Una propuesta práctica de evaluación de las habilidades gimnásticas en el ámbito escolar |
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Licenciado en Educación Física Profesor de E.F. en Enseñanza Secundaria |
José Ángel Olmedo Ramos olmedo14@hotmail.com (España) |
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http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 8 - N° 57 - Febrero de 2003 |
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1. Introducción
“Para mejorar la evaluación hay que partir de la incertidumbre sobre la forma de entenderla y de practicarla.” (Santos Guerra, 1995, p. 198).
Actualmente, el concepto evaluar es mucho más amplio que calificar o medir resultados. La evaluación consiste en reflexionar sobre lo que se hace y sobre los resultados que se consiguen con ello para, posteriormente, poder tomar las correspondientes decisiones al respecto.
Pues bien, teniendo presente esta nueva forma de entender la evaluación, presentamos una experiencia práctica de evaluación de las habilidades gimnásticas para el segundo ciclo de la Enseñanza Secundaria, centrada en los procesos, en la que no importa tanto los resultados y sí el camino que el alumno va a recorrer hasta llegar a los mismos, de tal forma que se puedan detectar los puntos débiles y regular inmediatamente dicho proceso para alcanzar mejor los objetivos previstos.
2. Hacia una evaluación continua y formativa de las habilidades gimnásticasCon la adopción de un modelo evaluador esencialmente formativo, ya no es sólo el profesor el que evalúa al alumno, sino que se hace imprescindible implicar al propio alumno en su evaluación de manera que adquiera un mayor protagonismo en su proceso formativo. Asimismo, una evaluación formativa ha de servir para revisar constantemente la enseñanza según se va desarrollando, de tal forma que, de manera continua, se vayan detectando problemas, ajustando secuencias, adaptándose procedimientos a cada circunstancia concreta, con objeto de corregir y continuar el proceso.
Por otro lado, en nuestra propuesta tanto el profesor como los alumnos participan en el propio proceso de enseñanza-aprendizaje y ambos tienen la responsabilidad de la evaluación. Es decir, el profesor valorará el aprendizaje de los alumnos del grupo así como a él mismo. Por su parte, el alumnado se responsabilizará de autoevaluarse, evaluar a sus compañeros y al profesor. Y finalmente, tanto el profesor como los propios alumnos valorarán el proceso de enseñanza-aprendizaje de la unidad didáctica.
Tabla 1. Cuadro resumen de los protagonistas, momentos y modos de evaluar en la unidad didáctica.
Aunque el proceso de enseñanza y el de aprendizaje están íntimamente relacionados entre sí, vamos a analizar cada uno de ellos por separado con el objeto de focalizar la atención en sus rasgos específicos.
a) Evaluación del aprendizaje del ALUMNO
a.1. Por el propio Alumno
Con objeto de propiciar una actitud reflexiva sobre su propia práctica así como de conocer de primera mano sus opiniones, los alumnos participarán de manera responsable en su propia evaluación respondiendo un cuestionario elaborado para tal fin (tabla 2).
Tabla 2. Ficha de Autoevaluación del alumno. Adaptado y modificado de López Pastor, V. (1999).
Por otro lado, durante el desarrollo de la unidad y con objeto de que los alumnos participen activamente en el propio proceso de aprendizaje, éstos evaluarán a sus compañeros completando una lista de control (ver tabla 3). Así, mientras uno de la pareja ejecuta determinadas habilidades gimnásticas, el otro observa, anota y corrige sus defectos para, posteriormente, intercambiar los papeles. De esta forma conseguimos en el alumnado mayores niveles de autonomía y responsabilidad, fomentando a su vez actitudes de colaboración y aceptación entre ellos.
Tabla 3. Modelo de “Hoja de Observación de habilidades gimnásticas” a rellenar y completar entre los alumnos/as.
a.2. Por el Profesor
Como es lógico, la evaluación del proceso de aprendizaje del alumno también es llevada a cabo por el profesor. En las próximas líneas se analizan el qué y el cómo en los diferentes momentos de la evaluación continua.
Tabla 4. La evaluación de conceptos, procedimientos y actitudes en la evaluación inicial, formativa y sumativa de la unidad didáctica.
Evaluación Inicial:
Diagnóstico que pretende determinar y conocer, por parte del profesor, el nivel inicial de aptitud física y motriz de los alumnos en relación con unos objetivos didácticos, así como poder detectar necesidades, experiencias, preferencias e intereses.
Al comenzar la unidad didáctica, la evaluación inicial nos proporcionará información sobre la situación de partida de nuestros alumnos en relación al nuevo contenido que se va a desarrollar con objeto de conocer el nivel de dominio de ciertas habilidades previas que, posteriormente, serán demandadas en el transcurso de las sesiones de clase.
Este diagnóstico inicial nos permitirá saber de qué punto partimos y facilitará el aprendizaje significativo y relevante de los alumnos, ya que parte de sus conocimientos previos, es decir de sus niveles de ejecución de habilidades motrices.
¿Qué evaluar?
En este primer momento de la evaluación continua sólo contemplaremos aspectos procedimentales, es decir, intentaremos conocer la experiencia motriz previa de nuestros alumnos y su nivel de dominio en relación con determinadas habilidades gimnásticas, con objeto de poder determinar el nivel de partida en el que se encuentran y adaptar los objetivos didácticos a la diversidad de niveles detectados.
Consideramos que esta primera toma de contacto con las verdaderas carencias y necesidades del alumnado es de especial importancia para poder ofrecerles y presentarles, posteriormente, unos aprendizajes lo más adaptados posible a sus características y diversidades.
Asimismo, además de detectar errores y problemas, el alumno llega a conocer lo que sabe y/o no sabe hacer en relación con dichas habilidades motrices.
¿Cómo evaluar?
Al comenzar la unidad didáctica trataremos de conocer la situación de partida de los alumnos mediante la utilización de planillas de observación sobre “recorridos o circuitos generales gimnásticos” (Carrasco, 1989), ya que en este tipo de situaciones el comportamiento del alumno es mucho más espontáneo. (Morenilla y otros., 1998). Plantearemos, por tanto, la ejecución de un circuito constituido por una serie de elementos gimnásticos, ordenados de forma rotatoria y con un determinado número de repeticiones. (Canalda y San Miguel, 1996).
Evaluación durante el proceso o FormativaComo muy bien expone R. Stake, citado por Santos Guerra (1995, p. 169), la evaluación formativa es comparable a “...las pruebas que realiza un cocinero cuando prepara en la cocina una sopa. El probar le permite modificar los componentes y las proporciones de los mismos. Es una valoración del proceso, que puede ser rectificado sobre la marcha.”
Es por ello que durante el desarrollo de la unidad didáctica también necesitamos ir recogiendo e interpretando informaciones diversas sobre los logros, dificultades o bloqueos que pueda presentar el alumno.
Tal y como argumenta Pascual, C. (1996), esta información en torno al mismo proceso de adquisición del aprendizaje de las habilidades motrices nos ayudará “a comprender mejor cómo el alumno va aprendiendo dichas destrezas, el momento de la adquisición del aprendizaje en que se encuentra (qué ha aprendido, qué le falta por aprender, cómo lo ha asimilado,...), problemas y dificultades en su adquisición (errores, fallos), posibles causas, estrategias a adoptar para subsanar los problemas, progresos habidos, etc.”.
Valiéndonos de diferentes técnicas e instrumentos (observación sistemática, listas de control, escalas de clasificación,...), iremos registrando la situación del alumno, así como recogiendo información sobre el desarrollo de todo el proceso.
Utilizaremos la evaluación con carácter formativo, de tal forma que su aplicación sirva para mejorar los procesos de enseñanza y aprendizaje, y no sólo para detectar fallos e insuficiencias o, simplemente, comprobar lo conseguido.
Por lo tanto, esta evaluación formativa tendrá como propósito el de informar al alumno y al profesor del grado de dominio alcanzado y de descubrir dónde y en qué puede un alumno experimentar dificultades de aprendizaje, con miras a proponerle o hacerle descubrir estrategias que le permitan progresar.
¿Qué evaluar?
Conocer y valorar el trabajo de los alumnos así como el grado en que van alcanzando los objetivos previstos.
¿Cómo evaluar?
La observación sistemática del trabajo diario junto con la “Ficha de Evaluación Conjunta” (tabla 5), donde tanto el profesor como el alumno pueden hacer las correspondientes anotaciones sobre cómo se va desarrollando el aprendizaje, serán los principales instrumentos de recogida de información a utilizar.
Dicha ficha permite al alumno participar en el control de su propio aprendizaje, mientras que al profesor le ofrece la posibilidad de evaluar el trabajo de cada alumno y compararlo con los objetivos propuestos inicialmente.
Mediante esta ficha de seguimiento conseguimos un particular diálogo entre el profesor y el alumno obteniendo información continua referida al progreso de cada uno de ellos en relación con las habilidades trabajadas en las sesiones de clase. Asimismo, recoge información sobre el modo de aprender del alumno y la forma en que se va produciendo el aprendizaje, detectando los problemas o dificultades en el momento en que se producen.
Tabla 5. “Ficha de Evaluación Conjunta”. Adaptado y modificado de SEBASTIANI, E. (1993).
Evaluación SumativaSiguiendo con el símil anterior que R. Stake expone al respecto, “... cuando se cierra la cocina, se sirve la sopa al cliente y éste la prueba, ya no tiene posibilidad el cocinero de modificarla. Se ha evaluado un producto de forma sumativa.” (Santos Guerra, 1995, pág. 169).
Finalmente, para cerrar el proceso de evaluación continua de la unidad didáctica, es imprescindible establecer un momento final, llamado tradicionalmente como evaluación sumativa, con el objeto de conocer, comprobar y valorar los resultados del proceso de aprendizaje, estableciendo así un balance final de los mismos.
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