DETECCION DE TALENTOS EN BALONMANO
Francisco M. Avila Moreno (España)
Trabajo presentado en el Seminario Europeo. Sevilla, mayo '96.
- Introducción.
- Elaboración de criterios.
- Caracterización de los factores de rendimiento en Balonmano.
- Propuestas de medidas a valorar en la detección de talentos.
1. INTRODUCCION
Antes de pretender exponer una propuesta sobre la detección de talentos en balonmano, debemos resaltar la actual problemática de nuestro deporte en el ámbito de la captación de individuos para su práctica. Es también objeto de reflexión y mejora los canales de comunicación establecidos, que en muchas ocasiones permiten zonas oscuras en la geografía de nuestro balonmano y en la mayoría de los casos impiden la colaboración y el aunar criterios e intereses entre los que pertenecemos a la familia del balonmano. Estos dos factores - captación y estructuras de comunicación -, posibles objetos de trabajo en otras jornadas, claramente condicionan las opciones de una correcta detección de talentos.Centrándonos exclusivamente en el objeto de nuestra propuesta debemos definir el mismo con claridad. Talento deportivo se entiende por "la disposición por encima de lo normal de poder y querer realizar unos rendimientos elevados en el campo del deporte" Hahn (1988), posiblemente debamos especificar "en unas determinadas habilidades"; si entendemos por detección la "capacidad de identificar y predecir a largo plazo" López Bedoya (1995) podemos adoptar la definición de Salmela y Régnier (1983)1 de detección de talentos como "una predicción a largo plazo en cuanto a las posibilidades de que un individuo posea las capacidades y los atributos necesarios para alcanzar un nivel de performance dado en un deporte determinado ". Salmela y Réginer (1983) citado por López Bedoya (1995), pág. 220.
Debemos diferenciar claramente la detección de talentos en la base (problemática que nos ocupa), de la selección de jugadores en etapas posteriores. En la base la predicción se realiza a largo plazo, frente a un menor espacio de tiempo en jugadores más formados. Los criterios de referencia en la base son indirectos, en la medida que progresamos en edad y formación usaremos criterios de rendimiento directo ( eficacia en competición ).
Esta selección de individuos se puede realizar de forma natural: en la medida que observamos la progresión del individuo a través de las diferentes etapas; o de forma científica: mediante una recogida de medidas sobre indicadores de un posible futuro rendimiento. El primer método es en muchas ocasiones el más habitual, exige un seguimiento longitudinal largo basado en criterios de rendimiento y dedicación del jugador; el método científico permite un proceso más corto pero menos seguro ( exige mayor predicción ).
¿Por qué y cuando realizar el proceso científico de detección?. La respuesta viene dada por la observación de la élite. Se constata que la élite no es el resultado de una derivación progresiva y matemática de una base amplia exclusivamente (en nuestro deporte la base es relativamente pequeña - España 50.000 licencias, Francia 300.000, Alemania 1.000.000 - , y en muchos casos la población que se acerca a nuestro deporte es la que no ha seleccionado y captado otros deportes); el deporte de élite exige un desarrollo del talento deportivo en unas condiciones favorables que no siempre le podemos ofrecer a una masa amplia (calidad y cantidad de entrenamientos, instalaciones adecuadas, competición de nivel, compañeros y adversarios de similar nivel, tiempo de dedicación de jugador y entrenadores, capacitación de los técnicos, motivación, atención médica especializada, ...). Podemos deducir que el momento de realizar esta detección será aquel en el que no podamos ofrecer al individuo, en la situación habitual, las condiciones adecuadas a su etapa de desarrollo de acuerdo con sus expectativas de futuro, y aquel en el que se puedan detectar los indicadores elegidos. En cualquier caso el objetivo no es excluir a practicantes sino ofrecer posibilidades a los más capaces.
Lecturas: Educación Física y Deportes.
Año 2, Nº 6. Buenos Aires. Agosto 1997