Los otros Juegos Panhelénicos de la antigüedad: los Juegos Píticos |
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Dr. en Historia del Arte Colaborador de área del departamento de Historia del Arte de la Universidad de Valencia |
José Enrique Peláez Malagón enrique1719@hotmail.com (España) |
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http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 8 - N° 53 - Octubre de 2002 |
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Introducción
Los juegos Píticos, también llamado Délficos al ser realizados junto al santuario de Delfos, fueron los segundos en importancia tras los Olímpicos y tienen su origen en la mitología griega: Apolo, obedeciendo el encargo de Zeus (su padre), decide tomar posesión del santuario de Delfos con su oráculo, ya que éste es considerado el mejor de todos los existentes. El oráculo estaba protegido por Pitón, un monstruo con forma de dragón nacido de la tierra que se encargaba, por orden de Hera, de exterminar tanto a personas como animales que se acercaban a sus proximidades con el fin de proteger este santuario. Apolo lo mata con sus flechas y toma posesión de él tal y como nos relata Pausanias en el libro VI de su Descripción de Grecia. (Figura nº 1)
En conmemoración del hecho victorioso que acabamos de relatar, o tal vez con el fin de calmar el espíritu del monstruo, Apolo fundará unos juegos fúnebres en su honor.
Fuera ya de la mitología, el origen de los juegos es incierto, se les asocia desde un primer momento con celebraciones fúnebres ligadas al santuario que se remontan hasta el siglo VII A.C. consistiendo al principio en competiciones únicamente musicales, fundamentalmente de canto y cítara, celebradas cada ocho años. No obstante los primeros datos históricos de que se dispone son más tardíos, del 586 A.C., fecha que marca el comienzo de la era pítica. En estos momentos los juegos son considerados como una fiesta Panhelénica, con tregua sagrada como en Olimpia y al canto se les sumarán todo tipo de pruebas atléticas tal y como se realizaban en los juegos Olímpicos (atletismo, carreras de caballos y cuadrigas, luchas, boxeo, pancracio, carreras de atletas...) y se les dará una periodicidad de cuatro años. Hasta tal punto fueron similares e importantes las victorias, que para diferenciar a los vencedores de uno y otros juegos se les coronaba de diferente manera, con ramas de olivo a los vencedores de Olimpia y de laurel (árbol de Apolo) a los de Delfos.
Estos juegos estaban patrocinados por la Anfictionía (liga de ciudades vecinas responsables del santuario) ya que Delfos como tal, nunca llegó a ser una ciudad. Estas ciudades veían en la celebración de los juegos, más que un deber religioso, la posibilidad de atraer visitantes de todos los rincones de la Hélade, con las repercusiones económicas que esto conllevaba. Tal es así que estos juegos perdurarán, como los olímpicos hasta el siglo IV de la era cristiana en los que serán abolidos al considerarlos como una costumbre pagana.
Actualmente solo quedan algunos vestigios del entramado de los juegos, destacando, además del santuario, (Figura nº 2) el teatro de Delfos, con capacidad para más de cinco mil espectadores y lugar donde se celebraban las competiciones musicales que nunca desaparecieron; el estadio, construido en el siglo IV, pero reformado grandemente en el II A.C., con una capacidad para más de siete mil espectadores, lo cual nos indica la importancia de los juegos; y finalmente otros recintos como el gimnasio, las pistas, la palestra o los baños.
Bibliografía
Pausanias; Descripción de Grecia. Libros V y VI, Aguilar, Madrid, 1979
Teja, Ramón; Las olimpiadas griegas, Santillana, Madrid, 1997
Villalba y Varneda, P.; Olimpia, Origins dels Jocs Olimpics, Universitat de Barcelona, Barcelona, 1994.
Pies de foto
Apolo y la Pitón, cuadro de Cornelis de Vos pintado entre 1636-37
Ruinas actuales del Templo de Apolo en Delfos
revista
digital · Año 8 · N° 53 | Buenos Aires, Octubre 2002 |