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1. Introducción

    En las próximas líneas y partiendo siempre de una concepción educativa de la actividad, presentamos una experiencia práctica de carácter lúdico donde el alumno/a es el centro del proceso educativo y protagonista de las correspondientes situaciones motrices a las que se enfrenta.

    A su vez, permite al alumnado ofrecer múltiples respuestas ante los numerosos retos que se le plantean, promoviendo su capacidad de decisión en las diferentes situaciones de competencia y riesgo a las que se somete.

    Por otro lado, es una experiencia que responde al espíritu lúdico de los alumnos/as y los prepara hacia el éxito y/o el fracaso de la competición sin exigencia alguna en la reproducción sistemática de técnicas deportivas.

    Asimismo, la actividad en cuestión favorece la autonomía motriz del alumnado así como su responsabilidad individual a la hora de realizar actividad física y fomenta su creatividad ya que demanda continuamente problemas y respuestas imaginativas a las situaciones motrices de reto que se proponen.

    Finalmente, estas líneas pretenden ser un estímulo que invite al docente o profesional de la educación física y el deporte a llevar a cabo y poner en práctica un tipo de actividad diferente y con enormes garantías de éxito.

2. Descripción de la actividad

    A través de las respuestas a las preguntas que se formulan a continuación, se obtendrá un conocimiento claro y estructurado de los distintos aspectos que caracterizan la presente actividad.

a) ¿En qué consiste?

    La experiencia que se presenta a continuación consiste en “retar” a un compañero/a del grupo-clase, proponiéndole una actividad lúdico-motriz original (física, de habilidad, etc.), con el objeto de superarle en dicha actividad y poder conseguir su “tarjeta” (=cartulina numerada).

b) ¿Cuál es el objetivo?

    Finalizar la sesión con la tarjeta o cartulina que tiene el número “1”, o si no es posible, intentar conseguir aquella más cercana a la primera. No obstante, esta actividad es susceptible de plantear otros objetivos, tales como:

• valorar al alumno/a que “más retos ha tenido” (=participación); o

• al alumno/a que “más ha progresado en función de su número inicial” (= progresión individual).

c) ¿Cómo organizar la actividad?

    Tenemos que tener presente que de una buena organización dependerá, en gran medida, el éxito o fracaso de la actividad. A continuación exponemos el papel del profesor/a en relación a las decisiones que a nuestro entender debe tomar antes, durante y después de la actividad.

Antes del inicio: (acciones pre-activas):

• Preparar, transportar y colocar el material a utilizar.

• Llevar a cabo una correcta explicación/presentación de la actividad, acaparando la atención de todos los alumnos/as y despertando su interés.

• Asignar por sorteo (o por orden de lista), una “tarjeta” o cartulina numerada a cada uno de los alumnos/as.

• Repartir una “ficha de registro” a todos los participantes, donde puedan anotar los resultados de los retos. (Ver tabla 1).

DURANTE la actividad:

• Evolucionar por todo el espacio animando a la participación.

• Observar y reforzar positivamente las actuaciones de los alumnos/as.

• Sugerir, proponer u orientar actividades cuando así lo requiera la situación.

• Controlar el grado de motivación de los alumnos/as.

• Intervenir ante conductas desviadas o situaciones de conflicto.

DESPUÉS de la realización de la actividad:

• Reunir al grupo e invitarles a reflexionar sobre los “retos” que les han resultado más atractivos y motivantes, los materiales que más han utilizado, la clasificación final, los problemas surgidos, las posibles mejoras, etc.

• Recoger el material entre todos/as los alumnos/as.

    Asimismo, las sesiones se desarrollarán divididas en partes según el siguiente modelo de esquema de sesión:

1. Puesta en acción mediante formas lúdicas y jugadas. (Calentamiento).

2. Presentación/explicación de la actividad.

3. Sorteo de posiciones de partida y reparto de la “ficha de registro”.

4. Comienzo de la actividad. Retos lúdico-motrices por parejas. (Parte Principal).

5. Análisis de la actividad, puesta en común y reflexión final. Recogida del material entre todos/as. (Vuelta a la calma).

Tabla 1: Modelo de hoja de registro de duelos o retos personales.

d) ¿Qué reglas tiene?

    Para que la actividad se desarrolle correctamente, las alumnas y alumnos participantes tendrán que respetar la siguiente normativa:

• El “reto” debe ser propuesto por el alumno/a de la pareja que tenga la tarjeta con el número más bajo de los dos, eligiendo asimismo, la actividad o tarea motriz a realizar.

• No se puede rechazar el reto de ningún compañero/a. (Si el alumno/a retado no está de acuerdo con el reto planteado por su compañero/a, puede intentar modificarlo “pactando” las correspondientes adaptaciones y/o modificaciones con el retador).

• Si el retador gana el reto propuesto (jugador/a que tiene el número más bajo), intercambia su tarjeta con el retado. Si por el contrario, es este último quien gana el reto, cada uno se queda con la tarjeta que tenía hasta el momento.

• Las actividades propuestas no pueden tener una excesiva duración.

• Finalmente, los "retos motrices” deben ser lo más original posible.

e) ¿Qué material e instalaciones requiere?

    Este tipo de actividad no requiere un tipo de instalación deportiva concreta y específica. Sólo se necesita un espacio de actividad suficiente (cubierto o no), como para que los participantes den rienda suelta a su imaginación.

    En relación a los recursos materiales, podemos decir que cualquier material puede ser útil para retar y ser retado. No obstante, se puede sugerir el siguiente:

• Balones y pelotas de diferentes tamaños, texturas y peso, como por ejemplo, balones de balonmano, baloncesto, voleibol, fútbol, balones medicinales, pelotas de rítmica, de goma-espuma, ...

• Material alternativo y/o recreativo: discos voladores, indiakas, pompones, raquetas de bádminton, palas,...

• Otro material: aros, cuerdas, picas, pañuelos, mazas, soga, ...

    Asimismo, y como norma general, elegiremos el material:

• Que más posibilidades de utilización y uso ofrezca.

• Que más seguridad presente en su manipulación.

• Que más imaginación demande a los alumnos/as.

    Finalmente, es importante que el profesor/a tenga previsto y preparado todo el material que crea necesario y que se va a utilizar en la sesión con el objeto de evitar pérdidas de tiempo y asegurar un elevado tiempo de práctica.

3. Características didácticas

4. Otros aspectos a resaltar

• Durante la sesión existe una dinámica de indagación y búsqueda en la resolución de los problemas planteados. Es decir, al alumno/a se le ofrece la posibilidad de resolver problemas (“retos”), así como de practicar, explorar y descubrir por sí mismo.

• Asimismo, este tipo de actividad favorece la implicación cognitiva del alumnado en su actividad motriz.

• Por otro lado, el proceso de la experiencia es individualizado y el alumno/a se emancipa de la acción del profesor/a.

• El papel de los alumnos/as es activo, convirtiéndose en los verdaderos protagonistas de la actividad. Se trasladan determinados aspectos de la toma de decisión del profesor/a al alumno/a.

• Por último, se crea un clima positivo y un buen ambiente de trabajo en clase.

5. A modo de conclusión

    Desde nuestra experiencia personal, podemos afirmar que esta sencilla actividad despierta en los alumnos/as una gran motivación, es capaz de atender a la individualidad y diversidad, fomenta la creatividad y presenta extraordinarios momentos de relación, diversión y reflexión.

    Finalmente, no quisiera terminar estas líneas sin antes invitar al lector a valorar todo lo que le puede aportar esta singular experiencia práctica con objeto de aprovecharse de ella.

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revista digital · Año 8 · N° 51 | Buenos Aires, Agosto 2002   © 1997-2002 Derechos reservados