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1. Introducción

    La terapia a través de los campos magnéticos, se ha utilizado desde la antigüedad, aunque recién hoy se haya podido instrumentar a partir de una codificación de las indicaciones y las técnicas de aplicación.

    Esta terapia, cuenta con la ventaja primordial de no ser invasiva, y se vale de la acción de un campo magnético inducido por la corriente eléctrica que recorre una bobina.

    La modulación de esa corriente eléctrica que atraviesa la bobina, permite obtener campos magnéticos a diversas frecuencias (Hz) e intensidades (Gauss).

2. Mecanismo de acción

    Los mecanismos de acción a través de los cuales se explican los efectos terapéuticos de la magnetoterapia no son todavía del todo conocidos. Sin embargo, el efecto fundamental es el de reportar orden en un sector enfermo, presumiblemente en un desorden magnético.

    Esto ocurriría por la acción directa o indirecta sobre algunos de los siguientes componentes del organismo:

    Sustancias diamagnéticas como el oxígeno, los iones hidrógeno, enzimas y radicales libres quedan retenidas de forma tal que condicionan casi todas las reacciones que se desarrollan en el organismo, actuando como efecto regulador.

    Las endorfinas y sus derivados, que son moduladoras de la sensibilidad dolorosa, actuando con efecto analgésico.

    La membrana celular ya que si se alterara su permeabilidad, no alcanzaría a controlar la bomba de Na y se tendría un edema celular, por lo que se está en presencia de un efecto antiinflamatorio y antiedematoso.

    Las glándulas endócrinas, sobre todo la tiroides, están sujetas a los efectos del campo magnético, conservando las relaciones de equilibrio entre ellas.

    Son favorecidos los procesos reparativos de los tejidos y estimuladas las defensas naturales del organismo.

3. Efectos terapéuticos

    La intensidad del flujo magnético de valor terapéutico oscila entre 0 y 70 Gauss. Si tenemos en cuenta que el flujo magnético es 0,47 Gauss, y a partir de los 100 Gauss se observan daños celulares, los valores escogidos son de absoluta seguridad para el tratamiento. Estos valores tienen un límite inferior de 20 Gauss y uno superior de 70 Gauss.

    El tiempo de aplicación del campo magnético varía entre 5 y 40 minutos, con un número entre 5 y 15 sesiones. Si se precisa obtener resultados rápidos, las sesiones pueden prolongarse y hasta repetirse en la misma jornada.

    Si bien en la primera sesión se puede obtener remisión de la sintomatología, es a partir de la sexta o séptima donde se manifiestan los mejores resultados.

4. Indicaciones

    Heridas con edemas y retardo de curación.

    Patologías del aparato locomotor, especialmente en el tejido articular y paraarticular, como esguinces, tendinitis, bursitis, epicondilitis, lesiones ligamentarias.

    Lesiones traumáticas y sus consecuencias: desgarros musculares, contusiones, distensiones.

    Fracturas y retardos de consolidación.

5. Contraindicaciones

    Son pocas las contraindicaciones para la aplicación de campos magnéticos.

    Sin embargo deben evitarse en portadores de marcapasos, embarazos, tuberculosis, enfermedades virales.

    Debe evitarse también en presencia de una hemorragia, pues el sangrado puede incrementarse.

    No es recomendable la aplicación de campos magnéticos en mujeres que utilizan un dispositivo intrauterino como método anticonceptivo, pues si el DIU es recorrido por un campo magnético puede perder eficacia y provocar lesiones locales.

    No existen contraindicaciones si se utilizaron medios de síntesis para reducir una fractura, pero deberá existir un control radiológico periódico para observar que no haya mala distribución de Calcio, pues los fijadores externos podrían constituir polos de atracción para el campo magnético sustrayendo los efectos a las zonas a las que son destinados.

6. Conclusiones

    El campo de la magnetoterapia es muy amplio y aún no ha sido explorado completamente. Estudiando los efectos derivados de su aplicación, se podrán extender las áreas de aplicación.

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revista digital · Año 8 · N° 52 | Buenos Aires, Septiembre 2002   © 1997-2002 Derechos reservados