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La perspectiva de campo como marco de
análisis del fútbol local. Bases y apuestas

   
Licenciado en Sociología por la Universidad
de Granada. Doctorando por la Universidad de La Laguna.
Docente en la Universitat de Vic, Barcelona
 
 
Víctor Lorenzo Alonso Delgado
tigaday@inicia.es
(España)
 

 

 

 

 
Resumen
    Entendiendo la noción del campo al modo bourdiano, esto es, como espacio relacional donde los actores ponen en juego (en la medida de sus posibilidades) sus apuestas múltiples, el estudio de lo social comprende necesariamente una perspectiva alejada de las perspectivas dicotómicas.
    De esta forma, el acercamiento a determinada realidad, como puede ser el fútbol local, se antoja más compleja de lo que en principio pareciera: más allá de la crónica periodística, la tabla de clasificación o la categoría deportiva, el mismo comprende dimensiones que la propia disciplina sociológica ha categorizado y señalado como materia de análisis. En ese sentido, incidiendo en la perspectiva relacional, dichas categorías devienen en una realidad difícilmente sometida a clasificaciones y taxonomías cerradas en sí mismas.
    En este caso, el uso de la perspectiva de campo ha sido acertada para llevar a cabo un análisis del fútbol local en un Municipio rural del NE de Tenerife. Combinando diversos métodos de investigación, la propuesta llevada a cabo conduce a un marco de análisis que pretendo desarrollar en la comunicación.
    Palabras clave: Sociología del deporte. Fútbol local. Campo social.
 
Abstract
    If we take the notion of ‘field’, the way Bourdieu does, that is a relational space where actors play their multiple roles to the extreme of their possibilities, the study of the social field necessarily include a nonce away from dichotomous perspectives.
    This way we approach to a firm reality, such as that of local football, turns on to be more complex than if originally, have appeared beyond the journalistic chronicle, or the category, local football includes a series of dimension that the discipline of sociology has established as matters of study. In this case and from a relational perspective, these categories become a reality that can hardly be subjected to self- enclosed classifications and taxonomies.
    In this particular case the use of the field perspective has been appropriate once to carry our analysis of local football in a rural municipality of NE Tenerife. Combining different research methods, this proposal leads us to an analysis framework that I want to develop in the paper.
    Keywords: Sport’s sociology. Local football. Social field.
 

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 8 - N° 54 - Noviembre de 2002

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El marco teórico

    En primer lugar, pasaremos a tratar el término campo social. Este concepto o término, según María José Devillard, hace su aparición en la obra de Kurt Lewin, psicólogo social norteamericano que, al elaborar una teoría del campo psicológico,

Relaciona la conducta humana con los demás hechos individuales y sociales interdependientes, en función de un todo definido por el ego. (Devillard, 1998:78)

    Para Lewin, en el análisis del campo social se han de tener en cuenta cuestiones como contemporaneidad, incidencia psicológica del carácter de la persona en las diferentes situaciones, así como el carácter dinámico y cambiante del mismo campo social.

    Por su pare, Pierre Bourdieu nos remite

A un espacio social formado en torno a hechos que condensan las apuestas sociales. Mediatizadas por el habitus, las prácticas culturales son así planteadas como objetivaciones, productos relacionales de las trayectorias de los agentes sociales para quienes son objetos en juego, y de la situación social e institucional presente. (Op. Cit., 78)

    Al entender lo social como realidad compleja, el campo social bourdiano se nos aparece como un campo de fuerzas donde los actores sociales, la magnitud de los capitales eficientes, la jerarquía y el grado de autonomías de otros campos sociales entran en juego. El propio Bourdieu define tal situación como la que

Se define entre otras cosas definiendo objetos en juego en intereses específicos, que son irreductibles a los objetos en juego y a los intereses propios de otros campos [...] y que no son percibidos por nadie que no haya sido construido para entrar en el campo. (Cada categoría de intereses implica la indiferencia de otros intereses, a otras inversiones, abocadas así a ser percibidas como absurdas, insensatas o sublimes, desinteresadas). Para que un campo funcione es preciso que haya objetos en juego [...] y personas dispuestas a jugar el juego, dotadas de los habitus que implica el conocimiento y el reconocimiento de las leyes inmanentes del juego, de los objetos en juego, etc. (Bourdieu, 2000:113)

    Por consiguiente, el campo social nos refleja una realidad dinámica, estructurada y -sobre todo-, sometida a un curioso juego en el que los actores participantes en su seno, así como los actores no pertenecientes a dicho campo, configuran el mismo. Al hablar de campo social, en definitiva, lo hacemos acerca de un campo de fuerzas, relativamente autónomo, cuyas lógicas son validables y legitimadas por los actores sociales implicados en él.


Cómo lo hice

    Este marco de análisis es parte de mi tesina doctoral. Para ello me serví de cierta triangulación (Cea Dáncona, 1998) en el trabajo de campo. Obteniendo información a través de datos secundarios1. A ello habría que sumar un trabajo de observación participante realizado durante la temporada futbolística 2001- 2002. (Septiembre 2001- Julio 2002), la realización de varias entrevistas informales, así como la consulta de prensa y material gráfico de distinto tipo, facilitado a lo largo del trabajo de campo. Posteriormente, durante los meses de julio a septiembre del 2002 se realizaron un total de 15 entrevistas semiestructuradas, de aproximadamente una hora de duración. Las entrevistas se realizaron en los lugares más diversos, desde el domicilio particular de los entrevistados, el campo de fútbol, un bar o mi propio domicilio. El contacto con los informantes se realizó de modo informal. La selección de los mismos, se llevó a cabo de la siguiente manera.

Cuadro 1. Entrevistas realizadas

    Cabe apuntar que la elección de los sujetos se realizó en base a su centralidad en el fútbol local de la zona donde se llevó a cabo el trabajo de campo. Esto fue pergeñado gracias a la evolución misma de la investigación (asemejándose esta a un rompecabezas en el que se iban rellenando los huecos), y, por otra parte, la disposición de capitales comunes, en este caso en torno al fútbol. No ha de obviarse la pertenencia al propio campo estudiado.

    Así mismo, en el trabajo se dan tres dimensiones: una, supramunicipal, que abarca diferentes realidades más allá del municipio de Tegueste. Otra Municipal, que comprende la realidad del municipio, en su conjunto. Y otra, específica, centrada exclusivamente en el barrio de Portezuelo, entidad de población del municipio donde se llevaron a cabo el grueso de las entrevistas. El club donde se realizó la observación participante, el CD Portezuelo, es de dicho barrio.


La cancha imaginaria: cuatro anclajes de análisis del campo deportivo estudiado

    La consideración relacional que arroja la imagen del campo social, así como el rechazo a los modelos dicotómicos habitualmente argüidos para explicar el deporte2, me planteó la importancia de abordar cuatro anclajes o planos analíticos que podrían ser útiles a la hora de categorizar el estudio. Estos planos son, y aparecen por este orden en el texto, un plano procesual, un plano contextual, un plano futbolístico y un plano simbólico.

    El plano procesual (la necesidad de historia): Si bien la tentación por cierto génesis histórico es enorme, este plano comprende dimensiones que, por su aportación, son necesarias para entender mejor la idea del campo abordado. Introducido en Canarias a principios del siglo XX por ingleses residentes en las islas3, en el Municipio de Tegueste se puede hablar de fútbol, en torno a 1920-254. Ya hacia la década de los cuarenta existían diversos clubes, alguno de ellos federados.

    En el barrio de Portezuelo, a principios de los cincuenta se crea el Nivaria CF, formado, en parte, por jugadores de la zona y por algunos foráneos. Apunta un informante, que jugó en este equipo, y era uno de sus promotores:

Informante: “Hicimos el Nivaria [y] jugábamos de aquí. Claro, cuando eso había poca juventud aquí, y entonces de aquí no estábamos sino [...] y todos los demás los traía yo de abajo, de La Cuesta.
Entrevistador: “¿Cuándo estaba trabajando en la fábrica?”.
I: “Sí, claro. Porque estaba trabajando ahí, en la fábrica, conocía a la gente toda: Erasmo, Guerra, el Pallés, que era el portero. Pallecito, que era muy bueno [...] y ese era el equipo”
(Jubilado, ex directivo, 66 años)

    Tras la desaparición del Nivaria, dos años después de su fundación, no vuelve a constituirse equipo alguno de fútbol en Portezuelo hasta mediados de los años setenta. En el periodo que transcurre entre 1974 y 1984 se crean siete clubes, en la mayoría de los casos no federados. Cabe apuntar el componente cíclico de los mismos, pues se da un juego de apariciones y desapariciones continuadas de los actores en juego.

    Hay jugadores, directivos, aficionados... que perpetúan su presencia desde la época hasta la actualidad. La historia se muestra, más allá que una suma de hechos acumulativos, de forma mucho más compleja si cabe. La continua recreación está presente en todo momento.

    El repunte asociacionista decae desde finales de los ochenta a esta época: mientras, se crean dos nuevos clubes de fútbol y uno de fútbol sala. En la actualidad hay dos clubes (CD Portezuelo, Huracán Top).

    Es importante señalar que el fútbol es, de lejos el deporte más practicado y con mayor número de licencias federativas, clubes y equipos del municipio. En el año 2001 existían, entre licencias federativas y licencias de ligas de peñas, algo más de trescientos jugadores vinculados a equipos del municipio, así como nueve clubes y catorce equipos.

    El plano estructural (la necesidad de espacio): El fútbol, como práctica social y como campo-, se presenta como realidad estructurada y estructurante. Se estructura (como práctica) en torno al contexto social más cercano. Lejos, eso sí, de cualquier relación causal. En ese sentido habrían de ser tenidas en cuenta las características propias del municipio de Tegueste 5.

    Al mismo tiempo, se advierte una situación de predominio en torno a las licencias deportivas que se repite a diversos niveles en España. En Canarias la relación de fuerza de acrecienta6.

    Tal vez producto de determinado enfoque de las políticas deportivas, encargadas de legitimar el fútbol como práctica deportiva hegemónica en ciertos periodos históricos, para, posteriormente, deslegitimar el mismo como práctica deportiva de escasa rentabilidad social7, al tiempo que o tal vez como resultado de la miopía hacia una realidad que trasciende del propio fútbol, y que guarda enorme relación, desde mi punto de vista, con la creación de un fuerte tejido social en una sociedad sometida a fuertes cambios sociales en los últimos 50 años8, el predominio del fútbol como práctica deportiva dominante es notorio. Y pasa a formar lo que denominaría macrocefalia futbolística, al tratar el total de licencias federativas y la ventaja guardada con otras prácticas.

    La presencia de otros deportes (lucha canaria, caza, automovilismo..) en el campo de las prácticas deportivas del municipio se produce de una forma ambigua. Si bien hay cierta permeabilidad entre todas ellas tanto a nivel de practicantes como en otros aspectos (gestión de clubes, afición, etc.), los espacios deportivos (por ejemplo fútbol, lucha canaria, atletismo) aparecen claramente definidos por los actores. De ahí que, en ocasiones, la consideración de futbolista, aparezca como una realidad excluyente

Entrevistador: [...] Bueno, pero haces deporte. Juegas a fútbol.
Informante: Nosotros no somos deportistas. Somos futbolistas. Porque un deportista se cuida. No bebe. No fuma. Lleva una dieta. Nosotros no. Nosotros, lo que hacemos, es jugar a la pelota”.
(Jugador de fútbol, 29 años)

    En otros casos, otras prácticas son antepuestas al fútbol, o combinadas.

Entrevistador: Pero, ¿entonces luchabas y jugabas a la vez?.
Informante: Sí.
E: ¿Y te iba bien?. ¿Tenías algún problema?.
I: El entrenador del Hespérides me decía que no podía ser. Pero yo le decía que no, que sólo me ponía la camisa [de lucha] y me dejaba botar. Que era por el equipo del barrio.
E: Y eso, ¿era frecuente?.
I: Bueno, una vez fuimos a luchar con el Teguise a la Palma, al Paso [en la luchada se enfrentaban Las Manchas, de La Palma, y el Teguise, de Tenerife] . Y claro, como uno no viajaba mucho, se fijaba en todo. Un par de meses después, fui con el Hespérides a jugar contra el Paso...( riendo) ¡Y los defensas del Paso eran los luchadores de unos meses atrás, con los que me estuve tumbando!.
(Ex jugador de fútbol, 43 años).

    El plano futbolístico (la necesidad de la pelota). Tanto en su dimensión autónoma como heterónoma, el fútbol local vive la tensión habida por una falsa autonomía. Realmente, se encuentra sometido a una relación de dominado por el fútbol profesional y su entramado económico- mediático. Este edificio alberga dobles o múltiples lógicas, que encauzan el análisis del fútbol local hacia un perverso juego de complicidades: se alude al fútbol espectáculo, el “boom” televisivo o al ascenso del CD Tenerife a la Primera División como causantes del ocaso del fútbol local. Sin embargo, que el color de la equipación de un equipo se decida en relación a los colores del Real Madrid; la celebración de un gol se hace imitando los modelos celebrados por los futbolistas profesionales; o se saluda, desde el centro del campo, aplaudiendo a una grada casi vacía, con treinta espectadores.


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