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El auge de las escuelas deportivas...
pero sin docentes?

   
Prof. Nacional en Educación Física
Entrenador Deportivo
 
 
José María Maldonado
jose@maldonado.net.ar
(Argentina)
 

 

 

 

 
Resumen
    Cuando una Institución decide colocar entre sus actividades una ESCUELA DE INICIACIÓN DEPORTIVA, debe entender y tomar conciencia que asume una enorme responsabilidad. En principio va a recibir niños de muy corta edad, que al igual que en su escuela académica, necesitan DOCENTES que los atiendan. De lo contrario el término ESCUELA está mal empleado.
    Entre las desvirtuaciones factibles de presentarse en aquellas escuelas de iniciación deportiva con personal inadecuado en su manejo, se encuentra la insistencia de estos “entrenadores” a colocar a los pequeños mini deportistas en esquemas tácticos y coordinaciones del juego adulto, que solamente llevan al incumplimiento de los objetivos básicos de estas escuelas, resumidos en los tres términos resaltados con anterioridad: JUEGO - CREATIVIDAD - LIBERTAD.
    El niño debe aprender a jugar JUGANDO. EL NIÑO VIENE A JUGAR. El mini -deporte debe ser JUEGO, RECREACIÓN, lo que el niño necesita, no lo que desean imponerle. El niño debe ser tratado como tal, no exigirle cosas de mayores.
    El mini-deporte debe ser el principal proveedor de elementos útiles para el deporte, pero este debe actuar en función de tal. No se puede hacer deporte con el mini-deporte. Pretender hacer de cada niño un “deportista” es lo mismo que exigir que cada alumno de escuela sea abogado u otro profesional.
Palabras claves: Docente. Entrenador. Niñez. Escuela. Iniciación deportiva. Juego.
 

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 8 - N° 57 - Febrero de 2003

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    Imaginando el pensamiento del Prof. Jay Archer, quien crea en el año 1950 el mini-básquet, en virtud de las pocas actividades deportivas destinadas a esa franja de edad (8 a 12 años), interpretamos su visión de encontrar alguna actividad que canalice el aspecto lúdico que prevalece en esa etapa evolutiva de la vida, con un carácter colectivo, formador no únicamente del aspecto motor, sino también del aspecto moral, intelectual y de valores de esos niños. Pero fundamentalmente habrá buscado un JUEGO, que desarrolle creatividad, imaginación, destreza, plasticidad, ritmo, movimiento y LIBERTAD, como cualquiera de los otros juegos espontáneos de estos niños..... y es aquí donde debe hacerse énfasis en estos tres términos: JUEGO - CREATIVIDAD - LIBERTAD, para entender las funciones trascendentales para el futuro que cumplen las escuelas deportivas actuales, su manejo y objetivos, si bien vale poner como ejemplo la aparición en el planeta del mini-básquet, a manos de Archer, quien inicialmente lo llamó “biddy” (polluelo), a instancias de su pequeña hija menor.

    Cuando una Institución decide colocar entre sus actividades una ESCUELA DE INICIACIÓN DEPORTIVA, debe entender y tomar conciencia que asume una enorme responsabilidad. En principio va a recibir niños de muy corta edad, que al igual que en su escuela académica, necesitan DOCENTES que los atiendan. De lo contrario el término ESCUELA está mal empleado. ¿O es que alguien concibe una “escuela” no atendida por docentes?. Es aquí donde esa Institución debe apuntar a la correcta selección de sus formadores, sabiendo nosotros, los profesionales de la EF., que éste es un terreno neto de incumbencia, el cual no debemos ni debimos haber cedido nunca, o por lo menos luchado por él. El docente “especializado” en el deporte es el Profesor de EF. Así lo deben entender las instituciones todas si van a jactarse de tener “ESCUELAS DE INICIACIÓN DEPORTIVA”, sino, no deberían utilizar esa denominación. Hablamos de una franja de edad en la que los valores de la educación deben estar presentes en todos los ámbitos que frecuenta el niño, no solamente en su casa o escuela común.

    Es el docente en EF. el que posee los lineamientos pedagógico-didácticos de la enseñanza, la adecuada técnica para el manejo de grupos, los conocimientos evolutivos de los niños, pero, fundamentalmente una actitud de educador.

    Cabe aquí preguntarle a los padres de esos niños si serían capaces de enviarlos a la escuela común, sabiendo que quienes los atienden NO SON MAESTROS… seguramente la respuesta sería negativa…. Sin embargo, no se aprecia que fuera un tema que les preocupe mucho cuando se trata de “escuelas deportivas”. Sí debería preocuparles. Teniendo en cuenta el manejo que en ocasiones se realiza en este tema, afortunadamente no en todos los casos. En más de una oportunidad una institución utiliza este sector de iniciación deportiva y formativa-educadora para justificar el sueldo de algunos jugadores de sus divisiones superiores, al que se le asigna la tarea, además de jugar, de “encargarse de la escuelita deportiva”, jugador que además de no tener la mínima formación profesional para el manejo de los niños, quizá no le interese esa labor, o no le guste el trabajo con niños. Otro ejemplo de “desmanejo”, se plantea cuando las escuelas deportivas están a cargo de dos o tres jugadores de categorías formativas mayores, o idóneos del deporte, o ex jugadores, igualmente con inadecuada preparación, pero cuya suma de sueldos iguala a la que debería abonarse a un verdadero profesional del tema, quizás pensado que “por la remuneración de un entrenador trabajan tres”… grave error de diagnóstico y de inversión futura. Es necesario que los responsables de esas decisiones comprendan que el mini deporte necesita EDUCADORES, no técnicos.


Además… ¿adaptarse a esquemas tácticos?

    Entre las desvirtuaciones factibles de presentarse en aquellas escuelas de iniciación deportiva con personal inadecuado en su manejo, se encuentra la insistencia de estos “entrenadores” a colocar a los pequeños mini deportistas en esquemas tácticos y coordinaciones del juego adulto, que solamente llevan al incumplimiento de los objetivos básicos de estas escuelas, resumidos en los tres términos resaltados con anterioridad: JUEGO - CREATIVIDAD - LIBERTAD.

    Se debe entender, una vez más, que el mini-deporte es una forma ordenada de canalizar una etapa normal de la evolución de los niños, basada en los JUEGOS, y no un deporte de estrategias y aprovechamientos que exijan algo para lo que los niños, no solo no están preparados, sino que no les interesa. El niño debe aprender a jugar JUGANDO. Se le deben dar los fundamentos mínimos para realizar la actividad y DEJARLO LIBRADO A SU LIBERTAD. Se encuentran en una edad caracterizada por una explosión, energía y creatividad de movimientos como no se había dado hasta el momento. EL NIÑO VIENE A JUGAR. No le interesa atarse a estructuras tácticas, ni jugadas, ni sistemas, que sí les interesa a los adultos que los practique…y mal les interesa.

    El mini -deporte debe ser JUEGO, RECREACIÓN, lo que el niño necesita, no lo que desean imponerle. El niño debe ser tratado como tal, no exigirle cosas de mayores.

    El mini-deporte debe ser el principal proveedor de elementos útiles para el deporte, pero este debe actuar en función de tal. No se puede hacer deporte con el mini-deporte. Pretender hacer de cada niño un “deportista” es lo mismo que exigir que cada alumno de escuela sea abogado u otro profesional. Muchas de estas escuelas deportivas, mal manejadas, con personal no adecuado, someten a los niños a prácticas aburridas, serias por demás, queriéndolos “hacer a su gusto”, haciéndoles perder lo más sagrado: LA ESPONTANEIDAD, CREATIVIDAD Y ALEGRÍA EN SU ACCIONAR. Llevan, por ese camino, a convertir a un niño en un autómata que sufra el deporte y no lo viva en la sana recreación de un juego; porque buscan al campeón y no formar un deportista; porque necesitan cumplir una disposición que obliga a tener un equipo ganador y no un grupo de niños liberados de reglamentaciones estrictas y disposiciones que los restrinjan en sus aptitudes en lugar de liberarlos; porque por un tonto exitismo, error de enfoque filosófico, o simplemente ignorancia de lo que se está realizando, se llega a usar al niño en vez de comprenderlo y guiarlo en sus necesidades de principiante de una actividad con futuro promisorio si se encausa bien desde su inicio.

    Volvemos a invitar a la reflexión sobre la necesidad del manejo docente de estas actividades, los cuales no están exentos de errores, pero seguramente en menor magnitud y con la suficiente capacidad de autocrítica de su labor... tarde o temprano


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