resultados generalesDebido a la gran extensión que ocuparía un análisis mas detallado, se expone a continuación resultados generales que cuantifican el grado de utilización, por parte del profesorado, de cada una de las pruebas seleccionadas en la primera fase de nuestro trabajo.
Se presenta una tabla con frecuencia y porcentaje representativo de cada prueba, asimismo junto a algunos cuadros se incluye el dibujo correspondiente, esta información adicional creemos que es indispensable para la comprensión del lector. Por otra parte, parece serio y recomendable ofrecer en el resultado estadístico la misma información visual que han tenido los encuestados.
Cualidad física: Fuerza. Pruebas de saltos.
Cualidad física: Fuerza. Pruebas de lanzamientos.
Cualidad física: Fuerza. Pruebas con dinamómetros.
Cualidad física: Fuerza. Otras pruebas.
Conclusiones
A continuación exponemos los tests de fuerza más aplicados, en educación secundaria, al alumnado de educación física. Se anota el porcentaje de profesores que contesta afirmativamente a la encuesta, y por tanto manifiesta aplicar usualmente la citada prueba.
Pruebas de saltos
Salto horizontal a pies juntos (77%)
Salto vertical a pies juntos (detente vertical) (65%). Sólo el 23% del profesorado manifiesta tener en cuenta el peso corporal del alumno.Pruebas de lanzamientos
Lanzamiento de balón medicinal (92%)
Lanzamiento de peso de atletismo (14%)
Lanzamiento de peso (10%)Otras pruebas de fuerza
Abdominales con manos entrelazadas en la nuca (53,5%)
Abdominales superiores sobre espaldera (35%)
Flexión mantenida de brazos en barra fija (28%)
Flexión de brazos en suelo (25%)
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revista
digital · Año 9 · N° 61 | Buenos Aires, Junio 2003 |