efdeportes.com

Un marco conceptual de la oferta del deporte
Saúl Joaquín Figueroa López

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 8 - N° 55 - Diciembre de 2002

2 / 3


    No resultaría difícil acumular muchas más definiciones y teorías sobre el origen del deporte, sin embargo hay que tener en cuenta que actualmente el deporte, el término deporte, no tiene ya una traducción unívoca (Cagigal, 1975; Blanco, 2000) y que sus presentaciones como definición, son variadas y en algunas ocasiones poco contribuyen a clarificar el deporte mismo. Lo cual es ratificado por Brohm (1982), al expresar que el deporte es una extraordinaria polisemia.

    Continuando con éste orden de ideas, podemos asentar que nuestro objetivo en este apartado de la investigación la atención es doble. Por una parte proponemos un conjunto de definiciones y conceptos básicos sobre el deporte, a fin de dejarlos establecidos para este proyecto de investigación. Y por la otra, se intenta plantear una serie de relaciones entre los conceptos que pueden ser útiles para desarrollar y/o comprender algún análisis o trabajo sobre temas de organización de la oferta deportiva, lo anterior, desde la perspectiva endógena del propio fenómeno deportivo.

    Se entiende que clasificar y ordenar conceptos no constituye un fin en si mismo. Pero como lo señala Kirschen, et al., en Cuadrado (1995), la taxonomía es útil si tiene una capacidad explicativa, es decir, si las categorías propuestas sirven para explicar las diferencias en el tiempo y en el espacio.

    Por otra parte, se intenta ofrecer una primera aproximación a algunos aspectos de los vínculos entre las categorías consideradas para estructurar un marco conceptual básico. La pretensión es ofrecer entonces, algunos elementos de referencia, para clarificar la conceptualización del fenómeno deportivo, al tiempo de encausar la oferta del mismo.


Clasificación de las categorías del deporte

    En el propósito de establecer un cierto orden o clasificación de las categorías del deporte, la razón es sencilla, en concordancia con ello explica Cuadrado (1995), que así como en el ámbito de las ciencias naturales puede resultar relativamente fácil establecer taxonomías sobre los distintos seres vivos y su comportamiento, las clasificaciones en el ámbito de los grupos, conductas y acciones sociales suelen ser objetos de notables discrepancias. En el caso del deporte es posible que pueda formularse una taxonomía propiamente dicha, es decir, podemos ofrecer una ordenación de conceptos básicos que serán de notable utilidad analítica para la adecuada comprensión del deporte en su conjunto. De hecho, la literatura sobre la materia dedica un lugar relevante a la distinción entre tipos de deporte.

    Según el criterio que se decida adoptar, pueden establecerse algunas distinciones importantes. Así, en función de las categorías, conceptos y características utilizadas, estructuraremos nuestra taxonomía.

    Para una primera aproximación a una taxonomía básica del deporte, iniciaremos con la clasificación cuantitativa-cualitativa que Prokov, V. (1971) en Brohm; expresa que la condición necesaria para la comparación cuantitativa es el establecimiento general de premisas y reglas iguales... por otra parte expresa que el deporte es la carrera del rendimiento por excelencia: correr más rápido, saltar más alto y más lejos, levantar pesos más pesados, hacerlo mejor que el adversario. Tal es el principio esencial constitutivo del deporte, de lo anterior se deriva la comparación cualitativa del fenómeno deportivo.

    Por otra parte Cazorla Prieto (1979), desde la perspectiva del ámbito público, dice que también los estados a través de sus gobiernos intervienen de manera decisiva en la forma en que se ha configurado el deporte durante el desarrollo de la sociedad urbana industrial. El deporte moderno surgió en el ámbito de la esfera privada e inició su crecimiento y difusión en el seno del Estado liberal.

    En cuanto a la versión Amateur-Profesional de la categorización de deporte, citamos a Dunning E. (1992), quien señala a finales del siglo XIX y principios del XX comenzó a tener lugar una creciente profesionalización de las prácticas deportivas, hecho que hasta entonces no había constituido una amenaza para la exclusividad con que se entendía y practicaba el deporte por las élites sociales. Mediante la ética de afición, como ideología elaborada y definida, se trataba de mantener formas de participación deportiva que fueran exclusivas de las clases dominantes, frente al pujante deporte profesional. Desde la óptica de Jean-Marie Brohm (1993), el deportista profesional se convierte en asalariado de su club y de firmas comerciales, supeditando su cotización en el “mercado deportivo” a su capacidad de proporcionar beneficios económicos y publicitarios a través de sus éxitos y a las leyes de la oferta y la demanda.

    Por otra parte Bordeieu (1993), expresa que la concepción ideológica del deporte, como práctica amateur supuestamente repleta de valores morales, surge en sus comienzos como parte de un “ideal moral” propio de las clases dominantes. Fue recogida, reconceptuada y difundida internacionalmente por Pierre de Coubertin. En éste mismo orden de ideas Barbero (1993), siguiendo a Coubertin, a quien se le considera fundador de los juegos olímpicos y principalmente artífice de la carta olímpica, difundió la concepción del deporte como una cultura muscular, amateur, caballerosa, ética, distante de la necesidad, donde lo que importa no es ganar sino esforzarse para ello. Coubertin consideraba al deporte como un medio educativo de primer orden para la juventud, y como una forma de intercambio y aceptación cultural entre los distintos pueblos y de promover la paz y la amistad entre ellos, al margen de las diferencias de raza, sexo, religión, clase social o sistema político, cabe señalar que el término amateur fue desterrado de la carta olímpica en 1981. En esta misma tesitura, señala Cagigal (1975), que en los tiempos de Coubertin e incluso hasta los años sesentas, podría ser valida la concepción de que una mayor expansión de la práctica deportiva en su base, se derivaría una mayor altura en el campeón deportivo. Era la teoría de la participación piramidal.

    Otra clasificación es la de Dieckert, en Brohm (1982), quien ha tratado de utilizar el método de los tipos ideales; dicho método consiste en diferenciar un poco más detalladamente los variados tipos de deporte. Distingue esencialmente el deporte de alta competición (de elite) del deporte de recreo (de masas).

    El deporte de alta competición presenta las siguientes características:

  1. Metas y motivaciones: la búsqueda de la marca máxima, del record, de la gloria pública, de la ascensión social, del prestigio y del enriquecimiento.

  2. Medios y formas: la competición disciplinada y reglamentada, institucionalizada, la diferenciación de las pruebas en función de las categorías de edad y de sexo.

  3. Condiciones y premisas: este deporte está limitado a los jóvenes sanos capaces de realizar los esfuerzos requeridos; este tipo de deporte se caracteriza por una búsqueda desenfrenada de talentos deportivos por su metódica selección (jerarquizada).

  4. Modo de funcionamiento: el entrenamiento es la forma fundamental de preparación sistemática para la competición. Este entrenamiento, por otra parte, se parece estructuralmente a los métodos de trabajo en cadena. Los gestos son automatizados, codificados y estandarizados. El entrenamiento se organiza bajo la dirección más o menos autoritaria del entrenador. El control se realiza científicamente y los resultados son evaluados por métodos estrictos; por último, el conjunto de la vida cotidiana se planifica metódicamente hasta alcanzar, a veces, el ascetismo. El todo está solidamente encuadrado en una organización estricta, a veces militarizada.

    Los tipos ideales del deporte de recreo (de masas), por supuesto son diferentes:

  1. Meta: es sobre todo la búsqueda del gusto, de la alegría, de la diversión, de la comunicación, del equilibrio físico, de la compensación, del restablecimiento y de la salud.

  2. Medios y formas: ejercicios informales, espontáneos y, muchas veces sin regla predominante. Se inventan diferentes gestos sin fines competitivos precisos. Se evita generalmente la especialización y lo que domina es la búsqueda de la universalidad de la experiencia motriz. Estos ejercicios también son independientes de cualquier tipo de codificación técnica y de la limitación de edad o sexo.

  3. Condiciones y premisas: este tipo de deporte abarca toda la escala de edades y niveles de pruebas. Es “el deporte para todos” que de ninguna manera esta ligado a la perspectiva competitiva que habla Bovet en Brohm (1982)

  4. Modo de funcionamiento: la perspectiva lúdica domina sin restricción alguna. El juego es esencialmente el contenido de práctica orientada hacia la “obtención del placer”. Domina la autodeterminación. no existe institucionalización del entrenamiento, la vida cotidiana es normal y no entra en contradicción con la actividad deportiva.

    Lo esencial a fin de cuentas, de esta distinción que maneja Dieckert, J., son las consecuencias prácticas y pedagógicas de su misma propuesta.

    Sabemos que una institución como la del deporte no es una unidad unidimensional en la que domina una sola instancia, sino un complejo de instancias en las que la dominación de una de ellas es variable. Las categorías deportivas se integran unas en otras y actúan unas sobre otras.

    En el esquema deportivo hay una totalidad de categorías prácticas subordinadas a dos relaciones esenciales; el nivel competitivo organizado y la práctica para todos. Para ampliar lo anterior citamos a Brohm J. M. (1982), quien dice que el deporte es pues en definitiva, el sistema cultural que registra el progreso corporal humano objetivo, el positivismo institucionalizado del cuerpo, el museo de las activaciones, el archivo de los éxitos a través de la historia. De esta definición se desprenden, según Brohm, todas las demás características del deporte moderno:

  1. Principio de rendimiento.

  2. Sistema de jerarquización.

  3. Principio de la organización.

  4. Principio de publicidad y de transparencia.

    Para efecto de la presente investigación tomaremos elementos de Prokov (1971), Brohm (1993), Dieckert en Brohm (1982) y Cagigal (1995), lo cual nos permitirá presentar entonces una jerarquización de las categorías del deporte partiendo del menor al mayor nivel de rendimiento, o si se quiere en contraposición a lo anterior, del mayor al menor número de practicantes. Esta jerarquización será considerada, para efecto de nuestro estudio como básica, gráficamente lo podremos presentar de la siguiente forma. (Ver figura N° 1)


Figura No. 1

    Con lo anterior y tomando la referencia del mayor al menor número de practicantes, iniciaremos pues, con la educación físico-deportiva, la cual al estar enmarcada en el sistema educativo, representa la mejor opción para difundir el deporte con contenidos educativos, para una significativa población escolar, es decir, genera por la vía de la currícula académica la mayor cantidad posible de practicantes de deporte. El sentido de competencia en este nivel es de poca relevancia, por lo que podemos apreciar que es una práctica de bajo rendimiento. Como segunda categorización optamos por deporte para todos, el cual impulsa en su práctica los valores básicos de higiene y socialización, entre otros, ésta es la mejor opción de deporte masivo, después de la promovida por el sistema educativo. En tercer lugar presentamos al realmente estratégico, deporte de rendimiento, el cual tiene a través de la detección de “talentos deportivos” la delicada tarea, de revertir, para la eficiencia del sistema deportivo, los procesos de lo más (educación físico-deportiva y deporte para todos) por los procesos de lo mejor (deporte de alto rendimiento y deporte profesional). Continuando en la lógica presentada, señalamos en cuarto lugar al deporte de alto rendimiento, el cual tiene como objetivo fundamental el triunfo deportivo, la maximización de las capacidades competitivas, aquí cabe hacer la aclaración que aunque el deportista de este nivel tiene la calidad competitiva de un profesional, aún no se ha “cotizado”, es decir, no se ha contratado, no se ha obligado para recibir directamente un sueldo por su participación competitiva. Y finalmente para esta taxonomía, el deporte profesional, fuente, de alto nivel competitivo, de negocio, comercialización y espectáculo. Pasemos pues a una breve descripción de los conceptos arriba señalados. (Ver figura N° 2)


Figura No. 2


I. Educación físico-deportiva

    Citamos a Pila (1980), quien expresa que para que los deportes entren en el ámbito de la educación física es necesario que estén animados de una intención educativa. No es difícil comprender que el “entrenamiento deportivo” y la “competición” deben integrarse en el sistema general de educación física porque responden a una necesidad lúdica y de formación en la enseñanza y obedecen a una fuerte motivación, por otra parte hace énfasis Sánchez -López (1994), al referirse, al deporte escolar, en el sentido de que es éste una consecuencia de la educación física y del deporte.

    Para Cagigal (1975), indudablemente el carácter educativo que tiene la actividad deportiva puede ser entendido y comprendido en el concepto de educación física. Más aún, el deporte como uno de los movimientos generales y espontáneos del hombre, ocupa lugar central en la educación física.

    Todo deporte educativo es educación física y en cierto modo, la educación física es fundamentalmente deporte educativo, asienta categóricamente José Ma. Cagigal.

    En este sentido, podemos citar a Ulmann en Brohm (1982), quien asienta que gracias al deporte, aparece por primera vez, la idea de un progreso corporal de la humanidad en la historia de la educación física.

    Por otra parte, para Ponomarev, N., también en Brohm (1982), expresa que los rasgos particulares de la producción y de las relaciones sociales en la sociedad primitiva, determinan los estrechos lazos de la educación física con el proceso del propio trabajo y con las demás formas de educación. La educación física existe en cada sociedad humana en la medida en que es un factor esencial para la preparación para el trabajo.

    Continúa Ponomarev, asentando que la educación física está entonces en general, orientada hacia la disposición al trabajo, y siendo de esta manera el contexto de la educación físico-deportiva, contiene elementos de obligatoriedad en su desempeño.


II. Deporte para todos

    En su sentido más amplio el deporte es, efectivamente revolucionario, en la medida en que, como las ciencias y las artes, no admite barreras artificiales de naturaleza parcial o política (Brohm, J. M., 1982).

    La posibilidad de la práctica para todos en el mundo deportivo deriva los beneficios considerados como fundamentales en el área de la socialización y de la salud pública, esta última ya como asunto de higiene general.

    Para Hebbelinck, (1977), actualmente la práctica de los deportes constituye una parte integrante de cualquier programa de educación física. Sería esencial, expresa Hebbelinck, diseñar medidas de deporte para todos, para que aquellos grandes grupos de gente joven que han sido excluidos del sistema educacional, puedan recibir educación física y deportiva que necesitan para lograr una educación igualmente integral de su vida.

    El objetivo de este concepto, de deporte para todos, fue definido como un esfuerzo unido a la provisión de condiciones para capacitar lo más ampliamente posible a la mayor parte de la población para practicar regularmente, ya sea propiamente deportes u otras actividades físicas, motivándolos a que hagan un esfuerzo para adaptarse a sus capacidades individuales (Bollaert, L., 1977). En este mismo sentido por su parte Cagigal (1975), expresa que la masa practicante podrá servir para detectar más fácilmente a los superdotados. El deporte práctica-para todos, se abre como una nueva posibilidad del hombre de nuestro tiempo, como una verdadera necesidad higiénica.

    Naturalmente una concepción de infraestructuras que faciliten el deporte a nivel popular y espontáneo, no puede estar desvinculado de una concepción general de la futura vida ciudadana, de una urbanística fecundada por la sociología, la ecología, la antropología y la psicología del hombre del futuro. Ya expresaba Cagigal (1975), todo el mundo puede hacer deporte, hasta el más débil. Todo el mundo debe hacer deporte. Es ya, simplemente, cuestión de higiene personal.


III. Deporte de rendimiento

    En este nivel deportivo surge y se desarrolla un concepto más estructurado de la comunicación pedagógica, y del trabajo metodológico; así como una nueva etapa en la concepción y aplicación de las cargas de trabajo, del volumen, de la periodicidad, en la búsqueda de valores, capaces de encontrar en el corto tiempo la maestría deportiva del más alto nivel.

    Se dice que el talento deportivo se constituye en foco de atención priorizada dentro de toda aspiración por lograr altos rendimientos y representaciones competitivas para cualquier país (Hernández, 1994).

    Para Huerta, (1994); la capacidad de rendimiento contempla varios aspectos fundamentales: la facultad integrada por las capacidades intelectuales y físicas, las habilidades técnicas y los conocimientos específicos y la experiencia del deportista. La disposición comprende todas aquellas motivaciones por la actividad. El desarrollo moral dice Huerta, es condición básica en éste nivel deportivo.

    Los principios pedagógicos se aplican por una parte para dar facultad de rendimiento, como una muestra de acción formativa y por la otra el proceso educativo, se encarga de garantizar la disposición; por ello consideramos como unidad inseparable al proceso de entrenamiento, la formación y a la educación.

    El deporte de rendimiento por sus características y objeto se constituye en una categoría profundamente estratégica del sistema deportivo.

    Por otra parte Rigaver, B., en Brohm (1982), dice que es precisamente el rendimiento, la comparación de marcas, lo que expresa la relación estructural del deporte de competición en la sociedad capitalista competitiva.


IV. Deporte de alto rendimiento

    Dada las características de disciplina y constancia que prevalecen en ésta categorización del deporte, Brohm expresa que la alta competición, al exigirle cada vez más horas de entrenamiento no puede ser practicada mas que en una sociedad en la que al individuo no se le permita un margen de ocio importante.

    Sin embargo, resulta de interés particular la posición de José María Cagigal para quien el gran deporte de alta competición ya no solo no se deriva en su desarrollo y progreso, de la mayor o menor masa de practicantes a niveles elementales, sino que tiene sus propias demandas, sus exigencias, condicionamientos y valoraciones casi completamente al margen del deporte-práctica. Tal es la realidad del aporte de la alta competición requerido por el gran espectáculo.


Lecturas: Educación Física y Deportes · http://www.efdeportes.com · Año 8 · Nº 55   sigue Ü