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Análisis integral de las características del judo

   
Ldo. Ciencias de la Actividad Física y el Deporte.
Doctorando Dpto. Educación Física y Deporte. Universidad de Valencia.
Alumno Master Universitario en Alto Rendimiento Deportivo.
Comité Olímpico Español y
Universidad Autónoma de Madrid.
 
 
Pedro Martínez Moya
pmartinezmoya@iespana.es
(España)
 

 

 

 

 
Resumen
    Con este trabajo se pretenden dar a conocer aspectos importantes a la hora de preparar a un judoka. Estos aspectos parten, o deben partir, de un análisis minucioso del judo, teniendo en cuenta toda su globalidad, desde su implantación en la sociedad, su nivel de popularidad y rendimiento a nivel de alta competición, pasando por aspectos socioculturales, reglamentarios y también sobre sus características técnicas, tácticas y niveles de condición física. Todos estos parámetros señalan los límites de lo que se tiene y de lo que falta para planificar la estrategia adecuada.
    Palabras clave: Judo. Sistema deportivo. Realización global.
 

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 8 - N° 52 - Septiembre de 2002

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1. Análisis respecto a su ubicación e implantación dentro del sistema deportivo

    En este apartado veremos cuál es la situación del judo en España en cuanto a su implantación social, el nivel de rendimiento actual de nuestros deportistas de élite y su selección y captación de talentos, y, por último analizaremos tres vertientes del judo que reflejan su nivel de popularidad, el judo para todos, judo de base y el judo alto rendimiento/espectáculo,

    El inicio del judo se sitúa hacia el año 1882, siendo su creador Jigoro Kano. Éste tenía en uno de sus propósitos el dar a conocer el judo a nivel internacional, para lo cual impartió conferencias y clases tanto en Europa como en América. El judo en España tuvo un desarrollo bien diferente al del resto de países europeos, pues, al contrario que estos, no fue fundado por japoneses (Villamón y Brousse, en Villamón, 1999). En otros países, el contacto frecuente, desde la década de los 50, con los instructores japoneses proporcionó una formación técnica de alto nivel. En nuestro país, el judo empezó a desarrollarse de manera similar al resto de países europeos a partir de los setenta. Actualmente, según datos obtenidos de la International Judo Federation (2001), España tiene unos 1000 clubs en los que practican aproximadamente unos 150.000 judokas. Datos que, comparados con países europeos como la vecina Francia con sus más de 650.000 licencias, hacen pensar en los motivos de estos reducidos números y su preocupante descenso.

    En cuanto al nivel de rendimiento en alta competición, España está viviendo uno de sus momentos más dulces, sobre todo desde los Juegos Olímpicos de Barcelona. Mención especial merecen las chicas del equipo nacional que desde entonces no han parado de cosechar medallas. Las últimas las encontramos en los JJ.OO. de Sidney 2000, con Isabel Fernández como Campeona Olímpica en - 57 kg. y España 5ª por equipos junto a Italia, Turquía y Holanda. Ya en el 2001, en el Torneo Internacional de Varsovia se consiguieron 4 medallas. En el Campeonato de Europa Absoluto (París), Isabel Fernández consiguió un primer puesto en - 57 kg. y Cecilia Blanco en - 70 kg. fue segunda. En hombres, Oscar Fernández fue 3º en - 81 kg. en este mismo Campeonato. En los Campeonatos del Mundo Absolutos (Munich), Isabel Fernández volvió a llevarse medalla con un tercer puesto y Sara Alvarez fue segunda en - 63 kg. Por último, los tres bronces en los recientes Juegos del Mediterráneo.

    Éxitos que, como comentaré más adelante en otro punto, no reflejan el momento que viven los centros de formación de judokas, donde cada vez son más escasos los practicantes.

    Para llegar a esos niveles de rendimiento se hace necesaria una detección de talentos temprana. En concreto comentaré el caso de la Comunidad Valenciana, por ser la zona geográfica con la que estoy vinculado en estos momentos.

    La Ley 4/1993, del Deporte en la Comunidad Valenciana recoge, como uno de los beneficios para los deportistas de elite "la compatibilización de los estudios y la actividad deportiva mediante el ingreso en centros docentes especiales". En este sentido, las líneas de actuación actuales son:

  • Publicación en el D.O.G.V. de Listas de deportistas de elite y Listas de deportistas jóvenes que destacan en su categoría y que están inmersos en el sistema educativo (ESO, Bachiller, FP).

  • Beneficios educativos para los deportistas jóvenes.

  • Desarrollo del proyecto "Planes de especialización deportiva de la C.V."

    El objetivo final que se pretende es la implantación de un modelo de apoyo a la formación de los deportistas en todos los I.E.S. de la Comunidad Valenciana.

    Los judokas reciben una beca académico-deportiva que consiste en una plaza escolar con su grupo específico de deportistas y un horario especial de clases para compatibilizar los entrenamientos. Residen todos en un mismo centro (Complejo Educativo de Cheste) con profesionales de apoyo educativos y técnicos de la Federación que aplican un programa específico en las instalaciones del complejo. Así mismo, el programa cuenta con servicios de apoyo también ubicados en el complejo, como médicos y fisioterapeutas.

    Se analiza la evolución de los deportistas seleccionados, mediante resultados académicos, baterías de pruebas físicas y antropometría, que permiten valorar la calidad del proceso de selección.

    Por último, en cuanto a la detección de talentos, y, en palabras de Eva Pérez (2001), como miembro de la Dirección General de Deportes, los planes de especialización deportiva representan una oportunidad para el deportista, en la que éste configura su propia identidad como deportista de elite; el programa permite una evaluación continua, tanto deportiva como académica y los resultados que pretenden son deportistas con una formación adecuada y comprometidos con su práctica.

    Analizaremos ahora tres vertientes del judo en España, como son el deporte para todos, el deporte base y el alto rendimiento. Cecchini (1989) afirma que la vertiente más importante del judo debe de ser, sin duda, la educativa. Según las indicaciones de algunos trabajos y los datos de las instituciones responsables del judo en nuestro país, se puede decir que la enseñanza del judo está dirigida en un 70% a niños y niñas menores de 15 años. Desde esta perspectiva, Carratalá y Carratalá (2000), indican que el judo no es necesariamente una disciplina elegida como futura práctica deportiva y, por consiguiente, los objetivos no deben ir en la dirección de formar un judoka demasiado pronto, sino encaminados a participar en su educación deportiva, por lo que estos autores proponen abordar su enseñanza con contenidos y actividades que respondan a las necesidades, inquietudes y motivaciones de niños y niñas. Llegados a este punto, es necesario decir que estos datos deben servir para hacer reflexionar a todos aquellas personas encargadas de la formación de los judokas. Debemos tener en cuenta la población practicante actual, el hecho de que en los últimos años cada vez sea mayor el número de personas que realizan actividad física no reglada, recreativa. Para Brown, citado por Mansilla, en Villamón (1999), la gran mayoría de judokas desea disfrutar del judo "el judoka por diversión, consigue un inmenso placer en el judo, sin tener que participar en las competiciones nacionales habituales, simplemente por probar sus habilidades contra cualquier otro de su mismo nivel, dónde y cuándo ellos desean, consiguiendo la libertad de elegir cuándo disfrutar del deporte sin las restricciones que la competición y el entrenamiento imponen". Con esto no quiero decir que la competición sea negativa, sino que tiene que orientarse de otra manera mucho más educativa tratamiento educativo de la competición, sobre todo en niños (Villamón y cols., 1995 y 1998; Villamón y Molina, 1997), y de que, en judo, hay más opciones, y éstas deben cohabitar para que el judo siga creciendo.


2. Análisis respecto a su realización global

A. Sociocultural

    Actualmente, se puede hablar de que las artes marciales en general, vuelven a estar de moda. Sin embargo, vienen acompañadas de un aumento de violencia que se desarrolla en las innumerables películas y dibujos animados donde predominan este tipo de acciones nada educativas y muy lejanas de los valores que promueven las actividades luctatorias. Es importante hacer conscientes a los jóvenes del aspecto destructivo de la violencia y de que sepan controlar o desviar un cierto grado de violencia hacia fines constructivos y liberadores, como puede ser la práctica del judo.

    El 22 de agosto de 1960, el Comité Olímpico Internacional aceptó la inscripción del judo en el programa de los Juegos de Tokyo. Sin embargo, no fue hasta Munich en 1972 cuando quedó incluido de forma definitiva dentro del programa olímpico. Fue sin duda un paso de gigante en cuanto a la deportivización del judo, y colaboró enormemente en dar a conocerlo en el ámbito mundial. Al contrario de lo expresado anteriormente, el judo, y más concretamente en el Estado Español, ha sufrido un descenso en cuanto a practicantes se refiere. Medallas de oro, plata y bronce en los Juegos Olímpicos, Campeonatos del Mundo, Europa, en todos los torneos Internaciones, medallas también en el Campeonato del Mundo Universitario, en el torneo contra Japón, ganar a Francia e Inglaterra por equipos, en senior, júnior, masculino y femenino, increíble, inimaginable y asombroso, pero por desgracia, no se ha sabido capitalizar en los medios informativos, periódicos, radio o televisión. Total un reclutamiento prácticamente nulo. En los tiempos de Chinchurreta, Macario y Villasante, sus clases eran rebosantes de futuros judokas, ahora escasos son los polideportivos que tienen como actividad el Judo (Burger, 1989).

    El problema del que hablamos tiene varios orígenes. Entre ellos, la creciente oferta de actividades para el tiempo libre, con aumento de practicantes en otros deportes de lucha como el Karate, Taekwondo o Full contact. También hay que destacar la orientación de algunos gimnasios y/o entrenadores hacia el judo competición y la formación de atletas de élite. Este último punto debe reorientarse, y hacer del judo una escuela de vida, un lugar de formación, en el que tengan cabida todas las orientaciones, desde el judo recreativo al de alta competición, pasando por el judo para la tercera edad. Se ha demostrado como prácticas de judo recreativo producen mayor satisfacción y adherencia, además de beneficios psicológicos (Martínez Moya y Mansilla, 2000).

    Debe realizarse un gran esfuerzo desde federaciones y clubes para orientar este proceso formativo y que el judo pueda llegar a cotas más altas de participación, como es el caso del judo en Francia, país en el que el judo es el tercer deporte más practicado.

    La aparición de la televisión y la comunicación global, a través de internet, tienen una gran influencia en todas las actividades y deportes. El judo también se ha visto dentro de este fenómeno en el que, como nos recuerdan Villamón y Brousse (1999), se produce una "comercialización", que se advierte en los intentos de "vender" el judo al público y organizarlo o cambiarlo de manera que resulte más ofertable. Para ello se cede ante las presiones comerciales y se modifican las reglas para hacer más atractivo el judo para los espectadores. Ha cambiado el tipo de programa a través del cual se presenta al público en televisión. Al principio eran programas básicamente instructivos, realizados específicamente para la televisión y con la intención de divulgar las bases técnicas del judo con demostraciones. Esta práctica continúa, aunque se pone mucho más énfasis y tiempo en las competiciones, normalmente de nivel internacional.

    La adaptación que sufre el judo, como consecuencia de la televisión y los medios de comunicación, hace que nuestro deporte tenga que ser, en cierto modo, violento; un combate ha de ser dinámico, y para ello se ha de castigar la inactividad, como nos comentan Goodger y Goodger (1989). La imagen comercial que se pretende ofrecer dista mucho de los preceptos de su fundador, Kano. Su educación armónica, de formación de personas fuertes, sanas y útiles a la sociedad, se contrapone bastante a ese judo comercial, que tiende a mostrar el éxito deportivo y la excelencia individual, a través de la violencia y la espectacularidad de sus acciones.


B. Organizativo y Normativo

    En este apartado veremos, de manera breve, algunos rasgos del reglamento desde el punto de vista organizativo y normativo, así como el número de competiciones de alto nivel, la duración de la temporada y su fragmentación más habitual.

    Huizinga (1972), dice que "el juego es una acción u ocupación libre, que se desarrolla dentro de unos limites temporales y espaciales, según REGLAS absolutamente obligatorias...", con lo que, como argumenta Hernández (1994), no sólo es la acción de juego la que aparece como reglada, sino también el espacio-tiempo en el que esta tiene lugar. En esta misma línea y siguiendo a Castarlenas y Terrisse (1999), se podría decir que "el objetivo último del reglamento de judo es facilitar un tipo de práctica de lucha en la cual los combatientes demuestren su superioridad dentro de un proceso de interacción, respetando al máximo su propia integridad física y la del adversario. Todo ello en un espacio, un tiempo y con un determinado atuendo denominado judogi.". Por tanto, los elementos constitutivos del reglamento son: el espacio, el tiempo, el judogi y la interacción.

    En judo, el resultado final de un combate depende de la integración del sistema de puntuaciones y las penalizaciones, funcionamiento que no vamos a detallar por ser demasiado extenso y cuya información se puede extraer de cualquier reglamento oficial.

    En cuanto al espacio, todos los deportes se desarrollan sobre una definición del espacio fuera del cual las acciones de juego no tienen sentido, y puede ser definido tal como lo hace Gayoso (1983) como "aquel territorio deportivo institucionalizado que está fijado y limitado por unas normas o reglamentaciones previamente aceptadas". Siguiendo a Hernández (1994), podemos diferenciar el espacio establecido por el reglamento y por otra el espacio sociomotor. El primero se delimita en tres áreas principalmente: el área de combate, la zona de peligro y la zona de seguridad y condicionan la utilización de las técnicas y las acciones tácticas de los judokas. El segundo espacio es el que separa a los dos adversarios, y en judo la distancia es casi nula (menos de un metro), con guardia envolvente y contacto cuerpo a cuerpo, como ocurre también con la lucha canaria, la grecorromana o la libre olímpica.

    El tiempo influye de manera determinante en las acciones del hombre y configura en muchas ocasiones la estructura de los deportes. El desarrollo de los combates en judo se da en un tiempo concreto y delimitado que está previamente definido por el reglamento. En general se considera que los combates de categoría masculina tienen una duración de cinco minutos y los de categoría femenina cuatro. Sin embargo, este tiempo se toma sin tener en cuenta las diferentes paradas que existen ni las posibilidades de conseguir la victoria antes de cumplir el tiempo. En estudios recientes, se sitúa el tiempo real de esfuerzo en torno a los tres minutos (Mansilla et al., 2001 y Castarlenas y Planas, 1997), y se observa una tendencia a que aumente la duración del tiempo total del combate a medida que aumenta el grupo de peso, siendo significativamente mayor en el grupo de pesados que en el de ligeros.

    El judogi es un traje basado en el kimono tradicional japonés. Según Adams (1992), citado en Castarlenas y Terrisse (1999), "Lo que distingue al judo de otras formas de lucha es el judogi..., ofrece la posibilidad de adquirir habilidades sin límite y de usar variedad de técnicas de luchas sin paralelo en ningún otro deporte". El artículo tres del reglamento especifica las partes del judogi, que debe constar de: chaqueta, pantalón y cinturón. Este parámetro, constitutivo también de la estructura del deporte del judo, condiciona toda la acción que se desarrolla en un combate, modificando y/o adaptando así las acciones técnicas y relacionándose con la aplicación de sanciones por mala utilización del judogi.

    Por último, en cuanto a los elementos constitutivos del reglamento, la interacción, fruto de la comunicación motriz entre ambos judokas, que es siempre de oposición o contra-comunicación, como dice Hernández (1994).


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