La actividad física y la función de conocimiento: su contribución en el estudio de las Ciencias Sociales |
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Doctora en Historia. Profesora de la Facultad de Formación del Profesorado y Educación de la Universidad Autónoma de Madrid |
María Eugenia Martínez Gorroño eugenia.martinez@uam.es (España) |
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http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 8 - N° 58 - Marzo de 2003 |
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El estudio histórico de las funciones que las distintas sociedades han atribuido al movimiento corporal nos muestra que éstas han sido muy variadas y con diferente valor en cada momento y en cada contexto. Entre ellas, la función de conocimiento que ha venido prestando el movimiento y la actividad física al ser humano tanto a nivel individual como en las diferentes sociedades y culturas, es un concepto básico que ha sido mencionado en múltiples ocasiones.
En efecto, es un axioma universalmente aceptado que el movimiento como instrumento cognitivo es fundamental en el desarrollo de las personas. Cualquier reflexión al respecto propicia la aceptación del hecho de que el movimiento es imprescindible tanto para conocerse a sí mismo como para explorar y estructurar el entorno inmediato. Este aspecto ha sido objeto de estudio de varios autores de nuestro país, entre los que podemos destacar a HERNANDEZ ALVAREZ, J.L. Y VELAZQUEZ BUENDIA, R. (1996:76), quienes afirman:
"A través de las percepciones sensomotrices (la persona), durante su desarrollo y crecimiento, toma conciencia del propio cuerpo y del mundo que le rodea".
Figura nº 1: Útiles líticos del Paleolítico Inferior, fabricados por: ¿Homo erectus? ¿Homo sapiens primitivo? Figuras tomadas de ALIMEN, M.H. y STEVE, M.J. (1978): Prehistoria. Siglo XXI. Madrid. Puede observarse el tamaño y anchura de éstos útiles, siguiendo la referencia de la línea marcada y comparar el desarrollo de la motricidad de las manos que poseían los autores de estas culturas. Útiles líticos grandes toscamente tallados que se asocian a culturas del Paleolítico Inferior. Compárese con los que aparecen en la figura número 2 y 3.
Teniendo en cuenta esta función básica que ha cumplido y cumple la actividad física y el movimiento, diferentes teorías de la educación a lo largo de diferentes momentos históricos han hecho mención a la utilidad pedagógica del mismo. Así, durante la Ilustración diferentes autores reflexionaron sobre la utilidad del movimiento en la educación. Como ejemplo, podemos destacar a Rousseau, quien escribe su planteamiento educativo en "Emilio" con exposiciones teóricas como:
"Si queréis cultivar la inteligencia de vuestro alumno, cuidad bien de las fuerzas que debe gobernar. Debéis procurar de forma continua que ejercite su cuerpo; hacerle robusto y sano, con el fin de hacerle racional y un hombre cuerdo". (Rousseau, 1976:177)
Otras corrientes más modernas dentro de la Educación Física, como la psicomotricidad, han utilizado el movimiento como un método educativo, y así Le Boulch desarrolló su "método psicocinético" como método general de educación. A través de él propugnó la interdisciplinaridad de diferentes aspectos de la educación intelectual y física que pueden ser aprendidos, desarrollados o potenciados a través del movimiento humano, principalmente en las primeras edades. En su obra La educación por el movimiento (en español en 1972), una de las piedras bases de esta corriente, definió el esquema corporal como la imagen del cuerpo, intuición global, o conocimiento inmediato del individuo de su propio cuerpo en estado de reposo o en movimiento, en función de la interrelación de sus partes y, sobre todo, de su relación con el espacio y los objetos que le rodean.
La Psicomotricidad, como sabemos, surge como tendencia educativa a finales de la década de los cincuenta en Francia. Algunas investigaciones en el campo de la neurofisiología y la neuropsiquiatría pueden ser observadas como sus antecedentes. Así trabajos como los de Piaget, quien establecía y observaba un paralelismo entre el desarrollo motor y la personalidad; las conclusiones de los trabajos de Wallon, sobre el tono muscular y la personalidad; las de Guilmain sobre las consecuencias reeducativas del paralelismo entre el comportamiento general del niño y el comportamiento psicomotor o las de Ajuriaguerra en torno al desarrollo motor, la maduración motriz y el desarrollo de los sistemas de referencia; es decir entre los aspectos espacial y temporal del movimiento y la evolución de los instrumentos semióticos como el lenguaje y la representación mental.
Pero en la base de nuestra civilización podemos decir que ya subyacía la idea del movimiento como fuente de conocimiento en el inconsciente de nuestra "colectividad". ¿?Intuitivamente? o por observación directa de la naturaleza humana, y como en muchos otros ámbitos del saber, muchos siglos antes, la Educación Física había sido usada por los griegos como principal método educativo y principal pilar en la formación del ciudadano ateniense. Muchos autores han escrito y ofrecen sus conocimientos sobre aquella realidad en múltiples obras.
Entre ellos podemos recordar a Marrou, quien publicó su interesante Historia de la Educación en la Antigüedad en 1971. En ella dedica un capítulo específico a la Educación Física y desarrolla y pormenoriza sus planteamientos en torno a que en la educación ateniense:
"La educación física es la que ocupa el lugar de honor en la enseñanza arcaica" (Marrou, 1985:63) "la gimnasia sigue siendo, por lo menos a principios del período helenístico, el elemento característico, si no el preponderante, de la formación de joven griego" (Ibídem: 156).
Podemos recordar a muchos otros. Así, la clásica obra de Carl Diem, Historia de los Deportes (1966) recoge de forma concreta la interesante labor educativa de los griegos a través de la actividad física y las teorías y prácticas con las se enfocaba la educación de los vástagos de las elites helenas. Entre las conclusiones de sus investigaciones, recoge las recomendaciones de los filósofos griegos:
"Platón recomendó los ejercicios físicos para los niños pequeños, "adecuando" los ejercicios al crecimiento hasta cumplir los 20 años. Los niños deberían formarse ante todo físicamente hasta los 10 años, y sólo entonces aprender a leer y escribir. El crecimiento de los niños debe acompañarse "con el contrapeso de múltiples y adecuados esfuerzos". (Diem, 1966:129) "Las diferentes edades tenían un adecuado programa de ejercicios" (Ibídem: 133)
Todos estos aspectos en cuanto a la función atribuida a la actividad física como instrumento pedagógico o de conocimiento, han sido tratados y estudiados como parte de los contenidos teóricos que recoge el área de la Educación Física, aunque la profundización y el análisis de muchos aspectos no haya obviamente concluido.
Figura nº 2. Utiles del Paleolítico Superior. Corresponden al complejo cultural Solutrense de tipo ibérico (Cueva del Papalló) y al Solutrense de tipo cantábrico (Cueva de Altamira). Según Pericot, Breuil y Obermaier, respectivamente. Figura tomada de Prehistoria y Arqueología de la Península Ibérica. M.E.C. y U.N.E.D. Madrid, 1983. pág. 144. La industria Solutrense implica un avance importante en la evolución del grupo de hombres y mujeres que la crearon. Este avance, que marca una cultura más evolucionada con respecto a las de periodos anteriores, como puedan ser las del Paleolítico Inferior, se ha fundamentado en que entre sus restos se encuentran útiles en forma de puntas foliáceas conocidas como "hojas de laurel" y "hojas de sauce", magníficamente trabajados. Sus nombres se deben a su forma y extrema delgadez. Estos aspectos implican para su fabricación unas posibilidades motrices.
Pero en este punto, personalmente se nos ha ocurrido reflexionar en cuanto a otro aspecto del movimiento que complementa su función de conocimiento. Si observamos el discurrir histórico de las investigaciones en torno al hombre, la capacidad y posibilidad motriz ha servido de base para la elaboración del conocimiento de las ciencias que estudian la evolución humana. Los logros motrices conseguidos por los individuos de los diferentes grupos y sociedades han sido una fuente importante para muchas ciencias que estudian al hombre y su evolución.
Las posibilidades del movimiento, el desarrollo y la evolución de esas potencialidades motrices humanas, han sido imprescindibles y objeto de especial atención en el desarrollo de muchas ciencias sociales, para poder profundizar en diferentes estudios de sus especialidades. Para todas las disciplinas cuyo objetivo es el conocimiento del hombre y su realidad pasada y actual, el movimiento y la capacidad humana que con respecto al mismo ofrecen los individuos o los grupos, han sido un objeto especial de estudio no siempre explícitamente declarado o reconocido.
El aspecto de la capacidad motriz y las posibilidades de movimiento es un punto de confluencia de la Historia de la Actividad Física y de las investigaciones de disciplinas como la Prehistoria, Arqueología o Antropología.
Si hacemos un pequeño repaso a los objetos de estudio en las investigaciones de estas áreas, podemos observar que un objetivo fundamental es la búsqueda de las posibilidades del movimiento del cuerpo de los individuos que integraron las diferentes "culturas" y sociedades en el discurrir de la evolución. En base a las posibilidades de movimiento se han elaborado conclusiones, se han establecido los diferentes periodos, las diferentes culturas, y han supuesto los diferentes grados de evolución de las distintas sociedades y los diferentes tipos humanos hasta llegar al Homo sapiens sapiens.
Los restos óseos de los diferentes "homínidos" y "homos" han sido estudiados y analizados para conocer las posibilidades motrices que ofrecían los individuos a los que pertenecían: la posición de su mano en movimiento, las posibilidades motrices de sus dedos. Igualmente otro dato base que es imprescindible en las conclusiones para los investigadores en disciplinas como Arqueología, Antropología o Prehistoria es el análisis para la determinación de si los huesos pélvicos, fémures, etc. pueden ofrecer información con respecto al movimiento o posibilidad de bipedestación. La forma de movimiento al caminar es un hecho fundamental que marca un antes y un después. La potencialidad motriz es un dato que marca la evolución humana, investigado a través de los restos óseos y que marca etapas decisivas.
Otra fuente primaria básica en los estudios de estas disciplinas son los útiles líticos. Desde el punto de vista del estudio de la Historia de la Actividad Física podemos definirlos como la materialización de las posibilidades de la "motricidad fina" de los integrantes de las distintas culturas líticas. Los instrumentos líticos son una base determinante para que prehistoriadores y arqueólogos concluyan y fundamenten las clasificaciones de las diferentes culturas de los grupos humanos, supongan el grado de evolución, los logros culturales alcanzados por las diferentes sociedades y establezcan las bases que les permiten elaborar su conocimiento. Todo ello en base a las potencialidades motrices que vienen marcadas a través del útil lítico.
Simplificando aspectos básicos de la investigación en estas disciplinas, se nos ofrece el paralelismo, obvio y natural, por otra parte, entre la calidad y tamaño de los útiles líticos y el nivel de habilidad motriz. Si el útil es grande, y se muestra toscamente trabajado, a través de él se "lee" una posibilidad de movimiento torpe y de pocos recursos, que supone un grado de evolución más primario, si se compara con útiles finamente tallados, que, por ejemplo, puedan partir de la previa elaboración sobre lasca, con retoque invasor, y con un pequeño tamaño. Estas últimas características a cualquier observador, mínimamente reflexivo, le ofrecen o le hace inducir unas posibilidades motrices de su autor mucho más ágiles, mucho más "finas" y en definitiva con más habilidad y más evolucionadas.
Figura nº 3. Utiles del Paleolítico Superior. Figuras tomadas de ALIMEN, M.H. y STEVE, M.J. (1978): Prehistoria. Siglo XXI. Madrid. Contrástese el menor tamaño, menor grosor, perfección en el trabajo y diseño de estos útiles del Paleolítico Superior que implican una motricidad "fina" de sus autores mucho más desarrollada y evolucionada.
Los restos de pinturas, en el caso de que aparezcan asociadas a culturas líticas y a restos óseos, ayudan a determinar el grado de movimiento que el grupo humano había sido capaz de gestar: Si acosaba a sus objetivos de caza con lanzas o arcos, si danzaba o no, etc.
Cuando la posibilidad de la "motricidad fina" de los grupos humanos del Paleolítico o del Neolítico, ya hicieron posible la fabricación de útiles sobre hueso, o la elaboración de materiales más sofisticados como hachas y arcos, las pinturas rupestres, en cuevas o abrigos, han sido una fuente que igualmente aporta información al respecto de la posibilidad de movimiento y de la evolución de las culturas humanas que caminaban hacia la Historia. Las posibilidades motrices que implicaban la elaboración de un arco, o la fabricación de cerámica, es una información clave para todo arqueólogo que conoce muy bien que la mano que fabrica o adorna ofrece unas potencialidades de movimiento tan sutiles y perfectas que pueden ser asociadas con un grado de evolución "cumbre".
El paso a la posibilidad de la escritura, se nos presenta personalmente como una manifestación excelsa, entre otros aspectos, de la capacidad motriz humana. Es un punto cumbre de los logros culturales humanos, posible por el desarrollo de la perfección en su capacidad de movimiento.
Figura nº 4: Pintura del Levante Español sobre pared de Roca. Neolítico. Figura tomada de Prehistoria y Arqueología de la Península Ibérica. Ministerio de Educación y Ciencia. U.N.E.D. Madrid, 1983. Estas pinturas nos hablan por una parte del grado de evolución motriz del hombre del Neolítico, cuya "motricidad fina" le permitía el trazo sutil que requiere el dibujo. Por otra parte, el hombre, autor de ellos, ya había llegado al tipo Homo sapiens sapiens que implica el tipo y grado evolutivo actual. La motricidad de este hombre del neolítico ya había alcanzado un alto grado de desarrollo. Sus potencialidades motrices y evolutivas le permitían ya la fabricación de armas primitivas como el arco. Para la aparición de la escritura sólo precisará más práctica y el perfeccionamiento de este tipo de "movimientos finos" y sutiles, de los que ya es capaz.
Por tanto podemos concluir en que, partiendo de que la capacidad de movimiento y de actividad física es un instrumento imprescindible para el hombre en el conocimiento de sí mismo y de su entorno inmediato, éste aspecto ha estado implícito en el discurrir de muchas otras disciplinas, no sólo en la Educación Física. La capacidad de movimiento, sus matices y evoluciones han sido estimados y observados desde muchas perspectivas y disciplinas, aún sin haberse hecho explícito. Siempre la capacidad motriz ha aparecido paralela al grado de evolución y desarrollo del hombre y ha servido para conocer sus patologías y deficiencias, que en multitud de ocasiones también son tratadas a través de determinadas y concretas actividades físicas. Y además, y como consecuencia, las posibilidades motrices humanas son seguidas y rastreadas como bases concluyentes y definitivas por las ciencias sociales que estudian las diferentes culturas humanas, los diferentes grupos de hombres y su evolución hasta llegar al Homo sapiens sapiens que habita la tierra.
Bibliografía
ALIMEN, M.H. y STEVE, M.J. (1978): Prehistoria. Siglo XXI. Madrid.
DIEM, C. (1966): Historia de los Deportes. Luis de Caralt. Barcelona.
HERNANDEZ ALVAREZ, J.L. y VELAZQUEZ BUENDIA, R. (1996): La actividad física y deportiva extraescolar en los centros educativos. Ministerio de Educación y Ciencia. Madrid.
LE BOULCH, J. (1972): La educación por el movimiento. Paidos. Buenos Aires.
MARROU, H.I. (1985): Historia de la educación en la antigüedad. Akal Universitaria. Madrid.
ROUSSEAU, J.J. (1976): Emilio o La Educación. Bruguera. Barcelona.
VV.AA. (1983): Prehistoria y Arqueología de la Península Ibérica. M.E.C. y U.N.E.D. Madrid
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